LUCAS 12

 
 


Lucas 12

12:1 En esto, juntándose por millares la multitud, tanto que unos a otros se atropellaban (para acercarse a Jesús), comenzó a decir a sus discípulos, primeramente: -- Las enseñanzas y reprensiones registradas en el capítulo 11 se dirigieron a los fariseos. Ahora Jesús se dirige a sus discípulos (vv. 4, 22) y habla de los fariseos.

-- Guardaos de la levadura de los fariseos, que es la hipocresía. -- Mat. 16:6, “Mirad, guardaos de la levadura de los fariseos”, hablando de su doctrina (v. 12). La levadura mala de los fariseos leudaba toda la masa del judaísmo (compárese 1 Cor. 5:7). Penetraba y se difundía para empapar la sociedad judaica, como la levadura de tradiciones, leyes humanas, supersticiones y opiniones de los líderes religiosos ha saturado el mundo religioso moderno. Aun la iglesia de Cristo no ha escapado de su nefanda influencia, pues hay predicadores de renombre que, por no recibir el amor de la verdad, quedan enamorados del error.

Pero aquí (Lucas 12:1) Jesús describe la hipocresía de los fariseos como levadura.

12:2 Porque nada hay encubierto, que no haya de descubrirse; ni oculto, que no haya de saberse. - 8:17. La verdad saldrá a luz. Sal. 139:12; Ecles. 12:14; 2 Reyes 5:26; Mat. 10:26; Hech. 5:1-11; Rom. 2:16; Heb. 4:13; Apoc. 20: 12.

12:3 Por tanto, todo lo que habéis dicho en tinieblas, a la luz se oirá; y lo que habéis hablado al oído en los aposentos, se proclamará en las azoteas. - Por no tener radio, televisión, periódicos, etc. se proclamaban mensajes importantes desde las azoteas.

12:4 Mas os digo, amigos míos: No temáis a los que matan el cuerpo, y después nada más pueden hacer. 5 Pero os enseñaré a quién debéis temer: Temed a aquel que después de haber quitado la vida, tiene poder de echar en el infierno; sí, os digo, a éste temed. - - Argumento irrefutable contra los materialistas (los que enseñan que el hombre no es inmortal, sino solamente material o físico y que cuando muera deja de existir). Los materialistas más conocidos son los testigos de La Atalaya y los adventistas del séptimo día. Según ellos al morir el hombre queda aniquilado y ya no existe de manera alguna. Sin embargo, Jesús dice que hay algo más después de y aparte de la muerte física que es peor que la muerte física.

-- infierno. (1) Lugar de castigo eterno en fuego. Mat. 5:22, 29, “infierno de fuego”; 10:28 (paralelo con Luc. 12:4,5); 13:42, 43 “horno de fuego”; 18:9, “infierno de fuego”; 25:46, “E irán éstos al castigo eterno, y los justos a la vida eterna”; Apoc. 20:14, “lago de fuego”.

(2) Los materialistas insisten en que el fuego consume y acaba lo que está echado en él y citan Mat. 13:30, 40; por eso, niegan que habrá sufrimiento eterno; insisten en que los malos serán aniquilados. Es cierto que el cuerpo físico puede ser quemado y consumido, pero 1 Cor. 15:44, 53 explica que el cuerpo resucitado no será corruptible.

(3) Destruir. Citan Mat. 10:28, “temed más bien a aquel que puede destruir el alma y el cuerpo en el infierno”; enfatizan la palabra destruir, diciendo que significa aniquilar, pero según los léxicos y diccionarios de palabras griegas la palabra destruir (apollumi) no significa aniquilar, sino arruinar. “La idea que comunica no es la de extinción, sino de ruina; no del ser, sino del bienestar” (W. E. Vine). Por ejemplo, la palabra se usa en 2 Ped. 3:6, “por lo cual el mundo de entonces pereció anegado en agua”. La palabra “pereció” viene de la palabra griega apollumi, y obviamente no quiere decir aniquilar porque el mundo no fue aniquilado en el diluvio, sino que fue arruinado, pues al estar cubierta de agua la tierra no sirvió para la habitación del hombre. Así también el alma destruida no es alma aniquilada sino arruinada. Véase 2 Tes. 1:7-9, “cuando se manifieste el Señor Jesús desde el cielo con los ángeles de su poder, 8 en llama de fuego, para dar retribución a los que no conocieron a Dios, ni obedecen al evangelio de nuestro Señor Jesucristo; 9 los cuales sufrirán pena de eterna perdición, excluidos de la presencia del Señor y de la gloria de su poder”. La palabra perdición es de olethros, que también significa ruina, la pérdida del bienestar.

(3) ¿Cristo vino a la tierra y sufrió en la cruz simplemente para evitar que el hombre fuera aniquilado? No, Cristo estaba dispuesto a sufrir una muerte tan horrible para salvar el alma que nunca deja de existir. No hay texto alguno que enseñe que cualquier espíritu (del hombre, del ángel o del demonio) deje de existir. Un vez creado, el espíritu es eterno. Nunca muere, nunca deja de existir. Estará en el cielo con Dios o en el infierno con Satanás.

