PERSEVERAR EN ORACIÓN
ROMANOS 12:12
I. “Dedicados a la oración”
(La Biblia de las Américas).
A. Esta es otra palabra para “perseverar” –
proskartereo, “perseverar en o ser
continuamente constante con una persona o cosa” (Vine).
B. Hechos 1:14, “Todos estos
perseveraban unánimes en oración y ruego…”;
12:5, “Así que Pedro estaba
custodiado en la cárcel; pero la iglesia hacía sin cesar oración a Dios por él”.
C. 1 Tesal. 5:17, “Orad sin cesar”.
II. EL ORAR
A. PROSEUCHOMAI es el término que se utiliza con más frecuencia, especialmente
en los Sinópticos (Mat., Mar., Luc.) y en Hechos, traducido orar o pedir (Rom.
8:26, “Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues
qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo
intercede por nosotros con gemidos indecibles”; 1 Cor. 14:13, “Por lo
cual, el que habla en lengua, pida en oración poder interpretarla”; Fil. 1:9,
“Y esto pido en oración, que vuestro amor abunde aun más y más en ciencia y en
todo conocimiento”.
B. DEESIS es otra palabra que se traduce “oración”. Significa una petición, un
ruego, una súplica (Luc. 1:13, “Pero el ángel le dijo: Zacarías, no
temas; porque tu oración ha sido oída, y tu mujer Elisabet te dará a luz un
hijo, y llamarás su nombre Juan”; 2:37, “y era viuda hacía ochenta y
cuatro años; y no se apartaba del templo, sirviendo de noche y de día con ayunos
y oraciones”; 5:33, “los discípulos de Juan ayunan muchas veces y hacen
oraciones”; Rom. 10:1, “Hermanos, ciertamente el anhelo de mi corazón, y
mi oración a Dios por Israel, es para salvación”; 2 Cor. 1:11,
“cooperando también vosotros a favor nuestro con la oración, para que por muchas
personas sean dadas gracias a favor nuestro”, etc.)
C. AITEO, pedir, Mat. 7:7-10; Efes. 3:20, “Y a Aquel que es poderoso
para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o
entendemos, según el poder que actúa en nosotros”; Col. 1:9, “desde el día que
lo oímos, no cesamos de orar por vosotros, y de pedir que seáis llenos del
conocimiento de su voluntad”; Sant. (4 ve-ces); 1 Jn. (5 veces).
D. A través de la Biblia el orar indica petición; es decir, los que oraban
a Dios pedían algo: Neh. 1:11 “Te ruego, oh Jehová, esté ahora atento tu
oído a la oración de tu siervo”; Mt. 24:20, “orad que vuestra huida no sea en
invierno”; 26:41; “orad para que no entréis en tentación”; Rom. 10:1,
“mi oración a Dios es para salvación”; Rom. 15:30, “me ayudéis orando por
mí a Dios, para que sea librado”; 1 Tim 2:1, “rogativas, oraciones,
peticiones, acciones de gracias por todos los hombres”.
II. JESÚS NOS HA DEJADO EL EJEMPLO DE ORAR.
A. Mat. 14:23 “subió al monte a orar aparte” (Mar. 1:35).
“Levantándose muy de mañana, siendo aún muy oscuro, salió y se fue a un lugar
desierto, y allí oraba”; 6:46, “Y después que los hubo despedido, se fue
al monte a orar”; Luc. 5:16, “Mas él se apartaba a lugares desiertos, y
oraba”; Luc. 6:12, “fue al monte a orar, y pasó la noche orando a Dios”; Luc.
9:18, “Aconteció que mientras Jesús oraba aparte, estaban con él los
discípulos”.
B. Luc. 3:21, “Jesús fue bautizado; y orando, el cielo se abrió”
C. Luc. 9: 28, “Aconteció como ocho días después de estas palabras,
que tomó a Pedro, a Juan y a Jacobo, y subió al monte a orar. 29 Y entre tanto
que oraba, la apariencia de su rostro se hizo otra, y su vestido blanco y
resplandeciente”.
D. Luc. 22:31, oró por Pedro, “Dijo también el Señor: Simón, Simón,
he aquí Satanás os ha pedido para zarandearos como a trigo; 32 pero yo he rogado
por ti, que tu fe no falte; y tú, una vez vuelto, confirma a tus hermanos”.
