LUCAS 1 |
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PROPÓSITO DEL LIBRO 1:1 Puesto que ya muchos han tratado de poner en orden la historia de las
cosas que entre nosotros han sido ciertísimas, --
Lucas empieza su
relato explicando a Teófilo (y subsecuentemente a nosotros) la razón por la
cual escribió este libro. Se puede agregar que él escribió el libro de
Hechos de los Apóstoles con motivo semejante con respecto a la continuación
de la obra de Cristo (Hech. 1:1).
-- La palabra “muchos” no se refiere al apóstol Juan porque él todavía no había escrito su relato. Tampoco se refiere a Mateo y Marcos (no diría “muchos” si hubiera hablado de ellos dos). Varias personas habían aprendido mucho acerca de Jesucristo. Habían oído a los que hablaban de El; por ejemplo, a los apóstoles, a los setenta, a otros hermanos inspirados y no inspirados. Tenían conocimiento de la vida, la muerte y la resurrección de Cristo, de sus buenas obras, de sus milagros (señales) y de sus enseñanzas. No sabemos ni cuántos ni quiénes hubieran escrito tales relatos, pero era razonable esperar que “muchos” lo harían. -- han tratado de poner en orden la historia - El elaborar un registro correcto y completo acerca de Jesucristo (desde su nacimiento hasta su ascensión) hubiera sido gran tarea aun en el primer siglo. El éxito de tal esfuerzo no hubiera sido fácil de realizar. Los hombres no inspirados pudieran haber cometido muchos errores, o sus relatos bien pudieran haber sido deficientes. Lucas emplea el mismo verbo en Hechos 19:13 cuando dice, “trataron de invocar el nombre del Señor Jesús” y ellos fallaron en su intento. La idea básica del verbo es simplemente la de intentar, procurar o tratar de hacer algo, y no indica necesariamente la falta de éxito. Sin embargo, sin la dirección del Espíritu Santo, tales esfuerzos seguramente habrían tenido imperfecciones. El evangelio según Lucas sí es libro inspirado. Es “Escritura”, según Pablo (1 Tim. 5:17 cita Luc. 10:7 y le llama “Escritura”). -- historia de las cosas que entre nosotros han sido ciertísimas - es decir, “sobre las cuales hay plena convicción”; “se han efectuado” (VHA). La versión New American Standard (la que corresponde más o menos a la Biblia de las Américas), “things accomplished among us” (“cosas cumplidas o realizadas entre nosotros”). Es probable que la traducción más correcta sea “cumplidas” o “realizadas” en lugar de “ciertísimas”, aunque seguramente son cosas ciertísimas y la palabra se puede traducir de las dos maneras. La palabra empleada por Lucas significa “convicción” cuando usada de personas (Rom. 4:21; 14:5, Heb. 6:11; 10:21) y “cumplido” cuando usada de cosas (2 Tim. 4:5, 17), y en este texto Lucas habla de cosas. Podemos afirmar que son “ciertísimas” porque son “cumplidas”. 1:2 tal como nos lo enseñaron los que desde el principio lo vieron con sus ojos, y fueron ministros de la palabra, -- LBLA traduce la palabra parédosan “transmitido” (en lugar de “enseñaron”) porque Lucas no era testigo ocular, pero él recibió la información de hombres inspirados que desde el principio sí vieron con sus propios ojos y oyeron con sus propios oídos. Jesús dijo a sus apóstoles, “habéis estado conmigo desde el principio” (Jn. 15:27). Para ser apóstol el candidato tuvo que haber andado con los apóstoles “desde el bautismo de Juan” (Hech. 1:22). Cuando Pedro predicó a Cristo en la casa de Cornelio, habló de su ministerio “comenzando desde Galileo después del bautismo que Juan predicó” (Hech. 10:37). Los apóstoles eran, pues, testigos oculares. Siendo médico (Col. 4:14) Lucas emplea la palabra médica de la cual se deriva la palabra “autopsia”, que quiere decir un examen minucioso. Aquí está el fundamento sólido de esta información que Lucas narra. Los apóstoles estaban con Jesús en persona para verlo y oírlo (1 Jn. 1:1, 2). Fueron seleccionados por Dios (Hech. 10.41) para ser testigos oficiales de las señales de Jesús, y mayormente de la señal principal, la de su resurrección (Hech. 2:32; 3:15; 5:32). Eran testigos oculares “de todas las cosas que (Jesús) hizo en la tierra de los judíos (Hech. 10:39). Su testimonio es, pues, infalible, porque (1) no sólo eran testigos oculares, sino que (2) fueron guiados por el Espíritu Santo al predicar y escribir su testimonio. Ellos siguen testificando infaliblemente a través de su palabra inspirada en el Nuevo Testamento. Hay una secta que profesa ser los “testigos” de Jehová cuando en realidad son “testigos” CONTRA Jehová. Son anticristos que andan de casa en casa blasfemando contra Jesucristo diciendo que El no es Dios el Hijo, sino solamente “un dios”, un ser creado. No hay testigos en el mundo ahora. Nadie puede testificar por Cristo, porque nadie ha visto sus señales. Los “evangélicos” hablan mucho de “testificar” por Cristo cuando hablan de su “conversión” personal y supuestas experiencias de gracias, basándose en los errores del calvinismo. Obsérvese que Lucas llama a los apóstoles “ministros” (siervos) y no cardinales, arzobispos, o sacerdotes. Ni siquiera les llama “misioneros”. Los hombres religiosos no dejan de inventar oficios para elevarse a sí mismos. Cristo, sin embargo, desinfló la vana ambición de los apóstoles que anhelaban la grandeza y supremacía en el reino, haciéndoles ver que la única grandezas verdadera es la de servir (Mat. 18:1-4; 20:20-28, etc.). “Te he aparecido con el fin de designarte como ministro y testigo” (Hech. 26:16). -- transmitieron verdades (hechos) y no rumores ficticios, ni opiniones e impresiones humanas. Dice Pedro que no eran “fábulas ingeniosamente inventadas” (2 Ped. 1:16). Por lo tanto, tenemos en este libro escrito por Lucas información inspirada y exacta, completamente confiable. 