Levítico 19

 

      19:2 -- "Santos seréis, porque santo soy yo Jehová vuestro Dios". Fue santificado Is­rael por medio de la ley de Dios dada por Moisés. 20:8, "Y guardad mis estatutos, y ponedlos por obra. Yo Jehová que os san­tifico". Cristo dijo en su intercesión por sus apóstoles y discípulos, "Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad" (Jn. 17:17). La expresión, "Yo Jehová" aparece 16 ve­ces en este capítulo.

 

      19:3 -- "Cada uno temerá a su madre y a su padre", cada uno de "toda la congre­gación" (ver. 1). Es obligación general. Todos deberían respetar, reverenciar, obedecer y honrar a sus padres. Deut. 27:16 dice, "Maldito el que deshonrare a su padre o a su madre".

      A. Gén. 48:12, aunque José se había exaltado a la posición de gobernador so­bre Egipto, "se inclinó a tierra" delante de su padre.

      B. Compárense Ex. 20:8, 12; Mat. 15:1-9 (honrar a los padres requiere que se les cuide en su vejez); Rom. 1:30, "desobedientes a los padres", se encuentra este pecado en la descripción de la vida depravada de los paganos. ¿Cuántas per­sonas creen que la desobediencia a los padres es un pecado contra Dios y que se debe mencionar en la misma categoría de la fornicación, el homicidio y la homose­xualidad?

      C. Los padres mismos deben implantar en los corazones de sus hijos el temor de Dios y el temor de sus padres también, y deben hacerlo temprano en su vida. Si los hijos aprenden a respetar a sus padres, es probable que también respeten a otros adultos (por ejemplo, sus maestros, la policía, etcétera). Muchas veces cuando los hijos no respetan a sus padres, los padres mismos tienen que compartir la culpa.

      -- "y mis días de reposo guardaréis. Yo Jehová Dios".

      A. ¿Habrá alguna conexión entre el res­petar a los padres y el guardar el día de reposo? Después de rebelarse contra sus padres, ¿cuántos jóvenes asistirán a los servicios de culto?

      B. "La primera cosa requerida es la reverencia hacia los padres y la observan­cia de los días de reposo de Dios, las dos columnas principales del gobierno moral y del bienestar social" (Keil y Delitzsch). "Dos grandes puntos centrales" (Barnes).

      C. Bajo la ley de Cristo, es necesario que los jóvenes respeten a sus padres y que no dejen de reunirse para adorar a Dios. Las dos cosas son de suma impor­tancia. Los que descuidan el primero de estos deberes descuidarán el segundo. Pero aunque algún joven asistiera a todos los servicios de la iglesia, no sería acep­tado ante los ojos de Dios si no respeta a sus padres (Efes. 6:1-3).

      D. La expresión, "mis días de reposo", se refiere a todos los días de reposo desig­nados por Dios (como, por ejemplo, 16:31; 23:32, etcétera), y no solamente el séptimo día de la semana, Véanse notas sobre 16:31.

 

      19:4 -- "No os volveréis a los ídolos, ni haréis para vosotros dioses de fundición. Yo Jehová vuestro Dios".

      A. Estos son los primeros dos de los diez mandamientos.

      B. Deberían adorar al Dios quien los hizo, y no a los dioses hechos por ellos (Henry). ¡Qué cosa más absurda que el hombre adore a un dios que él mismo haya hecho! Esto equivale a adorarse a sí mismo. Compárese Isa. 44:9-20.

      C. Tales dioses se llaman "elilim" (nada). Compárese 1 Cor. 8:4, "sabemos que un ídolo nada es en el mundo".

 

      19:5-7 -- "ofrecedlo de tal manera que seáis aceptos".

      A. Véase 7:15-18. Este versículo trata también acerca de "el sacrificio de ofrenda de paz". Este texto repite y enfatiza la ad­vertencia de que las cosas divinas y sagradas no deben profanarse.

