Matrimonio, divorcio y segundas nupcias

Introducción.

      A. En otro estudio en esta serie de lecciones se han presen­tado algunos pensamientos sobre el matrimonio. Pero en esta lección se examina el mismo tema en conexión con el divorcio.

      B. Este tema abarca algunos problemas muy serios. No hay nadie que pueda resolver todos los problemas que se puedan presentar, pero hay dos cosas muy urgentes: aprender la en­señanza de Cristo, y respetarla como la autoridad suprema y fi­nal sobre todo aspecto del tema.

      C. No hay otro tema mas descuidado en el mundo religioso. Aun entre hermanos en Cristo hay mucha confusión. Lamentablemente hay hermanos que profesan ser "conservadores" que enseñan los errores más graves sobre este tema.

      D. En este estudio se ha dado énfasis a que los arreglos de Dios son perfectos, y son para nuestro bienestar y para nuestra felicidad. Cuando dos personas están mal en su matrimonio, no les beneficia que alguien cambie la ley de Cristo para "aliviar" su problema. La ley de Cristo es buena y es, además, una gran bendición, aun para los que la han violado. La ley expone el error para producir el arrepentimiento (2 Cor. 7:10), y la corrección necesaria.

      E. Tal vez los que recibirán el provecho mas grande de tal estudio son los jóvenes que todavía no se casan, o que habién­dose casado quieren con toda sinceridad seguir los caminos de Dios. Si este estudio contribuye algo de beneficio para evitar un solo divorcio, este esfuerzo habrá sido recompensado ampliamente.

I. El casamiento.

      A. La palabra gameo se traduce "casarse". Aparece 29 ve­ces en el Nuevo Testamento. Por ejemplo, 1 Cor. 7:10, "unidos en matrimonio" (casados); ver. 11 "quédese sin casar"; 1 Tim. 4:3, "prohibirán casarse", etc.

      B. La misma cosa se expresa en otras formas:

          1. Tener mujer, tener marido, 1 Cor. 7:2; "No te es lícito tenerla", Mat. 14:4; "cinco maridos has tenido", Juan 4:18.

          2. Unirse a, Rom. 7:3, "si ... se uniere a" (literalmente, si llega a ser de o para).

      C. La palabra "casarse" (y las otras palabras que expresan la misma idea) se emplean con referencia a la unión del hombre con la mujer, sin referencia a la legitimidad. Hay muchísimas parejas que están casadas que adulteran (siguen cometiendo adulterio). El hecho de que su unión esté bien delante de los hombres -- la ley civil y la mayoría de las religiones -- no da ninguna garantía de que esté bien en los ojos de Dios. Por eso insistimos en que la autoridad suprema y final sobre el asunto es la ley de Cristo.

      D. Es importantísimo que todos reconozcan esto: el casarse, hablando bíblicamente, significa sencillamente tener mujer o tener marido, estar unido a mujer o marido, morar con, etc. Es todo. Muchos se sienten muy bien con que "están casados", como si esto fuera el único requisito de Dios, pero los tales es­tán muy equivocados.

      E. Se habla mucho del "lazo matrimonial", y se afirma que es muy solemne y muy sagrado, pero muchísimos "lazos matrimo­niales" no son sagrados, sino son lazos de adulterio.

II. "Lo que Dios juntó".

      A. Los casados deben estar seguros de que Dios los juntó. Dice Cristo en Mat. 19:6, "lo que Dios juntó, no lo separe el hombre". Dios no junta a toda pareja que desee casarse.

      B. Dios no junta a los siguientes:

          1. Mat. 5:32, "el que se casa con la repudiada comete adulterio". Jesús aplica la palabra "casarse" a esta unión, pero la clasifica como adulterio. Comete -- tiempo presente continuo -- o sigue cometiendo adulterio con ella. Muchos hermanos dicen que es imposible "vivir en adulterio", pero si dos personas siguen practicando regularmente el adulterio, entonces "viven" en adulterio; compárese Col. 3:5-7, "anduvisteis" en fornicación. Algunos han dicho, "Pero el hombre no puede cometer adulte­rio con su esposa". Según Cristo, es precisamente lo que hace, y sigue haciéndolo. ¿No habló Jesús de los "maridos" de la mujer samaritana? ¿Estaba bien con ellos o cometía adulterio con ellos?

