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El niño de nivel primario

 

Enfatice el contenido

 

 

Nota a los padres

 

 

Los primeros cinco
grados

 

 

El proceso del crecimiento

 

 

Sugerencias para
la enseñanza de esta edad

 

 

Plan de la lección


 

          En nuestro último capítulo enfatizamos la necesidad de enseñar a los niños preescolares toda la información que ellos puedan absorber y rogamos a los padres que no subestimaran la capacidad de aprendizaje que los niños tienen. Pero también enfatizamos la necesidad de aprender la técnica de prestar atención en una clase bíblica. Los niños preescolares deben estar aprendiendo cómo sentarse, cómo poner atención a una historia, cómo responder preguntas, cómo trabajar en grupo, y cómo concentrarse en el tema en lugar de en los cuentos que escucharon “anoche”. Si la maestra ha hecho bien su trabajo, los niños habrán aprendido estas importantes lecciones antes de llegar al primer grado. Se comportarán aún en forma inquieta, y será necesario insistir en que aún hay reglas que guardar, pero al menos los niños sabrán qué es lo que tienen que hacer.

          Los años de la enseñanza primaria son los mejores años para enfatizar el contenido de las clases bíblicas. Es una experiencia encantadora enseñar a los niños de esta edad. Los niños tienden a estar contentos; el aprendizaje es aún divertido; y absorben información como una esponja. Los maestros y padres deben estar construyendo el fundamento para la fe y una vida de obediencia. Estos son años muy importantes que ayudarán a prevenir problemas después.

          Los niños pueden comenzar en el segundo grado tropezando en la lectura de algunas palabras en sus Biblias. Al llegar al segundo grado ellos pueden pronunciar la mayoría de las palabras en sus Biblias (con la excepción de algunos nombres poco usuales), aunque no entiendan todas las palabras que pronuncian. Eso significa que, para cuando ellos lleguen al cuarto y quinto grado, podrán ir a sus Biblias y encontrar respuestas específicas para llenar los espacios en sus cuadernos de trabajo. A este nivel, el proceso es difícil, pero ya habrán comenzado el proceso de estudiar por sí mismos. A medida que los maestros les enseñen cómo estudiar sus Biblias, los prepararán para el próximo nivel que será la enseñanza media o secundaria, cuando el énfasis recaiga sobre sus hombros la obligación que cada individuo tiene de aplicar a su propia vida las lecciones que ha aprendido.


          A través de todo el libro hemos estado enfatizando el hecho de que la fe viene por el oír la palabra de Dios (Rom. 10:17). Si somos negligentes hacia nuestros hijos y no los llenamos del conocimiento de la palabra de fe, entonces no estamos dándoles el fundamento básico que ellos necesitan para resistir todas las fuerzas malignas que les rodean. Uno de los errores que acarrea los más grandes fracasos en las clases bíblicas de esta época es el no enseñar hechos bíblicos. Ciertamente no queremos decir que se deben aprender hechos solamente por la mera razón de poder repetir un juego prescrito de respuestas, porque entonces no sería más que una respuesta catequística. Pero si nosotros o nuestros hijos desconocen las grandes obras de Dios, y el modo de cómo El ha tratado con la humanidad a través de las generaciones, entonces no tenemos nada en qué basar nuestra fe. ¿Cómo podemos saber qué tipo de Dios es El? ¿Es áspero y cruel? ¿Es tolerante y desinteresado en cuanto a nuestras acciones? ¿Existe de verdad?

          No pensamos omitir el énfasis de aplicar los principios de las historias a nuestras vidas. Debemos ayudar a nuestros alumnos para que vean por qué necesitamos estudiar sobre esta gente que vivió hace mucho tiempo. Debemos ayudarles a que vean que nosotros tenemos el mismo pacto básico con Dios que el que ellos tuvieron, “Ahora pues, si en verdad escucháis mi voz y guardáis mi pacto, seréis mi especial tesoro entre todos los pueblos ” (Exodo 19:5), aun cuando los detalles de los mandamientos difieran. Estamos diciendo, sin embargo, que hemos comenzado a “hacer que la Biblia tenga aplicación práctica” mucho antes que nuestros oyentes hayan aprendido a aplicar algunos hechos.

          Los niños pueden entender fácilmente la aplicación de los hechos a sus vidas. Pase la mayor parte del tiempo de su clase diciendo los hechos, y después unas pocas frases bien hechas pueden hacer la conexión entre la historia y los problemas de hoy. Los niños se impresionan profundamente con las lecciones, pero a veces ellos sienten vergüenza de expresar estos pensamientos con sus propias palabras. Para un niño de nueve años suena “raro” expresarlos con palabras, pero no se engañe, él está más profundamente impresionado de lo que él quiere demostrar.

          Los niños de este nivel de aprendizaje son capaces de aprender más materia que en cualquier otro período en su vida. Los niños más pequeños están ocupados con la técnica de aprendizaje, y los adultos se han olvidado cómo estudiar. La importancia de enseñar en forma sabia a esta edad no se puede sobreenfatizar. Los mejores maestros de la congregación deberían enseñar las clases de los niños y jóvenes entre los siete y los dieciocho años de edad.

          A estas alturas las lecciones bíblicas que usted presente deben tener una secuencia. Ayude a sus alumnos a que vean el cuadro completo del relato bíblico. Descubra donde su conocimiento es deficiente y supla lo que falte. Elija la sección de la que ellos saben menos para enseñarla ahora. A ellos les encanta una antigua historia que ahora se les enseña en detalle y en orden cronológico de acuerdo a la secuencia de su clase (por ejemplo, David y el gigante). Aun los alumnos de primer grado pueden entender la mayoría de las porciones narrativas de la Biblia. Para cuando ellos lleguen al quinto grado, ningún capítulo de la historia bíblica es demasiado difícil para ellos. La manera de decidir cuál es la próxima historia a enseñarles es mirar en su Biblia y ver de qué se trata el próximo capítulo, en la porción que usted ha elegido enseñar. No omita ninguna parte de la historia (aunque las epístolas, el mensaje de los profetas, y los libros de poesía son todavía demasiado difíciles). Estos son los años cuando los niños escuchan muy atentamente y están muy dispuestos a aprender. No desdeñe el desafío que tiene ante usted. Usted habrá cometido una injusticia seria contra estos niños para el resto de sus vidas si usted deja sus mentes vacías. Aunque ellos no estén todavía preparados para el estudio de temas profundos o de las epístolas, todavía hay mucha más historia bíblica que enseñar, que tiempo para que lo haga . No desperdicie ni un minuto.

