LUCAS 12

 

Advertencia contra la hipocresía

      12:1  En esto, juntándose por millares la multitud, tanto que unos a otros se atropellaban (para acercarse a Jesús), comenzó a decir a sus discípulos, primeramente: -- Las enseñanzas y reprensiones registradas en el capítulo 11 se dirigieron a los fariseos. Ahora Jesús se dirige a sus discípulos (vv. 4, 22) y habla de los fariseos.

      -- Guardaos de la levadura de los fariseos, que es la hipocresía. -- Mat. 16:6, “Mirad, guardaos de la levadura de los fariseos”, hablando de su doctrina (v. 12). La levadura mala de los fariseos leudaba toda la masa del judaísmo (compárese 1 Cor. 5:7). Penetraba y se difundía para empapar la sociedad judaica, como la levadura de tradiciones, leyes humanas, supersticiones y opiniones de los líderes religiosos ha saturado el mundo religioso moderno. Aun la iglesia de Cristo no ha escapado de su nefanda influencia, pues hay predicadores de renombre que, por no recibir el amor de la verdad, quedan enamorados del error.

      Pero aquí (Lucas 12:1) Jesús describe la hipocresía de los fariseos como levadura.

      12:2  Porque nada hay encubierto, que no haya de descubrirse; ni oculto, que no haya de saberse. – 8:17. La verdad saldrá a luz. Sal. 139:12; Ecles. 12:14; 2 Reyes 5:26; Mat. 10:26; Hech. 5:1-11; Rom. 2:16; Heb. 4:13; Apoc. 20: 12.

      12:3  Por tanto, todo lo que habéis dicho en tinieblas, a la luz se oirá; y lo que habéis hablado al oído en los aposentos, se proclamará en las azoteas. – Por no tener radio, televisión, periódicos, etc. se proclamaban mensajes importantes desde las azoteas.

 

A quién se debe temer (Mat. 10:26-31)

      12:4  Mas os digo, amigos míos: No temáis a los que matan el cuerpo, y después nada más pueden hacer. 5  Pero os enseñaré a quién debéis temer: Temed a aquel que después de haber quitado la vida, tiene poder de echar en el infierno; sí, os digo, a éste temed. –  – Argumento irrefutable contra los materialistas (los que enseñan que el hombre no es inmortal, sino solamente material o físico y que cuando muera deja de existir). Los materialistas más conocidos son los testigos de La Atalaya y los adventistas del séptimo día.  Según ellos al morir el hombre queda aniquilado y ya no existe de manera alguna. Sin embargo, Jesús dice que hay algo más después de y aparte de la muerte física que es peor que la muerte física.

      -- infierno. (1) Lugar de castigo eterno en fuego. Mat. 5:22, 29, “infierno de fuego”; 10:28 (paralelo con Luc. 12:4,5); 13:42, 43 “horno de fuego”; 18:9, “infierno de fuego”; 25:46, “E irán éstos al castigo eterno, y los justos a la vida eterna”; Apoc. 20:14, “lago de fuego”.

      (2) Los materialistas insisten en que el fuego consume y acaba lo que está echado en él y citan Mat. 13:30, 40; por eso, niegan que habrá sufrimiento eterno; insisten en que los malos serán aniquilados. Es cierto que el cuerpo físico puede ser quemado y consumido, pero 1 Cor. 15:44, 53 explica que el cuerpo resucitado no será corruptible.

      (3) Destruir. Citan Mat. 10:28, “temed más bien a aquel que puede destruir el alma y el cuerpo en el infierno”; enfatizan la palabra destruir, diciendo que significa aniquilar, pero según los léxicos y diccionarios de palabras griegas la palabra destruir (apollumi) no significa aniquilar, sino arruinar. “La idea que comunica no es la de extinción, sino de ruina; no del ser, sino del bienestar” (W. E. Vine). Por ejemplo, la palabra se usa en 2 Ped. 3:6, “por lo cual el mundo de entonces pereció anegado en agua”. La palabra “pereció” viene de la palabra griega apollumi, y obviamente no quiere decir aniquilar porque el mundo no fue aniquilado en el diluvio, sino que fue arruinado, pues al estar cubierta de agua la tierra no sirvió para la habitación del hombre. Así también el alma destruida no es alma aniquilada sino arruinada. Véase 2 Tes. 1:7-9, “cuando se manifieste el Señor Jesús desde el cielo con los ángeles de su poder,  8  en llama de fuego, para dar retribución a los que no conocieron a Dios, ni obedecen al evangelio de nuestro Señor Jesucristo;  9  los cuales sufrirán pena de eterna perdición, excluidos de la presencia del Señor y de la gloria de su poder”. La palabra perdición es de olethros, que también significa ruina, la pérdida del bienestar.

      (3) ¿Cristo vino a la tierra y sufrió en la cruz simplemente para evitar que el hombre fuera aniquilado? No, Cristo estaba dispuesto a sufrir una muerte tan horrible para salvar el alma que nunca deja de existir. No hay texto alguno que enseñe que cualquier espíritu (del hombre, del ángel o del demonio) deje de existir. Un vez creado, el espíritu es eterno. Nunca muere, nunca deja de existir. Estará en el cielo con Dios o en el infierno con Satanás.

      (4) Luc. 16:19-31, el hombre rico estaba consciente, recordaba y sufría. Pero si el materialista tiene razón, entonces el rico no habría tenido necesidad de que Lázaro mojara su dedo en agua para refrescar su lengua porque ya se habría aniquilado. Los que niegan el castigo eterno dicen que este texto es una parábola. En primer lugar, una parábola no es una fábula. Las parábolas no son mitos o leyendas, sino que hablan de la realidad. Sin embargo, las parábolas no hablan de personas por nombre, y este texto habla de habla de Abraham y                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                  un hombre llamado Lázaro

      (5) Juan 5:28, 29. Los materialistas admiten lo que Jesús dice en Juan 5:28, 29, que todos serán resucitados. Sin embargo, enseñan que cuando el hombre muere, puesto que no tiene alma, es aniquilado y deja de existir. Entonces ¿por qué resucitarlo para volver a aniquilarlo? De esta manera se muestra lo absurdo de su doctrina falsa.

      (6) Eterno. ¿Qué dicen los materialistas de la palabra eterno con respecto al sufrimiento? Dicen que el ser echado en el infierno tiene consecuencias eternas porque pierden la vida eterna. Dicen que Jesús no habla de castigar eternamente, sino del castigo eterno; es decir, el resultado de esta clase de castigo sería eterno. Pero si el materialista puede probar que el castigo no es de duración eterna, entonces tampoco se puede probar que la vida con Dios será eterna. De hecho, ni pueden probar que Dios es eterno.

      (7) Dios de amor y misericordia.  Los falsos maestros dicen que el concepto de un lugar de tormento eterno no es consecuente con el concepto del Dios de amor y misericordia, pero éstos simplemente no conocen a Dios. Es muy cierto que es Dios de amor y misericordia, pero también tiene otros atributos. Rom. 11:22, “Mira, pues, la bondad y la severidad de Dios”. Dios tiene varios atributos. No es solamente amor, bondad y compasión. También es Dios de justicia y de venganza. Heb. 10:30  Pues conocemos al que dijo: Mía es la venganza, yo daré el pago, dice el Señor. Y otra vez: El Señor juzgará a su pueblo.  31  ¡Horrenda cosa es caer en manos del Dios vivo!” Muchos no comprenden cómo Dios abomina el pecado. En primer lugar la cruz de Cristo nos dice lo que Dios piensa del pecado, y luego el infierno nos dice la misma cosa. La justicia de Dios, pues, requiere tal castigo del pecado.

      (8) ¿Qué sabemos del sufrimiento que no termina? Con muy pocas excepciones hay remedios para el sufrimiento. Jn. 16:21, “La mujer cuando da a luz, tiene dolor”; Gén. 7:19-23, ahogados en el diluvio; Gén. 19:24, quemados con fuego y azufre; Éxodo 1:13, 14, la gran aflicción de la esclavitud y opresión; 2 Cor. 11:24, “De los judíos cinco veces he recibido cuarenta azotes menos uno. 25  Tres veces he sido azotado con varas; una vez apedreado; tres veces he padecido naufragio; una noche y un día he estado como náufrago en alta mar …” Oímos de torturas de presos de guerra que provocan dolor que no se puede describir. Jesús habla del “lloro y el crujir de dientes” como expresión del sufrimiento insoportable, pero que tendrá que ser soportado.

      Si el sufrimiento fuera aun por cien años, al sufrir por diez años, uno podría decir, “nada más me faltan otros noventa años”, o si fuera por mil años, después de sufrir 900 años podría decir, “sólo me faltan cien años más”, pero eterno significa no tiene fin. Ahora muchas personas están viviendo unos cien años. Creemos que cien años es un tiempo muy largo. ¿Qué sabemos de vivir casi mil años como en los días de Matusalén? La mente casi no puede imaginar una existencia tan larga? Pero luego ¿10,000? ¿o 100,000? ¿un millón? Aunque la eternidad abarca mucho más que un millón o un billón de años, no se mide así, simplemente porque ya no habrá “tiempo”. Ya no habrá días, semanas, meses, siglos, milenios, etc. ¡No habrá tiempo!  El tiempo “pasa”, pero no “se pasa” la eternidad.

      -- temed, 2 Cor. 5:10, 11; Col. 3:22; Heb. 4:1; 1 Ped. 2:17.. Por eso, debemos temer a Dios y temer este castigo. ¿Qué tememos? ¿Sabemos lo que es temer? ¿Perder el empleo? ¿La quiebra del negocio? ¿El cáncer? ¿El paro cardiaco? ¿La muerte? ¿Qué? ¿Tememos el infierno? ¿Cómo puede la gente dormir sabiendo que si mueren sin Cristo van a sufrir en el infierno, en el horno o lago de fuego, para siempre? ¿Quién no tiene miedo de ser quemado en un incendio o en algún accidente? ¿Quién no ha visto las consecuencias horribles de la quemadura?

      12:6  ¿No se venden cinco pajarillos por dos cuartos? Con todo, ni uno de ellos está olvidado delante de Dios. – En los versículos anteriores Jesús dice que no debemos temer a los hombres. Debemos temer a Dios, pero también recordar que El nos ama y nos protege. Como dice el himno,  “Si aun las aves cuidan, cuidará también de mí”. Los “pajarillos” son los gorriones. Se cazaban, se vendía y se comían. Así es que tenían valor porque es criatura de Dios y la cuida, pero “más valéis vosotros que muchos pajarillos”. 7  Pues aun los cabellos de vuestra cabeza están todos contados. No temáis, pues; más valéis vosotros que muchos pajarillos. – Mat. 10:30, Desde luego, Cristo no les promete que no serían dañados físicamente porque ya había dicho (Mat. 10:17) que serían azotados y acaba de decir (Mat. 10:28; Luc. 12:4) “no temáis a los que os matan”. El promete estar con ellos (Mat. 28:20), pero su ayuda sería espiritual. “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece” (Fil. 4:13). Con la ayuda divina serían “más que vencedores” (Rom. 8:37). Así que, no temáis; más valéis vosotros que muchos pajarillos.

 

El que me confesare delante de los hombres (Mat. 10:32)

      12:8  Os digo que todo aquel que me confesare delante de los hombres, también el Hijo del Hombre le confesará delante de los ángeles de Dios;  9  mas el que me negare delante de los hombres, será negado delante de los ángeles de Dios. – La palabra confesar (homologeo) significa “hablar la misma cosa, asentir, estar de acuerdo” (WEV). Al confesar a Cristo lo reconocemos como nuestro Señor. Al negarlo uno lo repudia, no lo reconoce como suyo. Sería como el padre que dijera de su hijo, “éste no es mío, no lo reconozco como mío”. Es lo que Pedro hizo. Dijo, “No conozco al hombre”; es decir, no es mi Señor, no es nada, ni lo conozco.

