"Y no os juzgáis dignos de la vida eterna"

Hechos 13:46

Introducción:

      A. Es pensamiento terrible. Pablo habla de los que son juzgados indignos de la vida eterna.

      B. Pero aun peor es el pensamiento de que ellos mismos juzgaron y sentenciaron a sí mis­mos. Se juzgaron y se condenaron solos.

      C. ¿Por qué harían tal cosa? ¿Qué clase de gente haría tal cosa?

I. Tuvieron buen principio.

      A. "Siguieron a Pablo y a Bernabé". Al principio eran amigos y compañeros de Pablo y Bernabé.

      B. Les exhortaron a permanecer o perse­verar "en la gracia"; el que comienza a oir la palabra está bajo la influencia de la gracia.

      C. Sal. 85:8, "Escucharé lo que hablará Jehová Dios; porque hablará paz a su pueblo y a sus santos". Al principio de esta narración, parece que así era la actitud de los judíos en esa ocasión.

      D. V. 44, "Casi toda la ciudad se juntó para oír la palabra de Dios". ¿Qué predicador no sería muy animado al tener audiencia seme­jante? Pero lamentablemente gran cantidad no es garantía de buena calidad.

II. No todos eran oidores sinceros.

      A. V. 45, "Pero viendo los judíos la muchedumbre, se llenaron de celos, y rebatían lo que Pablo decía, contradiciendo y blasfe­mando".

      B. Isa. 6:9-12. Seis veces en el Nuevo Tes­tamento se menciona este texto de Isaías. Son las últimas palabras de Pablo registradas en Hechos de Apóstoles (Hech. 28:26, 27).

      1. Por cerrar sus ojos y oídos a la palabra de Dios los israelitas fueron desterrados y es­parcidos, y sufrieron la ruina física como nación.

      2. Por cerrar sus ojos y oídos a Cristo, los judíos fueron desechados, sufrieron la ruina espiritual.

      3. V. 13, "aun queda el tronco", un pe­queño remanente. Así ahora, hay buena tierra (Luc. 8:15), pero hay otras tres clases de tierra nada productivas. Pocos son los que hallan el camino angosto.

III. No entendieron o no creyeron las profecías.

      A. Luc. 24, 25, 44-47, "era necesario que se cumpliese todo lo que está escrito de mí en la ley de Moisés, en los profetas y en los salmos". Pero la mayoría de los judíos no entendieron o no aceptaron esto. Desconocieron la natu­raleza del reino de Cristo.

      B. Hech. 13:27-41. Los apóstoles predi­caron muchos textos del Antiguo Testamento que los judíos leían y estudiaban cada sábado en la sinagoga. ¿Por qué no podían entender?

      C. 2 Cor. 3:12-15, leyeron las Escrituras con el velo puesto sobre su entendimiento. Tenían sus propias ideas preconcebidas, y se dejaron llevar por el prejuicio. Tenían concep­tos errados acerca del Mesías. Creían que sería rey como David y que les libraría del yugo de Roma.

IV. Los líderes de los judíos estaban llenos de envidia.

      A. Mat. 27:18, Pilato "sabía que por en­vidia le habían entregado".

      B. Gál. 5:21, la envidia es una obra de la carne.

V. Rebatían lo que pablo decía, contradi­ciendo y blasfemando.

      A. Hech. 18:5, 6, Lo mismo ocurrió en Corinto. Pablo testificó "a los judíos que Jesús era el Cristo. Pero oponiéndose y blasfemando éstos, les dijo, sacudiéndose los vestidos: Vues­tra sangre sea sobre vuestra propia cabeza; yo, limpio; desde ahora me iré a los gentiles".

      B. Hech. 19:8, 9, otra vez en Efeso, "Entrando Pablo en la sinagoga, habló con de­nuedo por espacio de tres meses, discutiendo y persuadiendo acerca del reino de Dios. Pero endureciéndose algunos y no creyendo, maldiciendo el Camino delante de la multitud, se apartó Pablo de ellos".

      C. Las palabras usadas por Lucas para describir la oposición de los judíos son palabras muy fuertes ("rebatían", "contradiciendo", "blasfemando", "maldiciendo el Camino").

VI. Rechazan el privilegio dado por Dios.

      A. V. 46, "A vosotros a la verdad era nece­sario que se os hablase primero la palabra de Dios".

      B. Rom. 1:16, "al judío primeramente".

      C. Mat. 10:5, 6, "Por camino de gentiles no vayáis, y en ciudad de samaritanos no entréis, sino id antes a las ovejas perdidas de la  casa de Israel".

VII. Desecháis la palabra, v. 46.

      A. Mat. 23:37-39, "matas ... apedreas ... no quisiste".

      B. Hech. 7:51, "vosotros resistís siempre al Espíritu Santo; como vuestros padres, así también vosotros".

Conclusión:

      A. De esta manera los judíos se juzgaron a sí mismos indignos de la vida eterna: (dar re­sumen de los números II - VII).

      B. La reacción de Pablo: v. 51, "sacudiendo contra ellos el polvo ..." (véase Mat. 10:14).

      C. Los gentiles "que estaban ordenados para vida eterna". La palabra "ordenados" sig­nifica "dispuestos, puestos en orden". Ellos mismos hicieron esto porque tenían buen acti­tud hacia la palabra y buena disposición para aceptarla. "Se regocijaban y glorificaban la pa­labra del Señor".

      D. Obsérvese otra vez el contraste entre la actitud de los judíos (v. 45, "se llenaron de ce­los, rebatían ... contradiciendo y blasfemando") y la actitud de los gentiles. Por lo tanto, los judíos juzgaron a sí mismos como indignos de vida eterna, y los gentiles se dispusieron a sí mismos como dignos de vida eterna porque creyeron el mensaje.

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