 


Nota a los padres


          Padres, ustedes, no los maestros, tienen la responsabilidad primordial de ver que el alma de su niño sea salva. La tarea de ustedes se hace más compleja después que él comienza a asistir a la escuela. Los humanistas de nuestros días están haciendo de las escuelas públicas su campo de batalla primordial para ganar los corazones de la gente joven de América. Los valores morales se destruyen y el ateísmo se enseña en forma agresiva. Muchos educadores son hostiles hacia todo aspecto de la religión. Estén al tanto de las fuerzas que obran para destruir la fe de su hijo. Mantengan abiertas las líneas de comunicación con su hijo para que pueda conocer lo que se le está enseñando. Visiten la escuela a menudo y conozcan a sus maestros. Cooperen con las actividades legítimas de la escuela para que de esa manera los maestros estén dispuestos a escucharle cuando deba protestar en contra de algo perverso.

          Examinen los textos de estudios de su hijo y analicen con él las ideas erróneas que éstos contienen. Fíjense que aun su libro de historia pueda estar intentando ocultar el hecho de que muchos de los colonizadores vinieron a Norte América en busca de libertad religiosa. Los humanistas están tratando de volver a escribir la historia. Ayuden a su hijo a ver por qué alguna idea en su texto de estudio es errónea. Ayúdenle a formular argumentos para refutar el error para que él pueda estar advertido y armado para encarar el error cuando se enseñe en el salón de clases. Asegúrense de que él esté activamente involucrado en formular los argumentos para que él entienda la lógica que implican. (¿Se acuerdan de la historia del conferencista que argumentaba que cepillarse los dientes causaba caries?) Apoyen a su hijo, dándole su ayuda y apoyo moral cuando él tenga que declararse en favor de lo correcto.

          Continúen construyendo sobre el fundamento del conocimiento bíblico que comenzaron desde el nacimiento. Repasen las antiguas historias favoritas de sus hijos. Explíquenle las cosas que anteriormente le fueron muy difíciles de entender. Establezcan reglas estrictas de comportamiento y ayúdenle a que vea con la palabra de Dios por qué estas reglas son mejores. Ayúdenle a tomar fuerzas para sus propias batallas mostrándole que José, Daniel, Josías y Timoteo eran solamente adolescentes cuando fueron forzados a declararse a favor de Dios a pesar de desventajas enormes. Ayúdenle a ver que Dios está tan contento con los esfuerzos de él como estaba con aquellos grandes héroes de la fe de los cuales la Biblia habla. Estarán colocando un cimiento tanto de amor por Dios como de fe en Dios. Cristo dijo, “Si me amáis, guardaréis mis mandamientos...” (Juan 14:15). El concepto de amor por Dios es uno de los conceptos más importantes que podemos enseñar a nuestros hijos. Estos son años muy importantes para enseñarles este concepto básico, no por pronunciar con indiferencia la frase “Dios te ama”, sino por enseñarle los eventos de la historia bíblica que demuestran Su amor y misericordia, tanto como Su justicia.

          Los maestros en el local de la iglesia pueden y deben estar ayudándole en la tarea de enseñarle la Biblia, pero el tiempo que ellos disponen es limitado. Ellos necesitan de la cooperación de ustedes para hacer su trabajo más efectivo. Sepan qué es lo que sus hijos están estudiando. Estén al tanto de las tareas que se les dan, y animen a sus hijos a que hagan sus tareas a tiempo. Los niños tienden a olvidarse de algunas tareas y son negligentes en hacer otras. Animen a los maestros a que hagan lo mejor que puedan y cooperen al máximo en los proyectos propuestos. Mas allá de todo, estén alerta al vacío que descubran en el conocimiento de su hijo. ¿Qué porciones de la Biblia se están pasando por alto en las clases bíblicas? Asegúrense de que los estudios bíblicos en casa llenen los vacíos. Recuerden que al pasar los años no pueden culpar a los maestros si su hijo llega a la madurez sin saber los hechos de la Biblia.

          Ayuden a que su hijo desarrolle sus propios hábitos de estudio. Provéanle de libros de historia bíblica sencillos para que él los lea tan pronto él pueda usarlos. Provéanle con su propia Biblia y ayúdenle a que aprenda cómo usarla para cuando él esté en los grados del quinto al séptimo. Ayúdenle a que encuentre un momento quieto donde pueda leer su Biblia regularmente.

          Una de las tareas más grandes de los padres durante el período del crecimiento de su hijo es ayudarle a que haga uso juicioso de su tiempo. A veces los adultos nos enredamos tanto en la carrera moderna de ser “exitosos” que olvidamos de darnos cuenta de qué tan importante son nuestras actividades. A veces empujamos tanto a nuestros hijos a que triunfen que nos olvidamos evaluar sus actividades. ¿Qué tan importante es añadir otro deporte a su ya saturada agenda? ¿Tienen los niños que ser entretenidos a cada instante que estén despiertos?

          Como adultos maduros en la familia ustedes tienen la responsabilidad de hacer un alto ocasionalmente y hacer un inventario. ¿Hacia dónde se dirige la familia? ¿Estamos demasiado ocupados? ¿Tenemos tiempo en algún momento de sentarnos y tener una comida juntos o simplemente de pasar un momento quieto en familia? ¿Hay tiempo de hacer una pausa para discutir los principios que son de verdadero valor? ¿Están las almas de nuestros hijos descuidándose en la confusión de las cosas?

