REFUTACIÓN  DE  LOS  ARGUMENTOS

QUE DEFIENDEN EL COMER SANGRE

 

 

         Introducción: En el libro “Notas sobre Hechos de los Apóstoles”, capítulo 15, versículo 20-29, aparte de explicar el texto, damos la refutación de unos argumentos que hacen los hermanos que defienden el comer sangre. Sugiero que, por favor, consulte ese comentario en el sitio waynepartain.com. Si no tiene este libro, con gusto se lo enviamos si nos envía su dirección postal (apartado o de domicilio).

          En este presente estudio presentamos argumentos de un hermano que después los abandonó. Por eso, su nombre no se publica en este estudio, pero bien sabemos que los argumentos que él hizo todavía son populares con algunos hermanos. Por lo tanto, es necesaria esta refutación. Primero, presentamos los argumentos hechos a favor del comer sangre y luego la refutación de los mismos.

         (La pregunta bajo consideración es como sigue: ¿Qué puedo decir a algunos hermanos que me preguntan si es pecado o no comer sangre? Lo que pasa es que aquí se hace una comida llamada morcía [moronga, morcilla], que es hecha de la sangre del animal.  Algunos hermanos dicen que sí se puede comer; otros dicen que no, y la verdad yo necesito del consejo de hermanos como usted para saber realmente cual es la voluntad de Dios, y sobre todo cuando vienen a mí a preguntar.”

 

ARGUMENTO: Referente a comer sangre, o no comerla, la porción relevante del mensaje enviado por “los apóstoles y los ancianos y los hermanos”, desde Jerusalén, “a los hermanos de entre los gentiles que están en Antioquía, en Siria y en Cilicia”, dice: “…ha parecido bien al Espíritu Santo, y a nosotros, no imponernos ninguna carga más que estas cosas necesarias: que os abstengáis de lo sacrificado a ídolos, de sangre, de ahogado y de fornicación; de las cuales cosas si os guardareis, bien haréis” (Hechos 15:28-29).

            Estas directrices van dirigidas específicamente “a los hermanos de entre los gentiles. Algunos fariseos de Judea que habían creído en Cristo, fueron donde los gentiles convertidos, sin haber sido enviados por los apóstoles, enseñándoles: “Si no os circuncidáis conforme al rito de Moisés, no podéis ser salvos” (Hechos 15:1-5). “Se reunieron los apóstoles y los ancianos para conocer este asunto” (Hechos 15:6), y entre los que hicieran planteamientos figura Jacobo. Este dice, concluyendo su aportación: “Por lo cual yo juzgo que no se inquiete a los gentiles que convierten a Dios, sino que se les escriba que se aparten de las contaminaciones de los ídolos, de fornicación, de ahogado y de sangre. Porque Moisés desde tiempos antiguos tiene en cada ciudad quien lo predique en las sinagogas, donde es leído cada día de reposo” (Hechos 15:19-20).

         ¿Por qué apartarse los gentiles convertidos de estas cosas? “Porque Moisés desde tiempos antiguos tiene en cada ciudad quien lo predique en las sinagogas, donde es leído cada día de reposo.” O sea, no porque Dios hubiese establecido en su Nuevo Pacto, la “ley de Cristo” para la iglesia, mandamientos absolutos que prohibieran estas cosas para todos los cristianos, en todo tiempo y en todo lugar, sino para no escandalizar, no ofender, no lastimar las sensibilidades de los judíos, tanto convertidos como no convertidos. No ahuyentarlos. No ponerles piedra de tropieza, proporcionándoles una excusa para no obedecer el evangelio.

 

REFUTACIÓN: Este argumento no toma en cuenta Hechos 16:4, “Y al pasar por las ciudades, les entregaban las ordenanzas que habían acordado los apóstoles y los ancianos que estaban en Jerusalén, para que las guardasen”. ¡Ordenanzas! La misma palabra griega se traduce “decretos” en Hechos 17:7, “los decretos de César”. Sin duda alguna estas “ordenanzas” tenían la fuerza de autoridad apostólica. Eran cosas “necesarias” (Hechos 15:28).

