La Resurrección de Cristo

          El apóstol Pablo dice que Cristo "fue declarado Hijo de Dios con poder, según el Espíritu de santidad, por la resurrección de entre los muertos" (Romanos 1:4); por eso, si Cristo no resucitó, no es el Hijo de Dios. También afirma que "fue entregado por nuestras transgresiones, y resucitado para nuestra justificación"; entonces, si Cristo no resucitó, no hay justificación (salvación) para nadie, y nuestra conversión a Cristo no vale nada. Si Cristo no resucitó, no tiene sentido que el hombre sea convertido a Cristo.

          Por el otro lado, si en realidad Cristo resucitó de los muertos -- y toda la evidencia indica que lo hizo -- entonces conviene que todos lo aceptemos como Señor de señores y Rey de reyes, porque como El resucitó, también nos resucitará a nosotros en el día final (Juan 5:28, 29).

          Es de suma importancia, pues, leer y creer lo que la Escritura dice acerca de la resurrección de Cristo. Primero, es necesario establecer con toda claridad que Jesús en verdad estaba muerto. Algunos de los enemigos de Cristo han dicho que ni siquiera estaba muerto, pero el apóstol Juan era testigo de esto. El dice que los soldados "le vieron ya muerto" y que "uno de los soldados le abrió el costado con una lanza, y al instante salió sangre y agua. Y el que lo vio da testimonio, y su testimonio es verdadero; y él sabe que dice verdad, para que vosotros también creáis" (Juan 19:33-35). El gobernador romano (Pilato) tuvo que confirmar que Jesús estaba muerto antes de soltar el cuerpo para sepultura. Otro detalle importante es que los discípulos de Cristo no se encargaron de la sepultura, sino dos miembros del Sanedrín (José de Arimatea y Nicodemo). ¿Podían equivocarse los hombres eminentes como Pilato, José y Nicodemo? ¿Podían todos estos involucrarse en sepultar a Jesús cuando no estaba muerto?

          Observemos el sepulcro de Jesús: José de Arimatea puso a Jesús "en su sepulcro nuevo" (Mateo 27:60), "en el cual aún no se había puesto a nadie (Lucas 23:53). Estos detalles no se mencionan simplemente para que la narración sea más interesante, sino que cada detalle tiene el propósito de confirmar la resurrección de Jesús. Los judíos acostumbraban sepultar a sus seres queridos en cuevas, pero en las cuevas puede haber túneles (salidas). Si el cuerpo de Jesús se hubiera puesto en una cueva, con más razón los enemigos pudieran haber dicho que los discípulos habían sacado el cuerpo.

          El cuerpo de Jesús fue sepultado en un sepulcro nuevo, en el cual nadie se había puesto, y entonces hicieron "rodar una gran piedra a la entrada del sepulcro", y no solamente esto, sino que también los romanos sellaron la piedra y pusieron guardia (Mateo 27:60-66). Hubiera sido humanamente imposible vencer estos obstáculos, pero al tercer día Cristo resucitó como había dicho.

          "Si Cristo no resucitó, vana es entonces nuestra predicación, vana es también vuestra fe. Y somos hallados falsos testigos de Dios... aún estáis en vuestros pecados... los que durmieron en Cristo perecieron" (1 Corintios 15:14-18). Estas son algunas de las consecuencias tristes si Cristo no resucitó, "Mas ahora Cristo ha resucitado de los muertos; primicias de los que durmieron es hecho" (versículo 20). Jesús dijo, "Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá" (Juan 11:25).

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