“ATESORAS PARA TI MISMO IRA PARA EL DÍA DE LA IRA”

ROMANOS 2:5-8

 

INTRODUCCIÓN.

     A. Primero, Pablo habla en el v. 4 de “las riquezas de su benignidad, paciencia y longanimidad … que guía al arrepentimiento”. (Véase la lección anterior, “La Benignidad de Dios”).

     B. Pero ahora les habla de las consecuencias para los judíos que son contenciosos y no obedecen a la verdad, sino que obedecen a la injusticia.

     C. ¿De qué manera mostraron los judíos su obediencia a la injusticia” para atesorar para sí mismos la ira de Dios?

     D. Son en gran parte los mismos pecados del mundo gentil y todos movieron a Dios a celos y provocaron su ira (1:18; 2:5, 8).

     E. Este estudio es para todos. El actual mundo religioso está lleno de las mismas prácticas de los judíos que tanto enfurecieron a Dios. Muchos atesoran para sí mismos la ira de Dios para el día de la ira, rehusando oír y aceptar la pura Palabra de Dios como guía infalible en toda cuestión de doctrina y práctica y quebrantándola enseñando sus tradiciones humanas (Mateo 15:9). Nadie puede negar que las iglesias populares (las iglesias no mencionadas en la Biblia) están llenas de tales doctrinas y mandamientos de hombres. Entre algunos el materialismo es el corazón de su “religión” y entre muchos prevalecen el orgullo y la arrogancia. En fin, repito, esta lección es para todos. ¡Es lección para hoy día!

 

I. REHUSARON OÍR Y ACEPTAR LA PALABRA DE DIOS. Deuteronomio 6:6, 7; Jueces 2:10-12; 17:6; 21:25; Oseas 4:6; Lucas 19:43, 44.

     A. Eran “contenciosos”. Los fariseos se ofendieron y eran ,uy querellosos cuando Jesús denunció sus tradiciones. No querían aceptar la verdad de Dios enseñada por Jesús, sino que enseñaban y defendían las tradiciones de los ancianos que eran doctrinas y mandamientos de hombres. Mateo 15:1-14; Marcos 7:13. Quebrantaron la Palabra de Dios con sus tradiciones.

     B. Pero el mundo religioso de la actualidad hace lo mismo. Hay docenas de doctrinas y prácticas de hombres que quebrantan y rechazan la palabra de Dios: toda clase de gobierno eclesiástico no autorizado por las Escrituras, toda clase de culto (por ej., el uso de instrumentos de música, la mujer como predicadora, etc.) no autorizado por las Escrituras, toda clase de requisitos para obtener la salvación (por ej., el bautizo infantil, salvación por la fe sola, nada más orar la oración de pecador, recibir a Cristo en su corazón, etc.) que no son autorizados por las Escrituras, etc. En fin, son sistemas humanos establecidos por iglesias humanas. Todos los que enseñan como doctrinas los mandamientos de hombres son compañeros de los fariseos y escribas. Tal religión no solamente es en vano (Mateo 15:9), sino que atesora para sí la ira de Dios  para el día de la ira y venganza de Dios.

 

II. A TRAVÉS DE LOS SIGLOS HABÍAN PERSEGUIDO A LOS SIERVOS DE DIOS.

     A. Mateo 23:34-36; 1 Tesalonicenses 2:14-16. El libro de Hechos de los Apóstoles revela como los judíos persiguieron a los apóstoles y otros cristianos. Hechos 5:17-19, 40-41; 7:57-58; 12:1-3; 14:19; 21:10, 11, 2731; 23:2, 12-14; desde el cap. 23 hasta el cap. 28 Pablo estaba en manos de los romanos quienes lo llevaron a Roma, pero todo esto fue provocado por los judíos.

 

III. LA DIVISIÓN ERA OTRA DEMOSTRACIÓN DE LA OBEDIENCIA A LA INJUSTICIA.

     Las tradiciones, doctrinas y mandamientos de hombres producen contenciones, disensiones divisiones y facciones guerreras. 

     El judaísmo estaba dividido en varias sectas (fariseos, saduceos, esenios, herodianos, etc.) y como Jesús dice (Mateo 12:25), “Todo reino dividido contra sí mismo, es asolado, y toda ciudad o casa dividida contra sí misma, no permanecerá”. Esto es precisamente lo que pasó con el judaísmo. “He aquí vuestra casa os es dejada desierta” (Mateo 23:38). Nos urge aprender esta lección también porque el peligro de la división es amenaza constante.