        Claro que sí hay mandamientos absolutos “en su Nuevo Pacto” que prohíben el comer carne sacrificada en culto a ídolos (1 Cor. 10:14, 20, 21), la idolatría (1 Cor. 10:14; 1 Jn. 5:21), y la fornicación (1 Cor. 6:18; 1 Tes. 4:3; Mark 7:22). También Hech. 15:20,29 son prohibiciones y pertenecen al Nuevo Testamento, la ley de Cristo.

         Este modo de razonar es arbitrario y sin prueba alguna. No hay absolutamente nada en el ver. 21 que sugiera no escandalizar, no ofender, no lastimar las sensibilidades de los judíos, tanto convertidos como no convertidos. No ahuyentarlos. No ponerles piedra de tropieza, proporcionándoles una excusa para no obedecer el evangelio.”  Al leer 15:21 ¿quién sacaría tales ideas? ¡Nadie!

         Según esta argumentación el cristiano tiene libertad de comer sangre aunque Hechos 15:20, 29 específicamente lo prohíbe. Este argumento contradice este texto y promueve una práctica pecaminosa.

         La palabra “liberal” quiere decir, según Larousse, “favorable a la libertad”. Hay hermanos que enseñan que las iglesias tienen libertad para centralizar los fondos de muchas iglesias en una llamada “iglesia patrocinadora”. Enseñan que las iglesias pueden funcionar a través de instituciones humanas (escuelas, clínicas, etc.). Esta enseñanza que permite el comer sangre es otro ejemplo del liberalismo.

        Este argumento da una explicación errónea de Hechos 15:21. Enseña que había sinagogas de judíos en cada ciudad que prohibían el comer sangre y, por eso, para no ofender a los judíos los hermanos gentiles de aquel tiempo deberían abstenerse de comer sangre.

         Sin embargo, el “porque” del v. 21 se conecta más bien con la frase, “que se les escriba” a los hermanos gentiles. La explicación obvia es que habiendo sinagogas en cada ciudad, todos los judíos ya sabían que Dios prohibía el comer sangre, pero que era necesario entregar estas “ordenanzas” (Hech. 16:4) a los hermanos gentiles. Esto no quiere decir que los hermanos cristianos todavía asistieran a la sinagoga, pero sí indica que todos los judíos, cristianos o inconversos, estaban bien instruidos con respecto a esta prohibición.

 

ARGUMENTO: Porque había judíos esparcidos por todo el Imperio Romano; colonias de ellos en “cada ciudad”. Y porque había decenas de miles en la iglesia, convertidos a Cristo.

Llegando el apóstol Pablo a Jerusalén con la ofrenda colectada para socorrer a los necesitados de Judea, al reunirse con los ancianos de la iglesia, estos le dicen: “Ya ves, hermano, cuántos millares de judíos han creído; y todos son celosos por la ley” (Hechos 21:20). Es decir, pese a creer en Cristo y pertenecer a la iglesia, estos judíos seguían guardando los estatutos de la antigua ley de Moisés, incluso las leyes alimenticias que prohibían el consumo de carnes y otras cosas pronunciadas “inmundas” por Jehová. Aun no comprendían, o rehusaban aceptar, que toda la antigua ley de Moisés había sido clavada en la cruz (2 Corintios 3:6-17). El cristiano gentil debería tomar en cuenta estas circunstancias, no insistiendo obstinadamente en sus “derechos”, en su “libertad en Cristo”, de comer lo que quisiera, citando como evidencia enseñanzas tales como la del mismo Señor, quien había hecho “limpios todos los alimentos” (Marcos 7:14-17).

 

REFUTACIÓN: Estos “millares de judíos que han creído” no van incluidos en Hech. 15:21, a menos que millares de judíos cristianos se congregaran cada sábado en sinagogas (para rendir culto a Dios por Jesucristo, con todo y la Cena del Señor)..

