LUCAS 10

 
 


       10:1  Después de estas cosas, designó el Señor también a otros setenta, a quienes envió de dos en dos delante de él a toda ciudad y lugar adonde él había de ir. –
Solamente Lucas registra este ministerio. A pesar de las multitudes que seguían a Jesús por una diversidad de motivos y los muchos que se le oponían, es alentador saber que, aparte de los doce apóstoles, Jesús había ganado a otros como estos setenta que eran fieles y capaces de predicar la palabra. Sin duda había otros como éstos. Véase lo que Pedro dice en Hech. 1:21, 22.

       Trabajar “de dos en dos” provee compañerismo, ánimo, valentía, protección y credibilidad para los obreros (JBC). Véase Ecles. 4:9. Trabajaban juntos Pedro y Juan, Pablo y Bernabé, Pablo y Silas, Bernabé y Marcos.

       10:2  Y les decía: La mies a la verdad es mucha, -- Muchos rechazaron a Jesús, pero aun así El dice que “la mies es mucha”. En Samaria la mies fue mucha, Jn. 4:35. Esto se confirma también en Hech. 8:12. La abundancia de la cosecha se ve a través de Hechos de los Apóstoles. Los que siembran saben que cuando llega el tiempo para cosechar, les urge hacerlo inmediatamente porque de otro modo la cosecha se puede perder.

       -- mas los obreros pocos; -- ¿Por qué? La respuesta se ve en el capítulo anterior (versículos 57-62). Muchos quieren ser “obreros” después de hacer su propia voluntad. Si hay cien cristianos, hay cien obreros. El miembro de la iglesia que no es obrero, no es cristiano, porque el verdadero cristiano se preocupa por los perdidos.

       -- por tanto, rogad al Señor de la mies que envíe obreros a su mies. – Compárese Mat. 9:36. “La petición para más obreros sería para más discípulos” (ALA). Esto es cierto, puesto que todo discípulo debe enseñar la palabra de acuerdo a su capacidad y oportunidad (1 Ped. 3:15).

       10:3  Id; he aquí yo os envío como corderos (inocentes, indefensos) en medio de lobos (crueles, llenos de malicia). – Compárense Mat. 7:15;10:16; Juan 10:12; Hech. 20:29). Los apóstoles siempre estaban rodeados de lobos. Entre “las ovejas perdidas de la casa de Israel” había muchos lobos.

       -- sed, pues, prudentes como serpientes (prudentes, sabios, cautelosos, conscientes del ambiente y de peligros, reconocer cuando alguien es lobo [enemigo del rebaño] aunque sea familiar o “amigo”, “guardaos” para no ser sorprendidos sabiendo que los lobos de dos patas quieren atrapar (12:10; 22:15; Jn. 8:6, Jn. 2:24, 25; Efes. 5:15); y sencillos (inocentes, ingenuos, Rom. 16:18; Fil. 2:15; carente de sospechas, libre de mezcla con mal, Heb 7:26, del carácter de Cristo, WEV)  como palomas. Esto es difícil en medio de persecuciones, pero recordemos el ejemplo de Jesús, 1 Ped. 2:20-23.  Los apóstoles imitaron a Cristo en esto.

       10:4  No llevéis bolsa (para llevar dinero, 12:33; 22:35), ni alforja (“una bolsa de piel de los viajeros para contener provisiones”, WEV), ni calzado (no quiere decir ir descalzos, sino que no deberían llevar sandalias aparte de las que llevaban); -- Llevar bolsa, alforja, ropa adicional, etc. sería para viaje largo.

       -- y a nadie saludéis (aspazomai) por el camino. – Esta prohibición muestra la urgencia de su misión. Jesús no prohíbe la cortesía pero entre los judíos el saludar “correctamente” era muy verboso, requería tiempo y ceremonia. La palabra aspazomai “significa literalmente atraer a uno; de ahí saludar, dar la bienvenida … Un saludo o una despedida se hacían generalmente con abrazos y besos (ver Lc 10:4, que indica la posibilidad de retraso en el viaje debido a los frecuentes saludos” (WEV). Compárese 2 Reyes 4:29. Aunque esta instrucción no se aplica tan estrictamente a los obreros ahora, hay lección valiosa para nosotros, porque toda posesión material requiere atención y cuidado y es sumamente importante que nuestra preocupación principal sea por la obra y no por posesiones materiales. Compárese 2 Tim. 2:4.

