Levítico 23

 

Introducción. Este capítulo revela las leyes relacionadas con las fiestas solemnes. Compárese Núm. 28:16 - 29:40.

 

      23:2 -- "las fiestas solemnes". La palabra "fiesta", como se usa ahora, lleva la idea de diversión. Los israelitas habían de re­gocijarse especialmente durante la fiesta de los Tabernáculos, pero en realidad la expresión "fiesta solemne" no se refería a la alegría. Por el contrario, como vemos en el ver. 27, habían de afligirse para el día de la expiación. "Fiesta solemne" sig­nifica, pues, una solemnidad religiosa, un día o grupo de días designado como santo por Dios, y las varias actividades prescritas por El que le correspondían.

      -- "las cuales proclamaréis como santas convocaciones", tiempos de reunirse. "Tres veces cada año aparecerá todo varón tuyo delante de Jehová tu Dios en el lugar que él escogiere: en la fiesta solemne de los panes sin levadura, y en la fiesta solemne de las semanas, y en la fiesta solemne de los tabernáculos. Y ninguno se presentará delante de Jehová con las manos vacías" (Deut. 16:16). También, Ex. 23:14-17.

 

      23:3 -- "el séptimo día", véanse Gén. 2:3; Ex. 20:8-11; Deut. 5:15, "Acuérdate que fuiste siervo en tierra de Egipto, y que Je­hová tu Dios te sacó de allá con mano fuerte y brazo extendido; por lo cual Je­hová tu Dios te ha mandado que guardes el día de reposo". Este versículo nos hace ver claramente que los israelitas (y solamente ellos) habían de guardar el séptimo día para recordar que fueron esclavos en Egipto y que Dios les había sacado de allí.

      -- "ningún trabajo haréis", prohibición absoluta. Recuérdese Núm. 15:32-36. Véanse también Ex. 20:10; 21:14; 35:2, 3; Deut. 5:14. Al descansar un día de los sie­te, el israelita consagraba sus trabajos de la semana a Dios, dando reconocimiento a El como Dueño de la tierra y como el Gran Bienhechor que hace fértil la tierra para que fructifique "llenando de sustento y de alegría nuestros corazones" (Hech. 14:17).

 

      23:5 -- "en el mes primero, a los catorce del mes, entre las dos tardes, pascua es de Jehová".

      A. El primer mes era Abib o Nisán.

      B. Ex. 12:6, 11, 15-20 narra los detalles de esta fiesta que era para conmemorar la salvación de los primogénitos de los is­raelitas.

      C. Cristo es nuestra pascua, 1 Cor. 5:7; Juan 1:29.

 

      23:6 -- "Y a los quince días de este mes es la fiesta solemne de los panes sin levadura a Jehová; siete días comeréis panes sin levadura".

      A. Se celebraba esta fiesta los días 15 al 21 del mismo mes de Abib. Comenzó, pues, inmediatamente después de la pas­cua.

      B. El propósito de esta fiesta era para recordar su salida victoriosa de Egipto bajo la mano de Dios. Véase Ex. 13:1-10.

 

      23:7 -- "ningún trabajo de siervos haréis", en contraste con "ningún trabajo", ver. 3.

 

      23:10 -- La fiesta de las primicias de la cosecha de la cebada, Ex. 23:19.

      A. Léase Deut. 26:1-11, las palabras significativas que el oferente había de declarar al ofrecer las primicias: él declaraba que Dios los había sacado de Egipto para llevarlos a la tierra "que fluye leche y miel", y que ahora presentaba las primicias a Dios, "primicias del fruto de la tierra que me diste". Es un texto muy hermoso.

      B. Esta fiesta era expresión clara de su dependencia de Dios. Véanse Sal. 104:13-15; Oseas 2:8, 9; Jer. 5:23, 24.

 

      23:11 -- "el día siguiente del día de re­poso la mecerá".

      A. Recuérdese que el primer día de la fiesta de panes sin levadura era día de descanso, ver. 7 ("ningún trabajo de sier­vos haréis"). Este primer día caía siempre en el día 15 de Nisán (Abib), porque el día 14 de Nisán era el día indicado para la pascua (ver. 5).

      B. "El día siguiente del día de reposo" (ver. 11) era el día 16, o el segundo día de la fiesta de panes sin levadura. Re­cuérdese que en varios textos la expresión "día de reposo" no significa el séptimo día. Dice el ver. 7, "el primer día tendréis santa convocación; ningún trabajo de siervos haréis"; era, pues, día de reposo.