(4) Luc. 16:19-31, el hombre rico estaba consciente, recordaba y sufría. Pero si el materialista tiene razón, entonces el rico no habría tenido necesidad de que Lázaro mojara su dedo en agua para refrescar su lengua porque ya se habría aniquilado. Los que niegan el castigo eterno dicen que este texto es una parábola. En primer lugar, una parábola no es una fábula. Las parábolas no son mitos o leyendas, sino que hablan de la realidad. Sin embargo, las parábolas no hablan de personas por nombre, y este texto habla de habla de Abraham y un hombre llamado Lázaro

(5) Juan 5:28, 29. Los materialistas admiten lo que Jesús dice en Juan 5:28, 29, que todos serán resucitados. Sin embargo, enseñan que cuando el hombre muere, puesto que no tiene alma, es aniquilado y deja de existir. Entonces ¿por qué resucitarlo para volver a aniquilarlo? De esta manera se muestra lo absurdo de su doctrina falsa.

(6) Eterno. ¿Qué dicen los materialistas de la palabra eterno con respecto al sufrimiento? Dicen que el ser echado en el infierno tiene consecuencias eternas porque pierden la vida eterna. Dicen que Jesús no habla de castigar eternamente, sino del castigo eterno; es decir, el resultado de esta clase de castigo sería eterno. Pero si el materialista puede probar que el castigo no es de duración eterna, entonces tampoco se puede probar que la vida con Dios será eterna. De hecho, ni pueden probar que Dios es eterno.

(7) Dios de amor y misericordia. Los falsos maestros dicen que el concepto de un lugar de tormento eterno no es consecuente con el concepto del Dios de amor y misericordia, pero éstos simplemente no conocen a Dios. Es muy cierto que es Dios de amor y misericordia, pero también tiene otros atributos. Rom. 11:22, “Mira, pues, la bondad y la severidad de Dios”. Dios tiene varios atributos. No es solamente amor, bondad y compasión. También es Dios de justicia y de venganza. Heb. 10:30 Pues conocemos al que dijo: Mía es la venganza, yo daré el pago, dice el Señor. Y otra vez: El Señor juzgará a su pueblo. 31 ¡Horrenda cosa es caer en manos del Dios vivo!” Muchos no comprenden cómo Dios abomina el pecado. En primer lugar la cruz de Cristo nos dice lo que Dios piensa del pecado, y luego el infierno nos dice la misma cosa. La justicia de Dios, pues, requiere tal castigo del pecado.

(8) ¿Qué sabemos del sufrimiento que no termina? Con muy pocas excepciones hay remedios para el sufrimiento. Jn. 16:21, “La mujer cuando da a luz, tiene dolor”; Gén. 7:19-23, ahogados en el diluvio; Gén. 19:24, quemados con fuego y azufre; Éxodo 1:13, 14, la gran aflicción de la esclavitud y opresión; 2 Cor. 11:24, “De los judíos cinco veces he recibido cuarenta azotes menos uno. 25 Tres veces he sido azotado con varas; una vez apedreado; tres veces he padecido naufragio; una noche y un día he estado como náufrago en alta mar …” Oímos de torturas de presos de guerra que provocan dolor que no se puede describir. Jesús habla del “lloro y el crujir de dientes” como expresión del sufrimiento insoportable, pero que tendrá que ser soportado.

Si el sufrimiento fuera aun por cien años, al sufrir por diez años, uno podría decir, “nada más me faltan otros noventa años”, o si fuera por mil años, después de sufrir 900 años podría decir, “sólo me faltan cien años más”, pero eterno significa no tiene fin. Ahora muchas personas están viviendo unos cien años. Creemos que cien años es un tiempo muy largo. ¿Qué sabemos de vivir casi mil años como en los días de Matusalén? La mente casi no puede imaginar una existencia tan larga? Pero luego ¿10,000? ¿o 100,000? ¿un millón? Aunque la eternidad abarca mucho más que un millón o un billón de años, no se mide así, simplemente porque ya no habrá “tiempo”. Ya no habrá días, semanas, meses, siglos, milenios, etc. ¡No habrá tiempo! El tiempo “pasa”, pero no “se pasa” la eternidad.

-- temed, 2 Cor. 5:10, 11; Col. 3:22; Heb. 4:1; 1 Ped. 2:17.. Por eso, debemos temer a Dios y temer este castigo. ¿Qué tememos? ¿Sabemos lo que es temer? ¿Perder el empleo? ¿La quiebra del negocio? ¿El cáncer? ¿El paro cardiaco? ¿La muerte? ¿Qué? ¿Tememos el infierno? ¿Cómo puede la gente dormir sabiendo que si mueren sin Cristo van a sufrir en el infierno, en el horno o lago de fuego, para siempre? ¿Quién no tiene miedo de ser quemado en un incendio o en algún accidente? ¿Quién no ha visto las consecuencias horribles de la quemadura?

