Lucas 13
13:1 En este mismo tiempo estaban allí algunos que le contaban acerca
de los galileos cuya sangre Pilato había mezclado con los sacrificios de
ellos. - Parece que ellos querían hablar de los pecados de otros en
lugar de hablar de los suyos. Muchos piensan que hay pecadores “malos” y
pecadores “respetuosos y más aceptables”. En el capítulo 7:36-50 Lucas
habla de la mujer “pecadora” que fue perdonada de sus “muchos pecados” por
Cristo, pero ¿quién no ha tenido “muchos pecados” que necesitan ser
perdonados?
Sobre este evento no sabemos más. Hech. 5:7 habla de un galileo que
“llevó en pos de sí a mucho pueblo”, pero eran comunes las manifestaciones
y rebeliones, mayormente durante las fiestas.
13:2 Respondiendo Jesús, les dijo: ¿Pensáis que estos galileos, porque
padecieron tales cosas, eran más pecadores que todos los galileos? -
Estas palabras de Jesús indican que así era el concepto del pueblo. Creían
que calamidades extraordinarias se debían a pecados extraordinarias (JWM).
Es el argumento usado por los “amigos” de Job contra él; es decir, esta
calamidad que estás sufriendo es la consecuencia de tus pecados. Job 4:7,
“Recapacita ahora; ¿qué inocente se ha perdido? Y ¿en dónde han sido
destruidos los rectos?” 11:6, “Conocerías entonces que Dios te ha
castigado menos de lo que tu iniquidad merece.” 22:6-10. También los
discípulos de Jesús tenían este concepto como vemos en Jn. 9:2, “Y le
preguntaron sus discípulos, diciendo: Rabí, ¿quién pecó, éste o sus
padres, para que haya nacido ciego?”
13:3 Os digo: No; antes si no os arrepentís, todos pereceréis
igualmente. - Rom. 3:23, “por cuanto todos pecaron, y están
destituidos de la gloria de Dios”, y habiendo pecado todos están perdidos
y necesitan del perdón de Dios, sin el cual perecerán eternamente en el
infierno.
13:4 O aquellos dieciocho sobre los cuales cayó la torre en Siloé, y
los mató, ¿pensáis que eran más culpables que todos los hombres que
habitan en Jerusalén? -
13:5 Os digo: No; antes si no os arrepentís, todos pereceréis
igualmente. -- En lugar de concluir que ciertos hombres eran más
dignos de castigo que otros, deberían pensar en las calamidades que
vendrían sobre ellos si no se arrepintieran. La primera calamidad horrible
sería la destrucción de Jerusalén dentro de unos 40 años. En ese evento no
meramente cayó alguna “torre” sino que muchos de ellos fueron sepultados
bajo las murallas de la ciudad que fueron derribadas por los romanos. Pero
aun otra calamidad les esperaba en el juicio final si no se arrepintieran.
¿Qué es el arrepentimiento? El reconocer y aceptar el pecado y tener
cambio de corazón (intelecto, voluntad, emociones) que resulta en cambio
de vida (frutos digno del arrepentimiento, Luc. 3:8-14; Hech. 19:19).
Es el cambio de actitud hacia Dios, Cristo, el Espíritu Santo. Es el
cambio de actitud hacia el pecado; al arrepentirse uno entiende lo que es,
lo que hace, y en lugar de amarlo ahora lo aborrece (Heb. 1:9; Rom. 12:9).
Dios manda que todos se arrepienten: Hech. 17:30, 31; Mat. 3:2; 4:17;
Hech. 2:38; 3:19; 17:30. Iglesias deben arrepentirse (Apoc. 2:4, 5, 14,
15, 20; 3:16; como también los corintios, gálatas, etc.)
Es necesario, (junto con el bautismo) para obtener el perdón de pecados
(Luc. 24:47; Hech. 2:38) y para obtener la vida eterna (Hech. 11:18). Si
alguno es bautizado sin verdadero arrepentimiento, es sepultado vivo.
Pero también es don de Dios: Hech. 5:31; 11:18; 2 Tim. 2:25.
Una de las ilustraciones más sencillas del arrepentimiento se encuentra
en Mat. 21:28, 29, “Pero ¿qué os parece? Un hombre tenía dos hijos, y
acercándose al primero, le dijo: Hijo, vé hoy a trabajar en mi viña. 29
Respondiendo él, dijo: No quiero; pero después, arrepentido, fue”.
Ejemplos: Nínive (Jonás 3:10); la mujer pecadora de Luc. 7:36-50; el
hijo pródigo (Luc. 15:17-19); los judíos el día de Pentecostés (Hech.
2:38, 41); Saulo de Tarso (Hech. 9); los de Tesalónica (1 Tes. 1:9).
