Juan 16

 

16:1 Estas cosas os he hablado, --  Esta expresión se encuentra varias veces en estos capítulos: 14:25; 15:11; 16:1, 4, 6, 25, 33. "Estas cosas" incluyeron la traición de Judas, la negación de Pedro, la muerte de Jesús, la culpa del mundo perseguidor, y la promesa de la venida de otro Consolador (el Espíritu Santo). Jesús dirigió su atención al sufrimiento de los perseguidos para que estuvieran bien preparados y prevenidos en el tiempo difícil que los aguardaba. Les habla con toda claridad de las privaciones a las que tendrían que someterse, de la labor que tendrían que sostener, de los sacrificios que tendrían que hacer, y de los sufrimientos que tendrían que soportar. Habría mucha felicidad, pero sería la dicha espiritual, con la promesa del gozo eterno en el mundo futuro, porque en este mundo Cristo era el "varón de dolores, experimentado en quebranto" (Isa. 53:3), y que ellos, como sus seguidores, estarían en el mismo mundo hostil en el cual El había sufrido (17:11).

          -- para que no tengáis tropiezo (6:61; Mat. 5:29, 30; 11:6; 13:21).  -- Había peligro de tropiezo por causa del odio y las persecuciones del mundo (15:18-27). Antes de orar en Getsemaní Jesús les dijo, "Todos vosotros os escandalizaréis de mí esta noche; porque escrito está: Heriré al pastor, y las ovejas del rebaño serán dispersadas" (Mat. 26: 31). Surge la pregunta ¿por qué les hizo esta advertencia, sabiendo que esa misma noche todos se escandalizarían? (Mat. 26:31). Para recalcar la responsabilidad humana. Ellos estaban obligados a velar y orar para no caer en tentación (Mat. 26:41). Desde luego, la presencia del Espíritu Santo con ellos no evitaría el odio y las persecuciones del mundo, pero les fortalecería para que no tropezaran.  Después de salir Jesús habría mucha presión sobre los apóstoles; por eso, les exhortaba y consolaba con estas advertencias y promesas. Tendrían que ser muy fuertes porque serían bautizados con el bautismo de sufrimiento (Mat. 20:23).

 

16:2 Os expulsarán de las sinagogas; -- 9:22, 34; 12:42. Esto indica que la primera persecución vendría de parte de los judíos. Ser expulsado de la sinagoga no era simplemente una "excomunión" religiosa (excluirse de la asistencia a la sinagoga), sino que el expulsado era literalmente desechado de la sociedad judaica. Esta fue la pena que todo judío temía, porque al ser expulsado de la sinagoga, perdía la aceptación social, el empleo y todo acceso a la vida religiosa y, considerados peores que los paganos, eran objeto del odio y rechazamiento (BC). "Incluso perderían el privilegio de un sepelio honorable" (GH). Este castigo era, pues, una tortura psicológica, como los azotes eran una tortura del cuerpo (AWP).

          -- y aun viene la hora cuando cualquiera que os mate, pensará que rinde servicio (latreia) a Dios. -- La palabra latreia se refiere al culto de los judíos en Rom. 9:4; Heb. 9:1, 6. Por eso, "en sus sinagogas os azotarán" (Mat. 10:17), como un servicio a Dios. Jesús predice aquí el celo fanatizado como el de Saulo de Tarso y muchos otros judíos (Hech. 23:12, 13). Creían que al perseguir y aun dar muerte a los cristianos estaban ofreciendo una ofrenda aceptable a Dios.

          Al apedrear a Esteban (Hech. 7:58-60) los judíos pensaban que rendían servicio a Dios porque creían que Esteban había blasfemado contra Dios (Hech. 6:11) y, por eso, tenía que ser castigado con muerte. Todo judío entendía que había un solo Dios, y que solamente El debe ser adorado, pero creían que los cristianos adoraban a un mero hombre llamado Jesús de Nazaret que profesaba ser Dios; por eso, para los judíos celosos los tales merecían el castigo de muerte por blasfemia. "Era un principio que equivalía a un dogma entre los judíos: Error! Reference source not found." (GH).