      Puede ser peligroso confesar (reconocer) a Cristo como el Hijo de Dios y como nuestro Señor. Si uno teme a los hombres en lugar de temer a Dios, está en gran peligro de negar a Cristo. Véanse Jn. 9:22; 12:42.Lo hace por temor de lo que los hombres piensen, digan o hagan, o simplemente por el temor de ser rechazado. El Señor espera que seamos atrevidos en la defensa de la verdad (GH). Véase Judas 3; Fil. 1:16:

      Este texto (y el texto paralelo en Mat. 10:32, 33) se cita frecuentemente para enseñar que debemos confesar que Cristo es el Hijo de Dios antes de ser bautizados y es muy correcto hacerlo, pero Jesús dice esto en un contexto de persecución y tribulación. El quiere decir que aunque haya mucha oposición y persecución no debemos temer a los hombres, porque esto puede causar que neguemos a Cristo (26:70,72). 2 Tim. 1:7, “Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio.  8  Por tanto, no te avergüences de dar testimonio de nuestro Señor, ni de mí, preso suyo, sino participa de las aflicciones por el evangelio según el poder de Dios”. Mar. 8:38, “Porque el que se avergonzare de mí y de mis palabras en esta generación adúltera y pecadora, el Hijo del Hombre se avergonzará también de él, cuando venga en la gloria de su Padre con los santos ángeles”.

      Al confesar que Jesús de Nazaret es el Cristo, el Hijo de Dios, estamos confesando que El es Dios (Jn. 1:1; Rom. 9:5; Tito 2:13; 2 Ped. 1:1; 1 Jn. 5:20). Ejemplos de esta confesión se encuentran en 16:16; Jn. 6:69; 11:27; 20:28; Hech. 8:37; 1 Tim. 6:12.

      12:10  A todo aquel que dijere alguna palabra contra el Hijo del Hombre, le será perdonado; pero al que blasfemare contra el Espíritu Santo, no le será perdonado. -- La palabra "evangelio" significa "buenas nuevas"; es decir, por medio del evangelio de Jesucristo todo pecado será perdonado. Véanse los catálogos de pecados (Rom. 1:28-32; 1 Cor. 6:9-11; Gál. 5:19-21, etc.). Todos estos pecados serán perdonados por Dios si nos arrepentimos, confesamos a Cristo y somos bautizados para perdón de pecados. Los pecados de David (el codiciar, el adulterar, el matar) fueron perdonados. Los "muchos" pecados de la mujer de Luc. 7 fueron perdonados. Pedro negó a Cristo tres veces pero fue perdonado. Saulo de Tarso persiguió a Jesús pero fue perdonado.

      Blasfemar significa "difamar o injuriar...cualquier forma de hablar injuriosa, ultrajante, calumniador". Este pecado cometido aun contra Jesús tenía y tiene perdón, v. 32. Le acusaban de ser glotón y borracho; decían que era samaritano (término muy insultante para cualquier judío), que estaba loco, y que blasfemaba cuando perdonaba pecados. Se describen aun aquellos que lo crucificaron como ignorantes (Luc. 23:34; Hech. 3:17; 13:27; 1 Cor. 2:8). Todos estos insultos, blasfemias e injurias recibieron perdón cuando los culpables obedecieron al evangelio.

      Marcos 3:30 explica la blasfemia contra el Espíritu Santo: V. 31, "Porque ellos habían dicho: Tiene espíritu inmundo". La blasfemia contra el Espíritu se refiere a lo que los fariseos habían dicho (Mat. 12:24), "Este no echa fuera los demonios sino por Beelzebú, príncipe de los demonios". Marcos 3:22, "decían que tenía a Beelzebú, y que por el príncipe de los demonios echaba fuera los demonios". Lo que ellos decían no era simplemente una calumnia contra Jesús, sino una blasfemia contra el Espíritu Santo. Decían que el Espíritu Santo era Satanás (espíritu inmundo). ¡Esta es la blasfemia contra el Espíritu Santo!

      La obra del Espíritu Santo es atribuida a Satanás. Negaban los fariseos que Jesús hizo la gran obra de echar fuera los demonios por el poder del Espíritu Santo. Mas bien, según ellos, lo hizo por el poder de Beelzebú, príncipe de los demonios, o sea, Satanás mismo. Al decir esto hablaron o blasfemaron contra el Espíritu Santo, dando a entender que en realidad el Espíritu Santo era un espíritu inmundo.

      Dicen los carismáticos que hablamos contra el Espíritu cuando denunciamos sus "señales y prodigios mentirosos". Esta acusación es completamente necia y absurda. Al decir esto ellos demuestran su profunda ignorancia de las Escrituras (Mat. 22:29). Desde luego, no hablamos contra el Espíritu, sino probamos los espíritus, 1 Jn. 4:1,2.

      ¿Por qué no se perdona este pecado? Isa. 5:20 dice, "¡Ay de los que a lo malo dicen bueno, y a lo bueno malo!" Es precisamente lo que hicieron los fariseos. Lo que era tan obviamente bueno y de Dios -- la vida, el ejemplo, las enseñanzas y las maravillas de Jesús -- ellos lo llamaron malo y del diablo. El propósito de ellos era profundamente malicioso. Jesús echó fuera los demonios por el Espíritu de Dios (v. 28), pero los fariseos estaban resueltos a no creerlo, y se atrevieron a decir que ese poder era en realidad Satanás. Dice el Diccionario de W. E. Vine, "cualquiera, con la evidencia del poder del Señor ante sus ojos, declarara que era un poder satánico, exhibía una condición de corazón más allá de la iluminación divina, y por ello desesperada".

      No había sacrificio bajo la ley de Moisés para el pecado cometido "con soberbia". Núm. 15 describe la expiación para los pecados de "yerro", pero en el v. 30 dice (según LBLA), "Pero aquel que obre con desafío (lit., con mano levantada) ... ése blasfema contra el Señor, y esa persona será cortada de entre su pueblo". Véanse también 1 Sam. 3:14; Isa. 22:14. En esto vemos que el concepto de estar más allá de la salvación no era idea nueva.

      Al ver las obras de Jesús y al oír sus enseñanzas, los escribas y fariseos estuvieron en la misma presencia de Dios, pero indicaron que más bien estuvieron en la presencia de Satanás. No hay depravación más profunda que esta.

      12:11  Cuando os trajeren a las sinagogas, y ante los magistrados y las autoridades, no os preocupéis por cómo o qué habréis de responder, o qué habréis de decir;  12  porque el Espíritu Santo os enseñará en la misma hora lo que debáis decir. --  21:14-15; Mat. 10:19-20; Mar. 13:11. Hech. 4:13 dice, “Entonces viendo el denuedo de Pedro y de Juan, y sabiendo que eran hombres sin letras y del vulgo, se maravillaban; y les reconocían que habían estado con Jesús”. No habían sido educados en las escuelas de los rabinos, pero fueron enseñados por Jesús y guiados por el Espíritu Santo. Hech. 6:10, “Pero no podían resistir a la sabiduría y al Espíritu con que (Esteban) hablaba”.

 

Advertencia contra la avaricia; el rico insensato

      12:13  Le dijo uno de la multitud: Maestro, di a mi hermano que parta conmigo la herencia. – Al ver y escuchar a Jesús la gente podía ver que hablaba con toda autoridad y justicia. Por eso, este hombre creía que le podría ayudar con la cuestión de su herencia. Según la ley de Moisés (Deut. 21:17) el hermano mayor recibía dos terceras partes de la herencia. Este caso parece indicar que no siempre se repartía la herencia correctamente. Es interesante observar que este hombre no pide que Jesús juzgue el caso objetivamente, sino que de una vez decidir el litigio a favor de él (el suplicante) (ALA).

      El hombre de este texto, al igual que la mayoría de los hombres, se preocupaba por su herencia terrenal cuando le convenía preocuparse más por su herencia eterna. Sus asuntos personales eran mucho más importantes que la enseñanza de Cristo sobre asuntos espirituales. Compárese Jn. 6:26, 63).

      12:14  Mas él le dijo: Hombre, ¿quién me ha puesto sobre vosotros como juez o partidor?  --  Jesús no pide los detalles del caso. No pregunta quién hacía qué. Aunque los rabinos, siendo intérpretes de la ley, sí asumían el papel de jueces, Jesús no se metió en el asunto. Enseñaba la justicia, pero no aceptó el papel de juez o administrador para aplicar o ejecutar las leyes de justicia. Su reino no es de este mundo (Jn. 18:36) y su misión era la de buscar y salvar almas (19:10). El creía en dar a César (el estado) lo que era de César (20:25) y este caso perteneció a César. Además, toda la enseñanza de Jesús indica que lo más importante no es la mera reforma política y externa, sino el cambio de corazón. El hace grandes cambios en el hombre y en la sociedad comenzando desde adentro del corazón del hombre.

      12:15  Y les dijo: Mirad, y guardaos – Advertencia doble, como dos alarmas, dos luces rojas que brillan intermitente y constantemente ante nuestros ojos para que pongamos mucha atención, para que tengamos mucho cuidado, como cuidarse de una víbora de cascabel. El apóstol Pablo dice “Haced morir… malos deseos y avaricia, que es idolatría”. Es cuestión de vida y muerte, de matar o ser muerto. Si no la matamos, nos mata a nosotros. Es un “demonio” que esclaviza.

      No hay otro peligro más grande en el mundo que la avaricia. Por ser la fuerza motriz de su vida la avaricia destruye un número incalculable de almas, llevándolas al infierno.

      -- de toda avaricia; – Jesús aprovecha la petición de este hombre para enseñar una lección sobre la avaricia, el cáncer que destruye el corazón de millones. Si en este caso hubo fraude con respecto a la herencia, alguien obviamente era avaro. Era culpable de la avaricia que, según Pablo, es idolatría (Col. 3:5), porque toma posesión del corazón (los afectos) que pertenecen a Dios y lo convence que debe confiar en riquezas que son inciertas (1 Tim. 6:17) (HLB). Jesús nos advierte acerca de este pecado en el Sermón del Monte, el primer sermón registrado en el Nuevo Testamento: Mat. 6:24, “Ninguno puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas. {Gr. Mamón}”. El remedio se ofrece en los versículos anteriores (19-21).

      -- toda -- La palabra toda implica que este pecado se manifiesta de varias maneras; es decir, que hay varias clases de avaricia y que toda clase de ella debe ser evitada. Para ser discípulos de Jesús es indispensable que uno destruya la vida avariciosa, que quite ese ídolo del corazón.

      -- porque la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee. –Jesús pronuncia una advertencia solemne. Tenga cuidado, guardarse de toda avaricia porque hay mucha diferencia entre el “vivir” y el “tener posesiones”. ¿Lo entiendo yo? El vivir no es el poseer. El vivir no depende de lo que uno posea. Para muchos la vida es precisamente esto: “la abundancia de los bienes que posee” y la comodidad y el placer que les traen. Sin embargo, la vida del hombre no consiste EN las cosas materiales. No son parte integral de la vida y es un equívoco grande dejar que éstas controlen la vida. Muchos son muy pequeños con riquezas. Otros son muy grandes sin riquezas.

      Por eso, Jesús apunta al hombre hacia un posesión más valiosa que la que él buscaba, la vida abundante (Jn. 10:10), la vida verdadera. Recordemos el ejemplo de Jesús mismo (9:58), “Las zorras tienen guaridas, y las aves de los cielos nidos; mas el Hijo del Hombre no tiene dónde recostar la cabeza”.