Ejemplos de la falta del arrepentimiento: los pueblos que escuchaban a
Cristo y veían sus milagros pero no se arrepintieron (Mat. 11:20);
Lo que no es el arrepentimiento: el remordimiento (pesar interno)
por el pecado (Mat. 27:3); el temor del castigo (Hech. 24:25); el sentir
tristeza por el pecado (Hech. 2:37; 2 Cor. 7:10);
¿Qué nos lleva al arrepentimiento? La benignidad de Dios, Rom. 2:4; la
predicación, Mat. 12:41; la tristeza según Dios, 2 Cor. 7:10; el temor de
la muerte, Heb. 9:27, y del juicio, Hech. 17:30, 31; 2 Cor. 5:10, 11.
¿Quiénes desean que el hombre se arrepientan? Dios, 2 Ped. 3:9; Mat.
9:13; los ángeles, Luc. 15:7; los perdidos que están en tormento, Luc.
16:27-30; todo siervo de Dios, 2 Tim. 2:24, 25.
13:6 Dijo también esta parábola: Tenía un hombre una higuera plantada
en su viña, -- Compárese Isa. 5:1, “Ahora cantaré por mi amado el
cantar de mi amado a su viña. Tenía mi amado una viña en una ladera fértil.
2 La había cercado y despedregado y plantado de vides escogidas; había
edificado en medio de ella una torre, y hecho también en ella un lagar; y
esperaba que diese uvas, y dio uvas silvestres”. Véase también Jn. 15:1-8.
-- y vino a buscar fruto en ella, y no lo halló. 7 Y dijo al viñador:
He aquí, hace tres años (tiempo adecuado) que vengo a buscar fruto
en esta higuera, y no lo halló (compárese Mat. 21:18, 19); córtala;
-- Obviamente la higuera representa la nación de Israel que había sido
plantada y grandemente favorecida por Dios, pero no llevó el fruto de
justicia. Ya por mucho tiempo Juan, Jesús, los doce apóstoles y los
setenta les había predicado el arrepentimiento. Dios mismo estaba en su
presencia en la Persona de Jesús de Nazaret (Jn. 1:1; Rom. 9:5; Tito 2:13;
2 Ped. 1:1), enseñándoles y exhortándoles, pero la mayoría de los judíos
eran como esta higuera que no llevó fruto (el corazón arrepentido y vuelto
a Dios, JFB). Por eso, aunque les dio más tiempo, el juicio se acercaba.
-- ¿para qué inutiliza también la tierra? - Perjudica la tierra
y la hace infructuosa. Absorbe el alimento y la humedad de la tierra,
haciéndola inútil (estéril). “Reducir a ineficacia” (WEV). Aparte de no
llevar buen fruto los líderes de los judíos hicieron daño, persiguiendo a
los siervos de Dios. Véase Luc.20:9-16, la parábola de los labradores
malvados. Según Mat. 21:41, después de oír esta parábola, los judíos
pronunciaron juicio sobre ellos mismos, aunque “oyendo sus parábolas los
principales sacerdotes y los fariseos, entendieron que hablaba de ellos”
(Mat. 21:45).
También impidieron que los gentiles obedecieran al evangelio. 1 Tes.
2:15 “los cuales mataron al Señor Jesús y a sus propios profetas, y a
nosotros nos expulsaron; y no agradan a Dios, y se oponen a todos los
hombres, 16 impidiéndonos hablar a los gentiles para que éstos se salven;
así colman ellos siempre la medida de sus pecados, pues vino sobre ellos
la ira hasta el extremo”. Rom. 2:24, “Porque como está escrito, el nombre
de Dios es blasfemado entre los gentiles por causa de vosotros”.
También la higuera representa a las multitudes de personas que han
tenido la oportunidad de arrepentirse pero que persisten en rechazar la
llamada de Cristo a la obediencia y la salvación.
13: 8 El entonces, respondiendo, le dijo: Señor, déjala todavía este
año, hasta que yo cave alrededor de ella, y la abone. 9 Y si diere fruto,
bien; y si no, la cortarás después.
Aquí otra vez Jesús nos recuerda que el hombre será juzgado
conforme a sus privilegios y oportunidades (12:47, 48). Para aquellos que
reciben y malgastan tantos favores de Dios el juicio será severo. Entre
más nos bendice Dios, más útiles espera que seamos (2 Tim. 2:21).
