Ancianos son el producto de una iglesia madura y fuerte

 

            Estamos examinando el problema de iglesias de Cristo sin ancianos. ¿Qué pasa? ¿Por qué tantas iglesias “fieles, conservadoras”, iglesias que defienden la sana doctrina y evitan las innovaciones de los hermanos liberales, tales como la iglesia patrocinadora, las instituciones de las iglesias de Cristo, etc.,  pero al mismo tiempo siguen deficientes con respecto a la organización de las congregaciones?

            Tito 1:5, “Por esta causa te dejé en Creta, para que corrigieses lo deficiente, y establecieses ancianos en cada ciudad, así como yo te mandé”.

            Hechos 14:21-23, “Y después de anunciar el evangelio a aquella ciudad y de hacer muchos discípulos, volvieron a Listra, a Iconio y a Antioquía, 22 confirmando los ánimos de los discípulos, exhortándoles a que permaneciesen en la fe, y diciéndoles: Es necesario que a través de muchas tribulaciones entremos en el reino de Dios. Y constituyeron (designaron) ancianos en cada iglesia”.

            ¿Por qué no podemos imitar a los apóstoles en esta práctica? En la predicación enfatizamos mucho la importancia del patrón apostólico. 2 Tim. 1:13, “Retén la forma (el patrón) de las sanas palabras que de mí oíste, en la fe y amor que es en Cristo Jesús”.  1 Corintios 4:17, “Por esto mismo os he enviado a Timoteo, que es mi hijo amado y fiel en el Señor, el cual os recordará mi proceder en Cristo, de la manera que enseño en todas partes y en todas las iglesias.”

            No es difícil entender estos textos. Sabemos lo que los apóstoles hicieron y decimos que es necesario seguir el patrón apostólico. Lo practicamos cuando predicamos el plan de salvación y los cinco actos de culto. Evitamos doctrinas y prácticas sectarias, sabiendo que no son aprobadas por el Señor.

            Pero después de todo esto, llegamos cortos en lo de designar ancianos en cada iglesia. ¿Por qué? ¿Qué impide?

            Seguimos examinando el problema. Ahora afirmamos que ancianos son el producto de una iglesia madura y fuerte.

            Una iglesia que tenga hermanos calificados para ser ancianos y diáconos y los escoge es, sin lugar a dudas, una iglesia fuerte, madura, activa. ¿Hasta cuándo designará ancianos una iglesia débil y anémica?

 

Púlpito fuerte

            Es necesario tener púlpito fuerte para producir una iglesia fuerte. Al decir “fuerte” me refiero a la predicación bíblica que verdaderamente instruye, edifica, exhorta, amonesta y reprende, de acuerdo a las instrucciones de Pablo a Timoteo y Tito.

            Una iglesia fuerte es una iglesia que estudia y predica y enseña “todo el consejo de Dios” (Hechos 20:20, 27).

            Hechos 20:32, “Y ahora, hermanos, os encomiendo a Dios, y a la palabra de su gracia, que tiene poder para sobreedificaros y daros herencia con todos los santificados”.

            2 Timoteo 4:1, 2, “Te encarezco delante de Dios y del Señor Jesucristo, que juzgará a los vivos y a los muertos en su manifestación y en su reino, que prediques la palabra; que instes a tiempo y fuera de tiempo; redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina”.

             Todo predicador debe examinar cada sermón o lección a la luz de estos textos. Debemos estudiar con todo cuidado las enseñanzas de Jesús y los apóstoles para predicarlas a tiempo y fuera de tiempo.

            Los sermones deben enfatizar continuamente la función bíblica de la iglesia. La iglesia existe para la adoración de Dios, para la edificación de sí misma, para el evangelismo local como también en campos ajenos y para la benevolencia limitada (ayudar a “los pobres de entre los santos” de cualquier país). La iglesia egoísta que solamente piensa en los gastos necesarios de la obra local es iglesia débil y anémica. La ofrenda de tales iglesias no se usa para santos necesitados en otros lugares ni para evangelizar campos nuevos. Se emplea exclusivamente para “la iglesia local”. ¿Las iglesias de Macedonia no tenían “gastos locales”? Eran iglesias sanas, vivas, fuertes, que aun estando en profunda pobreza querían ayudar a otros (2 Cor. 8:3-4; Filipenses 4:15, 16).