      B. Nosotros, al igual que los israelitas, debemos ofrecer "de tal manera que" seamos aceptos. Compárense 1 Cor. 11:23-29; 14:20-40; Juan 4:24.

 

      19:9, 10 -- La benevolencia de la ley de Moisés (la benevolencia de Dios) para con los pobres.

      A. Nos conviene estudiar estas leyes, Rom. 15:4; 1 Cor. 10:11.

      B. Ex. 23:10, 11, no sembrar el séptimo año, "para que coman los pobres".

      C. Lev. 23:22, "No segaréis hasta el úl­timo rincón de ella, ni espigarás tu siega; para el pobre y para el extranjero la de­jarás".

      D. Deut. 15:7-11, "no faltarán menes­terosos en medio de la tierra; por eso yo te mando, diciendo: Abrirás tu mano a tu hermano, al pobre y al menesteroso en tu tierra". Deberían dar y prestar al hermano ("abrir la mano" liberalmente), "porque él podrá clamar contra ti a Jehová, y se te contará por pecado" (ver. 9 del mismo texto). Compárese Deut. 24:19-21, la cosecha de los olivos y de la viña.

      E. Los dueños de las cosechas podían escoger a quiénes entraran en sus campos (Rut 2:2, 8, 15, 16). Entre los pobres puede haber gente irresponsable que des­cuide o maltrate los árboles y viñas, etc.

      F. Es importante notar en todos estos textos que los pobres deberían trabajar para ganar su pan (compárese 2 Tes. 3:10), pero durante el tiempo de la cosecha, cuando Dios les daba tan ge­nerosamente a su pueblo, les convenía abrir sus corazones y sus manos para ayu­dar a los menesterosos.

      G. En  Estados Unidos siempre se proponen programas para eliminar la pobreza, pero como Jesús dice, "Siempre tendréis a los pobres con vosotros" (Deut. 15:11; Mar. 14:7). Esta es la realidad del asunto: ¡Siempre habrá pobres en el mundo! Jesús no dijo esto para disminuir nuestro deber para con ellos, porque también dijo, "cuando queráis les podréis hacer bien". Nunca nos faltará la oportunidad para ayudar a los pobres, pero nunca será eliminada la pobreza del mundo. Algunos fanáticos provocan el desorden y hasta al­borotos bajo el pretexto de promover los intereses de los pobres. Algunos han dicho que Jesucristo era un revolucionario para dar aparente apoyo a estos movimientos, pero los tales ignoran y no aceptan Rom. 13:1-3 y 1 Ped. 3:13-17 y no conocen a Cristo.

      H. Desde luego, Cristo vino al mundo para ayudar al pobre. Vino para predi­carle las buenas nuevas de salvación (Luc. 4:18). Esta es la bendición más grande que podría darles, pero la salvación del alma no es la única bendición que Jesús tiene para los pobres, porque hay grandes ben­diciones en sus enseñanzas con respecto a la sujeción, la diligencia, la limpieza, etcétera. El evangelio bendice al pobre en muchas maneras y le ayuda a vencer su pobreza. ¡Cuántos hombres pobres han avanzado en muchas maneras al conver­tirse a Cristo!

      I. Hay mucha indolencia entre los po­bres y es necesario enseñarles lo que Pablo dice en 2 Tes. 3:10. Hay muchos pobres que son indignos de la ayuda. Ha habido muchos casos de conducta irres­ponsable. Cuando se les regala ropa o comida la venden para comprar cerveza y vino y la ropa nueva que se les regala no se cuida ni se lava. Muchos no aprovechan su oportunidad de estudiar o aprender al­gún oficio, otros no cuidan el empleo que se les ofrece, etc. Muchos pobres son muy exigentes. Este aspecto se menciona porque no siempre se ayuda a los pobres al brindarles algo, pues muchas personas son tan generosas con los pobres que no les ayudan, sino que contribuyen a su in­dolencia. Es necesario actuar con buen juicio cuando ayudamos a los pobres.