     -- AVARICIA: pleonexiaEsta palabra significa la sed de tener más. ¿Más qué? Ropa, zapatos, botas, joyería, muebles, automóviles, motos, más dinero para restaurantes, viajes, vacaciones, $ para consentir a los niños (“quiero que tengan todas las cosas que yo quería como niño y nunca tenía”), más dinero para poder contraer más compromisos y deudas.

      Dice el Diccionario de W. E. Vine: codicia o avaricia, lit., un deseo de tener más (pleon, más echo, tener), siempre en mal sentido, se usa de una manera general en Mr 7:22 (plural, lit., ‘avaricias’… esto es, las varias formas en que se revela la avaricia; Ro 1:29; Ef 5:3; 1 Ts 2:5. En otros pasajes se usa, (a) de posesiones materiales, Lc 12:15; 2 P 2:3; 2 Co 9:5 (RV, ‘de mezquindad’)…Adjetivo: PLEONEKTES… ansioso de posesiones, codicioso, 1 Co 5:10, 11; 6:10; Ef 5:5 … aphilarguros … 1 Ti 3:3 ‘no avaro’, ‘ajeno a la avaricia’; He 13:5 ‘sin avaricia’”.

       2 Cor. 9:5, “Así que creí necesario exhortar a los hermanos a que se adelantaran en ir a vosotros, y prepararan de antemano vuestra generosa ofrenda, ya prometida, para que la misma estuviera lista como ofrenda generosa, y no como por codicia” (LBLA). “Y no como tacañería… Algunas ofrendas exhiben codicia de parte del que da, por la misma desgana en dar” (ATR). No como de mezquindad.

      La avaricia significa, pues, el deseo de tener más, de tener mejor, de tener lo más nuevo, lo más moderno, lo que otros tienen, de tener algo diferente, etc. Básicamente, la avaricia es la actitud impropia hacia cosas materiales.         

      En varios textos la avaricia está asociada con la inmundicia y los vicios más perversos: Rom. 1:29-31; Efes. 5:3-5; Col. 3:5-9; 2 Ped. 2:1-3. Por eso, es necesario tomar muy en serio este mal.

      1 Cor. 5:9,10. ¿Saben de alguna iglesia que haya rechazado a algún miembro por ser avaro? Un sacerdote católico, ya anciano, dijo que en toda su experiencia como sacerdote, nunca había escuchado la confesión de este pecado (avaricia). ¿Por qué? Porque nadie se cree culpable.

¿Cómo sabemos si somos culpables del pecado de la avaricia?

      1. Tener dos trabajos o más cuando no es del todo necesario.

      2. Aceptar empleo o negocio que nos obliga a fallar a los servicios, aun los dos servicios el domingo. “Pues no pude ir, tuve que trabajar”. ¿Tuvo qué…? ¿Iba a morir de hambre si no lo hizo? ¿Qué pasa con 1 Tim. 6:8, “teniendo sustento y abrigo…”?

      3. Obviamente hay hermanas que TIENEN QUE trabajar fuera del hogar, pero hay hermanas que lo hacen simplemente para tener más y mejor aunque tengan que dejar a sus pequeños con otros durante las horas del trabajo. Quieren mejor casa, automóvil, más dinero para los niños, más vacaciones. Algunas trabajar fuera del hogar porque no les gusta el papel de “ama de casa” (1 Tim. 5:14; Tito 2:4, 5).

      4. Trabajar ilegalmente en país ajeno para ganar más dinero.

      5. Tito 2:10. Defraudar en el trabajo (llevando mercancía, herramientas), no trabajando las ocho o diez horas que deben trabajar. Chuecos en los tratos con patrones o clientes.

      6. No obedecer 1 Cor. 16:2, no ofrendar según Dios nos haya prosperado. 2 Cor. 9:7 no proponer a ofrendar generosamente. No imitar a los macedonios, 2 Cor. 8:1-5.

      7. No obedecer Efes. 4:28. No compartir con hermanos necesitados.

      El anciano no puede ser avaro. 1 Tim. 3:3, Pablo enseña que el anciano (obispo, pastor) no puede ser avaro.

      Raíz de todos los males. 1 Tim. 6:9, 10, Pablo enseña que el amor al dinero es la raíz de todos los males; es decir, es conectado con la práctica de todo pecado que se puede nombrar. V. 9 dice, “Porque los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo, y en muchas codicias necias y dañosas, que hunden a los hombres en destrucción y perdición”. No solamente los que TIENEN, sino los que QUIEREN. Recuerde Josué 7:21, “Pues vi entre los despojos un manto babilónico muy bueno, y doscientos siclos de plata, y un lingote de oro de peso de cincuenta siclos, lo cual codicié y tomé; y he aquí que está escondido bajo tierra en medio de mi tienda, y el dinero debajo de ello”. Dicen las mujeres, “Yo solamente voy SHOPPING (viendo, observando, informando), no COMPRANDO”, pero el VER Y EL QUERER preceden el COMPRAR. 

      Riquezas engañan. Mat. 13:22, “El que fue sembrado entre espinos, éste es el que oye la palabra, pero el afán de este siglo y el engaño de las riquezas ahogan la palabra, y se hace infructuosa”. Riquezas engañan porque no ofrecen la satisfacción que prometen. Además, como dice Ecles. 5:10, “El que ama el dinero, no se saciará de dinero”.

      EL REMEDIO:

      1. No estimular sino suprimir los deseos, Rom. 13:14; Gál. 5:16. Decimos “necesitamos” cuando es nada más “queremos”. Debemos identificarnos y asociarnos con los más humildes, Rom. 12:16.

      2. Ser contentos con lo básico: 1 Tim. 6:7,8; Heb. 13:3-5. Hay que aprender a contentarnos, Fil. 4:11, 12.

      3. Ser ricos en buenas obras. 1 Tim. 6:17-19; Tito 2:14; 3:1, 8; Mat. 25:35-45; Efes. 4:28; Fil. 4:15, 16; Heb. 13:16; 1 Jn. 3:17, 18; Sant. 2:14-26.

      4. Honrar a Dios con los bienes. Prov. 3:9, “Honra a Jehová con tus bienes,  Y con las primicias de todos tus frutos”.

      12:16  También les refirió una parábola, diciendo: La heredad de un hombre rico había producido mucho. – Este hombre no era condenado por ser rico. Abraham era “riquísimo”. Job era muy rico. Dios prospera a su pueblo. Deut. 8: 7, “Porque Jehová tu Dios te introduce en la buena tierra, tierra de arroyos, de aguas, de fuentes y de manantiales, que brotan en vegas y montes;  8  tierra de trigo y cebada, de vides, higueras y granados; tierra de olivos, de aceite y de miel;  9  tierra en la cual no comerás el pan con escasez, ni te faltará nada en ella; tierra cuyas piedras son hierro, y de cuyos montes sacarás cobre.  10  Y comerás y te saciarás, y bendecirás a Jehová tu Dios por la buena tierra que te habrá dado… 18 acuérdate de Jehová tu Dios, porque él te da el poder para hacer las riquezas”.

      Este hombre no es acusado de ser deshonesto. Que sepamos no defraudó a nadie. Seguramente no era perezoso, sino que tuvo que trabajar con diligencia para ser tan exitoso. Se supone que tuvo que ocupar gente.

      El tuvo que ser hombre inteligente para ser tan exitoso, pero la parábola revela que ignoraba muchas cosas importantes.

      12:17  Y él pensaba dentro de sí, -- Este fue uno de sus equívocos serios: “pensaba dentro de sí” en lugar de consultar con Dios. Y nosotros ¿con quién consultamos? ¿Estudiamos la Palabra de Dios sobre la mayordomía, o simplemente nos consultamos a nosotros mismos? Desde luego, si uno sólo piensa “dentro de sí”, hará planes para dar gusto a sí mismo.

      -- diciendo: ¿Qué haré, porque no tengo dónde guardar mis frutos? – Otro equívoco grave. Dijo que no tuvo dónde guardar sus frutos, pero había muchos lugares donde guardarlos -- en los hogares de los necesitados. ¿El no conocía a ninguno de ellos? ¿No sabía dónde vivían?

      Este equívoco indicaba que este hombre no sabía nada de generosidad. No sabía nada de responsabilidad hacia los necesitados. No se pregunta a sí mismo, “¿Dónde puedo servir a Dios mejor con mi dinero? ¿Quiénes serán los más necesitados? ¿Dónde puedo llevar más fruto para Dios? ¿De qué manera puedo honrarle con mis bienes? (Prov. 3:9, “Honra a Jehová con tus bienes,  Y con las primicias de todos tus frutos”).

      ¿Qué tal nosotros? ¿Cuántos hermanos recuerdan lo que dice Efesios 4:28? Parece que muchos hermanos cometen el mismo equívoco que el rico. ¿Hemos leído 1 Jn. 3:17, 18? ¿Mateo 25:34-46? ¿1 Tim. 6:17, 18? Todos sabemos Marcos 16:16; Hech. 2:38; 20:7; Efes. 5:19, etc., pero ¿conocemos los textos que hablan de “buenas obras” como Tito 2:14; 3:1, 8; Sant. 2:14-26; Mat. 5:16? Debemos recordar y meditar sobre estos textos cada vez que recibamos nuestro salario o ganancia.

      Parece que entre más el Señor le multiplicaba sus bendiciones, más creció su avaricia (egoísmo). ¿Somos culpables de esto?

      -- mis frutos – Pero no eran “mis frutos”. No somos dueños de nada. Somos simplemente mayordomos de los bienes que Dios nos presta para ser usados en su servicio. Y todos daremos cuenta de nuestra mayordomía. Luc.16:2, “da cuenta de tu mayordomía”.

      12:18 Y dijo: Esto haré: (¿si Dios quiere o no?) derribaré mis graneros, y los edificaré mayores, y allí guardaré todos mis frutos y mis bienes; --  “Esto haré” – él tomó una decisión, desde luego, a favor de sí mismo, sin tomar en cuenta la voluntad de Dios y la necesidad de otros.

      Pensaba construir graneros más grandes, para tener más para sí mismo. Su único pensamiento era almacenar (guardar) en lugar de dar, ayudar, repartir. ¿Qué hacemos con el aumento de sueldo que recibimos?

      Este hombre se llama “necio” porque era ciego a la fuente de sus bendiciones. El dice “yo”, “mis” repetidas veces sin dar gracias a Dios. Si no reconocemos a Dios como la fuente de bendiciones, no las usaremos conforme a la voluntad de Dios.

      ¿Cuántos hermanos dicen, YO trabajé, YO lo gané, es mío, y lo voy a gastar para mí mismo. Esto es no ver más allá de uno mismo.

      Esto es precisamente lo opuesto a Luc. 9:23, “niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame”.

      12:19 diré a mi alma: Alma, muchos bienes tienes – El pensaba que él “tenía” bienes, pero en esto estaba bien equivocado. El dice, “Alma, tienes graneros llenos”, pero su alma no tenía interés alguno en sus graneros. El alma no se alimenta con lo que se guarda en graneros.

      El dijo, “muchos bienes tienes”, pero en lugar de tener él muchas riquezas, en realidad las riquezas le “tenían” a él; es decir, en lugar de ser él el dueño de riquezas, las riquezas se adueñaron de él. En lugar de poseer muchos bienes, los muchos bienes poseyeron a él. El no era el dueño; más bien él era la “posesión” y la víctima del dios llamado Mamón (Mat. 6:24).

      -- guardados para muchos años; -- ¿”guardados para muchos años” “en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones minan y hurtan”? ¿De veras son seguros nuestros tesoros aquí en la tierra? En una hora se podrían encender sus graneros y convertirse en ceniza.