12:6 ¿No se venden cinco pajarillos por dos cuartos? Con todo, ni uno de ellos está olvidado delante de Dios. - En los versículos anteriores Jesús dice que no debemos temer a los hombres. Debemos temer a Dios, pero también recordar que El nos ama y nos protege. Como dice el himno, “Si aun las aves cuidan, cuidará también de mí”. Los “pajarillos” son los gorriones. Se cazaban, se vendía y se comían. Así es que tenían valor porque es criatura de Dios y la cuida, pero “más valéis vosotros que muchos pajarillos”. 7 Pues aun los cabellos de vuestra cabeza están todos contados. No temáis, pues; más valéis vosotros que muchos pajarillos. - Mat. 10:30, Desde luego, Cristo no les promete que no serían dañados físicamente porque ya había dicho (Mat. 10:17) que serían azotados y acaba de decir (Mat. 10:28; Luc. 12:4) “no temáis a los que os matan”. El promete estar con ellos (Mat. 28:20), pero su ayuda sería espiritual. “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece” (Fil. 4:13). Con la ayuda divina serían “más que vencedores” (Rom. 8:37). Así que, no temáis; más valéis vosotros que muchos pajarillos.

12:8 Os digo que todo aquel que me confesare delante de los hombres, también el Hijo del Hombre le confesará delante de los ángeles de Dios; 9 mas el que me negare delante de los hombres, será negado delante de los ángeles de Dios. - La palabra confesar (homologeo) significa “hablar la misma cosa, asentir, estar de acuerdo” (WEV). Al confesar a Cristo lo reconocemos como nuestro Señor. Al negarlo uno lo repudia, no lo reconoce como suyo. Sería como el padre que dijera de su hijo, “éste no es mío, no lo reconozco como mío”. Es lo que Pedro hizo. Dijo, “No conozco al hombre”; es decir, no es mi Señor, no es nada, ni lo conozco.

Puede ser peligroso confesar (reconocer) a Cristo como el Hijo de Dios y como nuestro Señor. Si uno teme a los hombres en lugar de temer a Dios, está en gran peligro de negar a Cristo. Véanse Jn. 9:22; 12:42.Lo hace por temor de lo que los hombres piensen, digan o hagan, o simplemente por el temor de ser rechazado. El Señor espera que seamos atrevidos en la defensa de la verdad (GH). Véase Judas 3; Fil. 1:16:

Este texto (y el texto paralelo en Mat. 10:32, 33) se cita frecuentemente para enseñar que debemos confesar que Cristo es el Hijo de Dios antes de ser bautizados y es muy correcto hacerlo, pero Jesús dice esto en un contexto de persecución y tribulación. El quiere decir que aunque haya mucha oposición y persecución no debemos temer a los hombres, porque esto puede causar que neguemos a Cristo (26:70,72). 2 Tim. 1:7, “Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio. 8 Por tanto, no te avergüences de dar testimonio de nuestro Señor, ni de mí, preso suyo, sino participa de las aflicciones por el evangelio según el poder de Dios”. Mar. 8:38, “Porque el que se avergonzare de mí y de mis palabras en esta generación adúltera y pecadora, el Hijo del Hombre se avergonzará también de él, cuando venga en la gloria de su Padre con los santos ángeles”.

Al confesar que Jesús de Nazaret es el Cristo, el Hijo de Dios, estamos confesando que El es Dios (Jn. 1:1; Rom. 9:5; Tito 2:13; 2 Ped. 1:1; 1 Jn. 5:20). Ejemplos de esta confesión se encuentran en 16:16; Jn. 6:69; 11:27; 20:28; Hech. 8:37; 1 Tim. 6:12.

12:10 A todo aquel que dijere alguna palabra contra el Hijo del Hombre, le será perdonado; pero al que blasfemare contra el Espíritu Santo, no le será perdonado. -- La palabra "evangelio" significa "buenas nuevas"; es decir, por medio del evangelio de Jesucristo todo pecado será perdonado. Véanse los catálogos de pecados (Rom. 1:28-32; 1 Cor. 6:9-11; Gál. 5:19-21, etc.). Todos estos pecados serán perdonados por Dios si nos arrepentimos, confesamos a Cristo y somos bautizados para perdón de pecados. Los pecados de David (el codiciar, el adulterar, el matar) fueron perdonados. Los "muchos" pecados de la mujer de Luc. 7 fueron perdonados. Pedro negó a Cristo tres veces pero fue perdonado. Saulo de Tarso persiguió a Jesús pero fue perdonado.

Blasfemar significa "difamar o injuriar...cualquier forma de hablar injuriosa, ultrajante, calumniador". Este pecado cometido aun contra Jesús tenía y tiene perdón, v. 32. Le acusaban de ser glotón y borracho; decían que era samaritano (término muy insultante para cualquier judío), que estaba loco, y que blasfemaba cuando perdonaba pecados. Se describen aun aquellos que lo crucificaron como ignorantes (Luc. 23:34; Hech. 3:17; 13:27; 1 Cor. 2:8). Todos estos insultos, blasfemias e injurias recibieron perdón cuando los culpables obedecieron al evangelio.