      J. Sin embargo, Dios es benévolo y nos enseña a ser benévolos, y hay muchos que sí merecen la ayuda y la reciben con grati­tud. Muchos desafortunados aprovechan la ayuda que reciben y suben a un nivel más alto de vida. Hay gente noble y de­cente entre los pobres, son limpios, quieren vestirse decentemente, quieren educar a sus hijos y mejorar su vida. Tales merecen la ayuda.

      K. Dios ama a los pobres: Sal. 82:3, 4; 140:12; Prov. 28:27; 31:9. Dios denuncia a los que maltratan a los pobres: Prov. 21:13; 14:31; 17:5; Isa. 5:14, 15; Amós 2:6, 7; Ezeq. 22:29; Zac. 7:9, 10. Además, Dios ama y bendice a los que ayudan a los po­bres: Sal. 41:1; 19:17; Prov. 14:21; 28:27.

      L. El Nuevo Testamento nos enseña a ser benévolos con los pobres. En la misión de Jesús se incluía como parte integral la predicación a los pobres (Luc. 4:18). Esto se menciona como prueba de que El era el Mesías (Luc. 4:18; Mat. 11:5). Jesús en­seña que debemos invitar a los pobres a comer con nosotros (Luc. 14:12-14). Jesús dijo al joven rico, "vende lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo" (Mat. 19:21). La iglesia debe ofren­dar para los santos pobres, 1 Cor. 16:1, 2; 2 Cor. 8 y 9; Rom. 15:25-27.

 

      19:11 -- "no hurtaréis", Ex. 20:15.

      A. El hurtar es locura, porque es difícil vivir de esta manera. Muchos pierden la vida al tratar de robar cosas de poco valor, o tienen que pasar años en la cárcel. Aun desde el punto de vista humano, no vale la pena robar.

      B. Aunque algunos tengan mucho éxito y se hagan ricos, de cualquier manera deben contestar la pregunta, "¿Qué aprovechará al hombre, si ganare todo el mundo, y perdiere su alma?" (Mat. 16:26). Muchos hombres pierden su alma aunque ganen sus riquezas en manera legítima; ¡cuánto más los que roban!

      C. Dice Pablo, "El que hurtaba, no hurte más, sino trabaje, haciendo con sus manos lo que es bueno, para que tenga qué compartir con el que padece necesi­dad" (Efes. 4:28).

 

      19:12 -- "Y no juraréis falsamente por mi nombre, profanando así el nombre de tu Dios. Yo Jehová". El que jura falsamente comete pecado doble: es pecado mentir, y luego empeora el caso invocando el nom­bre de Dios para apoyar la mentira.

 

      19:13 -- "No oprimirás a tu prójimo, ni le robarás. No retendrás el salario del jor­nalero en tu casa hasta la mañana". Com­párese 6:2.

      A. El que no paga el sueldo al jornalero le roba. Dice Jesús que el obrero es digno de su salario, Luc. 10:17. Sant. 5:4 trata acerca del mismo tema. Deut. 24:14, 15 repite lo que dice Lev. 19:13. Cualquier pretexto para retener o posponer el pago al trabajador es robo. Compárese Rom. 13:8.

      B. Otra forma de robo es el no pagar las deudas. Este mal equivale al robo. El que firma contrato o en otra forma se compromete a pagar cierta cantidad en cierta fecha debe cumplir su obligación. El que no cumple comete dos pecados: miente y roba. La iglesia se ha reprochado muchas veces por este mal entre sus miembros.

 

      19:14 -- "No maldecirás al sordo, y de­lante del ciego no pondrás tropiezo, sino que tendrás temor de tu Dios. Yo Jehová".

      A. No maldiga al sordo porque no oye, ni ponga tropiezo delante del ciego porque no ve, porque Dios oye y ve, y El es el Defensor y Vengador de los pobres, los sordos, los ciegos y todos los indi­gentes.

