El tiempo es corto

Introducción:

      A. 1 Cor. 7:29-32, "el tiempo es corto; resta, pues, que los que tienen esposa sean como si no la tuviesen; y los que lloran, como si no llorasen; y los que se alegran, como si no se alegrasen; y los que compran, como si no poseyesen; y los que disfrutan de este mundo, como si no lo disfrutasen; porque la apariencia de este mundo se pasa ... Quisiera, pues, que estuvieseis sin congoja".

      B. La expresión, "es corto", viene de una figura de oración que significa recoger las velas de un barco. La palabra "tiempo" significa oportunidad (Gál. 6:10). Es limitado, reducido.

I. La vida larga de los antiguos.

      A. Adán vivió 930 años, Set, 912 años, y Matusalén, 969.

      B. Gén. 47:9, "Y Jacob respondió a Faraón: los días de los años de mi peregri­nación son ciento treinta años; pocos y malos han sido los días de los años de mi vida".

      C. Deut. 34:7, "Era Moisés de edad de ciento veinte años cuando murió; sus ojos nunca se oscurecieron, ni perdió su vigor".

      D. Pero los años han sido literalmente re­ducidos. Sal. 90:10, "los días de nuestra edad son setenta años; y si en los más robustos son ochenta años, con todo, su fortaleza es molestia y trabajo, porque pronto pasan, y volamos".

II. Además, Dios no promete que viviremos por 70 años.

      A. Job 7:6, 7, "Y mis días fueron más velo­ces que la lanzadera del tejedor, y fenecieron sin esperanza. Acuérdate que mi vida es un so­plo, y que mis ojos no volverán a ver el bien". 8:9, "Pues nosotros somos de ayer, y nada sabemos, siendo nuestros días sobre la tierra como sombra. 9:25, 26, "Mis días han sido más ligeros que un correo; huyeron, y no vieron el bien. Pasaron cual naves veloces, como águila que se arroja sobre la presa".

      B. Sal. 39:5, 6, "He aquí, diste a mis días término corto, y mi edad es como nada delante de ti; ciertamente es completa vanidad todo hombre que vive. Ciertamente como una som­bra es el hombre; ciertamente en vano se afana; amontona riquezas, y no sabe quién las recogerá".

      C. Sant. 4:13-16, "¡Vamos ahora! los que decís: Hoy y mañana iremos a tal ciudad, y estaremos allá un año, y traficaremos, y ganaremos; cuando no sabéis lo que será mañana. Porque ¿qué es vuestra vida? Cierta­mente es neblina que se aparece por un poco de tiempo, y luego se desvanece. En lugar de lo cual deberíais decir: Si el Señor quiere, vivire­mos y haremos esto o aquello. Pero ahora os jactáis en vuestras soberbias. Toda jactancia semejante es mala".

      D. 2 Sam. 14:14, "Porque de cierto mori­mos, y somos como aguas derramadas por tierra, que no pueden volver a recogerse".

      E. Isa. 38:12, "Mi morada ha sido movida y  traspasada de mí, como tienda de pastor. Como tejedor corté mi vida; me cortará con la enfermedad; me consumirás entre el día y la noche", dice el rey Ezequías acerca de su en­fermedad y la brevedad de la vida.

      F. Estos textos nos hacen ver que la vida es muy corta. Nuestros días sobre la tierra se comparan con la "lanzadora del tejedor", con "naves veloces", y con "el águila que se arroja sobre la presa". Nuestros días son cortos, y pasan con toda rapidez. Somos como una som­bra o una neblina, cosas sin substancia. La vida es irrevocable como "aguas derramadas por tierra, que no pueden volver a recogerse".

III. Análisis de 1 Cor. 7:29-31.

      A. Pablo nos recuerda que la vida corre rápidamente hacia su fin, y que el gran negocio y diseño de ella es prepararse para morir. Debemos hacer los planes de la vida teniendo presente siempre que el tiempo es corto. Ninguna relación de la vida debe detenernos o impedirnos en el desarrollo de nuestra vida es­piritual. 1 Ped. 4:7, "Mas el fin de todas las cosas se acerca; sed, pues, sobrios, y velad en oración".

      B. "Los que tienen esposa sean como si no la tuviesen". Todos los vínculos o lazos de la vida terrenal son muy frágiles y serán disueltos. Abraham hizo duelo por Sara y la lloró (Gén. 23:2); Raquel lloró a sus hijos (Mat. 2:18).

      1. Es normal y natural llorar cuando perdemos algún ser querido, pero es necesario que nuestra relación con Cristo sea siempre superior a los lazos familiares (Mat. 10:37; Luc. 14:26).

      2. Debemos ser fieles al Señor si tenemos familia o si no tenemos familia. El hermano con familia debe ser tan fiel al Señor como el hermano sin familia; es decir, la familia no debe impedirnos en las actividades espirituales. Es lo que Pablo nos enseña en este texto. La relación familiar es secundaria.

      3. Mat. 22:30, la relación matrimonial no sobrevive a la muerte; no existirá en el cielo. El hogar es divino, pero no es eterno. Pero los la­zos con Cristo son eternos; por lo tanto, nues­tra primera lealtad es con Cristo.

      C. "Los que lloran sean como si no llo­rasen". Debemos recordar que estamos muer­tos al mundo; "el mundo me es crucificado a mí, y yo al mundo" (Gál. 6:14). Esto significa que los eventos pasajeros de esta vida no afectan al cristiano como afectan a los del mundo (1 Tes. 4:13). Este mundo es un valle de lágrimas, pero el cristiano no es vencido por las pruebas de esta vida.