            El púlpito no es para divertir. Para muchos miembros la mejor predicación es la que cita muchas historias (ilustraciones), poesía, bromas, etc. Ilustraciones son buenas y necesarias pero a veces el énfasis está sobre la ilustración y no sobre la enseñanza misma porque la ilustración es la parte más interesante y, por eso, capta mejor la atención de la gente, pero divertir no es edificar.

            No es para promover proyectos sociales.

            No es para sembrar la propaganda de los políticos favoritos.

            En todas las reuniones hay adultos, jóvenes y niños, la mayoría de los adultos son miembros pero algunos no son miembros, hay miembros nuevos pero la mayoría de los miembros tienen años en la iglesia. La preparación y predicación de temas adecuados para tal variedad de oyentes es tarea que requiere mucha sabiduría.

            El púlpito tiene mucho que ver con el desarrollo de ancianos y diáconos, como también evangelistas y maestros. Sin duda la falta de ancianos en las congregaciones se puede atribuir en gran parte a la deficiencia en el púlpito.

            El que predique la palabra no debe predicar porque tiene que decir algo, sino porque tiene algo que decir. Y ese algo debe ser tema bíblico bien preparado, bien organizado y luego presentado con convicción y entusiasmo.

            En toda la semana muchas iglesias oyen solamente uno o dos sermones. Por lo tanto, esos sermones por la mayor parte deben ser sermones basados en el Nuevo Testamento. Sermones basados en personajes y eventos del Antiguo Testamento son muy importantes (e interesantes) pero sobre todo tales textos son para ilustrar lecciones enseñadas por Jesús y el Espíritu Santo (1 Cor. 10; Heb. 3, 4, 11, etc.). Otra vez, no hay que buscar meramente lo más interesante como las historias de los héroes del Antiguo Testamento, sino la verdadera leche y el verdadero alimento sólido del evangelio de Cristo (Heb. 5:12-14). Iglesias de Cristo de la actualidad urgentemente necesitan las enseñanzas de las epístolas que componen gran parte del Nuevo Testamento, epístolas que fueron dirigidas a las iglesias del primer siglo.

            Algunos suponen que todo varón debe predicar y que de esa manera se están preparando para ser ancianos. Esto no es cierto. 1 Cor. 12:14-19 enseña que los miembros tienen diferentes funciones. El tener “rol” y que todo varón ocupe el púlpito solamente produce más anemia en la iglesia, porque no todo varón de la iglesia tiene el talento o capacidad para predicar buenos temas y hacerlo de manera efectiva y la iglesia sufre la consecuencia. Lo mismo sucede si la iglesia, como acto de cortesía, invita a cualquier hermano visitante a predicar. Claro, es un gesto bonito hacia el hermano visitante pero ¿qué tal la edificación de la iglesia?

 

El materialismo

        Otra causa principal de la anemia que caracteriza muchas iglesias y evita que se desarrollen para poder designar ancianos es el materialismo. Todos citamos Mateo 6:33 pero ¿cuántos tomamos en serio esta enseñanza? Cristo habla de no afanarse por “vuestra vida, qué habéis de comer o qué habéis de beber…o qué habéis de vestir”, pero es precisamente lo que hacen muchos miembros de la iglesia.

            El negocio o el empleo ocupan primer lugar. Lamentablemente muchos hermanos siguen citando Mateo 6:33 y a la vez ignorándolo porque “hay que trabajar para ganarse la vida”. Lea con cuidado Mateo 6:25-33. Cuando Jesús dice, “Por tanto os digo: No os afanéis por vuestra vida, qué habéis de comer o qué habéis de beber; ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir…” Él dice en efecto que no debemos decir, “hay que ganarse la vida aunque no sea posible asistir a todos los servicios de la iglesia”. Más bien, debemos poner la iglesia primero y asistir a todos los servicios, sabiendo que “todas estas cosas os serán añadidas” (Dios provee para los que buscan primeramente el reino).

