Clases bíblicas (1)

La necesidad de enseñar la Palabra a los niños

      (Mucho del material en estos estudios sobre las clases bíblicas se encuentra en el libro Una generación que no conocía a Dios -- un manual de entrenamiento para maestros --, por los hermanos Bob y Sandra Waldron, un estudio excelente para los padres y maestros).

Introducción.

      A. Conviene dedicar tiempo al estudio de cómo mejor las clases bíblicas. Todos deben participar en tal estudio: los maestros y maestras, los estudiantes y sus padres, los cuales son los maestros principales.

      B. Debemos agradecer a los hermanos y hermanas que han enseñado, están enseñando y estarán enseñando las clases bíblicas que la iglesia ofrece.

      C. Todos deben participar. Es buen oír las ideas y sugerencias de todos, para  saber qué es lo que debemos hacer para tener un buen programa de clases. Algunos de los temas a tratar serían los siguientes:

          1. Las características del maestro competente. Un estudio de esta clase debe animar a varios miembros a prepararse mejor para enseñar y debe producir el deseo de enseñar. 1 Tim. 3:1, “Si alguno anhela obispado, buena obra desea”. Lo mismo se puede decir de maestros.

          2. La preparación del maestro competente. 2 Tim. 2:2.

          2. Los métodos más efectivos de enseñar. 

          3. Cómo enseñar a los niños de diferentes edades.

          4. Cómo se debe enseñar para que los niños, aun los más pequeños, presten atención al estudio.

          5. Qué materiales debemos conseguir para el uso de los diferentes grupos: literatura, cuadernos, ayudas visuales, etc.

          6. Qué muebles y otros artículos se necesitan para los salones de clase. El lugar y el ambiente de la clase es importante.

          7. Qué problemas han tenido.

          8. Y cualquier otra cosa que quisieran mencionar. Que los niños y jóvenes también hagan sugerencias, trayendo ideas acerca de métodos y materiales que se usan en la escuela.

      D. Debemos trabajar para lograr el propósito de producir en los corazones de los niños la fe en Dios, el amor por Dios, de edificar, de cambiar actitudes, en fin, de ayudarles para que puedan ir al cielo. El medio más efectivo para lograr este propósito es el relato de historias bíblicas que hablan de los grandes héroes de la fe, pues “la fe viene por el oír y el oír por la Palabra de Dios” (Rom. 10:27). Algunos dicen que un cuadro o retrato vale más que mil palabras, pero recuérdese que Dios no ha revelado cuadros y retratos, sino palabras. (Desde luego, las palabras pintan cuadros de toda clase).

      E. Por lo tanto, toda la enseñanza debe relacionarse al tema central de la Biblia: el plan de Dios para la redención del hombre. Toda lección, toda historia bíblica, todo texto memorizado, todo repaso, TODO se puede y se debe adaptarse a ese tema. La Biblia es un libro de 66 libros, pero no hay ningún libro aislado y no hay eventos o historias aislados. No hay personajes aislados. ¡Toda la Biblia fue escrita para revelar el plan de Dios para la redención del hombre! Desde Génesis hasta el Apocalipsis, este es el tema, y toda enseñanza eficaz lo enfatiza.

      F. Las clases bíblicas son importantísimas.

          1. Muchas de las conversiones son de los jóvenes que han estudiado en estas clases. Por lo tanto, debemos trabajar para traer más niños y jóvenes a estas clase para enseñarles el camino de Dios para que ellos también sean salvos y vayan al cielo.

          2. Uno de los propósitos de la iglesia es la edificación, y en las clases bíblicas hay mucha edificación para todos, comenzando con los más pequeños.

I. El descuido de la enseñanza de nuestros hijos lleva a la apostasía.

      A. Jueces 2:7 “Y el pueblo había servido a Jehová todo el tiempo de Josué, y todo el tiempo de los ancianos que sobrevivieron a Josué, los cuales habían visto todas las grandes obras de Jehová, que él había hecho por Israel.  8  Pero murió Josué …Y toda aquella generación también fue reunida a sus padres. Y se levantó después de ellos otra generación que no conocía a Jehová, ni la obra que él había hecho por Israel”.  Véase Oseas 4:6.

      B. Los padres no habían obedecido Deut. 6:6, “Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón;  7  y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes”.

      C. Muchos de los hijos de los cristianos no obedecen al evangelio, o no perseveran en la fe. Desde luego, ellos mismos son responsables delante de Dios, pero los padres deben enseñar a sus hijos “todas las grandes obras de Jehová”, y deben hacerlo desde la niñez (la infancia, brephos, 2 Tim. 3:15). Desde muy chiquitos los niños deben aprender las historias bíblicas que producen la fe en Dios. ¿Qué dice Rom. 10:17?

