Mateo 26

 

          26:1 Cuando hubo acabado Jesús todas estas palabras -- de los capítulos anteriores, especialmente los caps. 23, 24, 25). Su muerte se aproximaba. Los eventos que siguen pertenecen al relato del sufrimiento final de Jesús. Ya empieza "El principio del último acto de la tragedia" (WB). Dijo a sus discípulos:

          26:2 -- "sabéis que dentro de dos días se celebra la pascua -- la fiesta principal de los judíos, celebrada el 14 de Nisán (el primer mes del año judaico). La pascua duró solamente un día, pero era seguida de siete días de la fiesta de los panes sin levadura, y a veces la palabra "pascua" se refería a las dos cosas.

          Les había hablado mucho acerca de su muerte: Jn. 2:19; 3:14; 6:51; 10:11, 15; Mat. 9:15; 10:38; 12:40; 21:38. Esta es la cuarta vez que abiertamente Jesús predice su muerte: 16:21-23; 17:2; 20:17-19. También, aunque los líderes dijeron, "no durante la fiesta", precisamente durante esa fiesta Jesús iba a morir. Al decir que será crucificado indica que su muerte sería llevada a cabo no por los judíos sino por los romanos.

          -- será entregado, -- literalmente, "es" entregado, porque estaba tan cerca y tan cierta.

          -- para ser crucificado -- especifica que no solamente “será muerto” (16:21), sino que sería será crucificado. Para esto sería necesario primero que fuera entregado a los romanos.

          26:3 Entonces los principales sacerdotes, los escribas, y los ancianos del pueblo se reunieron en el patio del sumo sacerdote llamado Caifás. -- Los "principales sacerdotes" eran las cabezas de los veinticuatro cursos de sacerdotes que servían por turno en el templo. El sumo sacerdote (Caifás) era el presidente del concilio (sanedrín) que tenía autoridad para juzgar y condenar a los transgresores. Se reunieron para considerar cómo podrían destruir a Jesús, porque les había avergonzado públicamente (21:45; 23). Reconocían que estaban perdiendo su control sobre la gente (Jn. 11:48, 53; 12:10, 11, 19). La "entrada triunfal" de Jesús indicaba su gran popularidad (21:1-11). En varios argumentos Jesús les había dejado avergonzados, exponiéndoles como incapaces de defender su doctrina (Mat. 21, 22). No podían contestar palabra alguna cuando expuso su hipocresía (Mat. 23). Por eso estaban muy resentidos.

          26:4  y tuvieron consejo para prender con engaño a Jesús (es decir, para prender a Jesús y condenarle antes de que el pueblo pudiera levantar oposición fuerte), y matarle.

          26:5  Pero decían: No durante la fiesta, -- Pero Jesús fue crucificado precisamente “durante la fiesta” de la Pascua, mostrando claramente que no los romanos ni los judíos estaban en control de ese evento, sino que El mismo decidía todo. Cristo vino al mundo para dar su vida. Jn. 10, “18  Nadie me la quita, sino que yo de mí mismo la pongo. Tengo poder para ponerla, y tengo poder para volverla a tomar”. Hasta que “su hora” llegara nadie podía hacer nada, pero ahora El mismo está listo a dar su vida, y siendo “el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo” iba a morir durante la Pascua.

          -- para que no se haga alboroto en el pueblo. -- La gente creía que Jesús era, por lo menos, un profeta importante (16:14) y algunos (mayormente los de Galilea) creían que era el Mesías. Los judíos de todas las naciones se reunían en Jerusalén para las fiestas anuales (compárese Hech. 2:5-10). Se ha sugerido que hasta tres millones de judíos estaban presentes durante la pascua, y frecuentemente había tumultos entre ellos.

          El temor de los líderes se expresa en Jn. 11:48, pero ignoraban el plan de Dios y la actitud sumisa de Jesús. Si Jesús hubiera permitido que Pedro usara su espada para iniciar un tumulto, los temores de los líderes se habrían realizado, pero Dios había escogido precisamente esa pascua para ofrecer sobre una cruz al Cordero de Dios que quita los pecados del mundo (Jn. 1:29; Isa. 53:10; 1 Jn. 2:2). Los judíos no querían ser responsables por un alboroto entre el pueblo, pero ¡estaban dispuestos a crucificar a su Mesías! (HLB). Estaban muy contentos cuando Judas ofreció entregar a Jesús y les fue conveniente llevar a cabo sus planes.

          El temor al pueblo era el obstáculo principal para los líderes (21:46). Para los romanos la pascua era tiempo apropiado para ejecutar criminales para demostrar su poder sobre el pueblo.

          26:6  Y estando Jesús en Betania, en casa de Simón el leproso, -- Según Lev. 13, “45  Y el leproso en quien hubiere llaga llevará vestidos rasgados y su cabeza descubierta, y embozado pregonará: ¡Inmundo! ¡inmundo!  46  Todo el tiempo que la llaga estuviere en él, será inmundo; estará impuro, y habitará solo; fuera del campamento será su morada”. Es obvio, pues, que Simón era un ex leproso. Es muy posible que Jesús lo hubiera limpiado. Todavía se llamaba "el leproso", de la manera que Rahab siempre se llamaba la ramera.

          Compárese Juan 12:1-8. El tiempo exacto de esta cena no se puede saber. Algunos creen que en cuanto a la cronología correcta, este evento debe colocarse entre los capítulos veinte y veintiuno (compárense Mar. 14:3-9; Juan 12:1-11). Creen que Mateo y Marcos incluyen este evento en este lugar para conectarlo con la acción de Judas, el cual proveyó un plan para los judíos para la ejecución de Jesús. McGarvey sigue la cronología de Juan y cree que esta cena ocurrió en la noche al terminar el sábado, la noche antes de la Entrada Triunfal que ocurrió el domingo de la semana en la cual se crucificó. Según esto, Mat. 26:6 no fija el tiempo exacto de este evento y no sigue en orden cronológico los versículos 1-5.

          26:7  vino a él una mujer, -- María de Betania, hermana de Lázaro (Jn 12:7). Luc. 7:36-50 relata un evento semejante que ocurrió más temprano en el ministerio de Jesús, en la casa de Simón el fariseo, pero en ese caso se trataba de una mujer pecadora, mientras que en este relato de Mat. 26:6-13 y textos paralelos en Marcos y Juan, la mujer que unge a Cristo es María, hermana de Lázaro y Marta, una mujer muy piadosa.

          -- con un vaso de alabastro  ("una especie de mármol translúcido", medio transparente) de perfume (nardo puro, Marcos) de gran precio --, una libra (Juan), de gran precio, (quebrando el vaso, Mar. 14:3; probablemente estaba sellado de tal manera que solamente quebrando el cuello del frasco se derramaba su contenido. Parece que todo el perfume tuvo que aplicarse a la vez) y lo derramó sobre la cabeza de él, (también los pies, Juan; y la casa se llenó del olor del perfume,  Juan). Este texto ilustra "La extravagancia del amor" (WB).

          -- estando sentado a la mesa. – "Marta servía", Jn. 12:2. Luc. 7:46 indica que era costumbre de los judíos ungir la cabeza del huésped, pero comúnmente no se usaba un perfume tan costoso. Mar. 14:3 dice que Jesús estaba "sentado a la mesa". ¿Cómo fue posible pues que María ungiera sus pies si estaba sentado a la mesa? Véase LBLA, margen, "reclinado".

                   Recuérdese Jn. 11:28-32. María no tomó en cuenta el costo, porque no era posible expresar con acto físico lo profundo de su fe, su gratitud y su deseo de honrarle. Es muy probable que este perfume fuera la posesión más valiosa de María. Sin duda ella dio "lo mejor" al Maestro. Luc. 10:42 lo indica también, porque estando a los pies de Jesús le dio su tiempo y su atención completa. María reconoció que esta ocasión le dio una oportunidad maravillosa y única para mostrar su devoción al Señor, y la aprovechó. Fue una ocasión especial, la única oportunidad que ella tendría para hacer lo que hizo.

          Jn. 12:3, "ungió los pies de Jesús, y los enjugó con sus cabellos" (la gloria de la mujer  1 Cor. 11:14, 15; ¿cuántas mujeres podrían hacer esto hoy en día?). ¿Qué dijo Juan el bautista acerca del calzado de Jesús? Los dos tenían la misma actitud hacia Jesús.

          26:8  Al ver esto, los discípulos se enojaron, -- Cf. Juan 12:5, 6. Mateo dice "los discípulos" y Juan dice "Judas".  Jn 12:4, Judas Iscariote era el tesorero, encargándose de lo que se dio al grupo, Luc. 8:2, 3, y siendo ladrón, "sustraía de lo que se echaba" en la bolsa. Por lo tanto, no le gustó ese "desperdicio". Esto ilustra el testimonio independiente de Mateo y Juan. Mateo no dejó de contar esta falta de los apóstoles, aunque solamente Judas era un ladrón e hipócrita.

          -- diciendo: ¿Para qué este desperdicio? – Decían que era "desperdicio" y que había otros usos más importantes para este perfume. Los discípulos que se quejaron compartieron la actitud de Judas. Jesús no criticó a María, por lo cual no les tocó a los discípulos hacerlo. Jesús es el Juez de justicia y rectitud. No hay nadie que ame a los pobres más que el Señor Jesús; sin embargo, Jesús no condenó sino alabó a María. ¡Cuántos discípulos de Jesús siguen el mal ejemplo de miembros que murmuran!