 

      23:14 -- "No comeréis pan, ni grano tostado, ni espiga fresca, hasta  este mismo día, hasta que hayáis ofrecido la ofrenda de vuestro Dios".

      A. Cuando el israelita traía "al sacer­dote una gavilla por primicia de los primeros frutos de vuestra siega" para ser mecida "delante de Jehová", entonces toda la cosecha se ofrecía a Dios y de esta manera era consagrada.

      B. Este texto dice enfáticamente que era indispensable que se presentara a Dios su porción antes de que ellos comieran. Todo primogénito era posesión de Dios. Las primicias de la cosecha era posesión de Dios. Jesús dice, "Buscad primeramente el reino de Dios y su justi­cia" (Mat. 6:33). Dios no acepta segundo lugar en nuestras vidas. No quiere so­brantes. "Si yo tuviese hambre, no te lo diría a ti; porque mío es el mundo y su plenitud" (Sal. 50:12). Por lo tanto, es im­portante que ofrendemos a Dios con­forme a lo que nos haya prosperado y no según lo que nos sobre después de com­prar comida, pagar renta y las cuentas.

      23:15 -- "Y contaréis desde el día que sigue al día de reposo, desde el día en que ofrecisteis la gavilla de la ofrenda mecida; siete semanas cumplidas serán. Hasta el día siguiente del séptimo día de reposo contaréis cincuenta días; entonces ofreceréis el nuevo grano a Jehová".

      A. Esta fiesta se llamaba "la fiesta de las semanas, la de las primicias del trigo" (Ex. 34:22; Deut. 16:10); "el día de las primicias, cuando presentéis ofrenda nueva a Jehová en vuestras semanas" (Núm. 28:26); y en el Nuevo Testamento la palabra "Pentecostés" (quincuagésimo) se usa en Hech. 2:1; 20:16; 1 Cor. 16:8.

      B. "Y contaréis desde el día que sigue al día de reposo", o sea el día 16 de Nisán. El día 15, siendo el primer día de la fiesta de los panes sin levadura, era "día de re­poso". Desde luego, el día 15 podía caer en cualquier día de la semana (compárese el 16 de septiembre o el 4 de julio).

      C. Esta fiesta se llamaba "la fiesta de las semanas", porque habían de contar sie­te semanas, contando desde el día que seguía al día de reposo. El inglés deja el asunto confuso diciendo "seven sabbaths", pero el español traduce correctamente al decir "siete semanas". La palabra shabbath se traduce "día de reposo" y la palabra shabua se traduce "semana", pero en Lev. 23:15 y 25:8 la palabra shabbath se traduce "semanas".

      D. "Siete semanas cumplidas", es decir, siete semanas completas. Aquí algunas versiones inglesas dicen, "seven sabbaths ... complete", pero esta expresión no habla de siete "sabbaths" (sábados), sino de siete semanas. La palabra "sabbath" nunca se usa para indicar semana y, por eso, esta traducción causa confusión.

 

      23:16 -- "Hasta el día siguiente del sép­timo día de reposo contaréis cincuenta días; entonces ofreceréis el nuevo grano a Je­hová".

      A. En este versículo las versiones castellanas causan confusión también al decir "séptimo día de reposo" en lugar de "séptima semana". La Versión Valera Re­visada dice correctamente en el ver. 15, "siete semanas cumplidas", aunque las versiones inglesas dicen "seven sabbaths" (siete sábados). Deut. 16:9 dice, "Siete semanas contarás", y en inglés traduce correctamente: "seven weeks" (siete se­manas). Además, esta fiesta se llama "la fiesta de las semanas", porque "desde que comenzare a meterse la hoz en las mieses comenzarás a contar las siete semanas" (Deut. 16:9).

      B. Tanto en el Nuevo Testamento como en el Antiguo Testamento la misma palabra se usa para traducir "día de re­poso" y "semana" y esto ha causado mucha confusión. Compárense Lev. 25:8; Mat. 28:1; Luc. 18:12, etc. El contexto decide cuál debe ser (día de reposo o semana). Lev. 23:15 decide en este contexto porque dice claramente, "siete semanas cumpli­das" y no "siete días de reposo cumplidos". Nunca se calcula el tiempo hablando de un medio día de reposo.