          Dios no junta a los que no tienen el derecho de casarse.

          2. Mat. 19:9, "cualquiera que repudia a su mujer, salvo por causa de fornicación, y se casa con otra, adultera". "Se casa con otra". Están "casados", pero siguen cometiendo adulterio. Dios no junta a los tales. Es imperativo que se entienda que muchas personas "casadas" cometen (están cometiendo) adulterio.

          3. Rom. 7:3, "si en vida del marido se uniere a otro varón, será llamada adúltera". Están unidos o casados. Pero Dios no los junta.

          4. Mat. 14:4, Herodes "tenía" la mujer de otro, pero Dios no los juntó.

      C. Dios junta:

          1. A la pareja (hombre, mujer) que tiene libertad para casarse, porque

                   a. nunca se habían casado antes;

                   b. uno de los dos (o los dos) quedó viudo(a);

                   c. uno de los dos (o los dos) repudió a su primer cónyuge por causa de la fornicación.

          2. A la pareja (hombre y mujer) que hace pacto entre sí y con Dios para ser esposos (Prov. 2:17; Mal. 2:14) y ratifican o hacen público en alguna forma su propósito de casarse; y luego cohabitan.

      D. Rom. 13:1; 1 Ped. 2:13, 14. Estos textos enseñan que se debe guardar la ley civil, y por lo tanto, se debe completar los requisitos del gobierno con respecto al matrimonio. Pero las dos personas descritas arriba fueron juntadas por Dios para ser esposos, con o sin licencia civil. Sin licencia están mal, porque desobedecen la ley de Rom. 13:1; 1 Ped. 2:13,14 y deben arrepentirse de este mal y deben cumplir cuanto antes con esta ley de la tierra que es también ley de Dios, pero no son forni­carios.

          1. Además, si algún matrimonio quiere obedecer al evan­gelio y su única falta es la de no haber cumplido con la ley civil con respecto a su estado matrimonial, entonces nadie debe im­pedir su bautismo. Después de bautizados deben cumplir cuanto antes con este requisito.

          2. Sin embargo, si quieren obedecer al Señor el día domingo, no sería posible cumplir con la ley civil ese mismo día, pero deberían ser bautizados ese mismo día. Los que rehúsan bautizar a tales personas darán cuenta a Dios en el juicio. Porque hoy es el día de salvación. No hay nadie en el vasto mundo que debiera posponer su obediencia hasta otro día por ninguna causa, porque como siempre predicamos, "No hay mañana".

          3. ¿Están en fornicación? Algunos hermanos se atreven a acusar a tales parejas de la fornicación. Según este proceso de "razonar", los hijos de tales parejas son bastardos. Tales acu­sadores son llevados a estos extremos por su prejuicio. Van más allá de lo que está escrito e imponen su propias opiniones como ley sobre la iglesia de Cristo.

          4. ¿Es "concubinato"? La palabra "concubinato" se usa de tal unión. Dice Larousse de concubinato: "Vida que ha­cen el hombre y la mujer que habitan juntos sin estar casados". Larousse y otros muchos definen la palabra "casarse" como "casarse legalmente", pero la Biblia no usa así la palabra "casarse". Todos los que se unan como esposos y lleguen a ser una carne están casados. Mat. 5:32, "el que se casa con la repu­diada, comete adulterio"; está mal en su matrimonio, pero se casa, las dos personas están casadas. El lenguaje no puede ser más sencillo y claro. Me admiro de que tantas personas -- aun hermanos -- persistan en decir de ciertas parejas que "no están casados". Sí, están casados. En el caso descrito en Mat. 5:32 es­tán mal, pero están casados, con o sin licencia.

