Textos sobre la disciplina

      1. Mat. 5:23-24, "tu hermano tiene algo contra ti ... anda, reconcíliate con tu hermano". Mat. 18:15-17, "si tu hermano peca contra ti, vé y repréndele". Se trata de la ofensa personal, de problema entre hermano y hermano. Este texto no tiene que ver con problemas congre­gacionales.

      2. Rom. 6:17, que os fijéis en los que cau­san divisiones y tropiezos en contra de la doc­trina ... y que os apartéis de ellos". Se trata de pecados públicos, pecados contra la verdad y contra la iglesia. Hay dos requisitos: (1) "os fi­jéis"; es decir, el culpable debe identificarse por nombre; y (2) apartarse todos los miembros de él.

      3. 1 Cor. 5 trata de pecado público que re­quiere acción de la congregación. V. 4, 5, "Reunidos vosotros ... el tal sea entregado a Sa­tanás (v. 11, no juntarse con él, con el tal ni aun comáis; v. 13, quitarlo de entre vosotros) ... para salvarle ("a fin de que el espíritu sea salvo") ... para preservar la pureza de la iglesia ("un poco de levadura leuda toda la masa", v. 6). Cuando se arrepienta, perdonarle y confir­mar su amor para con él (2 Cor. 2:6-8; 7:11).

      4. 2 Tes. 3:6, 14, en cuanto al hermano que ande desordenadamente (en este caso no tra­bajaba), "señaladlo" (identificarlo, como dice Rom. 16:17) y "os apartéis de" él, "no os juntéis con él" ... "para que se avergüence", y para que se arrepienta ... pero "no lo tengáis por ene­migo, sino amonestadle como a hermano". No debe haber asociación social con él, pero es necesario seguir amonestándole.

      5. 1 Tim. 5:20, "a los que persisten en pecar, repréndelos delante de todos". Si no se arrepienten, será necesario aplicar los otros textos que tratan de la disciplina.

      6. Tito 3:10, "Al hombre que cause divi­siones, después de una y otra amonestación deséchalo". La palabra "deséchalo" debe en­tenderse a la luz de los otros textos que describen los pasos de la disciplina.

      7. En todo el proceso de disciplinar es necesario obedecer los textos que describen el carácter, la disposición, los motivos y modos de los que ejercen la disciplina; por ejemplo, Gál. 6:1-3; 2 Tim. 2:24, 25; 4:2, etc.

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