LO QUE EL BAUTISMO IMPLICA

Introducción.

      A. La enseñanza sobre el bautismo es sencilla y clara, pero muchísimos líderes religiosos simplemente no quieren aceptarla.

      B. El bautismo en agua para perdón de pecados es tema del N. T. (Mar. 16:16; Hech. 2:38; 22:16; 1 Ped. 3:21), es por la autoridad de Cristo y  es para la salvación del alma.

      C. Es mandamiento. Hech. 10:48, “Y mandó bautizarles en el nombre del Señor Jesús.” Hech. 2:37, “¿qué haremos?  38  Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados”.

      D. “Un bautismo”. Efes. 4:4, “un solo cuerpo, y un solo Espíritu, como fuisteis también llamados en una misma esperanza de vuestra vocación;  5  un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo,  6  un solo Dios y Padre de todos”. Si hay un solo Padre, un solo Señor, un solo Espíritu Santo y una sola fe, asimismo hay un solo bautismo. ¿Quién puede negar esto? ¿Cómo podría el texto ser más claro, más sencillo? Sin embargo, a pesar de lo que dice este texto muchos enseñan que hay más de un solo bautismo. Algunos enseñan la aspersión, que es un “bautismo” desconocido en el N. T. Otros enseñan el “bautismo” no para obtener perdón de pecados, sino por causa del perdón de pecados. Estos obviamente son otros “bautismos”.

      E. Entonces, precisamente ¿cuál es el propósito del bautismo? ¿Qué IMPLICA el bautismo? La palabra “implicar” se refiere a lo que podemos inferir de algo, que no se expresa en tantas y cuantas palabras. Observemos las “inferencias necesarias” del bautismo.

I. EL BAUTISMO IMPLICA EL FIN DE ALGO.

      A. Rom. 6:1, “¿Qué, pues, diremos? ¿Perseveraremos en el pecado para que la gracia abunde?” Hace esta pregunta porque había afirmado que “cuando el pecado abundó, sobreabundó la gracia”. La respuesta enfática es: “En ninguna manera”.

      B. ¿Por qué? “Porque los que hemos muerto al pecado, ¿cómo viviremos aún en él?” No podemos persistir en el pecado porque estamos muertos al pecado. Cuando uno muere físicamente, no sigue viviendo en esta vida, y cuando muere al pecado, no puede seguir viviendo en esa clase de vida. Los siguientes versículos (3-6) explican por qué estamos muertos al pecado.

          1) La primera cosa que muestra el fin de algo es la palabra sepultado. V. 4. Cuando Cristo fue sepultado, ese acto indicó que su vida en la tierra había llegado a su fin. El dijo, “Consumado es” (Jn. 19:30) y luego lo bajaron de la cruz y lo sepultaron. Su trabajo en la tierra terminó. De la misma manera nuestra sepultura en agua implica el fin de la vida en pecado. Hemos muerto al pecado y, por eso, tuvimos que ser sepultados. Col. 2:12 dice la misma cosa. Si alguno es “bautizado” sin ser sepultado, ignora o hace de un lado esta implicación en el mandamiento de Dios de ser bautizado.

          2) La segunda cosa que muestra el fin de algo es la palabra plantados (v. 5). Sabemos que no puede haber vida del grano a menos que sea plantado (Jn. 12:24) bajo condiciones apropiadas. La germinación sucede después de ser plantado el grano, y la nueva vida brota. El plantar es lo mismo que el sepultar. Las dos palabras implican el fin del estado anterior. La semilla se planta y pierde su identidad anterior para poder producir la vida nueva; asimismo el cuerpo se sepulta y pierde su identidad anterior. El bautismo implica el fin de la vida antigua de pecado y, por eso, no debe buscarse más.

