21:1 Levantando
los ojos, vio a los ricos que echaban sus ofrendas en el arca de las
ofrendas (Mar.
12:41, “muchos ricos echaban mucho”). 2 Vio también a una viuda muy
pobre, que echaba allí dos blancas. 3 Y dijo: En verdad os digo, que
esta viuda pobre echó más que todos. – “Según su estimación, las dos
moneditas de cobre eran diamantes brillantes” (GH).
21:4
Porque todos aquéllos echaron para las ofrendas de Dios de lo que les
sobra; mas ésta, de su pobreza echó todo el sustento que tenía. --
¡Qué contraste se presenta
entre la avaricia de los fariseos (16:14, 15) y esta pobre viuda! Los
macedonios se pueden comparar con ella (2 Cor. 8:1-5). En el capítulo
anterior (v. 47) Jesús denuncia a los escribas que “que devoran las casas
de las viudas, y por pretexto hacen largas oraciones”.
21:5 Y
a unos que hablaban de que el templo estaba adornado de hermosas piedras y
ofrendas votivas, dijo: 6 En cuanto a estas cosas que veis, días vendrán
en que no quedará piedra sobre piedra, que no sea destruida. –
“En cuanto al cumplimiento,
cuando los judíos se rebelaron contra los romanos, Jerusalén fue tomada
por Tito, hijo del emperador Vespasiano (69-79 d.C.). El templo fue
destruido. Se cree que más de un millón de judíos que se habían refugiado
en la ciudad murieron. Como unidad política Israel dejó de existir” (GH).
La palabra "templo" aquí es
hieron, el conjunto de los
edificios sagrados. Mat. 21:23, Cristo "vino al templo", enseñó sobre la
autoridad, enseñó las parábolas de los dos hijos, de los labradores
malvados y de la fiesta de bodas, discutió las cuestiones del tributo y
de la resurrección, dio énfasis al gran mandamiento de la ley, les
preguntó de quién es hijo el Cristo y pronuncia los siete ayes,
concluyendo con la predicción del asolamiento del templo y una
lamentación sobre ese evento.
Entonces
Jesús "salió del templo y se iba" (Mat. 24:1), porque ya no habría más
discusión con los judíos. Jesús había entregado su último discurso
público y había terminado su obra de enseñarles. Ahora ellos mismos eran
responsables ante Dios por lo que sucediera en el futuro. Que sepamos
Jesús nunca volvió al templo. Al salir Jesús del templo, la gloria de Dios
se apartó del templo, como sucedió cuando los judíos se llevaron a
Babilonia. Pronto todos los sacrificios y el sacerdocio habían de
terminar.
Los
discípulos tenían mucho aprecio por el templo. "Se acercaron sus
discípulos para mostrarle los edificios del templo". ¿Por qué le mostraron
el templo? ¿No lo habían visto antes? Sí, muchas veces, pero sin duda esto
fue su reacción a lo que Jesús decía (13:35, "vuestra casa os es dejada
desierta"). Ellos estaban pensando en el papel tan importante del templo
en el plan de Dios a través de los siglos, pero lo veían muy
superficialmente. Veían las piedras hermosas sin tomar en cuenta cómo la
casa de Dios se había corrompido por los pecados del pueblo. No les
convenía meditar sobre la belleza de las piedras del templo, sino sobre lo
serio de la hipocresía que Jesús acabó de denunciar, sobre la corrupción
del sacerdocio y sobre la indiferencia del pueblo hacia Dios. Por lo
tanto, los discípulos no habían tomado en cuenta la necesidad del juicio
de Dios sobre el templo.
21:7 Y le preguntaron, diciendo: Maestro, ¿cuándo será esto? –
Según Marcos 13:3, "Pedro,
Jacobo, Juan y Andrés le preguntaron aparte: Dinos, ¿cuándo serán estas
cosas? ¿Y qué señal habrá cuando todas estas cosas hayan de cumplirse?"