          5. La "unión libre". Así también los que viven en la llamada “unión libre” están casados ante los ojos de Dios si en verdad cumplieron los requisitos básicos del matrimonio. Sin embargo, hay que preguntar “¿libre de qué?” Es una unión que por el momento es libre de una licencia, pero si piensan que están libres para separarse (no por fornicación) y volverse a casar con otra persona, están mal (están cometiendo fornicación), porque si no hay compromiso de vivir juntos hasta la muerte, no están casados ante los ojos de Dios. Pero si se casaron formalmente con vo­tos serios y con alguna forma de ratificación (haciendo público su propósito de casarse, por ejemplo, con una comida), en­tonces es incorrecto usar la palabra "concubinato" o “fornicación” para describir su unión.

          Hay gran número de parejas que se han unido sincera­mente como esposos, tienen hijos y cumplen como esposos y padres, que por varias razones no han legalizado su unión. No defendemos su negligencia de los requisitos legales, pero de ninguna manera pueden los tales clasificarse como fornicarios, y también se debe evitar la palabra "concubinato" porque en la Biblia esta palabra significa "esposa secundaria".

          6. Pero hay que recalcar que no pueden decir tales parejas, "Podemos dejar esta unión para casarnos con otros, porque no estamos casados legalmente". La enseñanza de Jesús en Mat. 5:32; 19:9, etc. se aplica a esta pareja. En esto se ve el peligro de la expresión "unión libre". Se puede defender la unión de un hombre y una mujer que se unen seria­mente con el propósito de formar hogar, tener hijos y cumplir como esposos y padres, pero si las personas que viven en unión libre piensan que están "libres" para separarse y "casarse" (legalmente) con alguien más, entonces tal unión es fornicación.

          Que se repita con toda claridad y firmeza que si dos personas se unen (con o sin licencia) sin hacer pacto solemne de ser esposos hasta que la muerte los separe, entonces tal unión no es matri­monio aceptable en los ojos de Dios, sino fornicación.

          Este servidor se ha dado cuenta en entrevistas personales de este problema. Después de hacer repetidas veces la pre­gunta, "¿Por qué no obtienen licencia para cumplir con la ley?" he observado lo que es la "unión libre" en los ojos de algunos: quieren dejar la puerta abierta para dejar a su compañero(a) y casarse con alguien más. Si es así, no están unidos en matrimo­nio ante los ojos de Dios y están cometiendo fornicación.

III. El Divorcio.

      A. Sinónimos de la palabra "divorcio".

          1. Mat. 5:32; 19:9, repudiar, de la palabra apoluo, que significa "soltar, repudiar, despedir".

          2. 1 Cor. 7:10,11, separarse. Obsérvese que Pablo dice que "no yo, sino el Señor" enseña "Que la mujer no se separe del marido". Pero Jesús empleó la palabra, "repudiar". No hay diferencia importante, pues, entre el concepto de "repudiar, soltar, despedir" y el concepto de "separarse". Cristo mismo empleó la palabra "separar" en Mat. 19:6, y luego usó la palabra "repudiar" en Mat. 19:9.

                   a. Obsérvese también en 1 Cor. 7:11 que cuando la mujer se separa, ya no está casada, porque Pablo dice "quédese sin casar". Esta frase suple una prueba adicional de que la pa­labra "casarse" se refiere a la unión física, sea legítima o ilegí­tima.

                   b. La Biblia no hace distinción, pues, entre "la sepa­ración" y "el divorcio". Si los esposos están separados (porque el hombre o la mujer ya no "consiente en vivir" con su cónyuge), es "repudio". Es decir, la persona que "se separa" "repudia" a su compañero(a).

                   c. Hay muchas personas, mayormente esposas, que se disgustan, se enojan o se impacientan, y se separan de sus com­pañeros, pensando que ellas nunca aceptarían el divorcio. Pero en realidad al separarse de su marido la esposa lo está repu­diando. La Biblia no habla de "matrimonio de prueba", ni de "separación de prueba".

      B. El "casarse" y el "divorciarse" tienen que ver con la relación física. Si dos personas se juntan para ser esposos, la Biblia dice que "se casan", si la relación es buena o si es mala. También el divorcio se refiere a la separación física. Ya no comparten cama y mesa.

      C. Pero estas dos palabras no indican en sí la relación de la pareja ante Dios. Lo importante es qué dice la enseñanza de Cristo con respecto al tema.