Marcos 3:30 explica la blasfemia contra el Espíritu Santo: V. 31, "Porque ellos habían dicho: Tiene espíritu inmundo". La blasfemia contra el Espíritu se refiere a lo que los fariseos habían dicho (Mat. 12:24), "Este no echa fuera los demonios sino por Beelzebú, príncipe de los demonios". Marcos 3:22, "decían que tenía a Beelzebú, y que por el príncipe de los demonios echaba fuera los demonios". Lo que ellos decían no era simplemente una calumnia contra Jesús, sino una blasfemia contra el Espíritu Santo. Decían que el Espíritu Santo era Satanás (espíritu inmundo). ¡Esta es la blasfemia contra el Espíritu Santo!

La obra del Espíritu Santo es atribuida a Satanás. Negaban los fariseos que Jesús hizo la gran obra de echar fuera los demonios por el poder del Espíritu Santo. Mas bien, según ellos, lo hizo por el poder de Beelzebú, príncipe de los demonios, o sea, Satanás mismo. Al decir esto hablaron o blasfemaron contra el Espíritu Santo, dando a entender que en realidad el Espíritu Santo era un espíritu inmundo.

Dicen los carismáticos que hablamos contra el Espíritu cuando denunciamos sus "señales y prodigios mentirosos". Esta acusación es completamente necia y absurda. Al decir esto ellos demuestran su profunda ignorancia de las Escrituras (Mat. 22:29). Desde luego, no hablamos contra el Espíritu, sino probamos los espíritus, 1 Jn. 4:1,2.

¿Por qué no se perdona este pecado? Isa. 5:20 dice, "¡Ay de los que a lo malo dicen bueno, y a lo bueno malo!" Es precisamente lo que hicieron los fariseos. Lo que era tan obviamente bueno y de Dios -- la vida, el ejemplo, las enseñanzas y las maravillas de Jesús -- ellos lo llamaron malo y del diablo. El propósito de ellos era profundamente malicioso. Jesús echó fuera los demonios por el Espíritu de Dios (v. 28), pero los fariseos estaban resueltos a no creerlo, y se atrevieron a decir que ese poder era en realidad Satanás. Dice el Diccionario de W. E. Vine, "cualquiera, con la evidencia del poder del Señor ante sus ojos, declarara que era un poder satánico, exhibía una condición de corazón más allá de la iluminación divina, y por ello desesperada".

No había sacrificio bajo la ley de Moisés para el pecado cometido "con soberbia". Núm. 15 describe la expiación para los pecados de "yerro", pero en el v. 30 dice (según LBLA), "Pero aquel que obre con desafío (lit., con mano levantada) ... ése blasfema contra el Señor, y esa persona será cortada de entre su pueblo". Véanse también 1 Sam. 3:14; Isa. 22:14. En esto vemos que el concepto de estar más allá de la salvación no era idea nueva.

Al ver las obras de Jesús y al oír sus enseñanzas, los escribas y fariseos estuvieron en la misma presencia de Dios, pero indicaron que más bien estuvieron en la presencia de Satanás. No hay depravación más profunda que esta.

12:11 Cuando os trajeren a las sinagogas, y ante los magistrados y las autoridades, no os preocupéis por cómo o qué habréis de responder, o qué habréis de decir; 12 porque el Espíritu Santo os enseñará en la misma hora lo que debáis decir. -- 21:14-15; Mat. 10:19-20; Mar. 13:11. Hech. 4:13 dice, “Entonces viendo el denuedo de Pedro y de Juan, y sabiendo que eran hombres sin letras y del vulgo, se maravillaban; y les reconocían que habían estado con Jesús”. No habían sido educados en las escuelas de los rabinos, pero fueron enseñados por Jesús y guiados por el Espíritu Santo. Hech. 6:10, “Pero no podían resistir a la sabiduría y al Espíritu con que (Esteban) hablaba”.

12:13 Le dijo uno de la multitud: Maestro, dí a mi hermano que parta conmigo la herencia. - Al ver y escuchar a Jesús la gente podía ver que hablaba con toda autoridad y justicia. Por eso, este hombre creía que le podría ayudar con la cuestión de su herencia. Según la ley de Moisés (Deut. 21:17) el hermano mayor recibía dos terceras partes de la herencia. Este caso parece indicar que no siempre se repartía la herencia correctamente. Es interesante observar que este hombre no pide que Jesús juzgue el caso objetivamente, sino que de una vez decidir el litigio a favor de él (el suplicante) (ALA).

El hombre de este texto, al igual que la mayoría de los hombres, se preocupaba por su herencia terrenal cuando le convenía preocuparse más por su herencia eterna. Sus asuntos personales eran mucho más importante que la enseñanza de Cristo sobre asuntos espirituales. Compárese Jn. 6:26, 63).