          ¿Qué hay del ejemplo de ustedes mismos en estos años importantes? ¿Tiene malos hábitos que no quieren que sus hijos imiten? ¿Le están mostrando con su ejemplo que su trabajo es más importante que el adorar a Dios? ¿Pasan ustedes la mayor parte de los fines de semana en el lago y mostrándole que no hay tal cosa como una verdadera entrega al trabajo del Señor? ¿Se sientan en forma pasiva en el culto al Señor mientras otros toman la responsabilidad? Su ejemplo hablará más fuerte que las palabras que pronuncian.


Los primeros cinco grados


          Nosotros dividimos los grupos de ciertas edades de manera arbitraria, así que, nuestra división de las clases no se adapta a la de la escuela moderna. Muchos niños ya han asistido a alguna escuela por un año o más antes de comenzar el primer grado de la escuela regular. Algunos departamentos de educación se refieren a los estudiantes de los primeros seis grados como alumnos de la escuela elemental, mientras que otros tienen escuela de enseñanza media que cubre los grados del sexto al noveno. Está más allá del alcance de este libro dar los detalles acerca de cada edad, así que, hemos dividido a los niños en grupos amplios según su edad para referirnos a las características comunes de cada grupo. Para nuestro propósito, estamos designando los grados del primero hasta el quinto como grados elementales porque hay algunas características generales que describen ese grupo.

          Existen marcadas diferencias entre el primer grado y los años que le preceden. La maestra muy ocupada, que está tratando de mantener quieto al niño del primer grado, podría pasarle un dibujo que colorear, mientras trabaja con otro grupo, pero este niño de seis años pronto descubrirá que cada vez más de su tiempo se llena con actividades que requieren mayor esfuerzo de su parte. Fue entretenido aprender a leer las primeras palabras, pero ahora su maestra quiere que él complete la lectura de este libro entero y luego que empiece a leer otro. Fue fácil aprender a reconocer todos los números, pero ahora esta misma maestra quiere que él combine algunos de estos números, ¡y ella no quiere que él utilice sus dedos para contar! No pasa mucho tiempo cuando este niño de primer año descubre que el aprender puede ser frustrante. El gasta el borrador de su lápiz mucho antes de que se le termine el grafito. La punta de su lápiz se quiebra frecuentemente porque le pone mucha presión en un esfuerzo de hacer su trabajo correctamente. Antes de que se dé cuenta, él habrá roto el papel de tanto borrar, y a pesar de todo esto su fastidiosa maestra espera que él continúe intentándolo hasta que termine su tarea. ¿Se da cuenta de por qué este niño se desanima? Pero remueva la presión de su tarea y él estará deseoso de leer el nuevo cuaderno de trabajo que la maestra de Biblia le tiene preparado. El no tiene mucha preparación y está muy lento en su escritura y lectura porque todavía está tratando de aprender ambas habilidades. Estas habilidades todavía no están listas para ser usadas como herramientas para aprender otros temas (incluyendo la Biblia).

          El alumno de siete años está más contento consigo mismo que cuando tenía seis años. El ha desarrollado suficientes habilidades en su escritura y lectura que le ayudan a hacer sus tareas con más facilidad, con tal que la materia corresponda a su nivel. Además, él se ha acostumbrado a las exigencias de trabajo que se exigen en un día normal de escuela. A estas alturas él toma gusto en terminar algo que ha empezado. Todavía está deseoso de aprender cosas nuevas y encuentra aquellas a su nivel, fáciles de conquistar. Con cada día que pasa se torna más seguro de sí mismo e independiente.

          Los niños de ocho y nueve años quieren las cosas más directas, “de hombre a hombre”. Los de ocho años tanto como los de nueve se están desarrollando muy rápido. Se vuelven desasosegados, bulliciosos y bruscos. A todos, tanto a las niñas como a los niños, les gusta subirse a los árboles. Las niñas rasgan sus vestidos; a los niños no les gusta nada la ropa formal; los jeans y los zapatos se gastan antes de que les queden chicos. Están aprendiendo a bromear, pero tienen el tacto de un elefante. La risa agradable debido a un error del maestro o de un compañero está bien, pero ayúdeles a volver pronto a concentrarse en la lección. Aprender solamente por aprender ya no es tan agradable como lo era antes, pero un conocimiento nuevo es excitante. El papá y la mamá todavía son inteligentes, pero la maestra lo es más, si en algo difieren. Por lo tanto, usted como maestra tiene una gran responsabilidad sobre sus hombros. ¿Qué sucedería si usted les enseñara que el pecado es lo correcto? Estos son los primeros años de los cuales el niño recordará en forma muy vívida cuando sea adulto. El podrá recordar hasta el día de su muerte una frase interesante que usted haya dicho, así que, asegúrese de que sea algo correcto. El niño de diez años ha alcanzado la cima dorada de la niñez. Esta es una edad adorable. A esta edad los niños son por lo general muy felices, a menos que algo haya ocurrido en los minutos anteriores que arruinara su día (aunque su día se haya “arruinado”, ¡dentro de quince minutos estarán nuevamente en buena onda!).

          Gócese de estos años primarios porque es la calma antes de la tempestad. Si usted recuerda algún evento placentero de la escuela primaria, probablemente tendría entre ocho a diez años de edad cuando ocurrió.


El proceso de crecimiento


          Permítanos dar otra ilustración para mostrar los procesos de crecimiento durante este período. Nuestra ilustración describe patrones de conducta con respecto al colorear.

 

          El niño de un año --Todo lleva a su boca. El no puede relacionar la fuente del color con el objeto que tiene en la mano.

 

          El niño de dos años -- Todavía podría comer el color de cera. El descubre que deja una marca. A él le gusta la marca. Sin embargo él no intenta colorear las figuras en su hoja, porque le parecen bien como está.

 

          El niño de tres años -- Podría ser que por un momento, él intente iluminar las figuras si se le señala. La pared es un lugar para colorear tan bueno como la hoja de papel. Todavía goza de la sensación que siente al producir color con un objeto en su mano.

