Juan 1

 

1:1, 2 En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. Este era en el principio con Dios. -- La palabra "deidad" significa lo mismo que "Dios"; es decir, al hablar de la "deidad" de Cristo, se afirma que El posee to­dos los atributos para poderle llamar Dios. Cristo es Dios (Rom. 9:5; Tito 2:13; 2 Ped. 1:1; 1 Jn. 5:20), porque es eterno, todopoderoso, omni­sciente, el creador, perdona pecados, y es ado­rado; demuestra los atributos de Dios, y es "igual a Dios" (Jn. 5:18).

 

I. Cristo es Dios.

      A. Rom. 9:5, "el cual es Dios sobre todas las cosas, bendito por los siglos". La Biblia dice claramente que Cristo es Dios. No es Dios el Padre, sino Dios el Hijo. El nombre "Hijo de Dios" equivale al nombre, "Dios el Hijo". La versión citada aquí (RVR60) no ha sido rechazada oficialmente por los "testigos" del Atalaya (el grupo religioso más anticristo en el mundo); por lo tanto, esta versión se debe usar con toda confianza en las discusiones con ellos, porque "La Traducción del Nuevo Mundo" (TNM) de ellos no es una versión, sino una "perversión" de la palabra de Dios. La TNM cambia Rom. 9:5, añadiendo la palabra "sea". Dice esta versión, "Dios ... sea bendito". Lo cambian por completo para negar la deidad de Cristo. Sin embargo, el texto griego usado en su Kingdom Interlinear Translation of the Greek Scriptures (traducción interlineal del griego al inglés), no dice sea. La palabra sea no está en el texto griego que ellos mismos usan, sino que aparece solamente en la TNM.

      B. Tito 2:13, "nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo". La TNM cambia ese versículo también, porque dice, "y del Salvador Jesucristo", así dando a entender que Pedro habló de dos personas (Dios y Jesucristo), y no de una sola persona, y de esta manera niegan la deidad de Cristo, pero en su texto griego no aparece la palabra del. Así es que otra vez su texto griego está en conflicto con la TNM.

      C. 2 Ped. 1:1, "nuestro Dios y Salvador Jesucristo". La TNM añade otra vez la palabra del para separar Dios de Jesucristo, pero tampoco aquí aparece del en su texto griego. En esto hay un detalle muy interesante: ob­sérvese que en 2 Ped. 1:11, la construcción gramatical es idéntica con la del v. 1. Dice, "nuestro Señor y Sal­vador Jesucristo". En este versículo la TNM no añade la palabra del, aunque la construcción gramatical en este versículo es idéntica a la del v. 1. La única diferencia es que en el v. 1 Pedro dice Dios, y en el v. 11 dice, Señor. Si en el v. 11 no debe añadirse la palabra del, entonces no hay razón alguna para que se añada en el v. 1. Así es que los "testigos" se condenan a sí mismos.

      D. 1 Jn. 5:20, "y estamos en el verdadero, en su Hijo Jesucristo. Este es el verdadero Dios, y la vida eterna". Lo más curioso de todo es que la TNM no cambia este texto como cambia los otros que afirman la deidad de Cristo. Es increíble que hayan dejado este texto sin cambio alguno, aunque afirma en forma clara e in­negable que Cristo es "el verdadero Dios".

      E. Heb. 1:8, "del Hijo dice: Tu trono, oh Dios, por el siglo del siglo". La TNM tuerce este texto, diciendo que Dios es tu trono.

 

II. Cristo es el "Gibbor" ("Dios Fuerte") del Antiguo Testamento.

      A. Isa. 9:6 se refiere claramente a Cristo: "se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte ("Gibbor"), Padre Eterno, Príncipe de Paz". Los "testigos" admiten que este texto se refiere a Cristo pero dicen que Jesucristo es solamente "Dios Fuerte" y que no es "Dios Todopoderoso". La distinción hecha por ellos es absurda. En el siguiente capítulo (10:21), Isaías se refiere claramente a Dios ("Dios fuerte"). Aun los judíos que rechazan a Cristo ne­garían la supuesta distinción hecha por los "testigos".

      B. Apoc. 1:8, Cristo es Todopoderoso. Dice el v. 7, "He aquí que viene con las nubes y todo ojo le verá, y los que le traspasaron". Cristo viene en las nubes (Hech. 1:9-11), y a Cristo traspasaron. Por eso, Apoc. 1:7 habla de Cristo. En seguida (v. 8) dice, "Yo soy el Alfa y la Omega, principio y fin, dice el Señor, el que es y que era y que ha de venir, el Todopoderoso". El que "ha de venir" es Cristo (v. 7). Es muy claro y obvio que Cristo es el que habla a Juan en este capítulo. En el v. 18 dice, "el que vivo, y estuve muerto". En los vers. 11 y 17, dice "Yo soy el Alfa y la Omega, el primero y el último ... yo soy el primero y el último", como en el v. 8. También véase Apoc. 22:12-16, "Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin, el primero y el último ... Yo Jesús".

      Por lo tanto, sin lugar a du­das Cristo, el primero y el último, es Todopoderoso. No puede haber dos primeros y dos últimos. Sólo Dios Todopoderoso es el primero y el último. ¡Cristo es Dios Todopoderoso!

 

III. El Verbo era Dios, Juan 1:1.

      "En el princi­pio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios". Juan afirma aquí la eternidad de Cristo y, por consiguiente, la deidad de Cristo.

      A. Para negar la deidad de Cristo la TNM dice, "Y el Verbo era un dios". Según esta traducción, pues, hay DOS DIOSES: un Dios Todopoderoso, y un dios menor, fuerte pero no todopoderoso. Isa. 43:10 (el texto predilecto de los "testigos" porque dice "vosotros sois mis testi­gos") dice, "antes de mí no fue formado dios, ni lo será después de mí". Este texto afirma que los israelitas eran testigos de Jehová, pero los "testigos" del Atalaya tuercen este texto, aplicándolo a sí mismos. A pesar de ser este texto predilecto de ellos, refuta su traducción de Juan 1:1. Según la TNM, Cristo es "un dios" que, desde luego, tuvo que ser formado (creado) por Dios; pero Isa. 43:10 dice que ni antes ni después de Dios se ha for­mado otro dios. Después (44:6, 8) dice, "Yo soy el primero, y yo soy el postrero, y fuera de mí no hay Dios ... No hay Dios sino yo. No hay Fuerte; no conozco ninguno". Por lo tanto, la traducción de Jn. 1:1 de la TNM es incorrecta y contradictoria. Dios dijo en palabras claras y enfáticas que no hay otro Dios. Los "testigos" no pueden escapar de la a fuerza de este argumento. Para ellos no hay salida. Por propia boca se condenan a sí mismos, porque enseñan que Cristo fue "creado" (formado) por Dios y que es un DIOS FUERTE, cosa que Dios niega rotundamente en Isa. 43:10; 44:6, 8, y otros textos.

      B. ¿Cuál es el argumento de los "testigos" para justificar su traducción de Jn. 1:1? Dicen que cuando la palabra Dios (theos) se refiere a Dios, precede el artículo definido (ho), y que en Jn. 1:1 el artículo no aparece. No existe tal regla en la gramática griega. Es una invención de ellos para su propia conveniencia.

          1. Además, ellos mismos no siguen su propia regla, porque en el mismo capítulo, en los ver. 6, 12, 18, theos aparece sin el artículo definido, y sin embargo ellos saben que se debe traducir "Dios", y así lo hacen. Los libros de gramática griega explican que los nombres predicados re­quieren el artículo cuando siguen al verbo prin­cipal. En este verso Dios es el nombre predi­cado, y el verbo principal es era", pero el nombre predicado (Dios) precede al verbo principal (era) en el griego. El arreglo de las palabras en el griego es así: y Dios era el Verbo.

          2. Los "testigos" dicen que la frase bajo consideración en Jn. 1:1 es como la de Hech. 28:6, "dijeron que era un dios", pero en este texto el nombre predicado es dios, pero sigue al verbo principal (era), mientras que en Jn. 1:1 el nombre predicado (Dios) precede al verbo principal (era). Hay gran diferencia entre la construcción de estas dos frases. En Hech. 28:6 la traducción, "dijeron que era un dios", es correcta, pero la traducción de la TNM de Jn. 1:1 es incorrecta. Hay un texto que sí es paralelo con Jn. 1:1 y ese texto es Jn. 19:21, "Rey soy de los judíos". En este texto, como en Jn. 1:1, el nombre predi­cado (Rey) precede al verbo principal y, por lo tanto, no se traduce "Un rey soy ..." La misma TNM de los "testigos" no dice "Un rey soy ... ", sino que tra­duce correctamente, "Soy rey de los judíos". De esta manera los "testigos" se contradicen a sí mismos.

 

IV. Cristo es adorado.

      A. Mateo 4:10, "Al Señor tu Dios adorarás, y a él solo servirás". La palabra adorar tra­duce el verbo proskuneo, que significa "postrarse". En la TNM esta palabra (Mat. 4:9, 10) se traduce las dos veces "adorar". Sin embargo, en todo caso en los que se refieren a Cristo, es decir, cuando la gente adoró a Cristo (postrándose delante de El), la TNM dice "rendir homenaje", en vez de "adorar", para negar a Cristo el honor que merece. Juan 5:23, "para que todos honren al Hijo como honran al Padre".

      B. Varias personas adoraron a Cristo: Mateo 2:11, los magos, "postrándose, lo adoraron"; Mateo 8:2, "vino un leproso y se postró ante él"; Mateo 9:18, un hombre principal "se postró ante él"; Mateo 14:33, los discípulos "le adoraron, diciendo: Verdaderamente eres Hijo de Dios"; Mateo 15:25, la mujer cananea "se postró" ante El; Mateo 20:20, la madre de Juan y Jacobo, "postrándose" ante El; Mateo 28:9, las mujeres "abrazaron sus pies y le adoraron"; Mateo 28:17, los once "le adoraron"; Juan 9:38, el que estaba ciego "le adoró"; Heb. 1:6, "adórenle todos los ángeles".

      C. Compárese Hech. 10:26; Cornelio, postrándose a los pies de Pedro, le adoró, pero Pedro no aceptó su adoración, sino que le dijo, "Levántate, pues yo mismo también soy hombre". Sin embargo, Cristo nunca rehusó la adoración de la gente. Compárese también Apoc. 19:10; Juan se postró a los pies del ángel para "adorarle", pero dijo el ángel: "Mira, no lo hagas; yo soy consiervo tuyo, y de tus hermanos que retienen el testimonio de Jesús. Adora a Dios". Cristo nunca rehusó la adoración de la gente, porque El es Dios. Recuérdese que los "testigos" dicen que Cristo fue creado, que es una criatura. Según ellos, pues, un ser creado -- una criatura -- recibe adoración. ¿Qué dijo Pablo acerca de la adoración de la criatura en Rom. 1:25? Si Cristo es simplemente una criatura, entonces es pecado adorarle.

 

V. El nombre "Jehová" se aplica a Cristo también. Varios textos del Antiguo Testamento que se refieren a Jehová se aplican, en el Nuevo Testamento, a Cristo.

      A. Isa. 40:3, "Voz que clama en el desierto: Preparad camino a Jehová". Esta voz era la de Juan el bautista que fue delante de Cristo (Mateo 3, Mar. 1 y Lucas 3). Juan dijo, (Jn. 3:28), "Yo no soy el Cristo; sino que soy enviado delante de él". Véanse Malaquías 3:1 y Marcos 1:2. Isaías y Malaquías dijeron que este mensajero iría delante de Jehová y lo hizo, yendo delante de Cristo. No se puede negar que el nombre Jehová se aplica a Cristo.

      B. Isa. 44:6; Apoc. 1:8, 11, 17; 22:12, 13, 16. Jehová es el primero y el último; Cristo es el primero y el último. Pero no puede haber dos primeros y dos últimos; por lo tanto, Cristo es Dios y el nombre "Jehová" se aplica a El tam­bién. Lo que se afirma de Dios o de Jehová en el Antiguo Testamento se aplica a Cristo en el Nuevo Testamento.

      C. Isa. 45:23; Fil. 2:10, 11. Se doblará toda rodilla delante de Jehová, según Isaías, y se doblará toda rodilla delante de Cristo, según Pablo. Pablo cita a Isaías; los dos textos son en realidad una sola verdad aplicable a Dios. Cristo es Dios.

      D. Joel 2:32; Hech. 2:21. "Todo aquel que invocare el nombre de Jehová será salvo"; "Todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo"; Rom. 10:9, 13, "Jesús es el Señor ... todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo". Jehová es el Salvador; Cristo es el Salvador.

      E. Zacar. 11:12, 13; Mat. 27:9, 10, el precio con que me han apreciado: Zacarías dice Jehová, Mateo cita este texto con respecto a Cristo. Toda persona sincera puede ver esta sencilla verdad, demostrada tantas veces, de que Cristo cumple estas profecías, y las cumple porque el nombre "Jehová" es aplicable a El también.

      F. La TNM nos ayuda para comprobar esta verdad. Considérese Rom. 14. En los ver. 6-8, la palabra kurios, palabra griega que se tra­duce Señor, se traduce Jehová en la TNM seis veces. Por lo tanto, en el v. 9 la palabra kurios debe ser traducida Jehová, porque así la traducen seis veces en los ver. 6-8. ¿Qué dice el v. 9? "Porque Cristo para eso murió y resucitó, y volvió a vivir, para ser Señor así de los muer­tos como de los que viven". Según la práctica de la TNM de traducir la palabra kurios (dicen que es Jehová), el texto debe decir en la TNM, "para ser Jehová". Lo mismo en el v. 14, "Yo sé, y confío en el Señor"; la palabra "Señor" debe ser "Jehová" en la TNM. Según la regla de los mismos "testigos", el texto debe decir, "Jehová Jesús".

 

VI. Los "testigos" menosprecian la humillación de Jesús.

      A. La humillación de Jesús era indispen­sable para nuestra salvación, pero los "testigos" citan todos los textos en los que Jesús se refiere a su humillación, y los usan para negar su deidad. Dice Cristo (Jn. 14:28), "el Padre mayor es que yo". Tales textos dan énfasis a la humillación de Jesucristo. El llegó a ser el siervo de los hom­bres, y murió en la cruz para salvarnos, pero los "testigos" son los más ingratos de todos los hombres, porque se aprovechan de estos mismos textos para "probar" que Cristo no es Dios, sino solamente una criatura.

      B. Fil. 2:5-11 habla de la humi­llación de Cristo: "el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo ..." La TNM tuerce este texto también, porque su propósito principal es negar y despreciar a Cristo, pero otra vez su texto griego (interlineal) dice lo mismo que las versiones confiables.

          1. En este texto Pablo dice que Cristo se despojó a sí mismo, e inmediatamente con dos gerundios explicó cómo lo hizo: (1) "tomando forma de siervo" y (2) "haciéndose semejante a los hombres". Este texto, simple y sencillamente, se refiere a la encarnación de Cristo. Los "testigos", otros sectarios (p. ej., Frederic Louis Godet) y algunos hermanos que profesan ser conservadores dicen que al llegar a ser hombre, Cristo se despojó a sí mismo de sus atributos divinos; es decir, que dejó de ser omnipotente, omnisciente, etc. Según esta herejía, Cristo habría tenido que dejar de ser eterno ("Yo Soy", 8:58). Repetidas veces Cristo demostró sus atributos divinos, aun perdonando el pecado que es una prerrogativa exclusiva de Dios (Mar. 2:5). Juan recalca la omnisciencia de Cristo a través del libro (p. ej., 1:47, 48; 2:24, 25; 4:29; 6:70; 11:14; 12:32). (Los hermanos que enseñan esta herejía la publican en dos periódicos Error! Reference source not found., publicados por el hno. John Welch de Indianapolis, Indiana, USA; John Welch es el campeón de esta herejía).

          2. En Fil. 2:1-4 Pablo enseña la humildad; entonces en los vers. 5-11 habla del ejemplo de humildad de Cristo. Pero lo terrible de esta herejía es que sus proponentes no creen que lo que Jesús hizo era suficiente; es decir, El se humilló, tomando la forma de siervo, hecho semejantes a los hombres y aun murió como criminal sobre una cruz romana, pero eso no les satisface. Quieren aun más humillación, pues enseñan que también Cristo se despojó a sí mismo de sus atributos divinos (cosa que sería totalmente imposible).

          3. Por lo tanto, estando aquí en la tierra en forma de hombre se hizo igual a Dios (Jn. 5:18). Los "testigos" quieren quitar la fuerza de este texto diciendo que así dijeron los judíos, pero no los judíos, sino Juan el apóstol, dice que Cristo se hizo a sí mismo igual a Dios.