Aunque los discípulos tenían mucho aprecio por el templo y, sin duda,
estaban confusos y perplejos, eran hombres sinceros y querían entender lo
que Jesús les enseñaba; es decir, querían entender aunque la verdad
estuviera en conflicto con sus ideas y deseos. No dijeron, "No nos gusta
lo que dijiste y no queremos saber más"; aparentemente así eran los
"discípulos" descritos en Juan 6:60, 66.
--
¿y qué señal habrá cuando
estas cosas estén para suceder? --
Ellos querían saber "¿cuándo serán estas cosas?" (¿cuándo será destruido
el templo?) pero ¿qué significa la pregunta acerca de la "venida" de
Cristo (Mat. 23:39) y el "fin del siglo"? Probablemente estas dos
preguntas son una sola pregunta. En Mat. 24:6 y 14 el "fin" se refiere a
la destrucción de Jerusalén; por lo tanto, la "venida" de Cristo
mencionada en este texto no necesariamente se refiere a la "segunda
venida" de Cristo para destruir el universo (quemar la tierra) y juzgar al
mundo, sino su "venida" en juicio para la destrucción de Jerusalén (Luc.
13:35). La expresión "fin del siglo" (o edad) no tiene nada que ver
con la destrucción del universo, sino solamente con la consumación y
terminación del presente orden o estado de las cosas (es
decir, el judaísmo). Los judíos creían que el Mesías vendría para poner
fin a "este siglo" para inaugurar el "siglo venidero". Estas expresiones
se encuentran frecuentemente en el Talmud y otros escritos judaicos.
Recuérdese
que aunque Jesús había dicho a sus apóstoles que era necesario que El
muriera en Jerusalén y que resucitaría al tercer día, ellos no le
entendían. Aun cuando El resucitó, todavía no creyeron (Mar. 16:14). Es
cierto que Jesús había dicho que pronto iría al Padre (Juan 7:33; 8:21),
pero ¿qué sabían los apóstoles de la segunda
venida de Cristo?
En Mat.
16:27, 28, cuando El habló de "venir" no se refirió a la segunda venida
sino a una venida en esos días. Este texto es paralelo con Mar. 9:1 y
obviamente se refiere al establecimiento de su reino (su iglesia).
En Mat.
10:22, 23 Jesús dice, "Y seréis aborrecidos de todos por causa de mi
nombre; mas el que persevere hasta el fin, éste será salvo. Cuando os
persigan en esta ciudad, huid a la otra, porque de cierto os digo, que no
acabaréis de recorrer todas las ciudades de Israel, antes que venga el
Hijo del Hombre". Obviamente esta venida no se refiere a la segunda
venida de Cristo para quemar la tierra y juzgar al mundo, porque tuvo que
suceder en esos mismos días, antes de que los apóstoles acabaran de
recorrer todas las ciudades de Israel. Jesús habla de perseverar
hasta el fin pero no se refiere al fin del mundo sino hasta el fin
(la destrucción) de Jerusalén.
En esta
misma ocasión (como vemos en Mateo 23:39) -- inmediatamente antes de la
pregunta de los apóstoles -- Jesús había dicho, "He aquí vuestra casa os
es dejada desierta" (Luc. 13:35). Por lo tanto, probablemente para los
discípulos todos estos eventos vendrían al mismo tiempo, porque
creían que el templo iba a durar hasta el fin del mundo. Sal. 78:69 dice,
"Edificó su santuario a manera de eminencia, como la tierra que cimentó
para siempre", y todo el libro de Zacarías habla de Jerusalén y el templo
como la residencia permanente de Dios. No entendían la naturaleza
espiritual de estas profecías; por eso, es posible que al saber que
el templo sería destruido concluyeran que sería el fin del mundo.
Los
juicios de Dios aquí en la tierra apuntan hacia el juicio final.
Muchos textos se refieren al diluvio (Mat. 24:37-39; Luc. 17:26, 27), a
Sodoma y Gomorra (véase Judas 7) a los juicios sobre las naciones
(incluyendo a Israel), etc., como ejemplos del juicio de Dios. Por eso,
sin duda alguna el juicio sobre Jerusalén era tipo del juicio final de
Dios. Sin embargo, es necesario observar el contexto de Mateo 24;
Marcos 13 y Lucas 21 y entender que aunque Jesús usó lenguaje general de
juicio, habla en particular de la destrucción de Jerusalén, para
que sus discípulos estuvieran prevenidos. El quería que escaparan esa
“gran tribulación” (Mat. 24:21, 29), que huyeran a los montes (Luc.