 

          El niño de cuatro años -- Está brotando de entusiasmo. El “colorea” el dibujo rayando rápida y fuertemente toda la página. No respeta las líneas o el diseño.

 

          El niño de cinco años -- Descubre el dibujo. Trata de hacerlo “bonito”, y se contenta con el resultado. No cuestione su selección de colores ni le juzgue como a un adulto.

 

          El niño de seis años -- Es más coordinado. Intenta permanecer dentro de las líneas al primer intento. Falla y se desalienta terriblemente. Se rinde. “Yo no sirvo para esto, antes hacía un mejor trabajo”. Tiende a colorear muy obscuro porque se esfuerza demasiado. A él le hace falta una palmada sobre la espalda y un poco de aliento.

 

          El niño de siete años -- Lucha con empeño y logra terminar la tarea. Logra también permanecer dentro de las líneas mucho mejor que el año anterior, así que se siente satisfecho de sus logros.

 

          El niño de ocho años -- Siempre está demasiado ocupado, ¿por qué colorear? Eso es para niños pequeños. Juguemos a pelota.

 

          Los niños de nueve o diez años y mayores – Podría volver a colorear o iluminar por puro gusto creativo.


Sugerencias para la enseñanza de los niños de esta edad


          Los períodos de concentración se hacen más largos. Los niños están acostumbrados a todas esas horas de la escuela, y la maestra de Biblia no debe tener problemas para que presten atención si ella hace bien su trabajo. Esté alerta al tiempo límite que puedan prestar buena atención. Los niños de primer grado podrían ser capaces de prestar atención fácilmente a un material nuevo por cinco minutos, o poquito más. Si es así, use los cinco minutos completos dándoles una buena medida de enseñanza. Después, antes de que se cansen, cambie de actividad. Use alguna forma de repaso de la lección del día, quizás usando una hoja de trabajo que recalque el punto principal que usted acaba de hacer; o, practique nombrando los libros de la Biblia, tomando tiempo para enfatizar dónde se encuentra esta unidad.

          Pero recuerde que la historia bíblica es la razón por la cual se han reunido. Cinco minutos de los 30 minutos para contar una historia simplemente no basta. Acepte el límite del tiempo que su grupo puede prestar atención, pero busque maneras de compensarlo y de esa manera enseñar toda la materia que pueda. Pruebe el dividir su lección. Presente una parte de ella, repase por unos momentos o vea una nueva ayuda visual, y después continúe con la próxima parte de la historia. Por ejemplo, en la historia de Elías y lo que vivió en el Monte Carmelo (1 Reyes 17-18), usted podría contar cómo Elías vino a advertir a Acab de la sequía y después cómo él huyó. Una vez que haya contado cómo Dios cuidó de él en el arroyo y después en Sarepta, detenga la historia lo suficiente para ubicar el lugar en el mapa. El cambio de actividad dará un descanso a los niños y entonces estarán listos para la segunda parte de la historia. Asegúrese de que esté preparada para seguir contando la historia hasta donde sea posible, basándose en el tiempo disponible y en la atención de los niños. Nunca esté sin material que presentar. Recuerde que cuanto más información podamos enseñar, tanto más lograremos nuestro propósito básico de preparar a ese niño para que sea un verdadero estudiante de la Biblia.

          Cambie el orden de sus actividades de una semana a la otra. Podría comenzar la próxima clase con un himno y una oración, seguido de un repaso de la unidad, y después contar la nueva historia. La próxima semana podría comenzar la clase con su nueva ayuda visual y contarles su nueva historia primero. El variar las actividades ayuda a prevenir el aburrimiento y aumenta el tiempo límite de atención.

          Al pasar los años, el tiempo límite de atención incrementará, entonces podría ser posible pasar la media hora completa que a usted se le ha dado para la clase bíblica enseñando su nueva materia. La mayoría del tiempo debiera ocuparse en pasar a un terreno nuevo, pero no olvide lo que hemos mencionado con respecto a los repasos. Todavía se necesita la repetición. Debe hacer preguntas en forma regular para estar segura que los puntos principales se han fijado en la mente de los estudiantes. Necesitan algún tipo de actividad escrita, una hoja de trabajo, cuaderno de apuntes o de trabajo, para enfatizar los puntos que usted quiere que ellos recuerden. Usted no desperdicia tiempo cuando les presenta la información por segunda vez. Cada vez que ellos recuerdan un hecho, es una más de esas treinta repeticiones efectivas.

          Es posible que ellos hagan el trabajo escrito ya en el primer grado, pero todavía se lleva demasiado tiempo para que sea una actividad práctica. A ellos les gusta escribir pues es una habilidad nueva para ellos, y a menudo piden el permiso de hacerlo, pero usted es la maestra. No les deje escribir simplemente porque los niños se lo sugieren. Usted podrá cubrir mucho menos materia durante su período si toma tiempo para que ellos escriban. Ocasionalmente podría ser una buena manera de cambiar el ritmo de la clase, pero personalmente, yo no tomaría tiempo para hacer actividades escritas con un grupo de niños tan pequeños.

          Con el pasar del tiempo la habilidad de escribir llega a ser como una costumbre arraigada. Ya no es “divertido” hacerlo, pero entienden que es una de las herramientas fundamentales para el aprendizaje. No lleva tanto tiempo para que los niveles mas avanzados hagan trabajo escrito, pero aun así toma tiempo. Mantenga el trabajo escrito al mínimo. La ortografía todavía no es buena durante estos años, aunque los alumnos podrían sacar la calificación de 100 en la mayoría de las pruebas de ortografía. Todavía no han superado la barrera entre las listas de palabras que han memorizado y su vocabulario práctico.

          Aun cuando ya tienen la edad suficiente para actividades escritas, guarden los lápices hasta que comience la actividad de escribir. Los niños todavía necesitan tener sus manos libres de objetos para que puedan concentrarse en lo usted les diga.