      C. 1 Cor. 15:24-28. Dice el v. 28, "... en­tonces el Hijo mismo se sujetará al que le su­jetó todas las cosas, para que Dios sea todo en todos". Los "testigos" afirman que este texto en­seña que Cristo será inferior para siempre, pero recuérdese que Pablo dice que Cristo es Dios (Rom. 9:5; Tito 2:13), que Cristo es la plenitud de la deidad corporalmente (Col. 2:9). Pablo nunca se enredó en contradicciones como lo hacen los "testigos". Pablo dice en 2 Cor. 1:18, "nuestra palabra a vosotros no es Sí y No". Cuando él afirmó que Cristo es Dios, siempre era consecuente con esa afirmación.

          1. 1 Cor. 15:24-28 habla de la perfección y terminación de la obra de Cristo como Sal­vador y Mediador. El se humilló a sí mismo, participó de carne y sangre (Heb. 2:14), tomó la forma de hombre y de siervo de hombres (Fil. 2:5-7), para ser nuestro Salvador y Mediador. Habiendo llegado a ser hombre y habiendo sufrido toda tentación humana (Heb. 2:18; 4:15, 16), El llegó a ser nuestro perfecto Mediador.

          2. La Biblia enseña el papel del Padre, el del Hijo, y el del Espíritu Santo. El Padre ha hecho y hace ciertas cosas para llevar a cabo la reden­ción del hombre, el Hijo ha hecho y hace ciertas cosas, y el Espíritu Santo ha hecho y hace ciertas cosas. El Padre dio al Hijo toda autoridad (Mat. 28:18), para llevar a cabo su divina misión como Dios-Hombre. 1 Cor. 15:24-28 habla del tiempo del fin cuando haya terminado por completo su obra de Salvador, Redentor y Mediador.

          3. Entonces, Dios mismo estará con su pueblo como su Dios. Todo el trabajo que Jesucristo ha hecho, hace y hará hasta el fin, se habrá per­feccionado y terminado. No será necesario que El sea Redentor o Salvador ni Mediador, porque entonces seremos salvos para siempre, estaremos en la presencia de Dios y no habrá necesidad de mediador. Por lo tanto DIOS -- Dios el Padre, Dios el Hijo, Dios el Espíritu Santo --  será TODO EN TODOS.

          4. El reino de Dios es el reino del Padre, del Hijo, y del Espíritu Santo. Cristo no se excluye en ningún sentido del glorioso reino o reinado eterno, porque El es Dios, y Dios será todo en todos. Luc. 1:33 dice que Cristo "reinará ... para siempre, y su reino no tendrá fin". Lo que Pablo dice en 1 Cor. 15:24-28 no contradice, sino confirma lo que Luc. 1:33 dice.

 

VII. "Yo soy" (Ex. 3:14) aplicado por Cristo a sí mismo.

      A. Ex. 3:14, "Así dirás a los hijos de Israel: Yo soy me envió a vosotros". Jesús dijo, "Antes que Abra­ham fuese, yo soy" (8:58). No dijo, "Yo era", sino "Yo soy", aplicando a sí mismo el nombre del Dios de Israel, el Dios "de vuestros padres" (Ex. 3:13, 14). Los judíos reconocían el significado de esta expresión; entendían que Jesús aplicaba a sí mismo el nombre de Dios y, por eso, "tomaron entonces piedras para arrojárselas" (8:59).

      B. 8:24, "si no creéis que yo soy, en vuestros pecados moriréis". Si Jesús hubiera sido un mero hombre, la pregunta natural habría sido, "si no creéis que yo soy qué?" Pues parece que la frase está incompleta, pero los judíos conocían bien el nombre "Yo soy" y lo que sig­nificaba (Ex. 3:14). Es el nombre del Dios Eterno.

 

1:3 Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho. -- Col. 1:15-20; Heb. 1:1-3. Cristo es el Creador. ¡El es el Creador y sólo Dios puede ser Creador! Por lo tanto, Cristo es Dios. Satanás aborrece a Dios; por eso, vehementemente niega esta verdad, y enseña la evolución. Si Dios es el Creador del mundo, entonces también es el Juez del mundo. Si el hombre fue creado por Dios, tendrá que dar cuenta a Dios en el Día Final.

          La enseñanza del gnosticismo sobre la deidad. Una de las herejías más serias de los primeros siglos fue el gnosticismo. Esta palabra viene de la palabra conocer. Algunos en la iglesia se elevaban a sí mismos como los únicos que conocían a Dios, pero no lo conocían a través de las Escrituras, sino que bebían del pozo de la filosofía de Platón y otros filósofos griegos. Como los judaizantes mezclaban la ley de Moisés con el evangelio, así éstos mezclaban la filosofía griega con el evangelio.

          Decían que el Ser Supremo es eterno pero que también la materia es eterna. Pensaban que la materia es mala y, por eso, el Ser Supremo no la podía crear ni tener nada que ver con ella. Por eso, salía del Ser Supremo una serie larga de emanaciones (desprendimientos, manifestaciones) y que la más baja de estas se llamó "demiurgo" (creador). Este "demiurgo" estaba tan retirado del Ser Supremo que no solamente era ignorante acerca de su persona, sino hasta hostil contra él. El "demiurgo" que se identificó con el Dios del Antiguo Testamento, el Dios de los judíos, creó el mundo. Por lo tanto, para ellos el Padre del Señor Jesucristo era inferior al Ser Supremo y los apóstoles de Cristo eran inferiores a los apóstoles del Ser Supremo.

          Las emanaciones formaron un cuerpo intermediario llamado pleroma (plenitud). De esta enseñanza salió el concepto católico de la mediación de María y de los "santos". Para combatir este error Pablo dijo, "Porque en él (Cristo) habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad, y vosotros estáis completos en él, que es la cabeza de todo principado y potestad" (Col. 2:9, 10); también dijo, "Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre" (1 Tim. 2:5).

      Puesto que enseñaban que el cuerpo es malo, decían que no era posible que Cristo viniera en carne (1 Jn. 2:18; 4:1-3). Por causa de esta enseñanza algunos maltrataban el cuerpo para dar más énfasis al espíritu (Col. 2:20-23). Estos eran ascéticos y sus "descendientes" son los monjes y monjas del catolicismo. Otros decían que lo que el cuerpo hacía no tenía nada que ver con el espíritu y, por eso, practicaban el libertinaje (Apoc. 2:6, 14, 15, 20).

      La enseñanza de los "testigos" (del Atalaya) sobre la deidad de Cristo. Esta secta blasfema a Cristo, diciendo que El mismo fue creado. Col. 1:15-17 dice que "todo fue creado por medio de él y para él. Y él es antes de to­das las cosas, y todas las cosas en él subsisten". Todas las cosas quiere decir TODAS las cosas. La TNM intercala la palabra "otras" antes de la palabra "cosas" cinco veces en los ver. 16-20, para enseñar que Cristo fue creado y, por lo tanto, es meramente una criatura, una COSA CREADA. Dice el v. 16 (TNM), "en él fueron creadas todas las (otras) cosas"; agregan a la palabra de Dios, y lo hacen con el motivo más vil de despojar a Cristo de su deidad. Es blasfemia del peor grado. Cristo no puede ser el Creador de todas las cosas si El mismo fue creado. Si Cristo es una criatura, en­tonces no es el Creador.

      Dicen los "testigos" que la palabra primogénito (v. 15) significa que Cristo fue el primero de las cosas creadas. Ya hemos visto muchos textos que dicen claramente que Cristo es Dios, que El es el principio y el fin. Es, pues, eterno y ¡es blas­femia decir que fue creado! La palabra primogénito, como se usa aquí, significa posición de honor y de poder, y no tiene nada que ver con origen. Entre los israelitas el hijo primogénito era el hijo prin­cipal, recibía doble porción de la herencia de los hijos, heredaba el puesto de su padre, etc. y la palabra llegó a significar señor. P. ej., Sal. 89:27, "Yo también le pondré (a David) por primogénito, el más excelso de los reyes de la tierra". Se refiere a su grandeza como rey de reyes. Jer. 31:9, "Efraín es mi primogénito"; no era literalmente el primogénito de Jacob, pues era el segundo hijo de José. En este texto Efraín se refiere al pueblo de Israel, como el pueblo escogido y grandemente honrado y exaltado de Dios.

      Así también Cristo es llamado: (1) pri­mogénito entre hermanos, Rom. 8:29; es decir, Señor de ellos; (2) primogénito de entre los muertos", Apoc. 1:5; es decir, Señor de los muertos; (3) primogénito de toda creación, Col. 1:15; el Creador y Señor de toda la creación; (4) simplemente "el primogénito", Heb. 1:6, porque equivale a Señor.

      La iglesia se llama "la congregación de los primogénitos que están inscritos en los cie­los", Heb. 12:23, indicando la posición exaltada que ocupa ante los ojos de Dios.

      Col. 1:18 confirma que la palabra primogénito significa posición exaltada: "para que en todo tenga la preeminencia".

      Apoc. 3:14 dice que Cristo es "el princi­pio de la creación de Dios". Debe afirmarse con todo énfasis que es­tos dos textos (Col. 1:15; Apoc. 3:14) NO DICEN y no enseñan que Cristo es un ser creado. Lo que el texto dice y lo que los "testigos" dicen son dos cosas bien distintas y contradictorias. Repito: estos versos NO DICEN que Cristo fue creado. Las palabras "primogénito" y "Principio" no significan "primera cosa creada", como afirman los "testigos" falsos. La palabra principio traduce la pa­labra arche. ¿Cómo se usa esta palabra en el Nuevo Testamento? En Luc. 12:11 se traduce "magistrados"; en Efes. 1:21, "principados"; y en Tito 3:1, "gobernantes". No tiene nada que ver con ORIGEN en ninguno de estos textos, ni mucho menos en Apoc. 3:14. Cristo es eterno; es el Creador; es Todopoderoso; es adorado; perdona pecados; ¡es Dios!

      Cristo es el Principio y también El es el Fin. Si Cristo tiene principio, entonces también tendrá fin. Cristo es el Alfa y la Omega, el Principio y el Fin, el Primero y el Ultimo. Lo que se afirma de Jehová en Isa. 44:6 se afirma de Cristo en Apoc. 1:8, 11, 17; 22:12, 13. No puede haber dos primeros y dos últimos. No hay dos Dioses. Hay un solo Dios, pero el término Dios es sustantivo plural (Dios el Padre, Dios el Hijo, y Dios el Espíritu Santo).

      Los "testigos" tendrán que dar cuenta en Aquel Día a este Cristo (el Juez) por sus muchas blasfemias contra El. Será día de ira para ellos si no se arrepienten.

          La enseñanza de los evolucionistas. Otra filosofía humana (pagana) enseña que el hombre (y toda cosa viva) ha evolucionado de un animal pequeñísimo de una sola célula, pero ¿de dónde vino ese animalito? Nunca explican el origen de ese animalito. 

          "Por la fe entendemos haber sido constituido el universo por la palabra de Dios, de modo que lo que se ve fue hecho de lo que no se veía" (Heb. 11:3). La palabra de Dios es viva, tiene poder, Gén. 1:3, 6, 11; Sal. 33:6; 107:20; 147:15; Isa. 55:11; Jer. 23:29.

          Los evolucionistas no andan por fe en la palabra de Dios, sino por la fe en la filosofía humana. Es imposible probar que el hombre y otras cosas vivas han evolucionado. Es imposible probar que ha habido transmutación de las especies. Por eso, la evolución tiene que ser aceptada por fe. La evolución no es una ciencia. No se puede sujetar a los procesos normales de la ciencia. Los que creen esta filosofía lo hacen porque quieren creerla. La creen porque no quieren creer en Dios, y no quieren creer en Dios porque no quieren reconocer que serán juzgados por sus hechos en el Día Final.

 

1:4 En él estaba la vida, -- Los que están en pecado están alejados de Dios (Efes. 2:12); los que obedecen al evangelio de Cristo tienen vida, es decir, comunión con Dios. "He venido para que tengan vida" (10:10); "Yo soy la resurrección y la vida" (11:25); "Yo soy el camino, y la verdad, y la vida" (14:6); "Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado" (17:3); "éstas se han escrito para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo, tengáis vida en su nombre" (20:31).

          -- y la vida era la luz de los hombres. -- Cristo ha traído al hombre la perfecta inteligencia y sabiduría. El es el Verbo (la Palabra) de Dios, la perfecta revelación del Padre, pues al ver a Jesús vemos al Padre (8:19; 12:45; 14:9). "Yo soy la luz del mundo" (8:12).

 

1:5 La luz en las tinieblas resplandece, -- Este texto nos recuerda de Gén. 1:2, 3 (como 1:1 nos recuerda de Gén. 1:1). Como en el principio del mundo la luz creada por Dios hizo desaparecer las tinieblas, así también Cristo es la luz que hace desaparecer las tinieblas de ignorancia, superstición, y toda clase de pecado. El hombre ya no tiene que tropezar en tinieblas con su corazón lleno de temor y ansiedad. Los que obedecen al evangelio son "hijos de luz" (Efes. 5:8; 1 Tes. 5:5).

          -- y las tinieblas no prevalecieron contra ella (no la comprendieron, LBLA). -- El verbo katalaben significa "asirse de, tomar, sea física o mentalmente" (WEV). Otras versiones, como LBLA, la traducen no la comprendieron. "Puede entenderse en dos sentidos, esto es, el de que las tinieblas no comprenden la luz, no la perciben, o que no han podido vencerla, prevalecer contra ella" (WEV). Es posible que Juan haya tenido en mente este doble uso de la palabra, pues las tinieblas espirituales no comprenden la verdad, ni tampoco pueden vencerla.

          Muchos viven preocupados por las tinieblas que parecen cubrir la tierra, pero para Juan lo importante era que las tinieblas no podían apagar la Luz. Herodes no podía. Pilato no podía. Los judíos no podían (¿qué fue el efecto de sus esfuerzos en contra de la iglesia según Hechos de los Apóstoles?) Jesucristo es la Victoria Suprema sobre las tinieblas. La luz de la cruz puede alumbrar a toda la humanidad.

 

1:6 Hubo un hombre enviado de Dios, -- La palabra enviado significa enviado como representante oficial. Mat. 10:2, 16. Juan era un verdadero profeta de Dios, enviado con un mensaje especial. Acerca de este hombre Jesús dijo, "Entre los que nacen de mujer no se ha levantado otro mayor que Juan el bautista" (Mateo 11:11).

          -- el cual se llamaba Juan. -- En este libro Juan (el bautizador) es llamado simplemente Juan, porque el autor nunca menciona su propio nombre. Una vez se refiere a "los hijos de Zebedeo" (21:2).

          Juan cumplió la profecía de Malaquías (3:1), "He aquí, yo envío mi mensajero, el cual preparará el camino delante de mí". "En aquellos días vino Juan el bautista predicando en el desierto de Judea, y diciendo: Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado" (Mat. 3:1, 2). Los apóstoles también fueron escogidos por Dios (Hech. 10:41).

 

1:7 Este vino por testimonio (como testigo, LBLA), para que diese testimonio de (testificar de, LBLA) la luz, -- La palabra testimonio es otra palabra clave de este libro. Hay diferencia entre predicar y testificar. Juan predicaba, pero aquí se enfatiza su testimonio. "Lo que sabemos hablamos, y lo que hemos visto, testificamos" (3:11); Juan testificó lo que vio: "Sobre quien veas descender el Espíritu y que permanece sobre él, ése es el que bautiza con el Espíritu Santo. Y yo le vi, y he dado testimonio que éste es el Hijo de Dios" (1:33, 34). "Y vosotros daréis testimonio también, porque habéis estado conmigo desde el principio" (15:27). El autor de este libro dice, "Y el que lo vio da testimonio, y su testimonio es verdadero; y él sabe que dice verdad, para que vosotros también creáis ... Este es el discípulo que da testimonio de estas cosas, y escribió estas cosas; y sabemos que su testimonio es verdadero" (19:35, 21:24). Los dos Juan dieron su testimonio de lo que vieron y de lo que recibieron de Dios.

          Mateo, Marcos, Lucas y Juan nos registran el hecho, la realidad, de Cristo, porque la salvación del mundo depende de nuestra creencia en ese hecho. Para confirmar ese hecho, Juan presenta mucho testimonio para confirmarlo.

          Como los apóstoles testificaban de Cristo después de su manifestación, Juan testificaba de El antes de su manifestación. Sobre todo Juan era un testigo de Cristo (1:7; 5:33, 35). En toda la predicación testificaba de Cristo. Cuando predicó el arrepentimiento, dijo que el reino (de Cristo) se había acercado. Cuando bautizaba, decía que "el que viene tras mí ... él os bautizará en Espíritu Santo y fuego" (Mat. 3:11). Al ver a Jesús dijo, "He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo" (Juan 1:29).

          Juan habla del testimonio del Padre (5:31, 34, 37; 8:18); de Cristo mismo (7:14; 8:14, 18; 18:37); del Espíritu Santo (15:26; 16:13, 14; 1 Jn. 5:6); de las obras de Cristo (5:17, 36; 10:25; 14:11; 15:24. Léase lo que dijeron de Jesús los ciegos, sordos, paralíticos, etc. a quienes El sanó); de las Escrituras (5:39, 46; 1:45); y de los discípulos (15:27; 19:35; 21:24; 1 Jn. 1:2; 4:14).