      D. ¿Por qué hay tantos divorcios? ¿Por qué hay tantos fraca­sos en el hogar? ¿Por qué hay constante guerra en muchos hoga­res? La Biblia enseña que el orden de Dios es para el bienestar del hombre, y nos dice las consecuencias de no res­petarlo, pero muy pocos escuchan a Dios. Esta lamentable condición (el divorcio y tantos conflictos en el hogar) tiene muchas causas: la falta de madurez, la falta de actitud respon­sable, el egoísmo, el descontento, la falta de confianza, la crítica continua, la ignorancia, el choque de personalidades, etc. Pero la causa básica es la carnalidad, que significa que no se practica la enseñanza de Dios.

IV. "Juntar" o "Ligar" es lo que Dios hace.

      A. Mat. 19:6, "Lo que Dios juntó. Esto es lo que importa.

      B. Rom. 7:2, "sujeta (ligada) por la ley al marido mientras éste vive".

      C. 1 Cor. 7:27, 39, "ligado".

      D. En estos últimos dos textos se emplea la palabra deo que se traduce "sujeta" y "ligado(a)". Se refiere a la obligación de los cónyuges de ser fieles a su pacto matrimonial, el uno al otro, y a Dios (Prov. 2:17; Mal. 2:14).

      E. Muchos "casados" no están "ligados"; es decir, se unieron como esposos, llegando a ser una carne, pero Dios no los juntó porque no tuvieron el derecho de casarse por haber violado la ley de Cristo (Mat. 5:32; 19:9; 1 Cor. 7:10-12; Rom. 7:2,3).

 V. Falsa doctrina acerca del divorcio y segundas nupcias.

      A. Segundas nupcias solamente en caso de la muerte de un cónyuge.

          1. En Mat. 19:9 Cristo dice, "que cualquiera que repudia a su mujer, salvo por causa de fornicación, y se casa con otra, adultera". Podemos inferir necesariamente que cualquiera que repudia a su mujer (o marido, Mar. 10:12), por causa de forni­cación, y se casa con otra(o), no adultera.

                   a. Algunos no aceptan esta conclusión, pero si no se acepta, la excepción ("salvo por causa de fornicación") no tiene significado ni sentido alguno.

                   b. Los que no aceptan esta conclusión dicen que Cristo está explicando la ley de Moisés (Deut. 24:1, 2). Dicen que "la cosa indecente" de Deut. 24:1 equivale a la "fornicación" de Mat. 5:32, pero bajo la ley habían de apedrear a los adúlteros (la fornicación incluye el adulterio).          2. También se dice que Mat. 5:32; 19:9 no forma parte del nuevo pacto, porque no se repite después de Pentecostés. Pero tampoco se repiten Jn. 3:5; Mat. 18:15-17; 19:28; 28:19, etc. des­pués de Pentecostés.

          3. Dicen que Cristo hablaba a los fariseos. Pero el ver. 10 indica que El se dirigió a sus discípulos también. El no hace ley solamente para judíos, sino para todos; dice "cualquiera".

      B. "Quedarse como están". Algunos citan 1 Cor. 7:20, "Cada uno en el estado en que fue llamado, en él se quede", para pro­bar que las parejas que están mal en su matrimonio no deben separarse, sino que deben quedarse como están. Pero Pablo habla del matrimonio con incrédulo (vers. 12-16); de la circun­cisión (vers. 18, 19); de libres o esclavos (vers. 23, 24); de solteros (25-38) y de viudas (ver. 39), pero no habla de segundas nupcias.

      C. "Todos pueden estar casados". Se cita 1 Cor. 7:2 para pro­bar que todo el mundo tiene el derecho de estar casado para evitar la fornicación; que, por lo tanto, aunque la unión esté mal, no debe disolverse. Pero el ver. 11 dice, "si se separa, quédese sin casar". En el mismo contexto se refuta ese error. Pablo no enseña en este texto ni en ningún otro que todo el mundo puede estar casado para evitar la fornicación no obs­tante las veces que se haya casado y divorciado.