          Pablo dice que con buena conciencia (Hech. 23:1) "había creído mi deber hacer muchas cosas contra el nombre de Jesús de Nazaret" (Hech. 26:9-11). ¿Cómo, pues, podría ser salvo Pablo? "Habiendo yo sido antes blasfemo, perseguidor e injuriador; mas fui recibido a misericordia porque lo hice por ignorancia, en incredulidad" (1 Tim. 1:13).

          Después de su conversión Pablo sufrió tal vez más que cualquier otro cristiano (2 Cor. 11:24-27), porque para los judíos él era de los peores traidores. Otro cumplimiento de esta profecía se ve en Hech. 12:2, 3, las persecuciones de Herodes. Caifás dijo que "nos conviene que un hombre muera por el pueblo, y no que toda la nación perezca" (11:50). De la misma manera perseguían a los cristianos para preservar la religión de sus padres.

          Jesús frecuentemente hablaba de la persecución que sus discípulos tendrían que sufrir: Mat. 5:10-12; 10:17-22; 24:9; Luc. 12:4,11; 21:12-17.

 

16:3 Y harán esto porque no conocen al Padre ni a mí. -- 15:21; Hech. 3:17, 18. Leían las Escrituras cada sábado en la sinagoga, pero no aceptaban al Dios revelado en ellas. Profesaban ser hijos de Dios, pero no lo conocieron; es decir, no lo aprobaron (y no fueron aprobados por El, Gál. 4:9). No estaban sumisos a El, y no lo imitaban; más bien, imitaban a su padre verdadero, el diablo (8:44).

          Por no conocer al Padre eran enemigos de El y perseguían a sus verdaderos siervos (p. ej., los profetas, los apóstoles y sobre todo, Cristo). Isaías dijo que Israel no conoció a Dios (1:3). Si hubieran conocido a Dios, habrían conocido a Cristo como el Hijo de Dios. Si hubieran estudiado con sinceridad sus propias Escrituras, habrían conocido al Padre y entendido que Cristo era el prometido Mesías (5:39, 40).

          "El ver. 3 describe el clímax de la ceguera moral: pues se suponía que se estaba sirviendo a Dios con el acto mismo que sería la expresión del más intenso odio contra El" (FLG). Los judíos pensaban que eran muy religiosos y que eran los guardianes de la fe de sus padres pero, en realidad no conocieron a Dios. ¡Imagínese! Adoraban a Dios sin conocerlo (compárese Hech. 17:23). No había falta de información en las Escrituras, pero rechazaron este conocimiento. Por eso, Jesús les dijo, "Y esta es la condenación: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas" (3:19). Su ignorancia, pues, era inexcusable.

 

16:4 Mas os he dicho estas cosas (no solamente les había hablado de su salida y de persecuciones, sino también de la venida del Consolador), para que cuando llegue la hora (Luc. 22:53), os acordéis de que ya os lo había dicho. -- 13:19; 14:29; Luc. 22:37. Jesús no quería que sus apóstoles y otros discípulos se sorprendieran cuando tuvieran que sufrir persecuciones (1 Ped. 4:12). El cumplimiento de las palabras de Jesús sería otra evidencia más para fortalecer la fe de ellos.

          -- Esto (de su salida y la venida del Espíritu Santo) no os lo dije al principio, porque yo estaba con vosotros -- Desde luego, Jesús les había hablado mucho acerca de persecuciones (p. ej., Mat. 5:10,12; 10:17-28). Les dijo que tendrían que negarse a sí mismos, llevar su cruz y soportar toda clase de persecución, pero lo que no habían entendido era que ahora ellos tendrían que sufrir estas cosas sin la presencia de Jesús. Hasta ese momento Jesús estaba con ellos como su Consolador, pero al volver al Padre, les enviaría otro Consolador (otro de la misma clase). También ahora les explica ampliamente la fuente y causa de tanta hostilidad.

          La expresión "al principio" claramente indica que este discurso fue dirigido a los apóstoles. Esto es importante mayormente en vista de lo que El les dice acerca de la venida y la obra Espíritu Santo (16:13).

 

16:5 Pero ahora voy al que me envió; y ninguno de vosotros me pregunta: ¿A dónde vas? -- Habían preguntado (13:36; 14:5), pero en estos momentos estaban confusos y abrumados por causa de las palabras de Jesús de que El se iba y que ellos serían perseguidos. No preguntaron acerca de El porque estaban muy preocupados por sí mismos.