      -- repósate, come, bebe, regocíjate. -- ¡Qué jactancioso era este hombre! “Muchos bienes tienes guardados para muchos años”. ¿De veras? ¿Estaba seguro de eso? ¿No sabía lo que dice la Palabra de Dios sobre lo frágil de la vida? Prov. 27:1; Sant. 4:13-15. ¿Qué tan seguro estaba de que no podría enfermarse o accidentarse y perder la salud? Muchos hombres apenas jubilados sufren una embolia o paro cardiaco. Esto no es nada raro. Ya iban a realizar su sueño dorado, pero en lugar de disfrutarlo viven tirados en cama o se llevan al panteón.

      Pero muchas personas ricas sí logran su sueño reposar, comer, beber y regocijarse por muchos años. Trabajan duro, invierten sabiamente, se cuidan, y al jubilarse tienen buena salud, mucho dinero y disponen de tiempo para viajar, divertirse, visitar a sus familiares y amigos, etc., pero un día se envejecen y tienen que morir. Se puede decir que en un sentido ganaron el mundo (Mat. 16:26), pero “¿qué aprovechará al hombre, si ganare todo el mundo, y perdiere su alma? ¿O qué recompensa dará el hombre por su alma?” Si vivieron súper felices por 10, 20, 50 años o más pero al morir fueron con el rico de Luc. 16:23, 24, ¿valía la pena?

      El “rico necio” de nuestro texto (Luc. 12:16-21) no miraba más allá de este mundo. Hizo todo sobre la base de la vida en este mundo. Se preocupaba por acumular tesoros en un mundo que tuvo que dejar y no se preocupaba por acumular tesoros en el mundo adonde iba. Millones hacen lo mismo. ¿Cuántos miembros de la iglesia cometen el mismo equívoco?

      Dice “Alma, repósate, come, bebe, regocíjate”, pero otro equívoco serio de este hombre era que él vivió solamente para el hombre exterior (no para el hombre interior). 2 Cor. 4:16-18.

      Otro de los muchos equívocos de él era que se creía dueño no solamente de sus graneros, sino también del tiempo mismo. Creía que tenía control sobre los dos, pero estaba muy equivocado. Ecles. 8:8, “No hay hombre que tenga potestad sobre el espíritu para retener el espíritu, ni potestad sobre el día de la muerte”.

      12:20  Pero Dios le dijo: Necio, -- Según esto se puede concluir que ante los ojos de Dios todos los que imitan a este hombre rico, viviendo solamente para los placeres y comodidades de esta vida,  son “necios”. Los que no viven para el espíritu, sino solamente para la carne son “necios”. Fil. 3:19, “cuyo dios es el vientre… que sólo piensan en lo terrenal”.

      -- esta noche – ¡Esta noche! La muerte del hombre carnal es una experiencia “de noche”, experiencia de “oscuridad” y triste, pero para los fieles es una experiencia de día, llena de luz.

      -- vienen a pedirte tu alma; -- Obsérvese el contraste entre “muchos años” y “esta noche”. Sal. 39:4-6, “sepa yo cuán frágil soy”; 90:10; 103:15, 16.  

      El dijo “mi alma”, pero el Señor tomó posesión de ella para llevársela. Ecles. 12:7.

       El dijo “mis bienes” pero los perdió todos. 1 Tim. 6:7.

      Sin duda el mundo decía que este hombre rico era hombre muy exitoso, sabio y prudente. Imagínese las noticias en los diarios y en la televisión de la muerte de tales hombres ahora. Pero Dios, dijo, “Necio”. El mundo no aborrece la avaricia, pero Dios sí la aborrece.

      Este hombre rico fue llevado a un mundo donde no hay placer. Compárese el caso de otro rico semejante: Luc. 16:24, “Estoy atormentado en esta llama”.

      -- y lo que has provisto, ¿de quién será? Ecles. 2:18, 19.

      12:21  Así es el que hace (acumula) para sí tesoro, y no es rico para con Dios (no acumula tesoro en el cielo, Mat 16:19-21; 1 Tim. 6:17, 18). Si Jesús hubiera instruido a este hombre, sin duda le habría dicho lo mismo que dijo al joven rico (Luc. 18:18-27). ¿Qué diremos, pues, de nuestras posesiones? ¿Nos hacen ricos para con Dios? ¿O estamos simplemente acumulando cosas que tendremos que dejar aquí en la tierra para ser quemadas? (2 Ped. 3:10). Luc. 16:9, si usamos los bienes correctamente, nos recibirán en las moradas eternas.

 

Advertencia contra la ansiedad (Mat. 6:25-34)

      12:22  Dijo luego a sus discípulos: Por tanto os digo: No os afanéis por vuestra vida qué comeréis; ni por el cuerpo, qué vestiréis. –"Afanarse, (merimna) probablemente relacionada con merizo, atraer en diferentes direcciones, distraer, y por ello significa aquello que causa esto, un afán, especialmente ansioso, Mt 13:22; Mr 4:19; Lc 8:14; 21:3; 2 Co 11:28, 'preocupación'; 1 P 5:7, 'ansiedad'. Nota: El adjetivo Amerimnos (a, negación) significa libre de cuidado, Mt 28:14, 'os pondremos a salvo', RVR, haremos que estéis sin cuidado'" (WEV). 1 Cor. 7:32, "sin congoja". La Biblia de las Américas dice, "no os preocupéis". Ideas afines son: angustiarse, acongojarse, ser agobiado, Luc. 12:29, "estar en ansiosa inquietud", ser ansioso (tener ansiedad), tener cuidado.

      Es normal y aceptable que nos preocupemos por la familia, 1 Cor. 7:33, “pero el casado tiene cuidado (se preocupa, LBLA) de las cosas del mundo, de cómo agradar a su mujer”.

      También debemos preocuparnos por el bienestar espiritual de los hermanos, 2 Cor. 11:28.

      Pero en este texto (Luc. 12:22-31)  Jesús se refiere a la falta de fe en sus discípulos (v. 28); es decir, el preocuparnos por lo que comeremos o lo que vestiremos indica falta de fe en la providencia de Dios.

      En el texto paralelo (Mat. 6:25-34) Jesús dice, “Por tanto os digo: No os afanéis”. Las palabras "por tanto" indican una conclusión de lo que había dicho en Mat. 6:19-24, en los cuales nos da tres razones muy buenas por las cuales debemos poner plena confianza en Dios y no en cosas materiales (cosas de este mundo): (1) los tesoros de este mundo no son confiables porque son perecederos, no duran; (2) si el ojo es maligno (avariento), toda la vida está llena de oscuridad; y (3) es imposible servir tanto a Mamón (las riquezas) y al mismo tiempo servir a Dios (porque cada esclavo tiene solamente un amo).

      12:23 --  La vida es más que la comida, y el cuerpo que el vestido. -- Aquí nos dice por qué no debemos preocuparnos en cuanto a qué comer, qué beber o qué vestir. "Psuche (vida), aliento de vida, la vida natural... Hablando en sentido general, psuche es la vida individual, el ser vivo" (WEV). Esta "vida" es la que vivifica el cuerpo (saliendo esta vida el cuerpo queda muerto). La vida (es decir, uno mismo) es mucho más importante que el alimento que la sostiene, como también el cuerpo es mucho más importante que la ropa que lo cubre. El primer argumento de Jesús fija las prioridades.

      Dios nos da la vida y el cuerpo en que vive. El sabe que no somos máquinas (ni tampoco ángeles), y que necesitamos de alimento y ropa. La vida es importantísima, una verdadera dádiva de Dios de sumo valor. Si Dios nos da una dádiva tan preciosa, ¿no la sostendrá? Si nos da cuerpo que es el templo del Espíritu Santo (1 Cor. 6:19, 20), ¿no le proveerá ropa?

      El propósito de la vida no es simplemente comer y beber, ni es el propósito del cuerpo simplemente vestirse. Estas son cosas necesarias pero son cosas secundarias. La vida existe en el cuerpo para servir a Dios, para glorificarle, para avanzar los asuntos de su reino y su justicia (ver. 33).

      Son deseos secundarios. Es verdad que deseamos comer, beber y vestirnos, pero estos deseos, aunque sean básicos, no son los deseos más importantes de la vida. Satisfacemos estos deseos para poder satisfacer otros deseos mucho más importantes. Aun los animales tienen el deseo de comer y beber, pero los hombres somos hechos a la imagen de Dios (Gén. 1:26, 27), y tenemos otros deseos superiores.

      12:24  Considerad los cuervos, que ni siembran, ni siegan; que ni tienen despensa, ni granero, y Dios los alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que las aves? – Somos enseñados por las aves. El hombre tiene dominio sobre los animales y las aves (Gén. 1:28; Sal. 8:6-8), pero las aves nos enseñan. Debemos observarlas y aprender de ellas. No saben nada de agricultura (GH). No siembran, ni siegan, ni recogen en graneros, ¡pero no están llenas de ansiedad! porque vuestro Padre celestial las alimenta. Dios cuida de los cuervos aunque bajo la ley de Moisés eran aves inmundas (Lev. 11:15).

      Desde luego, Jesús no condena el trabajar. Muchos textos enseñan la necesidad de trabajar (Efes. 4:28; 1 Tes. 4:11, 12; 2 Tes. 3:10). El hombre trabajó en el huerto de Edén, antes de pecar (Gén. 2.17). El trabajo no es un castigo sino una bendición. El hombre fue creado para trabajar, pero no para afanarse. Las aves trabajan. Dios "las alimenta". El provee la comida y las aves aprovechan esa provisión, trabajando para comer. Jesús no dice, "No trabajan las aves", porque sí trabajan, pero trabajan sin afán, aunque no recogen en graneros. No tienen nada almacenado para mañana. No se preocupan por el día de mañana. Cuánto más debemos evitar el afán, porque no solamente trabajamos, sino también recogemos en graneros (hacemos provisión para el futuro). Ecles. 2:22-24; 3:12, 13, 22. Es necesario trabajar, pero ¡qué lástima que para muchos el trabajar es pura molestia! "No hay cosa mejor para el hombre sino que coma y beba, y que su alma se alegre en su trabajo". 1 Tim. 5:8, es necesario trabajar y proveer para la familia.

      Tampoco condena el recoger en graneros. El hombre debe sembrar, segar y recoger en graneros, pero sin angustiarse. El problema es que aunque el hombre recoja en graneros, aun así sigue preocupado por cosas materiales. (El mal que hay en recoger en graneros es el egoísmo, Luc. 12:15-21).

      El pensamiento principal se expresa en la pregunta, "¿No valéis vosotros mucho más que ellas?" Las aves fueron creadas para el beneficio del hombre. Vivirán solamente en este mundo, pero el hombre, hecho a la imagen de Dios, es superior a las aves, por lo cual Dios no dejará de alimentarnos.

      12: 25  ¿Y quién de vosotros podrá con afanarse añadir a su estatura un codo? 26  Pues si no podéis ni aun lo que es menos, ¿por qué os afanáis por lo demás? -- "Estatura, helikia, primariamente una edad, como un cierto lapso de vida, vino a significar (a) un tiempo particular de vida, como cuando se dice que una persona es é edad', Jn. 9:21,23, o más allá de un cierto estado de la vida, He 11:11; (b) denota sólo la estatura en otros pasajes, Mt 6:27; Lc 2:52; 12:25; 19:3; Ef. 4:13” (WEV). La palabra puede ser traducida de las dos maneras.

      La palabra "estatura" coincide mejor con el "codo". Además, la palabra helikia se traduce "estatura" en Luc. 19:3. Sin embargo, Sal. 39:5 dice (literalmente) "tú has hecho mis días como palmos" (LBLA, margen). "El palmo equivale generalmente el ancho de la mano extendida, desde el pulgar hasta el meñique". Por eso, si la palabra helikia se traduce "edad", la cual se mide por "codos", no será el único texto que mide la vida con una medida física.