           Según este argumento, muchos hermanos judíos todavía guardaban la ley, no entendiendo que ésta se había clavado en la cruz y que, por eso, hermanos gentiles no deberían comer sangre para no ofenderles. Aun Pablo era uno de los tales judíos y se purificó con cuatro hombres, pagando sus gastos. La inferencia de lo que afirma el argumento es que Pablo todavía guardaba la ley porque no entendía que toda la ley se había clavado en la cruz, incluyendo “las leyes alimenticias” y la ley que prohibió el comer sangre. Entonces, la conclusión ineludible de este argumento es que los hermanos gentiles no deberían comer sangre para no ofender a Pablo. ¡Qué buena impresión de Pablo!

 

ARGUMENTO: Desde luego, abstenerse “de fornicación” es sí un mandamiento absoluto, tanto para gentiles como para judíos, al igual que para todo pueblo en todo tiempo y todo lugar. ¿Por qué, pues, incluir la “fornicación” en la lista, y no especificar también todas las demás prácticas siempre prohibidas a todo cristiano, tales como hurtar, mentir, difamar, emborracharse, matar, etcétera? Probablemente, por ser tan y tan común la “fornicación” entre los gentiles.

 

REFUTACIÓN: Las “demás prácticas” que el hermano menciona arriba no caracterizaban más a los gentiles que a los judíos. Son pecados condenados también en la ley de Moisés, pero la fornicación (y la idolatría, el comer sangre y de lo degollado) sí caracterizaban a los gentiles en particular. La fornicación era practicada también por judíos, 1 Cor. 10:8; Heb. 13:4; Mat. 5:32; 19:9; 15:19, pero no al grado como por los gentiles. ¿Qué hay en Hech. 15:20, ¡en el texto mismo! que difiera a la fornicación como “mandamiento absoluto” de los otros tres mandamientos como no absolutos? El argumento así afirma, pero no se saca tal aseveración del texto mismo.  No hay nada en el contexto que justifique tal conclusión. Los cuatro mandamientos van en un solo grupo de asuntos iguales.

           Hechos 15:21 es citado para afirmar que este texto es premisa para explicar el v. 20, pero entonces no se aplica. ¿Es Hechos 15:21 premisa para explicar Hechos 15:20 o solamente para explicar tres cuartos del texto?

 

ARGUMENTO: Pero, el hecho de aparecer la “fornicación” en la lista no significa, necesariamente, que las otras tres cosas sean prohibidas terminantemente a todo cristiano en todo tiempo y lugar.

 

REFUTACIÓN: Ésta es una aseveración sin prueba. Preguntamos: ¿Por qué no lo significa?  Si se exceptúa una de las cuatro cosas, ¿por qué no las otras tres? La regla de este argumento se aplica ¡a las cuatro! El hacer una regla y luego ignorarla no tiene sentido. Ignorar esta regla con respecto a  la fornicación es torcer la Escritura. ¿Por qué no ignorarla para “contaminaciones  de los ídolos?” ¿Quién tiene el derecho de excluir una de las cuatro cosas que el Espíritu Santo ha puesto?

 

ARGUMENTO:  Sostiene esta deducción lo enseñado en el Nuevo Testamento sobre “lo sacrificado a ídolos”, una de las cuatro cosas especificadas. Bien que el comunicado apostólico bajo análisis ordenara a abstenerse de “lo sacrificado a ídolos”, es decir, a no comprar y comer carnes de animales sacrificados a ídolos, en su disertación sobre el mismo tema en 1 Corintios 8, el apóstol Pablo no prohíbe absolutamente el consumo de tales carnes sino que aconseja a no comerlas si comerlas resultara en herir la conciencia del “hermano débil”. “Si bien la vianda no nos hace más aceptos ante Dios; pues ni porque comamos, seremos más, ni porque no comamos, seremos menos. Pero mirad que esta libertad vuestra no venga a ser tropezadero para los débiles” (1 Corintios 8:8-9). “Libertad” tiene el cristiano de comprar y consumir carnes sacrificadas a ídolos, siempre y cuando no viole su propia conciencia ni pone tropiezo a otros hermanos o a los incrédulos. Esta misma enseñanza el apóstol Pablo la desarrolla también en Romanos 14. “Porque el reino de Dios no es comida ni bebida, sino justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo.” Esta es la sana doctrina fundamental y universal. Pero, hay que considerar a los débiles que aún no comprendan esta doctrina. Por lo tanto, “no destruyas la obra de Dios por causa de la comida”. La sana doctrina fundamental y universal es que “Todas las cosas a la verdad son limpias”. Más sin embargo, “es malo que el hombre haga tropezar a otros con lo que come” (Romanos 14:17-23). El apóstol Pablo no contradice a los demás apóstoles ni a los ancianos de la iglesia en Jerusalén. Tanto él como ellos citan la misma razón para abstenerse los gentiles convertidos de ahogado, sangre y lo sacrificado a ídolos,   