      C. Por lo tanto, en el ver. 16, "Hasta el día siguiente del séptimo día de reposo" debe ser "hasta el día siguiente de la sép­tima semana". No se contaban días de re­poso, sino semanas.

      D. No conviene afirmar, pues, con toda certeza que el día de Pentecostés siempre caía en el primer día de la semana. Es cierto que el día de Pentecostés en que la iglesia se estableció cayó en el primer día de la semana y esto es importante. Esto se puede afirmar con toda confianza. Pero algunos se fijan mucho en la palabra "sabbaths" ("días de reposo") y no en la idea central de "semanas".

      E. El "nuevo grano" era el trigo.

 

      23:17 -- "dos panes para ofrenda mecida ... cocidos con levadura, como primicias para Jehová". Compárese 2:11, 12.

 

      23:18 -- Con estos sacrificios y ofrendas los israelitas se regocijaban en el Señor, dándole gracias y gloria como Señor de las cosecha (Henry).

 

      23:21 -- "santa convocación". La santa convocación más importante de todas se celebró el día de Pentecostés después de la resurrección de Jesús (Hech. 2), porque en esa ocasión descendió el Espíritu Santo sobre los apóstoles, el evangelio fue predicado por primera vez y tres mil per­sonas obedecieron al evangelio y de esta manera quedó establecida la iglesia del Señor. En ese día el Señor recogió una "cosecha" muy importante.

 

      23:22 -- "para el pobre y para el extran­jero". Véase 19:9, 10, notas.

      A. Todavía sigue la instrucción con res­pecto a la cosecha. Al recibir tanta bendi­ción de Dios, el pueblo debería recordar a los pobres para compartir sus bendiciones con ellos.

      B. La gratitud hacia Dios se expresaba con la benevolencia hacia los necesitados.

      C. Cristo vino al mundo para predicar a los pobres (Luc. 4:18). Las iglesias del primer siglo eran diligentes para ayudar a los santos pobres (Hech. 11:27-30; Rom. 15:25-27; 1 Cor. 16:1-4; 2 Cor. 8:1-5; 9:1, 13).

 

      23:24 -- "En el mes séptimo, al primero del mes tendréis día de reposo, una con­memoración al son de trompetas, y una santa convocación".

      A. "tendréis día de reposo" en cualquier día de la semana.

      B. El séptimo mes se llamó "Ethanim" (1 Reyes 8:2), y después se llamaba "Tisri". Este mes era el principio del año civil.

      C. Núm. 29:2-6 habla de los sacrificios y ofrendas indicados para esa ocasión.

      D. Varios días del séptimo mes eran consagrados a Dios: "al primero del mes", el día para sonar las trompetas; "a los diez días", día de la expiación (ver. 27); "a los quince días", la fiesta de los tabernáculos (ver. 34). Había convocaciones y cesación de trabajo. La fiesta de los tabernáculos duraba una semana.

 

      23:27 -- Día de la expiación. Véase el cap. 16, notas.

 

      23:29 -- "Porque toda persona que no se afligiere en este mismo día, será cortada de su pueblo". La expiación de los pecados no era posible si el pueblo no se humillaba para arrepentirse y confesar sus pecados. Véanse Sal. 51; Hech. 2:37; 2 Cor. 7:7-10.

 

      23:32 -- "Día de reposo será", el día que fuera.

 

      23:34 -- "la fiesta solemne de los tabernáculos". Véase Núm. 29:12-34.

      A. Durante la fiesta de los tabernáculos los israelitas habían de regocijarse, recor­dando la providencia de Dios durante su peregrinación de cuarenta años en el de­sierto. Los vers. 42, 43 dicen, "En tabernáculos habitaréis siete días; todo natural de Israel habitará en tabernáculos, para que sepan vuestros descendientes que en tabernáculos hice yo  habitar a los hijos de Israel cuando los saqué de la tierra de Egipto. Yo Jehová vuestro Dios".

      B. El "tabernáculo" (enramada, Ver­sión Moderna; "cabañas", Versión Nacar-Colunga; el margen de La Biblia de las Américas dice "enramadas" o "tiendas"). Varios textos en los libros de Exodo, Le­vítico, Números y Deuteronomio emplean la palabra "tienda" al referirse a la habitación de los israelitas en el desierto. El desierto no era su destino y las tiendas indicaban la naturaleza temporal y provisional de su estadía allí. Ahora cada año había de vivir en cabañas para recor­dar aquellos años en el desierto.