1:3 me ha parecido bien (conveniente) también a mí, -- Esto indica que, según la voluntad de Dios, había necesidad de este libro precioso y práctico. Cada uno de los cuatro libros acerca de la vida de Cristo hace una contribución grandísima a nuestro conocimiento. Recuérdese que Pablo llama este libro “Escritura” (1 Tim. 5:17; Luc. 10:7). -- después de haber investigado con diligencia todas las cosas desde su origen, -- El griego dice literalmente, “habiendo trazado el curso de todas las cosas”. El “buen médico” era hombre muy educado. Siendo médico gentil (Col. 4:11, 14) y probablemente griego, su vocabulario es distinto a los otros escritores. Emplea unas 700 palabras que no se hallan en el resto del Nuevo Testamento. Su vocabulario es amplio, elegante y expresivo. Su estilo muestra la influencia de su profesión, pues usa términos médicos y técnicos que fueron empleados por los griegos educados. Por ejemplo, los usa para describir enfermedades (4:38; 16:20) y también en el proverbio de que “es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja” (18:25), emplea la palabra para aguja quirúrgica. -- investigado con diligencia - Lucas investigó todo con mucho cuidado. Los dos libros de Lucas (el Evangelio según Lucas y Hechos de los Apóstoles) reflejan su investigación muy cuidadosa y esmerada. Era compañero íntimo de Pablo; eran compañeros de milicia, de viajes y de prisiones. Sin duda estaba en contacto frecuente con otros apóstoles y hermanos conocedores de los hechos que él relata. Lo exacto de su información concerniente a sitios, oficiales, eventos, etc., se ha comprado aun por la arqueología. A veces se ha puesto en tela de juicio algún dato de Lucas con respecto a algún lugar u otro detalle, y luego el pico y pala de algún arqueológico borra toda duda. -- desde su origen - Por eso, comienza con el nacimiento de Juan, como también con el nacimiento de Jesús. -- escribírtelas - Gracias a Dios por su palabra escrita. Las tradiciones de la Iglesia Católica Romana, al igual que las de los fariseos y escribas (Mat. 15:1-9), no se pueden comparar en ningún sentido con las preciosas verdades de la palabra de Dios escrita por hombres inspirados. La gente que prefiere la tradición humana es la que ama fábulas (2 Tim. 4:3, 4). ¡Cómo debemos doblar la rodilla cada día para dar gracias a Dios por su palabra escrita! La reveló para ser predicada pero también para que se escribiera, y por su gran providencia se ha conservado a través de los siglos, y se ha traducido a los idiomas y dialectos de muchas naciones. ¿Cuál sería nuestra esperanza si Dios no nos hubiera dejado su palabra escrita? Si la hubiera entregado solamente en forma verbal para que se repitiera de año en año y de siglo en siglo, para esta fecha no habría ninguna semejanza entre lo que Dios reveló en el primer siglo y lo que actualmente pasaría como “palabra de Dios”. -- por orden (ordenadamente) - No tanto siguiendo el orden cronológico, sino un relato ordenado, conectado lógicamente. -- oh excelentísimo Teófilo, -- También a éste se dedica el libro de Hechos. De él no se sabe más, pero se supone que era algún griego de alto rango. Compárense Hech. 23:26; 24:3; 26:25 para ver el uso de la palabra “excelentísimo”. No tuvo que ver con el carácter o piedad, sino con el oficio y rango. No es en ningún sentido pecado usar tales expresiones; dice Pablo, “Pagad a todos lo que debáis, al que impuesto, impuesto; al que tributo, tributo; al que temor, temor; al que honor, honor” (Rom. 13:7). Sólo que no se emplean tales términos en sentido religioso. 1:4 para que conozcas bien la verdad de las cosas en las cuales has sido instruido. - Para que tengas pleno conocimiento de la verdad precisa acerca de las cosas que te han sido enseñadas, para no tener que confiar en información no inspirada, relatos fragmentarios, etc. Esto indica la gran necesidad de un registro bien preparado y escrito para que no tengamos que confiar en tradiciones orales, ni en la memoria nada confiable de los hombres. Lucas investigó y obtuvo información exacta “para que conozcas bien la verdad”. No es cuestión de tener nociones vagas, ni de alguna impresión vaga, sino que la información tenga buen fundamento y que la historia sea totalmente verídica. ¿Por qué es tan importante esto? Porque nuestra fe se basa en lo que oímos y, por lo tanto, lo que oímos debe ser la pura palabra de Dios (Rom. 10:17; Mar. 4:24, “Mirad lo que oís”). Con estas palabras introductorias Lucas quería convencer a Teófilo que este relato que estaba por leer era correcto, completo, preciso y completamente creíble, que esta evidencia es estable e inconmovible. ANUNCIO DEL NACIMIENTO DE JUAN EL BAUTIZADOR 1:5 Hubo en los días de Herodes, rey de Judea, -- Herodes I, Herodes el Grande, era un extranjero, un idumeo (de Edom), quien adoptó la religión judaica. Siendo diputado de Roma, dependía de Roma para su autoridad. Este es el Herodes mencionado por Mateo 2:16: “Herodes entonces, cuando se vio burlado por los magos, se enojó mucho, y mandó matar a todos los niños menores de dos años que había en Belén y en todos sus alrededores, conforme al tiempo que había inquirido de los magos”. Herodes el tetrarca era su hijo. -- un sacerdote llamado Zacarías, de la clase de Abías; -- En el tiempo del rey David los sacerdotes se multiplicaban y era necesario dividirlos en grupos. Abías descendió de Eleazar, hijo mayor de Aarón. La “clase de Abías” era, pues, uno de los veinte cuatro grupos de sacerdotes que servían en el templo durante una semana dos veces al año (1 Crón. 24:10, 19; 2 Crón. 8:14). Los cuatro “evangelios” empiezan la historia de Jesús hablando del ministerio de Juan el bautista, el heraldo de Jesús, pero sólo Lucas habla de los padres de Juan. También da amplios detalles acerca de Elisabet y María, como también del nacimiento de sus hijos. -- su mujer era de las hijas de Aarón, y se llamaba Elisabet. -- Compárese Exodo 6:23, “Y tomó Aarón por mujer a Elisabet hija de Aminadab”. La ley de Moisés no requería que el sacerdote se casara con alguna “hija de Aarón” (o sea, de la familia sacerdotal). Lev. 21:14, “No tomará viuda, ni repudiada, ni infame ni ramera, sino tomará de su pueblo una virgen por mujer”; pero obviamente era muy bueno casarse con una hija de Aarón. En el principio de su relato Lucas menciona una mujer piadosa. Así empieza su énfasis sobre la mujer que se ve a través del libro (1:5, 24, 25, 27, 28; 7:37, 39, 44, 50; 8:2, 3; 10:38; 4:26; 7:37; 10:38-42; 11:27; 13:11, 12; 15:8; 23:28, 55; 24:1-10). 1:6 Ambos eran justos delante de Dios, y andaban (vivían) irreprensibles en todos los mandamientos y ordenanzas del Señor - No simplemente “profesaban” ser justos, sino que andaban en los mandamientos del Señor; es decir, obedecían sus mandamientos y guardaban sus ordenanzas. No eran justos solamente ante los ojos de los vecinos sino “delante de Dios”. No solamente eran piadosos en su corazón, sino que también guardaban los actos externos requeridos por Dios. Dios obra por medio de personas que reciben su palabra y son piadosas. Lucas enfatiza la vida consagrada de los personajes principales de los que escribe: p. ej., Zacarías, Elisabet, María, Simeón (2:25, “Y he aquí había en Jerusalén un hombre llamado Simeón, y este hombre, justo y piadoso, esperaba la consolación de Israel; y el Espíritu Santo estaba sobre él”); 2;36, “Estaba también allí Ana, profetisa, hija de Fanuel, de la tribu de Aser, de edad muy avanzada, pues había vivido con su marido siete años desde su virginidad, 37 y era viuda hacía ochenta y cuatro años; y no se apartaba del templo, sirviendo de noche y de día con ayunos y oraciones”; 2:39, José y María, “39 Después de haber cumplido con todo lo prescrito en la ley del Señor, volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret. 40 Y el niño crecía y se fortalecía, y se llenaba de sabiduría; y la gracia de Dios era sobre él. 41 Iban sus padres todos los años a Jerusalén en la fiesta de la pascua”. Si queremos que Dios nos emplea en su servicio es necesario que seamos fieles, justos, piadosos, en fin, obedientes a su palabra en todo. Los “evangélicos” mal interpretan la palabra “justo”, diciendo que “básicamente no hay ningún medio por el cual una persona pueda ser verdaderamente ‘justa delante de Dios’ o ‘irreprensible’, si no es por imputación, de modo que la culpa del pecador es puesta sobre el Salvador y la justicia del Salvador se imputa al pecador” (Guillermo Hendriksen, El Evangelio según San Lucas, pág. 79). Este mismo autor se contradice en la misma página diciendo, “El mejor comentario sobre ‘justos ante los ojos de Dios’ seguramente es el texto mismo: ‘observando todos los mandamientos y ordenanzas del Señor”. Este servidor estaba a punto de hacer este comentario sobre la primera frase de Hendriksen pero luego ¡me di cuenta que él mismo lo hizo! Esta es la muy obvia verdad: los “justos” son los que observan los mandamientos y ordenanzas de Dios. La supuesta “imputación” triple del calvinismo -- el imputar (contar) el pecado de Adán al hombre, imputar (contar) el pecado del hombre a Cristo y el imputar (contar) la justicia de Cristo al creyente -- es pura teología humana. Es una teoría falsa y antibíblica, basada en el error de que el hombre supuestamente nace pecador. -- andaban irreprensibles-No significa que nunca habían pecado. Ecles. 7:20, “Ciertamente no hay hombre justo en la tierra, que haga el bien y nunca peque”. Zacarías y Elisabet se incluyen en esto. Hech. 10:2, 22, “Había en Cesarea un hombre llamado Cornelio, centurión de la compañía llamada la Italiana, 2 piadoso y temeroso de Dios con toda su casa, y que hacía muchas limosnas al pueblo, y oraba a Dios siempre … 22 Cornelio el centurión, varón justo y temeroso de Dios, y que tiene buen testimonio en toda la nación de los judío”. Con todas estas buenas cualidades este hombre tuvo que oír el evangelio y obedecerlo para ser salvo. Hech. 11:13, “Envía hombres a Jope, y haz venir a Simón, el que tiene por sobrenombre Pedro; 14 él te hablará palabras por las cuales serás salvo tú, y toda tu casa”. Cornelio, hombre justo y temeroso de Dios, tuvo que oír “palabras por las cuales” él y los de su casa serían salvos. ¿En qué sentido, pues, eran irreprensibles Zacarías y Elisabet? Precisamente como el texto dice: guardaban los mandamientos y ordenanzas del Señor, ordenanzas que incluían el ofrecer sacrificios para expiar sus pecados. Es lo que Pablo hacía. Filip. 