      B. Deut. 28:12-15 repite esta ley. Es difícil entender cómo un ser humano llega a ser tan cruel. Tiene corazón de piedra el que es capaz de oprimir a tales personas. Seguramente no temen a Dios.

      C. Otros textos que hablan de oprimir al prójimo: 25:17, 36, 43. Recuérdese el buen ejemplo de Job (29:12-16).

      D. El texto prohibe el poner tropiezo delante del ciego y conviene agregar que es pecado también poner tropiezo delante del ciego espiritual.

 

      19:15 -- "No harás injusticia en el juicio, ni favoreciendo al pobre ni complaciendo al grande; con justicia juzgarás a tu prójimo".

      A. ¡Cuántos textos hablan de la justicia de Dios en este sentido! Compárense Prov. 17:15; 24:24. Dice Prov. 1:3, "Para recibir el consejo de prudencia, justicia, juicio y equidad" es uno de los propósitos de los proverbios. Sería provechoso leer el libro de Proverbios y apuntar todos los textos que hablan de la justicia, los dere­chos, etcétera. Es muy obvio que Dios aborrece toda forma de injusticia, toda vio­lación de los derechos del prójimo. Una de las denuncias más comunes en la Biblia es ésta con respecto a las injusticias de Israel; ellos corrompían continuamente la justicia.

      B. 19:35, 36, "No hagáis injusticia en juicio, en medida de tierra, en peso ni en otra medida. Balanzas justas, pesas justas y medidas justas tendréis. Yo Jehová vues­tro Dios, que os saqué de la tierra de Egipto".

      -- "ni favoreciendo al pobre". El que de­sea ayudar al pobre debe entender que el pervertir la justicia no le ayuda, sino que le perjudica. Tal práctica no ayuda a nadie. El torcer la ley para ayudar al que la violó produce el fruto podrido de injus­ticia, desorden, rebelión, anarquía y caos. Esto no beneficia ni al rico ni al pobre.

      A. Existe la tentación de favorecer al pobre (hacer acepción de personas), pero Dios dice: no lo haga. Compárese 1 Tim. 5:21. No conviene hacer a un lado la ley de Dios para favorecer al pobre.

      B. Muchos hermanos quieren "aflojar" la ley de Cristo sobre el divorcio y segun­das nupcias para "aliviar" el problema para los que están mal en segundas nup­cias. La ley del Señor es clara y sencilla sobre el tema: Mat. 5:31, 32; 19:9; Rom. 7:2, 3. Pero muchos hermanos quieren "favorecer" a los que han violado esta en­señanza. Aunque es muy obvio que el matrimonio de algunos no es legítimo, hay hermanos que inventan argumentos para justificarlo. Los tales no son guiados por la ley de Cristo, sino por sus sentimientos.

      C. Ex. 23:3 dice, "ni al pobre distin­guirás en su causa". El sufrimiento (la po­breza) del pobre no borra su transgresión. El pobre no es limpio por haber sufrido la pobreza. La pobreza no le da el derecho de pecar. Parece que muchos quieren pasar por alto los crímenes cometidos por los desafortunados. Quieren hacer a un lado la ley y el respeto por la ley en el caso de ellos. Los que tienen compasión por los pobres y los desafortunados, deben tra­bajar en manera legítima para ayudarles, sujetándose todos a la justicia.

      -- "ni complaciendo al grande". Sant. 2:1-13 se dirige a este error. El ver. 10 dice, "Porque cualquiera que guardare toda la ley, pero ofendiere en un punto, se hace culpable de todos". ¿Cuál es el punto de este texto? El complacer al grande, dis­criminando al hermano pobre. El que lo practica es "transgresor": "pero si hacéis acepción de personas, cometéis pecado, y quedáis convictos por la ley como trans­gresores". Santiago concluye esta en­señanza afirmando que "juicio sin miseri­cordia se hará con aquel que no hiciere misericordia; y la misericordia triunfa so­bre el juicio" (ver. 13). El que no hace misericordia es el que complace al grande y menosprecia al hermano pobre.