Posiblemente los “tres años” representan el tiempo del ministerio de
Juan y Jesús, pero también
representan el tiempo (oportunidad) que Dios nos da a todos para el
arrepentimiento. A no ser por su benignidad y misericordia ya se habrían
perecido los judíos impenitentes (versículos 3, 5). Muchos textos
enfatizan la paciencia de Dios:
Rom. 2:4, “¿O menosprecias las riquezas de su benignidad, paciencia y
longanimidad, ignorando que su benignidad te guía al arrepentimiento? 5
Pero por tu dureza y por tu corazón no arrepentido, atesoras para ti mismo
ira para el día de la ira y de la revelación del justo juicio de Dios, 6
el cual pagará a cada uno conforme a sus obras: 7 vida eterna a los que,
perseverando en bien hacer, buscan gloria y honra e inmortalidad, 8 pero
ira y enojo a los que son contenciosos y no obedecen a la verdad, sino que
obedecen a la injusticia; 9 tribulación y angustia sobre todo ser humano
que hace lo malo, el judío primeramente y también el griego, 10 pero
gloria y honra y paz a todo el que hace lo bueno, al judío primeramente y
también al griego; 11 porque no hay acepción de personas para con Dios”.
1 Ped. 3:20, “los que en otro tiempo desobedecieron, cuando una vez
esperaba la paciencia de Dios en los días de Noé, mientras se preparaba el
arca”. 2 Ped. 3:9, “El Señor no retarda su promesa, según algunos la
tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo
que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento … 15 Y
tened entendido que la paciencia de nuestro Señor es para salvación”. Apoc.
2:21, “Y le he dado tiempo para que se arrepienta”.
Pero la paciencia de Dios no está sin límite. Como dijo Juan
(Mat. 3:10), “Y ya también el hacha está puesta a la raíz de los árboles;
por tanto, todo árbol que no da buen fruto es cortado y echado en el fuego”.
Aplicando este texto a nosotros, ¿después de los tres años, qué? ¿Hemos
aprovechado la paciencia del Señor? Muchos sí, pero lamentablemente muchos
no.
La lección obvia de esta parábola se puede expresar en las palabras del
profeta Isaías (55:6), “Buscad a Jehová mientras puede ser hallado,
llamadle en tanto que está cercano. 7 Deje el impío su camino, y el hombre
inicuo sus pensamientos, y vuélvase a Jehová, el cual tendrá de él
misericordia, y al Dios nuestro, el cual será amplio en perdonar”.
Otra lección valiosa en esta parábola es que a pesar de nuestras fallas,
Dios nos da otra oportunidad. “Señor, déjala todavía este año, hasta que
yo cave alrededor de ella, y la abone”. Ejemplos de algunos que tuvieron
otra oportunidad para “redimirse”: Jonás, Pedro, Juan Marcos, etc. A veces
el barro se echa a perder en manos del Alfarero pero en lugar de tirarlo
El en su misericordia “vuelve y la hace otra vasija” (Jer. 18:4).
Pero como es cierto que muchas veces el Señor nos ofrece la segunda
oportunidad, es igualmente cierto que existe una oportunidad final.
Prov. 1:24-31.
Luc. 13:25 habla de la puerta cerrada. Es cierto que Dios la cierra,
pero en realidad ¿quién la cierra? El hombre mismo.
13:10 Enseñaba Jesús en una sinagoga en el día de reposo; -- En
seguida hace un milagro para confirmar que El era el Hijo de Dios (Dios el
Hijo) y que, por tanto, su enseñanza era divina.
13:11 y había allí una mujer que desde hacía dieciocho años tenía
espíritu de enfermedad, y andaba encorvada, y en ninguna manera se podía
enderezar. - ¡Pero no dejó de asistir a los estudios
bíblicos en la sinagoga! ¿Cuántos hermanos dirían, “Oh, esta pobre
mujer no estaba obligada a asistir”? ¿Hasta cuándo vamos a entender
que el asistir a las reuniones del pueblo de Dios es más bien un
privilegio? ¿No es posible que esta mujer quería asistir? ¿Que
nadie tuvo que exhortarle ni animarle a asistir? Esta pobre mujer que
estaba completamente encorvada “y en ninguna manera se podía enderezar”
sin duda sufría dolor constantemente ¿y qué tan eficaces eran los remedios
de aquellos tiempos? ¿Cuántos hermanos y hermanas hoy en día asistirían a
los servicios si tuvieran esa clase de enfermedad y dolor en su cuerpo?
Algunos piensan que las expresiones “espíritu de enfermedad” y “Satanás
había atado” indican que este mal fue causado por un demonio (un espíritu
inmundo). Sin embargo, el aguijón en la carne de Pablo era “mensajero de
Satanás”, pero eso no implica nada de “espíritu inmundo”. Hay diferencias
entre este milagro y los de echar fuera demonios. En este caso Jesús se
dirigió a la mujer, pero en el caso de los endemoniados el texto dice que
les reprendió mandando que salieran de la persona, o que simplemente los
echó fuera. Por eso, es difícil estar seguro si el “espíritu de enfermedad”
significa espíritu inmundo.