       10:5  En cualquier casa donde entréis, primeramente decid: Paz sea a esta casa.  6  Y si hubiere allí algún hijo de paz (persona pacífica, receptiva) vuestra paz reposará sobre él (la casa sería bendecida por la presencia de estos obreros de Cristo y en turno la familia bendeciría a los obreros con hospitalidad); y si no, se volverá a vosotros.  – Para no perder tiempo les era necesario saber de una vez el carácter de la gente para decidir si su casa sería apropiada para su trabajo de predicar.

       10.7  Y posad en aquella misma casa, comiendo y bebiendo lo que os den; porque el obrero es digno de su salario. – Los sitios principales de reunión (y, por eso, el “púlpito” principal) en el primer siglo eran las casas. Por eso, los obreros tenían que escoger casas dignas de la predicación de la palabra. Recuérdese la advertencia de 2 Jn 10, 11; como los obreros deberían seleccionar casas con cuidado, así también los hermanos deberían usar mucho cuidado con respecto a quién predicara en sus casas. Las mismas advertencias tienen aplicación para nosotros.

       -- No os paséis de casa en casa – Deberían resistir los aspectos de la hospitalidad ofrecida a extranjeros que podrían detenerlos en su obra. Debido a la urgencia de su misión los setenta habían de tomar la iniciativa y no someterse a las costumbres de la gente con respecto a la manera de recibir huéspedes en sus hogares. Era necesario escoger casas de buena reputación; de otro modo habría estorbo para su obra. Véanse Deut. 24:15;1 Cor. 9:9-14; 1 Tim. 5:18 sobre la frase, “el obrero es digno de su salario”. Pero en este caso no fueron pagados por la iglesia sino por una familia. ¿Es justo eso? Sí, porque “¿no están haciendo un gran favor a ese hogar?” (GH). Cuando se predica que “el obrero es digno de su salario”, al mismo tiempo se debe predicar que el obrero debe obrar diligentemente para merecer su salario, porque a veces se enfatiza mucho el derecho de recibir salario sin enfatizar la necesidad de la obra misma. (En una ocasión un hermano preguntó “¿No les gusta mi trabajo?” y le contestaron: “¿Cuál trabajo?”)

       10:8  En cualquier ciudad donde entréis, y os reciban, comed lo que os pongan delante; -- El obrero más capacitado debe ser humilde y mostrar sincera gratitud hacia las personas que les recibían y atendían, sean ricas o pobres. Cuando alguna familia recibe al obrero, éste debe comer lo que ellos comen, como si fuera miembro de la familia. No debe buscar el lujo.

       10:9  y sanad a los enfermos que en ella haya, -- Hoy en día no podemos sanar milagrosamente pero sí debemos mostrar interés en el bienestar físico de la gente. Hay muchas maneras no milagrosas de ministrar a la gente. La palabra misma es excelente remedio para muchos males físicos y mentales. Gran porcentaje de las camas en los hospitales son ocupadas por personas cuyas enfermedades físicas han sido provocadas por problemas mentales y sicológicos. Es difícil convencer a la gente que amamos sus almas si somos indiferentes hacia su condición física.

       -- y decidles: Se ha acercado a vosotros el reino de Dios. – 9:6. La gran bendición de la sanidad era anuncio de la cercanía del reino.

       10:10  Mas en cualquier ciudad donde entréis, y no os reciban, saliendo por sus calles, decid:  11  Aun el polvo de vuestra ciudad, que se ha pegado a nuestros pies, lo sacudimos contra vosotros. -- como si fuera tierra inmunda (pagana). Véase 9:5, notas.  En toda esta instrucción observamos la urgencia de esta misión. No deberían perder tiempo con gente indigna. Habiéndoles enseñado la palabra cumplieron con su deber y al despedirse no deberían decir, “Que el Señor les bendiga”, sino que deberían sacudir el polvo de los pies como testimonio contra ellos. Compárese Hech. 13:46, 51; 18:6. Jesús dice (Mat. 7:6), “No deis lo santo a los perros, ni echéis vuestras perlas delante de los cerdos, no sea que las pisoteen, y se vuelvan y os despedacen”. El evangelio merece respeto. Se debe tratar con dignidad y no con desprecio, porque al menospreciar la palabra de Dios se menosprecia a Dios mismo.

