Avives el fuego del don

2 Tim 1:6

I. Por lo cual te aconsejo que avives el fuego del don de Dios que está en ti por la imposición de mis manos.

            A. Por lo cual: 

                        1. En los ver. 1, 2 Pablo saluda a Timoteo.

                        2. En el ver. 3 da gracias a Dios de que sin cesar se acuerda de Timoteo en sus oraciones noche y día.

                        3. En el ver. 4 le dice que deseaba verle, al acordarse de sus lágrimas, para llenarse de gozo.

                        4. En el ver. 5 habla de la fe no fingida de Timoteo, la cual habitó primero en su abuela Loida y en su madre Eunice.

                        5. Ahora en este versículo da una exhortación basada en lo que dice en los versículos anteriores.

            B. Te aconsejo que avives el fuego del don de Dios. ¿Qué fue el don?

                        1. Rom. 12:6, “De manera que, teniendo diferentes dones, según la gracia que nos es dada, si el de profecía, úsese conforme a la medida de la fe;  7  o si de servicio, en servir; o el que enseña, en la enseñanza;  8  el que exhorta, en la exhortación; el que reparte, con liberalidad; el que preside, con solicitud; el que hace misericordia, con alegría”. En esta lista de dones, “el de profecía” era un don del Espíritu Santo (1 Cor. 12:10). Probablemente el don de enseñar también era don del Espíritu Santo, porque todavía no tenían el Nuevo Testamento. Sin embargo, la mayoría de los dones mencionados en este texto son naturales.

                        2. Compárese Col. 4:17, “Decid a Arquipo: Mira que cumplas el ministerio que recibiste en el Señor”. En este texto Pablo habla del ministerio como don de Dios. El ministerio de Timoteo se describe en 1 Tim. 4:13: “ocúpate en la lectura, la exhortación y la enseñanza”. Sin duda, el “don” mencionado en 1 Tim. 4:14 (“No descuides el don que hay en ti, que te fue dado mediante profecía con la imposición de las manos del presbiterio”) fue simplemente el encomendamiento a ese ministerio de parte de los ancianos, pues sólo los apóstoles podían impartir dones espirituales (Hech. 8:17; Rom. 1:11; 2 Tim. 1:6). En 1 Tim. 4:14 Pablo emplea la preposición meta (con) y en 2 Tim. 1:6 emplea la preposición dia (por); es decir, Timoteo recibió un don del Espíritu Santo por medio de la imposición de las manos de Pablo.

            C. ¿Cuál  era, pues, el don que Timoteo recibió? 1 Cor. 12:8-10. Este texto da una lista de nueve dones del Espíritu Santo. Sin duda el don que Pablo impartió a Timoteo fue uno de estos. La Biblia no específica el don que Timoteo recibió, pero tuvo que ver con la enseñanza de la sana doctrina.

II. Timoteo había de “mantener encendido vivamente” (ATR) ese don.

            A. 1 Tes. 5:19, “No apaguéis al Espíritu”. En este texto también Pablo emplea la figura de fuego con respecto a los dones del Espíritu. Compárese Hech. 2:1-4.

            B. ¿Cómo mantendría encendido vivamente ese don?

                        1. Tener cuidado de su propio ejemplo, 1 Tim. 1:5, 19, 20;  4:12, 16.

                        2. Ocuparse “en la lectura, la exhortación y la enseñanza”, 1 Tim. 4:13.

                        3. Mandar a otros que no enseñen diferente doctrina, 1 Tim. 1:3.

                        4. Enseñar toda la sana doctrina a los hermanos, 1 Tim. 4:6, llevando a cabo todas las instrucciones de estas cartas.

                        5. Imitar a Pablo en predicar el evangelio y sufrir por ello. Este es el tema de la carta (1:8, 12; 2:9, 11; 3:12; 4:5, 6). Al imitar el ejemplo de Pablo Timoteo continuaría predicando el evangelio “a tiempo y fuera de tiempo” y sufriendo la consecuencia; es decir, posiblemente el encarcelamiento y aun la muerte.

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