     Lamentablemente hay gente “religiosa” que aprueban la existencia de varias denominaciones para que cada persona pueda escoger la que le convenga. De esta manera desprecian la verdadera iglesia que Cristo estableció, la iglesia del Nuevo Testamento, mencionada desde Mateo hasta Apocalipsis. Es la iglesia que Cristo compró con su sangre (Hechos 20:28) y los que dicen que la iglesia no tiene importancia o que uno puede ser salvo sin ser miembro de la iglesia están atesorando ira para sí mismos para el día de la ira y la venganza del Señor. 

     La iglesia del Señor se ha debilitado de gran manera por la división causada por los hermanos liberales que han insistido en imitar las sectas al establecer iglesias centralistas (iglesias patrocinadoras) como también varias instituciones humanas que son sostenidas por la iglesia universal.

     Otras divisiones han sido causadas por hermanos que prohíben clases bíblicas de la iglesia local, el uso de copitas en la cena del Señor, tener predicador de planta, etc. Esto lo hacen por no usar bien la Palabra (2 Timoteo 2:15).

     Hay multitud de opiniones que deben ser guardadas como opiniones en lugar de imitar a los fariseos que hacían leyes de sus opiniones.

 

IV. LA HIPOCRESÍA. MATEO 23:13-33.

     En este capítulo Jesús pronunció los ocho “ayes”, denunciando la hipocresía de los fariseos y escribas. La palabra “Ay” es ouai, que implica tanto ira como dolor. Es como advertencia del juicio de Dios. Apocalipsis 8:13; 9:12. La palabra “hipócrita” es hupokrites y significa actor o simulador, como los actores que ponen máscaras para representar cierto papel. Los escribas y fariseos usaban máscara de piedad para esconder toda clase de pecado (amargura, envidia, orgullo, arrogancia). 

     PRIMER AY. El tropiezo. Mateo 23:13, “Mas ¡ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque cerráis el reino de los cielos delante de los hombres; pues ni entráis vosotros, ni dejáis entrar a los que están entrando”. 

     Jesús denuncia fuertemente el pecado de causar tropiezos. Mateo 18:6-9; Lucas 11:52. 

     Ya estudiamos Mateo 15 donde Jesús les condena por quebrantar los mandamientos de Dios para guardar los mandamientos de hombres. Al enseñar sus propios mandamientos (las muchas reglas humanas de toda clase) en efecto estaban cerrando la puerta del reino para impedir la entrada en él. 

     Les convenía a estos líderes religiosos aceptar a Cristo y ser ejemplos para los demás, pero le odiaron y lo rechazaron. Hicieron todo lo posible por evitar que el pueblo lo recibiera. De esta manera cerraban “el reino de Dios delante de los hombres”. 

     Hay lección valiosa aquí. Los que rechazan a Cristo causan que otros lo hagan.

     SEGUNDO AY. Mateo 23:14, “¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque devoráis las casas de las viudas, y como pretexto hacéis largas oraciones; por esto recibiréis mayor condenación”. Marcos 12:40; Lucas 20:47. 

      Ex.22:22, 23; Santiago 1:27. Viudas se presentan en la Biblia como indefensas y necesitadas, dignas de ser servidas y ayudadas, sobre todo por los líderes religiosos. 

     Pero los escribas y fariseos se aprovecharon de su influencia para persuadir a las viudas a dejar que ellos se encargaran de administrar sus bienes para propósitos religiosos y luego les defraudaron. 

     No era pecado hacer largas oraciones pero sus oraciones no eran sinceras sino pretexto para cubrir su iniquidad. 

     Véase 1 Corintios 11:29, condenación.

     TERCER AY. Mateo 23:15, “Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque recorréis mar y tierra para hacer un prosélito, y una vez hecho, le hacéis dos veces más hijo del infierno que vosotros”.