      "Edad", o "curso de vida", es también traducción correcta. La Biblia de las Américas dice, "curso de su vida". Dice La Versión Moderna, "lo largo de su vida". La Versión Hispanoamericana dice, "prolongar su vida". Como ya hemos visto, la Biblia misma mide nuestros años con una medida física (palmos). Y la palabra helikia se traduce tanto "edad" como "estatura". El contexto tiene que decidir, y relativamente pocas personas se preocupan por su estatura, pero casi todos se preocupan por prolongar su vida. “La palabra que he traducido ‘duración de su vida’ puede referirse a la edad o ala estatura. Así Zaqueo era pequeño de estatura (Lc. 19:3), pero Sara había pasado la edad de concebir (Heb. 11:11). El hombre nacido ciego, sanado por Jesús, había alcanzado la edad de la madurez legal (Jn. 9:21, 23). Aquí en Lc. 12:25 la VRV 1960 tiene ‘estatura’. Pero en el contexto presente es ese sentido no es probable por dos razones: (a) añadir esta cantidad se dice aquí que es una cosa ‘pequeña’. Añadir un codo a la duración de la vida de setenta u ochenta años no sería mucho, pero llegar en realidad a tener cuarenta y seis centímetros más de estatura no puede considerarse un logro más bien pequeño; y (b) ¿quién, sino quizás un enano, desearía impacientemente añadir esa cantidad a su estatura?” (GH).

      ¿El afán ayuda a cambiar su estatura o a prolongar la vida? Jesús enseña que debemos poner la confianza en Dios y no vivir preocupados. Pero si alguien insiste en vivir ansioso, que conteste la pregunta: ¿de veras ayuda el afán? Por lo contrario, nos perjudica tanto física como espiritualmente. La "ansiosa inquietud" (Luc. 12:29) puede causar dolor de cabeza (aun la migraña), úlceras en el estómago, alta presión de sangre y toda clase de mal nervioso. Recuérdese que la idea básica de la palabra "afanarse" es "distraerse"; por el afán uno queda distraído, por ejemplo, en el trabajo y en otras actividades importantes. Lo peor es que también se distrae espiritualmente y como todos saben no debemos distraernos si queremos correr la carrera hasta el fin y ganar el premio. Si el afán no ayuda, y por lo contrario, causa mucho daño, ¿por qué persistimos en afanarnos?

      12: 27  Considerad los lirios, cómo crecen; no trabajan, ni hilan; mas os digo, que ni aun Salomón con toda su gloria se vistió como uno de ellos.  28  Y si así viste Dios la hierba que hoy está en el campo, y mañana es echada al horno, ¿cuánto más a vosotros, hombres de poca fe? –No solamente nos enseñan las aves, sino también aun las flores. "Observad cómo crecen los lirios del campo; no trabajan, ni hilan". Las aves, aunque trabajan, no viven con "ansiosa inquietud", pero las flores ni trabajan. Aunque trabajemos (y aun recojamos en graneros), nos preocupamos por la ropa, pero Dios viste a lirios, que no trabajan, con vestimenta más gloriosa que la de Salomón. No tiene sentido, pues, que nos preocupemos.

      En cuanto a la hierba hay otro factor: la brevedad de la existencia (la hierba existe por muy pocos días) y es de muy poco valor, pues se echa como leña a los hornos. Sin embargo, a pesar de todo esto, Dios la viste.

      Jesús razona desde lo menor a lo mayor, es decir, habla de cosas de menos valor para ilustrar el cuidado de Dios de su pueblo. Si cuida de estas cosas, ¿no cuidará de nosotros? Compárese Rom. 8:32, "El que no escatimó (eximió) ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas?"

      -- ¿cuánto más a vosotros, hombres de poca fe?Jesús acusa a sus discípulos de ser "hombres de poca fe" en Mat. 8:26 (por no confiar en El durante la tempestad); 14:31, acusa a Pedro de tener poca fe cuando andaba sobre las aguas, pero al ver el fuerte viento, tuvo miedo y comenzó a hundirse; 16:8, a los discípulos cuando hablaron de no haber traído pan; y 17:17, a los discípulos de ser "generación incrédula", cuando no pudieron echar fuera el demonio.

      12:29  Vosotros, pues, no os preocupéis por lo que habéis de comer, ni por lo que habéis de beber, ni estéis en ansiosa inquietud.  30  Porque todas estas cosas buscan las gentes del mundo; pero vuestro Padre sabe que tenéis necesidad de estas cosas.  -- Desde luego, los del mundo viven afanados por estas cosas porque no conocen a Dios, no confían en El y creen que todo depende de ellos mismos. No seamos como ellos. Nosotros sí creemos en Dios. Creemos que El es el Creador, y que provee para todas sus criaturas, mayormente para sus hijos. No creemos que todo dependa de nosotros mismos. Trabajamos, sí, pero Dios pone los medios. El hace que el sol salga día tras día, y manda las lluvias, y hace que la tierra sea fértil y que la simiente sembrada fructifique. No estamos solos. No somos mundanos. No somos paganos. No actuemos, pues, como los del mundo.

      ¿Qué significa la palabra "mundanalidad"? ¿Qué significa la palabra "mundanos"? ¿Somos mundanos? Los que se preocupan con ansiosa inquietud por las cosas materiales son mundanos. Así son porque no conocen a Dios. No seamos personas de "poca fe", sino personas de grande fe (Mat. 8:10; 15:28). Los argumentos de Jesús deben producir una fe fuerte en Dios.

      12:31  Mas buscad el reino de Dios, y todas estas cosas os serán añadidas. -- Jesús nos ha dado muy buenas razones. Sólo resta que le creamos y que seamos convencidos. El tiene razón. Son argumentos buenos. Recordemos siempre (como dice el ver. 32), "pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas". El nos hizo. El sabe que no somos ángeles, y que no somos máquinas. Necesitamos de comida y ropa.

      El remedio: Mas buscad (primeramente, Mateo) el reino de Dios, y todas estas cosas os serán añadidas". Pongamos primero lo que debe ser primero. El empleo (o el negocio) son importantes y son una gran bendición de Dios, pero no deben ocupar primer lugar en nuestra vida. La asistencia de muchos hermanos a los servicios de la iglesia es afectada (estorbada) por el empleo o el negocio. En realidad la iglesia no es primero en sus vidas. Dicen, “pero hay que trabajar”. Cuidado con esta actitud porque implica que Dios nos da un empleo que impide o estorba nuestro servicio a El. Dios provee muchas oportunidades a sus hijos para ganarse la vida que no obran en contra de la asistencia a los servicios. Muchos deben huir de la avaricia. Véanse notas sobre los versículos 13-21.

      Debemos estar conscientes de nuestras prioridades y nunca dar la atención primaria a las cosas segundarias. Debemos preocuparnos por las asuntos del reino (1 Cor. 12:26, 27; 2 Cor. 11:28; Fil. 2:20, etc.). Debemos seguir el ejemplo de los macedonios (2 Cor. 8:5), "a sí mismos se dieron primeramente al Señor".

      Mateo 6:34 agrega otro pensamiento muy importante: Así que, no os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su afán. Basta a cada día su propio mal" (sus propios problemas, aflicciones, dificultades, etc.). El día de ayer es como un "cheque cancelado"; mañana no existe. Solamente tenemos hoy, este momento; por eso, no conviene tratar de cruzar el puente antes de llegar al puente. Mar. 16:3, 4, las mujeres querían ungir el cuerpo de Jesús, pero estaban preocupadas: "¿Quién nos removerá la piedra de la entrada del sepulcro? Pero cuando miraron, vieron removida la piedra, que era muy grande". Así sucede muchas veces en la vida, lo que nos preocupa ni siquiera será problema (excepto en la imaginación nuestra). Muchos viven afanosos por causa de dificultades que nunca ocurren. Esto es afanarse por el día de mañana, cosa que Jesús prohíbe.

      Recuérdese el ejemplo de María y Marta. Marta estaba "afanada y turbada" con muchas cosas, mientras que María estaba a los pies de Jesús escuchando su palabra. Dice Jesús, "María ha escogido la buena parte, la cual no le será quitada" (Luc. 10:38-42).

      12:32  No temáis, manada pequeña, porque a vuestro Padre le ha placido daros el reino. – El v. 31 dice, “buscad el reino” y el v. 32 dice, “le ha placido daros el reino”. Los fariseos respiraban amenazas contra Cristo, pero El asegura a sus apóstoles que el reino sería una realidad. En realidad Satanás y sus enemigos estaban llevando a cabo el plan de Dios al crucificar a Cristo, porque su muerte fue el precio de nuestro rescate. El reino se estableció el día de Pentecostés (Hechos 2:30).

      12: 33  Vended lo que poseéis, y dad limosna; -- 18:18-23, el joven rico; 21:1-4, la viuda; Hech. 4:34-37, los hermanos de Jerusalén; 2 Cor. 8:1-5, los macedonios. Lucas enfatiza mucho la mayordomía y la generosidad. Pedro dice (Mat. 19:27) “He aquí, nosotros lo hemos dejado todo, y te hemos seguido”. ¿Qué podrían vender? Jesús no está diciendo que literalmente todo cristiano debe vender toda posesión y darla a los pobres. Aun después de Hech. 4:34-37 vemos que una hermana fiel tenía una casa (Hech. 12:12). En esta casa oraban por Pedro. También leemos de varias iglesias que se reunían en las casas de los hermanos (Rom. 16:5; Col. 4:15; Filemón 2). Por eso, este texto debe entenderse a la luz de 1 Cor. 16:1, 2; 2 Cor. 8, 9; Efes. 4:28; 1 Tim. 6:17, 18; 1 Jn. 3:17; Sant. 2:14-26,  etc. Cristo no quería que los discípulos quedaran totalmente destituidos de sus posesiones para luego ser una carga para otros. La lección principal es que no seamos como el sembrador rico de la parábola de Luc. 12:16-21 que guardaba sus cosechas solamente para sí mismo.

      -- haceos bolsas que no se envejezcan, tesoro en los cielos que no se agote, donde ladrón no llega, ni polilla destruye. – Las “bolsas que no se envejezcan” son el “tesoro en los cielos que no se agote”. Este texto nos enseña a poner nuestra confianza en Dios, y no en cosas terrenales (materiales). Jesús no condena la posesión sino el mal uso de bienes materiales.  El "corazón" del asunto es el corazón. Si tenemos "limpio corazón", buscaremos tesoros celestiales.

      12: 34  Porque donde está vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón. – La parábola del rico insensato (v. 16-21) bien ilustra esto.

      Los tesoros en la tierra no son duraderos. La polilla destruye la ropa. Entre las riquezas materiales mencionadas en la Biblia, frecuentemente se menciona la ropa. Josué 7:21, "un manto babilónico muy bueno, y doscientos siclos de plata, y un lingote de oro". 2 Reyes 5:22, "un talento de plata, y dos vestidos nuevos". Sant. 5:2, "Vuestras riquezas están podridas, y vuestras ropas están comidas de polilla". Isa. 51:8, "Porque como a vestidura los comerá polilla, como a lana los comerá gusano; pero mi justicia permanecerá perpetuamente, y mi salvación por siglos de siglos". Sal. 102:26, la tierra y los cielos "perecerán, mas tú permanecerás; y todos ellos como una vestidura se envejecerán". Una gran parte del tesoro terrenal de mucha gente (aun de hermanos en Cristo) es la ropa.