21:21).
Habla del
"fin" (Mat. 24:6,14), pero se refiere al fin de Jerusalén. Además,
El dice (Mat. 24:34; Luc. 21:32) "que no pasará esta generación hasta que
todo esto acontezca"; es decir, el lenguaje apocalíptico de juicio de
este capítulo (como en Mat. 24:27-31; Luc. 21:25) no se refiere en su
sentido primario al fin del universo (2 Ped. 3:10), sino al fin de
Jerusalén. El no pensaba venir en ese tiempo para acabar con la tierra,
sino solamente con Jerusalén. Por lo contrario, Pablo dice que Cristo
no iba a venir en ese tiempo (2 Tes. 2:1-3), pero El sí venía en
juicio sobre Jerusalén durante esa misma generación, y no quería que sus
discípulos se destruyeran junto con los demás judíos. Por lo tanto, Mateo
24, Mar. 13 y Luc. 21 no solamente tiene que ver con la preocupación de
Jesús por la seguridad espiritual de sus
discípulos, sino también por su seguridad física.
El discurso
de Jesús que comienza en Mat. 23 y continúa hasta terminar el cap. 25
(Mateo no puso capítulos y versículos) comienza con las señales que
precedieron la destrucción de Jerusalén y termina con la venida de Jesús
para el juicio final y es difícil fijar un punto exacto y definido de
división entre los dos temas, porque el Señor
conecta estos dos temas, dando a entender que el juicio sobre Jerusalén es
tipo del juicio final, y que las advertencias y exhortaciones referentes
al primero también son apropiadas para el segundo.
21:8
El entonces dijo: Mirad que no seáis engañados; porque vendrán muchos en
mi nombre, diciendo: Yo soy el Cristo, y: El tiempo está cerca. Mas no
vayáis en pos de ellos. –
Jesús revela las señales que iban a preceder la destrucción
de Jerusalén y el fin del judaísmo. Mirad que no seáis engañados.
Los judíos incrédulos estaban muy engañados porque confiaban en las
fortificaciones de la ciudad (murallas, torres, armamentos). Esta frase
de Jesús revela el propósito de todo lo que El dice en este capítulo
entero: El quería proteger a sus discípulos. Quería que éstos estuvieran
bien preparados y prevenidos para los eventos terribles que iban a suceder
dentro de unos cuarenta años. Cualquier interpretación de Mateo 24, Mar.
13 y Luc. 21 que no toma muy en serio esta amonestación no puede ser
explicación correcta de estos textos.
Esto nos
recuerda de las muchas teorías acerca de la interpretación de Apocalipsis,
porque la mayoría de éstas no toman en cuenta la situación peligrosa de
los discípulos que vivieron en esos mismos días, a fines del primer siglo.
Por ejemplo, muchos "interpretan" Apocalipsis hablando de dictadores como
Hitler y Mussolini, o de la amenaza de los rusos, etc., pero ¿qué consuelo
les hubiera dado tales profecías a los hermanos del primer siglo en medio
de persecución severa?
Jesús quería
que sus discípulos de esa misma época perseveraran. El sabía que serían
expuestos a las pruebas más terribles y que "el amor de muchos se
enfriará. Mas el que persevere hasta el fin, éste será salvo" (Mat. 24:12,
13). Compárese Apoc. 2:10, "No temas en nada lo que vas a padecer. He
aquí, el diablo echará a algunos de vosotros en la cárcel, para que seáis
probados, y tendréis tribulación por diez días. Sé fiel hasta la muerte, y
yo te daré la corona de vida". (La misma idea se ve en Apoc. 2:13; 12:11;
17:14).
Jesús no pensaba "venir"
personalmente durante la vida de los apóstoles pero El sabía que sí
"vendrían" falsos “cristos” y que engañarían a mucha gente desesperada
durante la "gran tribulación" (Mat. 24:21-26). Compárense 2 Cor. 11:13;
Gál. 1:7, 8; 1 Jn. 4:1; Apoc. 2:2, etcétera. Los discípulos que
escucharon a los tales se perdieron.