 

16:6 Antes, porque os he dicho estas cosas, tristeza ha llenado vuestro corazón. -- (14:1, 27) "El siervo no sabe lo que hace su señor", pero el Señor Jesús descubrió todo a sus apóstoles, tanto lo malo como lo bueno. Era necesario que oyeran estas cosas para que estuvieran prevenidos.

          Los apóstoles eran muy humanos. Jesús les había explicado que El resucitaría de entre los muertos, que volvería al Padre para preparar un lugar para ellos para que pudieran estar con El en el cielo, que al volver al Padre les enviaría al Espíritu Santo (el Consolador) y que El haría grandes cosas por ellos; al oír todo esto les convenía regocijarse, tanto por la gloria que esperaba al Señor (17:5), como también por las bendiciones que ellos recibirían, pero aun con todas estas maravillosas promesas la "tristeza ha llenado vuestro corazón". ¡Así somos nosotros! Siempre exageramos la aflicción que sufrimos sin tomar en cuenta tantas bendiciones que gozamos. En cualquier momento si nos tomáramos la molestia de contar nuestras bendiciones, nunca estaría afligido nuestro corazón, pero se nos olvida hacerlo. Como dice Heb. 12:11, "ninguna disciplina al presente parece ser causa de gozo, sino de tristeza"; pero recuérdese 2 Cor. 4.17, 18. Después de la resurrección y la ascensión de Jesús -- aun antes de venir el Espíritu Santo -- "volvieron a Jerusalén con gran gozo" (Luc. 24:52).

 

16:7 Pero yo os digo la verdad: Os conviene que yo me vaya; porque si no me fuera, el Consolador no vendría a vosotros; mas si me fuere, os lo enviaré. -- Les convenía porque El enviaría al Espíritu Santo a ellos. Jesús estuvo con ellos en su ministerio entre los judíos de Palestina, pero el Espíritu Santo estaría con ellos en su ministerio entre los judíos y también entre los gentiles de todas las naciones (Mat. 28:19; Mar. 16:15; Hech. 1:8).

 

16:8, 9 Y cuando él venga, -- El Espíritu Santo no es simplemente una "influencia" o "fuerza" (como la energía eléctrica) como afirman los "testigos" del Atalaya y otros, sino una persona, la tercera persona de la Deidad. Cuando Ananías mintió al Espíritu Santo, mintió a Dios (Hech. 5:3, 4). Al hablar del Espíritu Santo, la Biblia dice "él", porque, como persona, El enseña, exhorta, guía, prohíbe, reprende, etc.; puede ser resistido y aun contristado.

          -- convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio. De pecado, -- Como Cristo venció al mundo, también el Espíritu Santo vencería al mundo. Ahora Cristo describe cómo lo haría. A través de los apóstoles y otros discípulos el Espíritu Santo convencería al mundo de pecado, de justicia y de juicio. Al hablar del mundo se refirió primero a los judíos que estaban equivocados en cuanto al pecado, pues creían que los pecadores eran los publicanos, rameras y, sobre todo, Jesús (9:24). Aun decían que era un blasfemo (10:33). Fue crucificado como uno de los peores criminales. El Espíritu Santo, sin embargo, convencería a algunos de ellos de pecado. Hechos de los Apóstoles es la revelación inspirada de esa obra. En el día de Pentecostés el Espíritu Santo dijo por boca de Pedro, "Jesús ... entregado por el determinado consejo y anticipado conocimiento de Dios, prendisteis y matasteis por manos de inicuos, crucificándole" (Hech. 2:22, 23; véase también 3:14, 15). Al oír este sermón algunos de ellos se convencieron de que eran pecadores (homicidas): "Al oir esto, se compungieron de corazón, y dijeron a Pedro y a los otros apóstoles: Varones hermanos, ¿qué haremos? Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo" (Hech. 2:37, 38).

          -- por cuanto no creen en mí -- Si hubieran creído en Cristo, no lo habrían crucificado.