13:12 Cuando Jesús la vio, la llamó - Ella no pidió la sanidad.
Compárese la viuda de Naín que no pidió nada (Luc. 7:11-15).
-- y le dijo: Mujer, eres libre de tu enfermedad. 13 Y puso las manos
sobre ella; y ella se enderezó (verbo pasivo, fue enderezada por
Cristo, pues El es capaz no solamente de enderezar cuerpos encorvados,
sino también corazones encorvados) luego, (fue enderezada “luego”,
instantáneamente) y glorificaba a Dios (Cristo es Dios, Jn. 1:1;
Rom. 9:5, cada vez más la gente identificaba a Cristo con el Padre) -
Imagínese el cambio físico de esta mujer. Llega a la sinagoga bien
“encorvada, y en ninguna manera se podía enderezar”, y ahora está de pie y
su cuerpo está completamente derecho. Cuando ella glorificaba a Dios,
seguramente la gente hubiera querido acompañarle con lágrimas de gozo,
pero hubo un problema.
13:14 Pero el principal de la sinagoga, enojado de que Jesús hubiese
sanado en el día de reposo, -- Mat. 21:15, “Pero los principales
sacerdotes y los escribas, viendo las maravillas que hacía … se indignaron”.
Siendo el principal de la sinagoga y viendo este gran acto de amor y
misericordia y observando cómo esta mujer ya estaba parada normalmente
delante de todos, le convenía decir a todos, “Que se pongan de pie todos y
vamos a dar loor a Dios con himnos y oraciones”. (Véase el comentario de
GH). Sin embargo, en lugar de regocijarse con esta mujer feliz, este
hombre ingrato y frío se enoja. ¡Increíble!
¿Por qué? Porque supuestamente este principal de la sinagoga creía que
Jesús había “profanado” el día de reposo y, por eso, estaba “enojado”.
-- dijo a la gente: -- ¡Se enojó con Jesús y reprendió al pueblo! ¿Por
qué no se dirigió directamente hacia Jesús?
-- Seis días hay en que se debe trabajar (Éxodo 20:11; pero véanse
también Isa. 58:6, 7; Miqueas 6:8); en éstos, pues, venid y sed sanados,
-- como si el milagro de Jesús fuera cosa insignificante. Es como si
dijera “si quieren esta clase de sanidad, vengan cualquier día de la
semana”. De toda manera posible quería despreciar a Jesús y su obra
maravillosa. La pobre mujer fue azotada físicamente por Satanás, pero este
pobre principal de la sinagoga era azotado aun más fuertemente por Satanás
en lo espiritual.
-- y no en día de reposo. - Cada sinagoga tenía su “principal” para
ver que todo se llevaba a cabo con buen orden, pero este principal estaba
fuera de orden en lo que dijo porque esta mujer no asistió a la sinagoga
para ser sanada. Si hubiera necesidad de alguna reprensión, le convenía
dirigirla hacia Jesús, porque El hizo este milagro sin que la mujer lo
solicitara. ¿“Nadie debe trabajar en día de reposo”? ¿Quién estaba
trabajando? ¿El hablar unas palabras y poner las manos sobre la mujer era
trabajar?
13:15 Entonces el Señor le respondió y dijo: Hipócrita -- Hipócritas,
LBLA, pues se dirigió a todos los gobernantes de la sinagoga. La
palabra hipócrita se usaba del “actor en escena” que llevaban
“máscaras” (WEV). Jesús “arranca la máscara que llevan los hombres” (JFB).
-- cada uno de vosotros ¿no desata en el día de reposo su buey o su
asno del pesebre y lo lleva a beber? - En primer lugar esta denuncia
implica que los líderes de los judíos sabían dar interpretaciones de sus
propias tradiciones que les favorecían, pero imponían sus leyes humanas
sobre la gente pobre y afligida de la manera más estricta y exigente.
Jesús les llama “hipócritas” porque profesaban honrar a Dios pero se
preocupaban más por los animales que por esta pobre hija de Dios que había
sufrido por dieciocho años.
Otra hipocresía era que sus tradiciones sobre la guarda del sábado no
permitían que se llevara agua a los animales, pero sí se les permitió
llevar los animales al agua.
¿Cuántos de aquellos estaban presentes en la sinagoga habían hecho lo
mismo? ¿No era nada “trabajoso” desatar al buey o al asno para llevarlo a
beber? Desde luego, era trabajo, pero les convenía este trabajo porque
ellos tenían animales y se preocupaban por ellos.