E. Mat. 26:36 “Entonces llegó Jesús con ellos a un lugar que se
llama Getsemaní, y dijo a sus discípulos: Sentaos aquí, entre tanto que voy allí
y oro”. Pidió tres veces, “si es posible, pase de mí esta copa; pero no sea como
yo quiero, sino como tú”; Luc. 22:44, “Y estando en agonía, oraba más
intensamente; y era su sudor como grandes gotas de sangre que caían hasta la
tierra”; Luc. 23:34, en la cruz pidió “Y Jesús decía: Padre, perdónalos, porque
no saben lo que hacen”.
F. Jn. 17, la verdadera “oración del Señor”; ora por sus apóstoles y
discípulos.
III. REQUISITOS DE LA ORACIÓN ACEPTABLE.
A.
Es necesario ser hijos de Dios
para poder decir “Padre nuestro”.
B.
Ser justos. 1 Tim. 2:8, “Quiero, pues, que los hombres oren en todo
lugar, levantando manos santas, sin ira ni contienda”; 1 Ped. 3:12(Sal.
34:15), “Porque los ojos del Señor están sobre los justos, Y sus oídos
atentos a sus oraciones”; Sant. 5:16, “Confesaos vuestras ofensas unos a
otros, y orad unos por otros, para que seáis sanados. La oración eficaz del
justo puede mucho”; Prov. 28:9, “El que aparta su oído para no oír la
ley, Su oración también es abominable”.
C.
Guardar los mandamientos de Dios, hacer su voluntad. 1 Jn. 3:22, “y
cualquiera cosa que pidiéremos la recibiremos de él, porque guardamos sus
mandamientos, y hacemos las cosas que son agradables delante de él”.
D.
Pedir con fe, Sant. 1:6, 7, “Pero pida con fe, no dudando nada;
porque el que duda es semejante a la onda del mar, que es arrastrada por el
viento y echada de una parte a otra. 7 No piense, pues, quien tal haga, que
recibirá cosa alguna del Señor”.
E.
Pedir con toda sinceridad, Rom. 10:1 “el anhelo de mi corazón y mi
oración”.
F.
Pedir con persistencia. Luc.11:5-8, el amigo que pidió pan a
medianoche pidió con importunidad; Mat. 15:28, también la mujer cananea;
ésta agradó a Jesús porque pidió por su hija pidió con toda sinceridad,
humildad, persistencia y mucha fe.
G.
Pedir conforme a la voluntad de Dios, 1 Jn. 5:14, “Y esta es la
confianza que tenemos en él, que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad,
él nos oye”; a veces no nos concede lo que pedimos, sino que nos dice “te basta
mi gracia” para soportar la prueba (2 Cor. 12:8)
H.
Perdonar para ser perdonado, Mar. 11:25, 26, “Y cuando estéis orando,
perdonad, si tenéis algo contra alguno, para que también vuestro Padre que está
en los cielos os perdone a vosotros vuestras ofensas. 26 Porque si vosotros no
perdonáis, tampoco vuestro Padre que está en los cielos os perdonará vuestras
ofensas”. (También buscar reconciliación con el hermano ofendido, Mat. 5:23,
24).
I.
Pedir con propósito sano, no con egoísmo. Sant. 4:3, “Pedís, y no recibís,
porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites
J.
Pedir con humildad. Luc. 18:9-14;
pero confiadamente, Heb. 4:16.
Sal. 55:17, “oirá mi voz”.
IV. ¿CÓMO ORAR?
A.
Orar al Padre
(Mat.
6:9; Luc. 11:2) en el nombre de Jesucristo, nuestro único Mediador (Jn.
14:13, “Y todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, lo haré, para que el
Padre sea glorificado en el Hijo. 14 Si algo pidiereis en mi nombre, yo
lo haré”; 1 Tim. 2:5, “Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre
Dios y los hombres, Jesucristo hombre, 6 el cual se dio a sí mismo en rescate
por todos”; 1 Jn. 2:1, “Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no
pequéis; y si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a
Jesucristo el justo”; Heb. 4:15, “Porque no tenemos un sumo sacerdote que
no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo
según nuestra semejanza, pero sin pecado. 16 Acerquémonos, pues, confiadamente
al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el
oportuno socorro”; 7:25, “por lo cual puede también salvar perpetuamente
a los que por él se acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por
ellos”. Los que creen que deben orar directamente a Jesús no tienen mediador.