 

16:10 de justicia, por cuanto voy al Padre, y no me veréis más; -- ¿Cuál era el concepto de los judíos de la justicia? La respuesta se encuentra, p. ej., en Mat. 6:1-18; Luc. 16:15; 18:9-14; Rom. 10:1-4. Se sentían muy piadosos cuando entregaron a Jesús como blasfemo a los romanos para que fuera crucificado porque creían que al hacerlo vindicaban el honor de Dios. Aun en ese mismo día el centurión romano tuvo otro pensamiento: "Verdaderamente éste era Hijo de Dios" (Mat. 27:54). En el día de Pentecostés el veredicto del Espíritu Santo fue todo lo contrario del juicio de los judíos al declarar que ellos eran pecadores, y que Cristo era el Hijo de Dios, que había ascendido al cielo, que estaba sentado a la diestra del Padre (Hech. 2:33), y que había enviado al Espíritu Santo a los apóstoles. Esto era prueba innegable de la justicia de Cristo y del pecado de los judíos.

          Las palabras, "no me veréis más" indican la permanencia de su estancia con Dios; es decir, El no va al Padre para volver a la tierra. Cuando El vuelva, la tierra será quemada (2 Ped. 3:10).

 

16:11 y de juicio, por cuanto el príncipe de este mundo ha sido ya juzgado. -- 12:31. Los judíos esperaban el juicio severo sobre los romanos y otros gentiles, pero el Espíritu Santo les convencería en cuanto al juicio sobre Satanás y todos sus aliados. Cristo ya había demostrado su poder sobre el diablo (Luc. 11:20-22), pero el Gran Triunfo sobre Satanás era la cruz (Efes. 2:15; 4:8; Heb. 2:14). Todo pecador rescatado del reino de Satanás y trasladado al reino de Cristo (Col. 1:13) muestra el triunfo de Cristo sobre Satanás. Los que no obedecen al evangelio aceptan voluntariamente el castigo que es para Satanás (Mat. 25:41).

 

16:12 Aún tengo muchas cosas que deciros, pero ahora no las podéis sobrellevar. -- "Os he llamado amigos, porque todas las cosas que oí de mi Padre, os las he dado a conocer" (15:15). Esto indica que Jesús estaba dispuesto a revelar todas las cosas a los apóstoles; por lo tanto, lo que no les reveló era solamente aquello que no podían entender; p. ej., que los gentiles serían coherederos con ellos del evangelio. Dice el siguiente versículo que el Espíritu Santo les guiaría a toda la verdad, porque después sí las podrían sobrellevar.

 

16:13 Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad; -- En ese momento los apóstoles ni siquiera entendieron el significado de la muerte de Cristo, pero el Espíritu Santo revelaría "todo el consejo de Dios" (Hech. 20:27): p. ej., el plan de salvación (todo aspecto de la redención en Cristo), el misterio de la reconciliación de judíos y gentiles en un cuerpo (la iglesia), el culto, organización y obra de la iglesia, el significado de la santidad y todo aspecto de la vida nueva, los eventos finales. "Toda la verdad" es el Nuevo Testamento de Cristo, la revelación de la mente de Dios (1 Cor. 2:11-13), la doctrina de Cristo (2 Jn. 9-11), el evangelio (Gál. 1:8, 9), la fe (Judas 3). "El les abrirá el misterio de Dios, y de Cristo, 'en quien están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento' (Col. 2:2, 3)" (AH).

          Esta promesa quiere decir que después de la época de los apóstoles no habría revelación nueva, pues toda la verdad había de ser revelada por medio de ellos, pues el Espíritu Santo "os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho" (14:26). Por la inspiración del Espíritu Santo tenemos el registro de la vida y las enseñanzas de Jesús (Mateo, Marcos, Lucas y Juan), la historia de la iglesia (Hechos), las epístolas y el Apocalipsis. Por lo tanto, afirmamos con toda confianza que las Escrituras son completas y perfectas (2 Tim. 3:16, 17; Judas 3; 2 Ped. 1:3; Apoc. 22:18, 19).

          -- porque no hablará por su propia cuenta, -- Compárense 5:30; 8:26. Jesús había dicho repetidas veces que las palabras que El (Jesús) enseñaba y las obras que El hacía no eran de El sino del Padre, para recalcar que El no enseñaba y obraba aparte de o independientemente del Padre. Ahora dice lo mismo del Espíritu Santo, que la obra de El también sería perfectamente unida con la del Padre y del Hijo, porque El continuaría la obra de Jesús. De hecho, al prometerles que el Espíritu Santo vendría para ser el Consolador (Ayudador) de ellos, Jesús les dijo, "vendré a vosotros" (14:18, 28) y "vendremos" (14:23); es decir, la obra del Espíritu Santo sería inseparable de la obra del Padre y del Hijo.