      Cabe aquí también 1 Tim. 5:21, "Te en­carezco delante de Dios y del Señor Jesu­cristo, y de sus ángeles escogidos, que guardes estas cosas sin prejuicios, no ha­ciendo nada con parcialidad". Es fácil to­lerar los pecados de los amigos o de los pobres y desafortunados y es difícil tolerar los pecados de los enemigos y de los ricos y grandes, pero la ley de Cristo debe apli­carse imparcialmente.

 

      19:16 -- "No andarás chismeando entre tu pueblo. No atentarás contra la vida de tu prójimo. Yo Jehová". Véanse Prov. 11:13; 18:8; 26:20.

      A. Larousse define la palabra "chisme" como "murmuración". Se puede ver la conexión entre "murmuración" y "chismear", porque el chismoso anda murmurando de otros, hablando de sus faltas, criticando, insinuando y levantando sospechas.

      B. Los profetas hablaron de este vicio; véanse Jer. 9:4, 5; Ezeq. 22:9.

      C. El Nuevo Testamento condena el chismear: 1 Tim. 5:13; 1 Ped. 4:15. El remedio se encuentra en 1 Cor. 13:4-7. El chisme refleja el odio secreto. Nos gusta leer este hermoso texto y hablar del amor, pero en la práctica parece que es más fácil chismear. ¿Cómo pueden las mismas per­sonas hablar del amor y también chis­mear? Véase Sant. 3:9-12.

      -- "No atentarás (no harás nada, lit., no estarás, LBLA) contra la vida de tu prójimo. Yo Jehová".

      A. El acusar falsamente viola esta pro­hibición, Mat. 26:60; Hech. 6:11.

      B. El guardar silencio (rehusar testi­ficar aunque "fuere testigo que vio o supo" cuando el prójimo es acusado falsamente, 5:1) viola esta prohibición. Véase también Prov. 24:11, 12.

      C. Cualquier acto que prevenga o es­torbe a la justicia o contribuya a la injusti­cia es "atentar contra la vida del prójimo". La vida humana siempre es servida por la justicia y siempre es amenazada por la in­justicia.

      -- "Yo Jehová". La frecuente repetición del nombre de Dios nos recuerda de su soberanía. El sabe todas las cosas. El ve todo y oye todo. Tarde o temprano el co­rregirá toda injusticia. No tratamos con algún ídolo impotente que, teniendo ojos no ve y teniendo oídos no oye, sino con el Dios Todopoderoso que sí puede hacer lo que promete (o amenaza). El juzga y cas­tiga.

 

      19:17 -- "No aborrecerás a tu hermano en tu corazón; razonarás con tu prójimo, para que no participes de su pecado" ("reprenderás a tu prójimo", VM, LBLA).

      A. Se presentan dos alternativas: callar y guardar en el corazón el sentimiento causado por la ofensa, o reprender al que nos ofendió (razonar con él) para que el mal se corrija. Lamentablemente parece que la mayoría prefiere callar y seguir ofendidos y enojados. La segunda alterna­tiva requiere valor (y también amor) y es mucho mejor para el ofendido y para el ofensor.

      B. Pero la triste verdad es que a los muchos les gusta guardar rencor en el corazón, odiar secreta o abiertamente, y vivir ofendidos y resentidos.

      -- "razonarás con (reprender a) tu prójimo para que no participes de su pecado".

      A. Este texto implica que el que no ra­zona con el ofensor (no le reprende) par­ticipa del pecado; es decir, por no hacer nada para corregir el mal.