El templo
fue destruido en el año 70 d. de J. C. Flavio Josefo, famoso historiador
judío, escribió la historia de la guerra de los judíos contra los romanos
y la ruina de Jerusalén. Este autor dice que durante la época antes del
año 70, muchos hombres decían ser el Cristo. Por ejemplo, Hech. 5:36, 37
habla de Teudas y Judas. Estos falsos “cristos” prometieron liberación de
los romanos, y muchos se engañaron, les siguieron y fueron destruidos por
los romanos. Así pues la historia confirma que esta profecía de Jesús se
cumplió antes del año 70.
21:9 Y
cuando oigáis de guerras y de sediciones, no os alarméis; porque es
necesario que estas cosas acontezcan primero; pero el fin no será
inmediatamente. –
Josefo confirma esta profecía también, diciendo que había varias guerras
entre los romanos y algunas naciones pequeñas que querían liberarse del
yugo de Roma. Recuérdese que las "guerras y rumores de guerras"
mencionadas por Jesús iban a suceder durante esa misma generación
(ver. 32). Los televangelistas y otros evangélicos hablan de las guerras
de la actualidad y dicen que esta profecía se está cumpliendo. Es cierto
que en la actualidad hay guerras y rumores de guerras, pero no indican
nada acerca de la segunda venida de Cristo.
21:10
Entonces les dijo: Se levantará nación contra nación, y reino contra reino;
11 y habrá grandes terremotos, y en diferentes lugares hambres y
pestilencias; y habrá terror y grandes señales del cielo. –
La Biblia confirma que había hambres
durante ese tiempo, Hech. 11:28. La historia secular ampliamente confirma
esta profecía.
21:12
Pero antes de todas estas cosas os echarán mano, y os perseguirán, y os
entregarán a las sinagogas y a las cárceles, y seréis llevados ante reyes
y ante gobernadores por causa de mi nombre. –
La persecución severa de los cristianos
fue otra de las señales (Mat. 10:16-22). El libro de Hechos da evidencia
amplia del cumplimiento de esta predicción (4:3-7; 5:18; 8:1-4; 11:19;
12:1-6; 13:50; 14:5), como también muchas referencias en las epístolas y
en el Apocalipsis. Muchos cristianos murieron durante la persecución bajo
Nerón.
21:13
Y esto os será ocasión para dar testimonio. –
Por ejemplo, Pablo predicó el
evangelio a Félix y Festo, gobernadores de Roma, y a Agripa, rey de los
judíos. Los apóstoles y muchos hermanos cumplieron esta profecía (como
vemos en el libro de Hechos).
21:14
Proponed en vuestros corazones no pensar antes cómo habéis de responder en
vuestra defensa; 15 porque yo os daré palabra y sabiduría, la cual no
podrán resistir ni contradecir todos los que se opongan. – 12:11-12 --
Mat. 10:19-20; Mar.
13:11. Hech. 4:13 dice, “Entonces viendo el denuedo de Pedro y de Juan, y
sabiendo que eran hombres sin letras y del vulgo, se maravillaban; y les
reconocían que habían estado con Jesús”. No habían sido educados en las
escuelas de los rabinos, pero fueron enseñados por Jesús y guiados por el
Espíritu Santo. Hech. 6:10, “Pero no podían resistir a la sabiduría y al
Espíritu con que (Esteban) hablaba”.
21:16
Mas seréis entregados aun por vuestros padres, y hermanos, y parientes, y
amigos; y matarán a algunos de vosotros; 17 y seréis aborrecidos de
todos por causa de mi nombre. –
Mat. 10:21, 22,
Jesús habla de familiares, amigos y otros conocidos de los
apóstoles que siempre los trataban bien; es decir, los apóstoles no tenían
cualidades de carácter ni prácticas que, a no ser por Cristo,
habrían causado problemas con sus familiares y amigos. Sin embargo, ahora
entra el factor de Cristo. Ahora el cuadro cambia. Ahora los apóstoles no
simplemente son los inocentes familiares y amigos de antes. Han cambiado.
