V. La actitud negativa del modernista hacia la Biblia.

            El modernista busca contradicciones y errores en la Biblia. No procura nada armonizar las supuestas "contradicciones" y "discrepancias". Si hay dos o más alternativas en la explicación de algún dado problema, él quiere solamente aquella que desacredite a la Biblia; ignora las demás. No las menciona en su tratamiento del caso, y si se le obliga a considerarlas, las pasa por alto con un espíritu de superioridad sobre su contrincante.

            Siempre con el deseo de desacreditar a la Biblia, el modernista trata de explicar algunas supuestas discrepancias, afirmando que los libros del Antiguo Testamento tenían más de una sola fuente de origen (es decir, varios autores no inspirados tuvieron parte en la formación de un dado libro). Este proceso, el de atribuir un dado libro a varios autores o fuentes (en lugar de admitir que lo escribió aquel a quien se le atribuye), se llama de la alta crítica. Por ejemplo, se afirma que Moisés no escribió Deuteronomio, sino que es compilación de varios autores y fuentes. Esta "teoría documentaria" (de que un libro es más bien una compilación de distintos documentos) es vital al modernismo. Cierto modernista cita la siguiente ilustración de cómo obra el proceso de la alta crítica. Se cuenta la historia de que algunos maestros de clases bíblicas se habían reunido para discutir un estudio sobre Génesis 37. En su estudio de la narración de José y sus hermanos, hallaron algunos puntos que les parecieron contradictorios. En una parte se dice que José fue vendido a los ismaelitas, y en otro a los madianitas. En una parte se declara que Rubén procuró salvarle la vida, proponiendo ponerlo en una cisterna, y en otra parte se afirma que fue Judá quien le salvó la vida, vendiéndolo a los ismaelitas. Hubo confusión entre los maestros, y no hallaron explicación. Por fin uno de ellos sugirió que la solución se hallaría al entender que en esta parte de Génesis dos relatos distintos están entretejidos. Dentro de media hora los maestros, siguiendo esta explicación, pudieron separar las dos narraciones distintas, y hallaron que cada una era un relato completo del suceso. Luego dice el modernista que estos maestros estuvieron ocupados en la alta crítica, ¡sin saberlo!

            La ilustración anterior es ejemplo de la actitud negativa del modernista en su tratamiento de supuestas discrepancias de la Biblia. No procura armonizarla. Ve "contradicciones" y luego empleando su sabiduría humana concluye que todo se explica por reconocer que un dado libro de la Biblia es compendio de varios autores no inspirados, que confundían los detalles. Así puede concluir que la Biblia es producto puramente humano.

            Pero no hay ninguna contradicción en Génesis 37. Ese modernista no era honesto hacia las Escrituras, o era ignorante de ellas, porque en Jueces 8:22, 24, vemos que los ismaelitas y los madianitas ¡eran los mismos! El pudo haber sabido esto, pero su actitud hacia la Biblia siempre es negativa. Es cosa común que individuos y grupos tengan dos nombres. Es lo que tenemos en Génesis 37:28; se hace referencia al mismo grupo.

            En cuanto a Rubén y Judá, el relato es claro; no hay nada de discrepancia. Rubén propuso la una cosa, y José fue puesto en la cisterna. Luego, durante la ausencia de Rubén, Judá propuso la otra cosa, y sacado José de la cisterna, fue vendido a los ismaelitas; o sea, a los madianitas. "Después Rubén volvió a la cisterna, y no halló a José dentro..." (ver. 29). ¡No hay ninguna contradicción! Pero el hombre que determina en su mente no aceptar la Biblia como la palabra de Dios ¡se constituye enemigo de ella y no es de esperarse que trate de ver la perfecta armonía en ella!

 

 

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