Levítico 9

 

      9:1 -- "día octavo". Aarón y sus hijos tu­vieron que quedarse dentro del tabernáculo por una semana para comple­tar los sacrificios y servicios de la con­sagración.

 

      9:4 -- "Jehová se aparecerá hoy a vosotros".

      A. Esto levantaría su ánimo, porque Dios les daría prueba clara de que les aceptó. Todo hijo de Dios quiere tener su corazón asegurado delante de El (1 Jn. 3:19).

      B. Sant. 4:8 dice, "Acercaos a Dios, y él se acercará a vosotros. Pecadores, limpiad las manos; y vosotros los de doble ánimo, purificad vuestros corazones". Es lo que hicieron en esta ocasión: bajo la dirección de Moisés y Aarón toda la congregación se acercó a Dios para que El se acercara a ellos (véase el ver. 24).

 

      9:7 -- "Acércate al altar, y haz tu ex­piación y tu holocausto ..."

      A. Es decir, haga todo lo mandado por Dios para poder ver su gloria.

      B. Nosotros también esperamos ver la gloria del Señor. Esperamos su venida. Por lo tanto nos purificamos, 1 Jn. 3:2-4. Andamos en luz para que la sangre de Cristo (nuestra expiación o propiciación) nos limpie de todos los pecados (1 Jn. 1:7; 2:1, 2).

 

      9:11 -- "Mas la carne y la piel las quemó al fuego fuera del campamento". No pudieron comer nada de la carne ni quedarse con la piel porque fue sacrificio por el pueblo y ellos mismos se incluyeron en este número.

 

      9:22 -- "Después alzó Aarón sus manos hacia el pueblo y lo bendijo ..."

      A. Una función muy importante de los sacerdotes era la de  bendecir al pueblo.

      B. Núm. 6:22-27 registra las palabras de esta bendición pronunciada por los sacerdotes. Son ideas y palabras que podemos utilizar en nuestras oraciones ahora. Esta bendición se ha arreglado en forma de himno en inglés:

          "Jehová te bendiga, y te guarde; Je­hová haga resplandecer su rostro sobre ti, y tenga de ti misericordia; Jehová alce so­bre ti su rostro, y ponga en ti paz".

 

      9:24 -- "Y salió fuego de delante de Je­hová, y consumió el holocausto con las gro­suras sobre el altar; y viéndolo todo el pueblo, alabaron, y se postraron sobre sus rostros".

      A. La gloria del Señor había descen­dido sobre el tabernáculo cuando éste fue terminado. Ahora la gloria del Señor se demostró al pueblo. (Véase Ex. 40:34-38).

      B. En el ver. 4 se promete que "Jehová se aparecerá hoy a vosotros". El ver. 24 revela el cumplimiento de esta promesa. En esta forma Jehová "se apareció" a ellos.

      C. Sería bueno comparar otras oca­siones en que Dios dio evidencia de su aprobación al oferente o a su ofrenda.

          1. Jueces 6:11-21, cuando Dios llamó a Gedeón, le prometió, "ciertamente yo estaré contigo y derrotarás a los madiani­tas como a un solo hombre" (ver. 16), y luego para darle evidencia, "extendiendo el ángel de Jehová el báculo que tenía en su mano, tocó con la punta la carne y los panes sin levadura; y subió fuego de la peña, el cual consumió la carne y los panes sin levadura. Y el ángel de Jehová desapareció de su vista".

          2. Jueces 13:19-23, el caso de Manoa y su mujer cuando Dios les prometió un hijo (Sansón): "Y Manoa tomó un cabrito y una ofrenda y los ofreció sobre una peña a Jehová; y el ángel hizo milagro ante los ojos de Manoa y de su mujer. Porque aconteció que cuando la llama subía del altar hacia el cielo, el ángel de Jehová subió en la llama del altar ante los ojos de Manoa y de su mujer, los cuales se pos­traron en tierra".

          3. 1 Reyes 18:38, en la contienda en­tre los profetas falsos de Acab y el profeta Elías, aquéllos no recibieron ayuda de su dios y entonces Elías preparó holocausto: "Entonces cayó fuego de Jehová, y con­sumió el holocausto, la leña, las piedras y el polvo, y aun lamió el agua que estaba en la zanja".

          4. 1 Crón. 21:26, "Y edificó allí David un altar a Jehová, en el que ofreció holocaustos y ofrendas de paz, e invocó a Jehová, quien le respondió por fuego desde los cielos en el altar del holocausto".

          5. 2 Crón. 7:1, "Cuando Salomón acabó de orar, descendió fuego de los cielos, y consumió el holocausto y las víc­timas; y la gloria de Jehová llenó la casa".

      D. Heb. 11 habla de personas que reci­bieron "buen testimonio" (de aprobación) de Dios.

          1. 11:2, "Porque por ella (la fe) al­canzaron buen testimonio los antiguos".

          2. 11:4, "Por la fe Abel ofreció a Dios más excelente sacrificio que Caín, por lo cual alcanzó testimonio de que era justo, dando Dios testimonio de sus ofren­das; y muerto, aún habla por ella".

          3. 11:5, "Por la fe Enoc fue traspuesto para no ver muerte, y no fue hallado, porque lo traspuso Dios; y antes que fuese traspuesto, tuvo testimonio de haber agradado a Dios".

      E. ¿Cuál es la evidencia que tenemos nosotros de que Dios nos acepta?

          1. El Espíritu Santo revela la mente de Dios (1 Cor. 2:10, 11) y nos da sus ins­trucciones divinas. Luego nosotros, sa­biendo que estamos cumpliendo con aquellas instrucciones, tenemos seguridad de que Dios nos acepta. Rom. 8:16 dice, "El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios". El Espíritu Santo atestigua solamente por medio de las Escrituras: Heb.10:15, “Y nos atestigua lo mismo el Espíritu Santo; porque después de haber dicho (Jer. 31:31-33):  16  Este es el pacto que haré con ellos  Después de aquellos días, dice el Señor:  Pondré mis leyes en sus corazones,  Y en sus mentes las escribiré, 17  añade:  Y nunca más me acordaré de sus pecados y transgresiones”. Y nos atestigua lo mismo el Espíritu Santo; porque después de haber dicho:  16  Este es el pacto que haré con ellos  Después de aquellos días, dice el Señor:  Pondré mis leyes en sus corazones,  Y en sus mentes las escribiré, 17  añade (Jer. 31:34):  Y nunca más me acordaré de sus pecados y transgresiones”. En Rom. 8:16 Pablo usa el dativo que se traduce a en algunas versiones (Valera Revisada 1960 y otras), pero La Versión Moderna (como también The American Standard y otras versiones) dicen "con nuestro espíritu". El Espíritu revela el plan de salvación y nos dice en su pa­labra que el que obedece tiene salvación. Nuestro espíritu dice que hemos obede­cido. Dos testigos, pues, dicen que somos hijos de Dios. El Espíritu testifica junta­mente con nuestro espíritu.

          2. 1 Juan 3:19, "Y en esto conocemos que somos de la verdad, y aseguraremos nuestros corazones delante de El". 1 Juan 5:13, "Estas cosas os he escrito a vosotros que creéis en el nombre del hijo de Dios, para que sepáis que tenéis vida eterna, y para que creáis en el nombre del Hijo de Dios". Así, pues, las Escrituras nos dan el testimonio de Dios que nos asegura de la salvación.

 

 

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