La Asistencia

Introducción:

          A. "No dejando de congregarnos" (Heb. 10:25).

          B. Hay personas que al bautizarse, con todo gusto dejan los vicios, pero por varios motivos no se reúnen fielmente con los santos.

I. El ejemplo de los del primer siglo.

          A. "Perseverando unánimes cada día en el templo", (Hech. 2:46). "Y todos los días, en el templo y por las casas, no cesaban de enseñar y predicar a Jesucristo" (Hech. 5:42).

          B. Pero hoy en día muchos hermanos no quieren reunirse ni siquiera tres veces a la semana.

II. ¿Es mandamiento o privilegio el asistir a las reuniones?

          A. Desde luego, el asistir es un mandamiento, pero también es un privilegio.

          B. Para los hermanos de Jerusalén (véanse los textos ya citados), el reunirse para adorar a Dios y para enseñar la Palabra no era solamente un mandamiento u obligación, sino un verdadero privilegio, una ocasión de gozo.

          C. Los hermanos que no asisten fielmente simplemente no lo ven así. Para ellos el asistir es un mandamiento gravoso, una obligación que tienen que cumplir.

              1. El concepto de los tales es que, habiendo cumplido el deber de reunirse para partir el pan y para ofrendar, terminan con ese deber -- ese gran sacrificio -- hasta el siguiente domingo.

              2. Pero la cena del Señor no es un sacramento. La Biblia no enseña que al partir el pan, los discípulos cumplen con su deber hasta el siguiente domingo.

III. Al asistir fielmente a las reuniones mostramos la prueba de nuestro amor.

          A. Para con Dios (2 Cor. 5:14), adorándole en Espíritu y en verdad (Jn. 4:24). "Así que, ofrezcamos siempre a Dios, por medio de él (Cristo), sacrificio de alabanza, es decir, fruto de labios que confiesan su nombre" (Heb. 13:15).

          B. Para con la iglesia (Mat. 6:33), que es nuestra familia espiritual.

          C. ¿Nos sentimos obligados a estar con los padres e hijos o nos reunimos con ellos con mucho gusto y  con mucho amor? Recordemos, pues, que la iglesia es nuestra familia espiritual. Cuando todos los miembros asisten, la familia está completa; cuando algunos miembros faltan, la familia no está completa.

          D. "Mostrad, pues, para con ellos ante las iglesias, la prueba de vuestro amor" (2 Cor. 8:24).

               1. En este texto Pablo se refiere al ofrendar, pero se puede aplicar igualmente a nuestra participación en los cantos, oraciones, estudios y la cena del Señor.

               2. El amor que no se muestra no existe.

          E. Los que descuidan la asistencia muestran su falta de amor.

          F. El amor no busca el servicio mínimo. El que quiere dar el servicio mínimo al Señor es como el marido que quiere dar la atención mínima a su esposa e hijos. El amor no busca el servicio mínimo.

          G. ¿Con qué propósito nos reunimos? Salió un reporte de una iglesia del estado de Texas que tenía pozos petroleros en el terreno de la iglesia, y resultó que cuando repartían entre los miembros la ganancia de los pozos, en esas ocasiones todos asistían, sin faltar ninguno. Nadie decía que no podía asistir porque había visita, o que tenía mucho que hacer, o que tenía dolor de cabeza. Todas las excusas normales se desaparecían en esos días "importantes".

IV. Asistimos para crecer espiritualmente.

          A. "Desead, como niños recién nacidos, la leche espiritual no adulterada, para que por ella crezcáis para salvación" (1 Ped. 2:2).

          B. Cada reunión y cada clase son importantes. Entre más asistimos, más crecemos. Los sermones y las clases bíblicas nos edifican.

          C. Aun los cantos edifican: "enseñándoos y exhortándoos unos a otros... cantando... al Señor" (Col. 3:16).

          D. Entre más estudiamos en las reuniones, más estudiaremos en casa.

          E. La reunión de la iglesia es una verdadera canal de fuerza. Los miembros que comienzan a faltar, se debilitan y pronto mueren.

          F. La asistencia fiel nos prepara para aprovechar oportunidades, para resistir tentaciones, para soportar pruebas y para resolver problemas.

V. Asistimos para edificar a otros.

          A. "A fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo" (Efes. 4:12, 16; 1 Cor. 12:25-27).

          B. "Considerémonos unos a otros para estimularnos al amor y a las buenas obras" (Heb. 10:24). ¿Cómo? "No dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre" (Heb. 10:25).

          C. "Antes exhortaos los unos a los otros cada día" (Heb. 3:13). Si debemos exhortarnos cada día, ¡cuánto más debemos hacerlo en las reuniones de la iglesia!