          --  a fin de que todos (tanto gentiles como judíos) creyesen por él. -- Hech. 19:4. Los todos de este texto incluye a todos los que consideran su testimonio porque como Abel, "muerto, aún habla" (Heb. 11:4). Muchos creen que la fe de nosotros es una confianza ciega y, por eso, ignorancia, mientras que la ciencia es conocimiento verdadero, pero aunque la fe que salva tiene plena confianza en Dios, se basa en la palabra de Dios (Rom. 10:17) que no es mitología sino realidad. Nuestra fe se basa en mucho testimonio (mucha evidencia innegable). Compárese Hech. 1:3. Hay multiplicada evidencia para probar lo que la Biblia dice.

 

1:8 No era él la luz, sino para que diese testimonio de la luz. -- Jesús dice (5:35) que Juan "era antorcha (ho luchnos, lampara, LBLA) que ardía y alumbraba; y vosotros quisisteis regocijaros por un tiempo en su luz", pero no era la luz (ho phos), sino el testigo de la luz; sin embargo, esa lámpara que brillaba en la oscuridad era una luz de suma importancia. Siempre se hace preparación debida para la venida de algún rey, presidente u otro personaje importante. La importancia del ministerio de Juan se ve en el hecho de que era necesario aclarar que él no era el Cristo, la verdadera "luz del mundo" (8:12; 9:5; 12:46). Jesús mismo dijo, "Entre los que nacen de mujer no se ha levantado otro mayor que Juan el Bautista" (Mat. 11:11). Juan tenía muchos seguidores (Mat. 3:5; 21:26)), y algunos creían que posiblemente Juan era el Mesías (1:19-27; Luc. 3:15). Había discípulos de Juan muchos años después de ascender Cristo a los cielos (Hech. 19:1-3).

 

1:9 Aquella luz verdadera, -- Juan no dice alethes que significa verdadero (no falso), sino alethinos, real, genuino. Por eso, la palabra verdadera no contrasta la verdad con el error, sino la realidad con lo irreal, lo que no es realidad, lo substancial con lo imaginario. Lo que la Biblia dice es cierto, es realidad. Se trata de hechos, de lo que existe o existirá. Por ejemplo, Rom. 1:25, "cambiaron la verdad de Dios por la mentira", es decir, ídolos, porque "un ídolo nada es en el mundo" (1 Cor. 8:4); 1 Tes. 1:9, "os convertisteis de los ídolos a Dios, para servir al Dios vivo y verdadero".

          Heb. 9:24, "Porque no entró Cristo en el santuario hecho de mano, figura del verdadero, sino en el cielo mismo" (el tabernáculo era sombra, "el cielo mismo" es la realidad, el tabernáculo verdadero).

          Cristo no es "una luz falsa de piratas de costa que atraen barcos a los escollos, sino el faro fiable que conduce a un puerto seguro" (AB; ATR). La creación (Gén. 1) fue una realidad. Gén. 1 no es mitología, pero la evolución es ficción y fantasía, producto de la imaginación de hombres opuestos a Dios. La moralidad bíblica es práctica; tiene que ver con la realidad y trae bendición y felicidad, pero la religión del humanismo se basa en caprichos humanos y produce miseria de toda clase. La religión humana ofrece una salvación imaginaria, pero la del Nuevo Testamento ofrece la salvación verdadera (el perdón de Dios ahora y la promesa de vida eterna).

          -- que alumbra a todo hombre, venía a este mundo. --  Algunos (por ejemplo, los cuáqueros) citan este texto para probar que todo el mundo posee una "Luz interior" que le guía, pero todo texto tiene que ser interpretado a la luz de otros textos. La Biblia no enseña que todo el mundo tiene la mente iluminada espiritualmente aunque no lo quiera. En este mismo contexto Juan habla de los que rechazan a Cristo. El punto es que Cristo es la verdadera luz, la única fuente de toda luz moral y espiritual para toda la humanidad.

 

1:10 En el mundo estaba, y el mundo (el universo) por él fue hecho; -- 1:3; Col. 1:17; Heb. 1:3.

          -- pero el mundo no le conoció. -- Isa. 53:1; Rom. 10:18; 1 Cor. 2:8. El vocablo mundo es usado por Juan para hablar de los alejados de Dios (7:7; 15;18; 17:9, 14; 1 Jn. 2:15-17).

          Para los judíos Jesucristo era como un desconocido, un extranjero que hablara idioma desconocido. Ellos esperaban otra clase de Mesías, un Mesías guerrero como el rey David que vendría para quitar el yugo de Roma y hacerles independientes otra vez.

          Para los gentiles la predicación de Cristo crucificado era locura (1 Cor. 1:23).

 

1:11 A lo suyo vino, -- Un modismo (hebraísmo) que significa que vino a su casa (16:32, "por su lado", a su propia casa, LBLA, margen; 19:27); probablemente significa que vino a su pueblo, el pueblo escogido de Dios (Deut. 7:6), o sea, los que lógicamente deberían recibirlo. Mat. 15:24.

          -- y los suyos no le recibieron. -- "El contraste trágico" (Bonnet). El tema de esta línea es el rechazo. No lo recibieron en su propia casa. No le dieron la bienvenida. No aceptaron o no reconocieron que El era la persona que profesaba ser. Mat. 13:57, 58; 15:24; 21:33-46; 23:37; Luc. 4:28; 19:41; 20:14. Jesús fue aceptado por los samaritanos (Juan 4), buscado por los griegos (12:20), pero rechazado por los representantes de su propio pueblo. Estos decían que eran hijos de Dios sin Cristo (8:42-47).

          Después Juan habla de los discípulos como  "los suyos" (13:1; 14:3).

          Cuando algún discípulo o iglesia de Cristo comete pecado, Cristo está a la puerta y llama (Apoc. 3:20, 21). Los que no se arrepienten no le reciben.

 

1:12 Mas a todos los que le recibieron, -- No todos lo rechazaron, porque algunos le recibieron. 4:45; Mat. 10:41; Hech. 13:48.

          -- a los que creen en su nombre, -- 8:30. Los que reciben a Cristo creen en Cristo; los que creen en Cristo son los que lo reciben. ¿Qué significa la frase creen en su nombre? "En ti confiarán los que conocen tu nombre" (Sal. 9:10), es decir, los que conocen la verdadera naturaleza de Dios. "Estos confían en carros, y aquéllos en caballos; mas nosotros del nombre de Jehová nuestro Dios tendremos memoria" (Sal. 20:7). Confiamos en Dios porque sabemos quién es y cómo es. Creer en el nombre de Cristo significa creer en su naturaleza, aceptar que El es Dios y someternos a su divina voluntad. Creer o creer en su nombre no significa que el hombre es justificado por la fe sola; más bien, equivale a nacer del agua y del Espíritu (3:3-5). Significa obedecer al evangelio (como se ve claramente a través del libro de Hechos). "Pues todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús; porque todos los que habéis sido bautizados en Cristo, de Cristo estáis revestidos" (Gál. 3:26, 27).

          ¿Qué dirán los que no creen en El? ¿Que solamente era un buen hombre? Si no es Dios, no es buen hombre porque dice que es Dios. Los que no creen en Cristo están obligados a explicar la evidencia presentada por Juan y los otros escritores que claramente prueba la deidad de Jesús.

          -- les dio potestad (derecho, LBLA) -- Potestad, autoridad legítima, libertad de acción; por eso, derecho.

          -- de ser hechos hijos de Dios; -- "Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios", 1 Jn. 3:1. Todos los hombres son "linaje de Dios" (Hech. 17:28), pero Juan se refiere a los que son hijos por haber nacido otra vez (1:13; 3:3, 5;). Al nacer otra vez imitamos a Dios (Mat. 5:45; Efes. 5:1). El hijo pródigo entendía que no era digno de ser llamado hijo, pero el padre le perdonó y lo recibió como hijo; de esta manera el Padre nos da el derecho de ser hijos si recibimos a Cristo.

          Desde luego, esto es por la gracia de Dios, pues el hombre no lo merece. Dios nos da el derecho de ser sus hijos, como nos da la oportunidad para creer (Hech. 14:27), nos da el privilegio de arrepentirnos (Hech. 11:18), etc. Dios no está obligado a recibirnos como sus hijos. "Porque por gracia sois salvos" (Efes. 2:8).

 

1:13 los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne (la naturaleza humana), ni de voluntad de varón (humanamente, el que engendra), sino de Dios. -- Este lenguaje excluye todo aspecto del proceso natural de tener hijos. Bajo la ley de Moisés los judíos llegaban a ser hijos de Dios por la generación, es decir, por el nacimiento físico, y creían que de esa misma manera (por ser hijos de Abraham) serían hijos de Dios en el reino mesiánico (Mat. 3:8-10; Jn. 8:31-44), pero Juan enfatiza que nuestra relación con Dios no tiene nada que ver con lo físico, sino que se realiza a través del evangelio de Cristo (3:1-5). Todo nacimiento físico se realiza por la voluntad humana, pero no podemos hacernos hijos de Dios por nuestra propia voluntad (por nuestros propios medios o fuerzas). Muchísimas personas aceptarían ser hijos de Dios si pudieran hacerlo según su propia voluntad.

 

1:14 Y aquel Verbo fue hecho carne, -- Mat. 1:23, "Emanuel, que traducido es: Dios con nosotros".   Para los filósofos griegos era imposible que el Cristo fuera hecho carne, porque creían que el cuerpo es malo, pero los que dicen que Cristo no vino en carne son anticristos (1 Jn. 4:1-3). Cristo es Dios y también llegó a ser hombre, "nacido de mujer" (Gál. 4:4). "El que fue manifestado en carne, vindicado en el Espíritu, contemplado por ángeles, proclamado entre las naciones, creído en el mundo, recibido arriba en gloria" (1 Tim. 3:16, LBLA). Juan afirma la deidad de Jesús y la humanidad de Cristo. En Luc. 24:39 y otros textos la palabra carne se refiere al cuerpo, pero en este texto (Jn. 1:14) la palabra carne significa humanidad (Mat. 16:17; 24:22; Rom. 3:20; 1 Cor. 1:29; Gál. 1:16). Al afirmar su humanidad él refuta a los gnósticos (docetistas) que decían que Cristo no ocupó un verdadero cuerpo de carne sino que solamente parecía ser humano.

          La humanidad de Cristo se observa en los siguientes textos: 4:6, 7 (cansancio); 6:53 (tenía carne y sangre); 8:40 (querían matarle); 11:33, 35 ("se estremeció en espíritu y se conmovió ... lloró"); 12:27 ("está turbada mi alma"); 13:21 ("se conmovió en espíritu"); 19:28 ("tengo sed").

          ¡Cristo llegó a ser hombre para morir por nosotros! "Así que, por cuanto los hijos participaron de carne y sangre, él también participó de lo mismo, para destruir por medio de la muerte, al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo, y librar a todos los que por el temor de la muerte estaban durante toda la vida sujetos a servidumbre" (Heb. 2:14, 15). Logró este propósito al morir por nosotros (10:5-12). Cuando Pablo habla de la justicia de uno y de la obediencia de uno (Rom. 5:18, 19), no se refiere a la vida perfecta de Jesús sino a su muerte, un acto de justicia, o de obediencia. Cristo no llevó una vida perfecta para que su obediencia perfecta sea imputada al creyente (como algunos suponen), sino para ser un sacrificio perfecto para expiar nuestros pecados.

          Cristo, siendo Dios, tuvo que ser hombre también para poder ser nuestro Mediador o sumo sacerdote (mediador) (Heb. 2:18; 4:15; 7:26; 1 Tim. 2:5).

  Esta gran verdad fue enseñada por Pablo: "Porque en él habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad" (Col. 2:9); "ya conocéis la gracia de nuestro Señor Jesucristo, que por amor a vosotros se hizo pobre, siendo rico, para que vosotros con su pobreza fueseis enriquecidos" (2 Cor. 8:9).

          Cristo llegó a ser hombre y murió por nosotros para dejarnos un ejemplo perfecto de cómo humillarnos para que Dios nos exalte (Fil. 2:5-11). "Cristo Jesús, el cual siendo (existiendo) en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres" (Fil. 2:6, 7). Es importantísimo que se entienda que la expresión se despojó a sí mismo se refiere a la encarnación de Cristo, y que de ninguna manera dejó de ser igual a Dios. En seguida se presenta el estudio de Fil. 2:5-7 para recalcar esta verdad.

          Filipenses 2:5 -- "Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús". Mat. 11:29, "Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón". Cristo Jesús es el perfecto ejemplo de la humildad enseñada en los vers. 1-4. El dejó su habitación celestial y su gloria inefable para nacer en un pese­bre, tomando la forma de hombre. Fue criado en Nazaret, una ciudad desprecia­da por los de Judea (Jn. 1:46), era galileo y algunos de sus apóstoles también eran galileos. Llevó una corona de espinas, murió sobre una cruz romana como mal­hechor, y fue sepultado en un sepulcro ajeno. De esta manera nuestro Señor Je­sucristo tomó la forma más humilde de la humanidad para salvarnos y para dejarnos el ejemplo perfecto de la humildad.

          2:6 -- "el cual, siendo en forma de Dios". La Deidad de Jesús se enseña claramente en este texto (los vers. 6-11).

          -- "siendo". Esta palabra enfatiza la rea­lidad de la existencia (Hech. 16:20, "siendo judíos"; Gál. 2:14). Por eso, indica lo que se expresa más ampliamente en Juan 1:1. La Biblia de las Américas está muy equivocada en la traducción de esta palabra (hupárkon), pues esta versión dice existía en lugar de existiendo (gerundio, tiempo presente). Cristo no dejó de existir en forma de Dios cuando tomó la forma de siervo.

          -- "forma".   La palabra "forma" viene de morphe que solamente aparece en este texto (vers. 6,7) y en Marcos 16:12, "se apareció en otra forma a dos de ellos". Según los léxicos significa "forma, figura" (Mckibben-Stockwell-Rivas); "la forma en la cual una persona o cosa se ve; la apa­riencia externa ... la forma en la cual él apareció a los habitantes del cielo" (Grimm-Thayer); "forma, apariencia externa, figura" (Arndt-Gingrich).

          Pero Thayer admite que otros eruditos (como Lightfoot y Trench) dicen que "morphe forma difiere de schema figura, forma, apariencia, como aquello que es intrínseco y esencial difiere de lo que es externo y accidental" y agrega que "la dis­tinción es rechazada por muchos". (La palabra schema traduce la palabra "condición" o forma, LBLA, del ver. 8).

          El Diccionario Expositivo de Vine dice, "Morphe denota la forma o rasgo distin­tivo especial o característico de una per­sona o cosa. Se usa con un significado par­ticular en NT, sólo de Cristo, en Fil. 2:6,7, en las frases 'siendo en forma de Dios' y 'tomando forma de siervo'. Una excelente definición de esta palabra es la dada por Gifford: 'morphe es así propiamente la naturaleza o esencia, no en abstracto, sino tal como subsiste realmente en el indi­viduo, y retenida en tanto que el individuo mismo existe ... Así, en el pasaje ante nosotros morphe Theou es la naturaleza divina real e inseparablemente subsistente en la Persona de Cristo ... Para la inter­pretación de 'la forma de Dios' es sufi­ciente decir que (1) incluye toda la natu­raleza y esencia de la Deidad, y que es in­separable de ellas, ya que no podrán tener existencia real sin ella; y (2) que no in­cluye en sí misma nada 'accidental' o sepa­rable, tal como modos particulares de manifestación, ni condiciones de gloria o majestad, que pueden en un momento es­tar junto con la 'forma', y en otro mo­mento separados de ella ... El verdadero significado de morphe en la expresión 'forma de Dios' queda confirmada por su repetición en la frase correspondiente, 'forma de siervo'. Se admite univer­salmente que las dos frases son directa­mente antitéticas, y que por ello 'forma' tiene que tener el mismo sentido en am­bas' (Gifford, The Incarnation, págs. 16, 19, 39). La definición anteriormente men­cionada se aplica a su utilización en Mr 16:12, en cuanto a las maneras particu­lares en que el Señor se manifestó a Sí mismo".

          The Expositor's Greek Testament dice que la palabra morphe se refiere a la naturaleza de Cristo, es decir, que El era divino (y llegó a ser humano). Cita 2 Cor. 8:9 como el paralelo más cercano a Fil. 2:6 y dice que en ambos Pablo se refiere al "contraste inefable entre el estado celes­tial y el estado terrenal".

          Por lo tanto, vemos que algunos erudi­tos dicen que morphe significa la forma esen­cial e intrínseca de Cristo como Dios y también como hombre, y otros eruditos dicen que la palabra significa simplemente su apariencia. Lo importante es que se afirme enfáticamente la Deidad de Cristo, antes y después de llegar a ser hombre. Los que definen la palabra "forma" como figura o apariencia no niegan la Deidad de Cristo, sino solamente aplican la palabra al "aspecto" (Juan 5:37) o gloria (Juan 17:5) de su estado preencarnado.