          26:9  Porque esto podía haberse vendido a gran precio, -- Marcos 14:5, "más de trescientos denarios", el sueldo de un día de trabajo era un denario (Mat. 20:2). Jn. 6:7, Felipe dice, "Doscientos denarios de pan no bastarían para que cada uno de ellos tomase un poco" (hablando de la alimentación de los cinco mil). La ofrenda de María valía aproximadamente el salario de un jornaleros para un año. Es muy posible que le costara a María todos los ahorros. “María hubiera tenido que ahorrar veinte denarios por año por quince años para juntar esta cantidad” (HF).

          -- y haberse dado a los pobres. -- Jn. 12:5, 6; 13:29. Jesús amaba a los pobres intensamente. Ayudar a los pobres era uno de los temas fundamentales de la enseñanza y práctica de Jesús. En el discurso anterior dijo claramente que El se identificaba con los discípulos necesitados, aun con los más pequeños. Entonces preguntamos: ¿Jesús permitió una injusticia contra los pobres? ¿Judas era el amigo y campeón de los pobres? ¿Judas era el que sabía lo que correcto y justo, y defendió los derechos de los pobres? Si María hubiera vendido el perfume para entregar el dinero a Judas, ¿lo habría regalado a los pobres?

          -- Marcos: "Y murmuraban contra ella". Implican que María no amaba a los pobres, que era indiferente hacia las necesidades de ellos. Pero ¿de quién era el perfume? Era la propiedad de María y ella podía usarlo como ella juzgara mejor. ¿Se habrían quejado si María hubiera vendido este perfume para comprar calzado, ropa, comida, muebles y cortinas para la casa? Según el mundo el cristiano "desperdicia" su dinero cuando lo da al Señor. Seguramente Judas habría criticado a los de Jerusalén (Hech. 2:45; 4:32), a los macedonios (2 Cor. 8:4, 5) y a la pobre viuda (Mar. 12:43, 44).

          En todo esto María no dijo nada (que sepamos). No tuvo que hablar, porque su hecho habló por sí mismo.

          26: 10  Y entendiéndolo Jesús, les dijo: ¿Por qué molestáis a esta mujer? pues ha hecho conmigo una buena obra. – de amor, gratitud, simpatía. Mar. 14:8, "ha hecho lo que podía". Mat. 25:40 habla de servir a Jesús indirectamente; pero en este acto María le honró directamente. ¿Qué dice esta buena obra acerca de la fe de María? Ella sabía quién era Jesús, que no era otro rabí más entre los judíos, sino el Cristo de Dios.

          26:11  Porque siempre tendréis pobres con vosotros, -- Deut. 15:11. Muchos textos enseñan la importancia de ayudarles. Sal. 41:1; Prov., 14:21; 29:7; Gál. 2:10; 6:10. Todos --incluyendo a Judas-- podrían ayudarles cuando quisieran.

          -- pero a mí no siempre me tendréis. -- Les quedó muy poco tiempo para manifestar su devoción a Jesús como hombre aquí en la tierra.

          26:12  Porque al derramar este perfume sobre mi cuerpo, lo ha hecho a fin de prepararme para la sepultura. – Compárese Jn. 19:39, 40; Mar. 16:1. Les había dicho repetidas veces que los judíos le iban a matar; ¿era injusto que María preparara su cuerpo para la sepultura? ¿Se quejaban de lo que se gastaba para su sepultura? ¿ellos no se preocupaban por ello? ¿no les interesaba?

          María aprovechó este momento oportuno. Otras mujeres llevaron especias aromáticas para el cuerpo de Jesús, pero las llevaron a una tumba vacía. Solamente María ungió el cuerpo vivo del Señor. Nosotros no podemos proveer perfume costoso para ungir el cuerpo físico de Jesús, pero sí podemos ofrendar generosamente para el bien del cuerpo espiritual de Jesús.

          Jesús dedicó su vida entera para prepararse para su muerte. Luc. 2:49; 9:51; Jn. 12:27. Mat. 26 empieza el relato de las preparaciones finales para su muerte.  Jn. 12:7, "para el día de mi sepultura ha guardado esto", es decir, ha guardado (ha observado) esta ceremonia. Es posible que María también entendía el significado de su acto. Recuérdese que ella ungió no solamente su cabeza, sino también sus pies y, por lo tanto, Jesús dice "se ha anticipado a ungir mi cuerpo para la sepultura", Mar. 14:8. María escuchaba atentamente a Jesús (Luc. 10:42). Era una discípula verdadera.

           25:13  De cierto os digo que dondequiera que se predique este evangelio, en todo el mundo, también se contará lo que ésta ha hecho, para memoria de ella. – Seguirá hablando este acto de María a través de los años hasta que Cristo venga (compárese Heb. 11:4). El mundo entero se ha llenado con el aroma dulce de ese perfume (RCHL). Lo que los discípulos censuraron como desperdicio y lo que ellos consideraban digno de reprensión era, ante los ojos de Cristo, una acción digna de guardarse en la remembranza eterna a través de la tierra entera, y El decretó que de esta manera se guardara en mente (JWM).

          Cuando María ungió a Jesús con el perfume, los discípulos se enojaron y murmuraban; solamente Jesús lo apreciaba. Sin embargo, este acto se ha incluido en el registro de los hechos inolvidables de los discípulos de Jesús. María nunca se imaginaba que por este acto sería tan famosa. Compárense Dorcas, Febe, Estéfanas, muchos otros, cuyos nombres no están inscritos en mármol, sino en el libro de la vida, y también en las Escrituras para ser recordados por muchos y para siempre. "¡Qué indicación hay aquí para los que desean memoriales permanentes!" (ATR).

          Jesús afirmó en esa ocasión que el evangelio sería predicado "dondequiera". Jesucristo no era un "Cristo local". Su reino no sería provincial. El Hijo de David ocuparía su trono en pocos días para reinar sobre todas las naciones. Parece que Judas no creía en el futuro del evangelio; probablemente para él la causa de Cristo era una causa perdida y él solamente quería aprovecharse de su posición para sacar treinta piezas de plata antes de derrumbarse la "casa de tarjetas" de Jesús.

          María participó en el sufrimiento de Jesús (Fil. 3:10). La fe de María era valiente. Estos textos no dicen ni implican que María pidiera permiso a Jesús, ni que consultara con sus hermanos Lázaro y Marta. ¿Cuál sería el resultado de este acto? ¿Qué pensaría la gente? ¿Esperaba ella la reacción de los apóstoles? María simplemente tomó un paso valiente de fe, un paso basado en su profundo amor y gratitud y en su deseo de honrar a Jesús. Su fe fue ampliamente recompensada.

          "Al final de la vida de Jesús hay tanta tragedia, tanta amargura, tanta traición, tantas intrigas que esta historia brilla como un oasis de luz en un mundo que se va oscureciendo cada vez más" (WB).

          26:14  Entonces uno de los doce, que se llamaba Judas Iscariote, (Jn. 12:6, siendo ladrón Judas fue movido por la avaricia) fue a los principales sacerdotes,  15  y les dijo: ¿Qué me queréis dar, y yo os lo entregaré? (17:22; 20:18; 26:2,16, 21, 23, 24, 45, 46, 48; 27:4). “Judas dejó la compañía de los discípulos en la tarde del primer día del pan sin levadura, cuando era la costumbre de los judíos piadosos quitar toda la levadura de sus casas. En su corazón estaba ‘la levadura de malicia y de maldad’ (1 Cor. 5:8) (HLB).

          -- Y ellos le asignaron treinta piezas de plata -- el precio de un esclavo, Exodo 21:32. “Y les dije: Si os parece bien, dadme mi salario; y si no, dejadlo. Y pesaron por mi salario treinta piezas de plata” (Zac. 11:12). Les convenía a los principales sacerdotes la sugerencia de Judas, porque éste podría guiarles a encontrar a Jesús para prenderlo en un lugar apartado del pueblo.

          26:16  Y desde entonces buscaba oportunidad para entregarle. – “La traición de Judas se contrasta con la devoción de la mujer en la sección anterior” (JPL). Era necesario que Judas encontrara un tiempo y lugar apropiado (aparte de la multitud), donde no habría peligro de un tumulto provocado por la gente que tanto estimaba a Jesús como profeta.

          25:17  El primer día de la fiesta de los panes sin levadura, vinieron los discípulos a Jesús, diciéndole: ¿Dónde quieres que preparemos para que comas la pascua? --  Jesús guardaba la ley de Moisés. Mateo habla del día en que hicieron las preparaciones para sacrificar el cordero; Marcos: "cuando sacrificaban la pascua" (Luc. 22:7; Ex. 12:14-20). La palabra original (pascua) no significa la fiesta sino el cordero que fue sacrificado (Ex. 12:43; Núm. 9:11; Jn. 18:28, "comer la pascua"; 1 Cor. 5:7, "nuestra pascua, que es Cristo, ya fue sacrificada por nosotros"). Núm. 28:17, deberían comer pan sin levadura comenzando el quince del mes de Nisán, pero Ex. 12:18 indica que todo el pan leudado debería quitarse de la casa en la tarde del día catorce.