      D. "Los del mundo no están sujetos a la ley de Cristo". Esta doctrina es muy popular y en ella se refugian muchos falsos maestros (incluyendo a varios hermanos). Se enseña que Mat. 5:32; 19:9 es la ley de Cristo para cristianos, pero que los del mundo no están bajo la ley de Cristo. Se concluye, por lo tanto, que los que han enredado sus vidas con divorcio(s) y segundas nupcias, simplemente deben arrepentirse y ser bautizados para el perdón de sus errores pasados y seguir viviendo en esa unión. ¿Bajo qué ley, pues, están los del mundo? Los falsos maestros contestan que éstos están solamente bajo la ley civil, o bajo la ley escrita en sus corazones (Rom. 2:15). Esta doctrina es falsa, porque:

          1. En primer lugar, el matrimonio comenzó en Edén, y no en el día de Pentecostés.

          2. Si los del mundo están solamente bajo la ley civil o la ley escrita en sus corazones, entonces pueden practicar la idola­tría porque es legal y siempre ha sido legal en muchos países. También pueden practicar la fornicación, porque en ciudades como Corinto no solamente era legal, sino se practicaba en los templos por las profetisas en religiones paganas. "Donde no hay ley, tampoco hay transgresión" (Rom 4:15); por eso, si la ley civil o la ley escrita en el corazón no condena tales cosas, en­tonces los que las practican no son transgresores, si en verdad no están bajo la ley de Cristo.

          3. Si la gente del mundo no está bajo la ley de Cristo, en­tonces no tiene que obedecer al evangelio.

      E. "La ignorancia". Muchos se justifican con la excusa de que ignoraban la ley de Cristo cuando se divorciaron no por forni­cación y volvieron a casarse.

          1. ¿Por qué hay tanta ignorancia de la ley de Cristo? Una causa principal es que el clero romano y protestante ha defrau­dado al pueblo con sus doctrinas humanas que hacen a un lado la doctrina de Cristo. Han quitado la llave del conocimiento bíblico; no aceptan la verdad y prohíben que sus feligreses la acepten. Otra causa es la indiferencia general hacia la voluntad de Dios. Los del mundo no tienen el deseo de aprenderla.

          2. Sin embargo, los transgresores de la ley no pueden jus­tificarse por causa de su ignorancia de la ley.  Hech. 17:30 dice, "Pero Dios, habiendo pasado por alto los tiempos de esta igno­rancia, ahora manda a todos los hombres en todo lugar, que se arrepientan".

      F. "Se casaron antes de bautizarse". Tal vez la defensa más popular es esta, que las personas que están mal en su matrimo­nio se divorciaron y se casaron otra vez antes de bautizarse, que en el bautismo todo se perdona y que, por lo tanto, pueden con­tinuar en su estado actual de matrimonio. En el bautismo se recibe el perdón de todo pecado con tal que haya arrepen­timiento, palabra que implica que el pecado ya no se practicará. Pero si alguno piensa persistir en el pecado, el bautismo no le ayuda para nada. Si el estado matrimonial de alguna pareja no está bien antes del bautismo, entonces no está bien después del bautismo. El bautismo no corrige ni santifica ninguna relación no aceptable ante los ojos de Dios.

      G. "El primer acto de adulterio destruye el primer matrimo­nio". Esta teoría demuestra lo absurdo de los esfuerzos de al­gunos hermanos que quieren justificar casos erróneos de se­gundas nupcias. Admiten algunos que cuando algún hombre repudia a su esposa y se casa con otra mujer, comete adulterio; pero dicen que el primer acto de adulterio destruye el lazo matrimonial entre el hombre y su primera esposa, y luego queda li­bre de seguir viviendo con la segunda esposa.

          1. Aparte de ser absurda, esta doctrina presupone que el que repudia a su cónyuge puede quedarse completamente libre de su primer matrimonio. Los proponentes de tales teorías no saben la diferencia entre las palabras "divorcio" y "ligado". Los hombres se casan y se divorcian; pero Dios junta o liga.

          2. El primer acto de adulterio no desata nada. No des­truye el vínculo del primer matrimonio en el sentido de soltar al culpable de su obligación al pacto hecho ante Dios con su primera esposa. Todavía queda ligado; es decir, obligado y res­tringido.