          Dice Cristo que el Espíritu Santo "no hablará por su propia cuenta". Los hermanos que enseñan que, al venir a la tierra, Jesús se despojó a sí mismo de los atributos divinos (¡como si fuera posible que el inmutable Cristo pudiera cambiar de este modo!) citan Jn. 5:19 ("No puede el Hijo hacer nada por sí mismo"); 5:30 ("No puedo yo hacer nada por mío mismo"), etc.; por eso, para ser consecuentes con su doctrina, deben enseñar que el Espíritu Santo también se despojó a sí mismo de sus atributos divinos cuando vino sobre los apóstoles el día de Pentecostés, porque Jesús dijo que "no hablará por su propia cuenta". Recuérdese también 16:7, "el Consolador ... os lo enviaré"; si Cristo era inferior por haber sido enviado por el Padre, entonces el Espíritu Santo era inferior por haber sido enviado por Cristo. La verdad es que estas expresiones no significan inferioridad sino identidad, y no tienen nada que ver con la idea absurda e imposible de despojarse de atributos divinos.

          -- sino que hablará todo lo que oyere, -- "Todas las cosas que oí de mi Padre, os las he dado a conocer" (15:15), y el Espíritu Santo "hablará todo lo que oyere". Jesús enseñaba las palabras que el Padre le daba (17:8, 14), y el Espíritu Santo hará lo mismo.

          -- y os hará saber las cosas que habrán de venir. -- P. ej., Hech. 20:29, 30; 2 Tes. 2; 1 Tim. 4:1-3; Apocalipsis.

 

16:14 El me glorificará; porque tomará de lo mío (su vida y enseñanza), y os lo hará saber. -- Según los pentecostales y otros carismáticos, el Espíritu Santo vendría para glorificar al Espíritu Santo, pues en todas las reuniones, conversaciones y escritos de tales grupos hablan principalmente del Espíritu Santo. Sin embargo, en Hechos de los Apóstoles y en el resto del Nuevo Testamento el Espíritu Santo no se glorificó a sí mismo sino a Cristo (2 Cor. 3:18; 4:6).

 

16:15 Todo lo que tiene el Padre es mío; por eso dije que tomará de lo mío, y os lo hará saber. -- Mat. 11:27; Luc. 10:22. Dicen algunos hermanos (véase 1:14, notas) que Cristo era Dios (Deidad), pero sin los atributos, características, poderes y prerrogativas de Dios, pero este texto afirma que "todo lo que tiene el Padre es mío"; por eso, era igual al Padre (5:18) en todo (aquí en particular en conocimiento y, por eso, era omnisciente).

 

16:16 Todavía un poco, y no me veréis; -- Ahora introduce el pensamiento que los apóstoles tendrán mucha tristeza, pero que su tristeza sería breve y que pronto sería convertida en gozo. Vuelve a lo que dijo en 14:19, "Todavía un poco, y el mundo no me verá más" y 16:5, "Pero ahora voy al que me envió"; cuando lo quitaron de la cruz y cuando estuvo en el sepulcro no podían verlo.

          -- y de nuevo un poco, y me veréis; -- pero "un poco" después lo podrían ver no solamente durante los cuarenta días entre la resurrección y la ascensión, sino también lo verían cuando volviera en la persona del Espíritu Santo (14:17-28). El resto del texto nos convence que Jesús no se refiere solamente a los pocos días que estaría en la tierra después de su resurrección; p. ej., 16:23 "En aquel día ... todo cuanto pidiereis al Padre en mi nombre, os lo dará"; 16:26, "En aquel día pediréis en mi nombre". Obviamente Cristo se refiere al gozo continuo que ellos tendrían al venir el Espíritu Santo para guiarles y ser su Consolador (Ayudador). Podían decir por medio del Espíritu, "vemos a ... Jesús, coronado de gloria y de honra" (Heb. 2:9).

          -- porque yo voy al Padre. -- El tuvo que ir al Padre para que los apóstoles pudieran verlo otra vez, al recibir al Espíritu Santo (16:7).