          26:18  Y él dijo: Id a la ciudad (la ciudad de Jerusalén; no podían comerla en otra parte) a cierto hombre, y decidle: El Maestro (el Maestro específico; no hay otro) dice: Mi tiempo está cerca (Judas pronto lo entregaría a los judíos); en tu casa celebraré la pascua con mis discípulos. – Luc. 22:8, "Jesús envió a Pedro y a Juan": encontraron la casa, compraron el cordero, lo llevaron al sacerdote. Este lo mató y roció la sangre conforme a la ley. Los residentes de Jerusalén abrían sus casas para huéspedes durante la fiesta.

          26:19  Y los discípulos hicieron como Jesús les mandó, y prepararon la pascua. – Matar y asar el cordero, proveer pan sin levadura y hierbas amargas (Ex. 12:8).

          26:20  Cuando llegó la noche, se sentó (lit., reclinado) a la mesa con los doce (incluyendo a Judas. ¿Cuántos siguen como miembros de la iglesia cuando saben que no son fieles?) -- La preparación se hizo en la tarde del jueves. ¿Por qué no imitaban el ejemplo original en todo detalle? Había detalles incidentales relacionados con las circunstancias de aquella ocasión. Por ejemplo, la iglesia partió el pan el primer día en el tercer piso. El detalle acerca del lugar donde celebraron la cena no tiene significado para nosotros, pero el primer día sí tiene significado universal.

          26:21  Y mientras comían, dijo: De cierto os digo, que uno de vosotros me va a entregar. -- Jn. 13:21, Jesús "se angustió en espíritu, y testificó y dijo: En verdad, en verdad os digo que uno de vosotros me entregará". ¿Por qué dice esto? ¿Con qué propósito? Convenía que los apóstoles estuvieran prevenidos, pero ¿tenía algún propósito en cuanto a Judas mismo? Jesús tenía poder para detener a Judas. No lo hizo pero sí le dijo a él y a todos que El sabía los planes de Judas. La Biblia no explica el por qué de este anuncio, pero se puede ver que con esto Jesús le hizo enfrentar lo que pensaba hacer. Le detuvo por un rato, le hizo ver que El sabía lo que pensaba hacer, y esto le dio la oportunidad de reflexionar seriamente sobre sus hechos. Es como si le hubiera dicho: “Mira lo que está por hacer". El pensamiento serio acerca del pecado que pensamos cometer debe asustarnos y hacernos recapacitar. Si Judas hubiera aprovechado ese momento para reflexionar, seguramente no habría seguido con el plan. “Es mucho peor el pecado frío, calculado, indiferente, premeditado, que sabe a sangre fría lo que está haciendo, a quien se enfrenta con el horror del hecho, y con la mirada amante de Jesús, y sin embargo, elige su propio camino" (WB).

          ¿Supieron el plan de Judas los otros apóstoles? Parece que no. Parece que él logró llevar a cabo su plan a escondidas; pero no podía esconder sus planes de Jesús. Nada escapó de su noticia. Así también sucede con nosotros: a veces podemos esconder nuestros malos hechos de los hermanos, pero no de los ojos de Dios.

          26:22  Y entristecidos en gran manera, comenzó cada uno de ellos a decirle: ¿Soy yo, Señor? – Fue una sorpresa y un golpe fuerte. Tenían sus debilidades y hasta esta fecha seguían discutiendo cuál sería el mayor en el reino, pero ¿entregar a Cristo? Jn. 13:22, "Entonces los discípulos se miraban unos a otros, dudando de quién hablaba". Así demostraron su inocencia; sinceramente ignoraban de qué Jesús hablaba. También indica su relación estrecha con Jesús. Humildemente preguntan sobre esto y examinan sus corazones, pero la pregunta, ¿Acaso soy yo, Señor? espera una respuesta negativa (¿verdad que no soy yo?). Eran capaces de desampararle (26:56), pero no de entregarle. No sabían que Jesús hablaba de esa misma noche. Parece que no sospechaban a Judas.

          26:23  Entonces él respondiendo, dijo: El que mete la mano conmigo en el plato, ése me va a entregar. – El participar de esa cena con traición en el corazón era una violación de la comunión sagrada. Así es el énfasis: aun después de comer conmigo en este momento solemne, me entregará. Sal. 41:9. El plato contenía la salsa amarga de pasas, datos, higos mezclados con vinagre y otras especias.  Más de dos personas hacían esto (por eso, la pregunta de Judas, ver. 25), pero indicó a alguien cerca de Jesús. Juan 13:24-26 da información más explícita.

          26:24  A la verdad el Hijo del Hombre va, según está escrito de él, {Sal. 41. 9.} mas ¡ay de aquel hombre por quien el Hijo del Hombre es entregado! -- -"Se va", muere, Sal. 39:13; "según está escrito de El (Sal. 41:9; Jn. 13:18; Isa. 53:4-9). Luc. 22:22, "según se ha determinado" (Hech. 2:23). Voluntariamente Jesús estaba poniendo su vida (Jn. 10:17; 15:13). Era el plan predeterminado de Dios; por eso el diablo no podía jactarse de victoria alguna. Lo que sucedió era según el plan de Dios, con la plena cooperación de Jesús. El diablo no le quitó la vida. Pero Judas no era inocente. Tenía la misma culpa como si este acto no se hubiera predeterminado. No fue juzgado por lo que Dios había predeterminado, sino solamente por su propio acto.

          -- Bueno le fuera a ese hombre no haber nacido. -- Lo que Jesús dice acerca de Judas muestra lo enorme del crimen y que este pecado resultaría en castigo (sufrimiento). Muchos hombres ricos y poderosos llevan vidas llenas de placeres, diversiones y toda clase de cosas que dan alegría al hombre, pero lo que Jesús dice acerca de Judas es muy apropiado para todos los hombres que mueren en pecado. Aquí cabe perfectamente el dicho: "no vale la pena".

          26:25  Entonces respondiendo Judas, el que le entregaba, dijo: ¿Soy yo, Maestro? Le dijo: Tú lo has dicho. – Judas se sintió compelido a preguntar. Aquí se ve la hipocresía con conciencia cauterizada. La frase, "Tu lo has dicho" es una respuesta afirmativa ("es como tú dices" o "has dicho la verdad"). Entonces Satanás entra en Judas y él sale, Jn. 13:30. No estuvo presente cuando Jesús instituyó la cena del Señor.

          Luc. 22:24-30, "Hubo también entre ellos una disputa sobre quién de ellos sería el mayor". Después de corregir su idea carnal, Jesús les dijo, "Yo, pues, os asigno un reino, como mi Padre me lo asignó a mí, par que comáis y bebáis a mi mesa en mi reino, y os sentéis en tronos juzgando a las doce tribus de Israel". También en esa ocasión, antes de instituir la cena del Señor, Jesús lavó los pies de los apóstoles (Juan 13:5) para combatir esa actitud carnal de buscar puestos en el reino como si fuera un reino político.

          26:26  Y mientras comían, tomó Jesús el pan, y bendijo, y lo partió, y dio a sus discípulos, y dijo: Tomad, comed; esto es mi cuerpo. – No hay texto alguno que enseñe o que implique que el nacimiento de Jesús se debiera recordarse y celebrarse. Lo que debe recordarse cada primer día de la semana es su muerte.

El encabezado de este párrafo en la Biblia es "Institución de la cena del Señor". ¿Por qué se llama "cena del Señor"? 1 Cor. 11:20. También este acto se llama "beber el fruto de la vid" (ver. 29) y "el partir del pan" (Hech. 2:42; 20:7). De estas tres maneras la Biblia se refiere a este acto. Nos conviene a nosotros siempre usar estas expresiones bíblicas, mayormente cada primer día de la semana cuando celebramos este acto. Cada miembro de la iglesia deben acostumbrarse a estas tres expresiones bíblicas.

          Sin duda el pan usado por Jesús en esta ocasión era pan sin levadura. No hay autoridad para usar pan con levadura.

          -- bendijo, es decir, dio gracias por la copa (ver. 27; Mar. 14:23); dio gracias por el pan y la copa (Luc. 22: 17, 19); "Bendecimos el pan" (1 Cor. 10:16); el Señor dio gracias por el pan (1 Cor 11:24). Mat. 14:19, "bendijo" el pan (Jn. 6:11, dio gracias por el pan; Mar. 8:6, 7 dio gracias, bendijo). Estos textos indican que la palabra "bendecir" se usa alternativamente con "dar gracias"; la conclusión obvia es que debemos dar gracias por el pan y por la copa antes de participar de la cena. Desde luego, es bueno pedir que Dios bendiga el pan y la copa, pero no debemos dejar de dar gracias. Si solamente pedimos que Dios bendiga el pan o la copa no damos gracias, sino solamente pedimos algo. Véase 1 Tim. 4:4, 5, la comida es bendecida o santificada con acción de gracias.

          -- esto es mi cuerpo – Si Cristo hubiera desaparecido en ese momento, habrían entendido que su cuerpo se había transformado en el pan, pero su cuerpo todavía estaba, y el pan se repartió y se comió. Por lo tanto, ellos no podían creer que el pan era su cuerpo literal. Compárese Mat. 13:38, 39, "el campo es el mundo; la buena semillas son los hijos del reino, y la cizaña son los hijos del malo". También  Gén. 41:26; Gál. 4:24; Jn. 15:1, 5. Frecuentemente Jesús empleaba lenguaje figurado. Esta figura se llama metáfora. No es simplemente una semejanza, sino una representación; por lo tanto, “esto es mi cuerpo” significa “representa mi cuerpo” y el fruto de la vid representa su sangre. Comemos el pan y bebemos la copa para obedecer el mandamiento de hacer esto en memoria de Cristo (1 Cor. 11:24). Es un monumento, un memorial, un recordatorio.