12:14 Mas él le dijo: Hombre, ¿quién me ha puesto sobre vosotros como juez o partidor? -- Jesús no pide los detalles del caso. No pregunta quién hacía qué. Aunque los rabinos, siendo intérpretes de la ley, sí asumían el papel de jueces, Jesús no se metió en el asunto. Enseñaba la justicia, pero no aceptó el papel de juez o administrador para aplicar o ejecutar las leyes de justicia. Su reino no es de este mundo (Jn. 18:36) y su misión era la de buscar y salvar almas (19:10). El creía en dar a César (el estado) lo que era de César (20:25) y este caso perteneció a César. Además, toda la enseñanza de Jesús indica que lo más importante no es la mera reforma política y externa, sino el cambio de corazón. El hace grandes cambios en el hombre y en la sociedad comenzando desde adentro del corazón del hombre.

12:15 Y les dijo: Mirad, y guardaos - Advertencia doble, como dos alarmas, dos luces rojas que brillan intermitente y constantemente ante nuestros ojos para que pongamos mucha atención, para que tengamos mucho cuidado, como cuidarse de una víbora de cascabel. El apóstol Pablo dice “Haced morir … malos deseos y avaricia, que es idolatría”. Es cuestión de vida y muerte, de matar o ser muerto. Si no la matamos, nos mata a nosotros. Es un “demonio” que esclaviza.

No hay otro peligro más grande en el mundo que la avaricia. Por ser la fuerza motriz de su vida la avaricia destruye un número incalculable de almas, llevándolas al infierno.

-- de toda avaricia; - Jesús aprovecha la petición de este hombre para enseñar una lección sobre la avaricia, el cáncer que destruye el corazón de millones. Si en este caso hubo fraude con respecto a la herencia, alguien obviamente era avaro. Era culpable de la avaricia que, según Pablo, es idolatría (Col. 3:5), porque toma posesión del corazón (los afectos) que pertenecen a Dios y lo convence que debe confiar en riquezas que son inciertas (1 Tim. 6:17) (HLB). Jesús nos advierte acerca de este pecado en el Sermón del Monte, el primer sermón registrado en el Nuevo Testamento: Mat. 6:24, “ Ninguno puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas. {Gr.[ Mamón.]}”. El remedio se ofrece en los versículos anteriores (19-21).

-- toda -- La palabra toda implica que este pecado se manifiesta de varias maneras; es decir, que hay varias clases de avaricia y que toda clase de ella debe ser evitada. Para ser discípulos de Jesús es indispensable que uno destruya la vida avariciosa, que quite ese ídolo del corazón.

-- porque la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee. -Jesús pronuncia una advertencia solemne. Tenga cuidado, guardarse de toda avaricia porque hay mucha diferencia entre el “vivir” y el “tener posesiones”. ¿Lo entiendo yo? El vivir no es el poseer. El vivir no depende de lo que uno posea. Para muchos la vida es precisamente esto: “la abundancia de los bienes que posee” y la comodidad y el placer que les traen. Sin embargo, la vida del hombre no consiste EN las cosas materiales. No son parte integral de la vida y es un equívoco grande dejar que éstas controlen la vida. Muchos son muy pequeños con riquezas. Otros son muy grandes sin riquezas.

Por eso, Jesús apunta al hombre hacia un posesión más valiosa que la que él buscaba, la vida abundante (Jn. 10:10), la vida verdadera. Recordemos el ejemplo de Jesús mismo (9:58), “Las zorras tienen guaridas, y las aves de los cielos nidos; mas el Hijo del Hombre no tiene dónde recostar la cabeza”.

-- AVARICIA: pleonexia - Esta palabra significa la sed de tener más. ¿Más qué? Ropa, zapatos, botas, joyería, muebles, automóviles, motos, más dinero para restaurantes, viajes, vacaciones, $ para consentir a los niños (“quiero que tengan todas las cosas que yo quería como niño y nunca tenía”), más dinero para poder contraer más compromisos y deudas.

Dice el Diccionario de W. E. Vine: “codicia o avaricia, lit., un deseo de tener más (pleon, más echo, tener), siempre en mal sentido, se usa de una manera general en Mr 7:22 (plural, lit., ‘avaricias’ … esto es, las varias formas en que se revela la avaricia; Ro 1:29; Ef 5:3; 1 Ts 2:5. En otros pasajes se usa, (a) de posesiones materiales, Lc 12:15; 2 P 2:3; 2 Co 9:5 (RV, ‘de mezquindad’)…Adjetivo: pleonektes … ansioso de posesiones, codicioso, 1 Co 5:10, 11; 6:10; Ef 5:5 … aphilarguros … 1 Ti 3:3 ‘no avaro’, ‘ajeno a la avaricia’; He 13:5 ‘sin avaricia’”.

