Lección XXXIV

La iglesia y la mundanalidad

 

Introducción.  Cuando la pureza de la iglesia se ha corrompido, su identidad queda destruida.  La línea de distinción debe man­tenerse claramente entre la iglesia y el mundo.  ¿Por medio de qué normas puede el cristiano hoy en día determinar lo que es permisible como recreación cristiana y lo que es mundano, perjudicial y por lo mismo malo?  La Biblia no trata este pro­blema dando un específico "Tu no lo harás", sino en principio.  En esta lección nos proponemos estudiar estos principios.  Ellos tienen una aplicación a las cosas que no son malas por sí mis­mas, pero que se han hecho malas a causa de su influencia y efecto.  Aplique estos principios a sus problemas en lo con­cerniente a los placeres y el recreo:

 

I. ¿Destruye su identidad como cristiano el hecho de ser con­siderado como persona mundana? (2 Cor. 6:14; 7:1: Rom. 12:1,2).

 

II. ¿Es su práctica cuestionable en su mente y por lo tanto una ofensa a su propia conciencia?

 

          1. Romanos 14:23:  "Porque todo lo que no es de fe, es pecado". Se debe tener una plena seguridad de que es acep­table delante de Dios.

          2. Que la conciencia apruebe no hace de lo injusto lo justo.  Violar nuestra conciencia es debilitar nuestra resistencia contra el pecado.

 

III. ¿Tiene nuestra práctica una influencia debilitadora sobre otros y les vendrá a ser piedra de tropiezo?

 

          1. Es malo comer carne sacrificada a los ídolos cuando esto hace a los otros tropezar aunque, aparte de esta influencia, cuando se hace de buena conciencia y es santificada por la oración es buena (1 Cor. 10:23-33; 8:7-13).

          2. La seriedad de ejercer una influencia mala sobre los otros (Mat. 18:6,7).

 

IV. ¿Es destructiva para su cuerpo? (1 Cor. 6:19,20; 10:3).

 

V. ¿Se halla en conflicto con sus deberes como cristiano? (Mat. 6:33; 2 Tim. 2:4).

 

VI. ¿Suscita ésta un desordenado apetito carnal? (Col. 2:20,23; Tito 2:11-13; Col. 3:5,6).

 

VII. ¿Le induce a usted a asociarse con gentes que pueden de­bilitar su fe sucumbiendo a influencias malignas? (1 Cor. 15:33; 1 Tes. 5:21,22).

 

VIII. ¿Hace que usted se sujete a un yugo desigual y lo sitúa a usted desventajosamente para servir al Señor? (2 Cor. 6:14-18).

 

Conclusión:  Si las cuestiones propuestas o cualquiera de ellas tienen que ser contestadas en la afirmativa cuando se aplican a los placeres y al recreo en los cuales uno toma parte, entonces el evangelio de Cristo demanda que tal o tales cosas se dejen a un lado. Ponga usted su propia vida a prueba.

 

Preguntas

 

          1. ¿Cómo afecta la impureza de la iglesia su identidad?

          2. ¿Qué debemos hacer con nuestros cuerpos? (Rom. 12:1,2).

          3. ¿Cómo debe uno considerar siempre su conciencia?

                   (1) ¿Qué sucede si las cosas hechas no son de fe?

                   (2) ¿Cómo debe uno entrenar su conciencia?  ¿Cuál es la base para hacerlo?

                   (3) ¿Qué acontece si la conciencia es violada?

          4. ¿Cómo debe cada cristiano considerar su influencia?

          5. ¿Qué sucede si nuestras indulgencias hacen a otros tropezar?

          6. ¿Qué sucede si nuestras diversiones causan apetitos car­nales?

          7. ¿Cómo debe el cristiano usar de su ambiente, controlarlo o ser controlado?

          8. ¿Qué acontecerá si nuestras asociaciones y contactos con otros nos llevan a aceptar obligaciones para con el mundo o nos debilitamos a causa de lo que estamos haciendo contrario a la fe?

 

 

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