 

REFUTACIÓN: ¿Qué pasó con la cuarta cosa: la fornicación? Se mencionan tres de las cuatro cosas y arbitrariamente se omite la cuarta. Es más, Pablo en los pasajes aludidos no trata la cuestión de “contaminaciones de los ídolos.” ¿Van incluidas “las contaminaciones de los ídolos” en “Todas las cosas a la verdad son limpias?”  1 Cor. 10:19-21 sí trata de lo que pasaría en los cultos a los ídolos y Pablo lo condena. La frase “contaminaciones de los ídolos” se refiere a actividades inmorales asociadas con las fiestas de ídolos, y no exclusivamente al sencillo acto de comer carne dedicada a ídolos. Esto es lo que se da a entender en 15:29, “lo sacrificado a ídolos” en las fiestas o culto al honor de los ídolos (1 Cor. 10:19-21). La frase en 15:29 tiene que entenderse a la luz de contaminaciones de los ídolos, y no exclusivamente al simple hecho de comer carne sacrificada a ídolos. Las dos frases se aplican al mismo asunto.

 

ARGUMENTO: a saber, ¡no hacer tropezar a los judíos que aún no entendían la “libertad” traída por Cristo! Que no la apreciaban; que no la disfrutaban. Con todo, sobrellevarlos a causa de su inmadurez y ceguera espiritual tenía límites, y esto lo sabemos por el mandamiento de Pablo en su introducción para el tema de “guardar, o no, días, y “comer de todo”, o comer “legumbres”, nada más. Dice: “Recibid al débil en la fe, pero no para contender sobre opiniones” (Romanos 14:1). La ley del Nuevo Testamento pauta que “Todas las cosas a la verdad son limpias”.

 

REFUTACIÓN: ¿Cómo se sabe que la fornicación no cabe en esta frase: “todas las cosas a la verdad son limpias,” puesto que presenta la frase en sentido absoluto? La frase no es absoluta, sino limitada al contexto. Si no incluye la fornicación, ¿cómo se sabe que sí incluye el comer sangre? Recuérdese: la regla bajo consideración es dada para las cuatro cosas. Rom. 14 no toca la cuestión a la mano. Hech. 15:21 no trata de judíos cristianos y de no ofenderles en algo.  Trata de judíos inconversos que cada sábado se congregaban en las sinagogas para recibir instrucción sobre la ley de Moisés, y que por eso ya sabían que las cuatro cosas del ver. 20 han sido prohibidas por Dios. Los gentiles no lo sabían y por eso hubo necesidad de ordenarles (Hech. 16:4) en el asunto.

 

ARGUMENTO: Esta ley no será cambiada para complacer a los débiles que discrepen de ella. Qué aprendan ellos también a vivir en Cristo conforme a esta ley, y qué no provoquen divisiones, tratando de imponer sus “opiniones”.

 

REFUTACIÓN: En cuanto a comer lo sacrificado a los ídolos, se puede citar textos claros que explican la libertad de hacerlo bajo ciertas circunstancias y con  ciertas limitaciones, pero no hay texto alguno que conceda la misma libertad de fornicar o de comer sangre bajo ciertas circunstancias.  Desde luego, si hubiera tal texto ya se habría presentado con letra mayúscula y negrita. La omisión de tal texto indica claramente la falsedad de su enseñanza. Esto es otro caso más de conceder libertad sin autorización bíblica.