2 Cor. 9:5, “Así que creí necesario exhortar a los hermanos a que se adelantaran en ir a vosotros, y prepararan de antemano vuestra generosa ofrenda, ya prometida, para que la misma estuviera lista como ofrenda generosa, y no como por codicia” (LBLA). “Y no como tacañería… Algunas ofrendas exhiben codicia de parte del que da, por la misma desgana en dar” (ATR). No como de mezquindad.

La avaricia significa, pues, el deseo de tener más, de tener mejor, de tener lo más nuevo, lo más moderno, lo que otros tienen, de tener algo diferente, etc. Básicamente, la avaricia es la actitud impropia hacia cosas materiales.

En varios textos la avaricia está asociada con la inmundicia y los vicios más perversos: Rom. 1:29-31; Efes. 5:3-5; Col. 3:5-9; 2 Ped. 2:1-3. Por eso, es necesario tomar muy en serio este mal.

1 Cor. 5:9,10. ¿Saben de alguna iglesia que haya rechazado a algún miembro por ser avaro? Un sacerdote católico, ya anciano, dijo que en toda su experiencia como sacerdote, nunca había escuchado la confesión de este pecado (avaricia). ¿Por qué? Porque nadie se cree culpable.

¿CÓMO SABEMOS SI SOMOS CULPABLES DEL PECADO DE LA AVARICIA?

1. Tener dos trabajos o más cuando no es del todo necesario.

2. Aceptar empleo o negocio que nos obliga a fallar a los servicios, aun los dos servicios el domingo. “Pues no pude ir, tuve que trabajar”. ¿Tuvo qué …? ¿Iba a morir de hambre si no lo hizo? ¿Qué pasa con 1 Tim. 6:8, “teniendo sustento y abrigo …”?

3. Obviamente hay hermanas que TIENEN QUE trabajar fuera del hogar, pero hay hermanas que lo hacen simplemente para tener más y mejor aunque tengan que dejar a sus pequeños con otros durante las horas del trabajo. Quieren mejor casa, automóvil, más dinero para los niños, más vacaciones. Algunas trabajar fuera del hogar porque no les gusta el papel de “ama de casa” (1 Tim. 5:14; Tito 2:4, 5).

4. Trabajar ilegalmente en país ajeno para ganar más dinero.

5. Tito 2:10. Defraudar en el trabajo (llevando mercancía, herramientas), no trabajando las ocho o diez horas que deben trabajar. Chuecos en los tratos con patrones o clientes.

6. No obedecer 1 Cor. 16:2, no ofrendar según Dios nos haya prosperado. 2 Cor. 9:7 no proponer a ofrendar generosamente. No imitar a los macedonios, 2 Cor. 8:1-5.

7. No obedecer Efes. 4:28. No compartir con hermanos necesitados.

El anciano no puede ser avaro. 1 Tim. 3:3, Pablo enseña que el anciano (obispo, pastor) no puede ser avaro.

Raíz de todos los males. 1 Tim. 6:9, 10, Pablo enseña que el amor al dinero es la raíz de todos los males; es decir, es conectado con la práctica de todo pecado que se puede nombrar. V. 9 dice, “Porque los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo, y en muchas codicias necias y dañosas, que hunden a los hombres en destrucción y perdición”. No solamente los que TIENEN, sino los que QUIEREN. Recuerde Josué 7:21, “Pues vi entre los despojos un manto babilónico muy bueno, y doscientos siclos de plata, y un lingote de oro de peso de cincuenta siclos, lo cual codicié y tomé; y he aquí que está escondido bajo tierra en medio de mi tienda, y el dinero debajo de ello”. Dicen las mujeres, “Yo solamente voy SHOPPING (viendo, observando, informando), no COMPRANDO”, pero el VER Y EL QUERER preceden el COMPRAR.

Riquezas engañan. Mat. 13:22, “El que fue sembrado entre espinos, éste es el que oye la palabra, pero el afán de este siglo y el engaño de las riquezas ahogan la palabra, y se hace infructuosa”. Riquezas engañan porque no ofrecen la satisfacción que prometen. Además, como dice Ecles. 5:10, “El que ama el dinero, no se saciará de dinero”.

EL REMEDIO:

1. No estimular sino suprimir los deseos, Rom. 13:14; Gál. 5:16. Decimos “necesitamos” cuando es nada más “queremos”. Debemos identificarnos y asociarnos con los más humildes, Rom. 12:16.

2. Ser contentos con lo básico: 1 Tim. 6:7,8; Heb. 13:3-5. Hay que aprender a contentarnos, Fil. 4:11, 12.

3. Ser ricos en buenas obras. 1 Tim. 6:17-19; Tito 2:14; 3:1, 8; Mat. 25:35-45; Efes. 4:28; Fil. 4:15, 16; Heb. 13:16; 1 Jn. 3:17, 18; Sant. 2:14-26.