Luc. 14:1-5, “3 Entonces Jesús habló a los intérpretes de la ley y a
los fariseos, diciendo: ¿Es lícito sanar en el día de reposo? 4 Mas ellos
callaron. Y él, tomándole, le sanó, y le despidió. Y dirigiéndose a ellos,
dijo: ¿Quién de vosotros, si su asno o su buey cae en algún pozo, no lo
sacará inmediatamente, aunque sea en día de reposo?” Aquí Jesús les
sorprende diciendo “sanar” en lugar de “trabajar”. “Los manuscritos están
muy divididos entre huios (hijo) y onos (asno), que en los
unciales abreviados se parecían mucho” (ATR). La Biblia de las Américas y
Francisco Lacueva’s Interlineal dicen, “un hijo o un buey” . De esta
manera el dilema de los intérpretes de la ley y los fariseos era aun más
grande. ¿Qué podrían decir? Nada. Simplemente “callaron”.
Jesús razona desde lo inferior (animal) a lo superior (hombre). Por
consiguiente, es lícito hacer el bien al ser humano en los días de
reposo. Según Marcos 3:4, Jesús agrega, “¿o hacer mal?” También Luc. 6:9,
“¿salvar la vida, o quitarla?” Según los fariseos era cuestión de hacerlo
o no hacerlo, pero para Jesús era cuestión de hacer bien o de hacer mal y
la implicación es que al no hacer bien se hace mal. Mar. 3:4, “pero
ellos callaban”; tuvieron miedo de decir que se puede hacer mal en el día
de reposo. Sin embargo, estaban demasiado obstinados para aceptar que
sería correcto sanar; por eso, callaban.
¿Es lícito sanar en el día de reposo? La verdadera controversia no fue
ésta, sino la pregunta: ¿con qué autoridad resiste Jesús a los rabinos
judíos y sus tradiciones? Es importante tener presente esta cuestión
para entender los argumentos de Jesús. No había conflicto entre Cristo y
la ley de Moisés. Cristo siempre apoyaba la ley de Moisés (Mat. 5:17-20).
¿Es lícito? Obsérvese que no preguntaron "¿Es misericordioso
hacerlo?" Eso no les interesaba.
Mat. 12:11, "¿Qué hombre habrá de vosotros, que tenga una oveja, y si
ésta cayere en un hoyo en día de reposo, no le eche mano, y la levante?"
Jesús no apela a la ley de Moisés porque ésta no estaba involucrada en la
controversia. Más bien Jesús apela a la práctica común del pueblo mismo.
Esta pregunta va directamente al corazón del problema: los escribas y
fariseos sí tenían misericordia de los animales, pero no tenían
misericordia de los hombres (Mat. 23:23). Todos estuvieron de acuerdo
de que era lícito aliviar el sufrimiento de un animal. Todos lo
practicaban. Pero Jesús pregunta, "¿Cuánto más vale un hombre que una
oveja?" Jesús creía que un hombre vale más que una oveja, pero los
escribas y fariseos no estaban de acuerdo con El. Ellos no tenían
misericordia de los afligidos. No amaban a los pobres y miserables (Mat.
12:7; 23:23).
La religión de la persona que no tiene misericordia de otros es vana (Sant.
1:27). El sábado no fue instituido para hacer al hombre menos compasivo
hacia el prójimo. Mar. 3:4; Luc. 6:9, "¿Es lícito en los días de reposo
hacer bien, o hacer mal; salvar la vida, o quitarla?" Así es que la
cuestión no era la de curar o no curar, sino la de hacer bien o de hacer
mal en el día de reposo. Entonces, al curar Jesús en ese día ¿hizo bien o
hizo mal? Dice Sant. 4:17, "Al que sabe hacer lo bueno y no lo hace,
le es pecado". Hubiera sido absurdo decir, "Es lícito hacer mal o quitar
la vida en los días de reposo", como bien sabían los judíos. Implica Jesús
que en algunas circunstancias hay que escoger, y que el no hacer bien
equivale a hacer mal.
No hay tiempo tan sagrado de que el afligido no pueda ser aliviado de
su sufrimiento. Jesús hizo bien al sanar al hombre. Los escribas y
fariseos hicieron mal al querer destruir a Jesús.
Es importante notar que los doctores de la ley enseñaban que era lícito
aliviar el sufrimiento de alguna aflicción aguda (como en el caso de
alguna emergencia), pero que no era lícito curar alguna enfermedad
crónica (y, desde luego, el caso de esta pobre mujer no se consideraba
una emergencia).
13:16 Y a esta hija de Abraham, -- por eso, debería ser tratada con
dignidad y respeto. Si era hija de Abraham era hermana de aquel principal
de la sinagoga. ¿A él no le importaba lo que Satanás había hecho con su
hermana? Jesús habló de la misma manera acerca de Zaqueo (19:9); es
decir, aunque un publicano aborrecido por los judíos, “él también es hijo
de Abraham”.