      C. Al celebrar esta fiesta por siete días era muy fácil regocijarse porque "a los quince días del mes séptimo" ya "hayáis recogido el fruto de la tierra".

      D. Léanse los siguientes textos para ampliar la idea del cuidado y protección de Dios durante el tiempo de su peregri­nación en el desierto: Deut. 8:3, 4, "te sus­tentó con maná ... tu vestido nunca se en­vejeció sobre ti, ni el pie se te ha hinchado en estos cuarenta años"; Deut. 8:15, 16, "que te hizo caminar por un desierto grande y espantoso, lleno de serpientes ardientes, y de escorpiones, y de sed, donde no había agua, y él te sacó agua de la roca del pedernal; que te sustentó con maná en el desierto, comida que tus padres no habían conocido, afligiéndote y probándote, para a la postre hacerte bien"; Sal. 31:21; Isa. 4:6 es un texto apropiado para la fiesta de los tabernáculos: "y habrá un abrigo para sombra contra el calor del día, para refu­gio y escondedero contra el turbión y con­tra el aguacero". De estos textos, y espe­cialmente Deut. 8:15, 16 vemos que en la sabiduría de Dios y conforme al plan de Dios, los israelitas habían de morar en el desierto bajo la mano proveedora y pro­tectora de Dios para recibir soste­nimiento y protección en un lugar donde de otro modo no hubiera sido posible la existencia.

      E. Cada año, pues, al regocijarse por causa de sus frutos y cosechas, también deberían recordar los favores pasados y de esta manera tener doble gozo en el Señor. Así también nosotros debemos regoci­jarnos por lo que Dios nos ha hecho en el pasado como también por los bienes de cada día.

 

      23:38 -- "además de los días de reposo de Jehová, de vuestros dones, de todos vuestros votos, y de todas vuestras ofrendas volun­tarias que acostumbráis dar a Jehová".

      A. Los requisitos de sacrificios y ofren­das para estas fiestas solemnes eran aparte de o en adición a los sacrificios y ofrendas ordinarios; es decir, los sacrifi­cios que correspondían al día de reposo y todos los que se ofrecían como dones, de votos u ofrendas voluntarias, no se sus­pendían ni se posponían por causa de los sacrificios y ofrendas indicados para las fies­tas solemnes. La gente debería seguir ofreciéndolos aun durante estas fiestas.

      B. ¿Qué dirían los miembros de la igle­sia si hubiera tales requisitos ahora? Parece que nos gusta enfatizar que no tenemos que diezmar y que todos los sa­crificios y ofrendas de la ley eran sola­mente para los judíos. También a muchos les gusta la idea de que la salvación se nos da gratuitamente, que todo es de balde. Pero nos conviene leer y predicar fre­cuentemente tales textos como Mat. 16:24-26; 10:37; Luc. 14:25-33, etc. La sal­vación que se nos da de balde cuesta todo. El cristiano no "da diez por ciento" sino ciento por ciento.

      C. Nos conviene explicar que el diezmo no corresponde al dar, sino que era un impuesto para sostener a los levitas. Era el impuesto de su gobierno para sostener a sus oficiales que eran tanto civiles como religiosos. Pero los israelitas, al igual que nosotros, daban voluntariamente y ¡cuántas ofrendas hacían! Eran muchas y costosas las ofrendas de los israelitas. ¿A cuántos cristianos les gustaría hacer una comparación sincera entre lo que daban los israelitas y lo que ofrendamos nosotros? Muy posiblemente tal compara­ción nos dejaría avergonzados.

 

      23:40 -- "Y tomaréis el primer día ramas con fruto de árbol hermoso, ramas de palmeras, ramas de árboles frondosos, y sauces de los arroyos, y os regocijaréis de­lante de Jehová vuestro Dios, por siete días".

      A. Compárese Neh. 8:15, 16.

      B. Dice Dios, "os regocijaréis"; era mandamiento para los israelitas. Dice Deut. 16:15, "y estarás verdaderamente alegre". Compárese Neh. 8:13-18. Recordemos esos textos al leer Fil. 4:4-6, "Regocijaos en el señor siempre. Otra vez digo: ¡Regocijaos!" ¿Es justo y razonable que el apóstol nos dé tal mandamiento?

 

      23:43 -- Véase el ver. 34.

 

 

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