      H. "1 Cor 7:15 Permite segundas nupcias si el incrédulo se se­para del creyente". El texto dice, "si el incrédulo se separa, sepárese; pues no está el hermano o la hermana sujeto a servidumbre en semejante caso". Este texto no permite que el hermano o la hermana se case otra vez. Solamente dice que no "está sujeto a servidumbre".

          1. Pablo no emplea la palabra deo para decir que ya no está ligado(a). No dice que ya no está sujeto(a) a la ley de su marido(esposa). Cuando Pablo usa la palabra deo (Rom. 7:2; 1 Cor. 7:27, 39), habla de la obligación (el pacto) de ser fiel a sus votos. Está ligado por la ley de su compañero(a).

          2. Pero en 1 Cor. 7:15 Pablo usa la palabra dedoulotai que significa "esclavizar". Es la palabra usada comúnmente para indicar la esclavitud. Dice aquí que el hermano o la her­mana no se ha esclavizado(a) y sigue en esa condición libre. Por lo tanto, si el incrédulo quiere separarse, que se separe; que el hermano o la hermana no debe abandonar su fidelidad a Dios para impedirlo.

          3. Hay muchas hermanas que deben aprender esta lec­ción. Los maridos no son amos del alma de sus esposas. La mujer no debe esclavizarse para complacer al marido. Dice 1 Cor. 7:23, "Por precio fuisteis comprados; no os hagáis esclavos de los hombres". ¡Cuántas hermanas lo hacen!

      I. "1 Cor. 7:12 indica que solamente Pablo, y no Cristo, enseñó acerca del matrimonio mixto (creyente con incrédulo)". Con este argumento algunos quieren enseñar que Mat. 5:32; 19:9 no se aplica a los incrédulos.

          1. Cuando Pablo dice, "a los demás yo digo, no el Señor", él no afirma que está presentando doctrina nueva, doctrina no enseñada por Cristo. Mat. 5:32; 19:9 es para "cualquiera", y se aplica tanto a incrédulos como a discípulos.

          2. Pablo dice, "yo digo, no el Señor" solamente en el sen­tido de que Cristo no enseñó explícitamente sobre el tema del matrimonio mixto.

          3. Además, el punto tocado aquí por Pablo no tiene que ver con la fornicación, sino con la actitud correcta del creyente casado con incrédulo, y con lo que puede hacer y lo que no puede hacer.

          4. Y por último, recuérdese que la enseñanza inspirada de Pablo son mandamientos de Cristo, 1 Cor. 14:37.

      J. "El cónyuge repudiado por la fornicación puede volver a casarse ".

          1. Hay varios hermanos que enseñan este error. Dicen que por la fornicación el primer lazo matrimonial quedó di­suelto, que ya no existe, y que los dos pueden casarse otra vez.

          2. Por eso, enfatizamos la importancia de la palabra deo en Rom. 7:2 y 1 Cor. 7:27, 39. Es la palabra clave en este estu­dio. Se refiere al pacto hecho no solamente entre los cónyuges, sino también con Dios (Prov. 2:17; Mal. 2:14). Tiene que ver con la obligación y la responsabilidad. Este pacto liga, sujeta y restringe. Tiene que ver con juntar Dios a dos personas. El uno está obligado al otro, y a la vez restringido, para no unirse con otro. Son ligados hasta la muerte. La única causa permisible para repudiar es por la fornicación. En este caso Cristo permite que el cónyuge inocente se divorcie del cónyuge infiel y que se case otra vez, pero no permite que el fornicario se case otra vez.

          3. ¿No quedó quebrado el lazo del primer matrimonio? Para el inocente sí, pero para el culpable no. Es cuestión de obligación; el culpable no quedó exento de obligación (como no quedó exento de culpa). El pacto lo hace responsable del mal, lo condena y lo restringe. El hombre que destruye su matrimo­nio, ¿no tendrá obligaciones para con su esposa e hijos? ¿Puede dejarlos y andar libre de obligación? ¿Quién lo puede creer?

          4. El fornicario no debe aprovecharse de su pecado. No debe sacar ganancia de su propio mal, casándose otra vez. La Biblia habla claramente de esto; el pecado es castigado, y no recompensado con bendiciones.