          Todo trabajo escrito tiene que estar de acuerdo con el nivel de aprendizaje del niño. El niño de primer grado se frustra mucho aun con actividades que corresponden a su edad. Un trabajo demasiado difícil lo hará llorar. Aprenderá a controlar sus lágrimas al madurar, pero la frustración todavía estará presente si la materia es demasiado difícil. Pero si la materia es demasiado fácil, entonces el niño mayor de la clase se aburrirá. Si existe una brecha demasiado amplia entre las habilidades de los niños de la clase, entonces usted podría probar el uso de hojas de actividades para dos niveles de trabajo al mismo tiempo, pero, por supuesto, esto haría doble el tiempo necesario para la preparación de la maestra, y posiblemente podría causar resentimiento de parte del estudiante que fuera asignado la hoja más difícil. Si la brecha es muy amplia y las dos hojas de trabajo no son una buena opción, busque otro método para reforzar la información enseñada. El trabajo escrito no es el único método efectivo.

          Nunca, nunca, nunca, dé a un niño de enseñanza primaria una prueba oral y pida que éste dé la respuesta en forma escrita. Al hacerlo estaría pidiendo que usaran habilidades mas allá de su capacidad. ¿Se recuerda de la frase griega que usamos de ilustración? ¿Le gustaría a usted tomar una prueba en la cual se pidiera que usted escriba su respuesta en griego?

          Los niños a esta edad aún no pueden recordar muy bien las tareas que deben completarse fuera del salón de clases. Tienen tareas de sus respectivas escuelas, pero tienen que traerlas al día siguiente. Por lo tanto, si usted usa un cuaderno de trabajo para los grados mas bajos, probablemente tendrá un mejor resultado si la tarea se hace dentro del salón de clases. Pero entonces estamos regresando al hecho de que tales libros toman mucho tiempo. Usted ha de estar buscando métodos por los cuales la máxima cantidad de información se puede enseñar en el tiempo disponible. Pruebe el uso de solamente una o dos actividades del cuaderno de trabajo cada semana. Las otras cosas se pueden hacer en casa una vez que la unidad de estudio haya terminado. O, pruebe la preparación de su propia hoja de actividad para cada semana. Cambie la forma de las preguntas, y enfatice los puntos exactos que usted considere que sean los más importantes en su lección.

          Las maestras de los grados cuarto y quinto pueden empezar a dejar que los niños lleven a casa sus cuadernos de trabajo para que hagan sus tareas, especialmente si los padres cooperarán en hacerles un recordatorio para que estudien. A estas alturas el niño ya está empezando a leer su Biblia, así que, una de las tareas de la maestra es ayudarle a aprender cómo hacer su propio estudio. Hasta este momento, todas las preguntas y respuestas del cuaderno de trabajo tenían que estar en el libro mismo. Ahora, él puede ir a su Biblia y encontrar las respuestas que necesite, siempre y cuando las preguntas sean muy claras y directas, y que pidan respuestas simples y directas. Recuerde que esta es una nueva habilidad que el niño está tratando de aprender. Todas las habilidades nuevas parecen difíciles al principio, así que, tenga paciencia. Asegúrese de que sus preguntas sean simples en toda hoja de trabajo que usted prepare. Aprender a estudiar la Biblia es una habilidad muy importante; por eso, valdrá el esfuerzo.

          Recuerde que hay en la Biblia palabras y expresiones que el niño no encontrará en los libros que normalmente lee, así que, es un libro muy difícil para que lo lea y lo comprenda. El necesita tener éxito en sus esfuerzos en este punto de partida, para que él descubra que, aunque el estudio bíblico es diferente a su trabajo de la escuela, es posible que lo lleve a cabo y que lo entienda por sí mismo. Muchos adultos aprendieron a tener miedo del estudio bíblico cuando eran aún niños, y han mantenido este temor a través de los años hasta el punto que ya no tratarán de aprender por sí mismos.

          Si usted opta por mandar los cuadernos de trabajo a casa, esté preparada para que algunos se pierdan. Usted está tratando con niños. Reprenda al niño si éste pierde un libro, pero tenga otro listo para reponerlo. Asegúrese de usar los libros en forma sabia. Deje que el cuaderno de trabajo sea una ayuda, un esqueleto del material que usted enseña y no toda la lección. Asegúrese de que los libros mismos sean buenos que tengan el mismo propósito de enseñanza que usted haya formulado. Asegúrese de que enseñen Biblia y no moralejas.

          A los niños de este nivel de edad les encantan las ayudas visuales. Las historias asistidas por medio de un franelógrafo están diseñadas para los niños preescolares hasta el segundo grado. Estos pueden contar las historias bíblicas por medio de los dibujos. Los niños de tercer año podrían sentir nostalgia si usted presenta en la clase una historia bíblica en el franelógrafo, pero los de cuarto y quinto grados sentirán un poco de vergüenza por este método. Todavía les gustan los dibujos pero temen que es un poco infantil admitirlo. Nunca es juicioso insultar los recién alcanzados niveles de madurez, así que, para los de este edad deje de lado tales historias y use cintas con el reverso afranelado para bosquejar su lección, o algún método completamente nuevo. No existen suficientes historias para franelógrafo para suplir la necesidad de los niños del nivel primario, pero usted podría presentar una de vez en cuando para que sea una experiencia placentera, sin que se cansen del método.

          Los diagramas son muy importantes a estas alturas. Puede ser un diagrama para uso breve sobre el pizarrón; uno que usted haya diseñado en casa antes de traerlo a la clase; o uno que empiece como una hoja en blanco sobre la muralla, el cual usted piensa desarrollar a medida que avance con el tema. Las ideas son interminables. Podría ser que el trabajo escrito para el niño haga juego con uno de los diagramas en el cual usted bosqueja el período de historia, o hace lista de los personajes de este estudio en particular. Les parecería difícil aprenderlos si usted escribiera de una vez muchos nombres en el diagrama, así que, podría ser mejor añadir un nombre a la vez a medida que proceda con el estudio. Los niños a esta edad pueden entender las relaciones familiares; por eso, un diagrama del árbol familiar de Abraham es una buena idea. Cuando estudie sobre el reino dividido, añada el nombre de un rey a la vez. Mientras enseña la unidad, cubre las paredes con diagramas. Cuando comience una nueva unidad, no olvide de remover los diagramas viejos. Los diagramas viejos solo coleccionan polvo.