4. Honrar a Dios con los bienes. Prov. 3:9, “Honra a Jehová con tus bienes, Y con las primicias de todos tus frutos”.

 

El Rico Necio

12:16 También les refirió una parábola, diciendo: La heredad de un hombre rico había producido mucho. - Este hombre no era condenado por ser rico. Abraham era “riquísimo”. Job era muy rico. Dios prospera a su pueblo. Deut. 8: 7, “Porque Jehová tu Dios te introduce en la buena tierra, tierra de arroyos, de aguas, de fuentes y de manantiales, que brotan en vegas y montes; 8 tierra de trigo y cebada, de vides, higueras y granados; tierra de olivos, de aceite y de miel; 9 tierra en la cual no comerás el pan con escasez, ni te faltará nada en ella; tierra cuyas piedras son hierro, y de cuyos montes sacarás cobre. 10 Y comerás y te saciarás, y bendecirás a Jehová tu Dios por la buena tierra que te habrá dado… 18 acuérdate de Jehová tu Dios, porque él te da el poder para hacer las riquezas”.

Este hombre no es acusado de ser deshonesto. Que sepamos no defraudó a nadie. Seguramente no era perezoso, sino que tuvo que trabajar con diligencia para ser tan exitoso. Se supone que tuvo que ocupar gente.

El tuvo que ser hombre inteligente para ser tan exitoso, pero la parábola revela que ignoraba muchas cosas importantes.

12:17 Y él pensaba dentro de sí, -- Este fue uno de sus equívocos serios: “pensaba dentro de sí” en lugar de consultar con Dios. Y nosotros ¿con quién consultamos? ¿Estudiamos la Palabra de Dios sobre la mayordomía, o simplemente nos consultamos a nosotros mismos? Desde luego, si uno sólo piensa “dentro de sí”, hará planes para dar gusto a sí mismo.

-- diciendo: ¿Qué haré, porque no tengo dónde guardar mis frutos? - Otro equívoco grave. Dijo que no tuvo dónde guardar sus frutos, pero había muchos lugares donde guardarlos -- en los hogares de los necesitados. ¿El no conocía a ninguno de ellos? ¿No sabía dónde vivían?

Este equívoco indicaba que este hombre no sabía nada de generosidad. No sabía nada de responsabilidad hacia los necesitados. No se pregunta a sí mismo, “¿Dónde puedo servir a Dios mejor con mi dinero? ¿Quiénes serán los más necesitados? ¿Dónde puedo llevar más fruto para Dios? ¿De qué manera puedo honrarle con mis bienes? (Prov. 3:9, “Honra a Jehová con tus bienes, Y con las primicias de todos tus frutos”).

¿Qué tal nosotros? ¿Cuántos hermanos recuerdan lo que dice Efesios 4:28? Parece que muchos hermanos cometen el mismo equívoco que el rico. ¿Hemos leído 1 Jn. 3:17, 18? ¿Mateo 25:34-46? ¿1 Tim. 6:17, 18? Todos sabemos Marcos 16:16; Hech. 2:38; 20:7; Efes. 5:19, etc., pero ¿conocemos los textos que hablan de “buenas obras” como Tito 2:14; 3:1, 8; Sant. 2:14-26; Mat. 5:16? Debemos recordar y meditar sobre estos textos cada vez que recibamos nuestro salario o ganancia.

Parece que entre más el Señor le multiplicaba sus bendiciones, más creció su avaricia (egoísmo). ¿Somos culpables de esto?

-- mis frutos - Pero no eran “mis frutos”. No somos dueños de nada. Somos simplemente mayordomos de los bienes que Dios nos presta para ser usados en su servicio. Y todos daremos cuenta de nuestra mayordomía. Luc.16:2, “da cuenta de tu mayordomía”.

12:18 Y dijo: Esto haré: (¿si Dios quiere o no?) derribaré mis graneros, y los edificaré mayores, y allí guardaré todos mis frutos y mis bienes; -- “Esto haré” - él tomó una decisión, desde luego, a favor de sí mismo, sin tomar en cuenta la voluntad de Dios y la necesidad de otros.

Pensaba construir graneros más grandes, para tener más para sí mismo. Su único pensamiento era almacenar (guardar) en lugar de dar, ayudar, repartir. ¿Qué hacemos con el aumento de sueldo que recibimos?

Este hombre se llama “necio” porque era ciego a la fuente de sus bendiciones. El dice “yo”, “mis” repetidas veces sin dar gracias a Dios. Si no reconocemos a Dios como la fuente de bendiciones, no las usaremos conforme a la voluntad de Dios.

¿Cuántos hermanos dicen, YO trabajé, YO lo gané, es mío, y lo voy a gastar para mí mismo. Esto es no ver más allá de uno mismo.

Esto es precisamente lo opuesto a Luc. 9:23, “niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame”.

12:19 diré a mi alma: Alma, muchos bienes tienes - El pensaba que él “tenía” bienes, pero en esto estaba bien equivocado. El dice, “Alma, tienes graneros llenos”, pero su alma no tenía interés alguno en sus graneros. El alma no se alimenta con lo que se guarda en graneros.