3:6, “…en cuanto a la justicia que es en la ley, irreprensible”. El no dijo que nunca había pecado. Por el contrario, él dice en Rom. 3:23, “por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios”, pero aprovechó el plan de Dios (los sacrificios por el pecado bajo la ley de Moisés) para obtener el perdón de Dios. Compárese 1 Juan 1:7-9, “pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado. 8 Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros. 9 Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad”. 1:7 Pero no tenían hijo, porque Elisabet era estéril, -- Salmo 127:3, “He aquí, herencia de Jehová son los hijos; Cosa de estima el fruto del vientre. 4 Como saetas en mano del valiente, Así son los hijos habidos en la juventud. 5 Bienaventurado el hombre que llenó su aljaba de ellos; No será avergonzado Cuando hablare con los enemigos en la puerta”. Así pensaban todos en Israel, pero al igual que Sara, Rebeca, Raquel, la madre de Sansón, y Ana (madre de Samuel) “Elisabet era estéril”. Vemos lo triste de esta condición en Gén 30:1, “Viendo Raquel que no daba hijos a Jacob, tuvo envidia de su hermana, y decía a Jacob: Dame hijos, o si no, me muero”. 1 Sam. 1:7, “Ana lloraba, y no comía. 8 Y Elcana su marido le dijo: Ana, ¿por qué lloras? ¿por qué no comes? ¿y por qué está afligido tu corazón? ¿No te soy yo mejor que diez hijos? 9 Y se levantó Ana después que hubo comido y bebido en Silo; y mientras el sacerdote Elí estaba sentado en una silla junto a un pilar del templo de Jehová, 10 ella con amargura de alma oró a Jehová, y lloró abundantemente”. “La esterilidad se consideraba casi como una maldición” (GRB). “Muchas personas eminentes nacieron de madres que por mucho tiempo habían vivido sin hijos, tales como Isaac, Jacob, José, Sansón, Samuel, y asimismo aquí Juan el bautista, para hacer que su nacimiento fuera lo más extraordinario y la bendición de él lo más valiosa para sus padres” (MH). -- y ambos eran ya de edad avanzada. - Puesto que “andaban irreprensibles en todos los mandamientos y ordenanzas del Señor”, no había amargura en Elisabet por causa de su esterilidad. Toda mujer israelita intensamente quería tener hijos. “El hombre continuaba viviendo en sus descendientes, y el morir sin hijos significaba ser ‘borrado de Israel’ (Deut. 25:5, 6)” (ALA). 1:8 Aconteció que ejerciendo Zacarías el sacerdocio delante de Dios -El altar del incienso estaba delante del velo que separaba el Santuario (Lugar Santo) del Lugar Santísimo que representaba la presencia de Dios. En este lugar estaba el arca del pacto cuya cubierta se llamaba el propiciatorio donde se expiaban los pecados del pueblo. Por eso, estaba “delante de Dios”. -- según el orden de su clase, 9 conforme a la costumbre del sacerdocio, le tocó en suerte ofrecer el incienso, entrando en el santuario del Señor. - Entraba no solamente en los atrios del templo, sino en el lugar santo (el santuario), porque allí estaba el altar del incienso. En este lugar solamente los sacerdotes entraban, y en el Lugar Santísimo, detrás del velo, solamente el Sumo Sacerdote entraba y aun él solamente entraba allí una vez por año en el día de la expiación. Zacarías recibió una gran bendición mientras alababa al Señor y oraba, ofreciendo el incienso. 1:10 Y toda la multitud del pueblo estaba fuera orando a la hora del incienso. - La primera de muchas referencias a la oración en este libro. La oración es uno de los puntos más enfatizados en el libro. El pueblo de Dios es pueblo de oración. Al salir del santuario el sacerdote bendecía al pueblo, repitiendo la bendición registrada en Números 6:24-26, “Jehová te bendiga, y te guarde; 25 Jehová haga resplandecer su rostro sobre ti, y tenga de ti misericordia; 26 Jehová alce sobre ti su rostro, y ponga en ti paz”. 1:11 Y se le apareció un ángel del Señor (Gabriel, v. 19; Daniel 8:16; 9:21) puesto en pie a la derecha del altar del incienso. - El altar del incienso estaba cerca de la cortina (el velo) que separaba el Lugar Santo del Lugar Santísimo (en el cual estaba el Arca del Pacto). Compárese Hech. 10:3, el caso de Cornelio quien, al igual que Zacarías, recibió la visita de un ángel cuando oraba a Dios. 1:12 Y se turbó Zacarías al verle, y le sobrecogió temor. - Aunque era hombre justo (aun irreprensible) esta es la reacción normal del hombre cuando un ángel se la aparece. También podría haber temido que hubiera cometido algún error al ofrecer el incienso. -- Compárese 1:28, “Y entrando el ángel en donde ella estaba, dijo: ¡Salve, muy favorecida! El Señor es contigo; bendita tú entre las mujeres. 29 Mas ella, cuando le vio, se turbó por sus palabras, y pensaba qué salutación sería esta. 30 Entonces el ángel le dijo: María, no temas, porque has hallado gracia delante de Dios”. También 2:8, “Había pastores en la misma región, que velaban y guardaban las vigilias de la noche sobre su rebaño. 9 Y he aquí, se les presentó un ángel del Señor, y la gloria del Señor los rodeó de resplandor; y tuvieron gran temor. 10 Pero el ángel les dijo: No temáis; porque he aquí os doy nuevas de gran gozo, que será para todo el pueblo”. 