ASPECTOS SOBRESALIENTES DEL EVANGELIO

ROMANOS 3:20-26

 

Introducción.

     El tema de esta epístola del apóstol Pablo a los Romanos se expresa en Romanos 1:16, “Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree; al judío primeramente, y también al griego”.

     En este texto (Romanos 3:20-26) Pablo escribe algunos de los aspectos sobresalientes del evangelio.

 

APARTE DE LA LEY

     Romanos 3:20, 21, “ya que por las obras de la ley ningún ser humano será justificado delante de él; porque por medio de la ley es el conocimiento del pecado. 21 Pero ahora, aparte de la ley, se ha manifestado la justicia de Dios”.

     Era imposible ser justificado delante de Dios por las obras de la ley, porque para ser justificado de esa manera el judío habría tenido que llevar una vida perfecta sin pecar una sola vez. Con la excepción de Jesucristo ningún judío jamás lo había hecho.

 

LA LEY TENÍA OTRO PROPÓSITO

     Pablo habla con mucho respeto por la ley. Romanos 7:12, “De manera que la ley a la verdad es santa, y el mandamiento santo, justo y bueno”. Desde luego, porque fue dada por Dios, pero Pablo quiere que entendamos cuál era el verdadero propósito de la ley.

     Romanos 3:20, “porque por medio de la ley es el conocimiento del pecado”. La ley especificó y prohibió ciertas acciones. Romanos 7:7, “¿Qué diremos, pues? ¿La ley es pecado? En ninguna manera. Pero yo no conocí el pecado sino por la ley; porque tampoco conociera la codicia, si la ley no dijera: No codiciarás”.

     Al cometer estas acciones el judío sabía que era pecador y por eso condenado ante los ojos de Dios. Entonces, al darse cuenta que era pecador y condenado ¿qué pudo hacer? El guardar la ley no era opción porque ya la había violado y “por las obras de la ley ningún ser humano será justificado delante de Él”.

 

TESTIFICADA POR LA LEY Y POR LOS PROFETAS

    Gálatas 3:8-14 nos da ejemplos de esto. Por eso, al rechazar a Cristo los judíos rechazaron a sus propios profetas y aun la Ley de Moisés.

    Romanos 15:4, “Porque las cosas que se escribieron antes, para nuestra enseñanza se escribieron, a fin de que por la paciencia y la consolación de las Escrituras, tengamos esperanza”.

     Lucas 24:44, “Y les dijo: Estas son las palabras que os hablé, estando aún con vosotros: que era necesario que se cumpliese todo lo que está escrito de mí en la ley de Moisés, en los profetas y en los salmos”.

     Muchísimos textos del Antiguo Testamento hablan de Cristo. Son citados en varios textos del Nuevo Testamento.

 

LA JUSTICIA DE DIOS – APARTE DE LA LEY

     Romanos 3:21, “Pero ahora, aparte de la ley, se ha manifestado la justicia de Dios, testificada por la ley y por los profetas; 22 la justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo, para todos los que creen en él”. 

     La justicia de Dios se manifestó al condenar el pecador y luego proveer la salvación para él. Compárese Romanos 10:2, 3, “Porque yo les doy testimonio de que tienen celo de Dios, pero no conforme a ciencia. Porque ignorando la justicia de Dios, y procurando establecer la suya propia, no se han sujetado a la justicia de Dios”.

     Al ignorar la justicia de Dios, ¿exactamente qué ignoraron? El evangelio, el medio de Dios para justificar al pecador, “la justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo, para todos los que creen en Él”.

 

JUSTIFICADOS GRATUITAMENTE POR SU GRACIA

     Desde luego, la gracia de Dios es el principio de todo aspecto sobresaliente del evangelio. Al hablar Pablo del evangelio dice, “para dar testimonio del evangelio de la gracia de Dios” (Hechos 20:24).

     Dice “gratuitamente” porque es regalo, una bendición que nadie merece. Romanos 5:8, “Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros”. Romanos 6:23, “Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro”.

 

MEDIANTE LA REDENCIÓN QUE ES EN CRISTO JESÚS

     La palabra “redención” indica que al pecar somos esclavos del pecado, pero esclavos pueden ser comprados y redimidos de su esclavitud. Cristo es nuestro Redentor. 1 Pedro 1:18, 19, “sabiendo que fuisteis redimidos de vuestra vana manera de vivir, la cual recibisteis de vuestros padres, no con cosas corruptibles, como oro o plata, 19 sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación”. Mateo 20:28, “como el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos”. Estos textos indican que la muerte de Cristo en la cruz era el precio de la liberación de nosotros de la esclavitud. Esta es precisamente la idea de “redención”.

