Mateo 5:38-39, No resistir al que es malo


Introducción.

          A. Los judíos se aprovechaban de la ley que decía "ojo por ojo" para tomar venganza personal. En este texto Jesús no condena la práctica de la justicia (defender los derechos del inocente y cas­tigar al culpable), sino la venganza per­sonal. Debemos sufrir agravios con buena voluntad.

          B. Los judíos eran muy querellosos, pendencieros, y litigiosos.

          C. Todos los hombres, sean judíos o gentiles, deben cambiar (arrepentirse, Mateo 4:17); deben transformarse con­forme a la imagen de Cristo (Rom. 12:2; Rom. 8:29; 2 Cor. 3:18).

          D. Todos deben nacer otra vez, Juan 3:5 (el nuevo nacimiento requiere el bautismo, pero requiere mucho más que el bautismo).

I. "Oísteis que fue dicho: ojo por ojo y diente por diente".

          A. Habían oído estas enseñanzas porque la ley de Moisés se leía cada sábado en las sinagogas, Hech. 15:21. Véanse Ex. 21:23-25; Lev. 24:19,20; Deut. 19:21.

          B.      Algunos hacen burla de esta ley, di­ciendo que era "ley salvaje y sangrienta". Creen que "el Dios del Antiguo Testa­mento" era duro y cruel.

                   1. Pero, por el contrario, esta ley era justa porque puso límite a la venganza. Requería que el castigo solamente corres­pondiera al crimen; es decir, al vengador no se le permitió destruir al que le hubiera herido.

                   2. Los que critican esta ley son aquellos que no conocen a Dios y se oponen al castigo de los criminales. Los tales atacan y critican a los que son víctimas del crimen, como si éstos hu­bieran causado o contribuido al crimen, mientras que defienden los derechos de los criminales.

          C. Bajo la ley de Moisés no todo el mundo sino solamente los jueces habían de ejecutar con seriedad esta ley para practicar la justicia, para defender los derechos de los inocentes, y para castigar a los que pisoteaban la ley de Dios. Es verdad que el pueblo mismo había de apedrear a ciertos culpables (Núm. 15:35; Deut. 21:21), pero en ese caso el pueblo ejecutaba la justicia bajo la autoridad y di­rección de los jueces. No practicaba la venganza personal.

          D. Pero los judíos que vivían en el tiempo de Jesús se aprovechaban de esta ley para justificar la venganza personal, cosa no autorizada, Lev. 19:18; Prov. 24:29; 25:21. Esta ley nunca fue dada para autorizar la venganza personal.

II. "Pero yo os digo: no resistáis al que es malo".

          A. ¿En qué sentido deben ser resistidos los malos?

                   1. Los jueces y magistrados habían de "resistir" (castigar) a los malos.

                   2. Bajo el Nuevo Testamento el go­bierno es el "vengador". El gobierno civil, de cualquier país, debe "resistir" al que es malo.

                             a. Rom. 13:1-4, "... es servidor de Dios para tu bien ... no en vano lleva la espada, pues es servidor de Dios, ven­gador para castigar al que hace lo malo". La espada no es para limpiar uñas, sino para ejecutar (dar pena de muerte) a los criminales.

                             b. 1 Ped. 2:13-17, "someteos ... a los gobernadores, como por él enviados para castigo de los malhechores y ala­banza de los que hacen bien".

                   3. Cristo resistió a los malos, Mat. 21:12, 13; 23; Jn. 2:13-17, pero no con odio ni con espíritu vengativo.

                   4. Resistimos a los malos, cuando re­sistimos el error y reprendemos el pecado con el evangelio, 2 Tim. 4:2-4, y con mansedumbre (2 Tim. 2:24).

                   5. Resistimos a los malos cuando practicamos disciplina en la iglesia, Mat. 18:17; Rom. 16:17; 1 Cor. 5; 2 Tes. 3:6, 14.

          B. ¿En qué sentido, pues, no deben ser resistidos los malos?

                   1. ¿Está Dios al lado de los malos? ¿Los quiere a ellos más que a sus propios hijos? Dios sí ama a los malos, pero abo­rrece su maldad. ¿Qué significa esta pro­hibición?