          Nadie puede negar que había contraste entre su estado celestial y su estado terre­nal. Recuérdese sobre todo que el punto principal de Pablo es la humillación de Cristo. La encarnación de Cristo es el ejemplo supremo de la humillación, y Pablo habla de ella para que sirva de ejemplo para los cristianos (ver. 5, "Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús ...").

          "Siendo en forma de Dios" se refiere, pues, o al estado divino (su Deidad) y o a la gloria que Cristo tenía con el Padre "antes que el mundo fuese" (Juan 17:5). Posiblemente la palabra se refiera a las dos cosas, porque los dos conceptos no chocan. Hay un contraste aquí entre "forma de Dios", morphe theou y "forma de siervo" morphe doulou. Cuando Cristo llegó a ser hombre, no se despojó a sí mismo de su Deidad; no dejó de ser Dios. En el cielo Cristo tuvo el aspecto de Dios (Juan 5:37); en la tierra, sin embargo, tuvo el aspecto de un siervo. Su conducta era la de un siervo, aunque demostraba ampliamente que era Dios.

          -- "no estimó el ser igual a Dios ..." Jesu­cristo siempre era y siguió siendo igual a Dios aquí en la tierra (Juan 5:18) porque El es Dios (Dios el Hijo). Véanse Rom. 9:5; Col. 2:9; Tito 2:13; 2 Ped. 1:1; 1 Jn. 5:20.

          -- "como cosa a que aferrarse". Cristo no estimó el ser igual a Dios en cuanto a la majestad celestial como cosa a qué afe­rrarse o asirse fuertemente como a un premio o tesoro demasiado precioso para ser dejado aun por un tiempo corto, es decir, Cristo no rehusó humillarse. Al con­trario, estaba dispuesto a llegar a ser un hombre para morir por nosotros. Muchos (como los "testigos" del Atalaya) quieren robar a Jesús de su Deidad. Dicen que El no es todopoderoso, y que no es eterno (estos son atributos de la Deidad). Pero nuestra salvación depende de la verdad afirmada tantas veces en la Biblia de que Cristo es eterno, y que cuando llegó a ser hombre (aceptó la naturaleza humana), no dejó de ser Dios (no dejó ni su naturaleza divina, ni sus atributos divinos). Un mero hombre no podía salvarnos.

          2:7 -- "se despojó a sí mismo". Este texto se refiere simple y sencillamente a la en­carnación de Cristo (Mat. 1:23; Juan 1:14; Col. 2:9). En el resto del versículo Pablo emplea dos gerundios para explicar clara­mente cómo Cristo se despojó a sí mismo: "tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres". "Se despojó a sí mismo"; ¿cómo? "tomando forma de siervo". ¿Cuándo? cuando fue "hecho semejante a los hombres".

          Como dice Lenski, "'Se despojó a sí mismo' es un pensamiento incompleto que nos deja con una pregunta. Pablo com­pleta el pensamiento, pero no con una declaración acerca de algo que Cristo se hubiera despojado (vaciado) fuera de sí mismo, sino por un participio (gerundio) que define el acto de despojarse: 'en que él tomó la forma de siervo', e inmediatamente dice cuándo todos estos actos ocurrieron: 'cuando llegó a ser semejante al hombre', cuando se encarnó. Todos los aoristos ... ex­presan acción simultánea" (énfasis mío, wp).

          Vine dice la misma cosa al comentar sobre la palabra kenoo (despojarse): "Las cláusulas que siguen al verbo dan la exége­sis de su significado, especialmente las frases 'forma de siervo', y 'semejante a los hombres'" (énfasis mío, wp).

          También Lange dice la misma cosa: "Es el llegar a ser hombre, o sea, la encar­nación, que se indica, como declara lo que sigue, y ya que labon (que es contem­poránea con ekenose como en Efes. 1:9, 13) debe entenderse como un límite modal del verbo (ekenose), este despojamiento de sí mismo es la encarnación del Señor".

          Dejó el ambiente celestial, la majestad y gloria que tenía con el Padre (Jn. 17:5) y llegó a ser hombre. ¿Cómo se vio Jesús aquí en la tierra? Como hombre, como in­ferior a los ángeles. ¿Por qué aceptó esta forma humilde? Para dar su cuerpo por nuestros pecados (Heb. 2:14,15; 10:4-10).

          Pero su humillación no afectó en lo más mínimo su Deidad. Se refiere únicamente a su gran humillación en la encarnación, de que vino a ser hombre para poder morir por nosotros y así salvarnos de los pecados. Dios no podía morir por nosotros, porque Dios no puede morir. Los ángeles no podían morir por nosotros. El hombre no podía morir por sus propios pecados porque todos los hombres han pecado (Rom. 3:23). La sangre de animales no puede quitar los pecados (Heb. 10:4). En­tonces, ¿cuál era la solución? Dios llegó a ser hombre para poder morir por nosotros. No había y no hay otro plan de salvación. Los que rechazan el sufrimiento vicario de Cristo terminantemente re­chazan la salvación de sus almas.

          La gran verdad de la humillación de Je­sucristo, una verdad tan sublime, es usada por los "testigos" como arma contra Cristo para atacar su Deidad y blasfemar su santo nombre. (Todo "testigo" se arrepentirá de su blasfemia cuando muera).

           Cristo no menospreció en ninguna manera la exaltación que gozaba con el Padre, pero su misión terrenal era de tanta importancia que estaba dispuesto a hacer este sacrificio.

 

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La Deidad de Cristo

Sus atributos divinos

 

          Algunos hermanos que profesan ser hermanos "conservadores" (porque que se oponen al institu­cionalismo, la iglesia patrocinadora, etc.) están enseñando (1990-1995) que cuando Cristo llegó a ser hombre, "se despojó" a sí mismo de sus atributos divinos; es decir, que desde su nacimiento y hasta su resu­rrección siguió siendo "la persona de Dios" (la esencia de Dios) pero sin los atributos de la Deidad. Este error se ha enseñado en dos periódicos: Faith and Facts, y With All Boldness. La edición de octubre, 1990 de Faith and Facts se dedica a este tema, y las citas dadas en la revisión ésta son de la misma. (No afirmo que todo hermano que escriba artículos en estos dos periódicos enseñan este error, pero para ser breve digo "los hermanos ff/wab" para indicar a los que sí lo enseñan.)

          ¿Cómo se explica la Deidad? ¡Cuántas veces hemos explicado la Deidad enu­merando los atributos de Dios, Deidad! ¿Cuáles son sus atributos? Su eternidad, inmutabilidad, omnipotencia, omniscien­cia, omnipresencia, perfecto amor, per­fecta justicia, perfecta santidad, perfecto amor, perfecta fidelidad, que es el Creador, el único que es adorado, el único que perdona pecados, etc.

          El error principal de los hermanos ff/wab se basa en una interpretación erró­nea de Fi­lipenses 2:6, 7. Dice Pablo que Cristo "siendo en forma de Dios, no es­timó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho seme­jante a los hombres". La expresión "se des­pojó a sí mismo" se explica inmediata­mente en los dos gerundios que siguen; es como si Pablo hubiera dicho "es decir, tomando forma de siervo" y luego diciendo cuándo lo hizo: cuando fue "hecho seme­jante a los hombres".

          El texto no dice que Cristo se despojó a sí mismo de sus atributos. Es increíble que nuestros hermanos en Cristo -- hermanos que profesan ser hermanos "conservadores" -- afirmen que Cristo podía ser Deidad y al mismo tiempo des­pojarse a sí mismo de los atributos de la Deidad. (Estos hermanos son culpables de "doble hablar", 1 Tim. 3:8, porque dicen que Cristo no dejó de ser Dios y luego se contradicen afirmando que se despojó a sí mismo de los atributos de la Deidad).

          La palabra "atributo" significa "cada una de las cualidades de un ser ... Teol. Cualquiera de las perfecciones propias de la esencia de Dios: la omnipotencia es un atributo de Dios" (Larousse). ¡Es absurdo decir que Cristo era Dios sin los atributos de Dios! ¿Puede alguno ser "hombre" sin los atributos de hombre? Hablar así es hablar locura.

 

Lo que la Biblia enseña acerca de la Deidad de Cristo

 

          Mat. 1:23, "Y llamarás su nombre Emanuel, que traducido es: Dios con nosotros". Cons­tantemente Jesu­cristo lo demostró a través de su vida al demostrar sus atributos divinos.

          Juan 1:1,14 "En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios ... Y aquel Verbo fue he­cho carne, y habitó entre nosotros (y vi­mos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad". El mismo Verbo que era con Dios y era Dios fue hecho carne. No era el Verbo sin sus atributos, sino el mismo Verbo que era con Dios y era Dios desde la eternidad.

          Col. 2:9, "Porque en él habita corpo­ralmente toda la plenitud de la Deidad". Con esta afirmación Pablo refuta a los fal­sos maestros que decían que Cristo no podía ocupar un cuerpo físico porque, según ellos, el cuerpo es pecaminoso y, por lo tanto, (decían) que Jesús era simple­mente un hombre. Ahora algunos de nues­tros propios hermanos que profe­san ser "conservadores" han caído en la misma trampa diciendo que Cristo, en cuanto a sus atributos, era simple­mente un hombre (que no poseía ningún atributo divino durante su vida terrenal).

          Estos hermanos están divididos sobre esta cuestión: algunos dicen que Cristo poseía los atributos divinos cuando estuvo en la tierra, pero que nunca los de­mostraba, es decir, que no hizo ni siquiera un solo acto de Deidad aquí en la tierra. Entonces, ¿con qué propósito afirman que los poseía?

         

          El Inmutable Cristo

 

          Heb. 13:8 dice, "Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos"; es decir, Jesu­cristo es inmutable (no cambia). Pero la implicación y consecuencia de la doctrina de los hermanos ff/wab son que el in­mutable Cristo fue el "mutable Cristo" durante unos treinta y tres años de su exis­tencia; que el "eterno Cristo" dejó de ser eterno durante ese tiempo. Re­cuérdese que la eternidad y la inmutabili­dad son dos atributos inherentes de la Deidad; por lo tanto, si Cristo dejó sus atributos divinos cuando vino a la tierra, dejó su eternidad y su inmutabilidad. Que yo sepa no hay ningún hermano liberal que acepte tal in­sensatez. Estos hermanos "conservadores" son más liberales que muchos de los her­manos liberales.

          Los hermanos ff/wab dicen que el único poder sobrenatural poseído por Je­sucristo fue el poder recibido del Espíritu Santo y del Padre; es decir, Jesucristo no tenía ni autoridad ni poder inherentes du­rante su vida terrenal, sino que solamente com­partía el poder sobrenatural con los profe­tas, apóstoles y otros que recibieron poder de Dios. Dicen que a pesar de lo que Juan 2:24, 25 afirma, Jesucristo no era más om­nisciente que Pedro (Hech. 5:1-11; 8:21-23), y que a pesar de lo que Mar. 2:5-7 afirma, Jesucristo no podía per­donar pecados como Dios, sino sola­mente como lo hacían los apóstoles (Jn. 20:22, 23). Parece que estos hermanos "conservadores" han estudiado con los "testigos", porque comparten su deseo de menospreciar -- y aun blasfemar -- a Cristo.

          Juan 20:30, 31 dice, "Hizo además Jesús muchas otras señales en presencia de sus discípulos, las cuales no están es­critas en este libro. Pero éstas se han es­crito para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo, tengáis vida en su nombre". Jesús hizo señales para demostrar sus atributos de Deidad. El no hizo señales para probar que El era "la persona de Dios", como afirman los hermanos ff/wab Esta expresión humana usada por estos hermanos no significa nada. No es bíblica. La Biblia dice que Cristo es Dios (Mat. 1:23; Jn. 1:1, 2; Rom. 9:5; Tito 2:13; 2 Ped. 1:1). Cristo hizo señales para de­mostrar los verdaderos atributos divinos, las cuali­dades inherentes e inseparables de Dios.  Así también El sabía los pen­samientos de los hombres y El perdonó pecados para demostrar los atributos de Dios que El poseía estando aquí en la tierra.

 

El propósito de los hermanos ff/wab es combatir el calvinismo en la iglesia

 

          El periódico Faith and Facts ha tomado la de­lantera en la lucha contra el calvi­nismo en la iglesia de Cristo y, por esto, tiene mucha influencia. (El periódico With All Boldness es más nuevo). Este servidor también ha participado en esta lucha. He predi­cado pública y privadamente, en el púlpito y por la hoja impresa, contra el calvi­nismo. No solamente he expuesto los errores del calvinismo original, sino tam­bién las doctrinas secundarias aceptadas por algunos hermanos, tales como "el perdón automático", "la limpieza con­tinua", "que los pecados de la flaqueza y de la ignorancia no se cargan al cristiano", "que el hombre tiene que pecar por causa de su naturaleza pecaminosa", "que tiene que pecar para cumplir la Escritura", etc. Por lo tanto al exponer la herejía de los hermanos ff/wab no me identifico de ma­nera alguna con los que simpatizan con al­gunos aspectos del calvinismo.

          Se explica esto porque una táctica car­nal de los hermanos ff/wab es la de acusar a los que resisten su nueva doctrina de ser "closet calvinists" (calvinistas a escondi­das), pero estoy dedicado a una lucha fuerte y continua contra todo aspecto del calvinismo, y también contra toda doctrina que niega la Deidad de nuestro Señor Je­sucristo.

          Estos hermanos enfatizan mucho la humanidad de Cristo y afirman que El fue tentado como hombre, para negar la doc­trina calvinista de que el hombre tiene que pecar por haber nacido con naturaleza corrupta. La Biblia enseña claramente la humanidad de Cristo (Fil. 2:7; Heb. 2:14, 17; 4:15, 16; 1 Tim. 2:5). El "fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado" (Heb. 4:15).

          Pero es en extremo absurdo negar la Deidad de Jesucristo para enfatizar su hu­manidad.

 

Algunas citas del periódico "Faith and Facts" (oct., 1990)

 

Afirman que Cristo se despojó a sí mismo de los atributos de la Deidad

 

          Dice un hermano (comentando Fil. 2:7): "He was still 'himself.' But he 'divested' (Macknight) himself of the at­tributes, powers, rights or characteristics of deity. Some brethren, along with de­nominational exegetes, are wont to argue that this emptying is only partial; that there are some things which he did while upon the earth that were the result of his deity, beyond the powers and attributes of humanity. I take it that the passage means just what it says, nothing more or less. I have no right to list excep­tions where the Lord has given none" (página 25).

          Traducción: "El era todavía 'él mismo'. Pero él 'desvistió' (Macknight) a sí mismo de los atributos, poderes, derechos o ca­racterísticas de la deidad. Algunos her­manos, junto con exegetas denomina­cionales, suelen argumentar que este vacia­miento es solamente parcial; que había algunas cosas que él hizo durante el tiempo que estaba en la tierra que fueron el resultado de su deidad, más allá de los poderes y atributos de la humanidad. Yo entiendo que el pasaje significa justa­mente lo que dice, ni más ni menos. No tengo el derecho de alistar excepciones donde el Señor no las ha dado".

          Fil. 2:5-7 es el texto principal usados por los hermanos ff/wab. Dice Pablo, "Cristo Jesús, el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres". Este texto no dice que Cristo se despojó a sí mismo "de" algo, ni mucho menos que "vació" los atributos de Deidad. El hermano dice que "el texto significa justamente lo que dice", pero ¡el texto no dice lo que él dice! El concepto del hermano es total­mente ajeno a lo que Pablo dice en este texto. Pablo usa el verbo "se despojó" y luego inmediatamente emplea dos gerun­dios para explicar lo que significa el verbo "se despojó" y para probar su afirmación. Cristo "se despojó a sí mismo". ¿Cómo? "tomando forma de siervo". ¿Cuándo? cuando fue "hecho se­mejante a los hom­bres". La expresión "se despojó a sí mismo" no es un pensamiento completo; tiene que explicarse, y Pablo mismo lo ex­plica en la misma frase.

          Además, el verbo ekenosen (se despojó) es seguido por dos gerundios (morphen doulou labon, tomando forma de siervo y en omoiomati anthropon genomenos, hecho semejante a los hombres), los cuales expli­can y limitan el verbo (se despojó) y lo prue­ban. Los gerundios son "gerundios de modo" que explican cómo o en qué sen­tido Jesús se despojó a sí mismo. Una ver­sión inglesa introduce los gerundios con la palabra "by" (por): "by taking the nature of a servant" ("por tomar la naturaleza de un siervo") (The Twentieth Century New Testament). Esta versión expresa la idea correctamente, pues los gerundios expli­can y limitan cómo Jesús se despojó a sí mismo.

          Compárese Efes. 1:7- 9, "... su gracia, que hizo sobreabundar para con nosotros en toda sabiduría e inteligencia", ¿cómo? ver. 9, "dándonos a conocer el misterio de su vo­luntad". El gerundio explica y limita el verbo.

          Es una violación grave de este texto afirmar que Cristo se despojó a sí mismo de sus atributos divinos (una cosa comple­tamente imposible). Los gerundios expli­can el límite de la acción del verbo.