      D. También la iglesia tiene esta responsabilidad, pues es “columna y apoyo de la verdad” (1 Tim. 3:15).

II. Muy pocos miembros de la iglesia conocen la Biblia como deben conocerla.

      A. ¿Cómo pueden enseñar lo que no saben? Por ejemplo, ¿por qué no puedo enseñar la química o el francés? Porque no puedo enseñar lo que no he aprendido. Los maestros deben conocer su Biblia. Tres dispensaciones. Dos testamentos. Las principales divisiones de la historia bíblica: Creación … Diluvio … Abraham … Egipto … Desierto … Conquista … Jueces … Reino unido … Reino dividido … Judá sola … Cautiverio … Retorno … Intervalo …

      B. ¿Cuál es el conocimiento bíblico de la mayoría de los miembros de la iglesia?

          1. El Nuevo Testamento: Tienen conocimiento general de la vida de Cristo, Hechos, algo de las epístolas, el plan de salvación, el culto, la vida cristiana, y saben que ciertas doctrinas y prácticas son erróneas.

          2. El Antiguo Testamento: Saben algo de algunas historias favoritas: p. ej., las de Noé, Abraham, José, Moisés, Daniel, etc. Muchos pueden explicar “las tres dispensaciones” (la patriarcal, la mosaica, la cristiana). Pueden distinguir entre los dos testamentos.

      C. Pero en realidad ¿hemos aprendido los detalles de todas las grandes obras de Jehová? ¿Las hemos enseñado repetidas veces a nuestros hijos desde su nacimiento, siempre al nivel de su comprensión?

      D. ¿Las hemos enseñado efectivamente, con convicción y entusiasmo, de manera vívida; es decir, para que los personajes bíblicos de veras cobren vida?

      E. ¿Hemos usado ayudas visuales apropiadas para que la enseñanza sea más interesante?

      F. ¿Hemos usado mapas para explicar que estos eventos ocurrieron y que estos personajes vivieron en cierto lugar geográfico, un lugar que aun en la actualidad existe y que se puede visitar?

III. ¿Qué es lo que debemos enseñar en el hogar y aquí en las clases bíblicas de la iglesia?

      A. El conocimiento de Dios, de Cristo y del Espíritu Santo. Hacemos esto hablando de los atributos (cualidades, características) de Dios: que es Eterno, Todopoderoso, Omnisciente, Omnipresente, Perfecto Amor, Perfecta Santidad, Perfectamente Fiel, Perfecto en todos sus pensamientos y caminos.

      B. El primer mandamiento, ¿cuál es? Mat.22:36, “Maestro, ¿cuál es el gran mandamiento en la ley?  37  Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. 38  Este es el primero y grande mandamiento”. Aquí está, pues, la tarea de los padres y de los maestros de las clases bíblicas: enseñar a los niños a amar a Dios con todo su corazón, con toda su alma y con toda su mente. Este es el objetivo de la enseñanza. De esta manera, ellos tendrán el deseo de obedecerle y servirle.

      C. Enseñarles la bondad y la severidad de Dios (Rom. 11:22). Debemos hacerles ver que Dios bendice muy ricamente a los que le obedecen, y que El castiga a los que le desobedecen. Los niños que no aprenden esto no conocen a Dios. Muchas historias bíblicas revelan y enfatizan esta verdad.

      D. Explicar el plan de Dios para la redención del hombre. Toda la enseñanza bíblica debe relacionarse con este tema central de la Biblia. (1) Dios hizo al hombre a su imagen; (2) todos los hombres hemos pecado y el pecado nos aleja de Dios; (3) desde la fundación del mundo Dios tuvo un plan para la redención del hombre y el desarrollo de este plan se puede trazar desde los primeros capítulos de Génesis y hasta el último capítulo del Apocalipsis.

          1. Todo evento, todo personaje, todo mandamiento, toda promesa, toda la Biblia puede explicarse a la luz de ese plan. Por lo tanto, en toda la enseñanza, no dejemos de relacionar la lección con el plan de salvación.

          2. Por ejemplo, al enseñar sobre el arca de Noé, ¿qué enseñamos? ¿Hablamos acerca de los animales, de cuán grande era el arca, cuán alta y cuántos días llovió? Desde luego, es correcto enseñar todo esto, porque está revelado en la Biblia, pero debemos enfatizar que cuando Dios da un mandamiento, El quiere que lo sigamos exactamente. Gén. 6:22, “Y lo hizo Noé; hizo conforme a todo lo que Dios le mandó”. También, la historia de Noé y el diluvio nos enseña que Dios bendice al justo y que castiga al injusto (2 Ped. 2:4-9). Los mandamientos para nosotros son diferentes, pero los niños deben aprender la importancia de obedecer lo que Dios manda a nosotros, como Noé obedeció los mandamientos que Dios le dio a él, y que el resultado de la obediencia es que Dios nos bendice y que el resultado de la desobediencia es que Dios nos castiga.