1:13 Pero el ángel le dijo: Zacarías, no temas; -- No había aparecido para hacerle daño sino para bendecirle. -- porque tu oración ha sido oída, -- ¡A cuántas personas les gustaría oír esto! “tu oración ha sido oída”. 1 Ped. 3:12, “Porque los ojos del Señor están sobre los justos, Y sus oídos atentos a sus oraciones”. Andar por fe significa orar por fe. 1 Jn. 5:14, “Y esta es la confianza que tenemos en él, que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye”. -- y tu mujer Elisabet te dará a luz un hijo, -- Un anuncio asombroso, pero en vista de los casos de Sara, Raquel, Ana, etc. no debería ser anuncio increíble. Aparte de eso, un hombre de Dios bien sabe que para Dios no hay nada imposible. -- y llamarás su nombre Juan. - Cuando una mujer estéril concibió un hijo, era demostración del poder de Dios. Era aun más obvio su poder cuando la mujer era “ya de edad avanzada”. 1:14 Y tendrás gozo y alegría, -- El “gozo” es otro tema predominante en los escritos de Lucas. Aparece ocho veces en este libro (2:10; 8:13; 10:17; 15:7, 10; 24:41, 52). Estos textos hablan del gozo producido por Dios al llevar a cabo su plan de salvación a través de Cristo. La salvación produce gozo y alegría. Las personas que profesan ser cristianos y miembros de la iglesia del Señor que no sienten gozo en su corazón tienen un concepto equivocado del evangelio de Cristo. -- y muchos se regocijarán de su nacimiento; -- Muchos padres, si pudieran ver el futuro y lo que sus hijos llegarán a ser, no se regocijarían de su nacimiento (MH). Como Jesús dijo de Judas (Mat. 26:24), “A la verdad el Hijo del Hombre va, según está escrito de él, mas ¡ay de aquel hombre por quien el Hijo del Hombre es entregado! Bueno le fuera a ese hombre no haber nacido”. No solamente sus padres sino también muchos otros encontrarían gran gozo como resultado del ministerio de Juan. 1:15 porque será grande delante de Dios. - Otros, como Herodes, Alejandro Magno, Federico, etc. se han llamado “Grande”, pero los tales son grandes ante los ojos del hombre. Juan, sin embargo, era grande delante de Dios. El era uno de los favoritos del cielo. Mat. 11:11, “De cierto os digo: Entre los que nacen de mujer no se ha levantado otro mayor que Juan el Bautista”. Sin embargo, Juan no se exaltaba a sí mismo sino a Cristo. Jn. 1:29, “El siguiente día vio Juan a Jesús que venía a él, y dijo: He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. 30 Este es aquel de quien yo dije: Después de mí viene un varón, el cual es antes de mí; porque era primero que yo”. Juan 3:30, -- No beberá vino ni sidra (7:33), y será lleno del Espíritu Santo, -- Sería totalmente consagrado al Señor. En lugar de estar lleno de vino o sidra estaría lleno del Espíritu Santo. Para ser lleno del Espíritu Santo es necesario practicar el dominio propio. Compárese Efes. 5:18, “No os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución; antes bien sed llenos del Espíritu”. Según Lev. 10:8, “Jehová habló a Aarón, diciendo: 9 Tú, y tus hijos contigo, no beberéis vino ni sidra cuando entréis en el tabernáculo de reunión”. En cuanto al voto del nazareo Núm. 6:5 dice, “Todo el tiempo del voto de su nazareato no pasará navaja sobre su cabeza; hasta que sean cumplidos los días de su apartamiento a Jehová, será santo; dejará crecer su cabello”. En cuanto a Juan no se dice nada de “navaja sobre su cabeza”, pero nunca había de beber vino ni sidra. Esto tiene que ver con su consagración al Señor durante todo su ministerio. Aquí por primera vez Lucas se refiere al Espíritu Santo. Es la primera de diecisiete textos en Lucas y 50 de Hechos en los que habla de Espíritu Santo. Para Lucas el papel del Espíritu Santo es importantísimo. Tanto énfasis sobre la obra del Espíritu Santo era otra señal segura del advenimiento de la edad mesiánica (Isa. 32:15; Ezeq. 11:19; 36:26; Joel 2:28, etc.). El “vino” era el jugo de la uva y la “sidra” era bebida embriagante. -- aun desde el vientre de su madre. - Con razón, pues, Jesús dijo (7:28), “Os digo que entre los nacidos de mujeres, no hay mayor profeta que Juan el Bautista”. 1:16 Y hará que muchos de los hijos de Israel se conviertan (hará volver a muchos, LBLA) al Señor Dios de ellos. - El mundo sectario predica que la gente debe “convertirse” pero representa la conversión como un acto pasivo en lugar de activo. Esto texto quiere decir que el pueblo se había alejado de Dios y que debería volver. Por eso, el tema principal de Juan era el arrepentimiento. Mateo 3:1, “En aquellos días vino Juan el Bautista predicando en el desierto de Judea, 2 y diciendo: Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado”. Mateo 3:5, “Y salía a él Jerusalén, y toda Judea, y toda la provincia de alrededor del Jordán, 6 y eran bautizados por él en el Jordán, confesando sus pecados”. 1:17 E irá delante de él (como precursor, como el heraldo va delante del rey que se acerca) con el espíritu y el poder de Elías, -- La palabra poder es otra palabra clave en Lucas. Se encuentra repetidas veces a través de Lucas y Hechos. Lo que el ángel Gabriel dice aquí se refiere a la profecía de Malaquías 4:5, “He aquí, yo os envío el profeta Elías, antes que venga el día de Jehová, grande y terrible. 