Levítico 22

 

Introducción. Este capítulo contiene ins­trucciones para Aarón y sus hijos acerca de las ofrendas.

 

      22:2 -- "Di a Aarón y a sus hijos que se abstengan de las cosas santas". Esta es una ley general, ilustrada por todo lo que sigue en el capítulo, y tiene que ver con la in­mundicia.

      -- "cosas santas", las porciones de las ofrendas del pueblo que pertenecían a los sacerdotes. No deberían tratar a éstas como cosas comunes. El punto aquí es que los sacerdotes no deberían participar de ellas si hubiera cualquier inmundicia en ellos.

      -- "me han dedicado", tiene referencia especialmente a las ofrendas alzadas y mecidas, Núm. 18:8-20. Aquí hay otra ad­vertencia contra el descuido en el manejo de cosas sagradas.

 

      22:3 -- "teniendo inmundicia sobre sí".

      A. Este es el punto principal. El ver. 3 es más específico que el ver. 2, y aun este versículo será explicado e ilustrado por los versículos que siguen.

      B. Dice el Sal. 89:7, "Dios temible en la gran congregación de los santos". Los sa­cerdotes tenían que usar de mucho cuidado para no profanar el santuario.

      C. Dice 1 Tim. 2:8, "Quiero, pues, que los hombres oren en todo lugar, levan­tando manos santas, sin ira ni contienda". Debemos acercarnos a su trono con toda reverencia, temor, santidad y sinceridad, evitando toda impureza.

      D. Jeremías 48:10 dice, "Maldito el que hiciere indolentemente la obra de Je­hová".

 

      22:4 -- "leproso".

      A. La lepra no hace acepción de per­sonas; era transmitida al sacerdote como a cualquier israelita.

      B. Pero ¿por qué hacer ley especial para los sacerdotes cuando ya se había dado una ley cubriendo todos los casos de la lepra? La familiaridad puede producir el descuido, y aun la aversión. Los sacer­dotes vivían con cosas santas; se exponían a ellas continuamente, todo el día y todos los días. Existía siempre el peligro de des­cuidarse. Incluso podían pensar que ellos, siendo grupo especial y apartado, pudieran estar exentos de la aplicación es­tricta de estas leyes sobre la inmundicia, teniendo una libertad que los demás no tenían.

      C. Sin embargo, según indica este capí­tulo, la ley se aplicaba aun más estricta­mente a ellos. Compárese Sant. 3:1.

      -- "tocare ... cadáveres". 19:28; Núm. 19:22.

      -- "derramamiento de semen". 15:16, 18.

 

      22:6 -- "la persona", el sacerdote.

      -- "hasta la noche", al ponerse el sol (ver. 7) podía bañarse y entonces comer de cosas santas.

      -- "y no comerá de las cosas sagradas antes que haya lavado su cuerpo con agua". Bajo la ley de Cristo nos lavamos en el bautismo antes de participar de las bendi­ciones espirituales en Cristo.

 

      22:8 -- 17:15, 16, pero repetido aquí con referencia especial a los sacerdotes. Toda cosa que él comía tenía el "sabor" del tabernáculo. Podía pecar aun en su propia casa. Compárese Ezeq. 4:14.

 

      22:10 -- "Ningún extraño comerá cosa sagrada; el huésped del sacerdote, y el jor­nalero, no comerán cosa sagrada".

      A. El "extraño" aquí no se refiere a los no israelitas, sino a toda persona que no era miembro de la familia del sacerdote.

      B. Al comer de cosas santas, el sacer­dote no podía invitar a otros que no eran sacerdotes a comer. Ignorando esta pro­hibición, el sacerdote hubiera pecado y también hubiera hecho pecar al huésped o jornalero. Estos podían estar en la casa sin ser de la casa (Henry). En este sentido sus amigos y vecinos más cercanos eran "extraños".

 

      22:11 -- "comprare ... esclavo ... nacido". Estos se incorporaban en su familia. Compárese Ex. 21:2, 20, 21.

 

      22:13 -- "si la hija del sacerdote fuere viu­da o reprobada ... vuelto a la casa ..." Vuelve a ser parte de la familia, pero nótese que si tuviera hijo, tanto ella como el niño quedan excluidos.

 

      22:14 -- "por yerro". Tal pecado era per­donable, pero la cosa debía restaurarse, añadiéndole la quinta parte. Los sacer­dotes, al igual que los demás, tenían que hacer todo lo posible por evitar el "yerro".

 

      22:15 -- "No profanarán, pues, las cosas santas de los hijos de Israel, las cuales apartan para Jehová". Este versículo es semejante al ver. 2, siendo una prohibi­ción general; los demás versículos suplen los detalles.

 

      22:16 -- "les harían llevar la iniquidad del pecado".

      A. Pecarían ellos, pero los sacerdotes "les harían" hacerlo.

      B. ¡Cuántas veces la Biblia habla de hacer pecar a otro! 1 Reyes 12:25-33; 14:16; Núm. 25 (Apoc. 2:14); Mat. 5:32; 15:14; 18:6; Prov. 4:16; 1 Sam. 2:24; Mal. 2:8, etc.

 

      22:18-22 -- "ofrenda en pago de sus votos o como ofrenda voluntaria ofrecidas en holocausto".

      A. El énfasis aquí está en que sea "sin defecto". El ofrecer un animal sin defecto era una prueba de la sinceridad. Mal. 1:8 dice, "Y cuando ofrecéis el animal ciego para el sacrificio, ¿no es malo? Asimismo cuando ofrecéis el cojo o el enfermo, ¿no es malo? Preséntalo, pues, a tu príncipe; ¿acaso se agradará de ti, o le serás acepto? dice Jehová de los ejércitos". Este texto en Malaquías demuestra lo razo­nable de la ley de Dios. ¿Cómo tratan los súbditos a su monarca? Demuestran su respeto, amor y lealtad, dándole presentes de la mejor calidad.

      B. Mat. 6:33 dice, "Mas buscad prime­ramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas". Dice el canto, "Da lo mejor al Maestro". Esto es muy razonable. Los sacrificios y ofrendas se presentaban con el fin de alabar a Dios, para darle gracias, para honrarle y obtener su favor. El tiene que ser com­placido por nosotros si esperamos recibir sus bendiciones. Además, si no le damos lo mejor de nuestro servicio, El no sola­mente no nos bendecirá, sino que también nos castigará. Muchas veces se encendió la ira de Dios por causa de sus sacrificios no aceptables.

      C. Aun el hombre más pobre no podía ofrecer a Dios algún animal con defecto.

 

      22:23 -- "podrás ofrecer por ofrenda vo­luntaria". La ley permitía una excepción en el caso de una "ofrenda voluntaria", pero "en pago de voto no será acepto".

 

      22:28 -- "no degollaréis en un mismo día a ella y a su hijo". Ex. 23:19; Deut. 22:6, 7. Posiblemente esta ley tuviera que ver con la relación sagrada entre pariente y su cría.

 

      22:30 -- Compárese 7:15; 19:5, 6, 17.

 

      22:31 -- "Guardad ... cumplidlos". 19:37, "poned por obra".

 

      22:32 -- "para que yo sea santificado en medio de los hijos de Israel". Aquí está el propósito de estos reglamentos. Re­cuérdese que la expresión "Yo Jehová" se encuentra 16 veces en el cap. 19.

 

      22:33 -- "os saqué de la tierra". Israel tenía que santificarse porque Jehová era su Dios, Jehová es santo, y ellos eran el pueblo de Dios que los había sacado de Egipto.

 

 

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