          Este texto es simplemente una hermosa declaración de la encarnación de Cristo, y Pablo dice esto para ilustrar la humildad que debemos manifestar unos para con otros (Fil. 2:1-14).

          Cristo, el Verbo, fue hecho carne, llegó a ser hombre y siervo de hombres, humi­llándose al máximo para salvarnos, pero los "testigos" del Atalaya y algunos hermanos "conservadores" usan este mismo texto para negar la Deidad de Cristo. ¡Increíble!

          Obsérvese que el hermano dice que "Algunos hermanos, junto con exege­tas denominacionales, suelen argumentar que este vaciamiento es solamente par­cial; que había algunas cosas que él hizo du­rante el tiempo que estaba en la tierra que fueron el resultado de su deidad, más allá de los poderes y atributos de la hu­manidad"; es decir, según el hermano, Je­sucristo no demostró aquí en la tierra ningún atributo divino ni hizo cosa al­guna en calidad de Dios; que cuando conoció lo que había en el hombre (Jn. 2:24, 25) lo hizo como hombre; que cuando perdonó pecados (Mar. 2:5), lo hizo como hombre; que cuando la gente vio a Cristo como un mero hombre vio al Padre (Jn. 14:9); que cuando calmó la tempestad, lo hizo como hombre, como los apóstoles que recibieron poder sobre­natural del Padre o del Espíritu Santo. Todo el propósito de estos hermanos es reducir a Jesucristo al estado de un mero hombre.

          El propósito principal de Mateo, Mar­cos, Lucas y Juan se expresa en Juan 20:30, 31; registran las señales que Jesús hizo probar que El es el Hijo de Dios (Dios el Hijo). Las señales de Jesús son una demostración amplia de sus atributos divinos (los atributos de Deidad). Mucha gente que vio esta de­mostración de sus atributos divinos se convenció de que Je­sucristo es el Hijo de Dios (Dios el Hijo) y varias personas lo confesaron. Sin em­bargo, dicen los hermanos ff/wab que la gente creía que Jesús es el Hijo de Dios simplemente porque El decía que lo es, y que las señales lo confirmaron. Según es­tos hermanos, Jesús no hizo señal alguna como Dios, sino solamente como hombre. ¿Cómo, pues, podía la gente creer en El como Dios si no hizo nada como Dios?

 

          Enseñan los hermanos ff/wab que Jesús era -- en cuanto a sus obras y en­señanzas -- igual a los apóstoles y profe­tas.

 

                   "Jesucristo perdonó pecados, pero solamente como lo hicieron los apóstoles"

 

          Dice el mismo hermano: "Furthermore, through God's will the apostles, men, not deity, were told: 'Receive ye the Holy Ghost: whosoever sins ye forgive, they are forgiven unto them' (Jno 20:23). If men could do so, I deem it possible that Christ as a man could do it." (Página 27).

          Traducción: "Además, por la voluntad de Dios los apóstoles, hombres, no deidad, fueron dichos: 'Recibid al Espíritu Santo. A quienes remitiereis los pecados, les son remitidos' (Jn. 20:23). Si los hombres podían hacerlo así, yo considero que es posible que Cristo como hombre podía hacerlo".

          El hermano trata de ser consecuente. Habiendo afirmado que Cristo se despojó a sí mismo de todos los atributos de Deidad, y sabiendo que la autoridad de per­donar pecados es un atributo de Dios, él se siente obligado a decir, "Sí, Cristo se despojó a sí mismo de este atributo tam­bién". El hermano tiene que admitir que para ser conseucente tiene que enseñar que cuando Cristo vivió en la tierra, El no podía perdonar pecados por su propia au­toridad.

          Pero los judíos entendieron perfecta­mente que Jesucristo hizo el papel de Dios cuando perdonó al paralítico. "Cavilaban en sus corazones: ¿Por qué habla éste así? Blasfemias dice. ¿Quién puede perdonar pecados, sino sólo Dios?" (Mar. 2:6, 7). Es verdad que solamente Dios puede per­donar pecados. Los após­toles pudieron atar y desatar (Mat. 16:19; 18:18) en el sentido de predicar el evan­gelio de Dios inspirado por el Espíritu Santo. Las pala­bras "atar y desatar" equi­valen a perdonar o no perdonar. Pedro podía emplear las llaves del reino para "abrir" las puertas del reino por medio de la predicación inspi­rada por el Espíritu Santo en el día de Pentecostés (Hechos 2:4). Los apóstoles podían "perdonar pecados" solamente en el sentido de ser embajadores de Cristo (2 Cor. 5:20) que nombraron los requisitos enseñados por Dios para poder obtener el perdón. Ellos no podían perdonar peca­dos por su propia autoridad, pero Cristo sí podía hacerlo. Los apóstoles nunca fueron acusados de blasfemar porque nunca di­jeron a nadie, "te perdono".

          El tenía la autoridad inherente de Dios para perdonar. Los que niegan esto nie­gan a Cristo (Mat. 10:32, 33), porque nie­gan esta demostración de un verdadero atributo de Dios.

          En seguida se examina la doctrina de los hermanos ff/wab, punto por punto. Los siguientes encabezados, escritos entre comillas, presentan la doctrina de ellos:

 

"Cristo no podía resucitar por su propio poder"

 

          Sigue la afirmación del hermano: "The record clearly states that it was not Jesus' own power of deity which raised him from the tomb. One passage is sufficient on the point. 'This Jesus did God raise up, whereof we all are witnesses'. (Acts 2:32). When Jesus emptied himself to come in human flesh he depended upon God to give him life after death, and not on his own power as deity to rise up. He was a human, a man, that he might be mediator between God and man (1 Tim. 2:5)." Página 28.

          Traducción: "El registro dice clara­mente que no fue el poder propio de Jesús de deidad que lo resucitó del sepul­cro. Un pasaje es suficiente sobre el punto. 'A este Jesús resucitó Dios, de lo cual todos nosotros somos testigos' (Hechos 2:32). Cuando Jesús se despojó a sí mismo para venir en carne humana él dependió de Dios para darle vida después de la muerte, y no sobre su propio poder de deidad para resucitar. El era un ser humano, un hombre, para que pudiera ser mediador entre Dios y el hombre (1 Tim. 2:5)".

          Es increíble que el hermano dijera esto después de leer y citar tantas veces lo que Jesús dice en Jn. 2:19, 21 ("Destruid este templo, y en tres días lo levantaré ... Mas él hablaba del templo de su cuerpo") y Juan 10:17, 18 ("yo pongo mi vida, para volverla a tomar. Nadie me la quita, sino que yo de mí mismo la pongo: Tengo poder para ponerla, y tengo poder para volverla a tomar. Este mandamiento recibí de mi Padre").

          El Padre y el Hijo siempre eran y son uno en su propósito y en su obra (Jn. 17:21). Cristo se identificó con el Padre repetidas veces durante su ministerio per­sonal. La voluntad del Padre siempre era y es la voluntad del Hijo. La comunión en­tre los dos era perfecta cuando Jesucristo vivió en la tierra; nunca fue destruida ni por un momento. Gozaban de una per­fecta unidad.

          Por lo tanto, el Hijo hace lo que el Padre hace. El Hijo hace la obra del Padre. El Padre levantó el cuerpo de Cristo y Cristo levantó su propio cuerpo. Es en ex­tremo absurdo afirmar que Cristo no tenía el poder de levantar su cuerpo del sepul­cro.

          En cuanto a ser Jesucristo nuestro Me­diador, hubiera sido imposible que El -- como un mero hombre -- llegara a ser nuestro Mediador. El es Emanuel, Dios con nosotros. Dios llegó a ser hombre para ser nuestro Salvador y nuestro Media­dor. Como un mero hombre, aunque hombre perfecto, no pudiera habernos salvado ni tampoco hubiera po­dido servir como nuestro Mediador.

          No es posible que comprendamos la encarnación de Cristo, pero podemos aceptarlo por fe. Esta doctrina no debe causar problema alguno para nosotros. Cristo tenía todos los atributos de Dios y todos los atributos de hombre. El ver­dadero Dios vino a ser verdadero hombre también.

 

"La Deidad de Jesús no fue confirmada por sus milagros"

 

          Dice otro hermano: "Brother ____________ makes a reasonable case from John 3:34 that Jesus at His baptism was endowed with the Spirit and by the Spirit was able to work miracles, discern men's hearts, give revelation, etc. To sub­stantiate his case __________ offers the follow­ing verses as proof that Jesus at­tributed His miraculous powers to a divine power outside of Himself (Jn. 5:30; 6:38; 7:16, 28; 8:28; 12:49; 14:10; 17:7-9). The fact that Jesus had certain of these powers no more substantiated His deity, than the fact that Moses, Elijah or Peter having these miraculous powers established they were divine." (Página 33).

          Traducción: "El hermano ___________ hace un argumento razonable sobre Juan 3:34 que cuando Jesús fue bautizado El fue dotado con el Espíritu y por el Es­píritu podía obrar milagros, discernir corazones de hombres, dar revelación, etc. Para confirmar su caso _______ ofrece los siguientes versículos como prueba de que Jesús atribuyó sus poderes milagrosos a un poder divino aparte de sí mismo (Jn. 5:30; 6:38; 7:16, 28; 8:28; 12:49; 14:10; 17:7-9). El hecho de que Jesús tenía cier­tos de estos poderes no confirmó su deidad más que el hecho de que Moisés, Elías o Pedro tenían estos poderes mila­grosos confirmó que ellos eran divinos".

          Estos textos enfatizan la unidad per­fecta entre el Padre y el Hijo. La comu­nión entre el Padre y el Hijo siempre ha sido perfecta. Cristo se identificó con el Padre repetidas veces para afirmar su propia Deidad. La expresión "Hijo de Dios" significa que Cristo es Dios el Hijo, que es lo mismo que el Padre, igual al Padre, de la misma naturaleza que el Padre (Heb. 1:3). Cristo es eterno y no tuvo origen; no es "Hijo" en el sentido de descendiente. "Hijo" significa "lo mismo", la misma naturaleza, teniendo todos los atributos de Dios. "En él habitó corporal­mente toda la plenitud de la deidad" (Col. 2:9).

          Los judíos sabían que el Padre es Dios y, por lo tanto, era necesario convencerles que el Hijo tam­bién es Dios. Cristo hizo las obras del Padre (Jn. 10:37), demostrando los atribu­tos de Deidad, para convencer a los judíos y a todo el mundo que El es Dios. Si Cristo hubiera estado en el mundo sin los atributos de Deidad (cosa imposible desde luego), no pudiera haber probado que era Deidad. No bastaba con simplemente decir que era Dios. La única manera de probar su Deidad era de­mostrar que El poseía los atributos divi­nos, y lo hizo repetidas veces. Cristo era y es igual al Padre (Jn. 5:18), fue adorado por hom­bres y ángeles como el Padre (Jn. 5:23) y los que vieron al Hijo vieron al Padre (Jn. 14:9). Los judíos entendieron que cuando Jesucristo llamó a Dios "Padre" se hizo a sí mismo igual a Dios (Jn. 5:18), que siendo hombre se hizo Dios (Jn. 10:33).

          Los milagros de Moisés, Elías y los apóstoles confirmaron su mensaje (Mar. 16:20; Heb. 2:3, 4), pero ellos no podían hacer las obras del Padre como las hizo Jesucristo. Los profetas y apóstoles no sabían los pensamientos de los hombres (Jn. 2:24, 25; Mat. 9:4; 12:25; Luc. 5:22; 11:17) ni mucho menos podían perdonar pecados por su propia autoridad como lo hizo Jesús (Mar. 2:5). ¿Qué profeta o apóstol jamás ha dicho, "El que ha visto a mí, ha visto al Padre"? (Jn. 14:9). Los pro­fetas y apóstoles no eran eternos e in­mutables como Cristo (Heb. 13:8); no vinieron desde el cielo como El. "El que de arriba viene, es sobre  todos; el que es de la tierra, es terrenal, y cosas terrenales habla; el que viene del cielo, es sobre to­dos. Y lo que vio y oyó, esto testifica" (Juan 3:31,32). Los apóstoles y profetas no vinieron del cielo y no habían visto cosas celestiales, pero Cristo era testigo ocular de lo que El testificaba.

          Este hermano cita varios tex­tos para probar que Jesucristo era sim­plemente un hombre que recibió ciertos poderes del Padre. El cree que Juan 3:34 dice que el Espíritu Santo fue dado a Je­sucristo sin medida. El texto no dice esto, pero varios textos afirman que Cristo recibió poder, enseñanzas, etc. del Padre y del Espíritu Santo, pero el hermano no cita Juan 16:7 que dice que Jesucristo envió al Espíritu Santo. Si los textos citados por el hermano indi­can que Cristo, por recibir algo del Padre o del Espíritu Santo, no tenía los atributos de Deidad, entonces Juan 16:7 indica que tampoco los tiene el Espíritu Santo, porque Cristo lo envió. Tal con­clusión es absurda como también el argu­mento del hermano es absurdo.

          La palabra "Dios" es plural. Gén. 1:26, "Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen". "Dios en tres personas, bendita Trinidad". La palabra "Trinidad" no está en la Biblia (como la palabra "Biblia" no está en la Biblia), pero sim­plemente quiere decir que hay tres per­sonas en la Deidad y esta verdad no se puede refutar. Cada Persona de la Deidad tiene su función pero son uno en su divino propósito y obra.

 

"Jesucristo era un ser híbrido"

 

          Dice un hermano (página 49): "They insist that he did not live among us as a man, but as some hybrid being - 'God/man'."

          Traducción: "Ellos insisten en que él no vivió entre nosotros como un hombre, sino como algún ser híbrido - 'Dios/hombre'".

          Los "testigos" usan esta palabra ("híbrido") para despreciar a Cristo: "Neither was Jesus a combination of the two natures, human and spiritual. The blending of two natures produces neither the one nor the other, but an imperfect, hybrid thing." (Studies in the Scriptures, Volume V, p. 179).

          Traducción: "Tampoco era Jesús una combinación de las dos naturalezas, hu­mana y espiritual. El armonizar las dos naturalezas no produce ni la una ni la otra, sino una cosa imperfecta, híbrida".

          El "Cristo" de los "testigos" y de estos hermanos nunca existió.

 

Un diagrama preparado por otro

 escritor de ff/wab

 

          En la página 88 del periódico aparece un diagrama que afirma abierta y clara­mente que Cristo se despojó a sí mismo de los atributos de Deidad cuando llegó a ser hombre. El especifica los siguientes atri­butos: los poderes de Dios, la igualdad, la gloria, la imposibilidad de ser tentado, la omnipotencia, la omnisciencia y la om­nipresencia. En seguida el hermano pre­senta algunas objeciones a la doctrina de él con su respuesta.

 

Algunas objeciones a la enseñanza de este hermano citadas por El, junto con la respuesta de El.

          Objeción (no. 1): "Christ is called God" ("Cristo es llamado Dios").

          Respuesta del hermano: "Yes, Christ was, is and ever will be God, the very per­son of deity. To accept Paul's statement that Christ emptied himself of his divine at­tributes does not deny the fact that Christ was the person of God in the flesh."

          Traducción: "Sí, Cristo era, es y siem­pre será Dios, la misma persona de deidad. Aceptar la afirmación de Pablo que Cristo se despojó a sí mismo de sus atribu­tos divinos no niega el hecho de que Cristo era la persona de Dios en la carne".

          Estos hermanos se engañan solos creyendo que no están negando la Deidad de Cristo porque afirman que Cristo siguió siendo "la persona de Dios" pero sin sus atributos de Deidad. La expresión "la persona de Dios" no es lenguaje bíblico. Ellos afirman algo que no pueden probar con la Biblia. La Biblia no dice lo que ellos dicen. La Biblia no habla de "la persona de Dios" aparte de los atributos de Dios. Tal concepto es completamente erróneo. Es simplemente otro diseño de Satanás para negar a Cristo.

          Objeción (No. 2): "Christ could not be God without the attributes or powers of God." Traducción: "Cristo no podía ser Dios sin los atributos o poderes de Dios".

          Respuesta del hermano: "This presump­tion contradicts Paul's plain statement concerning Christ Jesús, ... (Phil. 2:6-7). Further, it contradicts the plain and sim­ple statements of Christ in the gospels, which affirm that Christ did not have all the divine attributes or pow­ers in the flesh on earth (glory, John 17:5; omniscience, Mk. 13:32; omnipotence, Mt. 28:18 (the power over all things was given to him af­ter his resurrection); omnipres­ence, Eph. 4:10)."

          Esta objeción a la doctrina del hermano es perfectamente legítima. Es la pura ver­dad. Cristo no podía ser llamado Dios si no tenía (por treinta y tres años) los atri­butos de Dios. En primer lugar el in­mutable Cristo no podía y no puede cam­biar; lo que afirman estos hermanos es una verdadera imposibilidad. Cristo no podía y no puede dejar de ser lo que es. ¿Puede Dios el Padre despojarse a sí mismo de sus atributos de Deidad? ¿Puede el Espíritu Santo despojarse a sí mismo de sus atributos de Deidad? Si Dios deja de tener sus atributos de Dios ¿todavía será Dios? ¿Puede el hombre des­pojarse de los atributos humanos y seguir siendo hombre?

