La llamada "Nueva hermenéutica"

 

 (Compárese la llamada Nueva moralidad que no es nueva ni moralidad; la Nueva hermenéutica no es nueva ni hermenéutica, sino simplemente otra manera de rechazar la autoridad bíblica).

 

I. Los que promueven la "Nueva hermenéutica" son enemigos de la autoridad del Nuevo Testamento.

 

    A. Dicen que la iglesia primitiva no tenía el Nuevo Testamento, porque -- según ellos -- éste no existió en su forma completa hasta el siglo cuarto cuando los veintisiete libros fueron escogi­dos como canónicos por los "padres de la iglesia". Según esto la iglesia primitiva no tenía el Nuevo Testamento y que, por lo tanto, no había autoridad apostólica en la iglesia. Dicen que muchas cosas del Nuevo Testamento discutidas hoy en día ni siquiera existieron en el primer siglo.

        1. Estos olvidan que Jesús prometió que el Espíritu Santo iba a guiar a los apóstoles a toda la verdad (Juan 14:26; 16:13); es decir, durante la vida de éstos toda la verdad fue entregada.

        2. El Nuevo Testamento fue escrito en el primer siglo por hombres inspirados. Es absurdo afirmar que no existió hasta a fines del cuarto siglo.

        3. 1 Jn. 2:20, 27, "Pero vosotros tenéis la unción del Santo, y conocéis todas las cosas ... Pero la unción que vosotros recibis­teis de él permanece en vosotros, y no tenéis necesidad de que nadie os enseñe; así como la unción misma os enseña todas las cosas, y es verdadera, y no es mentira, según ella os ha en­señado, permaneced en él". ¿Los hombres inspirados del primer siglo no podían saber cuáles libros y cartas deberían in­cluirse en las Escrituras? Dice Juan que sabían todas las cosas. ¿Debemos tener más confianza en los llamados "padres" de la iglesia apóstata que en los hombres inspirados del primer siglo?

        4. Véanse también 2 Tim. 3:16, 17; 2 Ped. 1:3; Judas 3.

        5. Por lo tanto, la iglesia del primer siglo sí tenía el Nuevo Testamento unos 1900 años antes que nosotros, y era el mismo Nuevo Testamento que tenemos nosotros. Desde luego, la autoridad del Nuevo Testamento es la misma en todo siglo. La autoridad divina se estableció y se reconoció por medio de declaraciones, mandamientos, ejemplos y enseñanza por impli­cación.

    B. El origen del problema. Es importante entender que la "nueva hermenéutica" es el fruto natural del liberalismo de los años '50 y '60, cuando nacieron tantas instituciones iglesia de Cristo e iglesias patrocinadoras. Los hermanos liberales in­sistían en que "no hay patrón bíblico", "la Biblia no dice cómo hacer la obra benévola o evangelística", etc. No querían aceptar la enseñanza bíblica con respecto al gobierno y obra de la igle­sia. Los "hijos" de esos hermanos liberales han ido más allá, di­ciendo que la Biblia no es en ningún sentido un "plano" para la iglesia, que no es una "constitución", que no es un "libro de leyes", etc.

 

    C. Estos intérpretes modernos quieren mucho más libertad que la de sus padres, porque no solamente quieren más libertad en cuanto a la obra de la iglesia, sino también son ultraliberales y tolerantes con respecto a otras prácticas sectarias y cosas mundanas: por ejemplo, el uso de instrumentos de música en el culto, el divorcio y segundas nupcias, el aborto, el papel de la mujer en la iglesia (muchos insisten en que la mujer debe tener parte pública en los servicios), y aun la homosexualidad.

 

    D. Es obvio, pues, que el problema verdadero es que estos hermanos quieren estar libres de las demandas de la autoridad bíblica. Para ellos no hay patrón bíblico. Creen que la Biblia solamente hace sugerencias generales, y que hay libertad para aplicarla según las circunstancias. Quieren una "religión subje­tiva", una religión en la cual se halla justificación para matrimo­nios múltiples, el liderazgo de las mujeres en la iglesia, el uso de instrumentos de música en el culto y muchos otros errores.

 

II. Dicen que lo que importa son las verdades "fundamentales" (la existencia de Dios, la Deidad de Cristo, el nuevo nacimiento).

 

    A. Rom. 1:19-22 dice que las cosas invisibles de Dios se ha­cen claramente visibles por medio de las cosas hechas; los hombres deben razonar acerca de esto y creer en Dios, pero sus razonamientos son vanos y hacen ídolos.

   

    B. También los hombres deben razonar acerca de las señales de Jesús y concluir que El vino de Dios (Jn. 3:2; 20:30, 31).

   

    C. En cuanto al nuevo nacimiento, Juan 3:5 no dice explíci­tamente que el nuevo nacimiento incluye el bautismo. Esto no se enseña explícitamente, sino por implicación.

 

    D. Entonces, ¿cómo llegan a creer en las verdades funda­mentales estos modernistas que rechazan la inferencia nece­saria? Tienen que emplear la inferencia necesaria.