     Romanos 6:17, 18, “Pero gracias a Dios, que aunque erais esclavos del pecado, habéis obedecido de corazón a aquella forma de doctrina a la cual fuisteis entregados; 18 y libertados del pecado, vinisteis a ser siervos de la justicia”.

 

A QUIEN DIOS PUSO COMO PROPICIACIÓN

     Recuérdese la oración del publicano (Lucas 18:13), “Dios sé propicio a mí, pecador”. Ser propicio es ser misericordioso. Dios es misericordioso hacia el pecador “por medio de la fe en su sangre”; es decir, por medio del sacrificio de Cristo Dios puede perdonar al pecador.

     Hebreos 9:5, “Tras el segundo velo estaba la parte del tabernáculo llamada el Lugar Santísimo, el cual tenía un incensario de oro y el arca del pacto cubierta de oro por todas partes, en la que estaba una urna de oro que contenía el maná, la vara de Aarón que reverdeció, y las tablas del pacto; y sobre ella los querubines de gloria que cubrían el propiciatorio; de las cuales cosas no se puede ahora hablar en detalle”. El propiciatorio era la cubierta del Arca del Pacto. En inglés se llama “mercy seat” (silla de misericordia).

     El Arca del Pacto con su cubierta llamada el propiciatorio era el “estrado de los pies” de Dios. 1 Crónicas 28:2; Salmo 99:5; 132:7.

     Romanos 4:7, Pablo emplea la palabra “cubiertos” como sinónimo de “perdonados”. “Bienaventurados aquellos cuyas iniquidades son perdonadas, Y cuyos pecados son cubiertos”.

 

CONCLUSIÓN

     Todos, tanto judíos como gentiles, han pecado. Romanos 3:9, 23.

     Por lo tanto, todos necesitan el evangelio, el poder de Dios para salvación. Romanos 1:16.

     Dios pagará a cada uno conforme a sus obras. Romanos 2:7. No habrá juicio especial para judíos. No deben pensar que Dios será tolerante de ellos porque son hijos de Abraham y tienen la Ley de Moisés. No los oidores sino los hacedores de la ley serán justos ante Dios.

     La ley de Moisés no fue dada para justificar sino para identificar el pecado. Aparte de la ley se ha manifestado la justicia de Dios; es decir, se ha revelado el evangelio de la gracia de Dios que sí es para justificar. El evangelio, el verdadero plan de salvación para todo el mundo, se llama la justicia de Dios. También se llama la fe (Hechos 6:7; Judas 3).

     Habiendo pecado el hombre no puede proveer el medio de justificarse. Muchos judíos confiaban en las obras de la ley, como también en simplemente ser judíos (hijos de Abraham). Muchos confían en ser “buena gente” y que sus pecados son insignificantes y seguramente no merecen el castigo del eterno infierno de fuego. Un número incalculable creen que serán salvos por la fe sola o por meramente orar la oración de pecador.

     Pero en esta epístola Pablo habla claramente de la obediencia al evangelio (1:5, “obediencia a la fe”; 16:26, “para que obedezcan a la fe”); 6:17, 18, “habéis obedecido de corazón  aquella forma de doctrina” (véase 6:3,4); 10:16, “no todos obedecieron al evangelio”.

     En esta misma carta Pablo enseña los pasos de la obediencia al evangelio: fe (10:17); arrepentirse (6:4, “muerte” al pecado); 10:10, confesar a Cristo; 6:4, bautismo (sepultura). En 2 Tesalonicenses 1:7, 8Pablo dice, “cuando se manifieste el Señor Jesús desde el cielo con los ángeles de su poder, en llama de fuego, para dar retribución a los que no conocieron a Dios, ni obedecen al evangelio de nuestro Señor Jesucristo”.

     Los que obedecen al verdadero evangelio son añadidos a la iglesia que Cristo edificó, la que compró con su sangre (Hechos 20:28) y como fieles miembros de la iglesia deben adorar a Dios y servirle de acuerdo a las enseñanzas de Cristo y sus inspirados apóstoles.

     La gracia de Dios provee la salvación (justificación, redención) por medio de Cristo “a quien Dios exhibió públicamente como propiciación por su sangre” y el pecador la aprovecha al obedecer al evangelio. La Biblia no enseña la insensatez de “fe sola” (fe muerta). Dios provee, el hombre acepta. Por favor, no deje de grabar esto en su mente: DIOS PROVEE, EL HOMBRE ACEPTA cuando obedece al evangelio. De otro modo no hay salvación.