          3) La tercera expresión en estos versículos que implica el fin de algo es muerto al pecado. Hech. 2:38 enseña que uno debe arrepentirse y bautizarse para remisión de los pecados. Cuando el pecado es sepultado o plantado, es liberado de sus pecados anteriores. Implica el fin de la culpa de los pecados que había cometido. El acto de ser bautizado según la Escritura implica que ha llegado al fin de una vida de pecado y, por eso, ya no es culpable de aquellos pecados que cometió antes del bautismo. Ahora es una “nueva criatura” (2 Cor. 5:17) y el pecado no debe dominar su vida (Rom. 6:12, 13).

II. EL BAUTISMO IMPLICA EL PRINCIPIO DE ALGO.

      A. No solamente implica el fin de algo, sino también el principio de algo que sin el acto de obediencia sería imposible. La primera palabra que implica un principio es la palabra resurrección. En el bautismo hay una resurrección, v. 4. “… como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva”. ¿Cómo puede uno andar en vida nueva a menos que sea levantado para hacerlo? Y ¿cómo puede uno ser levantado si primero no fue sepultado? La resurrección de los muertos sería imposible a menos que alguien muriera. El bautismo es tanto una resurrección como una sepultura. Col. 2:12, “sepultados con él en el bautismo, en el cual fuisteis también resucitados con él”. Otra vez en Col. 3:1, “Si, pues, habéis resucitado con Cristo”. Esto claramente implica el principio de algo.

          1. ¿Cómo podría la aspersión (rociamiento) o derramamiento de agua sobre una persona ser, en cualquier sentido, una sepultura y una resurrección? Tales actos completamente ignoran la implicación clara de Rom. 6:1-6 y Col. 2:12.

          2. Como la sepultura implica el fin de la vida antigua de pecado, la resurrección de esa sepultura implica el principio de una vida nueva. Entonces el bautismo implica el principio de una vida nueva. Col. 2:13,

          3. Rom. 6:11, “consideraos muertos al pecado, pero vivos para Dios en Cristo Jesús, Señor nuestro”. Estamos vivos. Esto sigue la sepultura en el bautismo. Si esto no es “vida nueva” (separados del pecado) ¿qué significa? Cuando alguien le dice que el bautismo no es esencial para el perdón de pecados (que uno puede ser salvo sin ser bautizado), dígale que le explique las implicaciones de estos textos y no deje que añada o quite de lo que dicen.

          4. 2 Cor. 5:17, “De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas”. La pregunta clave es la siguiente: ¿Cuándo pasaron las cosas viejas y cuándo son hechas nuevas? La respuesta es, cuando fuimos sepultados, la vida antigua terminó, y cuando nos levantamos de las aguas del bautismo todas las cosas son hechas nuevas. La vida nueva empieza precisamente en este momento.

      B. La segunda palabra que implica el principio de algo es la palabra nacer. Jn. 3:5. Jesús enseña que para entrar en el reino de Dios es necesario nacer otra vez. Esto significa que los únicos que están en el reino de Dios son los que han nacido del agua y del Espíritu.

          1. El “nacimiento” implica el principio de algo en otra parte. Uno entra en este mundo al nacer y empieza una nueva vida en este universo. Jesús emplea esta palabra figuradamente para enseñar cómo la gente entra en el reino de Dios. Según 1 Ped. 1:23 esta palabra se usa de manera espiritual. Así Jesús la usó cuando enseñaba a Nicodemo; es decir, no hablaba del nacimiento físico, sino del nacimiento espiritual, el principio de una vida nueva.

          2. Los maestros falsos frecuen-temente citan Jn. 3:5 pero no lo creen. Hacen de esta enseñanza algo misterioso que puede significar cualquier cosa, menos el bautismo en agua para remisión de pecados, pero Tito 3:5 se refiere a la misma cosa. El “lavamiento de la regeneración” es el agua del nuevo nacimiento o el nacer otra vez. Ninguna otra explicación del texto tiene sentido.

Conclusión:

      A. La implicación obvia del acto de bautismo es que es el fin de la vida antigua de pecado y es el principio de la nueva vida en Cristo.

      B. Las palabras sepultura, plantados y muertos al pecado claramente implican el fin de la vida pasada.

      C. Las palabras resurrección y nacer claramente implican el principio de la nueva vida en Cristo.

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