       -- Pero esto sabed, que el reino de Dios se ha acercado a vosotros. – Su rechazo del mensaje solamente traería condenación para ellos. No afectaría la llegada del reino. El mensaje de los setenta era lo mismo para los que lo aceptaban o lo rechazaban: el reino se ha acercado. Después del día de Pentecostés (Hech. 2) no se predicó que el reino “se ha acercado”, sino como una realidad. Por ejemplo,  Hech. 8:12, “Pero cuando creyeron a Felipe, que anunciaba el evangelio del reino de Dios y el nombre de Jesucristo, se bautizaban hombres y mujeres”.

       10:12  Y os digo que en aquel día será más tolerable el castigo para Sodoma, que para aquella ciudad. – Gén. 19:24-28. Los de Sodoma y Gomorra son mencionados como ejemplos de los peores pecadores (Deut. 32:32; Isa. 1:10; Ezeq. 16:46, 48; 2 Ped. 2:6), pero Jesús dice  que el juicio será más severo para los que oyeron el evangelio y no lo aceptaron. Al escuchar el mensaje de los apóstoles el pueblo sería muy bendecido si lo aceptaran, pero si lo rechazaran su castigo sería peor que el de la tierra de Sodoma y Gomorra. Véase Mat. 11:23-24. Esta declaración de Jesús es una de las denuncias más severas contra el rechazo de la invitación del evangelio. Creemos que la práctica abominable de Sodoma es la más horrible que la mente humana pudiera concebir y a la vez entendemos que su castigo justo será severo. Sin embargo, el castigo de los que rehúsan el evangelio será peor aun. Los de Sodoma eran responsables delante de Dios por su pecado, pero ellos no recibieron la bendición de enseñanza que los setenta impartían. Entre más luz (enseñanza) recibida más grande será la condenación de los que la rechazan, Luc. 12:47.

       10:13  ¡Ay de ti, Corazín! (Mat. 11:21) ¡Ay de ti, Betsaida! que si en Tiro y en Sidón (Isa. 23:1-18; Ezeq. 26:1-28; Joel 3:4-8; Amós 1:9-10; Zac. 9:2-4) se hubieran hecho los milagros que se han hecho en vosotras (como los milagros mencionados en Mat. 4:24; 8:16; 9:35), tiempo ha que sentadas en cilicio y ceniza (cilicio (material grueso y rústico usado para hacer costales para cargar mercancía y otros artículos sobre los camellos; era usado como ropa incómoda por los que eran de luto, 1 Reyes 21:27; Ester 4:1; Jonás 3:6) y ceniza (se echaba ceniza sobre la cabeza para indicar gran aflicción; es decir, se hubieran arrepentido de todo el corazón), se habrían arrepentido.  14  Por tanto, en el juicio será más tolerable el castigo para Tiro y Sidón, que para vosotras. --  porque gozaban de menos oportunidades que vosotras, y los que han tenido oportunidades y las han descuidado serán juzgados con más severidad; según esto obviamente los perdidos serán castigados con distintos grados de severidad (véase v. 12, notas). Lucas habla de discípulos en Tiro y Sidón (Hech. 21:3-6; 27:3).

       10:15  Y tú, Capernaum (el centro de las actividades de Jesús en Galilea), que hasta los cielos eres levantada, hasta el Hades serás abatida. -- Jesús emplea el lenguaje de Isaías acerca de la caída del rey de Babilonia: Isa. 14:11-16. ¿Supone alguien que el rey de Babilonia literalmente pensaba subir al cielo (el hogar de los redimidos)? Es lenguaje que describe el orgullo exagerado del rey de Babilonia; pensaba exaltarse “al cielo”, pero en realidad sería “derribado hasta el Seol”. El “cielo” no tiene que ver con el hogar de los salvos, y el Seol es simplemente la morada de los muertos. Como el rey de Babilonia había hecho tantas conquistas en la tierra, él habla como si pudiera hacer conquistas aun en los cielos. Es lenguaje figurado que describe cómo este gran rey sería destruido con toda su fama y gloria. Esa bajada o humillación se describe como la caída de una estrella (Lucero) y como descendiendo al Seol. “Sobre las alturas de las nubes subiré, y seré semejante al Altísimo. Mas tú derribado eres hasta el Seol, a los lados del abismo”.