      B. Parece que muchos no quieren ra­zonar con el ofensor, sino más bien pre­fieren razonar con todo el mundo que le escuche. A éstos les gusta hablar de la ofensa, porque se sienten lastimados y buscan la simpatía de otros. Por eso repiten la historia frecuentemente y a ve­ces exageran la ofensa para ganar aun más simpatía. Les gusta llorar; cada lágrima les es preciosa a los tales. Parece que su agonía es una fiesta, y el odio es un ban­quete que nunca pierde su sabor. Ante sus propios ojos su odio es justificado. "¡Sí, hago bien en enojarme, hasta querer morir!" (Job 4:9, VM).

      C. A muchas personas no les gusta la solución bíblica de que se vaya a su prójimo (o hermano) para 'razonar' con él, aun reprendiéndole, para resolver el problema. No quieren hablar con él -- ni siquiera quieren verlo -- porque prefieren estar enojados y resentidos. Esto es par­ticipar de su pecado.

      D. Véanse Mat. 5:23, 24; 18:15-18. Luc. 17:3, "Mirad por vosotros mismos. Si tu hermano pecare contra ti, repréndele; y si se arrepintiere, perdónale". Este man­damiento requiere valor y también humil­dad. Algunos dicen, "No tengo nada con­tra él porque ya le perdoné en mi corazón y no le odio, pero no quiero verlo ni hablar con él". Tal persona se engaña sola. Si no guardara rencor en su corazón, es­taría dispuesto a verlo y razonar con él.

      E. Sal. 141:5 dice, "Que el justo me cas­tigue, será un favor, y que me reprenda será un excelente bálsamo que no me herirá la cabeza". Prov. 27:6, "Fieles son las heridas del que ama; pero importunos los besos del que aborrece". Apoc. 3:19, "Yo reprendo y castigo a todos los que amo; sé, pues, celoso y arrepiéntete".

      F. Encontraremos mucho gozo -- mucha satisfacción -- si seguimos el plan de Dios, razonando con la persona que nos ofende, aclarando el asunto, repren­diendo si es necesario, porque en esta manera el problema se resuelve y nosotros no participamos del pecado.

 

      19:18 -- "No te vengarás, ni guardarás rencor a los hijos de tu pueblo, sino amarás a tu prójimo como a ti mismo. Yo Jehová".

      A. Véase el ver. 17, notas sobre el ren­cor.

      B. Otros textos relacionados son los vers. 33, 34; Ex. 23:4, 5; Prov. 24:17, 18; 25:21; 20:22. Los israelitas fueron man­dados a amar a sus enemigos y se les pro­hibió la venganza personal. Compárense Mat. 5:38-48; Rom. 12:17-21.

      C. Dios dice, "Mía es la venganza"; El tomó venganza de los criminales y todos los malhechores, empleando a los ma­gistrados, y a veces todo el pueblo tomó parte en el juicio, apedreando a los trans­gresores. Desde luego, al hacerlo no deso­bedecieron este mandamiento, porque simplemente servían como instrumentos de Dios para tomar venganza divina. Lo que se prohibe es la venganza personal. Bajo la ley de Moisés -- como también bajo el Nuevo Testamento -- la gente tenía que entregar su causa en manos de los magistrados. Recuérdese también que a veces Dios empleaba naciones como ins­trumentos de su venganza; por ejemplo, El envió a los babilonios para castigar al pueblo de Israel.

      D. Rom. 13:1-7 enseña que Dios toma venganza de los criminales por medio del gobierno civil; es decir, la policía que prende o aun mata al criminal no toma venganza personal, sino la de Dios.

 

      19:19 -- "No harás ayuntar tu ganado con animales de otra especie; tu campo no sembrarás con mezcla de semillas, y no te pondrás vestidos con mezcla de hilos". Varios textos hablan de mulas (por ejem­plo, 2 Sam. 13:29; 18:9; 1 Reyes 1:33), pero probablemente eran importadas (véase 1 Reyes 10:25).

      A. Deut. 22:9-11, "No sembrarás tu viña con semillas diversas, no sea que se pierda todo, tanto la semilla que sem­braste como el fruto de la viña. No ararás con buey y con asno juntamente. No ves­tirás ropa de lana y lino juntamente". Con estas leyes Dios insistía en que su pueblo observara el orden natural de las cosas fun­dado en la creación (Gén. 1:11, 12, 21, 24, 25). (Keil y Delitzsch).

