"A Causa De Manasés" -  Jer. 15:4

Introducción:

     A. El texto se refiere a la destrucción de Judá (el reino del Sur) y la culpa se atribuye a un solo hombre (el rey Ma­nasés). Desde luego, toda la nación había caído en abominable idolatría. Pero Dios dice, "a causa de Manasés".

     B. El había plantado la bomba que años después destruiría los fundamentos de la nación.

I. Obsérvese La Historia De La Vida De Este Hombre Notable, 2 Crón. 33:1-11.

     A. Llegó al trono a la edad de 12 años. "Pero hizo lo malo ante los ojos de Jehová, conforme a las abominaciones de las naciones..." (v. 2).

     B. Su padre, Ezequías, era rey muy bueno, un gran reformador. Cuando murió,

le honraron en su muerte todo Judá y toda Jerusalén (2 Crón. 32:33).

          1. Pero su hijo, Manasés, no siguió su buen ejemplo. Los hijos de Elí no siguieron el buen ejemplo de su padre, y Dios culpó al padre: "sus hijos han blasfemado a Dios, y él (Elí) no los ha es­torbado" (1 Sam. 3:13). Adonías, hijo del rey David, era hombre perverso también; ¿tenía culpa David? "Y su padre nunca lo había entristecido en todos sus días con decirle: ¿Por qué haces así?" (1 Reyes 1:6).

         2. Los hijos deben ser disciplinados para que no sean rebeldes.

         3. Pero los hijos también son res­ponsables. Deben seguir el buen ejemplo de sus padres. Manasés no lo hizo. Eze­quías era uno de los mejores reyes de Judá. Cuando la nación fue amenazada por Senaquerib, rey de Asiria, la oración de Ezequías era muralla de protección porque Dios le escuchó.

         4. No es cosa pequeña ser hijo de un padre tan fiel y fuerte. Hace aun más inexcusable la conducta infiel del hijo.

     C. La apostasía de Manasés es casi in­creíble:

           1. Introdujo toda forma de idolatría, aun edificó altares paganos y puso una imagen fundida que hizo en la casa de Dios (v. 4,7). Pasó sus hijos por fuego a Moloc como si hubiera sido el más igno­rante, el más supersticioso pagano. Véase Lev. 18:21.

           2. Se entregó totalmente a las prác­ticas ocultas (adivinaciones, encantadores, etc.) lo cual significa que no creía nada en la providencia de Dios. No consultaba a Jehová como hizo su padre, sino con­sultaba a los hechiceros y agoreros. ¡Seña muy clara de la apostasía! ¿Qué estarán pensando hoy en día los hijos de Dios que consultan su horóscopo en lugar de con­sultar a Dios y su Palabra? Ponen su con­fianza en las estrellas en vez de en el Creador de ellas.

          3. Persiguió a los fieles: "derramó Manasés mucha sangre inocente en gran manera, hasta llenar a Jerusalén de ex­tremo a extremo" (2 Reyes 21:16).

     D. "Manasés, pues, hizo extraviarse a Judá" (2 Crón. 33:9; "Manasés los indujo a que hiciesen más mal que las naciones que Jehová destruyó delante de los hijos de Is­rael" (2 Reyes 21:9). El hacer pecar a otros es muy ofensivo y odioso en los ojos de Dios:

            1. Balaam "enseñaba a Balac a poner tropiezo ante los hijos de Israel" (Apoc. 2:14), cosa que desagradó en gran manera a Dios.

            2.         Jeroboam "pecó, y ha hecho pecar a Israel" (1 Reyes 14:16).

            3.         Mat. 18:6 "Y cualquiera que haga tropezar a alguno de estos pequeños

que creen en mí, mejor le fuera que se le col­gase al cuello una piedra de molino de asno, y que se le hundiese en lo profundo del mar".

            4.         Prov. 4:16 "Porque no duermen ellos si no han hecho mal, y pierden el sueño si no han hecho caer a alguno". (Véanse también 1:16; 16:27; 17:11).