B.
Alabar a Dios (“Santificado sea tu
nombre”, Mat. 6:9; Luc. 11:2). Estudiar los Salmos (están llenos
de expresiones de alabanza para Dios); también Apoc. 4. Debemos orar a
Dios con toda reverencia. Recordemos que “Dios está en el cielo, y tú
sobre la tierra” (Ecles. 5:2).
Rom. 1:19-21 enseña claramente que todo ser humano debe conocer a Dios,
glorificarle y darle gracias. “Porque lo que de Dios se conoce les es
manifiesto, pues Dios se lo manifestó. Porque las cosas invisibles de Él, su
eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo,
siendo entendidos por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa.
Pues habiendo conocido a Dios no le glorificaron como a Dios, ni le dieron
gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue
entenebrecido”.
C.
Hacer peticiones (Mat. 6:10-13;
Luc. 11:2-4): “Venga tu reino” (no pedir esto después de Pentecostés cuando
el reino vino); “Hágase tu voluntad”; “el pan nuestro de cada día” (no pedir
maná del cielo, 2 Tes. 3:10); “perdónanos nuestros pecados” (esto implica
que obedecemos al evangelio y luego como hijos de Dios al tropezar que
confesamos los pecados, 1 Jn.1:9), porque también nosotros perdonamos a
todos los que nos deben” (también implica que ya hemos buscado la reconciliación
con el hermano ofendido, Mat. 5:23,24); “no nos metas en tentación, mas
líbranos del mal” (Mat. 26:41, “velad y orad, para que no entréis en
tentación”, no sólo orar, porque el orar no substituye el velar, el obedecer, o
el trabajar; pedir sabiduría (Sant. 1:5); 1 Ped. 5:7 “echando
vuestra ansiedad en él, porque él tiene cuidado de vosotros”.
D.
Dar gracias. Mat. 14:19, “Entonces mandó a la gente recostarse sobre
la hierba; y tomando los cinco panes y los dos peces, y levantando los ojos al
cielo, bendijo, y partió y dio los panes a los discípulos, y los discípulos a la
multitud”; 15:36, “Y tomando los siete panes y los peces, dio gracias,
los partió y dio a sus discípulos, y los discípulos a la multitud” -- Jesús
bendijo (dio gracias por) el pan que multiplicó; Mat. 26:26, 27, bendijo
(dio gracias por) el pan y la copa; Jn. 11:41, “Padre, gracias te doy por
haberme oído”; Muchísimas veces en sus cartas Pablo da gracias a Dios.
V. ORAR Y INTERCEDER POR OTROS.
A. Cristo, nuestro ejemplo.
Heb. 7:25,
“por lo cual Él puede también salvar perpetuamente a los que por Él se acercan a
Dios, viviendo siempre para interceder por ellos”.
B. Y Él quiere que nosotros también hagamos intercesiones por
todos los hombres. ¡Piénselo! Dios quiere que nosotros hagamos peticiones por
otros.
Alguien podría pensar, “Pero Dios ya lo sabe todo, sabe lo que Él quiere hacer,
y yo soy tan insignificante .. ¿por qué quiere Dios que yo le pida por otros?”
Porque la Biblia enseña claramente que esta es la voluntad de Dios.
C. Orar por otros, aun por los
enemigos (Mat. 5:44, “orad por los que os ultrajan y os persiguen”); por
los pecadores (Rom. 10:1; Gén. 18; Ex. 32); por los enfermos (Sant.
5:13, ¿Está alguno entre vosotros afligido? Haga oración. ¿Está alguno
alegre? Cante alabanzas”); los unos por los otros (Pablo tenía una lista de
hermanos muy larga por los cuales oraba sin cesar); Efes. 6:18,
“orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en
ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos; 19 y por mí,
a fin de que al abrir mi boca me sea dada palabra para dar a conocer con denuedo
el misterio del evangelio”; Fil. 1:9, 10, “Y esto pido en oración, que
vuestro amor abunde aun más y más en ciencia y en todo conocimiento, 10 para
que aprobéis lo mejor, a fin de que seáis sinceros e irreprensibles para el día
de Cristo”; 1 Tes. 5:23, 25; 2 Tes. 1:11.