      Es increíble que hermanos gasten tanto dinero en ropa y en otras cosas para adornar el cuerpo (joyería, cosméticos, perfumes). 1 Ped. 3:3, 4. Cuestan mucho dinero los zapatos para damas, como también para caballeros (especialmente las botas), pero aunque los precios sean exagerados, muchos hermanos con gusto siguen comprándolos. No están contentos si no tienen un buen surtido de zapatos.      El problema ahora no es tanto la polilla, ni tampoco de que se envejezcan, sino el fastidio. La ropa, la joyería, los zapatos, etc. pierden su atracción después de usarse unas cuantas veces, y hay que comprar más. Los israelitas tenían que llevar su ropa durante cuarenta años (Deut. 8:4), pero hay hermanos (¡y mayormente hermanas!) que no quieren llevar la misma ropa ni cuarenta días sin aburrirse de ella (no sé lo que habrían hecho si hubieran vivido en el desierto por cuarenta años). Es verdad que muchos regalan ropa a otros, pero no por ser benévolos, sino para tener excusa para comprar estilos nuevos. ¡Donde esté la moda, allí estará el corazón!

      Mateo habla del orín (la herrumbre) corrompe (destruye). Todos los productos metálicos automóviles, aparatos eléctricos, maquinaría) con el tiempo se quiebran, se acaban o quedan enmohecidos, oxidados, arruinados.

      Los ladrones literalmente "minaban" las casas de adobe para robar. Ahora se usan cadenas, chapas, candados, y toda clase de seguros. Muchas personas instalan en sus automóviles sistemas de seguridad que suenan alarmas de varias clases, y los ladrones se divierten robando tales sistemas de los automóviles para venderlos (junto con el auto, o por separado) a otros. Es bueno cerrar con llave el carro y está bien "asegurar" con rejas las puertas y ventanas del negocio y de la casa, pero ¿quién cree que tales cosas en verdad "aseguran" nuestros tesoros terrenales?

      Ratas, ratones, y termitas. Se puede agregar a lo que Jesús dice una lista larga de otros "destructores": los diluvios, incendios, y tormentas destruyen propiedades que valen millones (o billones) de dólares. Las ratas y ratones destruyen el grano. Las termitas (comejenes, hormiga blanca) son cien veces más destructivas que los incendios y tormentas, pues en poco tiempo destruyen casas de madera casi nuevas. Parece que para este insecto toda especie de madera es sabrosísima y la come con un apetito insaciable.

      Las quiebras. Otra cosa que Jesús no menciona es la falta de seguridad en los bancos y otras casas financieras. Muchísimas instituciones de esta clase han caído en bancarrota. ¡Cuántas personas pierden los ahorros en esta manera! Y desde luego muchas empresas quiebran, y la consecuencia es desastrosa para los ricos (pierden su inversión) y para los pobres (pierden su empleo). Una causa mayor de las quiebras son el fraude y la corrupción.

      Hay muchas otras cosas destructivas. Con las cosas mencionadas aquí no se termina la lista de fuerzas destructivas. La conclusión de todo esto es que los tesoros de la tierra no duran, son muy pasajeros. ¿Qué tan inteligente es, pues, dedicar la vida a acumular cosas de tan poca duración? Además, aunque se guardaran muchas posesiones por cien años o más, "¿qué aprovecha al hombre, si ganare todo el mundo, y perdiere su alma?" (16:26).

      ¿Y al morir qué pasa? "Tendré que dejar a otro" todo aquello que haya hecho o acumulado. El hombre trabaja con sabiduría, y con ciencia y con rectitud para "dar su hacienda a hombre que nunca trabajó en ello... ¿Qué tiene el hombre de todo su trabajo, y de la fatiga de su corazón, con que se afana debajo del sol?" (Ecles. 2:17-22). El hombre trabaja como esclavo, se vuelve casi loco con afán, y ¿para qué? Para dejar todo a otro que no trabajó nada por ello. (Por ejemplo, el rico acumula una fortuna, y cuando muere, su viuda se casa con otro que solamente tiene que entrar en la casa, colgar su sombrero y disfrutar del trabajo de otro). Así es la locura (la vanidad) de acumular bienes aquí en la tierra.

      ¿Cómo afecta el corazón el acumular tesoros? Dios quiere el corazón. El primer mandamiento es "Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón" (Mat. 22:37). El corazón incluye el intelecto, la voluntad, las emociones y la conciencia. Requiere mucho tiempo, trabajo, y atención personal para acumular tesoros en la tierra. Por eso es muy peligroso hacerlo, porque esto significa que el corazón, que debe pertenecer a Dios, pertenece más bien a lo terrenal. Podemos saber si estamos trabajando para fines terrenales o para fines celestiales, porque es cuestión de simplemente observar cómo se usa el tiempo, de qué se habla (Mat. 12:34), cómo se usan los recursos (para servir a Dios, Prov. 3:9, o para acumular más bienes, Luc. 12:18), etc. ¿Qué nos anima, las cosas de Dios o los negocios (para acumular más bienes materiales)? ¡Cuántos hermanos se ven aburridos en los cultos, pero al hablar de su trabajo y sus negocios están muy animados! (Dios se fija en esto). ¿Dónde está el corazón? No es difícil saber.

      1 Tim. 6:6-10, 17, 18 es un comentario claro sobre este tema. Debemos leerlo con frecuencia, y con mucha meditación. La piedad con contentamiento es gran ganancia. El corazón contento es corazón agradecido. No hay ganancia material que se pueda comparar con el contentamiento. Véanse Fil. 4:11, 12; Heb. 13:5, 6. Los soldados preguntaron a Juan, "Y nosotros, ¿qué haremos? ... contentaos con vuestro salario" (Luc. 3:14). ¡Cuántos hombres buscan pero no hallan el contentamiento! ¿Qué posesiones trajimos al mundo cuando nacimos? ¿Qué posesiones llevaremos al partir de este mundo? Esto indica la gran vanidad de vivir en este mundo con el propósito de acumular bienes materiales. "Así que, teniendo sustento (qué comer) y abrigo (con qué cubrirnos), estemos contentos con esto". ¿Cuántos hermanos están verdaderamente contentos con solamente las cosas básicas de la vida? ¿Por qué debemos estar contentos con esto? "Porque los que quieren enriquecerse (acumular bienes materiales) caen en tentación y lazo, y en muchas codicias (deseos) necias y dañosas, que hunden a los hombres en destrucción y perdición". ¿Por qué hay tantos hermanos que no escuchan esta advertencia? Porque creen que "a mí no puede suceder tal cosa, porque tengo cuidado y evito tales problemas. Otros sí caen, yo no. Soy muy inteligente, muy capacitado para siempre superar dificultades". ¡Así pensaba Sansón! Obsérvese con cuidado que Pablo no habla solamente de los ricos, sino de todos los que quieren enriquecerse. El hombre más pobre puede ser muy avaro, y por eso idólatra (Col. 3:5).

      "Porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores". No se puede nombrar un solo pecado que no se haya cometido por el amor al dinero. El amor al dinero ha motivado a los hombres (y mujeres) a cometer todo pecado que haya en el mundo. ¡Este pensamiento es alarmante! Nos debe despertar y hacernos conscientes del peligro de querer acumular bienes materiales.

      ¿Cuál es el remedio? No poner "la esperanza en las riquezas, las cuales son inciertas, sino en el Dios vivo, que nos da todas las cosas en abundancia para que las disfrutemos". Dijo Job, "Si puse en el oro mi esperanza, y dije al oro: Mi confianza eres tú; si me alegré de que mis riquezas se multiplicasen, y de que mi mano hallase mucho ... habría negado al Dios soberano" (Job 31:24-28). Sal. 52:7, "He aquí el hombre que no puso a Dios por su fortaleza, sino que confió en la multitud de sus riquezas, y se mantuvo en su maldad". Sal. 62:10, "Si se aumentan las riquezas, no pongáis el corazón en ellas". Mar. 10:24, cuando el joven rico se fue triste "porque tenía muchas riquezas", Jesús dijo: "¡Cuán difícil les es entrar en el reino de Dios a los que confían en las riquezas!"

      El corazón está ligado al tesoro, y no puede estar en dos lugares. Si los tesoros están en la tierra, el corazón estará aquí; si los tesoros están en el cielo, el corazón estará allí.

      -- tesoro en los cielos que no se agote -- ¿Cómo podemos tener tesoro en los cielos? Debemos ser generosos, dadivosos, Luc. 6:30, 34, 35, 38. Recordemos siempre que Dios dice, "Mía es la plata, y mío es el oro" (Hageo 2:8). Debemos siempre servir a Dios con "nuestros" bienes materiales, porque en realidad son de El (Prov. 3:9; 1 Crón 29:14). ¡Somos solamente mayordomos! Si tenemos las escrituras de alguna propiedad (casa, empresa, etc.) recordemos que un día muy pronto tales escrituras están en manos de alguien más; la propiedad tendrá otro "dueño". 1 Tim. 6:17, 18; Hech. 2:44, 45; 4:32-37, estos hermanos acumulaban tesoros en el cielo. 1 Cor. 16:1, 2, cada primer día de la semana tenemos la oportunidad de acumular tesoros en el cielo. Mat. 25:35-40; Gál. 2:10; 6:10; Sant. 1:27. Acumulamos tesoros en el cielo si ayudamos a los pobres, a los hambrientos, a los sedientos, a los encarcelados, a los huérfanos y a las viudas, etc. 2 Cor. 8:2-5, los macedonios acumulaban tesoros en el cielo, aun más allá de sus fuerzas, porque primeramente a sí mismos se dieron al Señor.

      Fil. 4:14-18, los que ayudan económicamente a los evangelistas acumulan tesoros en el cielo. Es fruto que abunda en "vuestra cuenta", en el cielo, en el banco celestial. Dios nos permite depositar dinero en su banco. (Muchos hermanos no creen en imitar a los filipenses en ayudar a los evangelistas y esta deficiencia impide la obra del evangelismo).

      Los tesoros guardados en el cielo no se destruyen. Ni la polilla ni el orín corrompen, y ladrones no minan ni hurtan. 1 Ped. 1:4, "una herencia incorruptible, incontaminada e inmarcesible, reservada en los cielos para vosotros". Heb. 11:26, Moisés tenía "por mayores riquezas el vituperio de Cristo que los tesoros de los egipcios; porque tenía puesta la mirada en el galardón". Sabía que las riquezas de Egipto no duraban. Por lo tanto, seamos ricos "para con Dios" (Luc. 12:21) en lugar de hacer tesoro para nosotros mismos.

 

Parábola de los siervos vigilantes

      12:35  Estén ceñidos vuestros lomos, y vuestras lámparas encendidas; -- Estar completa y constantemente preparados para el retorno del Señor. Compárese 1 Ped. 1:13, “  Por tanto, ceñid los lomos de vuestro entendimiento, sed sobrios, y esperad por completo en la gracia que se os traerá cuando Jesucristo sea manifestado”.

      12:36  y vosotros sed semejantes a hombres que aguardan a que su señor regrese de las bodas, para que cuando llegue y llame, le abran en seguida.  37  Bienaventurados aquellos siervos a los cuales su señor, cuando venga, halle velando; de cierto os digo que se ceñirá, y hará que se sienten a la mesa, y vendrá a servirles.  38  Y aunque venga a la segunda vigilia, y aunque venga a la tercera vigilia, si los hallare así, bienaventurados son aquellos siervos. –  No sabemos si Lucas divide la noche en vigilias según el sistema de los judíos o el de los romanos, (compárese Mar. 13:35), pero esto es de poca importancia.

      Para entender esta enseñanza recordemos que las bodas orientales duraban semanas, si no meses, y a veces no tenía tiempo exacto para terminar. Por eso, los huéspedes ricos estaban fuera de su hogar por mucho tiempo. Los siervos no podían saber exactamente cuándo regresarían. Podría llegar a cualquier hora del día o de la noche, y tenían que estar pendientes para recibir a su señor cuando llegara. De la misma manera no debemos vencidos por el sueño cuando Cristo vuelva. Efes. 5:14.

      Al llegar la noche en lugar de acostarse para dormir, los siervos ceñían su ropa para estar preparados a salir a recibir a su señor y tener todo listo para darle una bienvenida calurosa. Tenían que estar alerta, siempre listos.