6 El hará volver el corazón de los padres hacia los hijos, y el corazón de los hijos hacia los padres, no sea que yo venga y hiera la tierra con maldición”. Entre el pueblo de Israel había expectación viva del cumplimiento de esta promesa. Cuando Jesús preguntó a sus discípulos, “¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del Hombre?”, algunos dijeron, “Elías” (Mateo 16:14). Los Mormones enseñan que Elías no ha venido todavía. Algunos suponen que la venida de Juan era solamente cumplimiento parcial de la profecía de Malaquías. Por ejemplo, dice el Nuevo Diccionario Bíblico Ilustrado (Vila-Escuain), al citar Marcos 9:11-13, “Parece, por ello, que está bien claro que, como sucede con frecuencia, tenemos aquí dos cumplimientos sucesivos de la profecía de Mal. 4:5,6: el primero parcial, en la primera venida de Cristo; el otro total, su segunda venida. La ‘restauración de todas las cosas’ significa la instauración del glorioso reinado del Mesías (Hech. 3:20, 21)”. Sin embargo, Jesús dice enfáticamente (Mat. 11:13), “Porque todos los profetas y la ley profetizaron hasta Juan. 14 Y si queréis recibirlo, él es aquel Elías que había de venir”. Mat. 17. 10-13, “Entonces sus discípulos le preguntaron, diciendo: ¿Por qué, pues, dicen los escribas que es necesario que Elías venga primero? 11 Respondiendo Jesús, les dijo: A la verdad, Elías viene primero, y restaurará todas las cosas. 12 Mas os digo que Elías ya vino, y no le conocieron, sino que hicieron con él todo lo que quisieron; así también el Hijo del Hombre padecerá de ellos. 13 Entonces los discípulos comprendieron que les había hablado de Juan el Bautista”. Los discípulos comprendieron pero muchos “evangélicos” no comprenden porque están resueltos a predicar que Cristo todavía no ha establecido su reino y que lo hará cuando venga la segunda vez. Para “probar” sus teorías tuercen textos bíblicos. Ahora bien, cuando preguntaron a Juan si él era Elías, dijo que no. Jn. 1:19, “Este es el testimonio de Juan, cuando los judíos enviaron de Jerusalén sacerdotes y levitas para que le preguntasen: ¿Tú, quién eres? 20 Confesó, y no negó, sino confesó: Yo no soy el Cristo. 21 Y le preguntaron: ¿Qué pues? ¿Eres tú Elías? Dijo: No soy. ¿Eres tú el profeta? {Deut. 18:15, 18.} Y respondió: No. 22 Le dijeron: ¿Pues quién eres? para que demos respuesta a los que nos enviaron. ¿Qué dices de ti mismo? 23 Dijo: Yo soy la voz de uno que clama en el desierto: Enderezad el camino del Señor, como dijo el profeta Isaías (40:3)”. Desde luego, Juan no era el Elías literal y físico, sino que vino “con el espíritu y poder de Elías”. Juan sería semejante al profeta Elías. ¿De qué manera era semejante Juan a Elías? (1) La vestimenta de Elías se describe en 2 Reyes 1:8. “ … tenía vestido de pelo, y ceñía sus lomos con un cinturón de cuero”. Compárese Mateo 3:4, “Y Juan estaba vestido de pelo de camello, y tenía un cinto de cuero alrededor de sus lomos”. Jesús pregunta (Mateo 11:8), “¿O qué salisteis a ver? ¿A un hombre cubierto de vestiduras delicadas? He aquí, los que llevan vestiduras delicadas, en las casas de los reyes están”. (2) En un tiempo de crisis Elías se escondió en un arroyo y fue alimentado por los cuervos (1 Reyes 17:4). La comida de Juan era “langostas y miel silvestre” (Mateo 3:4). Esto indica una vida rigurosa y austera, pero no como ascetas, sino que había mucho contacto entre ellos y el pueblo, pero como eran severos con su propia vida así también eran exigentes con los demás, predicando que deberían arrepentirse y volver a Dios. (3) Elías se oponía al rey Acab por haber llevado al pueblo de Israel a adorar a los ídolos (los baales). El poder y espíritu de Elías se ve claramente en la prueba entre él y los profetas de Baal (1 Reyes 18:20-40). Así también Juan se oponía al rey Herodes (Mateo 14:3, 4). (4) El poder y espíritu de Elías se ve en su forma de hablar con Acab. Por ejemplo, 1 Reyes 18:17, “Cuando Acab vio a Elías, le dijo: ¿Eres tú el que turbas a Israel? 18 Y él respondió: Yo no he turbado a Israel, sino tú y la casa de tu padre, dejando los mandamientos de Jehová, y siguiendo a los baales”. El poder y espíritu de Juan se ve en su forma de hablar con el rey Herodes quien le “había prendido … y le había encadenado y metido en la cárcel, por causa de Herodías, mujer de Felipe su hermano; 4 porque Juan le decía: No te es lícito tenerla”. (5) El poder y espíritu de Elías se ve en su predicación. 1 Reyes 18:21, “Y acercándose Elías a todo el pueblo, dijo: ¿Hasta cuándo claudicaréis vosotros entre dos pensamientos? Si Jehová es Dios, seguidle; y si Baal, id en pos de él”. Juan mostró este mismo poder y espíritu diciendo, “Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado”. (6) Como Elías denunciaba al pueblo de Israel en su apostasía, así también Juan denunciaba a los líderes de los judíos. Mat. 3:7, “Al ver él que muchos de los fariseos y de los saduceos venían a su bautismo, les decía: ¡Generación de víboras! ¿Quién os enseñó a huir de la ira venidera? 8 Haced, pues, frutos dignos de arrepentimiento, 9 y no penséis decir dentro de vosotros mismos: A Abraham tenemos por padre; porque yo os digo que Dios puede levantar hijos a Abraham aun de estas piedras. 