      1. 2 Sam. 12:23, Dice David (cuando murió su hijito), "Yo voy a él, mas él no volverá a mí". Dejó de llorar David. No debemos abandonar a Dios por causa de la tristeza, pero muchos lo hacen.       2. Durante las tormentas y calami­dades de la vida, la fe del hijo de Dios calma su espíritu agitado y produce sonrisa aunque haya lágrimas. El hijo de Dios es controlado por su fe y no por su tristeza.

      2. El cristiano debe practicar el dominio propio en el tiempo de tristeza, recordando que las experiencias amargas de la vida son pasajeras. De otro modo la tristeza puede desanimar y debilitar el alma. Por eso Pablo dice que los que lloran deben ser como si no llorasen; es decir, deben seguir fieles como si no hubiera tristeza en la vida.

      D. "Los que se alegran como si no se ale­grasen".

      1. Esta exhortación trata del exceso de ale­gría, cosa que sofoca la vida espiritual. Tanto el exceso de alegría como el exceso de tristeza perjudican la vida espiritual. Para algunos la vida es un valle de lágrimas; para otros es una montaña de alegría, fiesta y diversión. En los dos ambientes el alma sufre.

      2. Heb. 11:24,25, Moisés, "escogiendo antes ser maltratado con el pueblo de Dios, que gozar de los deleites temporales del pecado". Los deleites de esta vida son tempo­rales, y "el tiempo es corto".

      3. Prov. 14:13, "Aun en la risa tendrá dolor de corazón, y el término de la alegría es con­goja". Es muy obvio que mucha gente que vive riéndose es infeliz.

      4. El cristiano debe ser sobrio, recono­ciendo que la risa de este mundo se convierte fácilmente en lágrimas. Luc. 6:25, "¡Ay de vosotros, los que ahora estáis saciados! porque tendréis hambre. ¡Ay de vosotros, los que ahora reís! porque lamentaréis y lloraréis". ¿No puede el cristiano reírse? Claro que sí. El cris­tiano es persona feliz; por eso, le convienen la sonrisa y la risa. Pero el alegrarse no es su propósito en este mundo, sino el servir a Dios y a sus semejantes. En esto halla su gozo.

      5. Por lo tanto, el cristiano siempre vive como si no se alegrase; es decir, sigue fiel y ac­tivo en las cosas de Dios. Si hay tristeza, bien. Si hay alegría, bien. Pero de todas maneras, sigue fiel al Señor. No es desviado de este ser­vicio por la tristeza ni tampoco por la alegría.

      E. "Los que compran, como si no poseye­sen". Es correcto comprar y poseer. No es malo obtener propiedades en este mundo. Lo impor­tante es que se recuerde que son provisiones temporales y no eternas. Los "bienes raíces" (bienes inmuebles) no pueden trasladarse; en ese sentido son "permanentes". Pero no son bienes eternos, porque la tierra misma será quemada (2 Ped. 3:10). ¿Cuándo? "El tiempo es corto".

      1. No hay, pues, justificación para la acu­mulación de bienes materiales. 1 Tim. 6:6-8, "Pero gran ganancia es la piedad acompañada de contentamiento; porque nada hemos traído a este mundo y sin duda nada podremos sacar. Así que, teniendo sustento y abrigo, estemos contentos con esto".

      2. Mat. 6:24, "Ninguno puede servir a dos señores". Es necesario escoger entre Dios y Mamón (ganancias materiales).

      3. Prov. 23:4, 5, "No te afanes por hacerte rico; sé prudente y desiste. ¿Has de poner tus ojos en las riquezas, siendo ningunas? Porque se harán alas como alas de águila, y volarán al cielo".

      4. Mat. 6:19-21, "No os hagáis tesoros en la tierra ... sino haceos tesoros en el cielo". Véase 1 Tim. 6:17-19.

      5. Por lo tanto, no dejemos que la compra de cosas materiales llegue a ser de mucha im­portancia para nosotros. Las posesiones impor­tantes son los tesoros depositados en el banco de Dios. Hay hermanos que dedican dema­siado tiempo a su empleo o a su negocio. Hay miembros que, por contraer deudas y otros compromisos, no tienen tiempo ni dinero para la iglesia y la ofrenda. Precisamente de esto Pablo está hablando.

      F. "Los que disfrutan de este mundo como si no lo disfrutasen"; es decir, usar el mundo como si fuera habitación de hotel. Somos via­jeros. Somos peregrinos y extranjeros (1 Ped. 1:17; 2:11). Nuestro peregrinaje nos lleva a través de este mundo, pero no somos ciu­dadanos permanentes porque "no puede el mundo ser mi hogar".

Conclusión:

      A. Pablo nos explica la razón de esta ex­hortación: "porque la apariencia de este mundo se pasa" (v. 31). La palabra "apariencia" es figura de oración tomada del teatro griego en que se pasaba o se cambiaba constantemente el escenario al desarrollarse el drama. El constante cambio del escenario en la televisión moderna es aun mejor ilustración de lo pasajero de los eventos de esta vida.

      1. Véanse 1 Juan. 2:17, "y el mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre".

      2. Debemos buscar, pues, el escenario ce­lestial que es permanente y no cambiante. 2 Cor. 5:1, "Porque sabemos que si nuestra morada terrestre, este tabernáculo, se deshiciere, tenemos de Dos un edificio, una casa no hecha de manos, eterna, en los cielos".

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