          Los mapas de estudio son absolutamente necesarios en este nivel. Los niños ya los usan en la escuela y no los encuentran difíciles de entender. Necesitan ver cómo un ejército invasor ingresó en un país y cómo huyó derrotado. Necesitan ver ellos mismos a dónde fue Pablo en sus viajes para predicar el evangelio. Pueden aprender a hacer una lista de los lugares que Pablo visitó, encontrarlos uno a uno en el mapa en su orden debido, y contar los eventos principales que allí sucedieron. Estos sucedieron a gente común que caminaban sobre montes y valles, y quienes eran afectados por las situaciones políticas de aquellos días, tal como lo somos nosotros hoy en día.

          Recuerde que las ayudas visuales son buenas; éstas refuerzan el aprendizaje; hacen vívido el material que se presenta, pero no necesarias para hacer interesantes las historias bíblicas. Los niños no necesitan entretenimiento para mantenerlos felices en una clase bíblica. Asegúrese de que toda ayuda visual esté al nivel correcto, sin pasar por alto el nivel de madurez de los niños que usted enseña. Ellos rechazan inmediatamente “las cosas de niños”. Asegúrese de que el material que usted pensó no requiera mucho tiempo para preparar y que no sea demasiado caro para que sea práctico. Asegúrese de que el tiempo ocupado para hacer y usar la ayuda sea directamente proporcional a su valor en cuanto a presentar el punto principal de la lección.

          Los niños de esta edad debieran responder con ganas, pronta y acertadamente a sus preguntas de repaso. Por lo general los niños de primer y segundos grados levantan las manos durante todo el tiempo que usted está haciendo preguntas. Ellos quieren responder y por lo general no tienen problema en recordar las coas básicas que se preguntan. Los niños de más edad no se ofrecen voluntariamente para responder preguntas tan pronto como los otros, pero por lo general responden felizmente cuando se les pregunta. Anime a todos a participar. Llame a un niño por nombre si éste es lento en responder. Aquel que sabe más, o que es más extrovertido, no debiera ser penalizado por saber todas las respuestas, pero a veces es difícil saber si el mas callado está aprendiendo como él debiera. Quizá tenga que decirle al que quiere responder más que espere un momento antes de que responda, o preguntar a los niños individualmente.

          A esta edad les es más fácil recordar eventos que nombres. Anímeles a que trabajen más en los nombres, pero sea realista, y no espere que sus respuestas sean tan buenas en esa área. Ellos deberían recordar fácilmente la lección de la semana pasada, después de una pequeña ayuda para ayudarles a recordar de qué se trataba. En otras palabras, no deje que su primera pregunta sea “¿de qué hablamos la semana pasada?” En vez de eso, comience con, “nuestras historias han estado tomando lugar últimamente en Babilonia. ¿Quién era ese rey de Babilonia del cual hemos estudiado?”

          Insista en que todos participen en las actividades de grupo. Pero a la vez, esté consciente de las personalidades de los niños. Algunos podrían demorar en participar inmediatamente si la actividad es nueva. Puede ser que le sorprenda saber cual es el niño indeciso, porque pudiera ser el más bullicioso y agresivo del grupo. Si hay uno que está siempre indeciso, déjelo que observe mientras otros empiezan primero, y después él participará a gusto. No lo fuerce hasta que él tenga un momento para ver lo que se está haciendo y darse cuenta de que él puede hacerlo. Si usted tiene problemas en obtener respuestas de más de uno de ellos, pruebe un cambio de método. Si un niño no está participando en la actividad del grupo porque está estorbando o no prestando atención, entonces detenga el disturbio inmediatamente. Los de esta edad pueden y deben obedecer las instrucciones.

          Todos nosotros respondemos mejor al elogio que a la crítica, así que, tome tiempo para alabar a sus alumnos. Cualquiera que haya hecho lo mejor que pueda en la lección de hoy merece el elogio, pero el niño debe sentir que es merecedor del elogio. El con razón se sentirá confuso, si sabe que recibió el elogio cuando en verdad ha sido flojo. En ese caso una crítica expresada de manera agradable, es lo apropiado.

          Las mentes están madurando, así que el memorizar textos es más fácil ahora. De hecho, los niños de los grados de la enseñanza media pueden memorizar más fácilmente que la mayoría de sus maestros. Estos son años excelentes para poner un fundamento sólido de versículos memorizados. Ellos pueden aprender versículos cada vez más largos que vayan de acuerdo con la lección. A estas alturas deberían ser capaces de repetir de memoria todos los libros de la Biblia. No tendrán problemas en aprender la lista de nombres que correspondan a cada período de la historia, no como una respuesta catequística recitada como corito, sino más bien como un bosquejo de esa porción de la Biblia.

          Los niños de los grados inferiores todavía necesitan hacer la mayor parte de la memorización en el salón de clase. Aun después que usted empiece a mandar trabajo para memorizar a casa, dese cuenta de que la mayor parte del aprendizaje se llevará a cabo dentro del salón de clase, al repetir usted la materia una y otra vez, ya sea en forma individual o colectiva. Pida a los padres que les ayuden repasar el trabajo que tendrán que memorizar cada semana. La repetición es el único modo de fijarlo firmemente en la mente del niño.

          Si los maestros de los niveles inferiores hacen bien su trabajo, entonces los niños ya sabrán bien los libros de la Biblia, antes de que lleguen a los grados de la enseñanza media. Haga un reconocimiento al grupo que se le asigne este año. ¿Se saben los libros de la Biblia bien? Si no, practique con ellos en cada clase para aprenderlos. Es absolutamente necesario el saberse los libros, para poder estar preparado al empezar un estudio bíblico efectivo.