10 Y ya también el hacha está puesta a la raíz de los árboles; por tanto, todo árbol que no da buen fruto es cortado y echado en el fuego”. (7) Otra semejanza entre Elías y Juan fue la oposición que sufrían de parte de las mujeres de los reyes que fueron denunciados por estos dos profetas. Jezabel, la mujer que dominaba al rey Acab, perseguía a Elías con el propósito de matarlo. Herodías, la mujer que dominaba al rey Herodes, estaba resuelta a matar a Juan. Pero también había diferencias entre Elías y Juan. (1) Para efectuar reformas Elías pidió que Dios castigara al pueblo con una severa sequía. Santiago 5:17, “Elías era hombre sujeto a pasiones semejantes a las nuestras, y oró fervientemente para que no lloviese, y no llovió sobre la tierra por tres años y seis meses. {1 Reyes 17. 1; 18. 1.} 18 Y otra vez oró, y el cielo dio lluvia, y la tierra produjo su fruto. {1 Reyes 18. 42-45.}”. Juan no hizo tal cosa para efectuar reformas. (2) Elías hizo milagros. Por ejemplo, para ayudar a la viuda de Sarepta. 1 Reyes 17:16, “Y la harina de la tinaja no escaseó, ni el aceite de la vasija menguó, conforme a la palabra que Jehová había dicho por Elías”. V. 17-24, cuando el niño de la viuda murió, Elías lo resucitó. Elías hizo otro milagro cuando el rey Ocozías envió a él un capitán con cincuenta hombres para hacerle descender de la cumbre del monte y Elías dijo, “Si yo soy varón de Dios, descienda fuego del cielo, y consúmate con tus cincuenta. Y descendió fuego del cielo, que lo consumió a él y a sus cincuenta” (2 Reyes 1:9,10). Lo mismo pasó con otros cincuenta que envió. Cuando los samaritanos no querían que Jesús y sus apóstoles pasaran por su territorio, Juan y Jacobo le preguntaron, “Señor, ¿quieres que mandemos que descienda fuego del cielo, como hizo Elías, y los consuma?” (Luc. 9:54). Pero Juan no hizo milagros. Juan 10:41, “Y muchos venían a él, y decían: Juan, a la verdad, ninguna señal hizo; pero todo lo que Juan dijo de éste, era verdad”; es decir, aunque no hizo milagros, era un verdadero profeta de Dios porque lo que decía de Cristo era verdad. (3) Elías no bautizaba a los que se arrepintieron, pero acerca del ministerio de Juan, Mateo 3:5 dice, “Y salía a él Jerusalén, y toda Judea, y toda la provincia de alrededor del Jordán, 6 y eran bautizados por él en el Jordán, confesando sus pecados”. (4) En cuanto al fin de sus vidas dice 2 Reyes 2:11, “Y aconteció que yendo ellos (Elías y Eliseo) y hablando, he aquí un carro de fuego con caballos de fuego apartó a los dos; y Elías subió al cielo en un torbellino”. Salió del mundo, pues, en una escena de gloria y majestad, pero la vida de Juan terminó de otra manera muy distinta: Mateo 14, “5 Y Herodes quería matarle, pero temía al pueblo; porque tenían a Juan por profeta. 6 Pero cuando se celebraba el cumpleaños de Herodes, la hija de Herodías danzó en medio, y agradó a Herodes, 7 por lo cual éste le prometió con juramento darle todo lo que pidiese. 8 Ella, instruida primero por su madre, dijo: Dame aquí en un plato la cabeza de Juan el Bautista. 9 Entonces el rey se entristeció; pero a causa del juramento, y de los que estaban con él a la mesa, mandó que se la diesen, 10 y ordenó decapitar a Juan en la cárcel. 11 Y fue traída su cabeza en un plato, y dada a la muchacha; y ella la presentó a su madre. 12 Entonces llegaron sus discípulos, y tomaron el cuerpo y lo enterraron; y fueron y dieron las nuevas a Jesús”. (5) Elías es honrado una vez más cuando aparece con Moisés y Jesús en le monte de transfiguración (Mat. 17:3). Juan es honrado para siempre con las palabras de Jesús (Mat. 11:11), “De cierto os digo: Entre los que nacen de mujer no se ha levantado otro mayor que Juan el Bautista”. -- para hacer volver los corazones de los padres a los hijos, -- Malaquías condenaba el desorden de los judíos con respecto al matrimonio mixto (Mal. 2:11) y el divorcio (Mal. 2:14-16). Este desorden corrompía las relaciones familiares. Juan vino para restaurar todas las cosas (Mat. 17:11) incluyendo el amor paternal y la buena relación entre padres e hijos. Al ser restaurados (convertidos) los padres deberían practicar el mandamiento de enseñar a sus hijos (Deut. 6:6, 7), y los hijos deberían honrar y obedecer a sus padres (Ex. 20:12; Efes. 6:1-4). Jesús habló claramente sobre el asunto del divorcio que destruye la relación familiar (Mat. 5:32; 19:9). Al mejorar relaciones familiares habría mejoramiento de condiciones sociales en general. Si los padres e hijos son restaurados a Dios, serán restaurados los unos a los otros. Compárese Hech. 4:32, “Y la multitud de los que habían creído era de un corazón y un alma”. Es indispensable que todo cristiano estudie y practique los textos “unos a otros” que promueven la relación hermanable entre el pueblo de Dios. El primer ingrediente necesario para lograr este fin es nada menos que el genuino arrepentimiento. Cuantas personas se bautizan supuestamente para el perdón de sus pecados sin arrepentirse de ellos, sobre todo los pecados de odio, malicia, amargura, envidia, etc. (Gál. 5:19-21)? Algunos comentaristas creen que esta expresión (para hacer volver los corazones de los padres a los hijos) quiere decir que Juan iba a restaurar la relación quebrantada entre los patriarcas Abraham, Isaac y Jacob y sus descendientes degenerados - Isa. 29:22, 23; 63:16 (véase JWM). -- y de los rebeldes a la prudencia de los justos - Los desobedientes deberían abandonar sus caminos de rebeldía para imitar la prudencia de los justos (los que se someten a Dios). -- para preparar al Señor un pueblo bien dispuesto. - Juan era el “amigo del esposo” (Juan 3:28, 29). El papel del “amigo del esposo” era hacer los preparativos para la boda. Pablo habla de la iglesia como la esposa de Cristo (2 Cor. 11:2; Efes. 5:26, 27) y enseña que debe estar purificada y dispuesta en todo sentido para su esposo. Compárese 2 Tim. 2:21, “Así que, si alguno se limpia de estas cosas, será instrumento para honra, santificado, útil al Señor, y dispuesto para toda buena obra” y 2 Tim. 3:16, “Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, 17 a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra”. 