“Confesará Aquello en que Pecó”, Lev. 5:5.

 
 


Introducción:
      
A. 1 Jn. 1:9, “Si confesamos nuestros pecados, Él es fiel
y justo para perdonar nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad”
       B. Sant. 5:16, “confesaos unos a otros vuestros pecados, y orad unos por otros”.
       C. Pregunta: ¿Se puede decir simplemente “he pecado” o se debe confesar “aquello en que pecó”?
       D. ¿Decir “he pecado”? ¿Quién no ha pecado? Rom. 3:23.

I. Los pecados de Lev. 5:1-4.
      
A. V. 1, "Si alguien peca al ser llamado a testificar, siendo testigo de lo que ha visto o sabe, y no lo declara, será culpable”.
       B. V. 2, “si alguien toca cualquier cosa inmunda, ya sea el cadáver de una fiera inmunda, o el cadáver de ganado inmundo, o el cadáver de un reptil inmundo, aunque no se dé cuenta de ello y se contamina, será culpable”.
       C. V. 3, "O si toca inmundicia humana, de cualquier {clase} que {sea} la inmundicia con que se contamine, sin darse cuenta, y después llega a saber{lo,} será culpable”.
       D. V. 4, "O si alguien, sin pensar, jura con sus labios hacer mal o hacer bien, en cualquier asunto que el hombre hable sin pensar con juramento, sin darse cuenta, y luego llega a saber{lo,} será culpable de cualquiera de estas cosas”.
       E. V. 5, "Así será que cuando llegue a ser culpable de cualquiera de estas cosas, confesará aquello en que ha pecado”.
       F. Núm. 5:6, 7, "Di a los hijos de Israel que cuando un hombre o una mujer cometa cualquiera de los pecados con que los hombres ofenden a Jehová, esa persona será culpable. 7 Confesará el pecado que haya cometido”.
       G. Si alguien pasa al frente y dice “he pecado” esto ya es sabido y no nos dice nada porque todos hemos pecado (Rom. 6:23).

II. Muchos casos bíblicos.
      
A. Acán. Josué 7:19-21, “19 Entonces Josué dijo a Acán: declárame lo que has hecho! ¡No me lo encubras! 20 Acán respondió a Josué diciendo: -- yo he pecado contra Jehová y he hecho así y así: 21 Vi entre el botín un manto babilónico muy bueno, 200 siclos de plata y un lingote de oro de 50 siclos de peso, lo cual codicié y tomé. Todo ello está escondido bajo tierra en medio de mi tienda, y el dinero está debajo de ello”.
              1. Josué no le dijo, “declara que has pecado”, sino “declárame lo que has hecho”.
              2. Acán dijo, “yo he pecado” pero eso no fue todo. El especificó su pecado.
       B. Saúl. 1 Sam. 15:19, “¿Por qué, pues, no has obedecido la voz de Jehová? ¿Por qué te lanzaste sobre el botín e hiciste lo malo ante los ojos de Jehová?... Yo he pecado; porque he quebrantado el mandamiento de Jehová y tus palabras, temiendo al pueblo y accediendo a su voz. Perdona, por favor, mi pecado”.
       C. David. 2 Sam. 12:9, El profeta Natán le acusó de haber hecho “lo malo” pero entonces especificó “lo malo” que había hecho: “Has matado a espada a Urías heteo, has tomado su mujer para que sea mujer tuya, y lo has matado”.
       D. Ananías y Safira. Hech. 5:3, “Pedro dijo: Ananías, por qué ha llenado Satanás tu corazón para mentir al Espíritu Santo, y sustraer parte del precio del terreno?”
       E. Simón. Hech. 8:19, “Dadme también a mí este poder, para que cualquiera a quien yo imponga las manos reciba el Espíritu Santo. Entonces Pedro le dijo: Que tu plata perezca contigo, porque pensaste que podías obtener el don de Dios con dinero. Arrepiéntete, pues, de esta tu maldad y ruega a Dios”.
       F. Efesios. Hech. 19:18, “Muchos de los que habían creído venían confesando y reconociendo sus prácticas públicamente. Asimismo, un buen número de los que habían practicado la magia trajeron sus libros y los quemaron delante de todos”.
       G. Ancianos. 1 Tim. 5:19, 20, “No admitas acusación contra un anciano, a menos de que haya dos o tres testigos”. ¿Testigos de qué? Testigos de cierto(s) pecado(s) en la vida del anciano. No puede haber acusación vaga de que “ha pecado” sin especificar su pecado.
       H. El hijo pródigo dijo “he pecado” pero sus pecados son especificados (Luc. 15:13, “desperdició sus bienes viviendo perdidamente”).
       I. Todos estos textos y muchos otros demuestran claramente el mismo principio que encontramos en Lev. 5:5, que se debe confesar “aquello en que pecó”.

