“La gracia de nuestro Señor fue más abundante”

1 Tim. 1:14, 15

Introducción.

            A. Pablo había sido “blasfemo, perseguidor e injuriador”, pero fue “recibido a misericordia” porque lo hizo “por ignorancia, en incredulidad”, v. 13.

            B. Lo que llama misericordia (v. 13) ahora llama gracia (v. 14).

            C. Dice Pablo que “la gracia de nuestro Señor fue más abundante (sobreabundó, VHA; Rom. 5:20) con la fe y el amor que es en Cristo Jesús”.

                        1. La gracia es la expresión de la misericordia y bondad de Dios.

                        2. Y produjo un gran cambio (la fe y el amor) en Pablo. “La gracia enciende la fe y el amor, inunda el alma con estos dones divinos” (GH). Véase 2 Tim. 1:13.

I. Hay abundancia de pecado en el mundo.

            A. Abundancia de malicia. Sant. 1:21, “Por lo cual, desechando toda inmundicia y abundancia de malicia, recibid con mansedumbre la palabra implantada, la cual puede salvar vuestras almas”.

            B. Esta abundancia de malicia y maldad se ve en Rom. 1:18-32; 1 Cor. 6:9-11; Gál. 5:19-21; Efes. 4:17-32; Col. 3:5-9, etc.

II. Pero hay remisión de pecados para los que obedecen al  evangelio.

            A. Cristo salva a los que creen en El, se arrepienten, confiesan que El es el Hijo de Dios y se bautizan para perdón de pecados: Mar. 16:15, 16; Hech. 2:37, 38; 3:17-19; 17:30.

            B. Pero es necesario desechar el pecado. 1 Ped. 2:1, 2, “Desechando, pues, toda malicia, todo engaño, hipocresía, envidias, y todas las detracciones”; es decir, no hay perdón si no desechamos los pecados.

            C. Es necesario dejar la práctica del pecado. 1 Jn. 3:8, “El que practica el pecado es del diablo”. Hay que dejar la práctica del pecado si esperamos obtener el perdón de Dios.

III. Hay abundancia de gracia.

            A. Cuando el pecado abundó, sobreabundó la gracia. Rom. 5:20, “Pero la ley se introdujo para que el pecado abundase; mas cuando el pecado abundó, sobreabundó la gracia”; es decir, la ley de Moisés identificó ciertas prácticas como pecado. P. ej., los diez mandamientos especifican que el mentir, el robar, el matar, etc. son pecados e infringen la ley de Dios. Sin embargo, la gracia de Dios era y es suficiente para perdonarnos de todos los pecados. Su gracia es abundante.

            B. La gracia de Dios (su bondad, su misericordia) sobreabundó para salvar a los más rebeldes. Tito 3:3, “Porque nosotros también éramos en otro tiempo insensatos, rebeldes, extraviados, esclavos de concupiscencias y deleites diversos, viviendo en malicia y envidia, aborrecibles, y aborreciéndonos unos a otros.  4  Pero cuando se manifestó la bondad de Dios nuestro Salvador, y su amor para con los hombres,  5  nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo”. Su gracia (bondad, misericordia) es abundante.

            C. Por la gracia de Dios podemos renacer. Jn. 3:5; 1 Ped. 1:3, “Bendito el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que según su grande misericordia nos hizo renacer para una esperanza viva, por la resurrección de Jesucristo de los muertos,  4  para una herencia incorruptible, incontaminada e inmarcesible, reservada en los cielos para vosotros,  5  que sois guardados por el poder de Dios mediante la fe, para alcanzar la salvación que está preparada para ser manifestada en el tiempo postrero”. Su gracia (misericordia) es abundante.

            D. La gracia de Dios hizo una obra maravillosa en la vida de Pablo. 1 Cor. 15:10, “Pero por la gracia de Dios soy lo que soy; y su gracia no ha sido en vano para conmigo”.

            E. Para hablar de la gracia de Dios Pablo emplea las palabras abundante, abundancia y abundantemente. P. ej., Efes. 3:20, “Y a Aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder que actúa en nosotros”.

            F. También Santiago (1:5) habla de cómo Dios nos da sus favores abundantemente. El dice, “Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada”.

            G. Así, pues, la gracia de Dios es abundante para cubrir los pecados del hombre. Isaías 1:18, “Venid luego, dice Jehová, y estemos a cuenta: si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; si fueren rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana”.

IV. Su gracia abundante nos motiva a darle servicio abundante.

            A. Llevar mucho fruto. Jn. 15:8, “En esto es glorificado mi Padre, en que llevéis mucho fruto, y seáis así mis discípulos”.

            B. Abundar en esperanza. Rom. 15:13, “Y el Dios de esperanza os llene de todo gozo y paz en el creer, para que abundéis en esperanza por el poder del Espíritu Santo”.

            C. Abundar en la obra del Señor. 1 Cor. 15:58, “Así que, hermanos míos amados, estad firmes y constantes, creciendo (abundando, LBLA) en la obra del Señor siempre, sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano”.