 

16:17, 18 entonces se dijeron algunos de sus discípulos unos a otros: ¿qué es esto que nos dice: todavía un poco y no me veréis; y de nuevo un poco, y me veréis; y, porque yo voy al Padre? decían, pues: ¿qué quiere decir con: todavía un poco? no entendemos lo que habla. -- 13:36; 14:5, 8, 22. Recuérdese que los discípulos todavía esperaban un reino terrenal. Si ahora Cristo piensa establecerlo, ¿por qué dice que "no me veréis y de nuevo un poco, y me veréis". Esto no tenía sentido para ellos. En otra ocasión "ellos no entendían esta palabra, y tenían miedo de preguntarle" (Mar. 9:32).

 

16:19 Jesús conoció (2:24, 25; 6:61; Mat. 9:4) que querían preguntarle, ("han tomado el primer paso hacia el conocimiento", HWW; todo maestro desea que se hagan preguntas, porque esto indica el deseo de aprender) y les dijo: ¿Preguntáis entre vosotros acerca de esto que dije: Todavía un poco y no me veréis, y de nuevo un poco y me veréis? -- Los discípulos estaban muy impresionados por la omnisciencia de Jesús, pues El podía leer sus pensamientos (16:30). El corazón de ellos (y de todos) era como un libro abierto para Jesús.

 

16:20 De cierto, de cierto os digo, que vosotros lloraréis y lamentaréis, (como las personas que lloran por causa de la muerte de seres queridos, 11:31, 33; 20:11, 13, 15; "un poco y no me veréis" cuando le crucificaron y sepultaron, Mar. 16:10; Luc. 24:17) y el mundo se alegrará (Luc. 22:5; los judíos creían que habían acabado con Jesús, que ya no les podría causar más problemas. ¡Por fin habían tapado su boca! pero "¡Ay de vosotros, los que ahora reís! porque lamentaréis y lloraréis", Luc. 6:25); pero aunque vosotros estéis tristes, vuestra tristeza se convertirá en gozo (20:20; Mat. 28:8). -- La aflicción suprema será remplazada por el gozo supremo, no solamente por causa de la resurrección y ascensión de Jesús (Luc. 24:52), sino también por la venida del Espíritu Santo, cuya ayuda les daría un gozo duradero. La tristeza del pecador se convierte en gozo si le lleva a obedecer al evangelio. En cuanto a los sufrimientos del cristiano, "esta leve tribulación momentánea produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria" (2 Cor. 4:17).

 

16:21, 22 La mujer cuando da a luz, tiene dolor, porque ha llegado su hora; pero después que ha dado a luz un niño, ya no se acuerda de la angustia, por el gozo de que haya nacido un hombre en el mundo. (Isa. 21:3; 26:17; Miqueas 4:9, 10; 1 Tes. 5:2, 3) También vosotros ahora tenéis tristeza; pero os volveré a ver, y se gozará vuestro corazón, y nadie os quitará vuestro gozo. -- Al resucitar Cristo volvería a verlos, pero aquí se refiere más bien a su presencia en la persona del Espíritu Santo, para producir en ellos un gozo duradero. Desde luego, la fe en la resurrección produce un gozo en el discípulo que el mundo no le puede quitar. "En vano Satanás gastó todos los recursos del infierno para contrarrestar el testimonio de ese grupito de hombres a quienes Cristo había dado estas palabras, pero el gozo de ellos nunca fue quitado, y el propósito de Satanás fue frustrado" (JBC).

 

16:23 En aquel día no me preguntaréis nada (como, p. ej., 13:36; 14:8; 16:18). -- 14:20-23 indica que "aquel día" se refiere al tiempo cuando el Espíritu "hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir" 16:13; la predicación tan clara y confiada de Pedro y los otros apóstoles, aun explicando profecías complicadas en el día de Pentecostés, da amplia prueba de esto. Seguramente después de su resurrección Jesús explicó muchas cosas (20:9, 24-28; 21:4-7; Luc. 24:27, 45; Hech. 1:3-8), pero este contexto indica que Jesús se refiere a la ayuda que recibirían del Espíritu Santo.