      B. Lo que Pablo dice en 2 Cor. 6:14 ("no os unáis en yugo desigual con los in­crédulos") se basa en este texto. El yugo desigual se refiere al compañerismo de la justicia con la injusticia, la comunión de la luz con las tinieblas, la concordia entre Cristo y Belial, la parte que el creyente tiene con el incrédulo, el acuerdo entre el templo de Dios y los ídolos, es decir, la participación del cristiano en prácticas pecaminosas (en ese contexto, las cosas de ídolos). Efes. 5:11 es texto paralelo, "Y no participéis en las obras infructuosas de las tinieblas".

      C. La doctrina básica del libro de Le­vítico es la santificación del pueblo de Dios, es decir, que deberían estar separa­dos de los paganos. Era un pueblo dife­rente. Esto era el propósito de estas leyes. Leyes y costumbres erigen paredes de sepa­ración. Compárese Efes. 4:14-16.

 

      19:20-22 -- Compárense 20:10, el adul­terio ordinario, y Deut. 22:23, 24, el adul­terio con una joven desposada; en estos casos la pena fue la muerte, pero el adul­terio con una mujer "que fuere sierva des­posada con alguno, y no estuviere rescatada, ni le hubiere sido dada libertad" resultó en azotes para los dos.

      A. Sin embargo, aunque el castigo no era la muerte sino azotes, debe observarse que había protección para esclavos; no era lícito tratarlos como propiedad per­sonal sin derecho alguno.

 

      19:23-25 -- Esta prohibición les haría recordar que la tierra y todo su fruto es de Jehová. La palabra "incircunciso" equivale a "inmundo"; alguna cosa prohibida era como "inmunda" o "incircuncisa" para ellos.

 

      19:26 -- "No comeréis cosa alguna con sangre". Véase 17:11, notas.

      -- "No seréis agoreros, ni adivinos". Véanse 20:6; Deut. 18:9-14.

      A. Dios les dio dirección. Moisés habló "cara a cara" con Dios. Los profetas eran hombres inspirados por Dios. La palabra de Dios estaba en su boca. Dios cuidaba de su pueblo. La providencia divina nunca les faltó si procuraban andar en sus caminos, pero Israel no quería recordar estos beneficios y buscaba dirección de los agoreros y adivinos.

      B. Toda la lista de estas cosas abo­minables se encuentra en Deut. 18:9-14. Son cosas relacionadas con la idolatría. La primera frase dice, "No sea hallado en ti quien haga pasar a su hijo o a su hija por el fuego" (culto a Moloc). Hacían esto para obtener oráculos de su dios.

      C. El propósito de la adivinación, etc. era y es el obtener conocimiento sobre­natural. Los que practican tales cosas quieren hablar con los muertos, con los espíritus, o con los "dioses" (demonios) para obtener información que no se puede obtener de la palabra de Dios ni por medios natu­rales. Quieren información sobrenatural para poder predecir el futuro y tener mucha influencia sobre otros, aun sobre hombres eminentes, Hech. 13:6, 7.

      D. Gál. 3:1 ("¿quién os fascinó ...?") se refiere a la práctica de "encantar" (engañar con arte).

      E. Recuérdese el pecado del rey Saúl, 1 Crón. 10:13, 14.

      F. Léase Isa. 8:19, 20, el profeta hacía burla de los encantadores y adivinos que "susurran". Dice el profeta, "¿Consultará a los muertos por los vivos?" Véase también Isa. 47:8-14.