 

ARGUMENTO: Pues bien, hoy día, en el hemisferio occidental, no existen sinagogas de judíos en toda ciudad y aldea, donde Moisés fuera leído cada día de reposo, ni tampoco cantidades de judíos en la iglesia, a decir verdad, casi ninguno. Por consiguiente, la razón dada en el Siglo I para no comer ahogado o sangre no tiene lugar entre nosotros.

 

REFUTACIÓN: ¿Qué  razón?  Hech, 15:20 no da razón; ¡da órdenes!  15:21 no da la razón que se atribuye al pasaje. El versículo no habla nada acerca de judíos cristianos a quienes no ofender. Habla de judíos en sus sinagogas que no tenían necesidad de tales órdenes por saber de ellas por medio de la enseñanza de la Ley de Moisés. Los gentiles no sabían de tal enseñanza y por eso, al convertirse a Cristo, necesitaban estas “ordenanzas”.

 

ARGUMENTO: Pero, irónicamente, hay sí no pocos gentiles que judaízan, sometiéndose a leyes mosaicas abolidas en la cruz, y aun miembros de la iglesia del Señor que condenan el comer sangre o ahogado porque aún no comprenden textos tales como Hechos 15; Romanos 14 y 1 Corintios 8.

 

REFUTACIÓN:  Hech. 15:20 ¡no es una ley mosaica abolida en la cruz! Es “dogma”, una carga apostólica, orden del Nuevo Testamento.  Hechos 15 condena el comer sangre y ahogado, y Romanos 14 y 1 Corintios  8 no tratan la cuestión de comer sangre o ahogado. Los que no comprenden, que no saben usar bien las Escrituras, son los hermanos que ignoran los contextos de Rom. 14 y 1 Cor. 8 y los aplican mal a Hech. 15:20.

 

ARGUMENTO:  Entiendo que deberíamos respetar sus convicciones hasta que no aprendan que "todo se puede comer", a la vez teniendo la precaución de no recibirlos “para contender sobre opiniones”. Al fin y al cabo, ¿cuánto tiempo y esfuerzo se requieren para entender los siguientes textos, los que citamos en adición a los ya traídos?

 

REFUTACIÓN: Con o sin sinagogas cualquier judío medio interesado en su religión bien sabe que no se debe comer sangre y, por eso, aunque sea cristiano, no es necesario recordarle de las ordenanzas de Hech. 15:20, 29. La afirmación que “Por consiguiente, la razón dada en el Siglo I para no comer ahogado o sangre no tiene lugar entre nosotros” es error. La ley de Cristo que requiere que el cristiano se abstenga “de fornicación” también dice que se abstenga “de sangre”. Si hay libertad para comer sangre, hay libertad para fornicar.

         Acusarnos de ser judaizantes que imponen la ley de Moisés es súper insultante. ¿Respetar las convicciones de judaizantes? ¡Nunca!  No hay que tener comunión con judaizantes (léase Gálatas).

         ¿Quién no comprende Hech. 15:20, 29? Solamente la persona que condena la fornicación y aprueba el comer sangre.

 

ARGUMENTO:-Los que se apostatan de la fe, “escuchando a espíritus engañosos y a doctrinas de demonios”, mandarán abstenerse de alimentos que Dios creó para que con acción de gracias participasen de ellos los creyentes y los que han conocido la verdad. Porque todo lo que Dios creó es bueno, y nada es de desecharse, si se toma con acción de gracias; porque por la palabra de Dios y por la oración es santificado(1 Timoteo 4:5). Recalcamos: “…todo lo que Dios creó es bueno, y nada es de desecharse…” Cómo se mate el animal, que si se quede, o no, sangre en la carne, como suele suceder en el caso de  las carnes rojas, son asuntos no legislados en la nueva “ley de Cristo”.