II. La Culpa De Manasés Intensificada: Fue Advertido Por Dios.

     A. En primer lugar, era culpable porque toda persona que se rebela contra Dios es culpable. Nunca es justificable la rebelión contra Dios. Dice Pablo en Rom. 1:20,21 que los paganos "no tienen ex­cusa", mucho menos los hijos de Dios.

     B. Su culpa era más severa porque su padre le había dejado un buen ejemplo.

     C. Pero su culpa fue intensificada aun más por las advertencias fuertes que Dios le dio: "Y habló Jehová a Manasés y a su pueblo, mas ellos no escucharon" (2 Crón. 33:10). Desde el principio del mundo, Dios anuncia Sus juicios.

III. Manasés No Escapó, El Castigo llegó.

     A. "Por lo cual Jehová trajo contra ellos los generales del ejército del rey de los asirios, los cuales aprisionaron con grillos a Manasés, y atado con cadenas lo llevaron a Babilonia" (2 Crón 33:11).

     B. Núm. 32:23; Gál. 6:7,8; el pecado tiene su precio, y el tiempo llegará cuando todos tendrán que pagar; la copa de ini­quidad por fin se llena y luego se derrama la ira de Dios (Gén. 15:16).

IV. ¿Puede Un Hombre Como Manasés Arrepentirse?

     A. 2 Crón. 33:12 "Mas luego que fue puesto en angustias, oró a Jehová su Dios, humillado grandemente en la presencia del Dios de sus padres". Sin duda este ver­sículo es uno de los más admirables en la Biblia.

     B. Varios factores contribuyeron a su cambio de corazón. En primer lugar, él

conoció a Dios; era rebelde, no ignorante. La influencia de su padre tuvo su buen impacto sobre él, aunque lo había de­tenido en su rebelión hasta ahora. Las ad­vertencias de Dios siempre resonaban en sus oídos; no eran totalmente ignorados y olvidados. Pero estos factores solos no lo humillaron.

     C. Como el texto dice, "fue puesto en angustias" y entonces se humilló y clamó a Dios. Muchos se han humillado en esta forma. Si la aflicción nos lleva al arrepentimiento, la aflicción es una bendi­ción ("Bueno me es haber sido humillado, para que aprenda tus estatutos", Sal. 119:67,71).

     D. La angustia debe humillar a to­dos, pero no lo hace (Apoc. 9:18-21).

     E. No debemos perder la paciencia con los más rebeldes. Muchos de los hombres más perversos sí pueden arrepentirse. El evangelio es potente (Rom. 1:16). La Palabra de Dios es "como martillo que quebranta la piedra" (Jer. 23:29). Aun los homosexuales pueden arrepentirse (1 Cor. 6:9-11).


V. ¿Puede Dios Perdonar A Un Hombre Como Este?

     A. Antes de contestar dese un repaso sobre todos los hechos de Manasés. Sin

lugar a dudas, este hombre había cometido los pecados más abominables.

     B. Pero todavía podía orar. Los pecados no le habían endurecido total­mente.

     C. "Y habiendo orado a él, fue aten­dido; pues Dios oyó su oración" (v. 13).

     D. Aquí está otro versículo de los más notables y más maravillosos en la Biblia. ¡He aquí lo inmenso de la misericordia de Dios!

     E. Y no solamente le perdonó, sino también lo restauró a su reino.

     F. En esta historia vemos una ilus­tración de la obra del alfarero (Jer. 18).

VI. Pero ¿Qué Tal Su Vida Subsecuente? ¿Se Arrepintió De Veras?

     A. Su conversión fue genuina. Trajo frutos dignos de arrepentimiento (Mat. 3:8). Edificó el muro de la ciudad, quitó los dioses ajenos, y el ídolo de la casa de Jehová, reparó el altar de Jehová, y sacri­ficó sobre él, y mandó a Judá que sirviesen a Jehová Dios de Israel (2 Crón. 33:14-16).