            Lamentablemente muchos miembros piensan primero en cómo ganarse la vida, sin tomar en cuenta los servicios de la iglesia. Dicen “no fui a los servicios porque tuve que trabajar” y creen que esto es completamente aceptable, pero no lo es. Esto es poner el negocio/empleo PRIMERO. El reino de Dios (su iglesia) no viene primero sino que tiene que ocupar segundo o tercer o décimo lugar.

            Los hermanos que piensen así y vivan así ciertamente no se preparan para ser ancianos.

 

La obra personal

            “Si alguno anhela obispado” (1 Tim. 3:1), lo demuestra siendo activo en la obra personal. Los varones de la iglesia que no se dedican a la obra personal no anhelan obispado. Los ancianos son los pastores del rebaño (Hechos 20:28) y esto requiere mucha obra personal. Conocen las ovejas y les llaman por nombre (Juan 10:3).

            Los hermanos maduros que llenen los demás requisitos y demuestren con obra personal su amor por los miembros son reconocidos por la iglesia como hermanos calificados para ser designados como ancianos. No es necesario preguntarles si ellos anhelan obispado porque están demostrando ese deseo.

            La obra personal es actividad normalmente asociada con el evangelismo. Nos hace pensar en estudios con inconversos con el fin de convertirles. Sin embargo, la obra personal no se limita al evangelismo. Todos los miembros de la congregación deben preocuparse los unos por los otros y esto requiere el contacto personal.          

            Sin embargo, en cuanto a la obra personal hay mucha deficiencia entre muchas congregaciones “fieles y conservadoras”. ¿Cuántos miembros de tales iglesias pueden compararse con los “testigos” en su celo de convertir gente? La comparación nos deja avergonzados.

            Los varones fieles y maduros que llenan los demás requisitos y hacen obra personal para salvar almas y también para confirmarlas en la fe son buenos candidatos para ancianos.

      Elegir ancianos no es difícil porque los hermanos que califican y tienen el deseo hacen obra de ancianos sin necesidad de tener un nombramiento. Están pendientes de las necesidades de los hermanos, tanto las espirituales como físicas. Tienen buen testimonio, se dedican a entrenar bien a sus hijos. En fin, no esperan hasta que los nombren ancianos para comenzar a hacer o cumplir los requisitos. 

            Iglesias débiles no producen ancianos. Se contentan con simplemente reunirse para el estudio bíblico y la adoración, pero ¿qué piensan de “los pobres de entre los santos” en otros lugares? ¿Qué piensan de las multitudes de almas que no han oído ni un sermón bíblico?

            El púlpito de muchas iglesias “conservadoras” presenta sermones interesantes sobre una variedad de temas bíblicos pero ¿insiste en corregir la deficiencia de no tener ancianos? Explica cómo los hermanos liberales no hacen la obra del Señor según el patrón bíblico pero ¿qué dice de la iglesia “conservadora” que no hace la obra del Señor ni bien ni mal?

            La visitación que practican los miembros son por la mayor parte sociales pero no son para convertir almas ni para fortalecer a los miembros débiles y con problemas.

            Si hay conflicto entre la iglesia y el negocio/empleo, la iglesia muchas veces pierde. La creencia de que “no pude asistir porque tuve que trabajar” está bien plantada en la mente de muchos miembros. Mat. 6:33 es texto bonito, pero no es práctico dar prioridad a la iglesia porque todos saben que “hay que ganarse la vida”.

            En tales iglesias anémicas ¿hasta cuándo van a designar ancianos?

        

A lo anterior: ¿Qué impide? ¿Por qué no se escogen ancianos?  

A lo siguiente: Requisitos que llenar para ser obispos (1 Tim. 3:1-7; Tito 1:5-9).