     Había dos clases de prosélitos: los gentiles que creían en Dios, asistían a los servicios de la sinagoga. Estos se llaman “prosélitos de la puerta”. Es posible que Cristo se refiere a sus esfuerzos de hacer prosélitos de estos “temerosos de Dios”. Como Cornelio (Hechos 10:1, 2; 13:26) o “los griegos piadosos de Tesalónica (Hechos 17:4). Los verdaderos prosélitos eran circuncidados y se comprometieron a guardar toda la ley de Moisés. Hechos 2:10; 6:5; 13:43. 

     Es posible que este “ay” se refiera al esfuerzo de ganar miembros de entre los judíos para su secta.

     Pero Jesús dice que al ser convertidos en prosélitos su condición no era mejor sino peor, porque convirtiéndose en “fariseos” llegaron a ser hijos (o habitantes) del infierno, personas que deben ser echados en el infierno. Judas era “hijo de perdición” (Juan 17:12). 

     Este texto indica que los escribas y fariseos eran muy celosos. Eran muy activos en la obra de ganar miembros para su secta. Hoy en día los falsos testigos de La Atalaya muestran el mismo celo y los resultados son iguales a los de los fariseos. Ganan almas para negar la Deidad y enseñanzas de Cristo. El católico o bautista convertidos en testigos han ido de mal en peor. 

     CUARTO AY: Mateo 23:16-22. Los juramentos. “Ay de vosotros, guías ciegos! que decís: Si alguno jura por el templo, no es nada; pero si alguno jura por el oro del templo, es deudor. ¡Insensatos y ciegos! porque ¿cuál es mayor, el oro, o el templo que santifica al oro? 18 También decís: Si alguno jura por el altar, no es nada; pero si alguno jura por la ofrenda que está sobre él, es deudor. ¡Necios y ciegos! porque ¿cuál es mayor, la ofrenda, o el altar que santifica la ofrenda? 20 Pues el que jura por el altar, jura por él, y por todo lo que está sobre él; 21 y el que jura por el templo, jura por él, y por el que lo habita; 22 y el que jura por el cielo, jura por el trono de Dios, y por aquel que está sentado en él”. Véase Mat. 5:33-37. 

     La ley de Moisés requería el juramento en algunas circunstancias (Éxodo 22:10 -; Números 5:19-22). Prohibió el jurar falsamente (Lev. 19:12; Éxodo 20:7). 

     En este texto en Mateo 23 Jesús prohíbe el jurar con hipocresía. Condena los juramentos que son para evadir (escapar de) la obligación de cumplirlos. 

     ¿Cuál era el propósito de jurar de esa manera insensata? Querían dar más fuerza a su palabra pero sin comprometerse a cumplirla. Desde luego, el hombre verdaderamente piadoso no hace esto. No hace promesas con la idea de no cumplirla. 

     El cristiano debe siempre decir la verdad. No necesita jurar. Santiago 5:12.  Mateo 5:34, “No juréis en ninguna manera: ni por el cielo, porque es el trono de Dios. Ni por la tierra, porque es el estrado de sus pies, ni por Jerusalén porque es la ciudad del gran Rey. Ni por tu cabeza jurarás, porque no puedes hacer blanco o negro un solo cabello. Pero sea vuestro hablar: Sí, sí; no, no; porque lo que es más de esto, de mal procede.”

     Algunos citan este texto y prohíben el jurar en cualquier situación, pero esta prohibición es como la de Marcos 6:8, “Y les mandó que no llevasen nada para el camino, sino solamente bordón; ni alforja, ni pan, ni dinero en el cinto, sino que calzasen sandalias, y no vistiesen dos túnicas”. Al decir “no llevasen nada” Él explica qué cosas. Lo mismo al prohibir el jurar, explica el juramento que prohíbe. 

     Si hubiera prohibido todo juramento, habría contradicho la ley de Moisés que todavía estaba de vigor durante el ministerio de Jesús. 

     QUINTO AY: Mateo 23:23. El diezmo. “¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque diezmáis la menta y el eneldo y el comino, y dejáis lo más importante de la ley: la justicia (Isa. 1:17; Jeremías 5:1; 22:3), la misericordia (Oseas 6:6; Mat. 9:13) y la fe (Miqueas 6:8). Esto era necesario hacer, sin dejar de hacer aquello. ¡Guías ciegos, que coláis el mosquito, y tragáis el camello!” Lenguaje figurado (hipérbole, exageración). También Mat. 5:29, 30.

