XIII.- El diezmo.

       El diezmo era parte de la ley de Moisés. Lev. 27:30. Cantidades específicas confirmaban la naturaleza legal de ese antiguo pacto. El diezmar era sombra de la perfecta ley de Cristo de contribuir a la obra del Señor con parte de nuestra prosperidad. El diezmar no es parte del nuevo pacto, como tampoco lo es el guardar el sábado, o el quemar incienso, cosas que también eran sombra de la perfecta ley de Cristo.

       La iglesia apóstata de Roma, revivió la práctica de diezmar, y en el tiempo de la Gran Reforma Protestante casi todas la iglesias la aceptaron. Por lo tanto, hay algunas iglesias de éstas que siguen la práctica. Su única autoridad se halla en la ley enclavada en la cruz por Cristo.

       Según Gál. 3:9,10, los que dependen de alguna cosa que fue obra de la ley de Moisés, están bajo maldición. Sí quieren guardar un mandamiento de la ley de Moisés, deben guardar toda la ley (Gál. 5:3).

       El Señor ha especificado respecto a la colecta, y el que va más allá de lo que está escrito (1 Cor. 4:6; 2 Jn. 9), ignora la ley de Cristo.

 

Lo que dicen las Escrituras:

       1. El primer día de cada semana, 1 Cor. 16:1, 2.

       2. Con propósito de corazón, 2 Cor. 9:7.

       3. No con tristeza o por necesidad, 2 Cor. 9:7.

       4. Con alegría, 2 Cor. 9:7.

       5. Con abundancia, liberalidad, 2 Cor. 9:6.

       6. Con sacrificio, Luc. 21:3, 4; 2 Sam. 24:24.

       7. El dar es una bendición, Hech. 20:35.

       8. No robemos a Dios, Mal. 3:8-10.

 

 

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