       Sin lugar a dudas las palabras de Jesús en esta ocasión se basan en las palabras de Isaías, porque los dos tienen el mismo propósito. Desde luego, todos los que van al juicio final sin haberse arrepentido serán castigados, pero en estos textos (Isa. 14:11-13; Mat. 11:23; Luc. 10:15) se usa lenguaje poético que describe la exaltación (subir al cielo) de los hombres, y la consecuente humillación (descender al Seol) efectuada por Dios.

       “El haber escuchado la palabra de Dios es una gran responsabilidad. El hombre será juzgado de acuerdo con lo que tuvo oportunidad de conocer … Es algo terrible rechazar la invitación de Dios. En un sentido toda promesa de Dios que el hombre haya escuchado alguna vez puede convertirse en su condena. Si recibe esas promesas, serán su gloria más grande, pero cada una que él haya visto y rechazado será algún día un testigo en su contra” (WB).

       10:16  El que a vosotros oye, a mí me oye; (Mat. 10:40; Mar. 9:37; Jn. 13:20) y el que a vosotros desecha, a mí me desecha; y el que me desecha a mí, desecha al que me envió. -- Los que recibieron a los apóstoles y otros discípulos enviados por Cristo a predicar recibieron a Cristo y al Padre. Recibir significa darles hospedaje y escucharles. El que recibe al representante de una persona eminente recibe a la persona eminente. ¡Qué pensamiento más alentador para los apóstoles de que ellos serían identificados con Jesús como Jesús estaba identificado con el Padre! Además, el que persiga al discípulo de Cristo persigue a Cristo. Hech. 9:1, 4.

       10:17  Volvieron los setenta con gozo, diciendo: Señor, aun los demonios se nos sujetan en tu nombre. – Compárese 9:40, los nueve apóstoles no pudieron echar fuera un demonio por la falta de fe que tenían en el poder que Jesús les había dado (Mat. 10:1), pero éstos sí tenían suficiente fe para hacerlo. ¿Cómo regresamos de los viajes para predicar? ¿Quejándonos de lo duro del viaje, lo costoso, cómo sufrimos, como algunos nos maltrataron, cómo no nos ayudaron mucho para los gastos, cómo tuvimos que dejar la familia por una semana o mes, etc.? ¿O como los setenta con gran gozo por toda victoria lograda por Cristo?

       10:18  Y les dijo: Yo veía a Satanás caer del cielo como un rayo. – En su primera venida Cristo venció a Satanás. 11:21, 22; Juan 12:31, 32; 16:11; Heb. 2:14, 15; 1 Jn. 3:8, etc. Al lograr grandes victorias en la obra (conversiones, restauraciones, etc.) tengamos cuidado de enfatizar “en tu nombre” en lugar de “se nos sujetan” a nosotros.

       10:19  He aquí os doy potestad de hollar serpientes y escorpiones, (Marcos 16:18 es lenguaje literal, como ilustrado en Hech. 28:3-6, pero aquí, Luc. 10:19, Jesús emplea lenguaje figurado, como el v. 18. Compárese Sal. 91:13). De ninguna manera autoriza este texto la práctica insensata de algunos grupos religiosos de manejar víboras.

       -- y sobre toda fuerza del enemigo, y nada os dañará (espiritualmente). – Satanás no puede dañarnos espiritualmente a menos que cooperemos con él. Mat. 10:30; 28:20; Jn. 10:27, 28; Rom. 8:28-39; 16:20, “El Dios de paz pronto aplastará a Satanás bajo vuestros pies”.

       10:20  Pero no (solamente) os regocijéis de que los espíritus se os sujetan, sino (también) regocijaos de que vuestros nombres están escritos en los cielos. – Seguramente hicieron bien al regocijarse que podían ganar tales victorias para Cristo, pero no deberían regocijarse solamente en eso, ni principalmente en eso, sino en la gran bendición de tener sus nombres escritos en los cielos (Isa. 4:3; Dan. 12:1; Fil. 4:3; Apoc. 3:5; 20:12, 15). Recuérdese que según Mat. 10:1-4 Jesús “llamando a sus doce discípulos, les dio autoridad sobre los espíritus inmundos” y Judas Iscariote era uno de los doce.

Continúa

 
 

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