          -- De cierto, de cierto os digo, que todo cuanto pidiereis al Padre en mi nombre, os lo dará. -- Siempre les había enseñado a orar (Mat. 6:9-13; 7:7-11; Luc. 11:1-13; 18:1-8, etc.), pero ahora les dice que deben pedir "al Padre en mi nombre". Muchas personas que oran al Padre no piden en el nombre de Cristo para no ofender a los judíos u otros que no aceptan a Cristo como el Hijo de Dios, pero el Padre no escucha a los tales, porque sin mediador nadie puede acercarse a Dios, y Cristo es nuestro único Mediador (1 Tim. 2:5).

         

16:24 Hasta ahora nada habéis pedido en mi nombre; pedid, y recibiréis, para que vuestro gozo sea cumplido. -- Porque al ascender al cielo Cristo sería nuestro Sumo Sacerdote que haría intercesión por nosotros (Heb. 4:14-16; 7:24, 25; 9:24). Al orar "en el nombre de Cristo", oramos de acuerdo con su autoridad, su voluntad y su naturaleza. Su nombre significa todo lo que El es.

 

16:25 Estas cosas os he hablado en alegorías; (10:6, dicho simbólico o figurado: p. ej., 2:17; 3:5; 4:13, 14; 6:53; 7:38; etc.) la hora viene cuando ya no os hablaré por alegorías, sino que claramente os anunciaré acerca del Padre. -- Aunque Jesús explicó muchas cosas después de su resurrección (Luc. 24:27), cumplió esta promesa en la persona del Espíritu Santo, en la revelación del Nuevo Testamento.

 

16:26, 27 En aquel día pediréis en mi nombre; y no os digo que yo rogaré al Padre por vosotros, pues el Padre mismo os ama (philei), porque vosotros me habéis amado, y habéis creído que yo salí de Dios. -- Debemos pedir en el nombre de Jesús, porque el Padre mismo lo ha nombrado como Mediador (1 Tim. 2:5; Heb. 7:25; 1 Jn. 2:2), pero Jesús no tiene que rogar al Padre para que nos ame, pues El nos ama porque amamos al Hijo y creemos que El vino del Padre. Es interesante observar que el Padre nos ama (philei), es decir, con el amor de afecto y de amistad (15:15). ("O qué Amigo nos es Cristo"; y si Cristo es nuestro Amigo, el Padre también es nuestro Amigo).

          "El no reconocer al Padre como la fuente de gracia, amor y misericordia ha llevado a la Iglesia Romana a grandes errores. Al sospechar que el Padre obra con rigor indebido, ha habido la misma sospecha con respecto al Hijo por causa de su cercanía al Padre. Por lo tanto, la Virgen María fue invocada para interceder con el Hijo y suavizar su obstinación. Desde la deificación de la Virgen María en 1853, ha habido desconfianza en ella también, y ha habido una tendencia a invocar a José para que interceda con María para que interceda con el Hijo para que interceda con el Padre. De esta manera el maravilloso amor del Padre que pasa todo entendimiento se hace menor que el amor de meros mortales" (JWM).

 

16:28 Salí del Padre, y he venido al mundo; otra vez dejo el mundo, y voy al Padre. -- Esta es una expresión gloriosa -- como un breve resumen -- del plan eterno de Dios: el Hijo saldría de Padre para venir al mundo para morir por nosotros, y después de resucitar de entre los muertos, volvería al Padre. ¡Aquí tenemos el viaje redondo de Cristo: del cielo a la tierra, y de la tierra al cielo!

 

16:29 Le dijeron sus discípulos: He aquí ahora hablas claramente, y ninguna alegoría dices. -- Ya "entendieron", pero todavía ignoraban los pasos necesarios que Jesús tomaría para llevar a cabo esta promesa.

 

16:30 Ahora entendemos que sabes todas las cosas, y no necesitas que nadie te pregunte; por esto creemos que has salido de Dios. -- ¡He aquí el testimonio de hombres sinceros que anduvieron con Cristo por unos tres años y medio! El testimonio de ellos lleva mucho peso, porque repetidas veces habían visto la evidencia de su omnisciencia. Pedro repite esta verdad en 21:17, "Señor, tú lo sabes todo". Por causa de las muchas demostraciones de su omnisciencia -- y otros atributos divinos -- ¡creían en su deidad ("que has salido de Dios")!