En cuanto a su carácter son aun mejores hombres, pero ahora son seguidores
de Cristo y, por eso, han llegado a ser hombres muy ofensivos. Lo
que son y lo que dicen provocan toda clase de oposición, porque predican
una doctrina muy desagradable y condenan el pecado, el error y la
hipocresía. La advertencia de este texto nos ayuda a entender Luc. 14:26,
27.
21:18
Pero ni un cabello de vuestra cabeza perecerá. –
Se refiere al cuidado de Dios, la
providencia divina. Desde
luego, Cristo no les promete que no serían dañados físicamente porque ya
había dicho (12:11,12) que serían azotados y dijo (Mat. 10:28) “no temáis
a los que os matan”. El promete estar con ellos (Mat. 28:20), pero su
ayuda sería espiritual. “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece” (Fil.
4:13). Con la ayuda divina serían “más que vencedores” (Rom. 8:37). Así
que, no temáis; más valéis vosotros que muchos pajarillos”.
21:19
Con vuestra paciencia (perseverancia) ganaréis vuestras almas. - -
Jesús dijo repetidas veces
(por ej., 9:24), “Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y
todo el que pierda su vida por causa de mí, éste la salvará”. Siendo
fieles a Cristo hasta la muerte recibirían la corona de vida.
21:20
Pero cuando viereis a Jerusalén rodeada de ejércitos, sabed entonces que
su destrucción ha llegado. –
Al entrar los ejércitos paganos "en el lugar santo", fue
una "abominación desoladora" (Mat. 24:15), porque
profanaron el templo.
21:21 Entonces los que estén en Judea, huyan a los montes
(para
esconderse en las cuevas, etc.); y los que
en medio de ella, váyanse; y los que estén en los campos, no entren en
ella. – Muchos
judíos incrédulos hicieron precisamente esto; viendo el acercamiento de
los romanos entraron en la ciudad de Jerusalén buscando protección. Jesús
dice lo opuesto: “huyan” de la ciudad y aun de Judea (zona conflictiva).
Jesús les dio varias señales para
que pudieran escapar de los romanos. Según Josefo, el general Tito,
después de profanar el templo, por alguna causa desconocida, retiró sus
tropas por un tiempo breve antes de poner sitio a la ciudad. Dice que
durante ese tiempo huyeron muchos judíos; sin duda, entre ese número eran
muchos cristianos.
.
21:22 Porque estos son días de retribución, para que se cumplan todas las
cosas que están escritas.
– Mat. 23:35, 36; Lev. 26; Deut. 28.
21:23
Mas ¡ay de las que estén encintas, y de las que críen en aquellos días!
porque habrá gran calamidad en la tierra, e ira sobre este pueblo. –
Cuando Cristo venga la
segunda vez, la tierra será quemada (2 Ped. 3:10) y no importará si
mujeres estén encinta, si viene en el invierno, o en día sábado, (Mat.
24:20), pero estos eran factores muy importantes con respecto a su huida
de Jerusalén cuando los romanos la sitiaron. La gran tribulación sería
única e incomparable (Mat. 24:21). La descripción de Josefo es muy
gráfica. Compárese Deut. 28:20, 21, 32, 49, 53-57; esa profecía se cumplió
según 2 Reyes 6:28, 29.
21:24
Y caerán a filo de espada, y serán llevados cautivos a todas las naciones;
-- Según el
historiador Josefo 1.100.000 cayeron “a filo de espada” y 97,000 fueron
“llevados a todas las naciones”.
-- y
Jerusalén será hollada por los gentiles, hasta que los tiempos de los
gentiles se cumplan. –
La Biblia no explica esto. Obviamente los gentiles han
“hollado” la ciudad hasta la fecha. En cuanto a la frase “los tiempos de
los gentiles se cumplan”, lo importante es no enseñar falsa doctrina.
