Beneficios del Sufrimiento

          El apóstol Pablo tenía "una espina en la carne". No explica lo que era, pero dice, "Tres veces rogué al Señor que quite ese aguijón de mí. Y me dijo: Bástate mi gracia, porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por eso, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que habite en mí el poder de Cristo. Por eso, por causa de Cristo, me gozo en las debilidades, en afrentas, en necesidades, en persecuciones, en angustias. Porque cuando soy débil, entonces soy fuerte" (2 Corintios 12:7-10).

          "Tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas, porque vosotros sabéis que la prueba de vuestra fe produce paciencia" (Santiago 1:2, 3). Todos tenemos problemas, enfermedades y aflicciones de varias clases; por eso, conviene poner estos textos en el espejo en el baño y en la puerta del refrigerador para poder leerlos todos los días. El cristiano no se alegra solamente en tiempos de prosperidad sino también en tiempos de aflicción.

          ¿Cuáles son los beneficios del sufrimiento? (1) Es para disciplina. "Soportad las pruebas como disciplina, pues Dios os trata como a hijos. Porque, ¿qué hijo es aquel a quien el padre no disciplina?" (Hebreos 12:7). (2) El sufrimiento es necesario para el desarrollo del carácter: "Nos alegramos aun en las tribulaciones, al saber que la tribulación produce paciencia; y la paciencia produce un carácter aprobado; y la aprobación alienta la esperanza. Y la esperanza no avergüenza, porque el amor de Dios está vertido en nuestro corazón por medio del Espíritu Santo que nos ha sido dado" (Romanos 5:3-5). (3) Cuando sufrimos, tenemos más comprensión y compasión hacia otros: "Y como él mismo (Cristo) padeció al ser tentado, es poderoso para socorrer a los que son tentados"; El es capaz de simpatizar con nuestras debilidades (Hebreos 4:15). (4) Al sufrir llegamos a ser más dependientes de Dios. Muchas veces los muy prosperados se olvidan de Dios. Por ejemplo, el pueblo de Israel entró en la tierra prometida, "con ciudades grandes y ricas que tú no edificaste; casas llenas de todo bien que tú no colmaste, cisternas que tú no cavaste y viñas y olivares que no plantaste" (Deuteronomio 6:10-12), y pronto se olvidó de Dios. (5) Los problemas de la vida (enfermedades, pérdidas, dificultades de toda clase) nos hacen anhelar el hogar celestial: Abraham habitó en tiendas pero "esperaba la ciudad con fundamentos, cuyo arquitecto y constructor es Dios" (Hebreos 11:10). Los fieles de Dios han confesado que son "peregrinos y forasteros sobre la tierra... dan a entender que buscan una patria... deseaban la mejor, a saber, la celestial" (Hebreos 11:13-16).

          Muchos creen que Dios está muerto o dormido porque el mundo está lleno de guerras, injusticias y sufrimiento. Lo que muchos no quieren entender es que Dios da a todos libre albedrío y, por eso, no obliga al hombre a ser obediente, responsable y moral. Para evitar guerras y pandillas Dios tendría que convertir al hombre en robot, para controlarlo como se controla una máquina.

          Este mundo pertenece a Dios y lo está controlando. El permite el sufrimiento de sus hijos porque del mal Dios saca bien. Se requiere mucha fe para entender y apreciar esta verdad, pero los que sinceramente creen las promesas del Señor viven tranquilos. Como Jesús dijo, "Venid a mí, todos los que estáis fatigados y cargados, y yo os haré descansar" (Mateo 11:28).

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