          Una vez que ellos puedan decir los libros sin problemas, ya será el tiempo de mostrarles cómo se usan los libros, capítulos, y versículos. Existe una diferencia entre poder decir los libros en orden, y poder leer esos mismos nombres en sus Biblias. Por lo tanto, tome el tiempo necesario para encontrar los libros. Entonces, a medida que los aprendan, déjelos que busquen un capítulo y versículo en especial, que aprendan también a escribir los pasajes en forma correcta. Después de alguna práctica en el salón, una excelente tarea sería pedirles que hagan una lista de todos los pasajes que el predicador usa en sus sermones. De todas maneras, ellos deben aprender a escuchar los sermones con atención, y esta tarea les ayudaría a escuchar, tanto como hacerles ver cómo se usan los pasajes. Todavía son muy jóvenes para poder buscar los pasajes con el predicador, pero éste será su próximo paso y usted les está preparando.

          Manténgase ocupado a su grupo. Usted perdería tiempo valioso si usted cediera por un momento. Es una edad muy bulliciosa, y los niños estarán desordenados si no están ocupados. Un niño aburrido es siempre un niño que dará molestias. No evite corregirlo si está perturbando la clase, pero haga usted un mejor trabajo la semana siguiente, y podría ser que el problema no ocurra otra vez. Estudie más de lo que piense cubrir. Planee la cantidad de información que usted piensa usar, y luego añada un poco más para tenerlo de reserva. Que no se le termine el material. Toda la Biblia está a su disposición para que la enseñe, y su tiempo es demasiado limitado aun en el mejor de los casos.

          Los niños más pequeños en este nivel aún les gusta cantar canciones para niños, pero cantar no es tan necesario como lo era en clases anteriores. El tiempo para actividades que simplemente completan el tiempo ya pasó. Para cuando los niños estén en el segundo grado, ya empezarán a sentirse avergonzados si tienen que hacer la mímica de los coritos. Probablemente preferirán cantar los himnos que la iglesia canta. Use los cánticos como una recompensa ocasional. A estas alturas, es bueno que los niños aprendan que los hombres jóvenes están encargados del liderazgo público en el trabajo de la iglesia. Usted podría traer himnarios a la clase, y señalar a un joven para que dirija un himno y otro la oración antes de comenzar la clase. Será una buena práctica para ellos.

          La oración debe ser cada vez más una parte de su clase bíblica. Ellos deben estar aprendiendo por qué cosas orar y deben aprender a dirigir una oración. Los niños a esta edad generalmente no sienten vergüenza al intentarlo.

          Falta de reverencia hacia Dios pudiera ser que aparezca si se permite. A los niños les gusta dar respuestas sabihondas porque están en el proceso de aprender a bromear para llamar la atención hacia su misma persona. Ellos necesitan ayuda para que aprendan que no se bromea con las cosas sagradas. A las pequeñas les gustan las risitas, y pueden pasarse de la raya sobre algo que ellas piensan que es divertido. Estas actitudes frívolas no son intencionalmente irreverentes, pero pueden volverse como tales si no se detienen a tiempo. No use palabras dulces acerca de cuán bueno es Dios, sino simplemente prohíba el comportamiento irreverente en términos específicos, no vagamente, y luego de manera calmada proceda con la lección.

          La verdadera irreverencia podría aflorar a estas alturas si un niño tiene un padre en casa que se burla de la religión. A este niño se le enseña, ya sea por medio de la palabra o el ejemplo, que la religión es una tontera. Tal irreverencia es la primera señal de cuáles se perderán. Tenga paciencia con tal niño. Trate de hacer que sus lecciones sean tan interesantes que el niño tenga deseo de regresar a oír más lecciones. Pero no deje que su comportamiento malo o su falta de respeto hacia Dios arruine su clase. Sea bien firme si él persiste en burlarse de las actividades. Usted quiere salvar su alma si es posible, pero ciertamente, usted no quiere que él arrastre las almas de otros niños consigo siendo él un caso en el cual las fuerzas malignas dominan la vida.

          Todos los niños a esta edad están aprendiendo la diferencia entre la realidad y la fantasía, por ejemplo, Santa Claus, los cuentos de hadas, los personajes de televisión, ¿Dios? Esto no es aún una verdadera cuestión de la fe; más bien, es el proceso de madurar. Ellos necesitan declaraciones directas de los hechos. No están preparados para respuestas complicadamente lógicas. Asegúreles que esta gente en la Biblia eran personajes reales; estos eventos emocionantes realmente sucedieron. No se asuste si le formulan una pregunta que tiene color de incredulidad. El niño está tratando de poner las cosas en su mente en el orden apropiado. Los maestros que no están al tanto del proceso de crecimiento podrían permitir que la incredulidad se desarrolle al no ayudar a que el niño ponga las cosas en su propio orden. Generalmente para cuando el niño esté en el cuarto o quinto grado, el ya habrá superado esta etapa. El ya habrá reconocido la diferencia entre verdad y fantasía y puede manejar ambas con facilidad.

          La mayoría de los niños a esta edad no tienen un problema real con respecto a la fe. Ellos aceptan prontamente los hechos. Pero esa misma aceptación de los hechos puede presentar sus propios problemas. Tienden de aceptar todos “los hechos” que se les presentan. Consecuentemente, cuando los libros de ciencia dicen que la vida vino como resultado de la evolución, ellos la aceptan como verdad. Ellos todavía no se dan cuenta cómo esa teoría está completamente en conflicto con la Biblia. Los maestros deben de combatir el error cuando se presente. Muestre una gran fe de parte suya cuando explique su respuesta al niño.

          ¿Cómo sabemos que estamos en lo correcto? ¿Cómo sabe que el niño de la otra calle no está en lo correcto? Estas preguntas le saldrán al camino. Esto no es falta de fe sino una señal de que están madurando en su razonamiento. De hecho, es una pregunta que tiene que surgir antes que estén listos a formular sus propias convicciones. Dé su respuesta de un versículo bíblico específico. (¡Usted misma tendrá que saber la respuesta!) Podría ser que el niño entienda o no entienda los detalles de la respuesta a estas alturas de su desarrollo, pero es muy importante para él ver que usted fue directamente a la Biblia para su respuesta. Usted le está enseñando respeto hacia la autoridad de la palabra de Dios.