            D. Abundar en la gracia de ofrendar. 2 Cor. 8:1-7, “Por tanto, como en todo abundáis, en fe, en palabra, en ciencia, en toda solicitud, y en vuestro amor para con nosotros, abundad también en esta gracia”. V. 20, “esta ofrenda abundante”; 2 Cor. 9:6-8, “El que siembra escasamente, también segará escasamente; y el que siembra generosamente, generosamente también segará … Y poderoso es Dios para hacer que abunde en vosotros toda gracia, a fin de que, teniendo siempre en todas las cosas todo lo suficiente, abundéis para toda buena obra”. V. 12, “también abunda en muchas acciones de gracias a Dios”.

            E. Que el amor abunde. Fil. 1:9, “Y esto pido en oración, que vuestro amor abunde aun más y más en ciencia y en todo conocimiento,  10  para que aprobéis lo mejor, a fin de que seáis sinceros e irreprensibles para el día de Cristo,  11  llenos de frutos de justicia que son por medio de Jesucristo, para gloria y alabanza de Dios”.

            F. Que el fruto abunde. Fil. 4:17, “No es que busque dádivas, sino que busco fruto que abunde en vuestra cuenta”.

            G. Que la palabra abunde en el corazón. Col. 3:16, “La palabra de Cristo more en abundancia en vosotros, enseñándoos y exhortándoos unos a otros en toda sabiduría, cantando con gracia en vuestros corazones al Señor con salmos e himnos y cánticos espirituales”.

            H. Crecer y abundar en amor. 1 Tes. 3:12, “Y el Señor os haga crecer y abundar en amor unos para con otros y para con todos, como también lo hacemos nosotros para con vosotros”. 4:9,10; 2 Tes. 1:3.

            I. Que la fe crezca. 2 Tes. 1:3, “Vuestra fe va creciendo (sobrecrece)”.

            J. Sobreabundar de gozo. 2 Cor. 7:4, “lleno de estoy de consolación; sobreabundo de gozo en todas nuestras tribulaciones”.

            K. Orar sobreabundantemente. 1 Tes. 3:9,10, “¿qué acción de gracias podremos dar a Dios por vosotros, por todo el gozo con que nos gozamos a causa de vosotros delante de nuestro Dios, noche y día sobreabundantemente pidiendo para ver de vosotros el rostro y completar las deficiencias de la fe de vosotros?” (FL).

            L. Tener la paz que sobrepasa todo entendimiento. Fil. 4:7, “Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús”.

            M. Estimar muy alto a los pastores. 1 Tes. 5:13, “Os rogamos, hermanos, que reconozcáis a los que trabajan entre vosotros, y os presiden en el Señor, y os amonestan;  13  y que los tengáis en mucha estima (los estiméis superabundantemente, FL) y amor por causa de su obra”.

            N. Si estas cosas están en vosotros y abundan. 2 Ped. 1:5-8. V. 11, “de esta manera os será otorgada amplia y generosa entrada en el reino eterno de nuestro Señor y Salvador Jesucristo”.

V. Palabra fiel y digna de ser recibida por todos.

            A. Palabra fiel, un dicho fidedigno, creíble en todo sentido.

            1. 3:1, “Palabra fiel: Si alguno anhela obispado, buena obra desea.

                        2. 4:8, 9 “la piedad para todo aprovecha … Palabra fiel es esta, y digna de ser recibida por todos”.

                        3. 2 Tim. 2:11, “Palabra fiel es esta: Si somos muertos con él, también viviremos con él”.

                        4. Tito 3:8, “Palabra fiel es esta” (los ver. 4-7).

            B. “Que Cristo vino al mundo”

            1. “Vino”, indica su preexistencia, Jn. 1:1, 9,14.

                        2. Volvió al Padre, Hech. 1:9-11.

                        3. Vendrá otra vez, Jn. 14:3.

            C. “para salvar a los pecadores”.

            1. Los pecadores están perdidos. Luc. 15.

                        2. El problema es que muchos pecadores no quieren ser salvos. Los que tienen cáncer quieren sanar. Los que se atrapan en un incendio quieren ser rescatados. Los que están ahogándose quieren que alguien les eche el salvavidas. Los hombres quieren ser salvos o rescatados de cualquier mal que amenace su vida física, pero la mayoría no quiere ayuda para sus almas.

                        3. El hombre tiene que aceptar su pecado y buscar la salvación. De otro modo Cristo no puede salvarle. Compárese la actitud de David, Sal. 51. Véanse 2 Cor. 7:10; Hech. 2:37.

            D. “de los cuales yo soy el primero”. ¿Soy? Pablo siempre recordaba lo serio de su transgresión. No fue posible borrarla de su memoria.

            E. V. 16, “para que Jesucristo mostrase en mí el primero toda su clemencia, para ejemplo de los que habrían de creer en él para vida eterna”.

                        1. Por eso, hablamos de los ejemplos de conversión en el libro de Hechos.

                        2. Otros ejemplos son: Hech. 2, los 3000 judíos; Hech. 8, los samaritanos y el eunuco; Hech. 10, Cornelio; Hech. 16, Lidia y el carcelero; Hech. 18, los corintios, etc.

                        3. Pero Pablo se consideraba a sí mismo como un ejemplo excepcional, notable, extraordinario, para ser representativo de los peores pecadores.

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