Por ejemplo, muchos enseñan la “restauración” de la nación de los judíos;
es decir, que cuando Cristo venga serán convertidos y con ellos como el
núcleo de su reino Jesús tendrá su trono literal en Jerusalén para reinar
mil años. Esta es pura fábula. No hay texto alguno que enseñe o
implique tal cosa. Muchos citan Rom. 11:25, “ha acontecido a Israel
endurecimiento en parte, hasta que haya entrado la plenitud de los
gentiles; 26 y luego (así) todo Israel será salvo, como está escrito:
Vendrá de Sion el Libertador, Que apartará de Jacob la impiedad”, pero el
siguiente versículo cita Jer. 31:31-34 que habla del nuevo pacto. Este
pacto no será con los judíos cuando Cristo venga la segunda vez, sino que
fue establecido y entró en vigor el día de Pentecostés (Hech. 2).
La Versión
Valera 1960 dice, “y luego todo Israel será salvo”. “No hay justificación
para esta traducción. La palabra griega
houtos significa ‘así’, o
‘de esta manera’. Las versiones Latino-americana, Moderna y La Biblia de
las Américas dicen ‘así’. houtos
es adverbio, indicando manera. Dice Pablo, ‘así … como’. La salvación de
Israel es como fue profetizado en estos dos pasajes (Isa. 59:20; Jer.
31:33, 34). Es como Pablo ha estado explicando en este capítulo de Romanos:
por medio de la fe en Cristo Jesús, el Redentor o Libertador. Pablo, en
los versículos anteriores, había explicado que Israel había sido desechado
(no totalmente, porque había remanente) y quebrado del olivo a causa de su
incredulidad (ver. 20), y que por su fe los gentiles obedientes al
evangelio (pues millones de gentiles rechazaban al evangelio) había sido
injertados (convertidos a Cristo para participar con los judíos obedientes
en las bendiciones del evangelio). Si los judíos desobedientes obedecen a
Cristo (ver. 23), serán injertados en el olivo (favor de Dios) de nuevo.
Así, como los demás hombres se salvan, serán salvos ellos. ¡No hay otra
manera! (Véanse Hechos 15:11; 10:34, 35; 11:15-17).” (BHR, Notas sobre
Romanos).
21:25
Entonces habrá señales en el sol, en la luna y en las estrellas, (Isa.
13:10; Ezeq. 32:7; Joel 2:31) y en la tierra angustia de las gentes,
confundidas a causa del bramido del mar y de las olas; 26 desfalleciendo
los hombres por el temor y la expectación de las cosas que sobrevendrán en
la tierra; porque las potencias de los cielos serán conmovidas.--
Este es lenguaje de
la intervención divina en asuntos terrenales:
El sol se oscurecerá, la luna no dará su resplandor, las estrellas caerán
del cielo: este lenguaje se refiere a la caída del judaísmo. Jesús
enfatiza el tiempo de esto: iba a ocurrir "inmediatamente después de la
tribulación" (del año 70 d.C). Por eso, no se refiere al fin del mundo.
Es obvio que Jesús usa lenguaje figurado. El sol, la luna, y las
estrellas simbolizan los gobiernos, gobernantes y autoridades. Jesús se
refiere a las autoridades del judaísmo que iban a caer. El mismo lenguaje
se usa en Isa. 13:9-13, 19, acerca de la caída de Babilonia; se usa
en Isa. 34:4 para describir la ira de Dios contra las naciones; se usa
en Ezeq. 32:7 con respecto a la caída de Egipto. Véanse también
Jer. 15:9; Joel 2:10, 30, 31; Amós 8:9, 10; Hageo 2:6, 21; Heb. 12:26-28;
Apoc. 6:12, 13.
21:27
Entonces verán al Hijo del Hombre, que vendrá en una nube con poder y
gran gloria. – Este
texto no se refiere a la segunda venida de Cristo,
porque en el ver. 34 dice, "no pasará esta generación hasta que todo esto
acontezca". Por lo tanto, es lenguaje figurado y tiene que ver con la
exaltación del poder de Cristo sobre las ruinas del judaísmo. El sol,
la luna y las estrellas del judaísmo caerán y la señal del Hijo del Hombre
aparecerá en el cielo. Cae el poder judaico y se levanta el poder de
Cristo. Es verdad que Cristo clavó la ley a la cruz, y que el día de
Pentecostés se proclamó como rey, pero hasta el año 70 los judíos
siguieron con su poder e influencia sobre el pueblo. Jesús repitió este
lenguaje en Mateo 26:64, "desde ahora veréis al Hijo del Hombre sentado a
la diestra del poder de Dios, y viniendo en las nubes del cielo". Esos
mismos judíos iban a ver la venida de Jesús en juicio en el año 70.