D. 1 Tim. 2:1-4, “Que se hagan rogativas, oraciones, peticiones y
acciones de gracias, por todos los hombres”.
Orar por los que están en lugares eminentes (los gobernantes del mundo; en aquel
tiempo los gobernantes romanos). Ahora conviene orar mucho por los gobiernos
modernos porque hay mucha decadencia (mayormente en Estados Unidos), hay
revoluciones en países latinos, los gobiernos de los países que eran comunistas
son muy inestables. ¿Ayuda si oramos a Dios por ellos? Léase otra vez Dan.
4:17.
E. Sant.
5:16, “orad unos por otros”. Pablo dedicaba mucho tiempo a la intercesión
por los santos. Imagínese que Pablo pronunciara nuestro nombre delante del trono
de Dios..
F. Orar por todos los hombres…
Porque el evangelio es universal …Porque Dios ama a todos, tiene actitud
sumamente bondadosa y benéfica hacia todos los hombres, aun hacia los más
perversos. Dios desea su amistad y sobre todo su salvación … Este es uno de los
mensajes más importantes que podemos predicar. Verdaderamente Dios quiere
que todos los hombres sean salvos … Debemos enfatizar que el hijo pródigo sabía
que podía regresar a su Padre. Esta es la verdad que debemos predicar a todos.
G. Alguien dirá, “Bueno, si Dios quiere que todos sean salvos, ¿por qué
no los salva?” La respuesta se encuentra en
Rom. 1:16. El evangelio es el único
poder que Dios tiene para salvar. Por eso, no puede salvar a los que no quieren
oír el evangelio de Cristo. Por eso Dios quiere que todos “vengan al
conocimiento de la verdad” … También es necesario que tengamos la misma actitud
hacia todos los hombres que Dios tiene. Él ha hecho y está haciendo todo lo
posible por salvarles. ¿Lo hacemos nosotros?
H. ¿Cómo
nos afecta a NOSOTROS cuando intercedemos por otros (hermanos, enemigos)? ¿Cómo
afecta nuestra actitud hacia ellos?
V.
Ejemplos del Antiguo Testamento DE
INTERCEDER POR OTROS.
A. Abraham, Gen. 18:23-33.
Intercede por Sodoma.
Gén. 18:30,
“Y dijo: No se enoje ahora mi Señor, si hablare”. ¿Se enojó Dios con Abraham?
Por el contrario, Dios quiere que hagamos
oraciones por otros. Muchos textos indican que la intercesión de hombres
piadosos le agrada y que es eficaz.
Sant. 5:16, “La oración eficaz del justo puede mucho”.
B. Moisés.
Éxodo 32:7-14. Sal. 106:21-23 “Y trató de destruirlos, de no haberse
interpuesto Moisés su escogido delante de él, A fin de apartar su indignación
para que no los destruyese”. Números 14:11-20.
C.
Samuel, 1 Sam. 7:5-10.
D. Jeremías 14:19-22. 15:1 es la respuesta. Este texto indica que Moisés
y Samuel tenían mucha influencia con Dios.
E.
Job 42:8, 9,
Dios mismo quería que Job orara por sus amigos.
F.
Isa. 59:15, 16,
“se maravilló que no hubiera quien se interpusiese”.
Conclusión:
A. El orar es una de las más grandes
bendiciones espirituales que tenemos en Cristo, Efes. 1:3; recuérdese Hech.
17:27, que Dios “no está lejos de cada uno de nosotros”.
B. El orar es hablar con Dios. Él nos habla
a través de su palabra y hablamos con El por medio de la oración.
C. 1 Tes. 5:17, “orad sin cesar”, no
solamente cuando hay emergencia; Luc. 18:1, “También les refirió Jesús
una parábola sobre la necesidad de orar siempre, y no desmayar”.
D. Todos los grandes personajes de la Biblia oraban sin cesar a Dios.