          26:27  Y tomando la copa, y habiendo dado gracias, les dio, diciendo: Bebed de ella todos; -- La "copa" significa el contenido de la copa. Esta es otra figura, llamada metonimia (figura que consiste en designar una cosa con el nombre de otra). Se usa el nombre del recipiente para indicar su contenido. Deut. 28:5, “Benditas serán tu canasta y tu artesa de amasar”; dice “canasta” pero se refiere a la cosecha, lo que llena la canasta; dice “artesa de amasar” pero se refiere al pan. La copa es la bebida, el fruto de la vid. Los textos mismos lo indican claramente: Mat. 26:26-29, la copa “es mi sangre”, “este fruto de la vid”; lo mismo en Mar. 14:22-25; en Luc. 22:17 la copa se reparte (se divide); 1 Cor. 10:16, la copa es la comunión de la sangre de Cristo; la copa se bendice; en el ver. 21, se bebe; 1 Cor. 11:25, 26, se bebe. Compárense Jer. 49:12 (“los que no estaban condenados a beber el cáliz, beberán ciertamente”) y Ezeq. 23:32, (“Beberás el hondo y ancho cáliz de tu hermana”). El que no acepta esta verdad sencilla y obvia, de que Jesús emplea una figura y que la copa es el contenido, está obligado a enseñar también que “la mesa” de la cual todos participamos (1 Cor. 10:21) es una mesa literal, y otro elemento sagrado de la cena del Señor. Algunos insisten en que el recipiente del fruto de la vid es el tercer elemento de la cena, y que simboliza el nuevo pacto. Enseñan que cada persona que participe de la cena tiene que tocar sus labios a un solo recipiente para beber el fruto de la vid. Según este uso incorrecto de las Escrituras, Juan 4:12 (“¿Acaso eres tú mayor que nuestro padre Jacob, que nos dio este pozo, del cual bebieron él, sus hijos y sus ganados?”) tendría que significar que cuando Jacob, sus hijos y sus ganados bebieron del pozo, todos tenían que tocar sus labios al pozo. El error de estos falsos maestros ilustra la necesidad de estudiar y entender el lenguaje figurado. Estos, al igual que los católicos, los mormones y otros sectarios, han corrompido la cena del Señor. Con este error han dividido la iglesia del Señor.

          ¿Cómo podía dar gracias por la copa sabiendo lo que simbolizaba? Estaba enteramente confiado del triunfo a pesar de la agonía que iba a sufrir. Heb. 12:1, 2.

          26:28  porque esto es mi sangre {Ex. 24. 6-8.} del nuevo pacto, {Jer. 31. 31-34; Heb. 8:8} que por muchos ("todos",  Heb. 2:9; 2 Cor. 5:14,15; 1 Jn. 2:2) es derramada para remisión de los pecados.  – la cena no es un sacramento y no es para la remisión de pecados, sino que nos recuerda de la sangre que fue derramada para el perdón de los pecados. Cristo derramó su sangre (dio su vida) por nosotros. Ex. 24:8. Lev. 17:11.

          -- para remisión de los pecados – Es interesante comparar este versículo con Hech. 2:38, “Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo”. La expresión “para perdón de los pecados” de este texto es idéntica, palabra por palabra, en el griego (eis aphesin hamartion) con “para remisión de los pecados” en Mat. 26:28. Por lo tanto, si el bautismo no es para perdón de pecados (como enseñan casi todos los evangélicos), entonces Cristo no derramó su sangre para remisión de pecados. ¿Enseñan los evangélicos que Cristo no derramó su sangre para remisión de los pecados?

          26:29 Y os digo que desde ahora no beberé más de este fruto de la vid, hasta aquel día en que lo beba nuevo con vosotros en el reino de mi Padre. --La palabra "beber" significa comunión (compárese Apoc. 3:21). Luc. 22:15, "¡Cuánto he deseado comer con vosotros esta pascua antes que padezca! Porque os digo que no la comeré más, hasta que se cumpla en el reino de Dios". Obsérvese que Jesús se refiere al "fruto de la vid"; no se convirtió en sangre cuando Jesús lo bendijo. Todavía era simplemente jugo de uva.

          --  aquel día se refiere al tiempo o período del reino de Cristo, comenzando el día de Pentecostés y extendiendo hasta el fin del mundo cuando Cristo está con su iglesia el primer día de la semana (Hech. 20:7) cuando se participa de la cena del Señor.

          26:30  Y cuando hubieron cantado el himno, salieron al monte de los Olivos. – Los judíos tenían la costumbre de cantar Sal. 113-118 durante la fiesta de la pascua. Recuérdese que el discurso final de Jesús (Jn. 14-16, terminado con su oración de interceder por sus apóstoles y discípulos) cabe en este lapso de tiempo.

          26:31  Entonces Jesús les dijo: Todos vosotros os escandalizaréis de mí esta noche; porque escrito está: Heriré al pastor, y las ovejas del rebaño serán dispersadas. {Zac. 13. 7.} – La palabra escandalizarse significa hallar ocasión de tropezar (5:29); es decir, los eventos de esa noche serían muy confusos para ellos y serían un gran obstáculo delante de ellos para prevenir su devoción a El. Lo iban a desamparar.

          26:32  Pero después que haya resucitado, iré delante de vosotros a Galilea. – Al hablar de su muerte Jesús también hablaba de su resurrección, 16:21; 17:23; 20:19. Aquí especifica el lugar donde los encontraría,

Mat. 28:7,10,16.} 

          26:33  Respondiendo Pedro, le dijo: Aunque todos se escandalicen de ti, yo nunca me escandalizaré.  – 1 Cor. 10, “12  Así que, el que piensa estar firme, mire que no caiga”. Rom. 12, “3  Digo, pues, por la gracia que me es dada, a cada cual que está entre vosotros, que no tenga más alto concepto de sí que el que debe tener, sino que piense de sí con cordura, conforme a la medida de fe que Dios repartió a cada uno”.

          26:34  Jesús le dijo: De cierto te digo que esta noche, antes que el gallo cante, me negarás tres veces.  35  Pedro le dijo: Aunque me sea necesario morir contigo, no te negaré. Y todos los discípulos dijeron lo mismo. Jn. 11, “16  Dijo entonces Tomás, llamado Dídimo, a sus condiscípulos: Vamos también nosotros, para que muramos con él”.

          26:36  Entonces llegó Jesús con ellos a un lugar que se llama Getsemaní, y dijo a sus discípulos: Sentaos aquí, entre tanto que voy allí y oro. – Jesús oraba cuando fue bautizado, cuando escogió a los doce apóstoles, en el monte de transfiguración – oraba sin cesar. Jn. 18:1, "Habiendo dicho estas cosas" (Jn. 14, 15, 16) llegó con sus apóstoles a un lugar llamado Getsemaní, palabra que significa "prensa de aceite". Es el nombre del huerto (Jn. 18:1) en el monte de Olivos. "Muchas veces Jesús se había reunido allí con sus discípulos" (Jn. 18:2). Ahora Jesús entra en este huerto no para escapar de la muerte, sino para prepararse para la muerte. El diablo nos tienta cuando estamos débiles y angustiados, pero Jesús había dicho (Jn. 14:30), "viene el príncipe de este mundo, y él nada tiene en mí".

          El huerto de Getsemaní era para Jesús un lugar de suplicación. Aquí dirigía vehementes súplicas al Padre.

 "Adelantándose un poco", Luc. 22:41, "a distancia como de un tiro de piedra"; aunque estuvieran los once apóstoles en el huerto con Jesús (y tres de ellos aun más cerca de El), El quería estar a solas con el Padre, como había hecho tantas veces durante su vida. Así fue que el huerto de Getsemaní era para Jesús un lugar de soledad. Primero, se arrodilló (Luc. 22:41, "y puesto de rodillas oró"); luego "cayó sobre su rostro", indicando la intensidad de su suplicación al Padre. No solamente oró, sino que oró "intensamente" (Luc. 22:44, "con mucho fervor", LBLA). No dijo "Padre nuestro", sino "Padre mío"; la relación entre Cristo el Padre es distinta a la relación que sostenemos con el Padre. Mar. 14:36, "Abba es una palabra aramea ... es la palabra formada por los labios de los niños de pecho, e implica una confianza total; 'padre' expresa un entendimiento inteligente de la relación. Las dos palabras juntas expresan el amor y la confianza inteligente del hijo" (WEV).

          Jesús no acude al Padre en oración para pedir doce legiones de ángeles para destruir sus enemigos (Mat. 26:53; Jn. 19:11).

          26:37  Y tomando a Pedro, y a los dos hijos de Zebedeo, -- Compárense Mat. 17:1; Mar. 5:37. Jesús no solamente buscaba la ayuda de Dios, sino también el compañerismo, apoyo y simpatía de sus apóstoles.