          Sea cuidadosa para que usted no enseñe algún error con su respuesta. A veces nos sale al paso una pregunta que nunca habíamos estudiado. Diga, “no sé”, antes de dar una respuesta incorrecta. Ellos podrían recordar su respuesta al tener cincuenta años de edad. Busque la respuesta y téngala lista para la próxima semana. Los niños no esperan que los adultos sean super-humanos. De la misma manera diga, “Lo siento”, si las circunstancias alguna vez lo exigen. Los niños perdonan en forma fácil y le amarán más.

          Por ahí por el cuarto y quinto grado, algún niño en su grupo podría haber pensado que es “chévere” demostrar estar aburrido. Este problema se tornará peor antes que mejore. Trate de hacer que su lección sea tan emocionante que él se olvide de ser “chévere”.

          Las diferencias individuales se hacen cada vez más aparentes. Una clase de cuarto puede ser que tenga un niño leyendo en el nivel de primer año y otro en el nivel de octavo. Existen diferencias más importantes en la clase bíblica. Los problemas en el hogar son aparentes. Muchos niños hoy en día vienen de hogares destruidos, y de todos los involucrados el niño tiene las peores cicatrices. Es obvio cuál de los niños escucha historias bíblicas en casa y cuál no. Hay una variedad de conocimiento bíblico tan amplia como la hay en niveles de lectura. La cosa más triste es que podría ser el niño inteligente el que esté más “retardado” en el conocimiento bíblico.

          La mejor maestra del mundo no puede enseñarle al niño todo lo que necesita aprender. Así tampoco puede la mejor maestra del mundo ayudar al niño si los padres no lo traen regularmente a las clases. El niño de la escuela elemental no puede conducir un auto, así que es la responsabilidad de los padres traerlo.

          No prepare lecciones que sean demasiado difíciles para el niño lento, pero exija lo mejor del niño listo. Bien podría ser la tarea más exigente que la mente de usted haya confrontado, porque los niños de esta edad pueden hacer todo tipo de preguntas, pero el niño que haga preguntas difíciles es el que tiene el potencial más grande. Piense en qué gozo sería verle como adulto predicando lecciones poderosas que incluyen algunos de los puntos que usted le ayudó a aprender.

          Los niños de la escuela elemental no están preparados aún para bautizarse, y esto a veces se vuelve un problema porque a estas alturas sus amigos sectarios en la escuela dicen que están siendo “salvos”. El conocimiento de nuestros hijos está despertando, pero aún no tienen la madurez en su habilidad de estudiar por sí mismos. Está apenas comenzando el proceso. Ahora están de acuerdo con lo que usted dice, sólo porque usted lo dice. Sólo porque alguien puede dar la respuesta correcta a las preguntas, o porque está asustado del infierno, no significa que él está listo para obedecer el evangelio. El mero hecho que los niños a esta edad puedan memorizar fácilmente, y que puedan también decir sin dificultad, “Oír, creer, arrepentirse, confesar y ser bautizado”, y aun puedan citar un versículo para cada paso, no significa que ya estén preparados para bautizarse. Es muy bueno que ellos conozcan estos hechos, pero a estas alturas es sólo memoria, no madurez de razonamiento.

          Los sentimientos de culpabilidad, sin embargo, están comenzando a desarrollarse, así que asegúrese de responder sus preguntas de manera sensible. Diga, “Sí, ya pronto estarás listo, pero irías al cielo si algo te pasara ahora”. Decimos que no creemos en el bautismo de infantes pero actuamos como si creyéramos eso al animar a un niño a bautizarse cuando es aún muy niño para estudiar por sí mismo. El niño que se preocupa necesita que se le dé confianza.

          Los niños quieren pautas claras y específicas de comportamiento. Déselas en su clase. Sea estricta, sea justa, e interésese personalmente en cada niño. Esta es la etapa en la vida del niño en la que se pudiera desarrollar la mejor y la más feliz relación maestra-alumno.


Una sugerencia para un plan de lección

         


          1) Tenga un canto y una oración dirigidos por los niños. Mantenga una lista y túrnense haciendo las actividades.

          2) Repase la historia de la semana pasada sólo el tiempo necesario para tener la lección fresca. Las historias están en secuencia, así que la lección de ese día estará basada en el fundamento de la anterior.

          3) Presente la nueva historia utilizando la mayor parte del tiempo de la clase (pero tenga presente su nivel de atención). Todos los detalles de la historia se incluyen. Use una ayuda visual si desea. Encuentre la ubicación geográfica de la historia en el mapa.

          4) Tenga algún tipo de actividad para repasar la lección:

          Quizá algún cuaderno de trabajo relacionado con el tema.

          Quizá una hoja de trabajo que no contenga el cuaderno de trabajo.

          Quizá un versículo que memorizar o una lista de nombres.

          Quizá un himno relacionado al tema. (Busque himnos en el himnario regular que tal vez enfaticen la lección que presentó).

          5) Revise los libros de la Biblia, o practique encontrando pasajes específicos (dependiendo de su nivel de madurez). Esto debiera hacerse a menudo para asegurar que la información quede impresa lo suficientemente firme en la mente del niño para que dure el resto de su vida. Pero no pase mucho tiempo con esta actividad en cada clase.

          6) Normalmente a estas alturas el tiempo habrá terminado. Si aún hay tiempo, alargue su historia. Ellos pueden aprender mucho a este nivel.


Tarea:

 

1. Escriba el plan de una lección para una clase de niños del tercer grado. Prepare al menos una ayuda visual y una actividad escrita. Asegúrese que su actividad tenga el grado de dificultad de acuerdo al nivel de madurez de su grupo.

2. Compare este plan con el que usted hizo para los niños de cuatro años. ¿En qué se parecen y en qué difieren?

 


 

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