                   2. Al decir "No resistáis a los malos", Jesús explica en qué sentido los malos no deben ser resistidos.

                   3. Agrega, "antes, a cualquiera que te hiera en la mejilla derecha, vuélvele  también la otra, etc.".

                             a. Es decir, no resistir a los malos cuando nos insultan, aun con golpes. No debemos pagar mal por mal. No debemos actuar como ellos actúan. Ellos son tinieblas, nosotros somos luz.

                             b. Una bofetada en la mejilla derecha parece ser cachetada, con el dorso de la mano. (Normalmente el golpe de puño con la mano derecha sería en la mejilla izquierda). La cachetada con el dorso de la mano es doblemente insultante, pero se debe sufrir con buen humor.

                             c. Este texto (Mat. 5:39) se repite en Luc. 6:29 inmediatamente después del texto que dice, "Amad a vuestros enemi­gos, haced bien a los que os aborrecen; bendecid a los que os maldicen, y orad por los que os calumnian". Si sinceramente amamos al prójimo, no será difícil sopor­tar los insultos.

III. ¿No debemos resistir al ladrón y al asaltante?

          A. No parece que Jesús se refiera en este texto a los tales. El dice (Mat. 24:43) "que si el padre de familia supiese a qué hora el ladrón habría de venir, velaría, y no dejaría minar su casa".

          B. Recuérdese que Jesús no toma el lado de los malos en contra de los justos, sino que busca el bienestar espiritual de to­dos. No nos ayudan espiritualmente los golpes, a menos que los suframos con pa­ciencia, evitando los corajes y resentimien­tos que destruyen el carácter de cristiano. Recuérdese siempre que es mejor estar golpeado físicamente que estar golpeado espiritualmente. El alma necesita más de­fensa y protección que el cuerpo.

          C. El cristiano debe evitar no sola­mente el maldecir y el retornar golpes, sino que debe darle la otra mejilla con buena voluntad y con buen humor. Esto es para evitar los resentimientos. El discípulo de Jesús debe aprender a soportar con buena voluntad tal trato insultante.

          D. Debemos evitar el espíritu vengativo. Otra vez preguntamos, ¿favorece Dios a los malos? No, Dios no favorece a los malos; El favorece a sus hijos, pero Dios sabe que si el diablo produce en nosotros espíritu vengativo, nos destruye. Ya no sere­mos ciudadanos del reino de los cielos; más bien seremos ciudadanos del reino de las tinieblas. Por eso, para nuestro propio bien espiritual, dice, "No resistáis ..." Los que resisten a los malos (volviendo mal por mal) lo hacen enojados y con espíritu de venganza. Por eso, "No resistáis..."

          E. Luc. 9:51-55, cuando los samaritanos no recibieron a Jacobo y Juan, estos di­jeron, "Señor, ¿quieres que mandemos que descienda fuego del cielo, como hizo Elías, y los consuma?" Jesús les contestó, "Vosotros no sabéis de qué espíritu sois". Obviamente tenían espíritu vengativo. Querían hacerles "pagar" por lo que hicieron.

          F. Rom. 12:18-21, "Si es posible, en cuanto dependa de vosotros, estad en paz con todos los hombres. No os venguéis vosotros mismos ..." ¿Por qué? Porque el espíritu vengativo no es cualidad del buen carácter necesario para ser ciudadanos del reino de los cielos. Los que buscan ven­ganza personal van al infierno. "Mejor te es que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea echado al in­fierno" (Mat. 5:29; 18:8). Dios se encarga de tomar venganza. "Mía es la venganza, yo pagaré, dice el Señor". Nos corres­ponde a nosotros volver bien por mal: "si tu enemigo tuviere hambre, dale de comer; si tuviere sed, dale de beber". ¿Para el beneficio del enemigo? Sí, y tam­bién para el beneficio espiritual de nosotros mismos.