Recuérdese
que Jesús puede venir sin venir en su propia persona. En Juan 14:18
Jesús dice a los apóstoles, "No os dejaré huérfanos; vendré a vosotros",
pero no vino en persona, sino a través del Espíritu Santo (Jn. 14:26;
16:7, 8).
Las nubes
es una expresión figurada que se refiere a la intervención de Dios para
juzgar y castigar. Isa. 19:1, "Profecía sobre Egipto. He aquí Jehová monta
sobre una ligera nube, y entrará en Egipto". Sal. 104:3, "El que pone las
nubes por su carroza, El que anda sobre las alas del viento". Véanse
también Sal. 97:1-5; Zac. 9:14.
21:28
Cuando estas cosas comiencen a suceder, erguíos y levantad vuestra cabeza,
porque vuestra redención está cerca. –
Recuérdese la severa persecución de la
iglesia de parte de los judíos incrédulos; Lucas la registra ampliamente
en Hechos de los Apóstoles. En el año 70 ese persecución terminó porque en
ese año la jerarquía judaica que promovía tanta persecución dejó de
existir.
21:29
También les dijo una parábola: Mirad la higuera y todos los árboles. 30
Cuando ya brotan, viéndolo, sabéis por vosotros mismos que el verano está
ya cerca. 31 Así también vosotros, cuando veáis que suceden estas cosas,
sabed que está cerca el reino de Dios. –
Los discípulos de Cristo podrían
entender estas señales para poder estar preparados para la venida de los
romanos. Es fácil saber que el verano está llegando al ver la hoja de la
higuera. Igualmente sus discípulos podían ver las señales nombradas por
Jesús para saber cuándo estaba cerca la destrucción de Jerusalén y, por lo
tanto, podían estar prevenidos y escapar esa “gran tribulación”, huyendo a
los montes.
-- está
cerca el reino de Dios. Desde luego, el reino anunciado por Juan el
bautista y Jesús se estableció el día de Pentecostés, pero la palabra
reino se usa a veces para hablar del reinado de Dios, o como en
este caso, la intervención de Dios para tomar venganza sobre los
judíos rebeldes.
21:32
De cierto os digo, que no pasará esta generación hasta que todo esto
acontezca. -- Podían
estar seguros de que ese evento sucedería en esos mismos días, durante la
vida de muchos de ellos (en menos de 40 años). Algunos dicen que la
palabra generación significa la raza judaica; es decir, que estas
cosas iban a suceder antes de que la raza judaica dejara de existir, pero
esta explicación no correcta. No es de ninguna manera lógica. Según tal
explicación, Jesús decía que los judíos iban a sufrir todas estas cosas,
pero que su raza no dejaría de existir hasta que todas estas cosas les
aconteciera. Esta frase no tiene sentido, y Jesús nunca hablaba así, sino
que El usó la palabra generación como se usa en Mat. 1:17; 11:16;
12:38-45; 16:4; 17:17; 23:36 (obsérvese que en este último texto, Mateo
23:36, Jesús no solamente dice "esta generación", sino también dice,
"vosotros", Mat. 23:35).
Algunos detalles muy significativos:
1. Esta profecía detallada de
Jesús se cumplió durante la vida de muchos de sus oyentes. Sin duda alguna
había personas que escuchaban esta profecía de labios de Jesús y las
recordaban al ver la caída de Jerusalén.
2. Este
evento puso fin a la cuestión de cuándo vendría el Mesías, porque cuando
Jerusalén fue destruida también fueron destruidos todos los registros de
la genealogía de la gente. Después de esa fecha nadie podría probar que
era del linaje prescrito por las Escrituras: de la simiente de Abraham (Gén.