 

16:31 Jesús les respondió: ¿Ahora creéis? -- La gramática de esta expresión permite que sea una declaración o una interrogación, pero 17:8 ("han conocido verdaderamente que salí de ti, y han creído que tú me enviaste") nos convence que Cristo no pregunta, sino que afirma que "ahora creéis". El no minimiza su fe, pero por causa de su falta de comprensión del plan divino, se escandalizarían.

 

16:32 He aquí la hora viene, y ha venido ya, en que seréis esparcidos (10:32; Mat. 26:31) cada uno por su lado, y me dejaréis solo; -- En lugar de estar al lado de Jesús, serían esparcidos como ovejas temerosas y buscarían la seguridad personal ("cada uno por su lado"). Jesús "conocía la debilidad de los hombres, sabía que fracasaban, sabía que lo abandonarían en la hora de mayor necesidad y, a pesar de todo, los amaba. Y lo más maravilloso es que seguía confiando en ellos. Conocía el peor aspecto de los hombres y sin embargo los seguía amando y confiando en ellos. Es muy posible que una persona perdone a alguien y, a pesar de ello, deje bien establecido que no está dispuesto a volver a confiar en él. Jesús, en cambio, dijo: Error! Reference source not found." (WB).

          -- mas no estoy solo, porque el Padre está conmigo. -- 2 Tim. 4:16-18. Al morir en la cruz Jesús dijo, "Dios mío, ¿por qué me has desamparado?" (Mat. 27:46); (es decir, ¿por qué no me libras de la muerte? Mat. 27:43; Sal. 22:1-8)). Dios no le libró de la muerte -- no le salvó la vida --, porque "por nosotros lo hizo pecado" (2 Cor. 5:21); es decir, su vida fue puesta "en expiación por el pecado" (Isa. 53:10). Cristo no llevó la culpa, sino la pena por los pecados del mundo. El Padre no le había vuelto las espaldas (como el calvinismo enseña), sino que siempre estaba con El, pues sus palabras finales fueron, "Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu" (Luc. 23:46).

16:33 Estas cosas (13:31 - 16: 32; pero en particular, lo que ha dicho en los vers. 26, 27, 32) os he hablado para que en mí tengáis (literalmente, para que pueda continuar teniendo) paz (14:27). En el mundo tendréis aflicción (15:18-21; Hech. 14:22; 1 Tes. 3:1-4; 2 Tim. 3:12); pero confiad, yo he vencido al mundo. -- (1 Jn. 2:14,15; 4:4; 5:4, 5). "Es significativo que el Señor no dijo, Error! Reference source not found.; esta bendita promesa era suya porque El lo hizo" (GNW). Es notable observar que en esta hora tan oscura Cristo hablara de la paz. El sabía exactamente lo que iba a suceder esa noche y el día siguiente, pero se preocupaba por la paz de sus discípulos, la paz que se hizo posible objetivamente por medio de su sacrificio en la cruz (Efes. 2:14, "él es nuestra paz"), y subjetivamente por el consuelo que tendrían estando en plena comunión con Cristo. Por causa de esa paz los apóstoles, después de ser azotados, "salieron de la presencia del concilio, gozosos de haber sido tenidos por dignos de padecer afrenta por causa del Nombre" (Hech. 5:41). Por causa de esa paz "a medianoche, orando Pablo y Silas, cantaban himnos a Dios" en el calabozo de más adentro de la cárcel de Filipos (Hech. 16:25).

          ¿Por qué dice Cristo, "yo he vencido al mundo" cuando en realidad lo haría al morir en la cruz? Otra vez habla proféticamente; el cumplimiento de esta palabra era completamente seguro. Tenemos paz porque sabemos que Cristo ha vencido al mundo, que está sobre su trono en el cielo, y que por medio de El nosotros también somos más que vencedores (Rom. 8:37; 1 Jn. 5:4).

          Si Cristo quería consolar y animar a los apóstoles, ¿por qué les dijo con toda franqueza que El sabía que lo iban a desamparar? "Quiere indicar lo siguiente: si Jesús no hubiera predicho la debilidad de los discípulos, cuando éstos percibieran más tarde cómo le habían fallado y abandonado podrían haber caído en la desesperación más total y absoluta. Sin embargo, se lo advirtió antes de que sucediera. Es como si hubiera dicho: Error! Reference source not found." (WB).

 

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