      Entonces al llegar el señor y al ver cómo sus siervos se habían negado a sí mismos y que estaban listos para recibirlo y atenderlo, estaría muy agradecido y les diría que se sentaran a la mesa para comer la comida o cena que habían preparado para él (lo opuesto del caso de Luc. 17:7, 8). Compárese la humildad de Jesús en Juan 13:4-8.

      En cuanto a estar siempre listos, compárese también la parábola de las diez vírgenes, Mat. 25:1-13. Contiene lección similar.

      12: 39  Pero sabed esto, que si supiese el padre de familia a qué hora el ladrón había de venir, velaría ciertamente, y no dejaría minar su casa.  40  Vosotros, pues, también, estad preparados, porque a la hora que no penséis, el Hijo del Hombre vendrá. Mat. 24:43-44; 1 Tes. 5:1-3; 2 Ped. 3:10; Apoc. 3:3; 16:15. No habrá señales que anuncien la segunda venida de Cristo. Las señales de Mat. 24:6, 7 anunciaron la venida de la destrucción de Jerusalén.

      Jesús dice que “el Hijo del Hombre vendrá”. imagínese la confusión en la mente de los apóstoles al oír estas palabras. Ellos no podían creer que iba a salir. No podían comprender que El iba a morir (9:44, 45) y volver al Padre. Sin embargo, cuando Jesús ascendió al cielo en presencia de los apóstoles, dos ángeles les dijeron, “Varones galileos, ¿por qué estáis mirando al cielo? Este mismo Jesús, que ha sido tomado de vosotros al cielo, así vendrá como le habéis visto ir al cielo” (Hech. 1:9-11).

 

El siervo fiel y el infiel (Mat. 24:45-51)

      12:41  Entonces Pedro le dijo: Señor, ¿dices esta parábola a nosotros, o también a todos?  -- Jesús no le contesta directamente, pero ellos tendrían que dar cuenta de su mayordomía como apóstoles escogidos y bendecidos por Cristo. Compárese Sant. 3:1.

      12:42  Y dijo el Señor: ¿Quién es el mayordomo fiel y prudente al cual su señor pondrá sobre su casa, para que a tiempo les dé su ración? – Los apóstoles deberían ver a sí mismos en esta pregunta, porque Jesús les dio autoridad (10:19; Mat.18:18) por la cual ellos se encargarían del ministerio de la reconciliación (2 Cor. 5:18; 4:7) y de dirigir los asuntos de la casa (iglesia) de Cristo (Mat. 19:28; Hech. 2:42). Los testigos contra Jehová hablan pura blasfemia al decir que “el mayordomo fiel y prudente” era el Pastor Russell o el “Juez”  Rutherford. Eran de los más infieles en su abuso de las Escrituras. Estos enseñaron que Cristo vino invisiblemente en el año 1914 y niegan la venida visible de Cristo enseñado en Hech. 1:9-11; Apoc. 1:7, etc. Pedro habla de burladores que dicen, “¿Dónde está la promesa de su advenimiento? Porque desde el día en que los padres durmieron, todas las cosas permanecen así como desde el principio de la creación” (2 Ped. 4:4).

      La palabra fiel indica que el siervo cree en su maestro, que su pa­labra es buena, y que su servicio es digno. La palabra prudente indica que el siervo es un fiel mayordomo, ha­ciendo uso correcto de los recursos dejados a su cargo. Este siervo era puesto como mayordomo sobre la casa (familia) de su señor para proveer el alimento diario de los demás siervos y dirigir la casa en todo durante la ausencia del señor. Les dio su alimento "a tiempo", es decir, según las horas indicadas por el señor, como si éste estuviera presente. No descuidó su obligación diciendo, "el señor está ausente" o "mi señor tarda en venir", etc.

      Jesús enseña la necesidad de la preparación, refiriendo una sencilla parábola, pero hay una semejanza en­tre esta parábola y las obligaciones de los ancianos (pastores) de una iglesia local, porque éstos cuidan de la casa del Señor. Los maestros y evan­gelistas dan alimento a los siervos del Señor; así es que este texto tiene una exhortación fuerte para ellos también. Deben dar solamente el alimento que su Señor provee, la sana doctrina (la saludable), "a tiempo", es decir, cumplidamente, con toda constancia y fidelidad.

      La fidelidad y la prudencia de este siervo tenía que ver con su res­ponsabilidad hacia sus consiervos. El señor le puso sobre su casa, pero el ver. 49 habla de sus "consiervos"; por lo tanto, este siervo se puede comparar con los ancianos que son obispos pero también son siervos. No podemos hablar de nuestra preparación para el encuentro con el Señor sin mencionar nuestro deber hacia nuestros hermanos.

      12:43  Bienaventurado aquel siervo al cual, cuando su señor venga, le halle haciendo así. – El señor le puso sobre su casa y salió. Por un tiempo estaba ausente. Esta es la prueba verdadera de la fi­delidad y de la prudencia: ¿qué hace­mos por el Señor durante su ausencia de nosotros? Compárese el compor­tamiento de los niños cuando no están los padres, el comportamiento de los trabajadores cuando no está el patrón, etc.

      Al venir el Señor, el mayordomo no debe estar hablando acerca de hacer su voluntad, sino haciendo su voluntad. La única manera de gozar de esta bendición es hacer su voluntad con constancia, 1 Cor. 15:58.

      Compárese Apoc. 14:13. No solamente son bienaventurados los que mueren en el campo de batalla (como Esteban, Jacobo y muchos otros), sino también los que mueren en el campo de servicio (arando, sembrando, cultivando, re­gando) (MH).

      12:44  En verdad os digo que le pondrá sobre todos sus bienes.  – Heb. 6:10, "Porque Dios no es injusto para olvidar vuestra obra y el trabajo de amor que habéis mostrado hacia su nombre, habiendo servido a los santos y sirviéndoles aún". Nos honrará el Señor como Faraón exaltó a José cuando éste había mostrado su fidelidad en todo, Gén. 39:3sig.; 41:33-44. Hemos visto lec­ciones en este texto para los ancianos y evangelistas pero, desde luego, éstos nunca serán exaltados sobre otros; sin embargo, este lenguaje y el de Mat. 25:21, 23 indica que a los que el Señor encuentre fieles les dará honra y re­compensa.

      12:45  Pero si aquel siervo dijere en su corazón: Mi señor tarda en venir; y comenzare a golpear a los criados y a las criadas, y a comer y beber y embriagarse,  -- La causa principal de su rebelión contra su señor fue que él dijo, "Mi señor tarda en venir", pero el problema era que no sabía cuánto tiempo tar­daría. Sin duda esta es una causa principal de la maldad hoy en día; la gente no cree que el Señor vendrá pronto (ni siquiera durante su vida). Véase 2 Ped. 3:3, 4, 9, 15. Compárese también Éxodo 32:1, "Viendo el pueblo que Moisés tardaba en descender del monte, se acercaron entonces a Aarón, y le dijeron: Levántate, haznos dioses que vayan delante de nosotros; porque a este Moisés, el varón que nos sacó de la tierra de Egipto, no sabemos qué le haya acontecido".

      No habrá señales que anuncien la segunda venida de Cristo y, por lo tanto, hay mucho peligro en suponer que el Señor tardará su venida por un tiempo largo indefinido. Dice Pedro que el Señor tarda en venir porque es paciente y nos da tiempo para arrepentirnos y prepararnos (2 Ped. 3:9).

      ¿Qué pasa si los siervos de Dios no recuerdan que el Señor puede venir en cualquier momento? Comienzan a maltratar a sus consiervos (los unos a los otros), Gál. 5:15, 19-21; Efes. 4:31; Sant. 4:11; 5:9, etcétera. Al hacer esto este mayordomo infiel no quiere im­poner la voluntad de su señor, sino su propia voluntad, y comienza a ser abu­sivo de sus consiervos para que le es­tén sujetos.

      ¿Cómo se mide nuestra fidelidad y prudencia hacia el Señor? Por nuestra actitud y conducta hacia nuestros con­siervos. Mat. 10:40-42; 18:6; 25:34-46.

      Los que consumen alcohol pier­den la sensibilidad y son aun más abu­sivos. A veces los hermanos rebeldes, déspotas e imponentes no solamente vuelven a la tomada, sino también a la fornicación y otros vicios. Los tales profesaban ser muy fuertes, muy estrictos y muy exigentes -- como si tuvieran mucho celo por el Señor y la voluntad de Dios – pero en realidad eran prepotentes y solamente querían imponer su voluntad sobre los otros.

      12:46  vendrá el señor de aquel siervo en día que éste no espera, y a la hora que no sabe,¡Que todos tomen nota de esto! ¡El Señor vendrá! Además, ven­drá "en día que éste no espera, y a la hora que no sabe".

      -- y le castigará duramente (LBLA, lo azotará severamente, margen, "lo cortará en dos", 1 Sam. 15:33; 2 Sam. 12:31; Heb. 11:37) y le pondrá con los infieles. -- El siervo fiel y prudente fue ben­decido, y el siervo malo fue castigado. Será cortado en dos, y será condenado con los peores pecadores.

      En este texto y en las parábolas de las diez vírgenes y los talentos algún personaje importante está ausente por un tiempo, y luego vuelve cuando no es esperado, 24:48-50; 25:5, 6; 25:19; Marcos 13:35, 36; 1 Tes. 5:1-3; 2 Ped. 3:10; Apoc. 3:3; 16:15. Muchos se engañan solos creyendo que la demora del Señor les da licencia para continuar en el pecado. Tal idea les llevará a un destino trágico. ¡Cuidado con la palabra mañana! Satanás convence a muchos que Dios no existe. A otros convence de que no es necesario obedecer al evangelio. A otros convence de que no hay infierno. Pero la mayoría de los que son ganados por Satanás se ganan con la creencia de que no hay urgencia, que todavía hay mucho tiempo y, por eso, que se puede obedecer "un día de estos".

      Estas parábolas sobre la preparación nos enseñan lecciones importantes:

      1. Hasta que venga aquel personaje importante, ciertas personas tienen cierta responsabilidad: 24:45; 25:1; 25:16, 27.

      2. Los fieles reciben alguna recompensa y los infieles son castigados: 24:47, 51; 25:10, 12; 25:21, 23. 26-30.

      3. Por lo tanto: Los que esperan deben tener actitud vigilante, ser cumplidos, preparados. Rom. 13:11-14; 2 Tim. 4:8; Heb. 9:28.

      12:47  Aquel siervo que conociendo la voluntad de su señor, no se preparó, ni hizo conforme a su voluntad (Sant. 4:17), recibirá muchos azotes.  48  Mas el que sin conocerla hizo cosas dignas de azotes, será azotado poco; -- Deut. 25:2, “Y si el delincuente mereciere ser azotado, entonces el juez le hará echar en tierra, y le hará azotar en su presencia; según su delito será el número de azotes”.

      Bajo la ley de Moisés ¿eran inocentes los que pecaron “sin hacerlo a sabiendas”? Lev. 5:17, si una persona pecare, o hiciere alguna de todas aquellas cosas que por mandamiento de Jehová no se han de hacer, aun sin hacerlo a sabiendas, es culpable, y llevará su pecado”.

      Sin embargo, Núm. 15:27-31 hace una distinción clara entre el pecado “por yerro” (“inadvertidamente”, LBLA; es decir, con descuido) y el pecado “con soberbia” (“con desafío”, LBLA; lit., con mano levantada).

      Jesús enseña (Luc. 10:13, 14) que el juicio será más severo para algunos que para otros. En este caso se refiere a las ciudades de Galilea como Corazín y Capernaúm donde había hecho tantos milagros. El juicio será más tolerable para Tiro y Sidón que para estas ciudades que habían visto los milagros de Jesús y no creyeron en El.