          -- comenzó a entristecerse y a angustiarse en gran manera, Isa. 53:4-6. Jesús estaba plenamente consciente de ser la víctima sacrificial por los pecados del mundo. Los pecados míos y los suyos lo oprimían en esos momentos. 2 Cor. 5, “21  Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él”; es decir, Dios lo hizo el sacrificio por nuestros pecados. Isa. 53, “10 .. Cuando haya puesto su vida en expiación por el pecado…”

          26:38  Entonces Jesús les dijo: Mi alma está muy triste, hasta la muerte; quedaos aquí, y velad conmigo.  – No debemos pensar que Jesús experimentara tanta agonía por contemplar solamente la muerte física. ¿Quién puede creer que El tuviera tanto temor de la muerte cuando muchos de sus seguidores han confrontado la muerte con toda valentía? No es posible comprender la agonía de Jesús porque era un sufrimiento único. No hay otro, ni antes de después de Jesús, que haya sufrido como El. El tenía plena comprensión de lo que significaba ser el sacrificio por los pecados del mundo, 2 Cor. 5:21; Isa. 53:10.

          La expresión hasta la muerte no era figura. La angustia que Jesús sentía era suficiente para matar. Hay una condición llamada "postración nerviosa" que puede ser fatal. Dice Luc. 22:44, "Y estando  en agonía, oraba más intensamente; y era su sudor como grandes gotas de sangre que caían hasta la tierra". Luc. 22:43, "se le apareció un ángel del cielo para fortalecerle".

          -- quedaos aquí, y velad conmigo. -- Durante unos tres años y medio Jesús les había guiado y ayudado, y ahora quería la simpatía, ayuda y compañerismo de hombres.

          26:39  Yendo un poco adelante, se postró sobre su rostro, orando y diciendo: Padre mío, si es posible, -- Mar. 14:36, "todas las cosas son posibles para ti"; Lucas 22:42, "si quieres". Jesús conocía las perfecciones del poder y sabiduría del Padre, y por eso pidió que si fuera posible que "pase de mí esta copa".

          -- pase de mí esta copa; -- o como dice Marcos 14:35, “pasase de él aquella hora” y (v. 36) “aparta de mi esta copa”. La palabra copa significa sufrimiento. Jesús dijo a Juan y Jacobo, Mat. 20, “23 de mi vaso beberéis”, porque ellos iban a sufrir por Cristo. Cristo  pidió que “aquella hora” pasara, que el Padre apartara de El esa copa, y su oración fue oída. Heb. 5, “7  Y Cristo, en los días de su carne, ofreciendo ruegos y súplicas con gran clamor y lágrimas al que le podía librar de la muerte, fue oído a causa de su temor reverente”.

          Juan 12, “27  Ahora está turbada mi alma; ¿y qué diré? ¿Padre, sálvame de esta hora? Mas para esto he llegado a esta hora (para ser crucificado, v. 32, 33).  28  Padre, glorifica tu nombre. Entonces vino una voz del cielo: Lo he glorificado, y lo glorificaré otra vez”. Todo comentario sobre Mat. 26:39 (“pase de mi esta copa”) debe armonizar con lo que Jesús dice en Jn. 12:27. El nació para morir como sacrificio por los pecados del mundo.  Heb. 10, “4  porque la sangre de los toros y de los machos cabríos no puede quitar los pecados.  5  Por lo cual, entrando en el mundo dice:  Sacrificio y ofrenda no quisiste;  Mas me preparaste cuerpo”; es decir, “me preparaste cuerpo” para poder morir como expiación por los pecados del hombre. Eso era su propósito, desde antes de venir al mundo.

          La Biblia habla del plan eterno de Dios para la redención del hombre. 1 Ped. 1, “18 sabiendo que fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir, la cual recibisteis de vuestros padres, no con cosas corruptibles, como oro o plata,  19  sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación,  20  ya destinado desde antes de la fundación del mundo”. Efes. 3:11, “conforme al propósito eterno que hizo en Cristo Jesús nuestro Señor”.

          Cristo había anunciado su muerte varias veces durante su ministerio personal, no como una posibilidad, sino como una realidad. Nunca estaba en duda su muerte. Mat. 16:21, “Desde entonces comenzó Jesús a declarar a sus discípulos que le era necesario ir a Jerusalén y padecer mucho de los ancianos, de los principales sacerdotes y de los escribas; y ser muerto, y resucitar al tercer día. 22 Entonces Pedro, tomándolo aparte, comenzó a reconvenirle, diciendo: Señor, ten compasión de ti; en ninguna manera esto te acontezca.  23  Pero él, volviéndose, dijo a Pedro: ¡Quítate de delante de mí, Satanás!; me eres tropiezo, porque no pones la mira en las cosas de Dios, sino en las de los hombres”. Mat. 20:28, “el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos.” Juan 3:14, “Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado”. Juan 8:28, “Les dijo, pues, Jesús: Cuando hayáis levantado al Hijo del Hombre, entonces conoceréis que yo soy”. Juan 10:11, “Yo soy el buen pastor; el buen pastor su vida da por las ovejas”. Juan 10:17, “Por eso me ama el Padre, porque yo pongo mi vida, para volverla a tomar.  18  Nadie me la quita, sino que yo de mí mismo la pongo. Tengo poder para ponerla, y tengo poder para volverla a tomar. Este mandamiento recibí de mi Padre”. Juan 12:32, “Y yo, si fuere levantado de la tierra, a todos atraeré a mí mismo.  33  Y decía esto dando a entender de qué muerte iba a morir”. Juan 1:29, también Juan el bautista dijo, “He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo”.

          Todo comentario sobre Mat. 26:39 debe armonizar con todo lo que Jesús mismo había dicho con respecto a su muerte y resurrección y los temas relacionados. Por ejemplo:

          El discipulado. Mat. 16, “24 Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame”.

          La cena del Señor. Mat. 26:26-28, Jesús instituyó la cena del Señor diciendo, “Haced esto en memoria de mí”. Con toda confianza El dijo (Mat. 26:29), “Y os digo que desde ahora no beberé más de este fruto de la vid, hasta aquel día en que lo beba nuevo con vosotros en el reino de mi Padre”. En Su muerte El venció a Satanás y estableció Su propio reino en el cual participamos con Jesús de la cena del Señor.

          El bautismo. Mat. 28:19, “bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo”. Rom. 6, “4  Porque somos sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva”.

          La iglesia.  Mat. 16, “18 … sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella”. Hech. 20, “28 Por tanto, mirad por vosotros, y por todo el rebaño en que el Espíritu Santo os ha puesto por obispos, para apacentar la iglesia del Señor, la cual él ganó por su propia sangre”.

          Nadie puede comprender a fondo la agonía de Jesús en Getsemaní y en Calvario. Por eso, nadie la puede explicar. El problema es que nosotros no podemos comprender a fondo los misterios de la encarnación ni los de la expiación, pero Jesucristo sí los comprendía. El había llegado a un momento de angustia que era hasta la muerte; es decir, la agonía que El sentía en esos momentos era lo suficientemente pesada como para matarlo a no ser por la ayuda del Padre. Su alma fue azotada de una manera que, para nosotros, era completamente incomprensible e indecible. Con toda insistencia, pues, Jesús rogaba al Padre que si fuera posible “pasase de él aquella hora” (Mar. 14:35), “aparta de mí esta copa” (Mar. 14:36).

          -- pero no sea como yo quiero, sino como tú quieras -- Jesucristo estaba completamente sumiso al Padre. El vino al mundo para hacer la voluntad del Padre, pero la Biblia no enseña que Cristo pedía que Dios cambiara el plan de salvación. Los comentarios de algunos implican que Jesús dudaba del plan divino y creía que tal vez hubiera otra manera de salvar al hombre, aunque El sabía que el plan que El vino a llevar a cabo fue hecho por Dios (Dios el Padre, Dios el Hijo y Dios el Espíritu Santo) desde antes de la fundación del mundo y que definitivamente era el único plan de salvación. No había y no hay plan alternativo u opcional.  Además, era un plan infalible. Dios no iba a fallar. Cristo no iba a fallar. Cristo no vino al mundo “para ver si podía salvarnos”; más bien, El vino para salvarnos y lo hizo. La idea de que pudiera haber otro plan es precisamente la esperanza falsa de millones de personas en la actualidad. Esperan – y esta es su esperanza y confianza – que en el día final Dios tenga otro plan para salvar a los que no hayan obedecido al evangelio. Esta es una esperanza vana.

          26:40  Vino luego a sus discípulos (para ser consolados por ellos), y los halló durmiendo, y dijo a Pedro: ¿Así que no habéis podido velar conmigo una hora? – Ver. 43, "porque los ojos de ellos estaban cargados de sueño". Luc. 22:45, "a causa de la tristeza". Estaban desvelados, y sentían la presión de las circunstancias. Aunque no comprendían el significado de todo lo que Jesús les decía, emocionalmente estaban agotados. Por eso, al estar solos se durmieron. Seguramente habrían velado con El si hubieran comprendido la gravedad de la situación. Aunque estaban muy cansados y tristes, seguramente no reconocían la urgencia de orar y velar con Jesús.

          -- y dijo a Pedro -- Poco antes de esto (Luc. 22:33) Pedro había dicho, "Señor, dispuesto estoy a ir contigo no sólo a la cárcel, sino también a la muerte" y poco después de la experiencia de Getsemaní Pedro demostró su valentía (Mat. 26:50), pero la necesidad del momento fue que él orara y velara con Jesús.