      G. La base de todo este mal es la as­trología; 2 Reyes. 23:5 dice, "Y quitó a los sacerdotes idólatras que habían puesto los reyes de Judá para que quemasen incienso en los lugares altos en las ciudades de Judá, y en los alrededores de Jerusalén; y asimismo a los que quemaban incienso a Baal, al sol y a la luna, y a los signos del zo­diaco, y a todo el ejército". El concepto de millones de personas es que los doce sig­nos o estaciones del zodiaco son de suma impor­tancia para la adivinación. Para éstos lo que dice su horóscopo es más impor­tante que la palabra de Dios. No ponen su confianza en la providencia de Dios, sino en las estrellas.

      H. Dice Jer. 10:2, "Así dijo Jehová: No aprendáis el camino de las naciones, ni de las señales del cielo tengáis temor, aunque las naciones las teman".

      I. Hech. 19:19 es un buen ejemplo de lo que se debe hacer con los libros de los que practican la magia ("trajeron los libros y los quemaron delante de todos"). Los cris­tianos confían en Dios, Heb. 13:5, 6, y no son atormentados por ansiedades y afanes (Mat. 6:24-34; Fil. 4:4-7; 1 Ped. 5:7). El cristiano no usa el horóscopo sino más bien, la oración. Dice el cristiano, "Si el Señor quiere, viviremos y haremos esto o aquello" (Sant. 4:15).

 

      19:27 -- "No haréis tonsura en vuestras cabezas", práctica pagana. Dice Larousse: "Tonsura. Acción de tonsurar. Ceremonia de la Iglesia que consiste en cortar al aspi­rante a sacerdote un poco de cabello en la coronilla" (véase gráfico, pág. 940).

 

      19:28 -- "Y no haréis rasguños en vuestro cuerpo por un muerto, ni imprimiréis en vosotros señal alguna. Yo Jehová", otras prácticas paganas. Compárese 1 Reyes 18:28. Los paganos, como los profetas de Baal, practicaban tales cosas para emo­cionarse más; no respetaban el cuerpo como creación de Dios. El Nuevo Testa­mento eleva aun más el cuerpo con la afirmación de que es el templo de Dios y que el Espíritu de Dios mora en él (1 Cor. 6:19, 20). Si el tatuaje se prohibió bajo la imperfecta ley de Moisés, ¿qué pensará Dios de sus hijos que lo practican en el templo del Espíritu Santo?

 

      19:29 -- "No contaminarás a tu hija haciéndola fornicar". ¿Lo haría por amor al dinero? Rom. 1:31 habla de gente "sin afecto natural". El hombre que hiciera tal cosa seguramente no tendría "afecto natu­ral". Al prostituir a sus hijas, prostituían la tierra.

 

      19:30 -- "Mis días de reposo guardaréis, y mi santuario tendréis en reverencia. Yo Je­hová".

      A. Si el pueblo hubiera guardado el sábado, ofreciendo los sacrificios manda­dos por Dios, hubieran evitado muchísi­mos pecados. Los que descuidan el culto a Dios caen en toda clase de tentación. ¡Cuán importante es la asistencia a los servicios de la iglesia! Verdaderamente es canal de vida para los cristianos. Muchas veces el primer paso hacia la apostasía es el descuidar las reuniones.

      B. Tener el santuario en reverencia era advertencia también de que el inmundo no se acercara al santuario.

 

      19:31 -- Véase el ver. 26, notas.

 

      19:32 -- "Delante de las canas te levan­tarás, y honrarás el rostro del anciano". Si se practica esta enseñanza, habrá muy poca delincuencia juvenil. La raíz de mucha maldad entre los jóvenes es la falta de respeto por los adultos, aun los adultos con canas.

 

      19:33, 34 -- "extranjeros fuisteis en la tierra de Egipto". Teniendo presente este pensamiento el israelita nunca oprimiría al extranjero. Hay una lección valiosa para el cristiano también, es decir, si siempre recuerda que estaba perdido en el mundo, lejos de Dios, tendrá paciencia y com­pasión para los que todavía están en el mundo.

 

      19:35, 36 -- Véase el ver. 15, notas.

 

 

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