      Heb. 10:29, “El que viola la ley de Moisés, por el testimonio de dos o de tres testigos muere irremisiblemente. 29  ¿Cuánto mayor castigo pensáis que merecerá el que pisoteare al Hijo de Dios, y tuviere por inmunda la sangre del pacto en la cual fue santificado, e hiciere afrenta al Espíritu de gracia?”

      Sant. 3:1, “Hermanos míos, no os hagáis maestros muchos de vosotros, sabiendo que recibiremos mayor condenación”. ¿Por qué? Recuérdese Mat. 15:14, el guía ciego y los ciegos guiados por él caerán todos en el hoyo.

      La ignorancia era un factor en la crucifixión de Jesús. Luc. 23:43; Hech. 3:17, “Mas ahora, hermanos, sé que por ignorancia lo habéis hecho, como también vuestros gobernantes”; 1 Cor. 2:8. Pero al mismo tiempo Jesús denunció a aquellos que no querían venir a la luz, Jn. 3:19, 20.

      -- porque a todo aquel a quien se haya dado mucho, mucho se le demandará; y al que mucho se le haya confiado, más se le pedirá. – El conocimiento es una gran bendición, pero también acarrea gran responsabilidad.  Ante los ojos del Señor el rebelarse contra la luz es muy condenable. Jn. 3:19, 20.

      “¿Por qué había de ser castigado en modo alguno el siervo que no conocía la voluntad de su amo? Respuesta: la ignorancia nunca es absoluta. Véanse Rom. 1:20, 21; 2:14-16” (GH). Esto es muy cierto y sumamente importante. En cualquier época todo hombre debe conocer a Dios, Rom. 1:20, “Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa”.

      Algunos han tenido más oportunidades que otros. Rom. 3:1, “¿Qué ventaja tiene, pues, el judío? ¿o de qué aprovecha la circuncisión?  2  Mucho, en todas maneras. Primero, ciertamente, que les ha sido confiada la palabra de Dios”. Rom. 1:16, “Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree; al judío primeramente, y también al griego”.

      La Biblia ha sido traducida en muchos idiomas y dialectos y se ha repartido amplia y extensamente en todas partes del mundo. Sólo Dios sabe cuántas personas han leído y aprendido su voluntad simplemente porque ha llegado a sus manos un ejemplar de las Escrituras. El tener acceso a la palabra de Dios es una oportunidad grande por la cual se dará cuenta.

      Cada persona debe leer y estudiar la Biblia por sí misma, porque el mundo está lleno de falsos maestros como los testigos contra Jehová, sabatistas, pentecostales y muchos otros que rodean el mundo torciendo las Escrituras, cegando el entendimiento de la gente, “para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios” (2 Cor. 4:4). Estos darán cuenta a Dios en Aquel Día.

      Todos los cristianos han tenido la gran bendición de haber oído y aprendido la voluntad de Dios. Alguien les enseñó. Muchos tienen o han tenido padres u otros parientes que les han enseñado. Muchos otros han tenido amigos (vecinos, compañeros en el trabajo, etc.) que les han hablado la palabra de Dios o les han invitado a acompañarles a los servicios de predicación. Otros han oído el evangelio predicado por radio o televisión, o han aprendido la verdad por medio de la página impresa. Sea lo sea el medio de oír y aprender, ha sido una gran bendición de Dios. Se les ha presentado la oportunidad de aprender.

      Pero lamentablemente muchísimas personas que han oído y sido enseñadas no responden a la llamada de Dios. ¿No será más severo el juicio para ellos que para otros que no han oído? Sant. 4:17.

 

Jesús, causa de división (Mat. 10:34-36)

      12:49  Fuego vine a echar en la tierra; ¿y qué quiero, si ya se ha encendido?  -- ¿Cómo echó fuego en la tierra? Con su vida, enseñanza y obras. Ya se pudo ver el efecto (el resultado) de su ministerio. Encendió un fuego que le llevaría a la cruz. En este dicho ya se ve la sombra de los sufrimientos de Jesús en Getsemaní y en el Calvario.

      12:50  De un bautismo tengo que ser bautizado; y ¡cómo me angustio hasta que se cumpla!

 -- Bautizado quiere decir sumergido o abrumado con sufrimiento. El sería “sumergido” o abrumado en sufrimiento. Compárese Sal. 124.4, “Entonces nos habrían inundado las aguas;  Sobre nuestra alma hubiera pasado el torrente”.  En Getsemaní Jesús dijo, “Mi alma está muy triste, hasta la muerte” (Mat. 26:28). Lucas describe su agonía en Getsemaní de la siguiente manera: “Y estando en agonía, oraba más intensamente; y era su sudor como grandes gotas de sangre que caían hasta la tierra” (22:44).

      12:51  ¿Pensáis que he venido para dar paz en la tierra? Os digo: No, sino disensión.  52  Porque de aquí en adelante, cinco en una familia estarán divididos, tres contra dos, y dos contra tres.  53  Estará dividido el padre contra el hijo, y el hijo contra el padre; la madre contra la hija, y la hija contra la madre; la suegra contra su nuera, y la nuera contra su suegra. – Compárese Miqueas 7:5, “No creáis en amigo, ni confiéis en príncipe; de la que duerme a tu lado cuídate, no abras tu boca.  6  Porque el hijo deshonra al padre, la hija se levanta contra la madre, la nuera contra su suegra, y los enemigos del hombre son los de su casa”.

      Cristo es el “Príncipe de paz” (Isa. 9:6), pero ¿en qué sentido? Jn. 14:27, “La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da” (Jn. 14:27). Luc. 2:14 dice, “¡Gloria a Dios en las alturas,  Y en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres!” pero mejor la traducción de LBLA: “paz entre los hombres en quienes El se complace”. Véase Efes. 2:14-17. Esta es la paz que trajo, la paz que se realiza con Dios como también los unos con los otros por medio de la obediencia al evangelio de paz. Pero en lugar de paz habrá espada en cuanto a la relación entre cristianos que son luz y los del mundo que son tinieblas.

      No hay intolerancia peor que la intolerancia religiosa aun entre familiares. Muchas personas tolerantes se convierten en muy intolerantes en asuntos religiosos. Así es aun entre familiares. Lo más triste es que algunos que en otras cosas son muy inteligentes y objetivos son dominados por el prejuicio en asuntos religiosos.

      “El amor por la religión antigua haría que los miembros de las familias judías y paganas persiguieran a los que apostataban de ella para dar sus corazones a Cristo. Pero si de esta manera el judío y el pagano estimaban sus religiones más que los lazos familiares, mucho más debe el cristiano estimar su religión más que aquellos lazos” (JWM).

      Mateo 10:37 agrega lo siguiente: “El que ama a padre o madre más que a mí, no es digno de mí; el que ama a hijo o hija más que a mí, no es digno de mí”. Muchos tienen este problema. Aprenden la verdad, saben lo que deben hacer para obedecer a Cristo para salvar el alma, pero no quieren que los familiares les consideren “traidores”. “Si tú aceptas esa religión estará abandonado la religión de tus padres”. Llegan al crucero de caminos. ¿A quién complacer? ¿A quién ofender? Es imposible estar bien con Cristo y al mismo tiempo estar bien los familiares. Los que dan la espalda a Cristo para complacer (no ofender) a la familia no son dignos de él.

 

Cómo discernir el tiempo (Mat. 16:1-4; Mar. 8‑11-13)

      12:54  Decía también a la multitud: Cuando veis la nube que sale del poniente, luego decís: Agua viene; y así sucede.  55  Y cuando sopla el viento del sur, decís: Hará calor; y lo hace.  56  ¡Hipócritas! Sabéis distinguir el aspecto del cielo y de la tierra; ¿y cómo no distinguís este tiempo? – 13:3, 5; 17:20-37; 19:14; 21:7-33. Juicios severos les esperaban porque rechazaban a su Mesías. No querían reconocer la condición depravada y deplorable del judaísmo. Mat. 24; “28  Porque dondequiera que estuviere el cuerpo muerto, allí se juntarán las águilas”; es decir, la corrupción de la nación, que era muy obvia en ese mismo tiempo, atraía su propia destrucción, la cual vino en el año 70 del primer siglo.

      Hay lecciones valiosas en esto para nosotros, porque las señales de los tiempos no son muy alentadoras. Como los judíos no respetaban la autoridad de Cristo, así también ahora:  (1) hay mucha indiferencia hacia la autoridad de Cristo; (2) a mediados del siglo XIX hubo división sobre la centralización, y a mediados del siglo XX hubo otra división sobre la misma causa, porque los que no quieren aprender lecciones enseñadas por la historia están destinados a repetir esa historia; (3) hay mucho relajamiento en cuanto a prácticas mundanas; (4) al mismo tiempo hay mucho relajamiento en cuanto a la disciplina; (5) la revolución sexual ha afectado las creencias de muchos sobre el divorcio y nuevas nupcias, porque el adulterio para muchos ya no es adulterio; (6) muchos no saben la diferencia entre la espiritualidad producida por el apego a las palabras del Espíritu Santo y el puro emocionalismo (levantar manos, aplaudir, llorar, predicar sermones para que la gente se sienta bien, etc.); y (7) algunas iglesias que profesan ser de Cristo ya no se oponen al uso de la música instrumental en el culto de la iglesia, insisten en que la mujer debe participar en el liderazgo de la iglesia, y tienen comunión con iglesias “evangélicas”.

      ¿Qué indican las “señales de los tiempos” ahora? Que la iglesia se está apartando (apostatando) del patrón bíblico. 2 Tim. 1, “13  Retén la forma (el patrón) de las sanas palabras que de mí oíste, en la fe y amor que es en Cristo Jesús”.

      12: 57  ¿Y por qué no juzgáis por vosotros mismos lo que es justo? – Les convenía, pues, estudiar y pensar por sí mismos y no ser ciegos guiados por los fariseos ciegos (Mat. 15:14).

      12: 58 (Porque, LBLA, el v. 57 está conectado con los versículos 58 y 59) Cuando vayas al magistrado con tu adversario, procura en el camino arreglarte con él, no sea que te arrastre al juez, y el juez te entregue al alguacil, y el alguacil te meta en la cárcel.  – Este caso trata de alguien que debe dinero a otro. Conviene pagar al acreedor (“adversario”), o hacer algún arreglo con él, cuanto antes, para evitar más proble­mas. Tales problemas siempre crecen si no se busca muy pronto una solución. ¡Crucifíquese el orgullo egoísta!  Es más fácil solucionar el problema si se hace pronto. De otro modo, el problema crece. ¿Por qué esperar?

      Además, como Jesús enseña en Mat. 5:23, 24, la relación con Dios depende de la relación con el hermano. No debemos continuar ofreciendo culto a Dios si no queremos reconciliarnos con los hermanos.

      12:59  Te digo que no saldrás de allí, hasta que hayas pagado aun la última blanca. – Este texto trata del encarcelamiento literal; es decir, alguien se echa a la cárcel por no haber pagado una deuda. No tiene nada que ver con el sufrir en un lugar imaginario llamado “purgatorio” para pagar la deuda de pecados. Más bien, Jesús enseña que hay que aceptar, apoyar y practicar la justicia. Compárese Hech. 25:11, “Porque si algún agravio, o cosa alguna digna de muerte he hecho, no rehúso morir”.

      Pero ¿cómo puede el encarcelado pagar su deuda? Es indispensable que se hagan arreglos con el adversario, porque una vez encarcelado ¿cómo podría pagar la deuda?

 

* * * * * * * * * *

 

Al Estudio Anterior: El Evangelio según Lucas - Capítulo 11
Comentarios Index
Al Siguiente Estudio: El Evangelio según Lucas - Capítulo 13