          26:41  Velad y orad, para que no entréis en tentación; el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil. -- Luc. 22:40, Jesús dice esto a todos. Al principio dijo, "Velad conmigo" (Mat. 26:38); ahora no dice eso, sino "velad y orad, para que no entréis en tentación" vosotros mismos. Jesús comprendía el peligro de la tentación del diablo, como también la debilidad del hombre. Si no oramos y velamos, hay peligro de entrar sin darnos cuenta en tentaciones que nos pueden destruir. "Velar" significa estar vigilante, mantenerse despierto, esperando tentaciones y pruebas y estando prevenidos (Mat. 24:43; 26:38, 40, 41). Compárense Hech. 20:31; 1 Cor. 16:13; Col. 4:2; 1 Tes. 5:6; Apoc. 3:2, 3; 16:15. "Orar" significa que no confiamos en nosotros mismos sino en Dios, y que necesitamos ayuda de El para encontrar la salida de toda tentación (1 Cor. 10:13) y para tener la fuerza espiritual para soportar toda prueba.

          -- para que no entréis en tentación. -- Esto explica Mat. 6:13, "Y no nos metas en tentación". ¿En qué sentido pudieran entrar en tentación? ¿De qué tentación habló? Aunque Jesús estuvo muy afligido, El se preocupaba por sus apóstoles. Compárese Jn. 19:26, 27, aun en la cruz se preocupó por su madre. Jesús oró fervientemente y los apóstoles deberían orar también.

          -- el espíritu está dispuesto, pero la carne es débil-- Jesús sabía que los apóstoles creían en El y que querían ser fieles, pero también sabía que la vida de ellos pronto estaría en gran peligro, que serían sujetados en seguida a fuertes tentaciones de desampararle y a negarle. Como el diablo dijo acerca de Job, "Piel por piel, todo lo que el hombre tiene dará por su vida" (Job 2:4). Lamentablemente esta es la regla de vida de muchos, pero muchos discípulos de Cristo murieron en lugar de negarle.

          26:42  Otra vez fue, y oró por segunda vez, diciendo: Padre mío, si no puede pasar de mí esta copa sin que yo la beba, hágase tu voluntad. 43  Vino otra vez y los halló durmiendo, porque los ojos de ellos estaban cargados de sueño. 44  Y dejándolos, se fue de nuevo, y oró por tercera vez, diciendo las mismas palabras.  -- Jesús practicó lo que había enseñado, de que debemos perseverar en la oración, Mat. 7:7-11; Luc. 11:1-13; 18:1-8. Estas no son "vanas repeticiones" (Mat. 6:7). Compárese también 1 Reyes 17:17-24.

          26:45  Entonces vino a sus discípulos y les dijo: Dormid ya, y descansad. He aquí ha llegado la hora, y el Hijo del Hombre es entregado en manos de pecadores. – Luc. 22:46, "¿Por qué dormís? Levantaos, y orad para que no entréis en tentación". Es posible que después de decir, “Dormid ya, y descansad”, que Jesús pudiera ver las antorchas de los que venían para prenderle. "Ha llegado la hora", Juan 12:23, 27, 28. Algunos prefieren la traducción de Valera ("Dormid ya, y descansad") diciendo que no es pregunta. Creen que Jesús, habiendo triunfado en la oración, ahora con mucha compasión permite que duerman, pero esta interpretación no explica las palabras que siguen: "He aquí ha llegado la hora ... Levantaos, vamos; ved, se acerca el que me entrega". Jesús sabía que no solamente la vida de El sino también la de ellos peligraba.

          26:46  Levantaos, vamos; ved, se acerca el que me entrega. -- Confiadamente Jesús confronta a su enemigos y sus pruebas. Había orado fervientemente -- y de la manera más sumisa -- al Padre, y ahora está bien fortalecido.

          26:47  Mientras todavía hablaba, vino Judas, uno de los doce, y con él mucha gente con espadas y palos, de parte de los principales sacerdotes y de los ancianos del pueblo. -- Judas conocía el lugar, porque Jesús se había reunido allí a menudo con sus discípulos. Además, Jesús sabía que Judas sabía esto. Jesús no se escondía; al contrario, estuvo en un lugar donde fácilmente podrían encontrarle. ¿Por qué explica Mateo que Judas era "uno de los doce"? Porque "Judas" era nombre muy común, y era necesario especificarlo. Esta explicación enfatiza lo inexcusable del acto: éste que era uno de los doce pero ya no está con ellos, sino que se ha aliado con los enemigos de Jesús y sirve de guía de ellos para prender a Jesús.

          La "multitud" de "pecadores" (ver. 45) estaba compuesta de soldados (una cohorte o unidad militar romana, Juan 18:3, 12), la policía (guardia) del templo (Luc. 22:52), principales sacerdotes, y ancianos. Llevaban linternas, antorchas y armas (espadas, garrotes). ¿Por qué tanta gente y por qué llevaron armas? El número grande de hombres armados indica que temían a Jesús. Judas sabía mejor que nadie el poder de Jesús. Tal vez temieron que hubiera un grupo grande de discípulos para defender a Jesús. Recuérdese que en otras ocasiones habían pensado prender a Jesús y fallaron (Juan 7:45-47; 8:59; 10:39; véase también Luc. 4:30).

          Pero este "ejército" era totalmente innecesario e inútil. Si Jesús hubiera querido escapar, lo habría hecho (Luc. 4:30), pero estaba listo a entregarse y, por eso, sobraba "la multitud". ¿Acostumbraban los judíos llevar una "multitud" cuando salían para encontrar y matar al cordero para la pascua? Juan 18:4-9, Jesús les preguntó, "¿A quién buscáis?" No había ninguna necesidad de que Judas lo identificara con beso, porque Jesús "se adelantó" para identificarse solo. Dijeron, "A Jesús el Nazareno". El les dijo: Yo soy. Entonces "retrocedieron y cayeron a tierra". Esto indica que se asombraron por la majestad, dignidad y valentía de Jesús y que le tenían mucho temor. Es posible que al oír las palabras "Yo soy", reconocieron que Jesús se identificaba como Dios (Juan 8:24, 58).

          26:48  Y el que le entregaba les había dado señal, diciendo: Al que yo besare, ése es; prendedle 49  Y en seguida se acercó a Jesús y dijo: ¡Salve, Maestro! Y le besó. – ¿No conocieron a Jesús? ¿Por qué era necesario esta señal? Era de noche y entre los árboles del huerto hubiera sido difícil distinguir entre Jesús y sus discípulos, pero no se imaginaban que Jesús iba a identificarse sin resistencia alguna, antes del beso de Judas.

          Al acercarse Judas para besarle Jesús le dijo, (Luc. 22:48) "Judas, ¿con un beso entregas al Hijo del Hombre?" Con un beso Judas entregó al Mesías. Jesús le llamó la atención a Judas y a todos que no le besó como discípulo sino como un traidor (Prov. 27:6). Se usaba el beso para saludar. Indicaba amistad y afecto. Judas no simplemente le besó, sino que "le besó efusivamente" (LBLA, margen; esta palabra se usa en Luc. 7: 38; 15:20; Hech. 20:37). A Judas se le olvidó que Jesús sabía los pensamientos del hombre, Juan 2:24, 25. El quebró todas las leyes del amor, de la fidelidad y lealtad y profanó el símbolo de amistad.

          Judas nunca se imaginaba que en esos momentos él estaba originando un proverbio universal: cualquier acto de traición se llama “el beso de Judas”.

          26:50  Y Jesús le dijo: Amigo, ¿a qué vienes? Entonces se acercaron y echaron mano a Jesús, y le prendieron. – La Versión Valera: "¿a qué vienes?" Esto corresponde mejor con el relato de Lucas. El punto es que Jesús le hizo pensar en lo que hacía y reconocer que Jesús entendía perfectamente lo que hacía. La pregunta significa: "¡Quita la máscara!" Es probable que estas palabras tuvieran mucho que ver con la desesperación de Judas.

          Nuestro Señor Jesucristo fue prendido para que nosotros gozáramos de plena libertad (compárese 2 Cor. 8:9).

          26:51  Pero uno de los que estaban con Jesús, extendiendo la mano, sacó su espada, e hiriendo a un siervo del sumo sacerdote, le quitó la oreja. – Luc. 22:38, los discípulos tenían dos espadas. Ahora preguntan: "Señor, ¿heriremos con espada?" (Luc. 22:49). Pedro tenía una de ellas (él que tenía la otra no era tan valiente o imprudente). Había dicho que estaba dispuesto a morir por Jesús (Luc. 22:33) y aquí muestra que era cierto lo que decía. Cuando preguntaron, "¿heriremos con espada?" Pedro -- siempre impulsivo -- no esperó la respuesta de Jesús, sino que sacó su espada y cortó la oreja del siervo del Sumo Sacerdote. Juan era conocido del sumo sacerdote (Juan 18:15, 16) y por eso sabía que el nombre de su siervo era Malco. Desde luego, Pedro no pensaba cortar la oreja de Malco (Juan 18:10), sino su cabeza. Luc. 22:51, "Entonces respondiendo Jesús, dijo: ¡Deteneos! Basta de esto. Y tocando la oreja al siervo, lo sanó"; con esto Jesús prohibió que sus discípulos resistieran a los oficiales.