 

REFUTACIÓN: Es increíble que algún hermano enseñe que la sangre es alimento. Los Testigos de El Atalaya cometen el mismo error; hacen que la transfusión de sangre sea el comer sangre como si fuera comida. ¡Dios no creó la sangre para comida! 1 Tim. 4:3 trata de alimentos; la sangre no es alimento.

         Nunca lo era. Gén. 9:3, 4, “Todo lo que se mueve y vive, os será para mantenimiento: así como las legumbres y plantas verdes, os lo he dado todo. Pero carne con su vida, que es su sangre, no comeréis”. Este texto enseña que Dios provee ampliamente para la alimentación del hombre pero pone una restricción: “carne con su vida, que es su sangre, no comeréis”.

         Esta no era ley de Moisés. Era ley para toda la humanidad hasta Éxodo 20 cuando se entregó la ley de Moisés al pueblo de Israel, y siguió siendo la ley para toda la humanidad (excepto para los israelitas) hasta la cruz de Cristo.

          No sólo fue repetida la prohibición de no comer sangre bajo la ley de Moisés (Lev. 17:11, 12 y muchos otros textos) sino también por la ley de Cristo (Hech. 15:20, 29).)

 

ARGUMENTO -Ya que la ley de Moisés ha sido abrogada, quitada de en medio y clavada en la cruz, “nadie os juzgue en comida o en bebida, o en cuanto a días de fiesta, luna nueva o días de reposo” (Colosenses 2:14-17). 

 

REFUTACIÓN: ¿Nos juzga Pablo en comida al escribir 1 Cor. 10:20,21? ¿Debe él condenarnos si tenemos comunión con ídolos en el culto a ellos, con todo lo que en ello se involucre?

 

ARGUMENTO:-Hechos 10. En la visión que tuvo el apóstol Pedro del “gran lienzo… bajado a la tierra; en el cual había de todos los cuadrúpedos terrestres y reptiles y aves del cielo”, Dios mismo enseña al apóstol, y por ende, a toda la iglesia, que, tal y como se dice de Cristo, él había hecho “limpios todos los alimentos”. Cierto es que la enseñanza principal era que Dios no hace acepción de personas, admitiendo en la iglesia a gentiles al igual que a judíos, pero no es menos cierto que la visión enseña que las leyes alimenticias del Antiguo Testamento habían sido abolidas, legislando la Deidad “libertad” en estos asuntos.

 

REFUTACIÓN: Según esta explicación del hermano la sangre se incluye en la categoría de alimentos inmundos que tenían que ser limpiados por Dios. Son dos errores. En primer lugar, la sangre no es alimento y en segundo lugar, nunca se considera como inmunda. Según esta falsa doctrina la sangre que hacía expiación de los pecados era inmunda. ¡Imagínese!

          Se debe enfatizar y recalcar que esta doctrina no es un mero asunto de opinión. Hechos 15:20, 29 es doctrina del Espíritu Santo (Hech. 15:28). Lucas la clasifica como “las ordenanzas que habían acordado los apóstoles y los ancianos que estaban en Jerusalén, para que las guardasen”.

          Las cuatro prohibiciones de Hechos 15:20, 29 no constituyeron un asunto de opinión o de indiferencia que pudieran causar molestias para los hermanos judíos. Más bien, como el Espíritu Santo dice, eran “cosas necesarias” (15:28). Eran “ordenanzas” apostólicas “para que las guardasen”(16:4).

         No se debe usar mal Rom. 14 y 1 Cor. 8. Pablo habla de comer carne y legumbres. No habla de comer sangre.

         Tampoco Mar. 7:18, 19. No se debe enseñar este texto de dos maneras contradictorias. Cristo, viviendo bajo la ley de Moisés hizo limpio todo alimento, y si la sangre es alimento, entonces Cristo permitió a los judíos comer sangre.

          Por último, repito que esta falsa doctrina es otro ejemplo del liberalismo. Al decir “liberalismo” no hablamos solamente de iglesias patrocinadoras o de escuelas de las iglesias de Cristo, sino de una actitud sectaria hacia las Escrituras que promueve doctrinas y prácticas de hombres.