          G. Hay varios ejemplos buenos para nosotros con respecto a este tema.

                   1. El ejemplo de Jesús. El mejor co­mentario sobre este texto es el ejemplo de Jesús mismo. Léanse Mat. 26:67; Juan 18:22,23; 19:3; 1 Ped. 2:20-24; Luc. 23:34, "Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen".

                   2. El ejemplo de Esteban, Hech. 7:60, "Y puesto de rodillas, clamó a gran voz: Señor, no les tomes en cuenta este pecado. Y ... durmió'".

                   3. El ejemplo de Pablo, 2 Tim. 4:16, "En mi primera defensa ninguna estuvo a mi lado, sino que todos me desampararon; no les sea tomado en cuenta".

IV. Dos grandes beneficios. Si practi­camos esta enseñanza habrá dos resulta­dos muy beneficiosos.

          A.      Nuestra salvación. Se prepara el alma para que podamos ser ciudadanos del reino de los cielos y vivir con Dios para siempre.

          B. Trae beneficios para el ofensor. ¿Cuál es el único medio de ganarle? Si el dis­cípulo vuelve mal por mal, insulto por in­sulto, y reproche por reproche, entonces los dos pierden, pero si el discípulo obe­dece este texto, no solamente se salva él mismo, sino que también habrá esperanza de que se salve a aquel que le maltrata.

                   1.       Rom. 2:4, "¿O menosprecias las riquezas de su benignidad, paciencia y longanimidad, ignorando que su benig­nidad te guía al arrepentimiento?" La benignidad, paciencia y longanimidad de Dios nos guía al arrepentimiento. De la misma manera, la benignidad, paciencia y longanimidad de nosotros también guía al pecador al arrepentimiento.

                   2.       Rom. 12:20, "pues haciendo esto ("dale de comer, dale de beber") ascuas de fuego amontonarás sobre su cabeza"; es decir, si respondemos con bondad y ben­diciones, el enemigo se sentirá afligido en su corazón. Tal bondad produce el re­mordimiento. Tal conducta puede pro­ducir corazón contrito (Sal. 51:17). Las "ascuas" ("carbones encendidos", BAS) son las llamas de vergüenza que producen los actos y palabras de benevolencia. De esta manera (al volver bien por mal), es muy posible que el enemigo se convierta en amigo (y tal vez cristiano). Esta con­ducta es parte del plan de salvación.

Preguntas sobre Mateo 5:38-39

          1. Dice Cristo, "Oísteis que fue dicho: ojo por ojo, y diente por diente". ¿Cuándo y dónde oyeron esto? Hech. 15:21.

          2. Léanse los siguientes textos que citan esta ley: Ex. 21:23-25; Lev. 24:19,20; Deut. 19:21.

          3. ¿Permitía esta ley la venganza personal?

          4. ¿Qué significa la expresión "ojo por ojo, y diente por diente"?

          5. ¿Cómo se aprovechaban los judíos de la ley que decía "ojo por ojo"?

          6. ¿Era mala la ley que decía "ojo por ojo y diente por diente"?

          7. ¿Debe el gobierno resistir a los ma­los? Rom. 13:1-4.

          8. ¿Resistió Jesús a los malos? Mat. 21:12,13; Jn. 2:13-17.

          9. ¿En qué manera debemos resistir a los malos? 2 Tim. 4:2-4.

          10. ¿Explica Jesús en qué manera no debemos resistir a los malos?

          11. Si alguien hiere al cristiano en la mejilla derecha, ¿cómo debe reaccionar?

          12. ¿Qué dijo Jesús acerca del espíritu de Jacobo y Juan? Luc. 9:55.

          13. Descríbase el espíritu de Jesús (Luc. 23:34), de Esteban (Hech. 7:60) y de Pablo (2 Tim. 4:16) cuando sufrieron.

          14. ¿Cuál es el verdadero propósito de esta enseñanza?

          15. Nómbrense dos beneficios impor­tantes que resultan si practicamos esta en­señanza.


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