-- que Satanás había atado dieciocho años, ¿no se le debía desatar
de esta ligadura en el día de reposo? - ¿Por qué no usó Jesús una
declaración en lugar de una pregunta? El emplea la palabra ou que
espera una respuesta afirmativa; es decir, les enseña en forma de pregunta
para que ellos mismos acepten la conclusión. Hay una serie de argumentos
aquí. En primer lugar, habla de esta mujer (un ser humano en
contraste con animales); una hija de Abraham (no algún gentil o
samaritana); ligada por la crueldad de Satanás (los animales están
atados con soga); atada por dieciocho años (y no simplemente por
una parte del día); su necesidad de ser desatada de su horrible aflicción
física (no simplemente desatada para beber agua cada día) (RCHL).
Si ellos podían desatar sus animales para llevarlos a beber, ¿no podía
Jesús desatar a esta pobre mujer de su horrible enfermedad? Los animales
que ellos desataban no estaban sufriendo. No eran privados de agua y
alimento ni por un día, pero esta hija de Abraham había sido atada al
sufrimiento y miseria por dieciocho años. La necesidad de esta
mujer era mil veces más grande que la necesidad de los animales. Sin
embargo, estaba bien desatar a los animales pero a ella no. Este es otro
caso de la victoria de Cristo sobre Satanás (10:18).
13:17 Al decir él estas cosas, se avergonzaban todos sus adversarios;
-- Esto confirma que la palabra debe ser “hipócritas” (plural),
pues no estaba solo este principal en lo que decía. Los otros líderes
compartían su hipocresía y merecían esta reprensión, porque enseñaban que
los animales valían más que esta hija de Abraham. Pero al avergonzarse ¿se
humillaron para arrepentirse? Todos los adversarios de Jesús no
solamente deben sentirse avergonzados, sino que deben ser movidos por su
sentimiento de vergüenza para arrepentirse.
-- pero todo el pueblo se regocijaba por todas las cosas gloriosas
hechas por él. - Una característica sobresaliente de Lucas y Hechos es
que Jesús y la iglesia triunfaban sobre sus enemigos y que esto causó
mucho regocijo.
Estos se regocijaban no solamente por el milagro, sino también por la
sabiduría que Jesús mostraba en su respuesta a los líderes de la sinagoga.
Sin embargo, cuanto más el pueblo se regocijaban sobre los triunfos
de Jesús, más se enojaban los judíos contra El.
13:18 Y dijo: ¿A qué es semejante el reino de Dios, y con qué lo
compararé? 19 Es semejante al grano de mostaza, que un hombre tomó y
sembró en su huerto; y creció, y se hizo árbol grande, y las aves del
cielo anidaron en sus ramas. 20 Y volvió a decir: ¿A qué compararé el
reino de Dios? 21 Es semejante a la levadura, que una mujer tomó y
escondió en tres medidas de harina, hasta que todo hubo fermentado. -Mat.
13:31, 32; Marcos 4:30-32 -- ¿Vino Jesús para llevar a cabo cambios
revolucionarios? Recuérdese que los judíos -- incluyendo a los discípulos
de Jesús -- esperaban que con la venida del Mesías vendrían también
cambios revolucionarios. Este concepto se observa, por ejemplo, en Mateo
11:12; Juan 6:15. Querían usar a Jesús como "bandera para revolución".
¿Cómo se establecen y se extienden los reinos del mundo? Por medio de
compras o de conquistas. Pero aunque Jesús era dueño de todo, no tenía
donde recostar la cabeza (Mateo 8:20). No levantó un ejército y prohibió
el uso de la espada en su defensa (Mateo 26:51-53). No buscó alianzas con
los gobiernos del mundo. No formó ningún partido político. No levantó
ningún movimiento para resistir al gobierno romano; al contrario enseñó
que debemos pagar los impuestos al gobierno (Mateo 22:21; Romanos 13:7).
No incitó a la gente a protestar contra la esclavitud y otras injusticias
sociales.
¿Cómo, pues, podía crecer su reino? Estas dos parábolas contestan esta
pregunta. El crecimiento de su reino sería como el crecimiento de
una semilla de mostaza. Su influencia sería como la de levadura
escondida en tres medidas de harina.
El crecimiento del reino se realiza a través de enseñar la palabra.
Cristo dedicó su vida a enseñar en las sinagogas, sobre el monte, a la
orilla del mar, en la plaza, en el templo, en las casas y en cualquier
otro lugar donde había gente que le escuchara. Cristo escogió a los doce y
los envió a predicar (Mateo 10). Escogió a los setenta y los envió a
predicar (Lucas 10). Como los reyes del mundo preparan y envían soldados
para las campañas para conquistar nuevo territorio, así Cristo preparó y
envió a sus discípulos con "la espada del Espíritu, que es la palabra de
Dios" (Efesios 6:17) para extender su reino. Jesús dice, "Y serán todos
enseñados por Dios. Así que, todo aquel que oyó al Padre, y aprendió de él,
viene a mí". No hay otra manera. Dentro del reino de Cristo (bajo el nuevo
pacto) ninguno dirá a su hermano, "Conoce al Señor; porque todos me
conocerán, desde el menor hasta el mayor de ellos" (Hebreos 8:11). No hay
nadie en el reino de Cristo que no haya conocido al Señor a través del
evangelio.