III. ¿Por qué no lo hacemos?
      
A. El orgullo. No hay humildad. No queremos reconocer, aceptar, admitir, que hemos cometido un pecado. Nos da vergüenza admitirlo, pero la vergüenza es el pecado mismo y es mucho mejor confesarlo y obtener perdón para borrar la vergüenza.
       B. No hay tristeza por el pecado.
              1. Sal. 51:17, “Los sacrificios de Dios son el espíritu quebrantado. Al corazón contrito y humillado no desprecias tú, oh Dios”.
              2. Hech. 2:37, “Entonces, cuando oyeron esto, se afligieron de corazón y dijeron a Pedro y a los otros apóstoles: --Hermanos, ¿qué haremos?
              3. 2 Cor. 7:10 “a tristeza que es conforme a {la voluntad de} Dios produce un arrepentimiento {que conduce} a la salvación, sin dejar pesar; pero la tristeza del mundo produce muerte.
       B. Más bien queremos justificarnos. ¿Cómo? Como Adán, culpar a otra persona; como David, cometer otro pecado para cubrir el primero; como Giezi, mentir (“Tu siervo no ha ido a ninguna parte”); como Acán, esconderlo; hablar de “pobreza” o del ambiente o de circunstancias. Decir que “todos tienen faltas”, que “las faltas del hno. Fulano son más serias que las mías”.
       C. Prov. 28:13, “El que encubre sus pecados no prosperará, mas el que los confiesa y los abandona hallará misericordia.
       D. Pero a veces el hermano o la hermana simplemente no quiere abandonar su pecado. Todavía lo ama.

IV. La bendición (alivio) de la confesión.
      
A. Sal. 32 habla de la dicha de confesar pecados y obtener perdón. V. 3, “Mientras callé, se envejecieron mis huesos en mi gemir, todo el día. 4 Porque de día y de noche se agravó sobre mí tu mano; mi vigor se convirtió en sequedades de verano. 5 Mi pecado te declaré y no encubrí mi iniquidad. Dije: "Confesaré mis rebeliones a Jehová." Y tú perdonaste la maldad de mi pecado”.
       B. Los sabios saben esto. Hech. 26:9-11; 1 Tim. 1:13, “antes fui blasfemo, perseguidor e insolente”.
       C. Es juicioso porque no solamente estamos diciendo que cometimos pecado, sino que también estamos diciendo que ahora sabemos mejor y haremos mejor.

V. Confesión privada o pública.
      
A. 2 + 2 = 5. Si el maestro ve esto en el papel del alumno le puede corregir privadamente, pero si se escribe ante la clase en el pizarrón, tiene que ser corregido delante de la clase.
       B. Mat. 18:15, “Por tanto, si tu hermano peca contra ti, ve, amonéstale a solas entre tú y Él. Si Él te escucha, has ganado a tu hermano. 16 Pero si no escucha, toma aún contigo uno o dos, para que todo asunto conste según la boca de dos o tres testigos. 17 Y si Él no les hace caso a ellos, dilo a la iglesia; y si no hace caso a la iglesia, tenlo por gentil y publicano”.
              1. El caso de la ofensa personal no debe llegar a la iglesia. Debe ser resuelto entre el ofendido y el ofensor.
              2. En este caso, obviamente, la confesión del pecado es solamente a la persona ofendida.
       C. Pecado público debe ser confesado públicamente.
              1. El no asistir a los servicios por causa de negligencia, desidia, indiferencia, o por poner el trabajo o el placer o la visita en primer lugar.
              2. Cualquier pecado sabido por la iglesia se debe confesar a la iglesia (como también a otras personas afectadas).
       D. Pero Sant. 5:16, confesar los pecados “los unos a los otros” es una amonestación muy descuidada porque muchas ofensas no son públicas. Afectan solamente a cierto(s) hermano(s) y a ellos se debe hacer la confesión.
       E. La confesión pública no sustituye la confesión a la(s) persona(s) ofendidas. Hay gran peligro de que algún hermano piense que con solamente pasar al frente y decir “he pecado” ya no estará obligado a confesar su ofensa a las personas afectadas.

VI. Ni para qué confesar el pecado que “practicamos”.
      
A. 1 Jn. 3:8-10, “El que practica el pecado es del diablo, porque el diablo peca desde el principio. Para esto fue manifestado el Hijo de Dios: para deshacer las obras del diablo. 9 Todo aquel que ha nacido de Dios no practica el pecado, porque la simiente de Dios permanece en Él, y no puede seguir pecando, porque ha nacido de Dios. 10 En esto se revelan los hijos de Dios y los hijos del diablo: Todo aquel que no practica justicia no es de Dios, ni tampoco el que no ama a su hermano”.
       B. 1 Jn. 5:16, “Si alguno ve que su hermano comete pecado que no es de muerte, pedirá, y se le dará vida; digo, a los que no pecan de muerte. Hay pecado de muerte, acerca del cual no digo que se pida. 17 Toda maldad es pecado, pero hay pecado que no es de muerte.”
              1. El pecado que “es de muerte” es el pecado que uno no acepta, no reconoce, no confiesa.
              2. Y también el pecado en que uno persiste (lo “practica”, no lo abandona).

Conclusión:
      
A. Uno debe confesar “aquello en que pecó” o privada o públicamente (según el caso).
       B. Es un gran error rehusar aceptar y confesar pecados, tratando de justificarnos con un montón de excusas.
       C. Es la voluntad de Dios que se confiesen pecados para obtener el alivio del perdón y reconciliación con Dios y con hermanos.

* * * * * * * * * *

 

Free Site Counters

A página principal