          D. Nuestra presencia en las reuniones anima a los demás, como la presencia de ellos nos anima a nosotros. Así también nuestra ausencia desanima a los otros, como su ausencia nos desanima a nosotros.

          E. A veces dicen algunos, "Si no asisto, nadie me extraña". En una iglesia fiel siempre se extraña al hermano o hermana ausente.

          F. La ausencia de los miembros perjudica a todos, a ellos mismos y a los demás hermanos, sean fuertes o débiles.

          G. Los que no asisten a la reunión dan su voto para suspenderla.

VI. Debemos asistir a todas las reuniones y clases bíblicas de la iglesia para que la obra de Cristo avance.

          A. Muchas iglesias se reúnen no solamente una vez sino dos veces el domingo y, por lo menos, una vez durante la semana. Este es el acuerdo de la iglesia. Toda congregación tiene que establecer el orden de servicios. Este orden incluye el sitio de reuniones, el horario, la designación de maestros, predicadores, directores de cantos, etc. Todos los que quieran ser miembros de esa congregación deben respetar el orden establecido. Esto quiere decir que deben asistir a toda reunión o clase si es por todo posible, que deben participar con ánimo en el orden establecido, que deben apoyar la disciplina cuando hay miembros desordenados, etc.

          B. ¿Habría dicho Pablo que "habéis sido ejemplo a todos los de Macedonia y de Acaya que han creído" si los tesalonicenses hubieran descuidado las reuniones de la iglesia? (1 Tes. 1:7).

          C. ¿Habría dicho Pablo que "partiendo de vosotros ha sido divulgada la palabra del Señor" si los miembros  hubieran descuidado las reuniones de la iglesia? (1 Tes. 1:8).

          D. ¿Obedecen el mandamiento de 1 Cor. 15:58 los que descuidan las reuniones?

          E. La iglesia predica el evangelio no solamente al enseñar la palabra en sermones y en clases, sino también en la vida de los miembros. El ejemplo es un mensaje, un testimonio. Por lo tanto, es imposible que los miembros indiferentes prediquen el evangelio a otros porque el sermón de su vida (la indiferencia) contradice el sermón de sus labios.

          F. ¿Qué pensamos de la obra de Cristo? ¿Queremos que avance? Los miembros que descuidan las reuniones no se preocupan por la obra de Cristo.

VII. ¿Por qué algunos descuidan las reuniones?

          A. Por causa de persecución, Heb. 10:32-36.

          B. "Por haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos se enfriará" (Mat. 24:12). Jesús hablaba de la gran tribulación (Mat. 24:21) que ocurriría en el año 70 d.C., pero hay "maldad" de alguna clase en toda época. Por causa de los problemas de la vida, muchos se desaniman.

          C. Por causa del horario del trabajo muchos no asisten a todas las reuniones de la iglesia. Todo hermano debe estar seguro que está obedeciendo Mat 6:33 y otros textos semejantes que enseñan la necesidad de poner al Señor primero en la vida. Algunos hermanos han podido convencer a su patrón para que coopere con ellos en este asunto.

          D. Por causa de la visita. Parece que este es el problema número uno para muchos miembros, porque no quieren ofender al pariente o amigo que les visite a la hora de la reunión, pero es fácil resolver este problema: (1) invitarles a acompañarle a la reunión o (2) darles la bienvenida, y decirles que le esperen. Para no ofender al pariente o amigo, ¿quiere ofender a Cristo?

          E. Otra causa mayor son los niños. Muchísimas personas no quieren asistir porque los niños están mal criados y se portan muy mal durante el culto; es decir, Dios les ha bendecido con hijos, pero por causa de estos mismos hijos no sirven a Dios. En tal caso, pues, ¿fuera mejor que Dios se los quitara?

Conclusión:

          A. La indiferencia es el enemigo número uno del alma. Si miles perderán sus almas por causa de los vicios, millones perderán sus almas por causa de la indiferencia.

          B. La indiferencia significa ingratitud. Para muchísimas personas, aun para miembros de la iglesia, la iglesia es de poca importancia.

          C. Esto quiere decir que la cruz de Cristo tiene poca importancia. En realidad, este es el testimonio de su vida.

          D. Hermanos, los que enseñamos y predicamos debemos estudiar diligentemente para presentar estudios y sermones edificativos e interesantes. Esta es la responsabilidad nuestra.

          E. Entonces, todos los miembros son responsables. Deben asistir a las reuniones y clases, deben participar y trabajar para que otros lleguen al conocimiento de la verdad.

          F. Si nuestra fe no puede llevarnos a las reuniones, ¿nos puede llevar al cielo?

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