          Pablo no dijo en Fil. 2:7 que Cristo se despojó a sí mismo "de" algo, ni mucho menos de sus atributos divinos. La expre­sión "se despojó a sí mismo" no es un pen­samiento completo, sino que tuvo que ser explicado, y Pablo lo explicó inmediata­mente, empleando dos gerundios para ex­plicar el verbo "despojarse", diciendo, "tomando forma de siervo, hecho seme­jante a los hombres". El simplemente se refiere a la encarnación de Cristo y lo hace en forma bien clara.

          En seguida examinaremos los atributos que, según el hermano, Cristo dejó:

          La gloria. Cristo no se despojó a sí mismo de la gloria que es un atributo in­herente de la Deidad; tal cosa hubiera sido imposible. El no estaba sin gloria aquí en la tierra (Jn. 1:14; Mat. 17:2, etc.). Pero El dice en Jn. 17:5, "Ahora, pues, Padre, glorifícame tú al lado tuyo, con aquella gloria que tuve contigo antes que el mundo fuese", dando a entender que ahora pronto dejaría el cuerpo físico que por cierto no era tan glorioso como su es­tado celestial. Pablo dice, "el cual trans­formará el cuerpo de la humillación nues­tra, para que sea semejante al cuerpo de la gloria suya" (Fil. 3:21).

          La omnisciencia. El hermano cita Mar. 13:32 ("Pero de aquel día y de la hora nadie sabe, ni aun los ángeles que están en el cielo, ni el Hijo, sino el Padre") para probar que Jesucristo había abandonado su omnisciencia. El hermano no toma en cuenta que si este texto niega la omni­sciencia del Hijo, también niega la omni­sciencia del Espíritu Santo, porque Cristo dice "nadie sabe". Lo que prueba dema­siado no prueba nada. El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo son uno en su propósito y en su obra, pero cada Quien tiene su función. Cristo dice claramente (Hech. 1:7) que la prerrogativa del Padre fija "los tiempos y las sazones". Lo que Jesús dice en Mar. 13:32 no tiene nada que ver con la omnisciencia, sino con el papel de cada Persona de la Deidad.

          La omnisciencia de Jesucristo se ha afirmado clara y enfáticamente en Jn. 1:47; 2:24, 25; 4:17, 18; 6:70, 71; 11:14; 13:38 (y a través del libro de Juan); Mat. 9:14; 12:25; Luc. 5:22; 11:17, etc. Los hombres inspirados no eran omniscientes. No había "don de om­nisciencia" entre los nueve dones del Es­píritu Santo (1 Cor. 12:8-10).

          Pedro dijo la pura verdad cuando dijo, "Señor, tú lo sabes todo" (Jn. 21:17). El no dijo "Señor, tú y yo lo sabemos todo". Los hermanos ff/wab citan Hech. 5:3; 8:21-23, y afirman que Pedro era tan omnisciente que Cristo. Obviamente el Espíritu Santo reveló a Pedro lo que hicieron Ananías y Safira, y en cuanto a Simón, su misma pregunta indicó lo que pensaba y qué clase de carácter tenía. Pero estos textos no afirman que Pedro era omnisciente, ni que sabía los pen­samientos y conocía el carácter de Ananías y Safira. Todo el mundo sabe los pen­samientos y hechos de otros cuando se demuestran en su con­ducta, pero Cristo no tenía que ver ningún hecho para saber los pensamientos de los hombres, porque El era y es omnisciente.

          La omnipotencia. A través de su minis­terio Cristo demostró claramente los atributos de Deidad. El no hizo señales que eran simplemente "señales de após­tol" (2 Cor. 12:12), sino las señales que demostraron su Deidad. Los apóstoles no  perdonaron pecados por su propia autori­dad, ni sabían los pen­samientos de los hombres, ni fueron adorados. Cuando los judíos vieron a Cristo vieron al Padre (Jn. 14:9), pero cuando vieron a los apóstoles, no vieron al Padre.

          Los "testigos" leen Mateo, Marcos, Lu­cas y Juan y concluyen que Jesucristo no era Dios, sino solamente "un dios". Los hermanos ff/wab leen Mateo, Marcos, Lu­cas y Juan y  dicen que Jesucristo no hizo un solo acto de Deidad en la tierra. Tanto la enseñanza de estos hermanos como la de los "testigos" hacen burla de los cuatro libros inspirados que enseñan que Jesu­cristo demostró claramente -- en su vida, en su doctrina, y en sus obras -- los atribu­tos de Deidad.

          ¿Qué diferencia había entre las obras de Cristo y las de los apóstoles? Según los hermanos ff/wab, no había diferencia al­guna. Afirman que  las señales de Jesu­cristo probaron que El era el Hijo de Dios porque El dijo ser el Hijo de Dios, y que las señales de los apóstoles probaron que fueron enviados por Dios, porque es lo que ellos dijeron. Recuérdese que estos hermanos afirman que Jesucristo no podía hacer señal alguna por su propia autori­dad como Hijo de Dios, sino que El -- al igual que los apóstoles y profetas -- ac­tuaba solamente como hombre que recibió poder del Padre y del Espíritu Santo.

          La omnipresencia. El hermano cita Efes. 4:10 ("El que descendió ... también subió") y Mat. 8:24 (Cristo estuvo en una barca) para probar que Cristo no era om­nipresente cuando estuvo en la tierra. Desde luego el cuerpo de Jesús estuvo en un sitio a la vez, pero Cristo, Dios el Hijo, no estaba limitado a un cuerpo físico. Nuestra mente finita no puede compren­der cómo la presencia de Dios (Padre, Hijo, Espíritu Santo) llena el universo, pero lo aceptamos por fe. Cristo nunca dejó de ser Dios cuando llegó a ser Jesús de Nazaret y uno de sus atributos es la omnipresencia. El libro de Juan destaca la omnisciencia de Jesús y la omnisciencia implica la omnipresencia. No se afirma que el cuerpo de Jesús era omnipresente, sino que Cristo (siendo Dios y, por eso, siendo Espíritu) era omnipresente.

          Sería bueno volver a leer 1 Reyes 8:27, "Pero ¿es verdad que Dios morará sobre la tierra? He aquí que los cielos, los cielos de los cielos, no te pueden contener; ¿cuánto menos esta casa que yo he edificado?" Dice Cristo (Mat. 18:20) cuando todavía estaba en la carne, "Porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy en medio de ellos". El usa verbos del tiempo presente: "están" y "estoy". ¿Quieren estos hermanos afirmar que Jesucristo no podía hacer lo que prometió hacer (estar con dos o tres de sus discípulos congregados en cualquier sitio) durante su ministerio personal?

          Obsérvese lo que dice Juan 1:18, "A Dios nadie le vio jamás; el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, él le ha dado a conocer" y Juan 3:13, "Nadie subió al cielo, sino que el que descendió del cielo; el Hijo del Hombre, que está en el cielo". En cuanto a su Deidad, Cristo no dejó de estar en el cielo cuando ocupó el cuerpo de Jesús. El es omnipresente, pre­sente en todo lugar. (Dice La Biblia de las Américas en el margen que "Los mss. más antiguos no incluye: que está en el cielo", pero aun así incluye esta frase en el texto porque coincide con todo lo que Juan afirma acerca la Deidad de Jesu­cristo).

          Comentario adicional por el hermano: "Does a man stop being a man because he loses the human attribute of locomotion, of manual manipulation and a host of other powers. Although a paraplegic loses these human attributes or powers, he re­mains the same person and he is still a man. The powers or attributes of God do not make the person of God. Christ's emptying himself of these powers, did not extinguish his person and identify as God."

          Traducción: "¿El hombre deja de ser hombre porque pierde el atributo humano de la locomoción, de la manipulación manual y una hueste de otros poderes? Aunque un parapléjico pierde estos atri­butos o poderes humanos, él sigue siendo la misma persona y todavía es un hombre. Los poderes o atributos de Dios no hacen la persona de Dios. El despojarse Cristo de estos poderes no extinguió su persona e identidad como Dios".

          En este párrafo el hermano se atreve -- con plena impudencia -- a pintar la ima­gen exacta de su concepto de Cristo. Según él la "deidad" de Cristo es una "deidad" parapléjica o paralizada; es de­cir, Jesucristo no podía -- por su propio poder o autoridad -- hacer ninguna cosa divina. No podía hacer ningún milagro, ni echar fuera demonios, andar sobre el agua, saber pensamientos humanos, per­donar pecados, etc. porque aunque era "deidad" ("la persona de Dios") estaba paralizado y sin poder. ¿Este es el Cristo que llegó a ser nuestro Salvador y Media­dor?

          Pero en realidad la condición del "Cristo" de estos hermanos es aun más triste que la de un parapléjico, porque éste no está totalmente paralizado. El to­davía tiene uso de la mente, los ojos, la lengua, etc. Por lo tanto, la condi­ción de Cristo -- según los hermanos ff/wab -- era aun peor que la del hombre parapléjico, porque el "Cristo" de ellos no tenía ninguna facultad divina, y no podía hacer cosa alguna como Dios. Era Dios pero des­provisto de todo atributo de Dios. Era peor que un parapléjico. Era una es­pecie de "dios muerto", sin fuerza alguna. Les conviene escribir la palabra "Dios" con le­tra miníscula ("dios") como lo hacen los "testigos".

          Tal "Cristo" no podía haber salvado a nadie. Gracias a Dios, no existe el "Cristo" de estos hermanos que estaba más para­lizado que un parapléjico.

          Objeción (No. 3): "Christ's miraculous powers shows he did not give up divine at­tributes." ("Los poderes milagrosos de Cristo muestran que El no dejó atributos divinos").

          Respuesta del hermano: "Those who raise this objection refer in passing to the miracles Jesus performed, but they particu­larly refer to John 2:25, 'He knew what was in man' ... If the apostle Peter could know the thoughts and intents of Ananias and Sapphira and Simon by the power of the Holy Spirit (Acts 5:1-10; 8:21-23), so could Christ in the flesh (Mt. 12:28; Lk. 4:14, 18; Acts 10:38)."

          Traducción: "Los que levantan esta objeción se refieren de paso a los milagros que Jesús hizo, pero en particular se re­fieren a Juan 2:25, 'él sabía lo que había en el hombre' ... Si el apóstol Pedro podía saber los pensamientos e intentos de Ananías y Safira y Simón por el poder del Espíritu Santo (Hech. 5:1-10; 8:21-23), también Cristo, en la carne, podía hacer lo mismo (Mat. 12:28; Luc. 4:14, 18; Hech. 10:38)".

          Según esta doctrina falsa, las obras de Jesucristo eran exactamente como las de los apóstoles y profetas. El apóstol Pedro tenía la misma capacidad para saber los pensamientos de los hom­bres que Jesús tenía. Nos preguntamos: ¿Por qué no dice Juan (2:24, 25) que Pe­dro "sabía lo que había en el hombre"? ¿Por qué no dice Mateo (9:4), "Y cono­ciendo Pedro los pensamientos de ellos"? Lucas escribió Hech. 5 y 8. ¿Por qué no dijo "Pedro, en­tonces, conociendo los pen­samientos de ellos"? (Luc. 5:22; 11:17).

          Según estos hermanos los milagros de los apóstoles eran iguales a los de Cristo. Por lo tanto, si Pedro hubiera dicho que él también era divino, entonces le convenía al pueblo creerlo, porque hacía las mismas señales que Jesús hacía. De esa manera Pedro pudiera haber confesado que él mismo era el Cristo y Tomás pudiera haber dicho a Pedro, "Señor mío, Dios mío". El argumento de los hermanos ff/wab ayuda al clero romano para probar que Pedro era, por lo menos, la cabeza de la iglesia aquí en la tierra.

          Objeción (No. 4): "The authority to for­give sins shows he retained his divine at­tributes in the flesh." ("La autoridad de perdonar pecados muestra que él retuvo sus atributos divinos en la carne".)

          Respuesta del hermano: "Jesus, in turn, delegated the power of the forgiveness of sins to his apostles (Jn. 20:23). The power of the apostles was a delegated authority as Christ's power had been delegated." (Traducción: "Jesús, en turno, delegó el poder de perdonar pecados a sus após­toles, Jn. 20:23. El poder de los apóstoles fue una autoridad delegada como el poder de Cristo le había sido delegado".)

          Los judíos entendieron este asunto mu­cho mejor que estos hermanos. Cuando Cristo dijo al paralítico, "Hijo, tus pecados te son perdonados", algunos escribas "cavilaban en sus corazones: ¿Por qué habla éste así? Blasfemias dice. ¿Quién puede perdonar pecados, sino sólo Dios?" (Mar. 2:5-7). Los judíos entendieron per­fectamente que solamente Dios puede perdonar pecados; por eso, el perdonar pecados es un acto de Dios (Deidad). Cristo, por su propia autoridad, perdonó pecados cuando vivió como hombre en la tierra, y este acto de perdonar pecados fue una demostración de sus atributos de Deidad.

          Los apóstoles podían atar y desatar (Mat. 16:19; 18:18) y perdonar pecados solamente en el sentido de predicar bajo la dirección del Espíritu Santo los requisi­tos para obtener el perdón. De esta ma­nera Pedro usó las "llaves del reino" (Hech. 2, 10). El clero romano dice que los apóstoles podían perdonar pecados, y los hermanos ff/wab están de acuerdo con los católicos, pero Dios no ha "delegado" a ningún hombre la autoridad de perdonar peca­dos. Tampoco le da a hombre alguno el poder de conocer el corazón de la gente. Los apóstoles no eran confesores con el poder de absolver pecados.

          Objeción (No. 5): "Christ retained his di­vine attributes because he accepted wor­ship." ("Cristo retuvo sus atributos divinos porque él aceptó la adoración".)

          Respuesta del hermano: "He accepted worship because he was in fact the person of God." ("El aceptó la adoración porque él era en realidad la persona de Dios").

          Este punto es muy importante. Cristo fue adorado muchas veces porque El de­mostraba  los atributos divinos continua­mente durante su ministerio. La Biblia no habla como hablan los hermanos ff/wab (1 Ped. 4:11). No dice que Je­sucristo era "la persona de Dios", sino que es Dios (Jn. 1:1,2; Rom. 9:5; Tito 2:13; 2 Ped. 1:1). Al­guna "persona" sin los atributos de Deidad no es Deidad, y no puede ser adorado (Mat. 4:11), pero Cristo de­mostró día tras día, en toda manera posi­ble, los atributos de Deidad.

          Objeción (No. 6): "Col. 2:9, 'For in Him dwelleth all the fulness of the Godhead bodily." ("Col. 2:9, 'Porque en él habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad'".)

          Respuesta del hermano: "In Col. 2:9 Paul describes the glorified Christ, his state after his resurrection and exaltation. Paul is not describing the divine attributes of Christ in the flesh on earth." ("En Col. 2:9 Pablo describe al Cristo glorificado. Pablo no está describiendo los atributos divinos de Cristo en la carne en la tierra".)

          ¿Dónde aprendió esto el hermano? El niega lo que Pablo afirma. ¿Sabrá más que Pablo? ¿Dónde dice Pablo que la plenitud de la Deidad no habitó corpo­ralmente en Cristo antes de su resurrec­ción, sino solamente después. Es precisa­mente lo que los gnósticos creían. Ne­garon que Cristo podía ocupar un cuerpo físico (1 Jn. 4:1-4). El argumento de Pablo hubiera sido completamente inútil si lo hubiera aplicado solamente a Cristo des­pués de su resurrección.

          La verdad es que la plenitud de la Deidad habita eternamente en Cristo y es en extremo absurdo decir que ésta dejó de habitar en El durante treinta y tres años.

          Otra objeción a esta falsa doctrina (no mencionada por el hermano): ¡Cristo es eterno! El dice (Jn. 8:24, 58), "si no creéis que yo soy, en vues­tros pecados moriréis ... antes que Abra­ham fuese yo soy". El nombre YO SOY es el nombre de Dios (Ex. 3:14). Indica su naturaleza eterna e in­dependiente. Existe por sí solo. "Yo soy el Alfa y la Omega, principio y fin, dice el Señor, el que es y que era y que ha de venir, el Todopoderoso" (Apoc. 1:8, 17; 22:13). Cristo no dejó de ser eterno du­rante unos treinta y tres años. No era eterno "de vez en cuando". ¿Cómo podía Cristo ser eterno y dejar de ser eterno por treinta y tres años y luego volver a ser eterno? Cristo es eterno e inmutable (Heb. 13:8).

          Otra objeción a esta falsa doctrina (no mencionada por el hermano): Cuando el pueblo conoció a Cristo, conoció al Padre (Jn. 8:19), cuando vio a Cristo, vio al Padre (Jn. 14:9).