     El pagar el diezmo era ley de Moisés. Levítico 27:30; Deuteronomio 14:22. Números 18:20, 21 explica que el diezmo era para el sostenimiento de la tribu de Leví.

     El diezmo no es ley del Nuevo Testamento. La ley que nos corresponde es el ofrendar (1 Corintios 16:1, 2; 2 Corintios 8:1-5; Romanos 15:26; Hechos 11:29, 30).

     Pero Cristo vivió bajo la ley de Moisés y la guardó y enseñó a los judíos a guardarla. Como este texto dice, “Esto era necesario hacer.” 

     SEXTO AY: Mateo 23:25, 26, Limpieza externa. “¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque limpiáis lo de fuera del vaso y del plato, pero por dentro estáis llenos de robo y de injusticia. ¡Fariseo ciego! Limpia primero lo de dentro del vaso y del plato, para que también lo de fuera sea limpio”. 

     Compárese Mateo 15:11, lo que contamina es lo que sale de la boca.  -- Proverbios 4:23; Jeremías 4:14; Mat. 5:8; Rom.6:17,18; 1 Pet.1:22. Muchos textos enfatizan la importancia de un corazón limpio. 

     SÉPTIMO AY: Mateo 23:27, 28, Sepulcros blanqueados. “Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque sois semejantes a sepulcros blanqueados, que por fuera, a la verdad, se muestran hermosos, mas por dentro están llenos de huesos de muertos y de toda inmundicia. 28 Así también vosotros por fuera, a la verdad, os mostráis justos a los hombres, pero por dentro estáis llenos de hipocresía e iniquidad”. 

     OCTAVO AY: Mateo 23:29-33. “Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque edificáis los sepulcros de los profetas, y adornáis los monumentos de los justos, 30 y decís: Si hubiésemos vivido en los días de nuestros padres, no hubiéramos sido sus cómplices en la sangre de los profetas. 31 Así que dais testimonio contra vosotros mismos, de que sois hijos de aquellos que mataron a los profetas. ¡Vosotros también llenad la medida de vuestros padres! ¡Serpientes, generación de víboras! ¿Cómo escaparéis de la condenación del infierno?” 

     Algunos insisten mucho en que no debemos ser “negativos” en la enseñanza y predicación. Los tales deben leer estos “ayes” de Cristo y tener la misma actitud para condenar lo que Jesús condena. De otro modo deben reconocer que no tienen la mente de Cristo. 

     Sin lugar a dudas la hipocresía de los fariseos, escribas y saduceos atesoraba para ellos la ira de Dios.

 

V. EL MATERIALISMO.

     AMOR AL DINERO. El judaísmo estaba saturado con el materialismo. Jesús limpió el templo dos veces diciéndoles que habían hecho de la casa de Dios una cueva de ladrones, Juan 2:15, 16; Mateo 21:12. 13. 

     Jesús enseñó varias parábolas sobre la mayordomía. Lucas 16:14, “Y oían también todas estas cosas los fariseos, que eran avaros, y se burlaban de él”. 

     La avaricia es idolatría. Colosenses 3:5, “Haced morir, pues, lo terrenal en vosotros: fornicación, impureza, pasiones desordenadas, malos deseos y avaricia, que es idolatría”. Recordemos los casos de Judas (Mateo 26;15) y Ananías y Safira (Hechos 5:1-10). 

     Los Saduceos eran súper materialistas. Enseñaban que no había espíritus ni ángeles (Hechos 23:8). Negaban la resurrección (Mateo 22:23). 

     Muchos enseñan que Cristo pensó establecer su reino pero que fue impedido por los judíos. Por el contrario los judíos habrían cooperado al máximo en ayudar a Jesús si hubiera querido establecer un reino terrenal (como el reino de David). De hecho, al ver los milagros de Jesús “iban a venir para apoderarse de él y hacerle rey” (Juan 6:15). 

     Sin embargo, desde el principio de su ministerio Cristo explicó la naturaleza espiritual de su reino y delante de Pilato afirmó enfáticamente que su reino no es de este mundo (Juan 18:36). 

     Por lo tanto, si Jesús no pensaba establecer un reino terrenal como el de David, para quitar el yugo de Roma y hacerles una nación independiente y poderosa como antes, entonces decidieron que era enemigo de ellos y lo querían destruir.