22:18), de la tribu de Judá (Gén. 49:10) y de la familia de David (2 Sam.
7:10-16). Por eso, si Jesús de Nazaret no era el verdadero Mesías,
nunca habría Mesías.
3. Este
evento puso fin al judaísmo. Ya no habría tres fiestas solemnes anuales a
las cuales todo varón debería asistir. Ya no habría templo que era el
lugar designado para ofrecer los sacrificios prescritos por la ley. Se
acabó el sacerdocio. También el sanedrín. Además, todas las leyes y
costumbres que hacían que los judíos fueran un pueblo separado eran
declaradas ilegales.
4. De esta
manera se hizo una distinción clara entre el judaísmo y la religión de
Cristo. Vemos en Hechos que la iglesia de Cristo se consideraba como otra
secta de los judíos (Hech. 24:5; 28:22), pero con la destrucción de
Jerusalén la iglesia quedaba completamente separada del judaísmo.
5. De suma
importancia, la destrucción de Jerusalén terminó el poder perseguidor
del judaísmo. Hechos de los Apóstoles revela que al principio de la
iglesia la persecución principal fue llevada a cabo por los judíos. Véase
Luc. 21:28, “8 Cuando estas cosas comiencen a suceder, erguíos y levantad
vuestra cabeza, porque vuestra redención está cerca”.
6. Este
evento nos ayuda a entender el significado de algunos textos difíciles:
Heb. 10:25, “5 no dejando de congregarnos, como algunos tienen por
costumbre, sino exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se
acerca”. Esta carta fue escrita aproximadamente en el año 63, unos pocos
años antes de la destrucción de Jerusalén. Véanse también Sant. 5:7-9; 1
Ped. 4:7.
21:33
El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán. –
Véanse 2 Ped. 3:10; Heb.
1:10-12.
21:34
Mirad también por vosotros mismos, que vuestros corazones no se carguen de
glotonería y embriaguez y de los afanes de esta vida, y venga de repente
sobre vosotros aquel día. –
La vida espiritual puede ser destruida por muchas cosas.
Muchos no toman muy en serio los “afanes de esta vida”, pero aquí (como en
8:14) Jesús pone los afanes en la categoría de “glotonería y embriaguez”.
Véanse también Fil. 4:6, 7, 11, 12; Heb. 13:5.
21:35
Porque como un lazo vendrá sobre todos los que habitan sobre la faz de
toda la tierra. –
Al leer esto muchos están convencidos que Jesús habla del fin del mundo,
pero a través de estas advertencias acerca de la caída de Jerusalén el
Señor usa lenguaje semejante. V. 23, dice “habrá calamidad en la tierra”
aunque obviamente habla del sufrimiento de los judíos (“¡ay de las que
estén encintas, etc.”; v. 24, “serán llevados cautivos a todas las
naciones”; v. 26, “sobrevendrán en la tierra”. Recuérdese que durante el
tiempo en que los romanos pusieron sitio a Jerusalén judíos de todas las
naciones se habían congregado en Jerusalén para la Pascua.
21:36
Velad, pues, en todo tiempo orando que seáis tenidos por dignos de escapar
de todas estas cosas que vendrán, y de estar en pie delante del Hijo del
Hombre. – Otra vez
es muy obvio que en este capítulo (y textos paralelos) Jesús habla de la
destrucción de Jerusalén, porque era posible “escapar de todas estas cosas
que vendrán”. Podían y debían salir de Jerusalén y de Judea, huyendo a los
montes para escapar la matanza en Jerusalén.
21:37
Y enseñaba de día en el templo; y de noche, saliendo, se estaba en el
monte que se llama de los Olivos. –
De esta manera Jesús pasó sus últimos
días antes de ser crucificado. Era Maestro de maestros – hasta el fin.
21:38
Y todo el pueblo venía a él por la mañana (madrugaba para ir al
templo LBLA), para oírle en el templo. –
Este “pueblo” incluía a miles de
personas que habían llegado de todas las naciones para la Pascua.
Compárese Hech. 2:5-11.