          5. Sin embargo, después de todo, dirán algunos: "Pero el primer matrimonio ya no existe. Está disuelto. Si uno de los cónyuges queda libre del primer matrimonio, entonces nece­sariamente el otro también queda libre; por ejemplo, si un policía y un preso están esposados y el policía quita las esposas, tanto el preso como el policía quedan libres, porque no puede uno solo estar atado o ligado". Esta sofistería es para confundir a los que no quieren ver la diferencia entre una relación física (casamiento, divorcio), y el pacto delante de Dios. Pero, lamentablemente, muchos hermanos se dejan engañar con esta clase de "razonamiento" porque parece muy lógica y plausible. La triste verdad es que muchos quieren creerlo.

          6. Recuérdense siempre los textos que claramente indican el contraste entre las dos cosas:

                   a. Mat. 14:4, "no te es lícito tenerla". La tenía, vivía con ella, pero no estaba ligado con ella. Dios no los juntó. Aquí está el caso de una mujer que está ligada con su primer marido, aunque otro hombre la tenga.

                   b. Juan 4:18, "cinco maridos has tenido, y el que ahora tienes no es tu marido". La mujer no estaba unida o ligada por Dios a tantos maridos. Se llaman "maridos", pero Dios no la juntó con ellos.

                   c. Mat. 5:32; 19:9, "el que se casa con la repudiada, comete adulterio". Se casan, pero es adulterio. En este caso el hombre está casado la segunda vez, pero todavía está ligado a su primera mujer.

                   d. Rom. 7:2, "si se uniere a otro varón, será llamada adúltera". Es posible que dos personas estén unidas en matri­monio sin estar ligadas por Dios. Pablo dice claramente que si una mujer se une a otro varón mientras su marido vive, ella es­taría todavía sujeta a la ley de su primer marido mientras éste vive. En tal caso estaría casada con un hombre, pero ligada a otro.

          7. Algunos argumentan que "La mujer no puede estar casada con dos hombres", o que "La mujer no puede estar li­gada a dos hombres". Ella no está casada con dos hombres; está casada con el hombre con quien vive. Tampoco está ligada a dos hombres; está ligada solamente a su esposo legitimo.

VI. El derecho de casarse puede perderse.

      A. Gén. 9:6 dice, "El que derramare sangre de hombre, por el hombre su sangre será derramada; porque a imagen de Dios es hecho el hombre". Se puede perder el derecho de vivir. El que derramare sangre de hombre debe morir.

      B. Hebreos 12:17, Esaú perdió su primogenitura y no la podía recobrar, aunque la procuró con lágrimas.

      C. El cónyuge repudiado por causa de la fornicación hace lo mismo con respecto a su matrimonio: puede arrepentirse y obtener perdón de Dios para ser salvo, pero no puede casarse otra vez a menos que muera su compañero(a). Ya perdió su derecho de casarse mientras viva su cónyuge legítimo.

Conclusión:

      A. Hay muchos matrimonios que están muy enredados por causa de divorcios previos, y los hermanos más fieles y juiciosos han admitido que no pueden resolver todo problema rela­cionado con ellos. A veces lo más que se pueda hacer es citar y explicar los textos bíblicos e insistir en que haya sinceridad en la aplicación de la enseñanza; es decir, en muchos casos los únicos que pueden decidir en cuanto a lo correcto o incorrecto de su matrimonio son los esposos mismos.

      B. Sin embargo, lo que sí tenemos que hacer es enseñar lo que la Biblia enseña, e insistir en que sea respetada y practi­cada, sin poner excusas y buscar salidas. No podemos resolver todo problema matrimonial, pero sí podemos refutar errores que ponen por el suelo las enseñanzas bíblicas.

      C. La salvación del alma depende de nuestra aceptación y práctica de la doctrina de Cristo. No podemos tener comunión con Dios si no lo hacemos, 2 Juan 9-10.

      D. Estudiemos, pues, con mucho cuidado las palabras "casarse", "repudiar", "ligar", etc. a la luz de su uso bíblico, y hablar como la Biblia habla.

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