Mayor en el Reino

Luc 22:24 “Hubo disputa sobre quién de ellos sería el mayor”. ¿Quién será el Primer Ministro, el Vicepresidente? Muchos creen que Pedro era “el mayor”, pero si lo hubiera sido, aquí mismo Jesús lo habría dicho.

¿Es malo querer ser grande en el reino? De ninguna manera. El problema es el concepto erróneo de lo que constituye “grandeza” en el reino. Debemos ser “grandes” en el reino.

Luc 22:25 “Los reyes de los gentiles se enseñorean de ellos; y los que tienen autoridad sobre ellos son llamados bienhechores”. Así es el concepto de la “grandeza” entre los mundanos.

Aun en la iglesia: Escuelas para predicadores les dan diplomas, títulos, se encargan de iglesias, “Junta Directiva” También “ancianos patrocinadores”; exaltados pero no grandes en el reino.

Entre los hombres, el poder de regir sobre otros no implica necesariamente la habilidad de regir a sí mismo. Pero el hombre que pueda exitosamente servir a otros tiene bajo control su propio espíritu.

Luc 22:26 “no así vosotros, sino sea el mayor entre vosotros como el más joven”. Mat 18:3 “si no os convertís y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos”. Dar vuelta (180 grados) para ir a la dirección opuesta.

Ser humildes como niño para aprender la voluntad de Dios, para aceptar faltas y buscar perdón y reconciliación, para perdonar a otros, para confiar en Dios y para servirle fielmente.

La paradoja divina: Mat 18:4, “cualquiera que se humille como este niño, ése es el mayor en el reino de los cielos”; es decir, para exaltarse, debe humillarse. (Mt 16:25, perder la vida para hallarla).

Ejemplos de tal humildad: el centurión, Luc 7:1-10; la mujer pecadora que lavó los pies de Jesús, Luc 7:36-50; la mujer cananea, Mat. 15:21-28; María, cuando ungió a Jesús, Mar. 14:3-9.

“Y el que dirige, como el que sirve”. La grandeza verdadera no está en el mandar, dar órdenes y controlar a otros, sino en servir a otros. Jn. 13:4, como Jesús lavando pies de apóstoles.

Grandes en el reino. Dorcas, Hech 9:39 “Levantándose entonces Pedro, fue con ellos; y cuando llegó, le llevaron a la sala, donde le rodearon todas las viudas, llorando y mostrando las túnicas y los vestidos que Dorcas hacía cuando estaba con ellas”.

Febe, Rom. 16:1, “Os recomiendo además nuestra hermana Febe, la cual es sierva de la iglesia en Cencrea;  2  que la recibáis en el Señor, como es digno de los santos, y que la ayudéis en cualquier cosa en que necesite de vosotros; porque ella ha ayudado a muchos, y a mí mismo”.

Aquila, Priscila, Rom. 16:3, 4 ..

Familia de Estéfanas, 1 Cor. 16:15, “Hermanos, ya sabéis que la familia de Estéfanas es las primicias de Acaya, y que ellos se han dedicado al servicio de los santos.  16  Os ruego que os sujetéis a personas como ellos (que debemos imitarlos) y a todos los que ayudan y trabajan.

Gayo, 3 Jn. 5, “Amado, fielmente te conduces cuando prestas algún servicio a los hermanos, especialmente a los desconocidos,  6  los cuales han dado ante la iglesia testimonio de tu amor; y harás bien en encaminarlos como es digno de su servicio a Dios, para que continúen su viaje”.

Sus nombres están escritos en el libro de la vida, Fil. 2:3, “Asimismo te ruego también a ti, compañero fiel, que ayudes a éstas que combatieron juntamente conmigo en el evangelio, con Clemente también y los demás colaboradores míos, cuyos nombres están en el libro de la vida”.

Hay muchos ministerios: ancianos, diáconos, predicadores (públicamente y por las casas), maestros y maestras, directores de cantos, tesoreros, benevolencia, hospitalidad, etc.

“Pero ¿qué puedo hacer?” ¿Cuántos textos quiere? Mat. 25:35-40; Sant. 1:27, “La religión pura y sin mácula delante de Dios el Padre es esta: Visitar a los huérfanos y a las viudas en sus tribulaciones, y guardarse sin mancha del mundo”

1 Tes. 5:14, “También os rogamos, hermanos, que amonestéis a los ociosos, que alentéis a los de poco ánimo, que sostengáis a los débiles, que seáis pacientes para con todos.”

Gál 6:1, 2 “  Hermanos, si alguno fuere sorprendido en alguna falta, vosotros que sois espirituales, restauradle con espíritu de mansedumbre, considerándote a ti mismo, no sea que tú también seas tentado.  2  Sobrellevad los unos las cargas de los otros, y cumplid así la ley de Cristo”.

Heb 12:12, “Por lo cual, levantad las manos caídas y las rodillas paralizadas; 13  y haced sendas derechas para vuestros pies, para que lo cojo no se salga del camino, sino que sea sanado”.

1 Ped 3:15, “santificad a Dios el Señor en vuestros corazones, y estad siempre preparados para presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros”.

Judas 3 “contendáis ardientemente por la fe que ha sido una vez dada a los santos”.

. ¿Servir o solamente asistir? (Algunos ni eso).

¿Puede visitar, llamar o escribir a los visitantes? ¿Puede escribir a los que predican en otros países? ¿Cuántas de las miles de horas de celular disponibles para el Señor?

¿Puede repartir invitaciones? ¿Puede llegar temprano para recibir a los visitantes y darles una calurosa bienvenida y detenerse después para una despedida apropiada? Esto es servir.

Conclusión: La verdadera grandeza se encuentra en el servicio humilde. Jesús es el ejemplo perfecto. También Pablo, otros apóstoles, muchos santos (como Dorcas, Febe, Stéfanas, Gaio, Epafrodito, Onesíforo) cuyos nombres están escritos en cielo.

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