          Los hermanos ff/wab simple y sencilla­mente no entienden el nombre "Hijo de Dios". Cristo no es "Hijo" en el sentido de "descendiente". El no fue creado como di­cen los "testigos". El no comenzó a existir cuando Jesús nació de María. Cristo es eterno. "Hijo de Dios" significa "lo mismo" que Dios, o "igual" a Dios" (Jn. 5:18). Al decir que Dios era su Padre decía que El (Cristo) era (es) Dios. Los judíos en­tendieron esto. "Yo y el Padre uno somos. Entonces los judíos volvieron a tomar piedras para apedrearle ... te apedreamos ... por la blasfemia; porque tú, siendo hombre, te haces Dios" (Jn. 10:30-33). Cuando Cristo dijo que Dios era su Padre, El decía que El (Cristo) era Dios, y así los judíos le entendieron.

          ¿Con qué "prueban" estos hermanos su teoría? No la prueban y no la pueden pro­bar. El argumento entero de ellos se basa en una interpretación torcida de Fil. 2:7. Que el Señor permita que examinen con más cuidado lo que están diciendo y que se arrepientan de esta herejía. Estos her­manos no traen la doctrina de Cristo y no debe haber comunión con ellos (2 Jn. 9-11) hasta que abandonen su error. La di­visión es cosa terrible y triste, pero el error o divide la iglesia o la corrompe. Por lo tanto, Pablo dice, "Mas os ruego, her­manos, que os fijéis en los que causan di­visiones y tropiezos en contra de la doc­trina que vosotros habéis aprendido, y que os apartéis de ellos" (Rom. 16:17). Espe­ramos que este error nunca se enseñe en los países latinos, pero lamentablemente casi todo error originado en la iglesia de los Estados Unidos llega tarde o temprano a otros países. Por lo tanto, es necesario enseñar la verdad sobre este tema y de­nunciar fuertemente la herejía de los hermanos ff/wab.

          "Examinaos a vosotros mismos si estáis en la fe; probaos a vosotros mismos. ¿O no os conocéis a vosotros mismos, que Je­sucristo está en vosotros, a menos que es­téis reprobados?" (2 Cor. 13:5).

 

Posdata (agosto de 1995)

 

          En un debate público que se llevó a cabo en junio de 1995 el principal proponente de esta herejía (John Welch) va de mal en peor, afirmando (1) (20-6-95) que Jesús fue creado (doctrina de los testigos del Atalaya); (2) (23-6-95) que sólo Dios es inmortal; que Cristo era inmortal antes de venir a la tierra, pero que llegó a ser mortal cuando vino a la tierra; y (3) (23-6-95) que el espíritu de Cristo murió en la cruz. Esta herejía ha llevado a estos hermanos muy lejos de la verdad.

 

"Dios no puede morir"

          Se afirmó que el "espíritu" de Cristo murió para probar que El había dejado sus atributos divinos (por ende, su inmortalidad) en el cielo. Se afirmó que Dios no puede morir, pero que Cristo sí murió. Lo que han "probado" con este argumento, sin embargo, es que Cristo no es Dios (niegan su Deidad).

          Desde luego, Dios no puede morir porque El es Espíritu (4:24). El cuerpo de Jesús murió, pero su Espíritu no murió. Tampoco puede morir el espíritu del hombre (Mat. 10:28), pues la muerte es solamente la separación del espíritu del cuerpo (Sant. 2:26).

 

Cristo no tuvo dos espíritus

          Cristo -- el Verbo, Dios, Espíritu -- fue hecho carne (llegó a ser hombre). Para esto no era necesario que El tuviera espíritu humano, porque ya era Espíritu. Dios es Espíritu (4:24) y el hombre es espíritu (con cuerpo). ¿De dónde vino el espíritu del hombre? "Creó Dios al hombre a su imagen" (Gén. 1:27). Somos "linaje de Dios" (Hech. 17:29). Dios es el "Padre de los espíritus" (Heb. 12:9). Dios "forma el espíritu del hombre dentro de él" (Zac. 12:1). Al morir el cuerpo del hombre, su espíritu vuelve a Dios quien lo dio (Ecles. 12:7). Los que mueren en el Señor son "los espíritus de los justos hechos perfectos" en el cielo (Heb. 12:23).

          Al entender y creer esta verdad (que el hombre es espíritu), no es difícil creer en la encarnación de Cristo. Cristo (Espíritu) vino a ser hombre (que es espíritu con cuerpo físico). Algunos dicen que Jesús tuvo que tener dos espíritus, que aparte de tener Espíritu divino también tuvo espíritu humano, pero la encarnación de Cristo no requería dos espíritus.

          Debido a la estrecha identidad y afinidad entre Dios y el espíritu del hombre, no era nada difícil que Cristo desempeñara el papel humano. Cristo es el Creador (1:3) del espíritu humano; ¿le sería difícil, pues, hacer el papel de ese espíritu que El mismo creó? Claro que no. Desde luego, este es un tema muy profundo que la mente finita no puede comprender a fondo, pero lo importante es que todos crean en la encarnación de Cristo y que no salgan con teorías y especulaciones humanas. "Bienaventurado es el que no halle tropiezo en mí" (Mat. 11:6).

         

          -- y habitó entre nosotros -- En Cristo Dios llegó a ser hombre, vivía y trabajaba entre los hombres, enseñaba a las multitudes, discutía con los líderes religiosos, sanaba a los enfermos, consolaba a los dolientes, lloraba porque tenía mucha compasión de la gente ... y de esa manera reveló al Padre. Al conocer a Cristo conocemos a Dios. El es Emanuel, Dios con nosotros.

          Literalmente, El levantó su tienda o tabernáculo entre nosotros. El tabernáculo del Antiguo Testamento era la morada de Dios en el desierto. Esta expresión era muy significativa para el pueblo de Israel, porque Dios habitó entre ellos en ese tabernáculo y después en el templo (Ex. 40:34; 1 Reyes 8:11). Jesús dijo que su cuerpo era el templo (2:19-21).

          -- (y vimos su gloria, -- Los apóstoles y discípulos de Jesús vieron su gloria en su vida perfecta y en todas sus obras, y Juan, Jacobo y Pedro vieron una manifestación especial de la gloria de Cristo cuando fue transfigurado (Mat. 17:1, 2; Luc. 9:32; 2 Ped. 1:16-18).

          -- gloria como del unigénito del Padre), -- 1:14, 18; 3:16, 18). La palabra unigénito no tiene nada que ver con su nacimiento de María. Desde luego, no tiene nada que ver con el concepto de origen, porque siendo Dios eterno no tuvo origen. Es término significativo empleado por Juan para afirmar la relación es­trecha y única que Cristo gozaba con el Padre. El está y siempre ha estado "en el seno del Padre". "En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios" (1:1).

          Así pues, el término monogenes, unigénito, no se refiere a la encarnación sino a la relación eterna de Cristo con el Padre. Significa el único de esa clase. Abraham "ofrecía su unigénito" (Heb. 11:17), es decir, a Isaac, porque éste era el único heredero. Ismael nació primero pero no era el heredero. Al hablar de Cristo Juan dice monogenes y los sinópticos usan la palabra agapetos, amado (Mat. 3:17; 17:5; Mar. 1:11; 9:7; Luc. 3:22), pero Lucas dice monogenes al hablar del "hijo único" de la viuda de Naín (7:12), de la hija de Jairo ("hija única") (8:42), y del muchacho endemoniado, "pues es el único que tengo" (9:38). Cristo, pues, es el único Hijo de Dios porque demostraba los atributos de Dios. Dios no tiene otro hijo como Cristo. Los cristianos son hijos de Dios, pero Cristo es el unigénito Hijo de Dios.

          -- lleno de gracia (en su obra redentora) y de verdad (de su enseñanza). -- 1:16, 17.

 

1:15, 16 Juan dio testimonio de él, y clamó diciendo: Este es de quien yo decía: El que viene después de mí, es antes de mí (o, tiene un rango más elevado que yo, LBLA, margen); porque era primero que yo. Porque de su plenitud (Efes. 1:23; Col. 1:19; 2:9) tomamos todos, (estando unidos con El, Gál. 3:26, 27, tenemos comunión con El, 1 Cor. 1:9), y gracia sobre gracia (plenitud de gracia).

 

1:17 Pues la ley (con sus tipos, sombras y figuras, Col. 2:16, 17; Heb. 8:4, 5; 10:1, que era un ministerio de muerte, 2 Cor. 3:7) por medio de Moisés fue dada, pero la gracia y la verdad (el evangelio, el ministerio de justificación, 2 Cor. 3:9) vinieron por medio de Jesucristo. -- Este texto enfatiza que el evangelio ("la gracia y la verdad") es superior a la ley de Moisés, pero la ley nunca compitió con el evangelio. Más bien, Cristo y los apóstoles explican ampliamente el papel importante de Moisés y de la ley de preparar al pueblo para la venida de Cristo. "Si creyeseis a Moisés, me creeríais a mí, porque de mí escribió él" (5:46).

          Aunque gracia era una de las palabras favoritas de Pablo, Juan no vuelve a usarla, pero repetidas veces habla de la verdad. La verdad estaba manifestada en Cristo quien estaba "lleno de gracia y de verdad" (1:14); "la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo" (1:17); "digo la verdad" (8:45; 16:7); "Yo soy ... la verdad" (14:6); "para esto he venido al mundo, para dar testimonio a la verdad" (18:37); "conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres" (8:32); "el que practica la verdad viene a la luz" (3:21); Cristo enviaría al "Espíritu de verdad" (14:17; 15:26); "él os guiará a toda la verdad" (16:13) (FP).

 

1:18 A Dios nadie le vio jamás (Deut. 4:12; 1 Jn. 4:12, 20); el unigénito Hijo (el unigénito Dios, LBLA), que está en el seno del Padre, él le ha dado a conocer. -- La traducción de LBLA tiene más apoyo de los manuscritos. "El unigénito Hijo ... Esta es la lectura del Textus Receptus ... Pero los más antiguos y mejores MSS. griegos (Alef, B, C, L) leen monogenes theos (Dios unigénito), que es indudablemente el verdadero texto" (ATR).

          Dios es conocido por sus maravillosas obras (Rom. 1:20; Sal. 19), pero Cristo "le ha dado a conocer" perfectamente (8:19; 12:45; 14:9).

 

1:19 Este es el testimonio de Juan, cuando los judíos enviaron de Jerusalén sacerdotes y levitas para que le preguntasen: ¿Tú, quién eres? -- Juan habla de la multitud (los habitantes en total de Palestina, principalmente los galileos) y de los judíos, los de Judea y en particular de Jerusalén que se oponían a Jesús. La multitud, menospreciada por los judíos (7:49), escuchaba a Jesús y muchos creían en El; aun querían obligarle a ser su rey (6:15), y cuando Jesús entró en la ciudad de Jerusalén "clamaban: ¡Hosanna! ¡ ... rey de Israel!" (12:13). Los judíos (los escribas y fariseos, los saduceos, los ancianos, los principales sacerdotes y los doctores o intérpretes de la ley) eran tenaces en su expectación de un Mesías nacional. Eran los instigadores y líderes de la oposición contra Jesús que resultó en su crucifixión. (MRV).

          Esto judíos querían saber más acerca de Juan. Tenían que investigar tales movimientos porque tenían que dar cuenta a los romanos de cualquier amenaza a la paz. Los romanos daban mucha libertad a las naciones sojuzgadas, pero insistían en que los gobernantes mantuvieran el buen orden. Muchísimas personas habían salido de Jerusalén y de toda Judea para escuchar a Juan y para ser bautizados por él. Entonces ¿quién sería este bautizador?

          -- Este es el testimonio de Juan -- En una ocasión Jesús preguntó, "¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del Hombre?" (Mat. 16:13). El testimonio de la gente que vio y escuchó a Jesús era muy importante. He aquí el testimonio acerca de Jesús registrado por Juan en este libro:

          Juan (el autor de este libro) (21:24): "Este es el discípulo que da testimonio de estas cosas, y escribió estas cosas; y sabemos que su testimonio es verdadero" (19:34, 35).

          Juan el bautista: "el Cordero de Dios ... " (1:29, 36).

          Andrés: "Hemos hallado al Mesías (que traducido es, el Cristo)" (1:41).

          Felipe: "Hemos hallado a aquel de quien escribió Moisés en la ley, así como los profetas"(1:45).

          Natanael: "Tú eres el Hijo de Dios; tú eres el Rey de Israel" (1:49).

          María, la madre de Jesús: "Haced todo lo que os dijere" (2:5). ¿Creía ella que Jesús era simplemente un huésped más? No, sino que creía que El podía hacer algo extraordinario. También hay que tomar en cuenta el silencio de María. Ella dio su testimonio no solamente en lo que decía, sino también en lo que no decía. ¿Qué madre fiel y amorosa no haría todo lo posible para salvar a su hijo? ¿Qué madre dejaría que su hijo muriera por causa de una mentira cuando ella sabía la verdad? Cuando "los judíos le respondieron (a Pilato): Nosotros tenemos una ley, y según nuestra ley debe morir, porque se hizo a sí mismo Hijo de Dios" (19:7), ¿qué dijo María? Si Jesús no era (es) el Hijo de Dios, entonces María podía haber testificado que lo que los judíos decían no era cierto, que ella, su madre, sabía perfectamente quién era su padre y que no era Dios. Con ese testimonio habría salvado la vida de su hijo.

          Nicodemo: "Rabí, sabemos que has venido de Dios como maestro; porque nadie puede hacer estas señales que tú haces, si no está Dios con él" (3:2). No hay nada que indique que después de este incidente Nicodemo cambiara de opinión, pues aludió que Jesús tenía derecho a defenderse (7:50, 51), y ayudó a José de Arimatea en la sepultura del cuerpo de Jesús (19:39).

          Los samaritanos. La mujer: "Señor, me parece que tú eres profeta" (4:19); "Venid, ved a un hombre que me ha dicho todo cuanto he hecho. ¿No será éste el Cristo?" (4:29); "Me dijo todo lo que he hecho" (4:39). Los samaritanos: "Ya no creemos solamente por tu dicho, porque nosotros mismos hemos oído, y sabemos que verdaderamente éste es el Salvador del mundo, el Cristo" (4:42).

          Pedro: "Desde entonces muchos de sus discípulos volvieron atrás, y ya no andaban con él. Dijo entonces Jesús a los doce: ¡Queréis acaso iros también vosotros? Le respondió Simón Pedro: Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna" (6:66-68). Es cierto que en un momento de flaqueza él negó a Cristo, pero inmediatamente se arrepintió y dedicó su vida a la proclamación de estas "palabras de vida eterna".

          La multitud estaba dividida. Algunos eran influenciados por el prejuicio de los líderes de los judíos, pero otros podían dar un testimonio más objetivo.

          -- Después del milagro de alimentar a los 5000, algunos decían, "¿No es éste Jesús, el hijo de José, cuyo padre y madre nosotros conocemos? ¿Cómo, pues, dice éste: Del cielo he descendido?" (6:42). Aceptaron su milagro pero no podían aceptar su deidad.

          -- "le buscaban los judíos en la fiesta, y decían: ¿Dónde está aquél? Y había gran murmullo acerca de él entre la multitud, pues unos decían: Es bueno; pero otros decían: No, sino que engaña al pueblo" (7:11, 12).

          -- "Pues mirad, habla públicamente, y no le dicen nada. ¿Habrán reconocido en verdad los gobernantes que éste es el Cristo?" (7:26).

          -- "Y muchos de la multitud creyeron en él, y decían: El Cristo, cuando venga, ¿hará más señales que las que éste hace?" (7:31).

          -- Algunos decían: "Verdaderamente éste es el profeta. Otros decían: Este es el Cristo. Pero algunos decían: ¿De Galilea ha de venir el Cristo? ¿No dice la Escritura que del linaje de David, y de la aldea de Belén, de donde era David, ha de venir el Cristo?" (7:40-43). Estaban divididos pero todos entendían que Jesús no era como los demás rabinos.

          -- La entrada triunfal: "Grandes multitudes que habían venido a la fiesta, al oír que Jesús venía a Jerusalén, tomaron ramas de palmera y salieron a recibirle, y clamaban: ¡Hosanna! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor, el Rey de Israel!" (12:12, 13). En esto llegó al colmo de su popularidad.

          -- Los judíos "gritaron: ¡Fuera, fuera, crucifícale! ¿A vuestro Rey he de crucificar? Respondieron los principales sacerdotes: No tenemos más rey que César" (19:15).

          Los judíos. Al decir judíos Juan hablaba de los de Jerusalén, principalmente de los líderes hostiles.

          -- "Y se maravillaban los judíos, diciendo: ¿Cómo sabe éste letras, sin haber estudiado?" (7:15). Esto indica que ellos reconocían su conocimiento superior.

          -- "Volvió a haber disensión entre los judíos por estas palabras. Muchos de ellos decían: Demonio tiene, y está fuera de sí; ¿por qué le oís? Decían otros: Estas palabras no son de endemoniado. ¿Puede acaso el demonio abrir los ojos de los ciegos?" (10:19-21). En esto se condenaban solos, porque reconocían que Jesús había hecho el milagro de abrir los ojos de los ciegos.

