Lección XLIX

La iglesia de Roma

 

Introducción.  Roma, la ciudad por excelencia.  Una de las más célebres ciudades del universo, capital de Italia y por siglos del mundo, situado en el río Tíber, esta famosa ciudad fue fundada por Rómulo 753 años antes de la era cristiana.  Su historia es muy interesante desde los puntos de vista comercial, arquitec­tónico, político y religioso.  Gibbon pasó veinte años en ella y escribió cinco volúmenes acerca de la historia de Roma.  Lo más importante de su historia, sin embargo, tuvo lugar en una habitación humilde (Hech. 28:30,31).  Roma, a causa de su poderío universal jugó un papel influyente en la apostasía total de la iglesia y en la formación de la jerarquía católica romana.

 

La epístola a los Romanos.  La ocasión que aprovechó Pablo para escribir esta epístola puede encontrarse en la epístola misma, Pablo sabía el estado de los cristianos en Roma por Aquila y Priscila (véase capítulo 16:3) y probablemente de otros judíos que habían sido expulsados de Roma por un decreto de Claudio (Hech. 18:2). Al darse cuenta que una parte de los cris­tianos había sido paganos convertidos al cristianismo y otra parte judíos que, con algunos prejuicios todavía, habían creído en Jesús como el verdadero Mesías y que muchas contenciones surgían de las pretensiones de los gentiles convertidos a gozar iguales privilegios que los judíos y del absoluto inconformismo de estos últimos en admitir estas pretensiones a menos que los gentiles conversos fuesen circuncidados, escribió a ellos para ajustar y liquidar estas diferencias.

 

          De esta carta y de referencias en otras epístolas escritas por Pablo desde Roma es donde nosotros obtenemos la mayor parte de nuestra información concerniente a la iglesia en Roma.

 

La iglesia de Roma

 

I. El origen de la iglesia:

 

          1. La obscuridad envuelve la historia de la iglesia de Roma.  Se ignora por quien fue fundada:  no parece que ningún apóstol haya sido empleado en este trabajo.  Probablemente el mensaje del evangelio fue llevado a Roma por algunos de los conver­tidos en el día de Pentecostés en la ciudad de Jerusalén, porque había entonces en Jerusalén no solamente hombres devotos prosélitos de la religión judía de todas las naciones debajo del cielo (Hech. 2:5), sino también extranjeros de Roma (Hech. 2:10).  Es más razonable creer, puesto que no hay evidencia en contrario, que fueron éstos los que establecieron el cristianismo en Roma.

                   (1) El catolicismo enseña que Pedro estableció la iglesia en Roma, pero esta afirmación es disputada por todos por falta  de evidencia.

                             (a) Las propias epístolas de Pedro como evidencia.

                                      1) No fueron dirigidas ni de Roma ni a los romanos.

                                      2) Pedro no se consideró como la cabeza de la igle­sia en ninguna parte.

                                                (a) Solamente un anciano en igualdad con los otros (1 Pedro 5:1).

                                                (b) Exhorta a los ancianos a cuidar al rebaño sin ejercer señorío (1 Pedro 5:2).

                                                (c) Apela a Pablo para confirmación de su en­señanza (2 Pedro 3:15).  Jamás tuvo conciencia de ejercer una autoridad superior.

                                                (d) Enseñó que todos los miembros de la iglesia constituyen un "santo" o "real sacerdocio" (1 Pedro 2:5,9).

                             (b) Los escritos de Pablo desmienten el que Pedro haya tenido conexión alguna con la iglesia de Roma.

                                      1) Escribió la epístola a los Romanos enviando saludos personales a 26 personas residentes en Roma, nom­brándolas por su nombre y no menciona a Pedro.

                             (c) Los escritos de Lucas desmienten la tradición Pa­pal. El registra el trabajo de Pedro en Jerusalén, Samaria, Lidia, Jope, Cesarea, Antioquía, etc., pero no menciona que Pedro haya ido a Roma o haya tenido conexión con este tra­bajo.  Esto deja la doctrina de Pedro como obispo de Roma solamente como una tradición católica, sin ninguna base divina que la sostenga.

                   (2) Pablo no estableció la iglesia en Roma.

                             (a) Tuvo el deseo de ir (Hech. 19:21).

                             (b) Nunca había estado en Roma cuando la epístola fue escrita (Rom. 1:10-13).

                             (c) Había sido estorbado para ir a Roma (Rom. 15:22).

                             (d) La iglesia existía ya cuando el llegó finalmente a Roma.  Hermanos de Roma caminaron como 52 millas para saludarlo y  acompañarlo en su llegada (Hech. 28:15).

 

II. El carácter de la iglesia:

 

          1. Cosmopolita en carácter.  Había gente de muchas partes del mundo como puede verse por el hecho de que Pablo conocía a muchos personalmente de la iglesia de Roma aunque el nunca había estado allí.  (Véanse los saludos personales en Romanos 16).

          2. Compuesta tanto de judíos como gentiles convertidos al cristianismo, como demuestra la naturaleza de la carta a los Romanos.  Uno de los argumentos principales de Pablo en  esta carta es la igualdad del judío y del gentil en Cristo Jesús (Rom. 3:29,30; 10:12).

          3. Perturbados por las divisiones contrarias a la doctrina de Cristo (Rom. 16:17,18).

          4. Una iglesia bien enseñada. Bien adoctrinada con la verdad (Rom. 15:14).

          5. Los judíos entre los miembros que se consideraban más favorecidos de Dios.  Esto es evidente por muchos argumentos definidos de Pablo para mostrarles que Dios bajo la ley de Cristo no reconoce la simiente carnal de Abraham, sino que acepta a todos como la simiente de Abraham que anda en las pisadas de su fe (Rom. 2:28,29; 3:9; 3:21-30; 3:6-9,11,12,14-16).

          6. Los gentiles también entre los miembros que considera­ban que los judíos habían sido rechazados.  Esta evidencia la encontramos en la amonestación de Pablo a ellos (Rom. 11:1,  13-24).

          7. No obstante, una iglesia que se caracteriza por una gran fe en Dios y en Jesucristo (Rom. 1:8).

          8. Obediente en su actitud (Rom. 16:19).

 

III. La historia de la iglesia:

 

          1. La historia de esta iglesia mundialmente renombrada es triste a causa de su prominencia e influencia en la apostasía que se apoderó de la iglesia por todo el mundo en los siglos poste­riores.  A causa del gran influjo de cristianos en Roma después de la muerte de Claudio cuando su decreto quedó invalidado y el rápido crecimiento de la iglesia allí, tanto como por su situación en la principal ciudad del mundo, la iglesia de Roma ejerció un gran influencia.  Lástima grande que una iglesia tan influyente no pudiera sostenerse como la roca de Gibraltar con­tra la fuerza de las innovaciones humanas que llevaron a la igle­sia primitiva a un olvido completo de la doctrina pura de su fundador bajo el peso de las tradiciones de factura humana que constituyen la institución Católica Romana.

 

 

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