          Juan 18:8, "Respondió Jesús: Os he dicho que yo soy; por tanto, si me buscáis a mí, dejad ir a éstos".

          26:52  Entonces Jesús le dijo: Vuelve tu espada a su lugar; porque todos los que tomen espada, a espada perecerán. – La prueba más clara de esta verdad se ve en las pandillas que día tras día siguen matándose unos a otros. Al decir esto Jesús no contradice lo que Pablo dice en Rom. 13:1-4, pero es cierto que aun los oficiales que llevan la espada para tomar la venganza de Dios frecuentemente se hieren y se matan. Lo que Jesús dijo era mensaje para los judíos también, porque éstos tomaron la espada de los romanos para prender y crucificar a Jesús, pero poco después ellos mismos fueron destruidos por la espada de los romanos.

          El punto principal es que el reino de Jesús no es de este mundo y por eso sus siervos no pelean con tales armas. Jesús dijo a Pilato, "Mi reino no es de este mundo; si mi reino fuera de este mundo, mis servidores pelearían para que yo no fuera entregado a los judíos; pero mi reino no es de aquí" (Juan 18:36); Pilato no podía negar lo que Jesús decía, porque Jesús no resistió cuando los oficiales le prendieron. El evangelio del reino no se debe defender de esa manera. La única espada que sirve para este propósito es la espada que sale de la boca de Cristo (Apoc. 2:16; Efes. 6:17; 2 Cor. 10:3-5).

          26:53  ¿Acaso piensas que no puedo ahora orar a mi Padre, y que él no me daría más de doce legiones de ángeles? – Una legión (como 6000) para cada uno de ellos. Recuérdese 2 Reyes 6:17. Lo que Jesús dice aquí enfatiza que su muerte era voluntaria.

          26:54  ¿Pero cómo entonces se cumplirían las Escrituras, de que es necesario que así se haga? – Las Escrituras profetizaban que el Mesías iba a sufrir: Sal. 22; Isa. 53; Zac. 13:7. Véase Hech. 2:22, 23.

Por eso, en ese momento Jesús no fue derrotado por sus enemigos, sino que El gozaba de triunfo sobre ellos. Desde luego, el propósito de ellos no era cumplir la Escritura, pero en realidad es lo que hacían.

          26:55  En aquella hora dijo Jesús a la gente: ¿Como contra un ladrón habéis salido con espadas y con palos para prenderme? Cada día me sentaba con vosotros enseñando en el templo, {Luc. 19. 47; 21. 37.} y no me prendisteis. – La palabra "ladrón" significa más bien "bandido" (o bandolero, o salteador de caminos) que huyera de la justicia. Poco después Jesús fue crucificado entre dos criminales. Todo esto fue hecho para pintarlo como uno de los peores criminales que mereciera la muerte.

          Lo que Jesús les dice indica que era inocente, porque si hubiera sido criminal en sentido alguno, le habrían prendido públicamente cuando estaba enseñando en el templo. Con esto Jesús les reprocha por su conducta inconsecuente y vergonzosa. Concluye diciendo, "mas esta es vuestra hora" (Luc. 22:53), es decir, en estos momentos ellos creían que eran muy victoriosos y que lograban su propósito, cuando en realidad estaban llevando a cabo el plan de Dios para salvarnos.

          26:56  Mas todo esto sucede, para que se cumplan las Escrituras de los profetas. Entonces todos los discípulos, dejándole, huyeron. – Dos de ellos (Pedro y Juan)  estuvieron en el patio del sumo sacerdote (Juan 18:15-18). Si este relato de Mateo hubiera sido falso, ¿habría  incluido el detalle de la fuga de los apóstoles?

          26:57  Los que prendieron a Jesús le llevaron al sumo sacerdote Caifás, adonde estaban reunidos los escribas y los ancianos. – ¿A qué hora? ¿Por qué había tantos líderes reunidos a esa hora (más o menos a media noche)? Parece que desvelaron esperando este momento. La casa del sumo sacerdote debería ser el santuario de protección para los oprimidos, pero en esta ocasión era el trono de malicia e iniquidad. El Sanedrín quebrantó sus propias reglas: (1) juzgar crímenes capitales solamente de día (no en la noche); (2) no tener tal juicio durante alguna fiesta; (3) no terminar el juicio en una sola sesión (no terminarlo el mismo día a menos que el acusado fuera juzgado como inocente); (4) para comenzar el juicio se presentaba toda la evidencia para establecer la inocencia del acusado.

          Jn. 18:13, 14, "le llevaron primeramente a Anás" (el sumo sacerdote según la ley de Moisés, pero quitado de su puesto por los romanos y su yerno Caifás servía en su lugar). Véase Jn. 11:49, 50, éste había dicho que "nos conviene que un hombre muera por el pueblo, y no que toda la nación perezca".

          -- estaban reunidos los escribas y los ancianos -- probablemente se reunieron al saber que Judas y los oficiales fueron para prender a Jesús. Dice Lucas 22:66, "Cuando era de día, se juntaron los ancianos del pueblo, los principales sacerdotes y los escribas, y le trajeron al concilio", es decir, ahora se reunió formalmente todo el concilio.

          26:58  Mas Pedro le seguía de lejos hasta el patio del sumo sacerdote; y entrando, se sentó con los alguaciles, para ver el fin. – Jn. 18:15-18 da un relato más amplio de la actividad de Pedro. Cuando Pedro llegó a la casa, ya habían cerrado la puerta, pero Juan "siendo conocido del sumo sacerdote" y habló con la portera para que Pedro también entrara.

          Dice Mateo que siguió a Jesús "de lejos", y esto tuvo mucho que ver con su caída. Por lo menos le siguió. Esto indica su amor por Jesús como también su preocupación por El, pero siguió de lejos indicando su temor. Hoy en día muchos miembros de la iglesia siguen a Jesús "de lejos". No quieren abandonar al Señor, pero aman el mundo y no quieren nada de crítica, burla ni otra forma de persecución. Por eso le siguen pero desde muy lejos y se calientan al fuego del enemigo. Por esta causa tropiezan y caen en muchos lazos del diablo. Podemos medir nuestra piedad y fidelidad por nuestro deseo de estar cerca de Cristo o por seguirle de lejos.

          Pedro se sentó con los alguaciles "para ver el fin". El apóstol tan potente llega a ser un mero espectador. Estaba sentado con los enemigos de Jesús. Jesús había dicho: "Velad y orad para que no entréis en tentación". En esos momentos muy críticos le convenía a Pedro velar y orar, y lo mismo se puede decir todos los días de nosotros, porque el mismo Pedro dijo después, "el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar" (1 Ped. 5:8); él sabía esto mediante la experiencia personal.

          ¿Qué fin esperaba Pedro? Si hubiera recordado las palabras de Jesús en Mat. 16:21, etc. no habría estado nada confuso o perplejo ni sin el conocimiento de lo que sería el fin de todo aquello. Jesús había dicho repetidas veces lo que sería el fin, porque había explicado su muerte y resurrección, como también el establecimiento de su reino o iglesia, la conversión tanto de gentiles como de judíos.

          26:59  Y los principales sacerdotes y los ancianos y todo el concilio, -- Jesús fue prendido y llevado delante del concilio, la corte suprema de los judíos, pero no había acusación formal contra El. El propósito del concilio era buscar testimonio contra Jesús, pero según Jn. 11:53 ya “acordaron matarle”. No había necesidad, pues, de convocar el concilio. El único propósito del “juicio” era para dar apariencia legal a su determinación.

Una reunión oficial requería un quórum de veintitrés miembros. No todos los miembros del concilio estaban de acuerdo con el proceder de la mayoría. Luc. 23, “50  Había un varón llamado José, de Arimatea, ciudad de Judea, el cual era miembro del concilio, varón bueno y justo.  51  Este, que también esperaba el reino de Dios, y no había consentido en el acuerdo ni en los hechos de ellos”; Jn. 7, “50  Les dijo Nicodemo, el que vino a él de noche, {Jn. 3. 1-2.} el cual era uno de ellos:  51  ¿Juzga acaso nuestra ley a un hombre si primero no le oye, y sabe lo que ha hecho?” Nicodemo amaba la justicia y dudamos que él consintiera en el proceder del concilio.

          -- buscaban falso testimonio contra Jesús, para entregarle a la muerte, 60  y no lo hallaron, aunque muchos testigos falsos se presentaban. Pero al fin vinieron dos testigos falsos,  61  que dijeron: Este dijo: Puedo derribar el templo de Dios, y en tres días reedificarlo. {Jn. 2. 19}  -- Sabían que Jesús no había cometido ningún crimen, pero estaban resueltos a matarle y era necesario tener suficiente evidencia para que los romanos dieran su sanción a la muerte de Jesús. Al principio, aunque se presentaron muchos falsos testigos, no hallaron testimonio adecuado. Mar. 14:56, “sus testimonios no concordaban”. En este caso tenían muchos “testigos” (falsos), pero la acusación contra Jesús hecha por cada uno de ellos era diferente de la acusación de los otros. Los escritores no tomaron la molestia de registrar esas acusaciones absurdas. Por ser Caifás un hombre astuto, él se dio cuenta de que el testimonio de los testigos debería ser aceptable. Deut. 19, “18  Y los jueces inquirirán bien; y si aquel testigo resultare falso, y hubiere acusado falsamente a su hermano,  19  entonces haréis a él como él pensó hacer a su hermano; y quitarás el mal de en medio de ti”. ¿Por qué no insistían en que Judas testificara contra Jesús? Muy pronto él dio su testimonio; 27:3, “inocente”.