 

VI. EL ORGULLO. LOS FARISEOS, ESCRIBAS Y SADUCEOS ERAN HOMBRES MUY ORGULLOSOS.

     Mateo 23:5-12, Los fariseos y escribas “hacen todas sus obras para ser vistos por los hombres. Pues ensanchan sus filacterias, y extienden los flecos de sus mantos; 6 y aman los primeros asientos en las cenas, y las primeras sillas en las sinagogas, 7 y las salutaciones en las plazas, y que los hombres los llamen: Rabí, Rabí … 12 Porque el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido”. Sin lugar a dudas su orgullo contribuyó a su ruina. Fueron “humillados” más allá de la imaginación humana durante la destrucción de Jerusalén. 

     Lucas 18:10-14, “Dos hombres subieron al templo a orar: uno era fariseo, y el otro publicano. 11 El fariseo, puesto en pie, oraba consigo mismo de esta manera: Dios, te doy gracias porque no soy como los otros hombres, ladrones, injustos, adúlteros, ni aun como este publicano; 12 ayuno dos veces a la semana, doy diezmos de todo lo que gano. 13 Mas el publicano, estando lejos, no quería ni aun alzar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: Dios, sé propicio a mí, pecador. 14 Os digo que éste descendió a su casa justificado antes que el otro; porque cualquiera que se enaltece, será humillado; y el que se humilla será enaltecido”. 

     En esto hay lecciones valiosas para nosotros. Romanos 12:3, “Digo, pues, por la gracia que me es dada, a cada cual que está entre vosotros, que no tenga más alto concepto de sí que el que debe tener, sino que piense de sí con cordura, conforme a la medida de fe que Dios repartió a cada uno”. 3 Juan 9, 10, “Yo he escrito a la iglesia; pero Diótrefes, al cual le gusta tener el primer lugar entre ellos, no nos recibe. 10 Por esta causa, si yo fuere, recordaré las obras que hace parloteando con palabras malignas contra nosotros; y no contento con estas cosas, no recibe a los hermanos, y a los que quieren recibirlos se lo prohíbe, y los expulsa de la iglesia”.     

     Proverbios 16:18, “Antes del quebrantamiento es la soberbia, Y antes de la caída la altivez de espíritu”. 

     Sin duda el orgullo, vanidad y arrogancia de los líderes judíos provocaron la ira de Dios y contribuyó a la destrucción de Jerusalén.

 

CONCLUSIÓN.

     DOS DÍAS DE LA IRA DE DIOS. A los judíos rebeldes les esperaban dos días de la ira de Dios: la destrucción de Jerusalén en el año 70 del primer siglo y luego el Gran Día del Juicio Final.

     Desde luego, había muchos otros factores, otras causas de la ruina y asolamiento de Jerusalén como también del juicio del Día Final. Por ejemplo, la envidia tuvo su parte en este asunto. Mateo 27:18, “Porque (Pilato) sabía que por envidia (los judíos) le habían entregado”. Gálatas 5:21 “envidias” se incluyen entre “las obras de la carne”, “acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios”.   

     Recordemos  que Jesús lloró sobre Jerusalén. Igualmente nos conviene llorar sobre condiciones en el mundo religioso que pueden llevar no a la “Gran Tribulación” terrenal, sino a una tribulación mil veces más horrible en el infierno de fuego (Mateo 7:2123).  

     La “Gran Tribulación” de la destrucción de Jerusalén era más severa, más horrible, más lamentable que cualquier otra tribulación antes o después del año 70. “Porque habrá entonces gran tribulación cual no ha habido desde el principio del mundo hasta ahora, ni la habrá” (Mateo 24:21). Imagínese un evento más horrible que el diluvio, más devastador que la destrucción de Sodoma, Gomorra y las ciudades de la llanura. Además no ha habido nada comparable desde entonces, ni la matanza de millones por Hitler y Stalin y ni siquiera la devastación causada por las bombas atómicas.

     Pero por horrible que haya sido el sufrimiento de los judíos durante la destrucción de Jerusalén, no se puede comparar con el castigo del fuego del infierno, el castigo de todos los que no obedecen al evangelio para seguir al Señor fielmente hasta la muerte.

     ¡HAGAMOS TODO LO POSIBLE POR NO ATESORAR IRA PARA EL DÍA DE LA IRA!