     B. No hay ninguna palabra en el resto de la historia que nos haga dudar de su conversión. El murió fiel.

VII. Entonces, ¿Por Qué Dice Jeremías Que "A Causa De Manasés" Judá Sería

Entregada A Sus Enemigos?

     A. También lo dice 2 Reyes 24:3,4, "Jehová envió contra...Judá tropas...para que la destruyesen...por los pecados de Manasés, y por todo lo que él hizo".

     B. Manasés se arrepintió, pero no pudo deshacer el mal que había hecho. El hizo que la nación cayera en apostasía, pero no pudo sacarla. Es más fácil inducir a la gente a pecar que inducirla a arrepen­tirse. Es más fácil derribar que construir.

     C. Manasés se arrepintió, pero la nación siguió en el camino de la ruina. Aun el hijo de Manasés, Amón, "hizo lo malo ante los ojos de Jehová, como había hecho Manasés su padre...pero nunca se humilló delante de Jehová, como se hu­milló Manasés su padre; antes más bien aumentó el pecado" (2 Crón.

33:21-23).

     D. Así la nación siguió su camino ha­cia la ruina.

     E. Aquí hay una lección de suma importancia: cuando pecamos, si podemos arrepentirnos, Dios nos perdonará. Pero no podemos deshacer el pecado y sus

efectos negativos.

     1. El pecador puede salvar su propia alma, pero no siempre puede rescatar las almas que ha inducido a pecar.

     2. Saulo de Tarso fue convertido, pero no podía convertir a todos los judíos a quienes él mismo fanatizaba en contra de los cristianos.

     3. David se arrepintió, pero no pudo resucitar a Urías o al niño, no pudo deshacer el adulterio. Tampoco pudo evi­tar que la espada siempre estuviera en su casa (2 Sam. 12:10).

     4. Heb. 12:16,17 Fue totalmente imposible que Esaú deshiciera el daño hecho cuando vendió su primogenitura. Fue decisión irrevocable.

     5. Los padres que descuidan la ins­trucción y disciplina de sus hijos pueden obtener el perdón de Dios pero no pueden, por eso, salvar a sus hijos.

          a. Hay familias que asisten a iglesias liberales ("porque no hay iglesia fiel") y aunque ellos, después, se muden a otro lugar donde haya iglesia fiel, para esa fecha sus hijos ya tendrán raíces en el li­beralismo.

         b. Hay parejas que se divorcian y después reconocen que hicieron mal, pero muchas veces el daño hecho a los hijos es irreparable.

         c. Es como el niño que nace ciego debido a la enfermedad venérea de su padre; él puede llorar a chorros, pero no puede darle nuevos ojos al niño.

        d. Si todos los predicadores liberales abandonaran, hoy mismo, su predicación falsa, no podrían rescatar las congrega­ciones donde han trabajado.

        e. Hay millares ahora que sufren las enfermedades horribles contraídas por sus pecados sexuales (tales como "herpes", o peor, “el sida”) que seguramente pueden obtener el perdón de Dios, pero estas son enfermedades incurables. El remedio se halla en 1 Cor. 6:18; 2 Tim. 2:22.

       f. Hay muchas personas que aunque dejen de tomar hoy mismo no recibirán nuevos hígados.

      g. Hay muchas personas que aunque dejen de fumar hoy mismo no recibirán nuevos pulmones.

     h. Hay muchas personas que aunque dejen de comer con exceso hoy mismo no podrán deshacer todo el daño hecho al cuerpo por su obesidad.

Conclusión: Lecciones valiosas que podemos aprender de esta historia:

             1.        Debemos seguir las instrucciones de Dios, nunca ser rebeldes contra El.

   2. Debemos seguir el buen ejemplo de nuestros padres.

             3.        Debemos escuchar siempre cuando Dios nos da advertencias.

             4.        Debemos dejar que las aflicciones nos humillen.

             5.        Debemos llevar frutos dignos de arrepentimiento.

             6.        Debemos recordar siempre que no podemos deshacer el pecado.

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