          Por fin dos testigos dijeron que Jesús había dicho que podía destruir el templo. La ley de Moisés requería que hubiera más de un solo testigo (Núm. 35:30; Deut. 17:6). Es probable que esos dos concoradaran antes de dar su testimonio. Otro detalle que dio fuerza a su testimonio: Mar. 14:58, “le hemos oído decir…” Esta acusación llevaba algo de peso porque con ella pudieron persuadir a los oficiales que Jesús pensaba promover la violencia y destruir el templo (aun el santuario). Desde luego, lo representaron mal, porque no dijo que iba a destruir el templo; más bien dijo (Jn. 2:19), “Destruid este templo, y en tres días lo levantaré”. En otra ocasión Jesús sí había hablado de la destrucción del templo (24:1-3), pero esto no tuvo nada que ver con la acusación que hicieron contra El. Jesús no hizo pecado (1 Ped. 2:22); por eso, los enemigos tenían que hacer acusaciones falsas contra El.

          26:62  Y levantándose el sumo sacerdote, le dijo: ¿No respondes nada? ¿Qué testifican éstos contra ti? – Al levantarse Caifás muestra que creía que esta acusación sí tenía mérito. Sus preguntas indicaron que él requería una respuesta de Jesús como si la acusación fuera seria y grave.

          26:63  Mas Jesús callaba (Isa. 53:7). – ¿Por qué? Los oponentes de Jesús nunca le ganaron al discutir con El, pero no contestó esta acusación necia; no era digna de respuesta seria. Véase Mat. 27, “13  Pilato entonces le dijo: ¿No oyes cuántas cosas testifican contra ti? 14  Pero Jesús no le respondió ni una palabra; de tal manera que el gobernador se maravillaba mucho”. Jesús sabía que El ya estaba sentenciado a la muerte y que nadie ni nada cambiaría esa sentencia. Había llegado el momento para su sufrimiento.

          -- Entonces el sumo sacerdote le dijo: Te conjuro por el Dios viviente, que nos digas si eres tú el Cristo, el Hijo de Dios. – Ahora con impaciencia Caifás llega al grano, insistiendo en que Jesús testifique bajo juramento si era el Cristo o no. ¡Aquí está el corazón del asunto, la identidad de Jesús de Nazaret! “Hijo de Dios” significa “igual a Dios (Jn. 5:18). “Tú, siendo hombre, te haces Dios” (Jn. 10:33). Por eso dijeron (Jn. 19:7) “debe morir, porque se hizo a sí mismo Hijo de Dios”. 

          26:64  Jesús le dijo: Tú lo has dicho; -- Ahora Jesús sí habla, porque ya no es una cosa necia (como la acusación acerca del templo), sino que tenía que ver con su Deidad. Por eso, en lugar de callar, Jesús le dijo, “Tú lo has dicho”, una expresión que indica respuesta afirmativa (v. 25; 27:11; Mar. 15:2; Luc. 23:3).

          -- y además os digo, que desde ahora veréis al Hijo del Hombre (no como un prisionero condenado a la muerte, sino) sentado a la diestra del poder de Dios, y viniendo en las nubes del cielo. – Sal. 110; Daniel 7, “13  Miraba yo en la visión de la noche, y he aquí con las nubes del cielo venía uno como un hijo de hombre, que vino hasta el Anciano de días, y le hicieron acercarse delante de él.  14  Y le fue dado dominio, gloria y reino, para que todos los pueblos, naciones y lenguas le sirvieran; su dominio es dominio eterno, que nunca pasará, y su reino uno que no será destruido”. Estos textos hablan de la exaltación de Cristo. Fue exaltado cuando ascendió al cielo después de su resurrección (Hech. 2:33). También vieron al Hijo del Hombre viniendo en las nubes del cielo en el año 70 en su juicio sobre Jerusalén (24:30). Y, por fin, todos lo verán cuando venga en las nubes del cielo en el Día Final como el Juez de todas las naciones. En ese día, en lugar de juzgar a Cristo, los judíos que le crucificaron serán juzgados por El.

          26:65  Entonces el sumo sacerdote rasgó sus vestiduras, -- (para expresar fuerte emoción, Hech. 14:14, pero el rasgar su ropa en esta ocasión era acto de hipocresía, porque con esto el sumo sacerdote quería indicar que estaba escandalizado oyendo la profesión de Jesús de ser el Hijo de Dios cuando en realidad todo el proceso tenía el propósito de crucificarle precisamente por esto.

          -- diciendo: ¡Ha blasfemado! ¿Qué más necesidad tenemos de testigos? He aquí, ahora mismo habéis oído su blasfemia.  66  ¿Qué os parece? Y respondiendo ellos, dijeron: ¡Es reo de muerte! -- La blasfemia era castigada con muerte (Lev. 24:16). Sin embargo, al condenar a Jesús por la blasfemia no levantaron piedras para matarle como habían hecho en otras ocasiones (Jn. 10:31), y como harían después con Esteban (Hech. 7:58), sino que estaban resueltos a entregarle en manos de los romanos para ser crucificado.

          26:67  Entonces le escupieron en el rostro, y le dieron de puñetazos, y otros le abofeteaban, {Isa. 50. 6.}  68  diciendo: Profetízanos, Cristo, quién es el que te golpeó.  – Luc. 22:63-65. Con esta conducta los oficiales querían indicar que estaban insultados y ofendidos por lo que Jesús había dicho de sí mismo; es decir, si un mero hombre profesa ser Dios, entonces es digno de tal tratamiento por haber blasfemado a Dios. Querían enfatizar que eran muy celosos y odiaban la blasfemia contra Dios. Por eso, perdieron todo sentimiento de dignidad y misericordia. En esta ocasión se muestra lo que le costó a Jesús confesar que El era el Hijo de Dios.

          26:69  Pedro estaba sentado fuera en el patio; y se le acercó una criada, diciendo: Tú también estabas con Jesús el galileo.  70  Mas él negó delante de todos, diciendo: No sé lo que dices. – Pedro había confesado a Jesús como el Cristo (16:16, “Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente”). Cuando Cristo preguntó “a los doce: ¿Queréis acaso iros también vosotros? Le respondió Simón Pedro: Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna” (Jn. 6:67,68). El había estado muy confiado y seguro que nunca negaría a Cristo. Luc. 22, “33  El le dijo: Señor, dispuesto estoy a ir contigo no sólo a la cárcel, sino también a la muerte”. Como dice ATR, “No hay excusa posible por las infames negaciones de Pedro”, pero tampoco se puede negar que él  mostró su valentía cuando llegaron para prender a Jesús: “sacó su espada, e hiriendo a un siervo del sumo sacerdote, le quitó la oreja” (26:51). Jesús no permitió que lo defendiera con espada, diciéndole, “Vuelve tu espada a su lugar”. Ahora le niega. Después se arrepintió de este mal y “lloró amargamente” (v. 75). Para nosotros es difícil (tal vez imposible) comprender la confusión que los apóstoles sentían en esos momentos. Hasta esa misma noche en que Jesús fue entregado todavía había disputa entre ellos sobre quién de ellos sería el mayor en el reino (véase Lucas 22:24). Se habla mucho de la cobardía de Pedro y que había sido demasiado confiado, etc., pero si los apóstoles hubieran entendido y aceptado el significado de la muerte y resurrección de Jesús, es muy probable que su comportamiento habría sido muy diferente esa noche. No olvidemos su valor a partir del día de Pentecostés.

          26:71  Saliendo él a la puerta, le vio otra, y dijo a los que estaban allí: También éste estaba con Jesús el nazareno (Jn. 1:46). 72  Pero él negó otra vez con juramento: No conozco al hombre. 73  Un poco después, acercándose los que por allí estaban, dijeron a Pedro: Verdaderamente también tú eres de ellos, porque aun tu manera de hablar te descubre.  – Mar. 14:70, “porque eres galileo, y tu manera de hablar es semejante a la de ellos”. “Los galileos tenían dificultad con las guturales” (ATR) (la g, la j y la k son consonantes guturales).

          26:74  Entonces él comenzó a maldecir, y a jurar: No conozco al hombre. –  Bajo juramento Jesús confesó que El era el Hijo de Dios (v. 63), pero bajo juramento Pedro dijo, “No conozco al hombre”.

          -- Y en seguida cantó el gallo.  75  Entonces Pedro se acordó de las palabras de Jesús, que le había dicho: Antes que cante el gallo, me negarás tres veces. Y saliendo fuera, lloró amargamente. – Luc. 22:61, “61  Entonces, vuelto el Señor, miró a Pedro; y Pedro se acordó”. Esa mirada tuvo mucho que ver con el cambio de Pedro y gracias a Dios no “salió, y fue y se ahorcó” como Judas (27:5), sino que se arrepintió con lágrimas amargas. La tristeza de Pedro es buen ejemplo de la tristeza que es según Dios que produce arrepentimiento para salvación, y la tristeza de Judas es ejemplo de la tristeza del mundo que lleva a la muerte. 2 Cor. 7, “10  Porque la tristeza que es según Dios produce arrepentimiento para salvación, de que no hay que arrepentirse; pero la tristeza del mundo produce muerte”.

 

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