1:18 Dijo Zacarías al ángel: ¿En qué conoceré esto? Porque yo soy viejo, y mi mujer es de edad avanzada. - Nos extraña la pregunta, “¿En qué conoceré esto?” porque estaba conversando con un ángel de Dios, pero era tan asombroso lo que el ángel prometió que quería confirmación de una vez. Compárense Gen. 15:7, “Y le dijo: Yo soy Jehová, que te saqué de Ur de los caldeos, para darte a heredar esta tierra. 8 Y él respondió: Señor Jehová, ¿en qué conoceré que la he de heredar?”; Jueces 6:16, “Jehová le dijo: Ciertamente yo estaré contigo, y derrotarás a los madianitas como a un solo hombre. 17 Y él respondió: Yo te ruego que si he hallado gracia delante de ti, me des señal de que tú has hablado conmigo”; Juan 20:24, “Pero Tomás, uno de los doce, llamado Dídimo, no estaba con ellos cuando Jesús vino. 25 Le dijeron, pues, los otros discípulos: Al Señor hemos visto. El les dijo: Si no viere en sus manos la señal de los clavos, y metiere mi dedo en el lugar de los clavos, y metiere mi mano en su costado, no creeré”. 1:19 Respondiendo el ángel, le dijo: Yo soy Gabriel, {Dan. 8:16; 9:21.} que estoy delante de Dios; y he sido enviado a hablarte, y darte estas buenas nuevas. - Porque lo que le dijo estaba relacionado con la venida de Cristo, el Salvador. La palabra evangelio quiere decir buenas nuevas. 1:20 Y ahora quedarás mudo y no podrás hablar, hasta el día en que esto se haga, por cuanto no creíste mis palabras, las cuales se cumplirán a su tiempo. - Pidió señal y el Señor le dio señal, pero su señal también era castigo por haber dudado la palabra del ángel. Había recibido noticias tan maravillosas y ahora no podría comunicarlas libremente como quería (ALA). 1:21 Y el pueblo estaba esperando a Zacarías, y se extrañaba de que él se demorase en el santuario. - El pueblo sabía más o menos cuánto tiempo se requería para ofrecer el incienso. Aunque Zacarías era un hombre fiel y justo, siempre existía el peligro de cometer algún error con respecto al ofrecimiento del incienso. Con respecto al ministerio de Aarón el día de la expiación Lev. 16:13 dice, “Y pondrá el perfume sobre el fuego delante de Jehová, y la nube del perfume cubrirá el propiciatorio que está sobre el testimonio, para que no muera”. Tales textos nos hacen ver lo serio de adorar a Dios de acuerdo a sus instrucciones y no según la preferencia humana. Muchos creen equivocadamente que Dios aceptará cualquier servicio con tal que sea agradable a los hombres. Los tales deben leer con cuidado tales textos como Lev. 10:1-2; 16:13; 1 Sam. 13:8-13; 2 Crón. 26:16-19, etc. 1:22 Pero cuando salió, no les podía hablar; y comprendieron que había visto visión en el santuario. El les hablaba por señas, y permaneció mudo. 23 Y cumplidos los días de su ministerio, se fue a su casa. - Sin duda fue una experiencia muy frustrante no poder explicar con su boca lo que le había sucedido. 1:24 Después de aquellos días concibió su mujer Elisabet, y se recluyó en casa por cinco meses, diciendo: 25 Así ha hecho conmigo el Señor en los días en que se dignó quitar mi afrenta entre los hombres. - Su afrenta no tuvo nada que ver con algún defecto de carácter, sino con el hecho de que era estéril. ANUNCIO DEL NACIMIENTO DE JESÚS 1:26 Al sexto mes el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, -- Lucas explica que Nazaret era ciudad de Galilea porque escribió no solamente para judíos, sino también para personas que no conocían la tierra de Palestina. Esta ciudad no se menciona en al Antiguo Testamento. Tampoco la menciona Josefo aunque menciona más de 200 pueblos y ciudades de Galilea. Por eso, concluimos que esta ciudad no era nada importante para muchas personas. Juan 1:45, “Felipe halló a Natanael, y le dijo: Hemos hallado a aquel de quien escribió Moisés en la ley, así como los profetas: a Jesús, el hijo de José, de Nazaret. 46 Natanael le dijo: ¿De Nazaret puede salir algo de bueno? Le dijo Felipe: Ven y ve”. 1:27 a una virgen desposada con un varón que se llamaba José, de la casa de David; y el nombre de la virgen era María. - Se enfatiza aquí la virginidad de María para afirmar y enfatizar lo sobrenatural del nacimiento de Jesús. La desposada era esposa. Mat. 1:19, “José su marido, como era justo, y no quería infamarla, quiso dejarla secretamente”. Como virgen desposada tuvo “marido”. Mat. 1:20, “he aquí un ángel del Señor le apareció en sueños y le dijo: José, hijo de David, no temas recibir a María tu mujer”. Esta virgen desposada era la “mujer” (esposa) de José. Luc. 2:5 habla de José y María poco antes de nacer Jesús y dice que María era “su mujer”. Cuando José se dio cuenta de que María estaba encinta pensaba repudiarla. Mat. 1:19, “dejarla” debe ser “repudiarla”, pues traduce apoluo, el mismo verbo usado en Mat. 5:32; 19:9. |
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