          Los fariseos. también éstos estaban divididos cuando abrió los ojos del ciego. "Entonces algunos de los fariseos decían: Ese hombre no procede de Dios, porque no guarda el día de reposo. Otros decían: ¿Cómo puede un hombre pecador hacer estas señales? Y había disensión entre ellos?" (9:16).

          -- después de la resurrección de Lázaro, "Entonces los principales sacerdotes y los fariseos reunieron el concilio, y dijeron: ¿Qué haremos? Porque este hombre hace muchas señales" (11:47). No hablaron de una sola señal (la de levantar a Lázaro) sino de "muchas señales".

          -- testifican de la influencia de Jesús sobre el pueblo, y del temor que sentía en cuanto al resultado de sus obras. "Si le dejamos así, todos creerán en él; y vendrán los romanos, y destruirán nuestro lugar santo y nuestra nación" (11:48).

          -- reconocían que no podían hacer frente a la situación causada por la influencia de Jesús. "Pero los fariseos dijeron entre sí: Ya veis que no conseguís nada. Mirad, el mundo se va tras él" (12:19). Estaban muy frustrados.

          En resumen, los fariseos testificaron que Jesús había hecho muchas señales, que su influencia crecía, y que ellos no habían podido hacer nada para evitarlo. Estaban persuadidos que su último recurso era matarle. Por eso, desde entonces comenzaron a llevar a cabo su plan diabólico.

          Los alguaciles.  "Los alguaciles vinieron a los principales sacerdotes y a los fariseos; y éstos les dijeron: ¿Por qué no le habéis traído? Los alguaciles respondieron: ¡Jamás hombre alguno ha hablado como este hombre!" (7:45-52). Estas palabras provocaron una reacción fuerte de parte de los fariseos. "Entonces los fariseos les respondieron: ¿También vosotros habéis sido engañados? ¿Acaso ha creído en él alguno de los gobernantes, o de los fariseos? ... Escudriña y ve que de Galilea nunca se ha levantado profeta".

          El hombre que nació ciego. 9:17, "¿Qué dices tú del que te abrió los ojos? Y él dijo: Que es profeta". Los padres confirmaron que su hijo había nacido ciego. Entonces los fariseos dijeron, 9:24, "Da gloria a Dios; nosotros sabemos que ese hombre es pecador. 9:25, Entonces él respondió y dijo: Si es pecador, no lo sé; una cosa sé, que habiendo yo sido ciego, ahora veo".

          Marta: "Mas también sé ahora que todo lo que pidas a Dios, Dios te lo dará" (11:22).

          -- "Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá. Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente. ¿Crees esto? Le dijo: Sí, Señor; yo he creído que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, que has venido al mundo" (11:25-27).

          Los discípulos. Después del discurso final de los capítulos 14-16, 16:30, "Ahora entendemos que sabes todas las cosas, y no necesitas que nadie te pregunte; por esto creemos que has salido de Dios".

          Pilato.  18:38, "Yo no hallo en él ningún delito". 19:4, "ningún delito hallo en él". 19:6, "yo no hallo delito en él".

          Tomás. 20:25, "Si no viere en sus manos la señal de los clavos, y metiere mi dedo en el lugar de los clavos, y metiere mi mano en su costado, no creeré". 20:28, "¡Señor mío, y Dios mío!" (Esta lista preparada por HH).

 

1:20 Confesó, y no negó, sino confesó: Yo no soy el Cristo. -- Si hubiera dicho que era el Profeta o el Mesías, muchos lo habrían aceptado. El que los oficiales hubieran enviado para investigarlo testifica de su popularidad. Recuérdese que años después, aun en Efeso, Juan tenía discípulos (Hech. 18:25; 19:3).

 

1:21 Y le preguntaron: ¿Qué pues? ¿Eres tú Elías? Dijo: No soy. -- En base a Mal. 4:5, los judíos esperaban que Elías volviera en persona. El sí vino en persona cuando Jesús fue transfigurado (Mat. 17:10), pero este evento no fue el cumplimiento de la profecía de Malaquías. Jesús dijo acerca de Juan que "él es aquel Elías que había de venir" (Mat. 11:14; 17:12, 13), porque iba "delante de él con el espíritu y el poder de Elías" (Juan era, pues, Elías en espíritu) (Luc. 1:17), pero no le tocó a Juan contestar que "Sí, yo soy Elías, y yo cumplí la profecía de Mal. 4:5", porque él no era literalmente Elías (Elías en persona).

          -- ¿Eres tú el profeta? (Deut. 18:15, 18) Y respondió: No. -- No Juan sino Cristo cumplió esta profecía (Hech. 3:22, 23).

 

1:22-25 Le dijeron: ¿Pues quién eres? para que demos respuesta a los que nos enviaron. ¿Qué dices de ti mismo? Dijo: Yo soy la voz de uno que clama en el desierto: Enderezad el camino del Señor, como dijo el profeta Isaías (40:3, Esta profecía fue citada por Mateo, Marcos y Lucas). Y los que habían sido enviados eran de los fariseos. (Los fariseos tenían mucho interés en los lavamientos externos como se ve en Mateo 15:2; 23:25; tal vez por esa razón querían saber más acerca del bautismo de Juan). Y le preguntaron, y le dijeron: ¿Por qué, pues, bautizas, si tú no eres el Cristo, ni Elías, ni el profeta? -- Estos hubieran tenido plena autoridad para bautizar, pero ¿con qué propósito bautizaría Juan y cuál sería la naturaleza de este lavamiento? Esta pregunta muestra que consideraban el bautismo de Juan como un nuevo rito, desconocido por ellos. Algunos comentaristas hablan del bautismo de prosélitos pero, en primer lugar, no hay evidencia clara de que tal práctica existiera y, en segundo lugar, Juan no bautizaba a los gentiles sino a los judíos.

 

1:26 Juan les respondió diciendo: Yo bautizo con agua; mas en medio de vosotros está uno a quien vosotros no conocéis. -- Omítase la palabra mas; LBLA dice pero (con letra cursiva para indicar que no traduce una palabra griega). Ellos preguntan "¿Por qué, pues, bautizas?" El significado de su respuesta es que él bautizaba porque el Mesías estaba allí en medio de ellos, y el bautismo de Juan lo anunciaba. El bautismo de Juan era autorizado, pues, por el Mesías.

 

1:27 Este es el que viene después de mí, el que es antes de mí, del cual yo no soy digno de desatar la correa del calzado. -- Cuando "Jesús vino de Galilea a Juan al Jordán, para ser bautizado por él", éste no sabía que Jesús era el Mesías, pero sí sabía que no era un pecador y, por eso, no se sentía digno de bautizarlo (Mat. 3:13, 14). Jesús también bautizaba (3:22; 4:1) y con todo gusto Juan hubiera aceptado que Jesús lo bautizara a él ("yo necesito ser bautizado por ti", Mat. 3:14). Estos textos enfatizan que Jesús no tenía pecado (1 Ped. 2:22; Heb. 4:15), y que aunque Juan gozaba de mucha aceptación con el pueblo, Jesús era mayor que él).

 

1:28 Estas cosas sucedieron en Betábara (Betania, LBLA, pero no la Betania en donde vivían Lázaro y sus hermanas), al otro lado del Jordán, donde Juan estaba bautizando.

 

1:29 El siguiente día vio Juan a Jesús que venía a él, y dijo: He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. -- 1:36; Apoc. 5:6, 8, 13; 6:16; 7:9; 12:11). Cristo fue llamado "el Cordero de Dios" porque, como los textos del Apocalipsis explican, sería inmolado. Esto cumplió la profecía de Isa. 53:7, 10, 12, pero el pueblo no entendía ese texto. El etíope "había venido a Jerusalén para adorar" y, sin duda, había leído Isa. 53 muchas veces, pero no sabía de quién hablaría el profeta (Hech. 8:30-34).

 

1:30 Este es aquel de quien yo dije: Después de mí viene un varón (hombre, LBLA; este término enfatiza la humanidad de Cristo), el cual es antes de mí; porque era primero que yo. -- 1:15. En cuanto a su obra, Juan vino primero, pero aquí otra vez enfatiza la preexistencia de Jesús (su eternidad).

 

1:31 Y yo no le conocía; -- Desde luego le conocía (Luc. 1:36), pero no le conocía como el Mesías, el Hijo de Dios.

          -- mas para que fuese manifestado a Israel, por esto vine yo bautizando con agua. -- Aquí vemos otro propósito del bautismo de Juan. No solamente bautizaba a la gente para remisión de pecados, sino que también era testigo de la deidad de Cristo.

 

1:32 También dio Juan testimonio, diciendo: Vi al Espíritu que descendía del cielo como paloma, y permaneció sobre él. -- Mat. 3:16; Mar. 1:10; Luc. 3:22. Recibió instrucción de "el que me envió a bautizar" y vio al Espíritu que descendía del cielo como paloma. Por eso, el testimonio de Juan no se basó en su opinión, sino en una revelación de Dios y en lo que vio.

 

1:33 Y yo no le conocía; pero el que me envió a bautizar con agua, aquél me dijo: Sobre quien veas descender el Espíritu y que permanece sobre él, ése es el que bautiza con el Espíritu Santo. -- Mat. 3:11; Luc. 3:16. Era necesario que formal y oficialmente Dios le confirmara a Juan la deidad de Jesús. Sin duda, Juan y otros sabían mucho acerca de Jesús (Juan sabía que Jesús no tenía pecado), pero era indispensable que Dios le indicara de manera indubitable que Jesús era el Hijo de Dios. Ahora, con esta experiencia, Juan estaba sumamente calificado como testigo y, por eso, un representante de El.

          Cristo bautizaría con el Espíritu Santo después de ascender al cielo (Hech. 1:5, 8; 2:1-4; 10:44; 11:15-17).

 

1:34 Y yo le vi, y he dado testimonio de que éste es el Hijo de Dios. -- Juan era el precursor y pregonero de Cristo, pero no lo anunció como Mesías político, sino como el Hijo de Dios. No predicó que el Mesías conquistaría los ejércitos de los romanos, sino que sería ofrecido como Cordero por los pecados del mundo. Los que escuchen a Juan aceptarán a Jesucristo como el Salvador del mundo.

 

1:35, 36 El siguiente día otra vez estaba Juan, y dos de sus discípulos. Y mirando a Jesús que andaba por allí, dijo: He aquí el Cordero de Dios. -- Juan ya había dicho públicamente que Jesús era el Cordero de Dios (1:29), pero ahora lo dice a dos de sus discípulos, porque el éxito del ministerio de Juan dependía de que sus discípulos llegaran a ser discípulos de Cristo.

 

1:37 Le oyeron hablar los dos discípulos, y siguieron a Jesús. -- Esto fue precisamente el plan y propósito de Juan. Si los discípulos de Juan hubieran insistido en ser "bautistas" en lugar de cristianos, él habría fallado completamente. ¿Qué significa ser discípulo de Cristo? (1) Oírle hablar y (2) seguirle.

 

1:38 Y volviéndose Jesús, y viendo que le seguían, les dijo: ¿Qué buscáis? ( o ¿Qué queréis?) Ellos le dijeron: Rabí (que traducido es, Maestro), -- Juan traduce los términos judaicos y arameos para el beneficio de los lectores gentiles. Al principio los discípulos le llamaron Rabí, pues todavía no le conocían bien, pero después le llamaron Señor (FP).

¿dónde moras? --

 

1:39 Les dijo: Venid y ved (Mat. 7:7). Fueron, y vieron donde moraba, y se quedaron con él aquel día; porque era como la hora décima -- Al comparar los otros textos en los que Juan especifica el tiempo (4:6, 52; 11:9; y, en particular, 19:14) concluimos que Juan daba la hora según el tiempo romano. Mar. 15:25 dice que "Era la hora tercera cuando le crucificaron", pero Jn 19:14 dice, "Era ... como la hora sexta. Entonces (Pilato) dijo a los judíos: ¡He aquí vuestro rey!" Pilato entregó a Jesús para ser crucificado a la hora sexta, tiempo romano, es decir, a las seis de la mañana, y fue crucificado a "la hora tercera", tiempo judío, es decir, a las nueve de la mañana.

 

1:40, 41 Andrés, hermano de Simón Pedro, era uno de los dos que habían oído a Juan, y habían seguido a Jesús. Este halló primero a su hermano Simón, -- ¿primero que qué? ¿era el primero que encontró a Pedro? o ¿que lo encontró antes de que el otro discípulo -- que no se nombra aquí -- encontrara a su hermano?

          -- y le dijo: Hemos hallado al Mesías (que traducido es, el Cristo, palabra griega; en castellano, ungido). -- Al hallar a su hermano y decirle de Cristo, Andrés hizo una obra muy importante.

 

1:42 Y le trajo a Jesús. Y mirándole Jesús, dijo: Tú eres Simón (su nombre hebreo), hijo de Jonás; tú serás llamado Cefas (que quiere decir, Pedro, nombre griego). -- Su verdadero nombre (Cefas) se usaba poco (1 Cor. 1:12; 9:5; 15:5; Gál. 2:9). Desde este momento sería Pedro, aunque le costara mucho trabajo merecer el nombre.

 

1:43, 44 El siguiente día quiso Jesús ir a Galilea, y halló a Felipe, y le dijo: Sígueme (Mat. 4:19-22; 8:22; 19:21). Y Felipe era de Betsaida, la ciudad de Andrés y Pedro. -- Mat. 8:14; Mar. 1:29; Luc. 4:38 dicen que eran de Capernaúm, pero originalmente eran de Betsaida.

 

1:45, 46 Felipe halló a Natanael (como Andrés encontró a Pedro), -- Puesto que en los sinópticos Felipe se menciona con Bartolomé (Mat. 10:3; Mar. 3:18; Luc. 6:14), probablemente Natanael (nombre) es Bartolomé (Bar o hijo de Tholmai, que es como apellido; los que se designaban como bar (hijo) de alguien, comúnmente tenían otro nombre (Mat. 16:17, Simón, hijo de Jonás). Juan no menciona a Bartolomé. y le dijo: Hemos hallado a aquel de quien escribió Moisés en la ley, así como los profetas: a Jesús, el hijo de José, de Nazaret. Natanael le dijo: ¿De Nazaret puede salir algo de bueno? (¿El Mesías podría venir de un lugar tan insignificante?) Le dijo Felipe: Ven y ve. -- 4:23. La investigación quita el prejuicio (JWM).

 

1:47 Cuando Jesús vio a Natanael que se le acercaba, dijo de él: He aquí un verdadero israelita (Rom. 2:28, 29), en quien no hay engaño (Luc. 8:15). -- Este es otro de los muchos textos que revelan la omnisciencia de Cristo. Los que dicen que al venir a la tierra Cristo se despojó de sus atributos divinos y, por eso, que Cristo no era omnisciente. Pero véanse 2:24, 25; 4:29; 7:64; 11:14; Mat. 9:4; 12:25; Luc. 5:22; 11:17, y muchos otros semejantes.

 

1:48-50 Le dijo Natanael: ¿De dónde me conoces? Respondió Jesús y le dijo: Antes que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi. -- De lejos, y sin haber sabido nada de él, Jesús lo conocía perfectamente (2:24, 25). Tenía conocimiento perfecto (21:17). Era omnisciente. Respondió Natanael y le dijo: Rabí, tú eres el Hijo de Dios; tú eres el Rey de Israel (es decir, el Mesías que restituiría el reino de Israel, Hech. 1:7). Respondió Jesús y le dijo: ¿Porque te dije: Te vi debajo de la higuera, crees? Cosas mayores que estas verás. -- Natanael llegó a ser un fiel apóstol de Cristo y era testigo de sus maravillosas obras y enseñanzas.

 

1:51 Y le dijo: De cierto, de cierto (amén, amén) os digo: -- Esta es la primera de las veinte cinco veces que este doble amén se usa en este libro para enfatizar alguna verdad. De aquí adelante veréis el cielo abierto, y a los ángeles de Dios que suben y descienden (Gén. 28:12, Jacob "soñó: y he aquí una escalera que estaba apoyada en tierra, y su extremo tocaba en el cielo; y he aquí ángeles de Dios que subían y descendían por ella". Cristo es la escalera entre el cielo y la tierra. Estando aquí en la tierra Jesús tenía comunicación continua con el Padre, y toda comunicación entre los cristianos y Dios tiene que ser a través de Cristo, 14:6) sobre el Hijo del Hombre (Dan. 7:13sig.) -- Este es el nombre favorito de Jesús para sí mismo. Es el nombre del Mesías y enfatiza que como hombre Cristo representaba al Padre.

          Juan dijo que Cristo era el Cordero de Dios y el Hijo de Dios; Andrés dijo que era el Mesías; Felipe dijo que era aquel de quien escribió Moisés en la ley, así como los profetas; Natanael dice que El es el Rey de Israel. Jesús se refiere a sí mismo como el Hijo del Hombre.

 

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