NO TENER MÁS ALTO CONCEPTO DE SÍ QUE EL QUE DEBE TENER

ROMANOS 12:3

 

INTRODUCCIÓN.

   A. Primero que todo, recordemos que nadie “merece” la salvación. La única esperanza del hombre es la cruz de Cristo como expresión de la gracia de Dios, por la cual nos puede perdonar los pecados.

   B. Efesios 2:8, 9, “Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios, no por obras, para que nadie se gloríe”. El ejemplo de tal “gloriarse” (jactarse, exaltar a sí mismo) se encuentra en Lucas 18:12; Mateo 6:1-7.

   C. Sin embargo, al decir “no por obras” Pablo no está diciendo “no por obedecer al evangelio” (Romanos 10:16; 2 Tesalonicenses 1:7,8; 1 Pedro 4:17). No está diciendo “no por el bautismo” como muchos sectarios enseñan. De ninguna manera se puede clasificar el bautismo como obra que se excluye. Más bien es parte integral de la obediencia al evangelio (Marcos 16:16; Hechos 2:38; 8:35-38; Romanos 1:5; 6:3-5, 17-18; 10:16; 16:26).

   D. Otros textos explican Efesios 2:8, 9. Por ejemplo, Gálatas 2:16, “el hombre no es justificado por las obras de la ley”; Tito 3:5, “nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho”. Al decir “no por obras” obviamente Pablo habla de esfuerzos de los hombres de justificarse aparte del evangelio de Cristo.

   E. 1 Tesalonicenses 1:3, “acordándonos sin cesar delante del Dios y Padre nuestro de la obra de vuestra fe”. ¿Este texto contradice Efesios 2:9, “no por obras”? Claro que no.

   F. Santiago 2:24, “Vosotros veis, pues, que el hombre es justificado por las obras, y no solamente por la fe”. Tampoco contradice Efesios 2:9 este texto porque Pablo no habla de las obras del cristiano, sino de las obras de la ley de Moisés (Romanos 3:20, 28) y las obras que hubiéramos hecho esperando justificarnos por medio de ellas sin obedecer al evangelio.

 

I. NO TENER MÁS ALTO CONCEPTO DE SÍ …

   A. El ejemplo de Cristo. Mateo 11:28-30, “manso y humilde de corazón”;

Filipenses 2:5-8, “Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz”.

   B. CRISTO CORRIGE EL CONCEPTO DE LOS APÓSTOLES.

      1. Mateo 18:1-4, querían saber, “¿Quién es el mayor en el reino de los cielos?” Jesús les dijo, “si no os volvéis y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos”.

      2. Mateo 16:18. El clero católico romano tuerce este texto para enseñar que el apóstol Pedro era el primer “papa” de la iglesia.

      3. Tal doctrina de demonios contradice la enseñanza de Cristo de Mateo 18:1-4 y muchos otros textos.

      4. Desde luego, aceptamos y respetamos la obra del apóstol Pedro (Hechos 2-5) incluyendo sus dos epístolas, pero de ninguna manera ocupó algún lugar de primacía y superioridad en la iglesia.

      5. 1 Pedro 5:1-3, “Ruego a los ancianos que están entre vosotros, yo anciano también con ellos”, y luego agrega las palabras, “no como teniendo señorío”. Los ancianos no son “señores” sino “pastores”, guías que cuidan del rebaño, velando por sus almas (Hebreos 13:17).

      6. 1 Timoteo 3:6, al nombrar los requisitos para escoger ancianos Pablo dice, “no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo”.

   C. No ser  como Diótrefes. 3 Juan 9, “Yo he escrito a la iglesia; pero Diótrefes, al cual le gusta tener el primer lugar entre ellos, no nos recibe”.

      1. ¿Con qué propósito quería “el primer lugar”? ¿Para servir mejor?  Obviamente Diótrefes no quería “tener el primer lugar entre ellos” para poder servir mejor. Más bien, se exaltó a sí mismo para oponerse al apóstol Juan y para alimentar su propio orgullo carnal.

      2. Igualmente, todos los que buscan tal supremacía en la iglesia tienen motivos carnales.

   D. La Biblia condena la altivez de espíritu. Proverbios 16:5, “Abominación es a Jehová todo altivo de corazón”. Proverbios 16:18, “Antes del quebrantamiento es la soberbia, y antes de la caída la altivez de espíritu”. 1 Pedro 5:5, 6, “Igualmente, jóvenes, estad sujetos a los ancianos; y todos, sumisos unos a otros, revestíos de humildad; porque Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes. Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que Él os exalte cuando fuere tiempo”.