Los apóstoles persuadieron a muchos. Los apóstoles fueron enviados a
predicar el evangelio y a persuadir a los que les escucharan. Dice Hechos
19:8, "discutiendo y persuadiendo acerca del reino de Dios". Dice Hechos
28:23 que Pablo estaba "persuadiéndoles acerca de Jesús". El otro sermón
potente, aparte de la predicación del evangelio, que produce el
crecimiento del reino es el sermón de la vida fiel de los discípulos de
Cristo (Mateo 5:13-16; 1 Timoteo 4:12; 1 Pedro 3:1,2; 5:3, etc).
El reino creció en el primer siglo. Comenzó como semilla
de mostaza. Muchos menospreciaron a Jesús. "¿No es éste el hijo del
carpintero?" Era reconocido como el carpintero de Nazaret (Mateo 13:55).
"¿De Nazaret puede salir algo bueno?" (Juan 1:46). Creían que Jesús era
hombre insignificante entre ellos. No esperaban nada de importancia de El.
En cuanto a sus seguidores, Jesús les dijo, (Lucas 12:32), "No temáis,
manada pequeña, porque a vuestro Padre le ha placido daros el reino".
Jesús y sus discípulos eran como el pequeño grano de mostaza, "el cual a
la verdad es la más pequeña de todas las semillas". El reino no se preparó
para reyes, príncipes, ricos y famosos, sino para la "manada pequeña" que
sinceramente seguía a Jesús.
Un pequeño grupo de discípulos se reunieron en el aposento alto en
Jerusalén para perseverar en oración, y para esperar el momento en que los
apóstoles recibirían el prometido poder del Espíritu Santo (Hechos 1:13;
2:1-4). Eran "hombres sin letras, y del vulgo" (Hechos 4:13). ¿Cómo podían
tales hombres servir como los pilares del nuevo reino? La respuesta se
halla en 1 Corintios 1:26-29, Dios escogió lo menospreciado del mundo a
fin de que nadie se jacte en su presencia.
-- La levadura en la harina se refiere a la influencia poderosa del
evangelio. Como la levadura (un trozo de maza fermentada) trabaja y
transforma la masa, así el evangelio del reino tiene gran poder
transformador en el mundo. Romanos 1:16. En un sentido el evangelio sí es
“revolucionario”, porque hace grandes cambios en el hombre, en el gobierno
y en toda la sociedad humana. Pero no es “revolucionario” en el sentido
ordinario, sino que es una fuerza que tiene que ser recibida en el corazón
del hombre para que haga cambios desde adentro. En la misma carta
explica cómo nuestras vidas son transformadas (Romanos 12:1,2). Ejerce
“una influencia sana, completa y penetrante dentro y desde adentro
hacia afuera” (GH).
Esta parábola nos recuerda de lo que Jesús dice en Mateo 5:13-16. Dice
que sus discípulos tienen un efecto (impacto) muy positivo sobre la
sociedad humana, como la sal preserva de la corrupción y como la luz
alumbra y acaba con las tinieblas. Estas enseñanzas nos hacen ver que los
cristianos no deben llevar una vida aislada o monástica, porque deben
estar asociados con los del mundo para influir en sus vidas para la
salvación. Jesús hablaba del mal en el mundo, pero dijo que en lugar de
ser vencidos por el mal debemos vencer el mal con el bien. La levadura es
invisible, pero es muy "contagiosa" y sigue trabajando hasta que todo sea
leudado. Jesús no creía que El tenía que estar siempre enseñando a una
multitud de gente. Se observa varias veces hablando con una sola persona o
con dos o tres. Escogió a los doce para que ellos estuvieran con El
(Marcos 3:14), y estar bajo su influencia durante unos tres años y medio.
Dice Marcos 6:56, "y todos los que le tocaban quedaban sanos". Este texto
se refiere a la sanidad del cuerpo, pero se puede decir lo mismo en cuanto
a lo espiritual.