 

III. Muchos hermanos liberales dicen que hay autoridad sola­mente en los mandamientos. Pero ¿en cuáles? Se requiere la inferencia necesaria para saber. ¿Debemos construir un arca? ¿ofrecer el hijo? ¿ofrecer animales? ¿no predicar a los gentiles? Hay muchísimos mandamientos. ¿Cuáles son para nosotros? ¿Está el nombre de alguno de estos hermanos en la Biblia?

 

IV. Afirman estos hermanos que para tener unidad necesita­mos una "nueva hermenéutica". Hablan de la mucha división en la iglesia, concluyen que es imposible que todos entiendan la Biblia de la misma manera y creen que ellos pueden resolver el problema. Creen que "el amor" es la única base de la unidad y que la "doctrina" no tiene nada que ver con la unidad.

 

V. Según la "Nueva hermenéutica" la verdad no es absoluta, sino relativa. Estos hermanos han caído en el error de enseñar "la verdad existencial", es decir, que la verdad se basa en la ex­periencia de cada persona. Creen que cuando el texto bíblico tiene efecto sobre una persona (en el contexto de sus experien­cias y necesidades), el resultado es la verdad para él. Obviamente lo que ellos llaman "la verdad" no es la verdad absoluta de las Escrituras, porque será diferente en el caso de cada individuo.

 

VI. Creen que la Biblia es un libro de "cartas de amor", que no son declaraciones autoritarias y no establecen ningún patrón de obediencia. Estos hermanos enfatizan mucho la idea de que la Biblia no es un plano, ni un patrón que seguir, ni un código es­crito, ni una constitución, ni un sistema legal. Dicen que hay mucha diferencia entre una carta de amor y un plano o patrón. Dicen enfáticamente que las Escrituras del Nuevo Testamento no son una ley.

 

VII. Dicen que debemos concentrarnos en formar una relación con Dios, con Cristo y con otros cristianos, y no en los detalles de su palabra. ¡Creen que si estudiamos la palabra de Dios y tratamos de obedecerle, esto nos aleja de Dios y los hermanos! Dicen que lo más importante no es seguir alguna "ley", sino la formación de una relación con Dios, con Cristo y con otros cris­tianos. Preguntamos: ¿es posible formar una relación con Dios, con Cristo y con otros cristianos si no nos interesa la voluntad de Dios expresada en su palabra?

 

VIII. Dicen que debemos seguir el espíritu y no la letra de la palabra de Dios. Desde luego, este punto no es nada nuevo, porque los sectarios lo han predicado por muchos años. Dicen que los oponentes de Pablo en Corinto se equivocaron en su uso de las Escrituras porque no la leyeron para captar su es­píritu sino su legalismo; dicen que no la leyeron para ver la glo­ria de Dios y que la leyeron con el velo puesto sobre sus ojos. Según este concepto erróneo de 2 Cor. 3:6, no hay nada de ley en las Escrituras del Nuevo Testamento, sino que cada persona debe comprender el "espíritu" de la ley y aplicarla según sus propias ideas y emociones. Estos hermanos son como pericos que imitan a los sectarios. Este uso de 2 Cor. 3:6-18 es una re­presentación completamente falsa de lo que Pablo dice. El llama al nuevo pacto "espíritu" y llama al viejo pacto la "letra" que mata, porque la ley de Moisés condenaba sin proveer un salvador.


 

 

IX. Usan mal la enseñanza de Rom. 14.

 

    A. Dicen que Pablo se refiere a cuestiones doctrinales (asuntos de "la fe") cuando en realidad solamente se refiere a los escrúpulos y opiniones que no tenían nada que ver con "la fe". Varios textos hablan de "la fe": Hech. 6:7; Gál. 1:23; 3:25; Judas 3, etc. Esta palabra se refiere al Nuevo Testamento, la ley de Cristo, el evangelio, la voluntad de Dios, la doctrina, la pa­labra, etc.

 

    B. Rom. 14 se refiere a cuestiones de opinión, y no a cues­tiones de "la fe". No hay declaración, ni mandamiento, ni ejem­plo, ni inferencia necesaria que incluyan a tales cosas en "la fe". Este capítulo no se puede aplicar a los asuntos que se incluyen en la fe: los instrumentos de música corrompen el culto (no son autorizados y son condenados por el silencio de las Escrituras); las instituciones iglesia de Cristo no son autorizadas, porque corrompen la organización y obra de la iglesia (como el instru­mento corrompe el culto); segundas nupcias para el fornicario repudiado no es asunto de opinión, sino de adulterio (léase Rom. 14 -- versículo por versículo -- y verá que no se puede aplicar este texto al adulterio). Tales cuestiones no son asuntos de opinión y Rom. 14 no tiene nada que ver ellos.

 

 

Al Estudio Anterior: Estudiar y usar bien la Palabra: Página número 1
Libros Index
Al Siguiente Estudio: Estudiar y usar bien la Palabra: Página número 3