El dijo, “muchos bienes tienes”, pero en lugar de tener él muchas riquezas, en realidad las riquezas le “tenían” a él; es decir, en lugar de ser él el dueño de riquezas, las riquezas se adueñaron de él. En lugar de poseer muchos bienes, los muchos bienes poseyeron a él. El no era el dueño; más bien él era la “posesión” y la víctima del dios llamado Mamón (Mat. 6:24).

-- guardados para muchos años; -- ¿”guardados para muchos años” “en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones minan y hurtan”? ¿De veras son seguros nuestros tesoros aquí en la tierra? En una hora se podrían encender sus graneros y convertirse en ceniza.

-- repósate, come, bebe, regocíjate. -- ¡Qué jactancioso era este hombre! “Muchos bienes tienes guardados para muchos años”. ¿De veras? ¿Estaba seguro de eso? ¿No sabía lo que dice la Palabra de Dios sobre lo frágil de la vida? Prov. 27:1; Sant. 4:13-15. ¿Qué tan seguro estaba de que no podría enfermarse o accidentarse y perder la salud? Muchos hombres apenas jubilados sufren una embolia o paro cardiaco. Esto no es nada raro. Ya iban a realizar su sueño dorado, pero en lugar de disfrutarlo viven tirados en cama o se llevan al panteón.

Pero muchas personas ricas sí logran su sueño reposar, comer, beber y regocijarse por muchos años. Trabajan duro, invierten sabiamente, se cuidan, y al jubilarse tienen buena salud, mucho dinero y disponen de tiempo para viajar, divertirse, visitar a sus familiares y amigos, etc., pero un día se envejecen y tienen que morir. Se puede decir que en un sentido ganaron el mundo (Mat. 16:26), pero “¿qué aprovechará al hombre, si ganare todo el mundo, y perdiere su alma? ¿O qué recompensa dará el hombre por su alma?” Si vivieron súper felices por 10, 20, 50 años o más pero al morir fueron con el rico de Luc. 16:23, 24, ¿valía la pena?

El “rico necio” de nuestro texto (Luc. 12:16-21) no miraba más allá de este mundo. Hizo todo sobre la base de la vida en este mundo. Se preocupaba por acumular tesoros en un mundo que tuvo que dejar y no se preocupaba por acumular tesoros en el mundo adonde iba. Millones hacen lo mismo. ¿Cuántos miembros de la iglesia cometen el mismo equívoco?

Dice “Alma, repósate, come, bebe, regocíjate”, pero otro equívoco serio de este hombre era que él vivió solamente para el hombre exterior (no para el hombre interior). 2 Cor. 4:16-18.

Otro de los muchos equívocos de él era que se creía dueño no solamente de sus graneros, sino también del tiempo mismo. Creía que tenía control sobre los dos, pero estaba muy equivocado. Ecles. 8:8, “No hay hombre que tenga potestad sobre el espíritu para retener el espíritu, ni potestad sobre el día de la muerte”.

12:20 Pero Dios le dijo: Necio, -- Según esto se puede concluir que ante los ojos de Dios todos los que imitan a este hombre rico, viviendo solamente para los placeres y comodidades de esta vida, son “necios”. Los que no viven para el espíritu, sino solamente para la carne son “necios”. Fil. 3:19, “cuyo dios es el vientre… que sólo piensan en lo terrenal”.

-- esta noche - ¡Esta noche! La muerte del hombre carnal es una experiencia “de noche”, experiencia de “oscuridad” y triste, pero para los fieles es una experiencia de día, llena de luz.

-- vienen a pedirte tu alma; -- Obsérvese el contraste entre “muchos años” y “esta noche”. Sal. 39:4-6, “sepa yo cuán frágil soy”; 90:10; 103:15, 16.

El dijo “mi alma”, pero el Señor tomó posesión de ella para llevársela. Ecles. 12:7.

El dijo “mis bienes” pero los perdió todos. 1 Tim. 6:7.

Sin duda el mundo decía que este hombre rico era hombre muy exitoso, sabio y prudente. Imagínese las noticias en los diarios y en la televisión de la muerte de tales hombres ahora. Pero Dios, dijo, “Necio”. El mundo no aborrece la avaricia, pero Dios sí la aborrece.

Este hombre rico fue llevado a un mundo donde no hay placer. Compárese el caso de otro rico semejante: Luc. 16:24, “Estoy atormentado en esta llama”.

-- y lo que has provisto, ¿de quién será? Ecles. 2:18, 19.

12:21 Así es el que hace (acumula) para sí tesoro, y no es rico para con Dios (no acumula tesoro en el cielo, Mat 16:19-21; 1 Tim. 6:17, 18). Si Jesús hubiera instruido a este hombre, sin duda le habría dicho lo mismo que dijo al joven rico (Luc. 18:18-27). ¿Qué diremos, pues, de nuestras posesiones? ¿Nos hacen ricos para con Dios? ¿O estamos simplemente acumulando cosas que tendremos que dejar aquí en la tierra para ser quemadas? (2 Ped. 3:10). Luc. 16:9, si usamos los bienes correctamente, nos recibirán en las moradas eternas.

 Continúa

 
 

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