El evangelio tuvo gran impacto sobre el imperio romano. La verdad de lo
que Jesús dice se puede ver claramente en los primeros siglos. El
evangelio del reino trajo grandes bendiciones para todo el imperio romano,
pero especialmente para el esclavo, el pobre, la mujer, los ancianos y
niños y se puede decir que todo segmento de la sociedad humana recibió y
sigue recibiendo ricas bendiciones. Es interesante leer lo que se dijo en
Tesalónica (Hechos 17:6) acerca de Pablo y sus compañeros, "Estos que
trastornan el mundo entero también han venido acá". Lo que ellos llamaron
"trastornar" era y es en realidad la obra de transformar de acuerdo a la
voluntad de Dios. Véase también Hechos 19:19, 23-27. Verdaderamente el
evangelio de Cristo tuvo un gran impacto sobre el imperio romano.
En Estados Unidos la buena levadura estableció un gobierno sano que ha
traído grandes beneficios para el pueblo, pero ahora mucha levadura mala
está reemplazando la buena levadura, pues el gobierno está sacando y
borrando todo aspecto de la religión de Cristo (y la del Antiguo
Testamento). No permiten Biblias, ni enseñanza bíblica, ni oración, en las
escuelas, ni placas de los diez mandamientos en ningún edificio que
pertenece al gobierno. Bajo el pretexto de mantener separados el estado y
la iglesia, están estableciendo un gobierno completamente secular que
rechaza a Dios. En su lugar han exaltado al hombre como su propio y único
dios (el humanismo), han legalizado la matanza de millones de niños (el
aborto) y promueven los intereses de los homosexuales (y otros perversos
sexuales). Un poco de levadura leuda toda la maza (1 Cor. 5:6).
No se puede apresurar el crecimiento verdadero. Queremos
resultados rápidos. A veces pensamos humanamente y queremos resultados
inmediatos. Queremos crecimiento rápido. A veces sacudimos el árbol cuando
la fruta todavía es verde. Cristo sabía que el proceso de enseñar requiere
tiempo. El invitaba a todos, pero no apresuraba a nadie a convertirse en
discípulo. En lugar de apresurar a la gente, Jesús siempre explicó lo
difícil de ser discípulo. Véanse Mateo 10:34-39; 16:24. El habló de
calcular gastos, Lucas 14:25-33. No quería desanimar a nadie, pero quería
y quiere que todos le obedezcan "con los ojos abiertos".
Jesús y los apóstoles nunca usaron tácticas carnales. Hoy en día las
iglesias -- incluyendo algunas iglesias de Cristo -- emplean tácticas
políticas y comerciales para ganar más miembros. Usan mucha "carnada" para
"pescar" más gente. Ofrecen comida, ropa, atención médica, escuelas,
asilos, actividades sociales, construyen "templos" elegantes, ocupan
predicadores elocuentes, etc. En el entrenamiento de los miembros para la
obra personal se usan los medios efectivos de los agentes vendedores. Si
vamos a usar medios carnales, ¿por qué no usamos la pistola? ¿por qué no
ganamos gente como los españoles "ganaron" a los indios? Léase 2 Corintios
10:3-5. Recuérdese la profecía citada por Jesús en Mateo 12:19,20, "No
contenderá, ni voceará, ni nadie oirá en las calles su voz. La caña
cascada no quebrará, y el pabilo (la mecha) que humea no apagará, hasta
que saque a victoria el juicio".
Muchos -- aun en la iglesia del Señor -- están encantados de lo grande:
grandes edificios (rascacielos), grandes bancos (con sus millones y
billones), grandes aviones y buques, grandes ciudades (con sus cámaras de
comercio muy ambiciosas), etc., como si lo más grande fuera lo mejor.
Muchos hermanos creen que las iglesias deben tener campañas en el coliseo,
y juntar el dinero de miles de iglesias para algún proyecto "mundial".
Pero Jesucristo habla del "más pequeño en el reino", de "un vaso de agua
fría", de las "dos blancas" que la viuda dio, de "un talento", de "una
oveja perdida". Dio mucha atención a un hombre que, aparte de ser un
odiado cobrador de impuestos romanos, "era pequeño de estatura". Jesús no
enseña que lo más grande es lo mejor. Nunca se sintió orgulloso de los
grandes números que le seguían; al contrario, al ver la multitud comenzaba
a enfatizar lo espiritual en lugar de lo material, y les habló de la
necesidad de calcular gastos para ser su discípulo.
En conclusión, es muy cierto que el principio de la obra de Cristo fue
pequeña. Pero Hechos 2:41 habla de la conversión de tres mil personas;
Hechos 4:4 dice que "el número de los varones era como cinco mil"; y luego
Hechos 6:7 dice, "Y crecía la palabra del Señor, y el número de los
discípulos se multiplicaba grandemente".
Hechos describe el crecimiento. Hechos 1:8, Jesús dice que sus
apóstoles serían testigos en Jerusalén, en Judea, en Samaria y hasta lo
último de la tierra. Es muy interesante seguir la historia del crecimiento
del reino como Lucas la registra a través de este libro.
Continúa