   E. El orgullo exalta al hombre para que no vea su pecado para arrepentirse.

   F. Romanos 1: 21, 22, 28-31. Cuando el hombre se aleja de Dios su corazón se llena de orgullo y toda forma de pecado y perversidad.

 

II. SINO QUE PIENSE DE SÍ CON CORDURA CONFORME A LA MEDIDA DE FE QUE DIOS REPARTIÓ A CADA UNO.

   A. El que piensa de sí con cordura recuerda que todo viene de Dios: la vida misma, el aliento, todas las cosas. Santiago 1:17, “Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación”.

   B. El contexto indica que Pablo se refiere a los “diferentes dones” (v. 6), tanto los dones del Espíritu Santo como los dones ordinarios. Puesto que los recibimos de Dios, no cabe ninguna clase de jactarse o gloriarse.

   C. Nos conviene recordar que todo don, toda habilidad, todo talento, que uno tenga es don de Dios. 1 Corintios 4:7, “Porque ¿quién te distingue? ¿o qué tienes que no hayas recibido? Y si lo recibiste, ¿por qué te glorías como si no lo hubieras recibido?”

   D. Por lo tanto, que cada uno sea prudente y pensar sobriamente sobre el uso fiel de ese don para la gloria de Dios.

 

III. SOMOS COMO SANSÓN, JUECES 14:5, 6.

   A. “Y el Espíritu de Jehová vino sobre Sansón, quien despedazó al león como quien despedaza un cabrito, sin tener nada en su mano”. Así nosotros, sin tener nada en la mano, recibimos los dones de Dios con los cuales podemos llevar a cabo la obra del Señor, sometiéndonos humildemente a la voluntad y la ayuda de Dios.

   B. Hechos 17:25, 28. “Él es quien da a todos vida y aliento y todas las cosas … en Él vivimos, y nos movemos y somos”. Nos da la vida, el aliento, la luz, y en realidad “todas las cosas”.

   C. Jeremías 10:23, “Conozco, oh Jehová, que el hombre no es señor de su camino, ni del hombre que camina es el ordenar sus pasos”.

   D. Con estos pensamientos, humildemente recordando que nuestra vida está en manos de Dios, podemos ofrecerle un servicio aceptable.

 

IV. TAMPOCO DEBE EL CRISTIANO TENER “MÁS BAJO CONCEPTO DE SÍ QUE EL QUE DEBE TENER”.

   A. El servicio del miembro de la iglesia como expresión de su fe es determinado por lo que es capaz de hacer.

   B. El cristiano es miembro del cuerpo de Cristo. Romanos 12:5; 1 Corintios 12:27. ¿No son importantes todos los miembros del cuerpo de Cristo? Tito 2:15, “Esto habla, y exhorta y reprende con toda autoridad. Nadie te menosprecie”.

   C. ¿Debe el miembro del cuerpo de Cristo menospreciar su don de Dios, su habilidad o capacidad de servirle de alguna manera? Claro que no. La función de cada miembro del cuerpo físico es importante y lo mismo se puede decir de cada miembro del cuerpo de Cristo. Ningún miembro sobra.

   D. Mateo 25:25-30. ¿Qué dijo el hombre que entregó sus bienes a sus siervos, a cada uno conforme a su capacidad cuando uno de ellos escondió su talento en la tierra? “Siervo malo y negligente …”. “Y al siervo inútil echadle en las tinieblas de afuera; allí será el lloro y el crujir de dientes”.

   E. En este contexto de Romanos 12:3, al hablar del que tiene más alto concepto de sí que el que debe tener, Pablo sigue hablando de los dones espirituales y ordinarios que el Señor reparte entre sus siervos con la exhortación de que sean usados o ejercitados con toda fidelidad.

   F. El miembro del cuerpo de Cristo que no usa su don de Dios en el servicio del Señor tendrá que dar cuenta de esta negligencia en el Día Final.

   G. Romanos 12:11, “En lo que requiere diligencia, no perezosos, fervientes en espíritu, sirviendo al Señor”.