3. En la historia de José, podemos ilustrar el significado de la exhortación de enseñar la historia bíblica efectivamente, con convicción y con entusiasmo, haciendo que los personajes bíblicos cobren vida. Hablemos del favoritismo que Jacob muestra hacia uno de sus hijos; de la envidia de los hermanos; de su odio cuando le venden como esclavo. Nos afligimos con José cuando emigra a Egipto con los mercaderes. Luego nos alegramos viéndolo elevado a lo más alto en la casa de Potifar, pero nos apenamos de nuevo cuando le vemos calumniado y lanzado a prisión. Observamos mientras él permanece fiel a Dios, y nos regocijamos cuando Dios finalmente lo lleva al poder en Egipto. Respiramos entrecortados mientras aquellos mismos hermanos que le vendieron unos veinte años atrás, ahora vienen ante José sin saber quién es él y se inclinan a sus pies rogando por alimento. Nuestras mentes se agitan con José cuando él les reconoce y sabe que debe investigar qué tipo de hombres son ahora. Nos angustiamos mientras él prueba a sus hermanos. Vemos cómo sus asustados hermanos regresan con Benjamín, el más joven de los hermanos y cuando José reconoce a su amado hermano, con prisa nos retiramos del cuarto con él a llorar. Observamos como él continúa la prueba hasta que sus hermanos le demuestren que ya no son el tipo de hombres que venderían a un hermano. Le escuchamos decir: "Yo soy José ... ¿Vive mi padre aún?” Contemplamos las expresiones de asombro y agitación en las caras de sus hermanos y vemos como le escuchan decirles, ''No se culpen ustedes. Dios me envió adelante para cuidarles durante esta hambre. Traigan sus esposas y niños a Egipto para que yo pueda cuidarles". Es una historia muy interesante, pero mucho depende de la persona que esté contándola. Si la maestra relata esta hermosa historia de manera indiferente y aburrida, ¿qué pensará el niño? El objetivo de la maestra es que los niños salgan de la clase pensando, “yo quiero ser como José”, y si es así, querrán obedecer a Dios.

4 Sin lugar a dudas, la historia bíblica es la mejor manera de hacer que las verdades bíblicas vivan en el corazón de los niños. ¿Por qué están aburridos los niños durante el sermón? No los entienden, pero sí entienden las historias bíblicas. Todas las historias bíblicas pueden contarse a los niños según su nivel de comprensión. En el caso de los más pequeños, relaten en lenguaje muy sencillo y con mucha repetición los puntos principales.

      E. Recuerde siempre que nuestro propósito en toda la enseñanza es guiar y dirigir y ayudar a nuestros hijos a ser salvos e ir al cielo. ¡Nunca olvidemos este propósito! Aun en la clase para los más pequeños, ese es nuestro propósito. Al pensar en eso vemos la solemnidad del trabajo de enseñar la Palabra de Dios.

      F. Debemos enseñar a nuestros hijos cómo Dios siempre ha tratado con la humanidad desde el principio.

      G. Debemos enseñar a nuestros hijos que Dios siempre cumple lo que dice. Esto se ve claramente en todas las historias bíblicas que contamos a nuestros hijos. Este punto se debe enfatizar mucho al contar la historia del diluvio, la destrucción de Sodoma y Gomorra, la conquista de la tierra de Canaán, y la venida de Cristo. Esto es muy importante, para que los niños crean en la segunda venida de Cristo, el juicio, el cielo y el infierno. Mat. 24:35.

IV. ¿Debemos enseñar la Biblia como si fuera un catecismo?

      A. “Catecismo. Libro que contiene la explicación de la doctrina cristiana, en forma de preguntas y respuestas” (Larousse).

      B. ¿Es bueno este sistema? ¿Cuál es la ventaja del catecismo? Desde luego, el niño tiene que aprender la doctrina para responder las preguntas; por eso, es un método efectivo.

      C. Pero ¿cuál es la desventaja de este método? No se enfatiza la comprensión.

          1. Aunque no tenemos catecismo oficial en la iglesia de Cristo, hay peligro de que se utilice este método de enseñanza. Para evitar este peligro, los niños deben participar en el estudio. Todos los niños deben pensar, razonar, preguntar y comentar.

          2. Es indispensable que aun los más pequeños niños piensen y razonen y no sólo memorizar respuestas.

Conclusión: Al enseñar a los niños, en casa o aquí en las clases bíblicas, siempre diga: ¡quiero enseñarles bien para que vayan al cielo!

Al Estudio Anterior: Asistencia
Sermones Index
Al Siguiente Estudio: Clases bíblicas (2)