Pelea la buena batalla de la fe

1 Tim 6:12

Introducción.

            A. Pablo emplea muchos términos militares: Rom. 6:13 “instrumento”, “una herramienta, instrumento, arma … Esta metáfora es probablemente de origen militar” (WEV); 7:23 “me lleva cautivo”; Efes. 6:11, “la armadura”; Fil. 2:25, “compañero de milicia”; 2 Tim. 2:3, 4, “soldado … milita … soldado”.

            B. Estaba continuamente en la presencia de soldados cuando escribió estas y otras cartas.

            C. La Biblia usa varias figuras para ilustrar nuestra relación con Dios y su servicio. La iglesia es el reino, el rebaño, el cuerpo, etc. de Cristo. También somos soldados en su ejército. Esta figura se usa para indicar esfuerzo, lucha y sufrimiento.

I. ¿Qué clase de batalla peleamos?

            A. Desde luego, no es literal. No es una batalla en el sentido ordinario de la palabra, pues Jesús dijo, “Mi reino no es de este mundo” (Jn. 18:36).

            B. La primera batalla se lleva a cabo en el corazón de la persona que quisiera ser soldado de Cristo. Mat. 16:24, toma la decisión de negarse a sí mismo y seguir a Cristo. Entonces lucha contra la carne (Gál. 5:16; Sant. 1:14; 1 Jn. 2:16; 1 Cor. 9:27)

            C. 1 Jn. 3:8, el Hijo de Dios apareció “para deshacer las obras del diablo”. Esta es la batalla del cristiano. Esta lucha comenzó en el huerto de Edén: “Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; ésta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar”.

            D. No peleamos con puños, pistolas, ni tampoco con tácticas políticas (2 Cor. 10:3, 4). Efes. 6:12, “No tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra … huestes espirituales de maldad”.

            E. 2 Cor. 10:5, “derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo”. Esta batalla se ilustra perfectamente en la vida de Cristo y en los hechos de los apóstoles.

            F. Efes. 6:17, “Y tomad el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios”.

II. El ejército del Señor está compuesto solamente de voluntarios.

            A. No haya nada de “conscripción militar” para el ejército del Señor. Compárese Jueces 7:3, “Ahora, pues, haz pregonar en oídos del pueblo, diciendo: Quien tema y se estremezca, madrugue y devuélvase desde el monte de Galaad”. ¡Mejor 300 que 32,000!

            B. Nadie llega a ser soldado en contra de su voluntad. Mat. 11:28-30; 2 Cor. 5:18-20; Apoc. 22:17.

            C. El Señor pregunta a todos, “¿Quién está por Jehová?” Exodo 32:26.

III. Cristo es nuestro Comandante perfecto.

            A. Esto no se puede decir de ninguno de los más ilustres comandantes terrenales. Todos han tenido y tienen “pies de barro”.

            B. Ganó la batalla principal cuando murió en la cruz, Efes. 2:14-16; Col. 2:14, 15; Heb. 2:14-17. Al hacerlo fue coronado “Rey de reyes y Señor de señores” (Apoc. 19:16).

            C. Tiene toda autoridad. Mat. 28:18; Efes. 1:21. Es el Creador y Señor del universo. Mostró su poder sobre los endemoniados, las enfermedades, y aun los vientos y las olas. . Por lo tanto, El merece la completa sumisión de los que están alistados en su ejército. 2 Tim. 2:4, “Ninguno que milita se enreda en los negocios de la vida, a fin de agradar a aquel que lo tomó por soldado”. Todos deben tener la fe del centurión que reconoció la autoridad de Jesús, diciendo “dí la palabra”. Con eso bastaba.

            D. Muchos, aun de los que profesan seguir a Jesús, quieren vivir como los israelitas cuando “cada uno hacía lo que bien le parecía” (Jueces 21:25). Recuérdese que todos los soldados de Cristo son voluntarios, pero habiendo entrado en su servicio, han de someterse completamente a la voluntad de su Comandante.

            E. Los soldados de Cristo tienen que someterse a la disciplina de Cristo. 1 Cor. 9:24-27.

            F. Nuestro Comandante tiene recursos sin límite. Nunca se agotan las provisiones. Los soldados de Cristo tienen “siempre en todas las cosas todo lo suficiente” (2 Cor. 9:8).

IV. El soldado de Cristo debe estar dispuesto a sufrir trabajos y fatiga por Cristo.

            A. Antes de alistarse, debe calcular gastos. Luc. 14:25-33.

            B. Mat. 8:19,20; Luc. 9:57

            B. 2 Tim. 1:7,8; 2:3-4.

            B. Debe aprender a tolerar el sufrimiento. Debe estudiar y entender Rom. 5:3-5; Sant. 1:2-4; Heb. 12:3-11.

V. El soldado de Cristo debe enterarse de la fuerza de la oposición.

            A. La palabra “Satanás” quiere decir “adversario”; “diablo” quiere decir “tentador”. 2 Cor. 2:11, no seamos ignorantes de sus maquinaciones. 1 Ped. 5:8.  B. 1 Cor. 10:12; Rom. 12:3.

            C. Efes. 6:10-20, tenemos que estar bien armados.

            D. La mejor defensa es una fuerte ofensiva. Sant. 4:7, resistir al diablo y él huirá. Pablo peleó la buena batalla (2 Tim. 4:7). “Derribando argumentos” (2 Cor. 10:5).

            E. Es necesario odiar el pecado y el error. Hay que odiar la falsa doctrina. Sal. 97:10

VI. El soldado de Cristo debe pelear con optimismo.

            A. Debe pelear con el propósito firme de ganar la victoria. 1 Cor. 15:58.

            B. Si somos fieles, la oposición de Satanás bien podría promover la obra. Fil. 1:12-14.

            C. Apoc. 17:14.

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